Partida Rol por web

La ruina del Hombre

Un descubrimiento casual (Nactas, 2 de Numa de 471 d.T.)

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08/01/2008, 12:14
Níbias Roblefuerte

Quizás no significaran una gran diferencia en el resultado final de aquel día, pero Níbias se sentía algo mejor llevando consigo su gigantesco arco y su cuchillo oxidado.

Sin querer luchar contra la marea aceptó aquel extraño ungüento y se lo untó a semejanza de los demás, aunque no pudo evitar un gesto de desagrado ante los efectos que le provocó.

Lentamente, sin apartar la vista de la oscuridad que les aguardaba se dirigió hacia el corregidor.

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21/01/2008, 10:22
Robehr de Bordefronda

Durante la mayor parte de la caminata Robehr había padecido una sensación de desnudez, si bien era una desnudez metafórica, pero sus posibilidades de sobrevivir disminuían privado de sus utensilios.

En pocas ocasiones se sintió tan reconfortado cuando sus manos recorrieron el tacto áspero de su arco, su único amigo por largos años morando en la espesura.

No tenía más alternativa que aplicarse aquel ungüento, el olfato solía ser el mejor aliado de las bestias, Bordefronda no podía imaginar como los corregidores habían conseguido una sustancia que pudiera paliar esa ventaja natural, era preferible no preguntar. Se untó al igual que el resto de la compañía dando un rápido vistazo al frente, intentando atisbar cualquier amenaza invisible.

Blasfemó para sus adentros antes de colocarse a la siniestra y algo por detrás del corregidor Vidyc.

Notas de juego

No se que ha podido pasar. Había escrito el martes de la semana pasada, hoy cuando entro veo que el post no está. Ignoró si ha sido un fallo del navegador, la conexión o Dios sabe. Perdonar por el tremendo retraso...

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21/01/2008, 19:39
Vidyc

El corregidor hablaba con un canturreo melodioso, como si el trino de un avecilla de la mañana resbalara por las hojas frescas con rocío. Era como el sonido del viento en verano, tenue y a la par continuo.

- Con este ungüento no podéis oler, y en lo que sé, es lo que necesitamos. Me habéis hablado de visiones que sólo podían ser eso, ilusiones de los sentidos, y creo saber algo acerca de la naturaleza engañosa del Woolg cuando se presenta. Este ungüento nos protege de su mentira. Ahora veo el hueco que ha dejado, como vosotros, y os digo que tenemos que entrar en el mal para erradicarlo desde el interior. Vosotros elegís ahora si queréis llevar compañía o avanzar solos. Incluso uno de nosotros puede seguiros, si nos lo pedís. Si solicitáis soldados, el capitán decidirá cuáles y veréis su número.

Decidid ahora.

Sus ojos rubricados de palabras incomprensibles seguían bien clavados en la negrura que resonó con un viento interior, como si pretendiera absorber al grupo de valientes hacia su podrido interior...o lo que fuera.

Notas de juego

Ningún problema. Habrá sido algo de la página. A veces no está muy católica.

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22/01/2008, 12:29
Robehr de Bordefronda

¿Woolg? ¿Ilusiones?, aquel lobo había sido muy real, al igual que la pelea de Nibias por evitar una dentellada en la garganta. Aquel corregidor se había vuelto loco, o todos estaban locos.

Roberh sopesó sus opciones, tanto Nibias como él tenían un equipo más adecuado para cualquier combate en la espesura, por no hablar de experiencia, sin embargo seguían desconociendo a qué o quien debían enfrentarse.

Soldados entrenados, pero en la espesura dar espadazos o utilizar una lanza no era tan sencillo, podían ser un estorbo más que una ayuda.

Pero si Roblefuerte y Bordefronda tenían éxito solo sería su palabra para demostrar que tenían razón, y de nada valdría contra un corregidor. Si llevaban soldados tal vez alguno se arrastrará hasta la muerte, pero al menos la guarnición no podría estar más tiempo negando los problemas.

Aunque para Roberh la mejor opción era sin duda abandonar aquel maldito lugar. Estaban mirando a una bestia a los ojos y eso no haría sino encolerizarla, más aun si además se adentran en su morada.

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23/01/2008, 08:43
Níbias Roblefuerte

Níbias entornó los ojos ante las palabras de Vidyc. ¿Pensaban quedarse allí? ¿A salvo en el límite de la oscuridad mientras ellos hacían el trabajo?

Típico.

