Partida Rol por web

La Sociedad Fénix 2

Conteniendo la marea (Capítulo V)

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08/09/2013, 21:25
Director

Prudence había seguido el rastro, inquieta y agitada, casi como en un juego. No sabía muy bien que esperar de aquella reunión entre Rémi y Will, porque en realidad lo más pausible es que terminaran a golpes por cuestiones de territorialidad. Sin embargo, se sorprendió de que hubieran entrado en el ala de la servidumbre, hoy casi vacía (los trabajadores merecían pasar la navidad con sus propias familias). En el antiguo despacho del mayordomo la chimenea estaba encendida, buscando caldear un poco el gélido ambiente.

Cuando se asomó a la cristalera de la puerta para espiar, lo que vió la dejó patidifusa. Rémi acababa de besar a William en la boca, de modo más que fraternal. Y no solo eso, sino que llegó a escuchar la última frase.

-No renunciemos a ella. Simplemente, aceptémonos el uno al otro en una Trinidad que solo puede traernos felicidad. William, es lo mejor. Especialmente para ella y lo sabes. 

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08/09/2013, 21:30
William Talbot

Y así, como él solía, le había roto todos los esquemas. William había llegado allí con espíritu conciliador, dispuesto a claudicar. Sin embargo, las palabras de Rémi le fueron sacando poco a poco de quicio. Él era como era, y llevaba más de cincuenta años sobre la faz de la tierra. En realidad, era mucho tiempo inserto en una sociedad formal como descubrir, de repente, que le gustaban los hombres. Porque no le gustaban. No de aquella manera.

Por respeto hacia Rémi no le detuvo, aunque en su mente la idea cada vez más aberrante de conocer como realmente pensaba le aterrorizaba. ¿Como iba a dejar a Prudence con semejante mamarracho libertino? Su mente se bloqueó como un resorte, impidiendo la entrada de ideas nuevas, y volviendo a un estado anterior, en el que estaba convencido de que lo mejor era que siguiera junto a ella.

Se tocó los labios un segundo, y luego sacó un pañuelo de su bolsillo, limpiándose con mucha parsimonia. Sin embargo, su mirada era de odio. Un odio que alguien como Rémi no podía llegar a entender.

-Tienes los huevos cuadrados -le espetó- No solo me pides que la comparta sino que pretendes darme por el culo. No te voy a partir la cara porque tu madre está en casa, Rémi. Pero que me digas que te has hecho pajas desde que eras adolescente pensando en mi es justo lo que necesitaba para mandar a la mierda todo lo que te he propuesto antes. Joder. ¿En qué estabas pensando? Seguro que a Candance, a tu madre, y a toda la familia les encantaría ver un sórdido ménage a trois a la francesa en un apartamento de Montmartre haciendo el puñetero trenecito. Eso es muy adulto por tu parte, me cago en satanás.

Se levantó de repente, volcando la silla.

-Te sugiero que te salgas de esta habitación antes de que cambie de idea, y te de el par de hostias que tu padre debería haberte pegado hace mucho tiempo.

Parecía que iba en serio.

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09/09/2013, 01:04
Prudence Urquart

El corazón se le iba a salir del pecho de lo nerviosa que estaba, nada bueno podía pasar entre esos dos y lo último que quería era peleas entre ellos y menos esa noche. No era una curiosidad malsana lo que la movió a buscarles si no verdadera preocupación, de hecho no se molestó en esconderse como habría hecho alguien con ganas de espiar.
​Las pisadas le llevaron casi a dar la vuelta al patio, que se hubieran adentrado en la zona de servicio la descolocó, ahora si que no sabía a que atenerse. La poca servidumbre que quedaba estaba en la cocina ultimando detalles antes de ir a sus propias casas, era un día para estar en familia, así que aquello permanecia oscuro y solitario y no le costó encontrarles. Les delató la luz del despacho, la cosa era cada vez mas rara ¿Estarían simplemente debatiendo?

