Justo cuando pronuncias las palabras "tu propia sombra" escuchas un fuerte sonido, y una puerta que hasta ahora permanecía invisible se abre ante tus ojos.
- Tu respuesta es... correcta. - Una voz grave resuena a tu alrededor
Al traspasarla todo se vuelve brillante, hasta el punto de que el blanco que te rodea hace que tus ojos duelan. Cuando los abres de nuevo compruebas que el brillo ha desaparecido y conforme tus ojos se van acostumbrando al lugar en el que te encuentras vas viendo que se trata de una austera habitación. ¿Como has llegado allí? Las paredes que te rodean son lisas. Pintadas de un gris anodino. No hay ventanas y la única forma de salir parece ser una puerta.
Cuando te acercas giras el pomo... pero nada ocurre. No hay duda que está cerrada. Te das la vuelta y miras de nuevo la habitación. En una de las paredes hay una especie de armario, sin tiradores, sin que parezca que haya forma de abrirlo. Al otro lado un armario bajo, y sobre él tres bidones de diez, cinco y seis litros. El de diez litros está lleno de agua, el de cinco solamente tiene un litro y finalmente el de seis está completamente vacío.
Cuando abres el armario bajo solamente hay un peso electrónico. En su panel digital se puede ver que aparece el número "-8".
Miro las botellas y el peso con detenimiento. Me pregunto si habrá que pesar los bidones antes vacíos, para sumar también su peso. Me debato entre eso y la idea de que sólo haya una oportunidad para poner el peso correcto...
Al final opto por esta opción, así que me pongo a calcular.
Primero lleno el de 5 entero con el de 10, en el cual me quedan 6 litros, al haber podido pasar sólo 4 al otro.
Entonces vuelco el de 5 en el de 6.
Vuelvo a volcar el de 10, en el que ahora sólo quedan 6, en el de 5, por lo tanto en el de 10 me queda 1 litro.
Vuelco el de 5 en el de 6 que tiene 5, sólo cabe 1, así que me quedan 4 en el de 5.
Vuelco el de 6 en el de 10 que tenía 1 litro y éste ahora tiene 7.
Paso los 4 litros del de 5 al de 6.
Vuelco el que tiene 7 en el de 5, por lo tanto en el de 10, me quedan 2.
Con el de 5, terminó de llenar el de 6, así que ahora el de 10 tiene 2 litros, el de 5 tiene 3 y el de 6 está lleno.
Por último, vuelco el de 6 en el de 10 que tenía 2 y tengo 8 litros.
Inspiro hondo y coloco el bidón con 8 litros en el peso...
Cuando colocas el bidón de diez litros sobre el peso, puedes ver como donde antes aparecía un -8, ahora aparece un 0. Un clic llama tu atención a tu espalda. El armario que no parecía poder abrirse ahora muestra una rendija y una puerta ligeramente abierta. Al abrirla puedes ver que hay dos pantallas a la altura de tus ojos. Justo debajo de las pantallas se mueve un trozo de madera, mostrando una llave dentro de una caja de metacrilato anclada al mismo mueble.
En ese mismo instante aparece una silueta en cada pantalla. Una de ellas es negra sobre un fondo blanco, la otra es blanca sobre un fondo negro. Un altavoz camuflado en alguna parte del armario comienza a emitir:
- Uno de nosotros abre la caja de la llave que te sacará de esta habitación. El otro activa un sistema que comienza a sacar gas venenoso hasta tu muerte-
En las dos pantallas aparece un botón con el texto "Abre la caja".
- Tan solo nos puedes hacer una pregunta a uno de nosotros. Piénsala bien, porque uno de nosotros siempre dice la verdad, pero el otro siempre miente. -
En ese instante aparece debajo de cada pantalla una consola con un teclado...
No me lo pienso dos veces. Escribo bajo la pantalla de la silueta negra:
"¿Me diría la silueta blanca que tú, silueta negra, eres la que me abrirá la caja para coger la llave?".
Respondan lo que respondan, hago lo contrario a lo que me haya dicho.
Cuando terminas de escribir la pregunta, se desbloquea la pequeña caja que contiene la llave. Al cogerla notas que su tacto es suave. Su tamaño es considerablemente superior al de una llave normal, al igual que su peso. Cuando la metes en la cerradura de la puerta encaja a la perfección, y acompañado del giro escuchas una serie de mecanismos. Finalmente la puerta se abre lentamente.
El otro lado está oscuro, frío y húmedo. Tan solo unas antorchas iluminan pobremente lo que parece un estrecho pasadizo cavado en la piedra. Miras hacia atrás, no hay nada que hacer allí, así que decides seguir hacia el único camino que tienes. Hacia delante.
Conforme andas pierdes la referencia lumínica de la habitación de la que venías. Las antorchas siguen encendidas e iluminando el camino. No tardas en escuchar un sonido a lo lejos. Al principio no lo reconoces pero no tardas en identificar lo que parece una cascada. Unos minutos más tarde llegas al final del túnel. Te ha conducido hasta una amplia bóveda. Al igual que la sala anterior no tiene salida, aunque lo que mas llama tu atención es el enorme tablero de ajedrez que hay en el medio de la sala, rodeado completamente por agua.