Miró de soslayo a Robehr y observó en su rostro las mismas dudas que lo albergaban a él. A continuación giró la cabeza hacia la espesura y recordó la mañana anterior cuando había estado a punto de perder la vida en ese lugar. ¿Era cierto que tan sólo habían pasado unas horas?

Olisqueó el aire, quizás probaba los efectos del ungüento.

Finalmente un discreto resoplido y un gesto de resignación con la cabeza precedieron al inicio de su caminar. Lentamente pero sin vacilar se dirigió hacia la espesura dejando tras de sí sus palabras.

-Haced lo que consideréis que debéis hacer.

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23/01/2008, 18:25
Vidyc

Vidyc contempló a los batidores con ojos contrariados.

- Os digo que es vuestra decisión quién os acompaña y quién se queda, con ciertas salvedades. Así que tomad esa decisión y no perdáis tiempo con vuestros pensamientos. Yo por mi parte os acompañaré, lo he decidido así. Ahora decid si queréis ayuda de soldados y cómo...

El corregidor no demostró impaciencia, pero no lo necesitaba. Sus ojos brillaron un instante, sin luz que les hiciera brillar, y se estiró en toda su altura, que no estaba mal, a pesar de ser más bajo que los batidores. Tenía la capucha roja puesta, y aún así su imagen taladraba la mente. Poderosa era la túnica de preste, y las cientos de historias sobre lo que ocurría a quienes les contrariaban.

Al otro lado, la negrura. Ninguno de los caminos parecía deseable. Alrededor, los soldados y el sargente miraban, él con ojos neutros, ellos más nerviosos, unos más y otros menos. Alguno incluso tocaba las cinchas de su camisa de cota, como intuyendo que le tocaría el guijarro y tendría que entrar allí, con esos cazadores salvajes, y encima sin protección.

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28/01/2008, 12:33
Robehr de Bordefronda

La situación parecía tensarse, y no era más que el comienzo de una inminente tempestad, para la cual ni el buen Nibias ni Robehr tenían cobijo alguno.

Si algo los esperaba en la oscuridad la sola compañía de Vidyc no bastaba, puede que el corregidor esgrimiera un poder que Bordefronda no entendía, pero su palabra era ley, podía negar todo lo ocurrido y el esfuerzo de los batidores sería en vano.

Pero la presencia de algún soldado dejaría un testigo, mudo por la voluntad del corregidor, pero testigo a fin de cuenta.

- Con 2 hombres ágiles y diestros tendríamos bastante, yo no llevaría sus pesadas armaduras, quedándome solo cubierto con la cota de mallas, una buena lanzada puede ser letal, pero sin duda el monstruo no es un jabalí salvaje, espada en la diestra y listo el puñal en la siniestra serían suficiente. -

Notas de juego

Nota: La imagen que tengo de un soldado es la del típico tercio lasquenete español. Coraza, lanza y espada al cinto.

Imagino que por sentido común no vendrían con corazas al bosque, sino habrían quedado extenuado, supongo que en su lugar llevaran camisas de malla, puede que acompañadas de brazaletes, grebas, botines, cascos, etc.

De todas formas, corrijo lo que haga falta camarada.

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28/01/2008, 18:04
Níbias Roblefuerte

Níbias esperó hasta que Robehr hubo acabado de hablar con Vidyc. Entonces se acercó a él y le sugirió un curso a seguir.

-No creo que sea recomendable que avancemos todos en grupo como una manada, eso no nos ayudaría si pensamos como una bestia - comenzó a exponer su idea el gigantesco hombretón -. Con este arco soy capaz de lazar una flecha a mayor distancia que cualquier otro hombre, sin embargo no sería de gran utilidad en este entorno. No pretendo hacerme el héroe ni mucho menos amigo, aprecio bastante mi vida como para eso, pero pienso que la mejor forma de cazar una bestia es con un buen cebo. Intentemos recrear la escena de ayer. Avanzaré en solitario delante vuestra, con unos veinte o treinta metros creo que debería ser suficiente. Llevaré únicamente mi cuchillo de caza, así que confío mi vida a tu arco. ¿Te parece bien?.

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29/01/2008, 11:31
Robehr de Bordefronda

- Mi buen amigo, ya tentamos a la suerte una vez, no creo que podamos burlarnos de ella una vez más.

Sinceramente... no quiero que la vida de nadie pueda depender de mis brazos, no soy el mejor tirador de la región, y aunque lo fuera, las fortunas son rameras y caprichosas.