La prudencia le llevó a caminar lentamente para no ser descubierta por el crujir del suelo, tal vez estuvieran hablando civilizadamente y su interrupción arruinara la situación. Así fue como sigilosa estiró el cuello para ver a través del cristal de la puerta, de esos antiguos que distorsionan ligeramente la visión a causa de las ondulaciones y burbujas, no obstante entendió bien claro lo que veía. La sorpresa fue mayúscula al observar el que parecía el momento clave del misterioso encuentro. El corazón le dio un vuelco a la par que le llegó una bocanada ácida. Se agarró el estómago y se tapó la boca mientras pegaba la espalda a la pared, las palabras de Remí le llegaron como un incienso venenoso hasta el alma.
Se dobló sobre sí misma ahogando un quejido de dolor, dolor que aumentaba a cada sentencia de Will desgranando el plan que al parecer Remí le había propuesto ¡¿Como?! ¡¿Como habia tenido el valor de proponer semejante cosa!? Pensar en como debía sentirse Will la terminó de descomponer, un caballero a la vieja usanza, un oficial, un hombre camino de la ultima etapa de su vida... compartiendo a su mujer? Su casa? Su cama? Cual adolescente que está explorando la vida? Con su respetabilidad de boca en boca entre sus compañeros militares y su honor herido... ¿Y ella? ¿En que lugar quedaba? ¿Acaso le daba igual uno que otro? Quería pensar que había sido una decisión no meditada, un impulso, una solución a la desesperada pero la herida se había inflingido. Lo que Prue había sentido cuando el Asha la encerró, cuando murió y cuando Remí la hizo regresar había sido de una intensidad devastadora ¿No había sentido él lo mismo? Fénix no era mejor que Will en nada, pero se había sentido conectada a él de tal manera que imperaba sobre años de fidelidad, constancia y seguridad junto a Will. No tenía dudas, le amaba y ahora... ahora le veía besando a otro, confesando que le gustaba desde hacía décadas y que era capaz de compartirla, repartiendo puñaladas a diestro y siniestro... “Oh! Remí ¿En que estabas pensando?” recriminaba en su cabeza “¿ Como has podido? Ya tienes 30 años como para... para pensar semejante disparate...”, le pareció una salida inmadura, cómoda y muy egoísta "¿Y así pretendes hacer sentir orgulloso a tu padre?"

Entonces inspiró y expiró cortando de forma tajante el quebranto que le había supuesto la sorpresa y sin pensar tomó el pomo de la puerta y entró.
Su gesto era rígido casi pétreo, como solo saben hacer los Urquart, quedó un momento quieta en pie ante los dos, solo unas fracciones de segundo, y luego giró los ojos hacia Fénix al que proporcionó una sonora bofetada que le dolió mas allá de los huesos.

-Nuestros padres se han tomado muchas molestias para que esta noche sea un éxito, sería muy desconsiderado y desagradecido por nuestra parte arruinar sus esfuerzos por confortarnos en medio de tanta desgracia.

Agradezco sinceramente las preocupaciones tomadas por ambos y lamento haberos llevado a semejante extremo pero haceos a la idea de que la Prue que conocíais murió en Creta y no volverá jamás- hizo una larga pausa en la que trató de tomar fuerzas para mantener la compostura y elegir las palabras adecuadas -Es tiempo de conocer a una Prue nueva, ya veremos si os gusta o no y ya veré que hago yo también . Ahora lo que toca es ir a ese maldito salón, lucir la mejor de nuestras sonrisas y ser amables en la que se supone ha de ser la noche mas feliz del año, así que levantaos y por el bien de todos olvidemos esta bochornosa escena.

Esta última frase sonó temblorosa en unos labios que luchaban por contener el llanto, aunque al contraluz podía apreciarse el brillo acuoso en los profundos ojos de Prudence.

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09/09/2013, 15:34
Rémi Phénix Rosseau

Phénix mostró un rostro inmutable ante el despectivo gesto de William al limpiarse la boca, si bien su mirada pareció congelarse con el azul de un glaciar. Pero cuando comenzó a escupir todo su veneno, cuando su odio y desprecio afloraron a la superficie como una ola tempestuosa tras romperse el dique impuesto por la etiqueta y la hipocresía, Rémi descubrió al verdadero William, al hombre tras la máscara. Su rechazo hubiera sido aceptable e incluso comprensible. Una simple negativa a su propuesta de no obligar a Prue a tener que decidir, a elegir entre los hombres que amaba en base a lo que no eran sino anclas sociales, tabúes establecidos por una sociedad de profunda raigambre judeo-cristiana. 

