Partida Rol por web

La ruina del Hombre

La flor de la luz (Nactas, 2 de Numa del año 471 d.T.)

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05/07/2007, 17:57

Meridiar tuvo que desnudarse de cintura para arriba. Tras él supuso que más de una mirada analizaría con interés lo que él dejaba ver.

Un sirviente eligió con ojo experto una armadura de su talla. Con destreza y cierta brusquedad, ayudó a poner el gamesón y la camisa de mallas, ajustó los correajes de los hombros, brazos y guanteletes de la armadura, así como el peto, negro como la túnica que había dejado, y finalmente le dio un yelmo sobrio, abierto en la cara con protección para la nariz. Entonces saludó al señor Gareth y a los demás y se retiró.

Gareth observaba con ojo neutro. En la mano llevaba una espada con el filo matado, y de punta roma. En su izquierda, un escudo sin blasón. Empezó a moverse como un gato, un gato muy grande e igual de ágil.

- Espero que me permitáis elegir arma. Hoy no he querido entretener demasiado a la servidumbre llevando y trayendo de todo. Esto debería bastar. Además, se trata en realidad de un simple charla. En guardia, por favor.

El donner adoptó postura de combate, comenzando a moverse con pasos laterales y cortos. Flexionó las rodillas y se mantuvo bastante erguido, sólo quizá un poco hacia delante, con el escudo en alto y la espada en guardia. Mientras se acercaba, con el casco puesto, comenzó a hablar. Su voz parecía ligeramente distorsionada...y a Meridiar aún más, ya que además del casco del donner, él mismo también tenía las orejas ocultas por el metal.

- Sé que vuestro padre heredó unas tierras extensas. Un premio por su fidelidad, pero un premio algo molesto. Son muchas tierras y algunas de ellas dan más problemas que alegrías. De hecho, aunque por una franja estrecha, podría decirse que vuestro padre es responsable de la linde norte de mismo Enygaâr, junto a las primeras colinas...y eso no siempre es algo de agradecer, desde luego.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d10+2
Motivo: Iniciativa Gareth
Resultado: 7+2=9

Notas de juego

Bien, puedes ir hablando mientras tiras reflejos.

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05/07/2007, 18:49
Meridiar de Loorgyll

La tensión del jóven se hacía más sensible a medida que era inminente el comienzo del ejercicio. Sentía como toda la sangre de su cuerpo se había ido a la cabeza donde sentía palpitar la habitación. A su vez tenía que abrir y cerrar las manos con fuerza para ser capaz de sentirlas. Parecía evidente hasta para un ojo no entrenado que no disfrutaba en absoluto con la situación. El rechazo a batirse parecía encontrarse más allá de los límites de aquel salón, seguramente más allá de los límites de aquella región. Por otro lado, tan evidente era esto como la buena disposición y la actitud educadamente resignada del mismo. No hubo un pero ni una disculpa. Se vistió y empuñó la espada.

Antes de disponerse a iniciar el ejercicio, con el casco puesto no pudo evitar una fugaz mirada hacia las mujeres que les habían acompañado. Todavía se preguntaba cómo había llegado a verse envuelto en tal situación.

La guardia de Meridiar era clásica, formal, la dispuso con gracia y hacía evidente que había recibido formación marcial como cabría esperarse de cualquier noble de su posición. Se movía manteniéndose a distancia del Donner esquivo y atento, como una serpiente.

Recibió las palabras de Gareth como si de una estocada más se hubiese tratado. Comenzó a moverse en círculo tratando de evitar que se le acercase.

- Mi padre nunca lo percibió como un pago a su fidelidad sino como un acto de generosidad por parte de nuestro rey. Mi familia nunca dejará de estar agradecida por ello. El regalo no son las tierras, mi señor. El regalo es haber sido considerados dignos para mantenerlas - como su guardia, sus palabras estaban contenidas. Temía no ser lo suficientemente rápido o fuerte para atacar así como no ser lo suficientemente astuto y previsor como para evitar ser atacado.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d10+5
Motivo:
Resultado: 1+5=6

Notas de juego

Empezamos bien XD

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05/07/2007, 23:28

Gareth se movió hacia un lado y dejó la espada recta un instante, esperando la reacción que no se produjo. Quizá fueron los nervios, pero la respuesta a ese movimiento fue un balanceo de la espada un poco ridículo y hasta peligroso a esa distancia. El movimiento hizo que el cuerpo de Meridiar estuviera algo desequilibrado, lo que añadió cierta ventaja al Donner.

Curiosamente, el guerrero convertido en noble actuó como si Meridiar no hubiera tenido un traspiés, sino que esperó a que recuperase la compostura, mientras hablaba.

- Bonita respuesta, pero no le habláis a un engalanado conde de ricas vestiduras. Si vuestro padre considera la servidumbre un regalo, allá él. Quizá os referíais a que agradece la oportunidad de formar parte de algo mejor...eso sí me convence más como persona, aunque como noble diría que la falta de ambición es como la debilidad en los pies cuando uno se bate en duelo.

En ese momento, lanzó la espada hacia delante, algo lenta, la verdad sea dicha, y predecible por el movimiento anterior de su cuerpo.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d10+2
Motivo: Ataque Gareth
Resultado: 9+2=11

Notas de juego

Bien, cansancios.

Tu salud es 2 y la espada da 3...luego aguantas 6 asaltos antes de empezar a acumular el cansancio.

