Partida Rol por web

Sangrante, con el brazo izquierdo destrozado, solo y cansado, el sacerdote Godum estaba cada vez mas cerca de la muerte y a pesar de ello no daba señales querer rendirse, sobre todo tras notar que podría llevarse a mas de uno de esos mercenarios.

Su boca intentaba pronunciar palabras que no alcanzaba a salir y eran sustituidas por saliva sanguinolenta que chorreaba hasta caer al suelo. Su escudo roto con aquel símbolo que llevaban todos los seguidores del dios Gunndred no le proporcionaba ya mas ayuda e incluso era una dolorosa carga. El sacerdote sabia que el fin se acercaba y por ello debía darse mas prisa.

Tras derribar al último de los compañeros de Godum y viendo que éste estaba más muerto que vivo, bajó por un momento la espada y le espetó

- ESTÁS PERDIDO. AHORA DINOS A QUÉ OS DEDICÁBAIS AQUÍ. ¿ADORÁBAIS A LOS DIOSES OSCUROS? ¿LES OFRECÍAIS NIÑOS EN PROFANO SACRIFICIO?

La elfa vio como Walter caía al suelo tras el golpe del sacerdote y cómo este se teñía rápidamente de rojo con la sangre del mercenario.

Ella había acudido allí para intentar salvar su vida, así que a pesar de que el sacerdote todavía no había caído y a riesgo de exponerse a un último ataque,  conjuró el aethyr para detener la hemorragia que podía poner fin a la vida de su compañero en cualquier momento. 

No quería fallar, así que utilizó una pequeña ramita de acebo que se consumió en el proceso, evitando de tal modo la pérdida masiva de sangre, lo que no significaba que pudiera salvar su pierna.

Habíamos caído sobre el monstrusos sacerdote como una plaga sobre una cosecha. Sin embargo, aunque habíamos derrotado al sacerdote, la lucha se había saldado con multiples heridas para nosotros.

Me llevo la mano al costado, donde no dudo que me saldrá un buen morado. Puede que tengas rotas varias costillas jovencito... Me duele tomar aire y apenas puedo sujetar la espada.

Observo a Lorantha usar sus manos sanadoras sobre Walter. Un hombre valiente el soldado. Ya llegaría mi turno. Compañeros necesitaban de su saber más que yo.

Entonces recuerdo por qué estábamos aquí. Igor. La batalla en el exterior. El ejercito Imperial...

Compañeros, acabemos con esto de una vez. El ejercito Imperial pronto romperá el cerco -digo acercándome a Igor para comprobar que siga con vida. El viejo nos había sorprendido alguna vez con una vitalidad inusitada. Esperaaba que siguiese con vida.

Puede que sea nuestra única oportunidad de recuperar nuestras pertenencias y escapar de este infierno.

El enemigo ya estaba liquidado, por si las dudas le asesté un buen golpe con mi maza para asegurarme. Y no te levantes desgraciado.- Por otro lado solo vi como volaba el arma del sacerdote, al parecer mis compañeros lo habían desarmado y ahora yacía inmóvil e indefenso. Escuche las palabras de Nathan y rápidamente me acerque a interrogarlo. -Concuerdo con el mocoso, si no recuperamos nuestras cosas probablemente no volvamos a verlas y muchos de nosotros tenemos cosas muy valiosas. Mejor habla hechicero, dinos donde llevaron nuestras pertenencias y te daremos una muerte rápida y digna, de lo contrario te dejaremos a merced de los imperiales para que ellos te saquen la verdad a pedazos.- Amenazo a Godum con intención de saber el destino de nuestros objetos.

- ¡ARGGGGG! ¡MI PIERNA! ¡MI PIERNA! - Grito el mercenario mientras se revolcaba por el suelo y regaba con su sangre a sus compañeros - ¡AYUDAME POR LOS DIOSES QUE ME MUERO! - volvio a gritar mientras intentaba cortar la hemorrgia como buenamente podia.
 

Aquello se demoraba demasiado para Trojan. El norsca había perdido por completo la paciencia y quería alejarse de aquel lugar. El viaje estaba siendo mucho más ajetreado de lo que jamás hubiera imaginado.

No tiene miedo a morrirr. No sirrve de nada amenazarrle, mátale y podrremos irrnos.

Aquello estaba claro para Trojan. Ya había tenido bastante compañía de soldados del Imperio y no quería volver a tener que compartir viaje con ellos. Ni explicaciones. Seguro que habría muchas preguntas y muchas más sospechas cobre qué estaba haciendo su clan en aquella infame fortaleza.

¡Mátalo! -insistió el norsca mientras sujetaba su hacha ensangrentada.

El mercenario, en un principio, se quedó algo bloqueado al contemplar la escena. Pero, tras un par de segundos de vacilación, no dudó, y descargó otro golpe contra el maldito Godum, con clara intención de acabar con su vida.

-¡Por los cojones de Sigmar, es un brujo o algo peor! ¡No le deis oportunidad de matarnos a todos!-exclamó, mientras volvía a alzar el arma, sin preocuparse de si el hombre ya había muerto por el golpe. 

Al parecer a nadie le interesaba recuperar su cosas (xD) parecía que todos estaban mas que listos para retirarse y suponía que debía de dar por perdidos mis enseres a pesar de lo valiosos que eran para mi. Simplemente vi como Kurt acaba con el sacerdote antes de que pudiera decir cualquier cosa, sin embargo no pensaba salir de ahí con las manos vacías, quizá el hechicero tenia algo valioso que pudiera compensar mi perdida por lo que revisé el cuerpo después de que cayera abatido esperando poder sacar algo valioso antes de largarnos.