Pero la réplica de William había ido más allá. Ira, odio y ponzoña habían sido esgrimidas, usadas y el impacto fue directo. Frente a un intento de conciliación había recibido una declaración de guerra. Y William no había reservado nada en su fuego de artillería, haciendo mención a su padre y al tratamiento que este debería haberle dado en el ejercicio de sus funciones como progenitor.

Phénix palideció. Blanco como una mortaja acusó el impacto en el preciso instante en que Prue evidenciaba su presencia ante ellos. No habló, pues no habían palabras con las que poder cambiar el curso de los hechos. William era la viva representación de todo aquello que había vislumbrado en su padre cuando este le miraba sin ser consciente de que a su vez era observado. Y la bofetada de Prue contenía un filo que acababa de sajar sus últimas ataduras. El fuego que cruzó su mejilla fue el único color que acompañó al azul de su mirada rota. Las palabras que siguieron ni siquiera fueron escuchadas y aún menos comprendidas, pero su mellado tono permeó en aquella nave que se hundía. 

Rémi simplemente desapareció. Todo él se desmaterializó, como si se tratara de un acto inconsciente, como si su poder siempre hubiera respondido a un mismo objetivo, deseado y desconocido a su vez. Hacerse invisible a ojos de todos aquellos que no solo no lo aceptaban, sino que lo juzgaban y condenaban. Sin juicio, sin posibilidades de defensa, sólo en el mundo, su imagen desapareció ante la pareja. El aroma de su perfume mezclado con el del tabaco fue el único rastro que quedó de él cuando cruzó la puerta en dirección a ninguna parte. 

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11/09/2013, 00:13
Prudence Urquart

Dar aquella bofetada le dolió como si la hubieran molido a patadas, en el mismo instante que la propinó supo que lo pagaría caro y así fue. El silencio y luego… la huida, el mismo mecanismo que Fénix  había empleado decenas de veces contra aquellos que sentía le rechazaban, ahora ella había pasado a ser uno mas en la larga lista, junto con Durand. Habría podido agarrarlo y sentarlo a la fuerza en la silla, pues aún haciéndose invisible Prue podía verle.
Cuando un Remí preadolescente descubrió aterrorizado su poder Prue también hizo otro descubrimiento, aparte de la piroquinesis podía ver el aura. Al principio solo la sentía como una especie de vibración, un zumbido, un hormigueo en las yemas, pero poco a poco con la práctica pasó a tener forma y color. De entre todas la de su primo era distinta, aún con los ojos cerrados era capaz de seguir un hilo invisible hasta él, poseía una frecuencia con la que siempre estaba sintonizada y desde su muerte la percibía más fuerte y claro que nunca. La invisibilidad apenas era efectiva contra ella (en este caso particular) pero en ese momento tuvo un poder muy superior, la hirió en lo mas profundo de su ser “No, conmigo no…” pensó al verlo disiparse.

Movió el aire al salir balanceandole el pelo cubriendole la cara, lloró sin mohín ni sollozo alguno, las lágrimas simplemente le surcaron la piel hasta filtrarse en el jersey. Los brazos le colgaban incapaces de moverse, no era capaz de tocarle con la misma mano con la que lo había golpeado. Nunca hasta ese momento se había atrevido a ponerle una mano encima y eso que a veces, de adolescente, la había puesto a prueba. Quizas si lo hubiera hecho todo habría sido diferente…

-Remí por favor.

Balbució saboreando el salado en sus labios

-Por favor…

La otra Prue, la de antes, habría salido tras él, esta Tomó la silla vacia y se sentó en ella frotándose la palma de la mano con el pulgar y los hombros caídos. Repitió entonces las mismas palabras que se articularon en su mente tras el beso que le devolvió la vida -¿Qué he hecho?- apenas miró un segundo a Will entre el parpadeo acuoso, se sentía sumamente avergonzada entre otras muchas cosas.