El escudo da 3...así que con él también tendrás 6 asaltos antes de que el brazo empiece a resentirse...

Bien, recuerda que en este caso se gasta el cansancio no por asalto sufrido, sino por asalto en el que se emplee ese arma.

Ahora te toca defender...un escudo de ese tipo añade +5 a la tirada.

Tu defensa es +4 (coordinación), -2 (no tienes habilidad con espada y escudo) +5 por el escudo...total +7

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06/07/2007, 01:02
Meridiar de Loorgyll

- No - comenzó a decir cuando vio venir el golpe de su adversario. Instintivamente trató de cubrirse con el escudo colocando el antebrazo ante su rostro impidiéndole la visión y encogiendo los hombros presintiendo el golpe. Había dejado que un reflejo no domado con la práctica se anticipase a la técnica y la espada del Donner le castigó por ello golpeando su armadura.

Cuando el escudo se retiró despacio desvelando el rostro del jóven, lágrimas contenidas de dolor e impotencia hacían tililar sus ojos negros. Dio dos pasos hacia atrás tambaleante y contempló a su adversario. Herido por sus palabras, herido por su acero. Volvió a negar pero en esta ocasión con la cabeza. No titubeó al incorporarse de nuevo al combate.

- ¿Servidumbre? Servicio él lo llama, mi señor. Mi casa defiende esas tierras, el linde norte, mi señor. ¿Servidumbre? Su escudo defiende a su hermano. - dijo repitiendo la fórmula usada por la guardia de la ciudadela. Había tratado de recomponer su posición haciendo esfuerzos por que su cuerpo recordase lecciones que su mente se había negado a asimilar. Pronto se olvidó del mayordomo, de las damas, de la sala y de la ciudad. Sólo estaba Gareth y él. Una lección tantas veces enseñada y nunca aprendida que ahora comenzaba a comprender. - No hay conformismo en mi familia si en lugar de observar dónde tiene el escudo atendeis a dónde se encuentra su espada.

Con un giro cambió de una guardia defensiva a una ofensiva. Se notaba en el movimiento que el golpe anterior todavía le dolía en el costado. Dejó de tratar de evitar la confrontación y miró a los ojos del guerrero esperando la distancia oportuna.

- Tiradas (2)

Tirada: 1d10+7
Motivo: Defensa
Resultado: 1+7=8

Tirada: 1d10+5
Motivo: Iniciativa
Resultado: 6+5=11

Notas de juego

Esos unos van a acabar conmigo... literalmente.
Me he permitido anticipar la tirada de iniciativa para aligerar aunque podemos ignorarla si lo consideras oportuno.

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06/07/2007, 11:46

Meridiar juraría que vio al donner sonreír tras el casco, aunque uno nunca podía asegurar el sentido de una sonrisa en esas circunstancias.

A distancia corta, de aceros en punta y tajo, no había mucho más que ver o escuchar. Meridiar se vio absorto en un mundo escaso de olores profundos y dolorosa tensión. Un mundo que les hacía rotar uno frente a otro, rodeados de luz blanca y oro, con las espadas y los escudos dispuestos, y el corazón listo.

- La mente de un guerrero entiende pocos conceptos aparte de una estricta jerarquía que le ayuda a situarse en el lugar que le corresponde, lo que es conveniente para el todo, para sus compañeros, para su ejército, pero curiosamente no necesariamente para él mismo. Si el soldado supiera eso de forma tan cruda, tan clara, ¿creeis que sería igual de útil?

La batalla es una gran mentira para la mayoría de modo que unos pocos tengan la verdad que buscan. Y es así porque somos muchos. Vos y yo, aquí solos...ya no necesitamos mentirnos. Así que ilustrad a un guerrero como yo y decidme...

¿en qué diferenciais vos y vuestro padre un servicio que proclamáis de la servidumbre que no aceptáis?

Gareth había aumentado su ritmo para poder hablar sin respuesta, amenazando mientras se explicaba. Mantenía el escudo alto y no parecía haber reaccionado de ningún modo ante el cambio de guardia de Meridiar.

Quizá por eso, o por estar en varias cosas a la vez, apartó ligeramente un pie del diámetro común, abriendo una línea para el joven, perdiendo la posibilidad de atacar en primer lugar y quedando en una posición relativamente vulnerable.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d10+2
Motivo: Iniciativa Donner
Resultado: 4+2=6

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06/07/2007, 12:43
Meridiar de Loorgyll

Había algo en aquel trance del combate que hacía que dos hombres se uniesen más en minutos de lo que podrían haber hecho durante toda una vida. La defensa de Meridiar había sido aniquilada y el jóven aún inexperto en muchos campos, no pudo evitar mostrarse tal y como era. Una sinceridad que jamás se habría permitido en circunstancias menos francas.

- Servicio él lo llama es lo que dije, mi señor. No que yo comparta su espíritu más allá del respeto que le debo. - encontró el hueco en su defensa cometiendo el error de llevar sus ojos al mismo. Sabe que no es fortuito y sabe que existe con el único propósito de averiguar cómo de cerca puede llegar - Si vais a juzgar su actitud de ingénua o débil, que no se juzgue al hijo por el padre sino al padre por el hijo. Pues donde él ve obligación y sacrificio yo veo las tierras que mataron a mi hermano. - su expresión de rabia difícilmente contenida auguraba un ataque tan precipitado e imprudente como necesario.