El sacerdote del dios Gunndred y líder aparente de aquella secta de bandidos adoradores había muerto. Kurt había dado el último golpe al no tener intenciones de correr más riesgos y darse cuenta de que varios de sus compañeros parecían querer bajar las armas.

El combate había sido difícil y aquel sacerdote les cobró un alto precio por su vida al dejar fuera de combate tanto a Walter como a Igor, y eso sin contar lo que habían sufrido todos los demás.

La habitación yacía en un mar de sangre con  un total de 6 cadáveres si contábamos al moribundo Walter cuyo aspecto se veía mal. La habitación contigua presentaba una escena aun peor e incluso se empezaba a desprender desde ella un insoportable hedor a muerte.

Hasta ahora el viaje había sido muy caro y la esperanza de llegar a Karak Azgal se hacia cada vez mas lejana; luego el que allí consiguieran riquezas y gloria empezaba a tornarse en un muy alto precio a pagar. Hasta ahora el viaje les había traído la mano herida de Kurt, las continuas heridas de Jaime, la pierna herida de Nathan y ahora la posible muerte de Walter.

Quizá, ahora podrían tener siquiera una recompensa. Sus acciones habían sido correctas, habían librado al mundo de un aparente rey cuyas intenciones para sus súbditos eran de las peores que podría imaginar la mente humana, a la par de ello habían terminado con un gran número de integrantes de una peligrosa secta de bandidos adoradores de un dios malévolo.

Y por ello quizá, y solo quizá, habría algo que pudieran sacar de aquel castillo antes de partir y retomar la senda del destino.

Con los enemigos muertos, la orgía de sangre derramada había sido una gratificante experiencia para Trojan, el dios de la guerra estaría satisfecho, llegaba el momento de preocuparse de sus compañeros de armas. El norsca se agachó sobre la alfombra roja, ahora más roja al estar teñida de sangre.

Ayudadme, tenemos que prreparrarr unas parrihuelas parra Walter.

Sacó su daga y comenzó a cortar la tela para poder poner a Walter encima.

Comprrobad las otrras habitaciones.

Sin perder tiempo tomo la maza de Godum para reemplazar mi arma perdida y la cadena de oro que trae en el cuello. Con esto me doy por bien servido por ahora, las pertenencias del resto de los cadáveres pueden repartirselas. Por mi parte subiré al piso superior? Quizá ahí nos aguarde un gran tesoro, sea cual fuere la situación recomendaría no sustraer demasiadas cosas, para no levantar sospechas entre los imperiales.-

-Bueno, ¿qué hacemos ahora?-preguntó el mercenario, limpiando su arma en las ropas del sacerdote. El saqueo era una opción, pero no tenían demasiado tiempo... Y quizás el resto podría preferir recuperar sus cosas antes de empezar a llevarse todo lo que no estuviera clavado al suelo. 

- Hemos de buscar en el resto de habitaciones. Cuando hayamos rastreado este lugar, deberíamos irnos. Este lugar no es para nada seguro -miró cómo el enano rastreaba los cuerpos y sintió repugnancia. Jamás cogería nada que uno de esos blasfemos llevase encima. Antes muerto de frío, hambre o sin espada.

Siguió a Trojan en su búsqueda por las habitaciones.

La elfa sabía que los imperiales no tardarían en llegar y que el Capitán reclamaría el precio por su ayuda, precio que ninguno de la compañía parecía dispuesto a pagar salvo ella.

- Si no os vais ahora os tocará servir al imperio al menos durante un tiempo. Yo me quedo con Walter, pues para él irse no es una opción, se morirá si lo hacemos, o en el mejor de los casos perderá la pierna. El cirujano del Capitán quizá pueda ayudarle a salvarla. - dijo mientras el grupo parecía empezar a moverse anárquicamente. 

Habían luchado bien, como siempre, se compenetraban bastante bien cuando de combatir se trataba, el caos siempre llegaba después.

Arrastró a Walter para que pudiera apoyarse en la pared* y evitar así que su sangre se mezclara más con la de los demás caídos. Luego se acercó en dirección a la mesa para tomar el mantel del banquete o al menos alguna parte limpia de él que pudiera servir para vendar la herida de su compañero.

- ¡Maldito cabron! - seguia protestando Walter mientras su compañeros lo ayudaban - Asi se pudra en el infierno y lo devoren los gusanos dia tras dia. ¡Me ha destrozado la pierna! ¡No voy a volver caminar en la vida! - 

Para la mayoría de los mercenarios allí presentes, el tiempo era oro. De uno u otro modo todos tenían cierta idea de conseguir algo con que sustentar su largo viaje en aquellas habitaciones antes de partir y el enano Grim no pensaba esperar a que solo sugirieran por lo que se apresuró al siguiente piso sin pensar en que podría haber mas enemigos allí. No obstante para tranquilidad de todos, el enano no parecía estar en problemas allá arriba.

Lorantha por su parte, conciente de la situación por la que pasaba Walter, era quizá la única que no pensaba en retirarse pues su compañero necesitaba pronta atención medica y sería imposible que pudiese escapar en ese estado; y mucho menos sobrevivir al largo y peligroso viaje hasta Karak Azgal. Finalmente con el auxilio de Nathan quien le daba unas palmaditas en el rostro, el viajo Igor empezaba a volver en si al tiempo que aseguraba haber visto a un terrible demonio, probablemente no tardaría en reclamar por su espada y su armadura.