No pronunció una palabra más, dejó abiertas las puertas de su interior mas profundo esperando que fuera un sonar que Fénix pudiera percibir de algún modo. Si realmente estaban conectados como creía, esa conexión debía funcionar en ambas direcciones. Tal vez así podría… hacerle comprender? ¿Comprender el que? Aquello era un enorme cúmulo de equívocos imposible de tragar. La oleada de sentimientos seguramente también llegó hasta Talbot. “Lo siento”, podía distinguirse repetitivo en medio de la marea. Lo sentía por Will, lo sentía por Remí, por herir los sentimientos de ambos, por estar en parte de acuerdo con Will, por reaccionar como cualquier mujer, por entender a su primo, por traicionar a su novio, por haber pospuesto aquello, por engañar a todos y a si misma, por haber fracasado, por no hallar una respuesta, por pese a todo seguir enamorada.

¿Y ahora que? ¿Salir de allí y fingir o buscarle? ¿O por el contrario esperar o permanecer junto a Will? Apretó los ojos y los dientes en un gesto de contención del dolor, otra vez esa sensación de agujas que la atravesaban de parte a parte.

“Fénix vuelve… te lo ruego…”

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12/09/2013, 21:34
Rémi Phénix Rosseau

Su marcha ni se detuvo ni se refrenó ante la petición de su vieja amiga, ni su "por favor" reconstruyó el castillo de naipes derruido por ella y William que, en aquel momento, era Rémi. Avanzó por los pasillos de la zona de servidumbre hasta desembocar en la zona principal. Pasó junto al salón donde su madre y demás compañeros y los miembros de los Urquart hablaban distendidamente. Su invisibilidad lo mantuvo oculto a cualquier mirada curiosa o extrañada por su presencia y terminó subiendo las escaleras que lo conducían a su habitación.

Una vez en ella y tras unos minutos en los que su mente permaneció en blanco, incapaz de pensar incluso, se sentó en el borde la cama. La palidez continuaba, y la serenidad fue llegando pausadamente, conforme su agitada respiración se calmaba y la congoja que atenazaba su garganta se disipaba. Se puso en pie y anduvo hasta la ventana. La noche era oscura como boca de lobo y a la luz vertida por la mansión, los copos de nieve continuaban cayendo. Su boca adoptó un rictus firme, fruto de una decisión que se vería cumplida en breve. Fue hasta el armario, de donde sacó todas sus prendas. Dejó algo de ropa preparada sobre la cama y el resto la introdujo en su bolsa de viaje. Fue hasta el tocador y comenzó a recoger sus útiles de aseo y afeitado. Su mano acarició la navaja, el dedo pulsó sobre el filo y una minúscula gota de sangre roja brotó despacio.

No era la primera vez que se entretenía en demasía con aquel metal, pero una vez más pensó que no merecía la pena. Todo acabó en la bolsa que cerró y dejó junto a la puerta. Tras ello, bajó hasta el salón. Antes de entrar fue consciente de que su invisibilidad permanecía y haciendo un auténtico esfuerzo, Rémi Phénix Rosseau recuperó su imagen.

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12/09/2013, 21:51
Rémi Phénix Rosseau

Los pasos anunciaron su llegada. Rémi entró en el salón, mostrando un aspecto pálido que vaticinaba que su jaqueca no había mejorado. La sonrisa de la que hizo gala al saludar de nuevo a los presentes no terminó de romper su aspecto descompuesto, pero parecía convencido de la necesidad de cumplir con el ritual de aquella cena de celebración. Se sentó en el antebrazo de la silla que ocupaba su madre y pasó un brazo sobre los hombros de aquella increíble mujer, mientras escuchaba a unos y a otros.

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13/09/2013, 21:32
William Talbot

La reacción de Rémi era algo que podía esperar. Desaparecer era algo que se le daba bien, así como ir por libre. Era un espíritu rebelde, inmaduro en algunas facetas. Pero la reacción de Prudence le había roto el corazón. No hacía falta que llorara, ni que implorara. Sabía leerla perfectamente, como si fuera un libro abierto. William había llegado allí con Rémi dispuesto a hacerse a un lado de forma caballerosa, pero ahora era consciente de que ella ya había decidido de antemano.