Sucumbir al miedo fue su primer error, sucumbir a la ira sería sin duda el último. Miraba al Donner que, a distancia de golpe, le seguía pareciendo fuera de su alcance. En su mente sólo estaba el deseo de alcanzarlo, llegar hasta donde él se encontraba, tan cerca, tan cerca que pudiera besarlo.

- Los lobos lo mataron. Y a los lobos vengo pidiendo justicia.

Su espada salió hacia su adversario, honesta y franca, con la intención de poder llegar a tocar el blindaje del corazón de un hombre.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d10
Motivo: Ataque
Resultado: 9

Notas de juego

Desconozco bien mis modificadores así disponlos tú según sea el caso.

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06/07/2007, 13:35

El lobo gruñó enfrente de Meridiar. Él había supuesto la trampa, y aún así lanzó el golpe. El pie fuera de lugar del donner cargó con el peso del cuerpo, desplazándolo al exterior y apartándolo de la trayectoria de Meridiar, dejando que el filo romo resbalase casi con elegancia sobre la superficie del escudo. Sin que el joven pudiera apenas darse cuenta, su contrincante había entrado por su lateral defendido algo bajo por el escudo. Él intentó levantarlo, pero antes de eso la espada del Donner descendió en un terrible tajo que resonó como un trueno furioso en su cabeza.

A pesar de lo tremendo del golpe, que incluso hizo trastabillar a Meridiar, éste no notó más que un ligero gope en la parte alta de la cabeza, un pequeño chichón como mucho, cuando en circunstancias normales aquella espada le habría abierto la cabeza en dos partes muertas.

Hubo un gritito agudo, quizá alguna de las chicas, quizá todas. El Señor Gareth asintió con el casco puesto y dejó la espada. Para él el ejercicio había terminado.

- Sois un joven notable, Meridiar. Os agradezco que hayáis sido sincero. Ahora dejad que os ayude a quitaros la armadura y hablaremos del sentido de todo esto.

El donner miró a las jóvenes. Tryyta y Kattya tenían los ojos abiertos y respiraban con fuerza dentro de sus escotados vestidos. Unyssia ya no sonreía. Estaba seria, pero no parecía intranquila. Coraar...Coraar tenía la expresión de quien encuentra esto como una costumbre. El Donner volvió a hablar.

- Agradezco vuestra paciencia, señoritas. Sin duda sabréis del baile en honor al verano que celebraremos tras los oficios. Me gusta invitar personalmente la primera vez. Así pues os invito, al igual que vos también, Meridiar, si tenéis a bien. Supongo que unas señoritas tan bellas como vos habrán encandilado ya varios corazones en estos primeros días. Ahora podéis hacer dichoso al de vuestra elección

El donner hablaba con corrección y naturalidad, a pesar del sudor que lavaba con un trozo de tela blanca que parecía suave. Al mismo tiempo pasó otro a Meridiar.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d10+16
Motivo: Contraataque Donner
Resultado: 5+16=21

Notas de juego

El total es +13 (+9 +4 coordinación) El -2 no se aplica cuando atacas, sólo cuando defiendes.

Por cierto, voy a las CLN, que vivo cerca de Alcalá. A ver si nos vemos para esa cervecita.

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18/07/2007, 18:07

Todos tardaron poco en ocupar su lugar en silencio. Sólo pequeños movimientos aquí y allá, y susurros, y alguna última risita. Todos eran desconocidos para Rhiannon y para Meridiar, quienes a pesar de no verse, sabían que debían estar allí.

Entonces, como si de un pensamiento extraño se tratara, Unnysia levantó una mano y señaló a Meridiar para que Rhiannon lo viera. Unnysia se aseguró de que el joven también lo viera y le sonrió a unos cinco metros llenos de gente de distancia.

En el púlpito había movimiento, algunos prestes con la capucha amarilla calada preparaban una pequeña tarima con un atril de madera negra. Sobre él había un libro tan grande como para ocultar a medio hombre detrás. Las luces de llama parecían responder a la llamada, titilando con un concierto pacífico, a diferentes alturas, creando un ambiente santo y cálido, donde las sombras eran amigas y los brillos sonreían divertidos aquí y allí. Sobre ellos estaba la luz principal, la de las lámparas luminosas que revelaban el arte pintado del techo, mientras más abajo no hacía falta tanta luz. Eran muchos los que fijaban su vista en ese techo, y alguno reconoció la recreación de los diarios de los primeros custodios, aquellos en los que se basaba la fe escrita...Quizá uno de ellos fuera aquel enorme tomo que ahora presidía en el púlpito.

Delante podía verse con facilidad al Donner, de pie en los primeros puestos, con las manos cruzadas delante de él y su esposa y sus hijos a su lado. No se veía qué vestía, parecía una túnica blanca sencilla, y llevaba la cabeza descubierta, al contrario que su hermosa esposa, quien la tocaba con una graciosa diadema de pequeñas plumas doradas, y su hija la misma redecilla de perlas.

Con tan poca luz, poco más pudieron distinguir entre el gentío, aunque daba la impresión de que Unnysia sí se enteraba de más cosas.

- Tiradas (3)

Tirada: 1d10+7
Motivo: Descubrir
Dificultad: 15
Resultado: 10+7=17

Tirada oculta

Tirada: 1d10+5
Motivo: Descubrir
Dificultad: 15
Resultado: 2+5=7

Tirada: 1d10+5
Motivo: Descubrir Rhiannon
Dificultad: 15
Resultado: 5+5=10

Notas de juego

Deduces bien, l0b1t0, sí. La construcción es rectangular. Siempre se orientan al Norte, con la entrada al Sur.

