Partida Rol por web

Una sombra de una sonrrisa apenas surca el rostro del picaro. El no siente esas pasiones, pero comprende como el juicio del enano sucumbe a ellas. Pobre de el. Pero estan ante una obvia condicion donde la tactica se debe imponer al sentimiento.  Sin embargo... se pueden combinar facilmente ambos deseos. Se explica brevemente, aunque se le nota un tanto disgustado por tener que usar tantas palabras en momentos asi.

-Mama estaria entre todos los demas... bastante más a salvo que nosotros. Ademas, creo que mientras mas lejos mantengamos al enemigo de ella, mejor podra obrar su magia... Claro, si pretendes que los contenga todos yo solo...

"Bhain, lo que dice Gaius tiene sentido. Mama ya es mayorcita para cuidarse, y el centro de la formación es lo más seguro que tenemos para los lanzadores de conjuros", dice Arthedain con una sonrisa.

Bhain escucho las palabras de sus compañeros y por un segundo su expresión adopto la aapariencia de un niño al que han regañado, lueog la expresión se mudó

- Y dejarte toda la acción a ti Gaius ? Debes estar de broma.

Nos ponemos en marcha o no ? - Bhain echo un último vistazo a Mama antes de ponerse al lado de gaius

Cuando el enano pasa a su lado camino de la cabeza de la formación, Arthedain le da una palmada cariñosa en el hombro, algo poco usual en un alto elfo, siempre tan secos.

Vuelve a mirar al frente, colocandose a la derecha y detras del muerto, dejando la izquierda al enano.

-Vamos +susurra+

Sus manos se cierran con firmeza en torno a las empuñaduras de sus estoques, mientras vuelven a moverse. Los nervios en tension y la expresion serena, hay un trabajo que cumplir, y eso es todo lo que importa.

Si surgía un problema el sería uno de los primeros en tener que encargarse de  lo que fuera, para mantener a sus compañeros a salvo, así que cambió su expresión por la que solia tener en la arena, ahi donde su vida dependía de lo bueno que fueras con las armas.

Adelante.- Dijo con voz queda

Resuelto el problema de donde se situaba cada uno el grupo irrumpió nuevamente en la sala circular. Avanzaban con cautela, atentos a cualquier movimiento. El primero en notar algo raro fue Remo, que lanzó un gemido inquieto, temeroso. Casi al instante el pequeño murciélago de Mama empezó a revolotear dando vueltas y huyó hacia la zona más alta de la cámara trasladando a su señora una sensación de urgencia y peligro. La serpiente siseo en la mochila de Rómulo... Los animales lo notaron antes que los seres racionales.

A continuación la verja de metal se cerró tras ellos. No podía decía decirse que al grupo les sorprendiense... demasiado tiempo sin que nada malo sucediese. Estaba claro que no podía continuar la suerte.

Y entonces en el pasillo de enfrente vieron a las figuras que venían a la carrera hacia ellos: cuatro de aquellos terribles muertos vivientes helados acudían a por los aventureros lanzando gemidos y aullidos lastimeros. Su mera visión era capaz de helar las venas casi de la misma forma que su contacto provocaba dolores fríos...

- Atentos... rodeemoslos! - la voz del mediano surgió, exitada, de su boca mientras se preparaba para actuar según su propio consejo

El mediano dudaba sobre cuales eran las prioridades, pero tenía claro que debían eliminar, antes que nada a esos esqueletos. Y estaba dispuesto a conseguirlo!

¡Cuatro! Cuatro de aquellos horribles seres se lanzaban contra el grupo...

Durante un instante, Robin quedó petrificado: si ya había sido duro enfrentarse solamente a uno, cuatro podían ser demasiados. El clérigo susurró una breve oración - -Que Random nos proteja- antes de prepararse para el combate.

Los nervios de Silvania saltaron como impulsados por un resorte. Antes incluso de ver a sus enemigos, sus dedos comenzaron a tirar de la cuerda...

Observa a los muertos con ojos encendidos...

*Interesante.

Sin embargo, era logico... nunca las cosas iban a ser sencillas. Se prepara para atacar, listo para contener a las criaturas...

El alto elfo esperaba que ocurriera algo de ese estilo por lo que, al cerrarse la verja ya tenía empuñada la espada y adoptada la posición de guardia.

"¡Más neveras!", dijo, sarcástico. "¡Qué poca imaginación tiene este nigromante!"

Arthedain avanza un paso, se pone en guardia, y espera la llegada de los enemigos, como tantas otras veces en el campo de batalla. Un antiguo himno de combate élfico suena en sus labios, muy bajito, pero lo suficiente como para que los demás lo oigan: "Down the glen, an Easter morn, to a city fair rode I...*"

A Silvania no le gustó como se había empezado el combate, para disparar con precisión necesitaba acercarse, pero eso la dejaba demasiado a merced de una carga de los muertos vivientes. Esperó un segundo a que los guerreros avanzasen o aquellas bestias se acercasen un poco.

Las dos primeras criaturas irrumpieron en la sala aullando como demonios mientras alzaban sus brazos gélidos. Se lanzaron a la carrera contra el muerto viviente que controlaba Mama Briggite, pero el enorme armazón metálico del individuo lo protegió contra las garras atacantes.