Sintió varias cosas, una detrás de otra, o mezcladas. Primero rabia, luego impotencia, y más tarde ganas de salir corriendo. No obstante, su mente trabajaba bastante deprisa, acostumbrado como estaba a tener entrenado su cerebro para procesar cosas de lo más complejas para un ser humano normal. ¿De que iba a servir gritar?, ¿de que iba a servir intentar convencerla de que iba a estar mejor a su lado? Cuando a Persia se le metía algo en la cabeza, no paraba hasta conseguirlo. Y ahora lo que se le había metido en la cabeza era Rémi. Se sintió como un tonto con el que había estado perdiendo el tiempo muchos años. Y eso le picaba en el orgullo.

-Volverá -le dijo- Tarde o temprano descubrirá que no puede vivir sin ti. Como tu has descubierto lo mismo, me temo.

Pasó a su lado con frialdad. No dijo una mala palabra, ni le levantó la voz.

-Puedes buscarlo si quieres. O irte con él. A mi ya todo me da lo mismo.

Aunque no era verdad. No le daba lo mismo. Pero tenía que fingir que así era.

-Ya le contaré algo a tu madre -dijo, mientras salía por la puerta.

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13/09/2013, 21:49
Irvin Urquart

El doctor había tratado de mantener el ambiente festivo. Aunque hacían tiempo esperando a que regresaran tres de los comensales, habían sacado unos entrantes, y una sopera llena de caldo de gallina para entrar en calor. Lo que había corrido era el whisky, aunque las conversaciones habían sido bastante frías e informales.

-Bueno, se va a hacer tarde, así que creo que deberíamos comenzar por el plato principal. Por cierto, me pica la curiosidad. ¿Se han encontrado ya con algún miembro de la orden de Thule? Con alguno de sus... ¿Jefes?

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13/09/2013, 21:52
Adrienne Rosseau

La madre de Rémi se lo quedó mirando con preocupación. Disimulaba bien, y procuraba ser simpática. Pero el regreso de su hijo la había puesto sobre alerta. Había algo en su semblante que indicaba preocupación. Le dió un beso en la mejilla, y le preguntó al oído.

-¿Has discutido con Will?

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14/09/2013, 13:36
Rémi Phénix Rosseau

-Un... desencuentro -respondió diplomáticamente Rémi a su madre-. Nada que deba interrumpir esta cena, aunque cuando acabe me gustaría que conversáramos. Voy a necesitarte y mucho, mamá.

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14/09/2013, 14:58
Prudence Urquart
Sólo para el director

-No me mientas

Sentenció antes de que Will avanzara más en su salida

-Claro que te importa.

Alzó el rostro, observandole directamente

-Tranquilo, ni voy a salir tras él ni vas a tener que dar la cara por mi. Si alguien tiene que dar explicaciones a mis padres soy yo- Respiró hondo un momento, girando el anillo en el dedo- pero tampoco estoy diciendo que lo nuestro continúe... ¿Sabes por que le he abofeteado? Por que te ha faltado al respeto, jamás nunca, ni siquiera le había levantado la mano... Fenix se porta como un crío de mierda, un niño mimado, (en parte por mi culpa...) e ignoro que clase de futuro podría esperarme a su lado, pero- enfatizó el pero e hizo una breve pausa- lo que sentí en Creta me supera, fue... es arrollador y como se suele decir "no hay fuego sin brasas". Sabes que hace mucho que lucho contra ello pero he llegado al límite de mis fuerzas, esto es inmensamente mas grande de lo que soy capaz de resistir y me jode. Me jode por que creo que la única decisión que he tomado unilateralmente, por mi misma, sin estar influenciada por el Asha, ni por nada, ha sido la de estar contigo. Te quiero por que yo quise quererte, por que te mereces que te quieran mas que a nadie y así te quiero yo. Eres el mejor hombre que conozco, mas que mi padre incluso, Remí no te llega ni a la suela de los zapatos. Sin embargo cuanto mas avanzabamos en lo nuestro mas empeño ha puesto el universo, o lo que coño sea, en separarnos y juntarme con él. A veces he creído que alguien-algo se divertía a nuestra costa.
Todo cuanto dije el día que me diste el anillo sigue siendo cierto pero no puedo seguir contigo, no ahora, no sería honesto y la sombra del despecho acabaría apareciendo y creciendo hasta destruirnos. Lo sabes.