Coño, qué mal he hecho las tiradas...da igual, para lo que os ha salido :)

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19/07/2007, 20:13

Unnysia dio un codazo divertido a Rhiannon. Entonces cualquier murmullo se apagó, y desde una escalera de piedra que rodeaba en espiral ascendente a la columna de la que sobresalía el púlpito, los pasos seguros, firmes y rítmicos de un calzado duro resonaron.

La columna era de piedra negra, imponente y silenciosa, tenía la presencia de las cosas importantes, y se elevaba orgullosa y firme como si fuera guardián de un secreto importante. Había luces detrás de ella, en una especie de semicírculo elevado, una cámara abierta llamada Assnyth (el oído grande). Tanto la cámara como la misma piedra tenían surcos tallados difíciles de ver excepto si se estaba cerca o se tenía una vista extraordinaria. Los surcos podían ser de plata u otro metal que brillaba con discreción, recorriendo la superficie negra como si fuera parte de ella, derramándose de modo sinuoso, hasta el mismo suelo donde desaparecía entre la piedra clara, pulida y brillante.

Los pasos ascendieron, lentamente, como el rítmico tambor de una marcha solemne, hasta que una cabeza afeitada se reveló por encima del gran libro. Era el Custodio, seguro, pero ni Rhiannon ni Meridiar sabían cómo se llamaba.

Él estaba a unos diez metros, junto a una de las pequeñas columnas claras que separaba el centro del pasillo Este, mientras que Unnysia y Rhiannon algo más atrás, pero más centradas. Debía ser un hombre alto, a juzgar por cómo superaba el borde superior del gran libro. Su edad era indeterminada entre las suaves sombras que acariciaban su rostro y su cabeza afeitados. Su nariz era se asomaba orgullosa, inquisitiva y aquilina, mientras su pómulos más enjutos parecían pequeños para la amplia mandíbula que los soportaba. Sus ojos no tenían color, no al menos que se viera a esa distancia. Parecían oscuros, pero brillaban como la piedra oscura donde se aupaba. Sus labios eran una fina línea y, en su conjunto, parecía un hombre grave, serio y muy sabio, con una edad que no daban los años, sino el extremos conocimiento de las cosas. Un párrafo tatuado en negro arropaba nariz y pómulos. Todos los prestes elegían, cuando eran ordenados, un párrafo de cualquiera de los diarios de los primeros custodios, y esa elección definía muchas veces el modo en que enfocaría las cosas. Una vez elegidas, esas palabras le acompañarían para siempre, incluso aunque él cambiara y ya no las quisiera o las hubiera encontrado mejores. Por eso debían leer bien las escrituras, y estar muy seguros de lo que querían, de qué les identificaba. Esa elección requería conocer bien los escritos, y no menos a ellos mismos.

Las palabras escritas dieron paso a las pronunciadas.

- Estoy aquí arriba porque así me oís mejor, todos vosotros, no porque sea superior a nadie. Esa es la guía de la Voz, su palabra y su espejo somos nosotros.

Y la voz se hizo música, y el custodio pareció haber cantado mientras hablaba, y su voz trinaba y oscilaba como una brisa clara y fresca, y jugueteó entre las sombras y las luces y se hizo todo y nada allí, en el interior del lugar más sagrado de la ciudad y del reino...y no quedó uno sólo de los fieles sin escucharla, sin atenderla.

Aquí y allí todos ellos escuchaban a ese hombre de cabeza rasurada vestido con una sencilla túnica de color marrón apagado. Con su atuendo sencillo y su rostro serio, el custodio de Colmillo Sur era la imagen viva de la Verdad, tan cruda y sin adornos, como debían ser las cosas auténticas. Miró un poco más a los presentes y comenzó la lectura de una página del libro. Al lado de Meridiar, una mujer joven dejó caer una lágrima, el custodio hablaba con la poesía de las palabras ciertas. Su voz se lamentaba como el viento frío de las mañanas perdidas, su rabia se elevaba como el grito de la arena devastada que una vez fue roca orgullosa, su amor, el amor que profesaba, era mayor del que nadie pudiera sentir por la luz de las cosas.

Esas luces parecieron crecer en intensidad, y el vatinheir era más alto. Una música de silencio se instaló en todos los rincones, como un coro ante el objeto de su canto, como el artesano que contempla una creación mejor que él mismo. Todos esperaban algo. Una ansiedad recorría corazones sedientos a pesar de las palabras. Pronto hubo suspiros de alivio en muchas mujeres y asentimientos en los hombres, sobre todo en los más viejos cuando el custodio, tras un tiempo largo que parecía haber pasado en un momento, habló a sus fieles de la historia que todos querían escuchar. El comienzo del verano.

- Tiradas (3)

Tirada oculta

Tirada: 1d10+15
Motivo: Influencia
Resultado: 7+15=22

Tirada oculta

Tirada: 1d10+9
Motivo: Resistencia Meridiar
Resultado: 1+9=10

Tirada: 1d10+8
Motivo: Resistencia Rhiannon
Resultado: 6+8=14

Notas de juego

Bien, ya he dejado el post a mi gusto.

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01/08/2007, 00:22
Meridiar de Loorgyll

Meridiar la observaba con controlada expresión de sorpresa. Y no era para menos. Solía ser bueno para las primeras impresiones y, con Tryyta tenía claro que se había equivocado de cabo a rabo.