El corregidor Vidyc ya nos ha avisado de los trucos de esa bestia, no parece un viejo lobo, ni un jabalí venerable, es algo más... oscuro. -

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29/01/2008, 17:46
Vidyc

El corregidor sonrió complacido.

- Veo que atiendes mis palabras, batidor. Haces bien en escuchar la palabra del que sabe, y yo sé de oscuros presagios más allá de largos pasillos de piedra oculta igual que tú sabes, como ambos demostráis, de la ley del bosque y su observancia.

Tendréis los dos soldados - añadió mirando al sargento con un movimiento asertivo y mostrando dos dedos extendidos -. En cuanto a cómo entrar, será tanto cosa mía como vuestra. Vosotros guiaréis nuestros pasos, yo guiaré vuestro espíritu.

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29/01/2008, 17:52
Director

Dos soldados se desprendieron del cinturón. Sólo el sargento llevaba una verdadera coraza, o arnés blanco, como se llamaba, y ni siquiera estaba completa. Los soldados vestían una simple aunque resistente camisa de malla y refuerzos de buen cuero en las piernas. Las botas de montar eran de buena calidad, y ninguno llevaba lanza, al menos no desde que se adentraron en el bosque.

Una espada mediana, de base ancha y punta afilada, como la normal de todo buen miembro de la guardia de la ciudadela, así como un escudo de madera pintado con los colores de Ermylliön, una espada negra dentro de una corona de seis puntas, en negro sobre campo blanco, eran las armas que llevaban ambos, así como un puñal pequeño y afilado, más bien un estilente, al cinto. Se acercaron y el corregidor asintió.

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29/01/2008, 17:53
Vidyc

- Ahora seguidme en silencio. Cuando habléis, hacedlo cerca de mí, pero sólo si es necesario. Ahora ya no somos los cazadores.

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31/01/2008, 13:09
Robehr de Bordefronda

"- Ahora ya no somos los cazadores.- " Fueron las últimas palabras de Vydic, sin embargo para el batidor nunca habían sido los que acechan, sino las presas.

Robehr buscó entre el carjac su mejor flecha, la colocó con cuidado, tensando el arco y apuntando hacia el suelo, comprobando el arma más útil con la que podía contar. Su herramienta de trabajo emitió el familiar ruido ante la tensión de la cuerda. Ella no le daría sorpresas inesperadas.

En un rápido pero mecánico proceso reviso el resto de sus pertenencias, botas, chaqueta, mitones, cinturón, todo. Estaban en su sitio, bien sujetos con solo tierra presente manchando la superficie.

No podía permitirse el lujo de ningún despiste, casi les había costado la vida de Níbias.

Se acerco silencioso hacia Vydic, por su izquierda, mirando atento a su alrededor con el arco listo por si surgiera cualquier amenaza. Bordefronda hizo un pequeño gesto con la cabeza, invitando a Níbias a cubrir el lado derecho, sería tarea de los soldados cubrir la retaguardia y primera linea.

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31/01/2008, 18:22
Níbias Roblefuerte

Níbias se apresuró a cumplir su parte del trabajo. De igual forma extrajo una flecha y la colocó lentamente, don devoción, sobre la cuerda del arco largo. Tan sólo él era capaz de tensar aquella cuerda, de dominar aquella fuerza.

Por unos instantes fijo su atención en Vidyc... ¡qué hombre tan extraño! ¿Hombre?, quizás.

Se reprendió a sí mismo por su leve distracción y clavó los ojos en la espesura. Algo tenía que moverse antes o después y él lo vería.

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31/01/2008, 21:06
Director

El pasillo de piedra rota se retorció en los primeros metros. La oscuridad jugaba con la luz en una batalla ganada a sabiendas, y dejaba filtrar luz mortecina para iluminar un camino cubierto de restos de vegetación enredada. Las hojas se acumulaban en el suelo procedentes del manto que caía desde lo alto de la rotura y fluía por las paredes como un río de cieno verde oscuro, que se movía un poco por la ráfaga caprichosa de algún aire más rápido.

Los soldados hicieron poco ruido, a pesar de lo traicionero del suelo y su manto de hojas. El de delante había desenvainado la espada, pero no el de atrás. Sin embargo, ambos tenían la misma expresión de terror controlado propio de la juventud y la cordura. Sólo un loco pasearía por aquel lugar sin temer algo oscuro.

