Partida Rol por web

La quema de Barrientos

Una historia en mitad de la Península - Escena de juego

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24/12/2022, 11:32
Director

Año de 1434.

Nos encontramos en la villa de Madrid, nombre derivado de Mayrit, en su época musulmana. En esos momentos Su Majestad Juan II de Castilla gobierna en la Corona.

Por tu parte, estás en la villa desde hace pocas semanas, lugar al que tus pasos han llegado por ciertas razones. Una de ellas es ampliar horizontes como médico, y otra es la cercanía a un hermano tuyo, Xelasio, quien desde muy joven acudió al Reino castellano para hacerse uno en la fe y formarse en su carrera de sacerdote (cosa que ha hecho satisfactoriamente). Ahora es párroco de una de las iglesias de la ciudad, la de San Pedro, siutada en el centro de la villa).

Una mañana, Xelasio, enterado de tu visita, acudió al lugar donde te hospedabas (un caserón para viajeros que había sido un antiguo hospital de enfermos, en la Plaza de la Paja, muy cerca de la Iglesia donde oficiaba tu hermano). Allí os saludásteis y éste parecía emocionado.

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24/12/2022, 11:44
Xelasio Medeiros

Hermana mía... ¿cuánto tiempo ha pasado? -Xelasio era dos años más pequeño que tú, contaba con veinticuatro-. Ahora soy sacerdote y vos sois lo que siempre quisiste ser... ¿aún seguís curando a la gente? Me alegro de verte, ¿cómo ha sido tu viaje hasta la ciudad?

Notas de juego

Estáis en tu casa de hospedaje.

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26/12/2022, 00:52
Estrela Medeiros

El viaje desde Portugal había sido pesaroso. Pero, por suerte, en las semanas que llevaba en Madrid, había descansado. Algo. Porque aquella villa era un sinfín de cuestas mal empredadas o peor, enlodazadas. Menos mal que no necesito entretenimiento distinto a mis artes. En el repaso de la sabiduría de mi padre pierdo la noción del tiempo.

Pero hoy es un día distinto. Hoy me reencuentro con Xelasio, ¡por fin! ¿Estará muy cambiado?

¡Y tanto que sí! Cuando le tengo frente a frente, vestido así como cura o fraile, me reprimo hasta de abrazarle. Mi hermano pequeño, que siempre me pareció un niño, es ahora hombre.

¡Hermano mío! ¡Cinco años ya! Yo era mucho más joven de lo que tú eres ahora cuando marchaste... pero sí, cada año he aprendido más de padre, y ahora no necesito más de su tutela. Está mayor ya, mas sano, pero el testigo lo ha pasado a mí. Está orgulloso de nosotros. Y madre también. Sobretodo de tí. Le digo sin envidia, es verdad que madre está muy orgullosa de tener un hijo al servicio de Cristo y el Papa de Roma. El viaje hasta aquí... largo, fatigoso, sucio... habiendo barcos, ¿por qué una ciudad en mitad de la tierra? No va a llegar a nada. Negué con la cabeza. Sabía, por ser curiosa y erudita, que las grandes ciudades de Europa, África y Asia estaban en costas o ríos.

Pero bueno... ¡sácame a pasear por esta tu villa! ¡Y háblame de tu vida en ella! Seguro que así la veo con otros ojos... Prendí del brazo a mi hermano, eso no lo pude reprimir.

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26/12/2022, 09:05
Xelasio Medeiros

Tu hermano se ruborizó un poco cuando le comentaste lo de vuestra madre, y se alegró cuando oyó hablarte de vuestro padre. A Xelasio le pareció bien la idea de pasear un poco por la villa.

No me extraña -referente al viaje, una vez fuera del caserón-. Mucho has debido andar desde Portugal hasta este lugar, y aún más con éstas lluvias... -efectivamente las calles estaban enlodazadas; las viviendas con las fachadas marcadas por el agua y la suciedad que les caía de los tejados y las hojas de los árboles caídas por doquier*.

La población no está contenta, el hambre se apodera de todos y es la fe el único camino que alberga esperanza en sus corazones -continuó, mientras estábais en la plaza de la Paja. Aquel lugar descendía hacia el barranco formado por un arroyo cercano, llamado de San Pedro. Estaba clara la importancia comercial de aquel barrio en la villa, pues era notable la venta de paja que se entregaba como diezmo a la parroquia de San Andrés. Veías a diferentes personas y culturas, mezcladas con hombres y mujeres de aspecto noble (que en esta villa era mucho de darse a conocer tal condición). Adinerados o no, todos compartían espacio con familias musulmanas o judías.