- Os aseguro que nada me complacería más que resolver nuestro incómodo problema aunque ello me cause ser el hombre más envidiado del baile. - apenas podía creerlo, embriagado por la exuberancia que se le ofrecía. Sonrío con cortesía y ofreció el brazo a la noble para acompañarla a abandonar el vatinheir.

- He de reconocer que es un placer inesperado. Me habría costado creer que una dama tan especial como sois no hubiera sido forzada a elegir entre toda una corte de pretendientes.

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01/08/2007, 10:44
Rhiannon de Curyll

Los cánticos terminaron y, tras el sonido dulce de la voz del custodio hablando la antigua lengua, la masa congregada empezó a moverse pausadamente... Una marea de gente, que como el mar en calma, se movía al unísono y sin disputas... como un baile ensayado mil veces...

Volví los ojos al hombre que amablemente me había tendido el libro de cantos... con el reconocimiento en la mirada y un gracias suave en los labios... con el gesto entrenado que toda dama debe realizar mostrando su gratitud ante tal atención.... Pero al escuchar su voz, al ver su gesto, el movimiento se congeló a medio camino, y mis ojos perdieron la complacencia obligada para dejar paso a la curiosidad...

Entornando los ojos un segundo busqué a Unnysia... para notar que contemplaba atenta a aquel joven imponente.. que más que hablar, acariciaba con la voz..

- Me llamo Lonnegahr, y vengo de la baronía de Solaayn. Llevo aquí ya unos meses y no recuerdo haber visto ojos tan hermosos en todo este tiempo. Ni siquiera la luz que se refleja en las magníficas tallas doradas del jardín de cristal es tan...exquisita como el brillo que regaláis en vuestra mirada, señorita.

No he podido por menos que darme cuenta, y me traicionaría de forma insoportable si no hiciera cuanto fuera posible para que me acompañárais esta noche en las fiestas de celebración del verano.

Sentí la sangre agolparse traidora en mi cara, y con los dedos jugueteando nerviosos entre sí, cubiertos y a salvo de miradas bajo las mangas amplias de mi vestido, volví de nuevo mis ojos a Unnysia... solo un momento... el momento necesario para controlar el rubor, la respiración y el latir casi doloroso del corazón...

Con los hombros y las pupilas decididas me giré en busca de los ojos de aquel hombre... de facciones dulces, pero fuertes... disimulando la zozobra que me provocaban su voz, sus ojos y sus gestos...

Caballero Lonnegahr... dije realizando ahora sí la reverencia pertinente, inclinando la cabeza quizá demasiado poco, pero permitiendo a los ojos continuar estudiando los suyos... es un honor conoceros... y... os agradezco vuestras palabras que... a pesar de ser muy hermosas... son completamente inmerecidas... erguida frente aquel hombre, con la barbilla alta para buscar sus ojos y las mejillas mucho más ardientes de lo que me gustaría, mis labios dibujaban una sonrisa...

Soy Rhiannon de Curyll, hija menor del señor de Curyll... y a pesar de sentirme muy halagada... no imagináis cuanto... por vuestros elogíos y por vuestra invitación... me temo debo rehusarla... la voz suave se perdía entre los pasos de aquellos que abandonaban el templo... Lo lamento, mi señor.... pero.. el mismo Donner ya escogió al caballero destinado a sufrir mi compañía en el baile.... mi mirada, dorada bajo las luces de las velas, se entornó por un momento, buscando en Unnysia la afirmación a mis palabras....Me sentiría muy honrada de ir a la celebración de vuestro brazo... pero temo que es imposible que acepte vuestra invitación Lonnegahr.... deberéis perdonarme...

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02/08/2007, 10:22
Meridiar de Loorgyll

Desde las primeras filas, Meridiar había intercambiado algunas palabras con la joven Tryyta a su lado. Ambos sonrieron como si hubiese complicidad en aquello que se decían. Finalmente el joven de Hassped cerró su libro de oraciones y ofreció su brazo a aquella dama que refulgía con singular luz entre cuantos tenía a su alrededor.

Caminaron juntos, conversando e intercambiando miradas que decían más que sus labios. Se movieron entre la marea de gente sin prisa como si no fuese tan importante el destino como el camino.

Una vez en la plaza ascendieron la calle hacia el palacio. La atención del noble iba del mágico azul de las luces del paseo al azul que teñía a su acompañante y que le devolvía su vestido, sus zafiros y sus ojos.

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02/08/2007, 10:23
Meridiar de Loorgyll

- Bueno, ¿quién dice que no haya elegido? Como he dicho, habéis demostrado ser muy interesante, señor de Loorgyll, y habéis llamado mi atención con vuestras palabras y actos.

Meridiar frunció el ceño con una sonrisa mostrandose grátamente extrañado. Asintió con brillo en la mirada. Tryyta. Qué alejada estaba de aquellas cortesanas que pudo conocer lejos de Colmillo Sur. Las que no eran frías y orgullosas, eran cálidas y complacientes. El arte de la insinuación. Tryyta era fría y complaciente, cálida y orgullosa.

Existen cualidades, pensaba reiteradamente Meridiar, que son ensombrecidas por todos aquellos sobrestimados principios del honor, la valentía y el sacrificio. Ella era como él. Había esperado su momento en la sombra, en silencio, para asegurarse el golpe certero. Ambición, astucia y paciencia. Olvidados por los que escriben las leyendas y poseidos por quienes las forjan. Él no era su hermano: bravo guerrero de corazón sencillo.