Quizá ese loco fuera Vidyc, pues se movía entre todos como si buscara un libro dentro de una gran biblioteca, calmado y atento. Su túnica parecía apartar el follaje caído como una fantasmagórica escoba que no hiciera ruido alguno. Caminaba con las manos delante de él, unidas y ocultas por las anchas mangas. Se había calado la capucha, pero aunque su rostro fuera inexcrutable no cabía, por toda su postura, esperar de él más que la más absoluta concentración y serenidad.

A medida que la garganta avanzaba, la negrura se acercaba a sus corazones, y ya no había luz pura sino contaminada en forma de penumbra más o menos densa. El túnel hizo que la entrada quedara olvidada ya tras un recodo y un calor creciente formó las primeras gotas en las frentes, cuellos y axilas de los caminantes...pero ninguno podía oler nada. El aire encerrado durante mucho tiempo, quizá renovado de tanto en tanto por alguna débil brisa, era húmedo y la propia tierra parecía exudar un limo pútrido, pero no olía a nada.

No había más camino que avanzar, y se estrechaba lentamente, hasta obligar a todos a juntarse y hacer, junto con la falta de visión, casi inútil el uso de un arco si no era a ciegas. Y aunque los batidores guiaban los cuerpos, el ritmo del paso era el que imponía el corregidor, a quien el soldado de vanguardia miraba de vez en cuando, nervioso, esforzándose en que no resonara mucho su respirar hondo.

El corregidor no hacía ademán de detenerse más allá de lo que la poca luz y el suelo irregular hacían necesario. Su andar era inexorable, simplemente como si no hubiera otra posibilidad que seguir avanzando, hacia la negrura y el olvido. En un momento, pareció que el bosque que habían dejado fuera sólo un recuerdo antiguo y muy lejano. Y quizá lo fuera, porque en los metros que habían avanzado parecían haber abandonado un mundo para entrar en otro, y todos podían sentirlo.

El pasillo volvió a ensancharse, también lentamente, y entonces la cortina de sombra que separaba ambas realidades se abrió para mostrar de nuevo, con estudiadas lanzas de luz, un lugar más amplio, que dejó a todos tan boqueabiertos que durante un momento olvidaron las precauciones.

Una techo de vegetación alta entre rocas, enredadas hasta parecer una red de pescadores, cubría una extensión nubosa, con una calima que sólo dejaba ver ligeros trazos de verde y piedra aquí y allí, moviéndose como millares de serpientes blancas sin carne, lentamente, en busca de algo vivo.

Entre las sombras del fondo, la roca alta creaba relieves grises, y junto enfrente de los asombrados ojos de todos, quizá excepto de Vidyc, la fachada de una amplia entrada estaba esculpida en la misma roca. Una puerta de dos hojas tallada con motivos misteriosos, con la forma de seres difíciles de imaginar, entrelazándose unos con otros como si fueran unos, deshaciéndose y volviéndose a formar en un plan inconcebible y enfermizo.

Al lado de cada hoja había una columna retorcida en espiral, no recta, sino sibilina, que se clavaba en el suelo y en el techo, y allí era donde la luz incidía, aunque débil, otorgando vida y fluidez a los dibujos, como si fueran una marea esquiva que no llegase nunca a ningún lugar.

El soldado de la retaguardia desenvainó entonces su espada, haciendo un ruido sutil y metálico que resbaló por las paredes hasta apagarse lejos. El de delante despertó entonces y pasó su mirada espantada por todos los lugares.

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06/02/2008, 12:12
Robehr de Bordefronda

El sudor le empapaba la espalda, dificultándole el movimiento. A cada paso el corazón retumbaba en su pecho, incapaz de esconder por más instantes su miedo. Los ojos se entrecerraban y volvían a abrir, protestando silenciosamente ante los bruscos cambios entre la luz y las sombras.

Prefería cualquier lugar, pero allí estaba, en frente a dos puertas malditas, la entrada tal vez al mismo infierno. Carecía de cualquier sueño, cualquier pesadilla, cualquier recuerdo capaz de otorgarle un nombre a esas formas.

Vidyc era el único que controlaba sus emociones, si es que acaso tenía. Su figura era imposible de obviar, pero en ocasiones parecía que no estuviera pisando la misma tierra, ausente ante la angustia que envolvía a toda la comitiva.

Entonces el familiar ruido del acero pareció sacarlo por unos instantes de sus temores, con un rápido giro de 180º Robehr tensó su arco mientras sus ojos cansados se esforzaban por fijar un blanco entre las lanzas de luz. Solo esperaba que esas puertas cubrieran su espalda.