 

Notas de juego

*Entre 1434 y 1435: fuertes lluvias en Madrid. Las riadas destrozan casas y cosechas. El rey y la corte abandonan la villa. Después llega el hambre y la peste que dura hasta 1438. Muere gran parte de la población de Madrid.

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26/12/2022, 09:05
Odón

¡Mi señora! -gritó una voz- ¡Mi señora!

Enseguida se acercó un muchacho hacia donde estábais paseando, en medio de la plaza. Xelasio se sorprendió al verlo porque no lo conocía. No así tú, quien sabías perfectamente quién era. Llevaba una cesta con algunos alimentos.

Mi señora, sólo había algunos pocos fiambres, y poca fruta -te dijo-. No he podido traer todo lo que vos pidió -Era Odón, muchacho plasentino, de familiar humilde pero servicial, quien te había acompañado en mitad del viaje hasta Mayrit-. Fue en Plasencia, hacía ya casi un mes, que habías parado en tu marcha hacia el reino castellano, y tal que allí, en compensación por atender a un matrimonio con problemas de salud, que el joven hijo que tenían (aunque ya era crecido, pues tenía la edad de 17), partió contigo el resto del viaje que te quedaba por hacer

Húbote de salir un siervo de la nada, y el chico era servicial y listo. También tenía buen fondo.

Pero ha de tener cuidado en esta ciudad, hay muchas gentes y todas miran a los forasteros... y a los no forasteros... -añadió-.

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26/12/2022, 09:07
Xelasio Medeiros

Tiene razón el joven -añadió Xelasio-. Cada vez este lugar está peor, cada vez hay menos gente y la hambruna nos llega hasta los tobillos... -entonces le presentaste a tu hermano a Otón, y los tres continuásteis el paseo por el barrio-. Caminásteis hasta la puerta de Moros, más allá de la Iglesia de San Andrés (aún cerca de tu casa temporal), la cual estaba a los pies de una explanada que facilita el transito de viandantes y carruajes.

Ahora que estás aquí, hermana mía, y sabiendo vuestra condición y oficio, quiero aprovechar para pedirte algo -te dijo en cierto momento Xelaxio-. Delante de vosotros había un gran lodazal mezclado de excrementos y orines de caballo-. En el día de mañana me han llamado a acudir al monasterio de Santo Domingo. Está en la otra punta de la ciudad. El obispo de Cuenca, Lope de Barrientos, precisa de gentes que conozcan las letras, gente instruida, para un asunto. ¿Queréis que venga a por vos para ser mi acompañante? -te preguntó-. Vuestro muchacho, si quieres, puede acudir también.

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26/12/2022, 22:05
Estrela Medeiros

Qué gusto escuchar a mi hermano. Siempre tan juicioso y preocupado por los demás. Eso padre nos lo había inculcado a los dos, aunque Xelasio y él discutieran a menudo... ¡Cómo le había echado de menos a mi pequeño!

Tras presentarle a mi siervo y acompañante, el agradecido y diligente Otón, continuamos el paseo por la villa. Bien cierto es que el hambre y la lluvia están causando estragos... y eso que estamos intramuros. No quiero imaginar cómo vive la plebe extramuros. Algo ví al llegar a Madrid cruzando el Manzanares y subiendo por la Puerta de Toledo. Pobres gentes. Plasencia es mejor villa, Otón. Y Lisboa, iremos tras Madrid, si Dios quiere. Me santiguo, no era de recibo nombrar a Dios en vano. Y menos delante de un cura, aunque fuese mi hermano. Y menos aún en público, pues nunca se sabe quién escucha la conversación ajena.

Por supuesto hermano, cuenta conmigo para atenderte en lo que precises, y más si es para favorecerte ante un obispo.

Vuelvo mi mirada a Otón. Dispón todo para mañana en la mañana, baño incluido. Acaba hoy sí o sí las compras y los recados. No te mezcles con oriundos ni foráneos. Y termina de remedar la casaca que te regalé anteayer, la ocasión ha llegado. Te llevo a los círculos de la Corte. Ya no estamos en los caminos. Son órdenes, y avisos, pero se los doy con una sonrisa en los labios. No es una reprimenda. Pero es importante.