- Nunca deja de sorprenderme la noche en Colmillo Sur. - dijo contemplando las luces que iluminaban su recorrido - Y aún así tengo la impresión de que aunque pasase aquí mi vida entera no acabaría de conocer sus secretos.

El amplio salón de baile, como en sus sueños, un lugar más propio de su carácter y talento que la sala de armas. Silencio. Su acompañante no podía evitar cierta ansiedad ante la anticipación del momento.

- Bailad conmigo, mi señor, y no olvidaréis esta noche.

- Sólo un necio la olvidaría, mi señora.

Junto a ella entró en el salón.

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02/08/2007, 11:29
Rhiannon de Curyll

- Me rompéis el corazón, joven dama. Mi más profunda envidia para vuestra pareja en esta noche. Espero que, al menos, me concedáis la dicha de un baile más adelante. había dicho con aquella voz suave... y aquella sonrisa...

Por supuesto mi señor... dije sintiendo el latido en la garganta mientras inclinaba ahora sí los ojos, para volver a levantarlos despacio buscando los suyos con la sonrisa en mis pupilas y mis labios... pero la dicha será mía...

Le seguí con los ojos mientras la multitud se lo llevaba, con el brillo curioso en ellos, hasta que la voz de Unnysia me desató de aquel joven...
Eh? qué?... Unnysia se burlaba intentado levantar mi falda.. Quita!!... jaajajajajajaja.... dije apartándola con la mano mientras reía con ganas... No digas tonterías... en cuanto salga por la puerta ni me recordará... ajajajajajjaaj... Mis ojos volvieron a buscar a Lonnegahr entre la muchedumbre, estirando el cuello y afilando el gesto... pero ya era imposible definirle en ella... Volví la mirada y el gesto travieso a Unnysia.. Eso si... era guapo, eh?.. jaajajjaajaj

Como él hizo antes que nosotras, nos dejamos arrastrar por las gentes que abandonaban el lugar... en silencio, acabando de disfrutar de los detalles y la magia de las voces que aún perduraban en el ambiente...

Caminaba junto a Unnysia, sin saber muy bien a dónde me dirigía.. hasta que mi mirada se perdió a través de las puertas que conducían al salon de baile... y me detuve en seco..

U...Unnysia.... dije mirándola preocupada...Habíamos pasado la tarde entre confidencias, cerezas y atardeceres... nos habíamos descuidado.. y ahora ya era tarde... Levanté un poco las ropas de mi vestido.. mostrandosela a ella... con el gesto culpable y los ojos intranquilos No nos hemos cambiado!!!.... Qué pensará el Donner? Miraba a mi alrededor mientras me mordisqueaba el labio y mis dedos acariciaban de nuevo la cicatriz con el gesto involuntario... Vestidos deslumbrantes, joyas y bellezas inalcanzables... yo no tenía nada de eso... tampoco lo deseaba... pero no quería ofender al Donner ni a la pareja que había elegido para mí....

En fin... ya es demasiado tarde... solo espero no decepcionar a tu tío... Suspiré resignada, mientras encogiendo los hombros sonreía culpable a Unnysia... esperando que me guíara al interior del recinto...

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02/08/2007, 23:14
Director

La sala se desplegó iluminada por pequeños cristales relucientes. Ni Rhiannon ni Meridiar habían visto nunca tanta cantidad de lámparas colgantes de luminoso cristal. La antigua magia era cara, y aunque pudiera pagarse, su efecto no era siempre el deseado.

Había estatuas cada tramo, separadas por una decena de metros, al menos, así era de enorme la sala. Más de cincuanta parejas podían contarse, fácilmente, y había espacio de sobra entre ellos para bailar.

Todos se distribuyeron a su gusto, saludándose unos a otros, hasta que el Donner llegó con su esposa, radiante, bellísima en un vestido azul celeste, así como él vestía de blanco absoluto, contrastando uno y otro el color de su piel, morena la de él, blanca la de ella, con sus respectivas indumentarias.

Sonrieron a todos mientras les dejaban paso franco hasta el mismo centro de la sala. Meridiar llegó a notar el olor a fresco de la dama Lunay. Habría jurado que el mismo Donner le dedicó una mirada antes de pasar de largo.

El embrujo dejó paso a una música delicada que comenzaron una corte de músicos sobre una estrada en un balcón algo elevado. El arpista comenzó un solo bellísimo que hizo que los señores de Los Prados comenzaran a bailar ante las miradas sonrientes de todos.

No tardaron los demás en sumarse al baile, con el saludo pertinente a sus parejas, y todos entraron en el hechizo de un momento sin tiempo asociado, donde el compás no marcaba los segundos, y la música detenía el transcurrir de las cosas para hacerlas eternas.

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02/08/2007, 23:26
Director

Unnysia intentó tranquilizar a Rhiannon.

- Bueno, bueno. Tienes razón, ¡qué despiste! Pero ya no se puede hacer mucho. Por suerte a mi tío le gusta que el ambiente sea alegre e informal en lo posible dentro de los protocolos. Ya sabes, sin ofender a nadie. Quizá por eso yo tampoco me he dado cuenta... por cierto...allí está tu pareja.

Unnysia apuntó con la mirada hacia una de las esquinas del fondo, donde se abría una puerta lateral en oro y blanco.