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08/02/2008, 08:32
Níbias Roblefuerte

Níbias se mantenía relativamente sereno, al menos tanto como alguien puede estarlo en una situación así. Al hombretón se le veía tranquilo.

No es que no sintiese miedo, quizás no excesivamente, lo que ocurría es que Níbias pensaba que tan sólo han de temer aquellos que tienen algo que perder. Y él ya lo había perdido casi todo. Huérfano desde prácticamente antes de nacer y abandonado a su suerte a los pocos días de ver la luz. Sin conocer su procedencia ni su identidad y criado por unos padres adoptivos que, si bien fueron buenos y cariñosos, hacía relativamente poco que habían abandonado este mundo.

No, Níbias no tenía demasiado que perder a parte de su propia vida, así pues no temía demasiado por ello.

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11/02/2008, 18:52
Vidyc

El corregidor observó a los hombres. Aunque los batidores parecían algo alterados, eran los soldados quienes se mostraban más incómodos. Permaneció serio entre todos y musitó.

- Vosotros protegéis mi cuerpo, y yo me encargo de vuestro espíritu. No debéis preocuparos.

La mirada del hombre de delante dio la fugaz impresión de que en aquel momento le importaba un rábano su espíritu, pero aquello duró poco, pues el corregidor con sus palabras pareció envolver a todos, y algo de calma llegó, ciertamente. Tenía sentido, después de todo, si alguien podía protegerles de lo que fuera ese lugar maldito, sin duda era Vidyc.

- Ahora - prosiguió señalando con el dedo - nada más importa que ese lugar. Parece un templo oculto. Esta tierra esquiva oculta secretos, se disfraza de bosque y colina y espera a que nos acerquemos. Conoceréis el método, cazadores. Luego se abate sobre nosotros, sombría. Pero estamos preparados, sin miedo en los corazones. Seguidme.

Vidyc comenzó a andar por la superficie brumosa, sin mirar dónde pisaba, con los ojos fijos en la puerta grande, en la penumbra donde sólo unos pocos rayos llegaban enfermos.

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11/02/2008, 18:54
Director

Los soldados miraron hacia los sus respectivos lados, delante y detrás. Los batidores también. Las sombras se movían sobre la bruma, en un baile inquietante. Se acercaron rápido, pero les pareció eterno, con un suelo blando que cedía ante ellos como si quisiera atraparles.

Se adelantó entonces el corregidor y con mano firme encendió una luz que sacó de su mano.

Fue magia. Era una esfera azul, parecía de cristal, con una luz interior que brilló de la mano del corregidor. Era del tamaño de ovillos grandes en los que recogían la lana y con los que jugaban a veces de niño, algo mayores que un puño. Se decía que con eso iluminaban las noches en la ciudad alta de la capital, y alguno juraba que podía ver desde la aldea el reflejo azulado en las alturas.

Ahora, fuera o no cierto, lo veían ellos, azul contra piedra y la plata apagada de la luz que caía ante ellos. Por fin tocaron piedra y el corregidor se acercó y miró la puerta con atención.

Eran dibujos oscuros. Había batallas, dolor y muertes, y seres deformes que se transformaban en cosas horribles, en serpientes y animales marinos, con grandes fauces o alas de piel correosa. la piedra estaba tallada con odio, y eso se podía ver. La caverna exhaló un gruñido, y todos, excepto el corregidor, se dieron la vuelta, sin ver nada más que las lanzas de luz en la negrura y la piedra al fondo, vieja y agonizante, teñida de ramas colgantes.

- Tiradas (4)

Tirada oculta

Tirada: 1d10+2
Motivo: Descubrir lobos (soldado 1)
Dificultad: 12
Resultado: 9+2=11

Tirada oculta

Tirada: 1d10+2
Motivo: Descubrir lobos (soldado 2)
Dificultad: 12
Resultado: 1+2=3

Tirada oculta

Tirada: 1d10+4
Motivo: Descubrir lobos (Nibias)
Dificultad: 12
Resultado: 4+4=8

Tirada oculta

Tirada: 1d10+3
Motivo: Descubrir lobos (Robehr)
Dificultad: 12
Resultado: 5+3=8

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11/02/2008, 19:03
Vidyc

Vidyc se volvió hacia ellos.

- Encended antorchas y buscad cadáveres u otras salidas. Aseguraos de que aquí no hay nada más. Luego venid.

Un soldado miró con sorpresa.

- El dolor del espíritu está aquí, y aquí estoy yo. Donde os digo está el daño del cuerpo, y para eso tenéis las espadas.