Partida Rol por web

Mientras medito sobre la conveniencia de una trampa de tan buena calidad, en un lugar tan estrecho, oigo que me llaman... Siempre se acuerdan cuando lo necesitan a uno

-Vere que puedo hacer...+murmuro, abriendome paso de lado con Arthedain y el enano. Me inclino sobre la trampa para estudiar su mecanismo, mientras saco de mi mochila las herramientas de mi labor... disponiendome a trabajar en ella

Gaius revisaba la trampa con la tranquilidad de la experiencia. Sin embargo debió tener en cuenta que estos dos días no habían sido lo que se decía su mejor racha. Cuando oyó el click tuvo el tiempo suficiente de lanzar una maldición antes de darse cuenta de que la trampa se abría a sus pies.

Pero me cago en...+alcanzo a murmurar, cuando el suelo cede y me resbalan las botas hacia abajo..

Si le preguntarais como lo había hecho, no sabría que contestaros, su cuerpo actuó por instinto. El brazo de Bhain salió disparado hacia su compañero como si de un resorte se tratara, y le aferró con fuerza , sus fuertes manos se cerraron sobre su brazo, mientras Bhain separaba ambas piernas para tener mayor estabilidad, y asi no verse arrastrado el tambien a la trampa.

Rómulo, al final de la fila observó el rápido movimiento del enano e intentó interpretar que era lo que estaba pasando - Pero... que le pasa? - se preguntó a si mismo, aunque sus palabras fueron levemente audibles por quienes estaban cerca "No se supone que es Gaius el que debe ocuparse de las trampas? para que actúa? No le tendrá confianza?" se preguntó a si mismo antes de expresarse en voz alta

- Entonces... podemos avanzar? Esos esqueletos ya deben haberle avisado a cualquiera que los haya enviado que vamos tras ellos -

En el último lugar de la hilera el "líder" permanecía desconcertado, sin terminar de ver que pasaba y poniéndose cada vez más nervioso ante la falta de información - Alguien quiere explicarme porque no nos movemos? - terminó preguntando esperando que alguien se dignara en explicarle la situación a quienes, como el, no veían el frente del grupo.

Arthedain, sin volver la cabeza, respondió sarcástico a la pregunta de Rómulo:
-Aquí Gaius y Bhain, que se están marcando unos pasos de baile, pero no te preocupes, que en seguida acaban y nos ponemos a la labor. Tú vigila la retaguardia, no sea que nos den por detrás.

Gaius reprimió un suspiro de alivio cuando el fuerte brazo del enano lo aferró. Bastante humillación fue el caer por una trampa que ya conocía como para encima ponerse a temblar como una doncella virgen tras ser rescatado. Con cierto resentimiento observó como la trampa volvía a su posición inicial una vez más de forma impecable. Se diría que aquella construcción se estaba riendo de ellos.

- No sé por qué, empieza Arthedain, cáustico com siempre - me da la impresión de que estamos haciendo el panoli con este intento de aproximación sutil. Propongo pasar al plan B y echar abajo toda puerta que encontremos hasta encontrar al nigromante, a ver si así cambia nuestra suerte... a mejor, me refiero.

Aprieta los dientes mientras se suelta del brazo salvador de Bhain, agradeciendo con un simple gesto de cabeza. Mira el pasillo de inmediato, calculando de un vistazo el tamaño de la trampa para saltarla... pero descarta la idea pensando en los pequeños. Aunque podrian tirar a los medianos, el enano...

Grrr...+murmura, agachandose nuevamente para trabar el mecanismo..

Random debe estar de ligoteo por ahí, encarnado en forma de toro, cisne, lluvia o lo que se lleve esta temporada... porque lo que es aquí a nuestro lado echando una manita, no está.

¿Quizás aquella misión estaba condenada al fracaso? ¿Quizás al Dios Chancero no le placía que trataran de terminar con aquel monstruo? Quién podía saberlo...

En cualquier caso, la propuesta de Arthedain sonaba bien a los oídos del clérigo: así descubriría al fin si estaba ofendiendo sin querer a Random o si es que al dios simplemente le apetecía cachondearse un poco de uno de sus sacerdotes, un suceso que tampoco sería tan raro.

El mediano asiente a las palabras de sus compañeros y vuelve la cabeza, dispuesto a asegurarse que nadie les siga los pasos - Perded cuidado, por aquí no vendrá nadie... por lo menos sin que les avise. Uds. vean como continuamos que Remo se está poniendo nervioso -

Arthedain se sienta en cuclillas mientras espera que acabe una más de las interminables deliberaciones del grupo.

Cierra los ojos como si meditara y tan solo comenta: - Cuando estéis listos para seguir avanzando, me lo decís.