Un joven moreno acababa de entrar con aspecto de haber corrido. Con poca ceremonia, se ajustó un ceñido traje de corte norteño, sobrio en la línea pero recargado en los bordados. Demasiado lejos para leer en la tela, pero era de color gris claro y blanco con una capa corta también bicolor. Quizá algún brillo de plata, no se podía estar seguro.

Era algo más alto que muchos de los hombres, y su aspecto general recordaba al Donner. Se movía con cierta elegancia militar, y sus ojos excrutaban aquí y allí, esquivando a las parejas con agilidad mientras buscaba algo. A medida que se acercaba al centro, cerca de donde ellas estaban, Rhiannon pudo ver que tenía parte de la cara pintada o teñida de blanco y plata, y una diadema fina también plateada, como un aro en su frente de líneas sinuosas, que dejaban su cabellera peinada hacia atrás con sencillas trenzas atadas con hilo de plata.

Por lo demás, podía considerársele atractivo, aunque no tanto por su aspecto como por su porte orgulloso y su mirada franca.

- No recuerdo su nombre aún, vaya mierda. Creo que era Nydoyr o Mynodyr o algo así...es un nombre del Norte, ya sabes... Bueno, es hijo del señor de Nyrr, eso seguro. ¿Qué hacemos, Rhiannon? ¿Quieres que me vaya ahora o después de presentaros?

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03/08/2007, 00:11
Meridiar de Loorgyll

Meridiar, con paso pausado pero decidido, se adentró en el salón de baile. La joven Tryyta, sujeta de su brazo le acompañaba con brillo en la mirada y con lo que, de no ser por cierto punto de anticipación nerviosa, podría ser una sonrisa. El cielo azul del atardecer en el vestido de ella acababa inevitablemente en el negro de la noche del sobrio aunque elegante traje de él.

No había duda ni vacilación dentro de aquella sala. Si hubiese sido ese talante el que el joven noble hubiera mostrado frente a la espada se llenarían libros de gestas con su nombre. Sin embargo, para el señor de Loorgyll, aquellas engalanadas paredes de mármol eran su campo de batalla y en ellas se desenvolvía como el más bravo de los guerreros.

La música comenzó a sonar y Meridiar no movió ni un músculo. Sonreía dejándola sentir y observando como algunas parejas comenzaban a precipitarse sobre la pista y daban los primeros pasos de la danza. Los observó atentamente disfrutando plenamente del hecho de hacerlo. Tryyta no pudo evitar mirarle por un momento algo confundida. Él le devolvió la mirada. Profunda, como el negro de la noche que acaba inevitablemente en el azul de su amanecer. La sala ya no era necesaria, un momento había bastado para que se la supiese de memoria. Sólo estaba ella, ella y la música.

Disfrutaba de su impaciencia y despacio se retiró de su lado para colocarse frente a ella. La mirada en sus ojos y su brazo que se había deslizado hasta que sus suaves manos acariciaron las delicadeza de las de Tryyta. La vio coger aire y le sonrió a su rostro mientras se acercaba a rodear su cuerpo y posarse en su espalda. El propio movimiento ya estaba asociado al ritmo de la orquesta. Esperó un poco más, apenas unos segundos, los suficientes para sincronizar su mirada y entonces con gracia y elegancia comenzaron a bailar. Apenas unos pasos, apenas unos compases y ya habían intercambiado más de lo que podrían haber hecho durante horas de conversación. Se conocían el uno al otro, se entendían, expresaban sus temores y sus seguridades, aquello que importaba y aquello que tenía que importar. Aquella forma de comunicación exclusiva de los espíritus más elevados, de las almas más nobles. Y aquella noche, después de que se hubiesen iluminado órbes azules gracias a una mística inexplicable, aquella noche, Meridiar volvió a conocer la magia en Colmillo Sur.

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03/08/2007, 00:56
Meridiar de Loorgyll

- Conozco las convenciones y costumbres y creedme si os digo no he encontrado aún lugar donde no sea capaz de sentir su peso. ¿Qué lugar de costumbres es éste que dispone flores en los pedestales y estatuas en los jardines? Habeis de saber cuanto más hermosa es la flor con menos derecho se siente cualquiera con un mínimo de sensibilidad para arrancarla de su lugar. - la miraba con comprensión aun a sabiendas que no era aquello lo que ella habría deseado oir. Para alguien que había aprendido quizá más de sus hermanas menores que de sus hermanos mayores, sabía que ante un envite las cartas se debían de enseñar de una en una, nunca de golpe.

La música los acunaba y ella le hablaba cerca y le susurraba palabras que alimentaban su orgullo. Meridiar apenas podía creer lo bien entonadas y lo precisas que eran cada una de ellas. No podía dejar de apreciarla por ello.

- Pareceis conocerme más de lo que cualquiera se hubiera atrevido a afirmar, mi señora. Teneis la capacidad de ver lo que otros ni siquiera imaginan que existe - sonríe - y eso me atrae. ¿Debería cuidarme de quien me empiece a conocer? Quizá no pueda evitarlo, Tryyta, trataré no obstante de conocer también a quien tan bien me conozca.

La música los mecía y él la asía para sí.

- No me gustaría ser tomado por un descarado pero, al márgen de las costumbres, ¿qué es lo que se podría esperar de una dama casadera aparte de lo poco que las convenciones permiten?

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03/08/2007, 11:51
Rhiannon de Curyll

Al entrar en aquel salón de oro y luz no pude por mas que mirar a un lado y otro con los ojos asombrados, con los labios entreabiertos de admiración y que dibujaban una sonrisa cada vez más amplia... mientras me mordía el labio... sin llegar a creerme en aquel sitio... Y entonces sonreí aún más... porque allí estaba...