Hermano, ¿qué más me puedes contar del asunto del obispo? 

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27/12/2022, 10:35
Odón

Por supuesto mi señora -y Odón salió corriendo hacia la casona donde os hospedábais, haciendo una reverencia a tu hermano Xelasio antes de desaparecer-.

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27/12/2022, 10:49
Xelasio Medeiros

Buen muchacho os habéis adjuntado, me alegro por vos -te dijo Xelasio-. Pues, Su Ilustrísima don Lope de Barrientos... -comenzó a decir, respondiendo a tu pregunta- ha sido nombrado confesor del rey don Juan este mismo año... Y el monarca, según me ha dicho Su Ilustrísima -¿tendría tu hermano contactos con el obispo de Cuenca?- se ha interesado por la biblioteca del conde de Villena, quien murió en el convento de San Francisco, donde temporalmente moraba, muy cerca de donde estamos. La gota se lo llevó. Su Ilustrísima busca algo en tal colección, está claro, mas no se el qué.

Notas de juego

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27/12/2022, 11:15
Estrela Medeiros

Es buen muchacho, sí. Y siente que tiene una deuda que saldar conmigo por salvar la vida de sus padres. Asiento al comentario de mi hermano. Es dispuesto como un galgo, y laborioso como un buey.

Los nombres e historias que Xelasio me narra me suenan mucho, mas no termino de saber qué es qué ni quién es quién. Me noto la mente algo nublada, como el día de hoy. Qué no llueve ni escampa. Hermano... ¿tan bien relacionado estás, que te reúnes con asiduidad con obispos y cortesanos? Bajando la voz a un susurro, añado: ¿Saben acaso los castellanos que eres portugués? ¿Y que padre es... cristiano nuevo, como dicen aquí? ¿Debo pasarme por gallega mañana?

- Tiradas (1)
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27/12/2022, 14:18
Xelasio Medeiros

¿Acaso en Portugal, hermana mía, no se profesa la fe verdadera? -preguntó retoricamente, en respuesta a tus preguntas-. Cuando llegué aquí la fe no estaba muy impuesta, al menos en el corazón de sus gentes. Don Lope, su Ilustrísima, quien tiene brazos y ramas desde Cuenca hasta esta ciudad, hubo de ver en mí la fe y me colocó en una de varias parroquias de esta villa. Agradecido soy, y por ello trabajo bajo la tutela suya y de Dios. Y eso importa más que el reino, amén de ser judío o moro, claro, cosa que ni tu ni yo somos -decía tu hermano, sin reparar en vuestra parentela-. Mañana no habréis de pasaros más que de lo que sois. Su Ilustrísima tiene la mente abierta, que con razón el suyo ejército que ostenta, pues así lo es, está colmado de soldados portugueses, cristianos y conversos. Don Lope gustará de veros tan instruida que sois, como siempre, por eso no debéis preocuparos. 

¡¡DONNNNG!! ¡¡DONNNNG!! ¡¡DONNNNG!!

Tocaron entonces las campanas de una de las iglesias de San Andrés, y tal que así culminaron las preguntas en aquel paseo, y las charlas, pues Xelasio te comunicó que debía irse a hacer sus oficios y, como todo el mundo, a llenar el estómago (pues daban ya las horas pasadas del mediodía).

Mañana vendré a por vos y ese vuestros siervo en carruaje, pues el obispo nos espera en el convento de Santo Domingo, en el arrabal de San Martín, que está en la otra punta de la villa -explicó-. Con Dios, hermana mía, descansad.

Y así se marchó tu hermano Xelasio, con el encargo de venir a recogerte al día siguiente a media mañana.

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27/12/2022, 14:19
Odón

* * *

Horas después, casi durante la noche.

Señora Estrela... -Odón estaba masticando un pedazo de pan untado en aceite, junto al fuego de la chimenea de vuestra casa. Estábais cenando-. Hoy, cuando me acerqué a la puerta de Santa María, había unos hombres allí, alguaciles de esta ciudad, como los hay en Plasencia. Hablaban con alguien a voces y cualesquiera pudo entenderles si pasaba por allí, como yo. Hablaban de una pila de libros que iba al convento de Domingo -de Santo Domingo, quería decir-. ¿No es allí donde vamos a ir mañana? -en realidad ya le habías contado el plan del día siguiente, para que estuviera alerta-. Se preguntaban si el rey también iría a ese convento... ¿I... Iremos a ver al rey? -abrió los ojos preguntado aquello-.