Bhain se acerco a la callada Mama. El se sentía cómodo entre estos tuneles de piedra, no era como estar en casa, ya que sería como comparar un hermoso jardin con los peores barrios de la ciudad, pero su herencia le ataba, y eso se notaba.

Casi había olvidado que quizás Mama no se sintiera cómoda aqui abajo, y ya no solo por los mortales peligros escondidos que había demostrado posees este lugar.

Estás bien ? - Le preguntó de forma suave, para acontinuación extender su mano hasta posarla en el brazo de ella y la acarició, pero fué algo instintivo, cuando se dió cuenta retiro la mano.

- Sí.- la mujer contestó algo confundida, como si no supiera muy bien como llevar el trato con los vivos después de pasar tanto tiempo entre muertos - Me alegro de que no cayeras por el foso...- añadió torpemente.

INTERLUDIO

El carromato se movía a una velocidad considerable, devorando las millas como si sus pasajeros tuvieran una prisa especial. Y sin embargo uno de los pasajeros, el más importante, no tenía prisa alguna. Había pasado toda una eternidad moviendo laboriosamente las piezas de un intrincado puzzle y ahora, una tras otra, iban encajando con una maestría absoluta. No experimentaba ninguna satisfacción ni gozo. Eones atrás hubiera disfrutado de su logro. Le costaba recordar como era entonces, cuando todavía era humano.

El vehículo redujo su paso hasta casi detenerse. En el otro sillón el mago se mantenía silencioso. Movió ligeramente la cortinilla para ver que pasaba: un control rutinario del Imperio. Contuvo un gruñido por miedo a que su mortal acompañante pudiera notar su malestar. Después de todo viajaban de aquella forma tan común porque el otro viajero lo había pedido. Sus palabras habían sido, concretamente, que 'quería ver con sus ojos muertos el Imperio del que nacería la Muerte'. Increíble. ¡Qué absurda pretensión para un liche que podría teleportar todo su castillo sólo por pura voluntad! Pero ¿acaso alguien podía entender como funcionaba la mente de esos genios sin vida? Desde luego Caulus no pensaba hacer cábalas al respecto. No podía evitar sentir una cierta ansiedad mezclada con temor ¿cómo sería realmente la muerte? Había trabajado durante toda su existencia en el campo de la nigromancia pero nunca se había planteado realmente que pudiera llegar a conseguir el gran logro: avanzar hacia la no-vida, hacia la eternidad. Contempló una vez más a aquella entidad enfundada en la Túnica de las Siete Marcas. Aunque ahora la capucha cubría su descarnada calavera se vislumbraba el odioso refulgir de unos ojos llameantes. Caulus nunca se había arredado ante ningún no-muerto pero aquello era distinto: estaba ante la más poderosa criatura engendrada por la nigromancia.

Los guardias reconocieron el Sello Real y ni siquiera hicieron un amago por comprobar quien iba dentro del carromato. Habían tenido suerte: vivirían unas cuantas noches más. Podrían disfrutar del calor de sus mujeres y quizás el cariño de algún niño. Todo eso iba a acabar pronto. Para todos. El mago, todavía humano, no podía pensar en aquello sin notar como la locura arañaba los resquicios de su mente. Prefería seguir los acontecimientos y dejar a Bargle la comprensión final de sus consecuencias.

Por su parte sólo esperaba que la Plaga se hubiera puesto ya en marcha y todo sucediese en el orden correcto. La muerte orquestada de todo un universo empieza siempre con las melodías más sencillas.

Gaius terminó de asentar la trampa para que no saltase nuevamente. Los demás habían esperado pacientemente durante casi diez minutos hasta que el asesino acabó su trabajo sin nuevas sorpresas. Nadie había venido a molestarles. ¿Por qué? ¿Por qué nadie se preocupaba de acabar con ellos de forma activa? Sí, era cierto: les habían enviado a aquellas criaturas gélidas como comité de bienvenida pero luego nada... ¿por qué? Aquel sitio estaba vacío y muerto en la mayor extensión de la palabra. Pese a las visicitudes pasadas todo parecía demasiado sencillo...

Y el pasillo continuaba ante ellos...

Piso despacio el piso, con los brazos sosteniendolo en las pardes, para comprobar que la trampa estuviera bien... Ultimamente, sus habilidades le estaban resultando insuficientes... sometiendose a prueba, resultaba peor cada vez... Pudiera ser que la suerte se le estuviera acabando.

*O una mala jugada de los dioses....

Creo que esta listo... Continuemos +murmuro, dandole paso a Bhain

-Si, avancemos - consensuó el mediano sin descender de su montura - y estemos preparados, esos esqueletos ya deben haber avisado a cualquiera que pudiera estar al final de pasillo que nos acercamos, así que esperemos evitar las sorpresas -

El druida mantuvo su posición en la retaguardia con la honda preparada y una mano acariciando la cabeza de su fiel perro.