Saco el anillo del dedo y lo observó sosteniéndolo con ambas manos

-Voy a continuar en el comando hasta el final y aunque no puedo devolverte el tiempo sí puedo encontrar la manera de darte más y recompensarte por el tiempo perdido conmigo…- exhaló.

Caminó hacia Will, se remangó el jersey y tomando las manos del inglés colocó una bajo el pecho y otra sobre la mejilla, acariciándola con la suya. Cerró los ojos, dejó salir el aire de sus pulmones en una larga expiración y con ella dejó fluir el recuerdo de cuanto había sucedido desde la noche de la pedida. Un torrente de escenas, sentimientos y pensamientos vívidos como si estuvieran pasando en ese preciso instante y Will los viviera en primera persona. Volver a experimentar todo aquello hizo que las lágrimas reaparecieran, se autoacarició la mejilla, atesorando el calor, el tacto y el olor de la piel en la memoria, convencida de que el inglés no querría volver a tocarla en la vida. Cuanto sintiera William sería legítimo, no esperaba que la perdonara ni justificarse tampoco, pero al menos así no habría lugar a elucubraciones erróneas, sospechas ni retorcimientos, solo la verdad de los sentimientos.

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14/09/2013, 15:49
William Talbot

Las palabras de Prudence fueron francas, pero le hirieron. Tenía la certeza de que todo aquello iba a pasar, y ahora sus temores se confirmaban. Al final había sucedido lo más natural, y era simplemente que ella no se había hecho mayor, mientras que él si. No se retiró cuando tomó sus manos, y sintió su cuerpo contra el suyo, como pidiendo una disculpa cariñosa. Se sentía cansado, con ganas de escapar de todo aquello. Y sin embargo tuvo fuerzas para decirle esto.

-No -dijo, dejando unos instantes hasta formular el resto de la frase- El tiempo que hemos estado juntos no ha sido perdido, ni desperdiciado. He estado contigo porque he querido, y porque he sido feliz compartiendo mis días contigo. Y eso nunca es un desperdicio.

Besó su frente un momento, sintiendo ganas de llorar. Sabía que la iba a perder irremediablemente, y para siempre.Y eso le llenaba de tristeza.

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14/09/2013, 16:27
Prudence Urquart
Sólo para el director

Sintió como poco a poco Will se escurría de entre sus manos hasta perderle. Aquel último beso fue como niebla sobre una frente febril, le dejó alejarse, era lo que debía hacer, cualquier otra cosa sería cruel, alargar y ahondar en el dolor, aunque de natural su deseo era correr, abrazarle y mimarle como siempre, Prue era así y tan cierto como que era una Urquart que le amaba y le amaría siempre. Observó como su silueta desaparecía al fondo del pasillo -Eres el mejor hombre sobre la tierra, el mejor de todos y solo por ti merece la pena salvar esta mierda de mundo- en ese instante se decidió definitivamente a bautizarse.

El silencio y la oscuridad se apoderaron del lugar, tan solo un eventual ulular hacía que el lugar no pareciera estancado fantasmagóricamente. Inclinó la cabeza hacia atrás, apoyada en el marco de la puerta habló con Cronos. Le sentía presente pero siempre en un discreto segundo plano, era una coexistencia pacífica e incluso placentera. Cronos era casi un terapeuta del atribulado cerebro y corazón de Prue, cuando mas agitada la encontraba elegía de entre sus recuerdos aquellos apropiados para calmarla. Ella siempre preguntaba "Y si..." pero las mas de las veces Cronos no respondía, era uno de sus modos de enseñarle a manejar el tiempo, a no perderse en el laberinto de lineas temporales. Esta fue una de esas veces "Por favor, dime que en otra realidad paralela Will es feliz, tenemos un montón de niños y nos hacemos viejos juntos".