El Donner cruzó las puertas y recorrió el salón creando un camino a su paso con su sola mirada... La dama Lunay, radiante, como un hada casi etérea, imposible... La belleza de aquella pareja, su porte, ensoñaba mi mente, que divagaba en historias de caballeros y damas, de aventuras y amores... Y cuando la suavidad de las notas de un arpa rompió mi divagar, cuando puede ver a las parejas iniciar el baile con elegancia, me sentí de nuevo pequeña... Y miré mi vestido y el brillo que las luces arrancaban de mi cinturón... y pensé en mi pelo suelto y algo revuelto de aire de atardecer, y en mis mejillas sonrojadas de sol y tardes bajo el cielo..

Bueno, bueno. Tienes razón, ¡qué despiste! Pero ya no se puede hacer mucho. Por suerte a mi tío le gusta que el ambiente sea alegre e informal en lo posible dentro de los protocolos. Ya sabes, sin ofender a nadie. Quizá por eso yo tampoco me he dado cuenta... por cierto...allí está tu pareja.

Sonreía cómplice mientras con los ojos entornados escuchaba a Unnysia, pero sus últimas palabras me congelaron la expresión y me aceleraron el latido, mientras el miel de mis ojos se afanaba en encontrar al hombre, y el porte se mantenía erguido y orgulloso...

Mis ojos le encontraron mientras él parecía buscar... y le observé curiosa, con la cabeza levemente inclinada a ún lado y el pelo dorado replegándose sobre el hombro...

- No recuerdo su nombre aún, vaya mierda. Creo que era Nydoyr o Mynodyr o algo así...es un nombre del Norte, ya sabes... Bueno, es hijo del señor de Nyrr, eso seguro. ¿Qué hacemos, Rhiannon? ¿Quieres que me vaya ahora o después de presentaros?

Eh?.. continué mirando a aquel joven que se acercaba, al que debía ser mi pareja, al que yo le había sido impuesta... y pensé que, cuando me viera allí, entre aquellas damas deslumbrantes, simplemente pasaría de largo...

Pero Unnysia... es que... acaso él me conoce? mire a Unnysia con curiosidad para un segundo después casi estallar en la carcajada... ajajajajajaj.....Pero que estúpida soy... por supuesto... él se batía con el Donner cuando nosotras llegamos, y por poca atención que me prestara... aún llevo el mismo vestido... jajaajajaj... negué con la cabeza mientras me mordía el labio sonriendo... Querer que te vayas?... Por nada del mundo...pero haz como debas o prefieras Unnysia... dificilmente habías de presentarnos si no recuerdas su nombre... jaajjajjaaj Mis ojos buscaban de nuevo a aquel joven de blanco y plata, llenos de destellos de curiosidad, quizá demasiado intensos para lo que debía, quizá demasiado atentos para lo que se esperaba... Pero así era, y yo no sabía como apagar aquel brillo, ni como mentir con la mirada...

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06/08/2007, 17:56
Director

Unnysia rio divertida.

- ¿Crees que no sabría presentaros ignorando su nombre? Es fácil. Es una mezcla de complacencia y descaro. Ven, te lo mostraré.

La chica se acercó graciosamente al hombre. Al menos, tan graciosamente como podía. Rhiannon no dejaba de apreciar que aún mediaba un abismo entre la forma pomposa y excesiva de moverse de la corte y los pasos eficaces y firmes de su compañera. Sin duda, ella estaría en un lugar intermedio...y curiosamente, al fijar mejor la mirada, ese noble que le habían "asignado" también se movía con mayor despreocupación que clase.

Unnysia atrajo la atención del joven con elegancia, y este levantó unos ojos oscuros, grandes aunque de mirada afilada. Estaba serio, bastante serio, y parecía extrañamente cansado. Se acercó sin amagar una sonrisa, como un trozo de hielo que navega entre olas bailarinas. Continuó esquivándolas y al fin llegó, con Unnysia, a la altura de Rhiannon.

- Mi señor de Nyrr, permitidnos presentarnos. Yo soy Unnysia ni Dooyrn, y ella es mi buena amiga Rhiannon de Curyll. Mi tío me ha hablado mucho de vos. Sois hijo de una noble estirpe...

El joven suspiró abiertamente, como si llevara tiempo aguantando la respiración. Cuando habló, su voz fue normal, ni grave ni aguda, ni fuerte ni floja...una voz, quizá con un cierto acento norteño que le hacía separar algo más las palabras al hablar, pero nada más.

- Sí, una noble estirpe. Aquí hay muchas otras. Me pregunto el por qué de tanta insistencia, la de vuestro tío, en conseguirme pareja cuando yo...

Luego negó brevemente con la cabeza y volvió a suspirar.

- Bueno, da igual. Es una noche para bailar, ¿no es así, señoritas? Me temo que no soy demasiado buen bailarín, pero seguro que vos podréis ayudarme en eso, dama Rhiannon. ¿Me permitís?

Unnysia sonrió muy discretamente. La mano que el joven ofrecía era fuerte y tenía heridas recientes. Su mirada también. El brillo de la pintura en su frente era onírico, al igual que sus ropas. Visto de cerca, podía notarse cómo el viento y el frío habían castigado la piel del hombre del Norte. Rhiannon no había conocido a muchos...