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28/12/2022, 01:30
Estrela Medeiros

Despedime de mi hermano sin ganas... ¡llevaba tanto sin verle! ¡Se me había hecho muy breve el paseo! Pero él tenía sus quehaceres, y mañana iba a ser un día extraño. Sus palabras me tranquilizaron. Debía ser yo misma. Bueno, la "yo misma" que debía ser antes hombres de alta alcurnia para que no me lanzasen a una hoguera por bruja.

Ya más tarde, en la cena, Odón me cuenta nuevas y chismes que me distraen de mi reencuentro con Xelasio. No puedo evitar no reirme con sus ocurrencias. ¿El rey? ¡Jijiji! ¿Cómo va a estar mi hermano juntándose con el monarca? ¿Te parece poco que se codeé con un obispo o qué?  Sonrío al rapaz, que imaginación. No, no creo no... son habladurías, sin duda. Sólo lo de los libros me parece que tiene más veracidad... más verdad... Corrijo, pues Odón no siempre me entiende entre mi lenguaje estudioso y mis galleguismos. Cuéntame más de lo que has oído, Odón, me divierte. Añado, tendiéndole un cacho de queso y otro de fruta para que acompañe el medrugo de pan. No es hambre lo que yo paso, y tampoco debería él.

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28/12/2022, 21:35
Odón

Aquel muchacho no sabía donde podían estar los límites más allá de la villa de Plasencia, asi que fantaseaba con codearse con grandes estamentos en aquel convento en el que estábais citados.

Nada más he escuchado, señora Estrela -respondió tu siervo-, pues vine rápido al vuestro lado, como vos me pidió. Y tal que así, tomando éste el queso y la fruta entre sus manos, sentíe el joven Odón que había dado con una buena mentora o señora como vos, según se viera.

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28/12/2022, 21:36
Xelasio Medeiros

* * *

La noche pasó tranquila, y dormísteis bien. Ningún ruido procedente del exterior habíais escuchado, ni jaleos o cosas parecidas. Al día siguiente, antes de la hora estipulada, ambos ya habíais desayuno lo suficiente, y os habíais vestido lo más adecuadamente posible. Por la ventana del balcón de vuestro hogar temporal podíais ver un carruaje que se detuvo en mitad de la calle, delante de la puerta del edificio. A los pocos minutos no tardó en vocear Xelasio desde abajo.

Cuando hubísteis de bajar, estaba tu hermano subido a una carreta tirada por dos caballos, junto a un conductor subido a un pescante. La gente que caminaba por la plaza miraba la disposición que se había formado para vosotros.

Buen día, Estrela -te dijo Xelasio al verte-. Vayamos ya, que el obispo nos espera. Es muy madrugador, y ya está en el convento de Santo Domingo.

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28/12/2022, 21:37
Director

* * *

Subidos en la carreta, recorrísteis pues la villa de Mayrit, sorteando el arroyo de San pedro, llegando a la Calle Real y pasando (sin cruzar por ella), junto a la puerta de Santa María (que daba entrada a su arrabal). Minutos después estábais junto al alcázar real, al sur de la villa. Después atravesásteis la conocida puerta de Valnadú, al oeste, la cual presentaba un puente que permitía salvar el desnivel del barranco de las Hontanillas, formado por el arroyo del Arenal. Justo a la salida de esta puerta pudísteis ver que había varias zonas de huertas y atalayas defensivas.

Además, comprobásteis que el monasterio de Santo Domingo hallásabe conectado con esta conocida puerta.  

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28/12/2022, 21:37
Odón

Mirad, señora, ya estamos cerca... -decía Odón-. El muchacho pudo ver que el convento tenía una modesta iglesia, y otras construcciones que no debían sino ser claustros, alguna sala capitular, algún refectorio y otras estancias de...

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28/12/2022, 21:37
Xelasio Medeiros

...las religiosas -añadió tu hermano Xelasio-. En este convento habita la comunidad dominica de mujeres religiosas de esta villa. Una vez os acercábais al recinto, pudísteis ver, también, que alrededor del edificio principal había otras construcciones dedicadas a las diferentes labores que se realizaban por las religiosas. Casas de labranza, cuadras, almacenes, cilla, telares, hornos, scriptorium, biblioteca, etc. Todo el complejo monástico, además, estaba rodeado por una tapia que impedía lasalida y acceso al recinto salvo por la puerta principal. Justo en ese momento el carruaje, con vosotros sobre él, atravesó dicha puerta.

Instantes después, llegásteis hasta un pequeño patio amplio, donde bajásteis de las carretas y pronto la abadesa del convento, que respondía al nombre de Constanza, os recibió. Xelasio la miraba demasiado, profesando gran respeto a priori. Esta os pidió que la siguiérais por el bello claustro del monasterio.

Constanza de Castilla, abadesa de esta congregación -te dijo en bajito, sin dejar de andar, muy pegado a tu oído-. Lo cierto es que te costaba creer que una abadesa llevara criados detrás de ella, y no llevaba el hábito común de las religiosas dominicas del lugar-. Como ves, tener familia real conlleva tener algunos privilegios -te informó en bajo tu hermano-. Por su parte, Odón miraba el precioso claustro que cruzábais.

Notas de juego

Estáis en el monsaterio de Santo Domingo el Real. Con tu siguiente poste, haz una tirada con 1d100 de Descubrir (o PER)

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29/12/2022, 00:37
Estrela Medeiros

Un agradable paseo por Mayrit. Siempre es mejor ir en carreta que a pie. Y más en una villa llena de cuestas como ésta, ¡qué mal pensada! ¡Una mala copia de Toledo!

Pero no me gusta llamar tanto la atención. Por ello, le susurro a mi criado: Otón, a nuestro regreso, entérate de qué comenta la calle sobre nuestro vehículo... no vayamos a atraer a malhechores contra nosotros.

El convento de Santo Domingo es bello. De muy buena factura. Impresiona. Fui a comentárselo a la abadesa, pero el comentario de mi hermano me frena. ¿Es de la realeza? No me lo esperaba. Con un gesto de la cabeza agradezco la confidencia de Xelasio , y con una mano mando guardar silencio a Otón. Que no llame la atención. No podemos dirigirnos a ella si ella no se dirige a nosotros primero.

Me fijo en cada detalle de ella y su servicio, así como del convento. Aquí hay algo más de lo que todo aparenta ser.

- Tiradas (1)
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30/12/2022, 12:04
Director

Mientras caminábais por el claustro, viste una pila de libros sobre una carreta, en el otro extremo del lugar, detrás de las últimas columnas. Aquello no parecía ser forma de tratar unos libros, al menos en un lugar donde, tal vez, podrían tenerles cierta estima. Viste también personal con libreas, criados o siervos, llevando en carretas maderos perfectamente cortados; también tablillas de madera, y alguna que otra antorcha. También viste a un hombre canoso, con barba larga y también cana. Sin embargo, lo viste un instante, pues en un abrir y cerrar de ojos despareció (tal vez por algún acceso o puerta). Todo extraño para un convento, aunque ya se sabía que en aquellos días todo podía ser extraño.

Tras ello, os internásteis en el edificio del convento, y tras cruzar una puerta y una sala pequeña (una especie de zaguán pequeño y diáfano), entrásteis en el scriptorium. Aquel lugar no era sino una habitación para copistas, con escritorios y sillas independientes unos de otros, donde los copistas podían hacer el suyo oficio con tranquilidad. Aquella gran sala tenía tres ventanales incrustado en muros arqueados que daban al claustro, por donde entraba felizmente la luz a bocanadas, y ante vosotros se os presentó una gran estantería. Jamás habías visto tantos libros juntos.

 

En el otro extremo, junto a una mesa llena de libros a modo de pequeña montaña, había tres hombres. Uno de ellos parecía principal y los otros dos como asistentes. Los tres vestían casacas oscuras, con algún que otro bordado en oro. El que parecía el amo de los tres no era sino el obispo Lope de Barrientos: ojos azules, cara gruesa y pelo rizado. Su hábito de clérigo, morado en estas fechas, era el oficial y tenía un gran anillo de obispo en uno de los dedos de su mano.

Notas de juego

Lo que está en cursiva es lo descubierto por la tirada. Normalmente lo suelo poner en privado a cada jugador, pero dado que sólo estás tú, lo pongo así.