-Comprendo- dijo resoplando -Remí, Remí, Remí... maldito niño entrometido, siempre revolviendolo todo...- hubo un amago de sonrisa en su cara, pensaba en como revoloteaba a su alrededor siendo un mocoso, en las noches que se le dormía encima contandole sus penas, el momento en el que estiró la mano y le rescató de su primera invisibilidad... pensó en Durand...
Esperaba que no hubiera sido tan incosciente de haberse largado a la francesa y hubiera regresado al salón. Sacó la polvera del bolsillo y se miró en ella para calibrar los desperfectos del llanto. No le llevó demasiado solucionarlo, respiró hondo y se armó de valor para regresar al encuentro de todos.
El recorrido por los pasillos y la nieve le llevó lo justo para fumarse un cigarro, lo hizo con parsimonia, recreandose en el camino a la intemperie para que el aire frio le limpiara la piel y los ojos, y dejando distancia con William. El anillo estaba guardado en el bolsillo del pecho. Se frotó el dedo ante la puerta de la sala y tras una breve llamada a la calma de su palpitante corazón accedió al interior.

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14/09/2013, 17:59
Prudence Urquart

Prudence entró en la sala tratando de aparentar que no había pasado nada, arqueando las cejas y parpadeando sin mirar directamente a nadie, fue un disimulo muy pobre.
Hizo un barrido por la sala hasta que encontró a Fénix sentado junto a su madre,(seguía frotandose el dedo nerviosa) un latido le removió todo por dentro, tragó saliba y se dijo a si misma "Como decían en España, valor y al toro", estaba dispuesta a jugar su última baza. Si por ella hubiera sido le habría besado delante de todo el mundo y le habría amenazado con otro sopapo si la respuesta era una negativa, pero esa impulsibidad jugaba siempre en su contra (como había comprobado hacía unos minutos) además de que sería imperdonable por su madre y sobre todo una falta de respeto hacia el que ahora era su ex-novio, así que caminó sintiendose muy frágil aunque con paso firme hasta sentarse junto a los Rosseau. Pálida como el papel notaba las mejillas y los oídos hirviendo. Bailó los ojos realmente azorada ante la presencia de Adrienne, aún así no cejó en su intención y estiró la mano para alcanzar la de su primo, la ausencia del anillo quedó patente.

-Fénix, por favor (el ejercicio de autocontrol en aquella súplica fue inconmensurable)...

Había mucho implícito en aquella mirada brumosa y esperaba que Remí, pese a todo, supiera leer en ellos

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15/09/2013, 11:47
Eric Rusell

Hemos acabado con muchos nazis, pero no recuerdo si hemos topado con alguno de los jefazos de los Thules. A ver, estaba el tipo este... como se llamaba... ah, si, Jürgen Hammel -responde- pero no se si cuenta. Mis compañeros igual tienen mejor memoria que yo.

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15/09/2013, 16:29
Prudence Urquart

El rumor de las conversaciones alrededor y las miradas de soslayo la abrumaron y estaba dispuesta a tener esa conversación sí o sí, no volvería a dejarle huir al menos hasta que le dirigiera la palabra. No hizo falta gesto alguno, el tiempo se realentzió de tal manera que parecía casi detenido, tan solo ella y Fénix, al estar en contacto con su mano, eran conscientes de ello.
Nadie les escucharía ni molestaría.

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15/09/2013, 16:32
Katerina (Katja) Rustámovna Rustámova

Me sentía con una bomba a punto de estallar a tan solo unos metros de mí, no podía confortar a Prudence, no podía hacer nada por Remí. Decidí darles espacio y me acerqué a Rusell ya que nuestro otro compañero holandés estaba menos dispuesto que el resto a hablar. ¡Menuda reunión! Solo quería irme a acostar y que no me jodiera nadie, esto era un fiasco. Me prendí un cigarrillo porque no aguantaba más la ansiedad y me arrimé junto a los dos hombres que hablaban.
-Sí, ese Hammel casi se hace en los pantalones cuando lo acorralamos -solté con una sonrisa feroz y le di una calada al cigarro -Creo que todos los mandos nazis son iguales, muy gallitos en manada y unos cobardes cuando están solos -dejé que el humo saliera despacioso de entre mis labios y me tomé por el codo de uno de mis brazos "Una lástima que ese Hammel fuera nazi, porque estaba para chuparse los dedos el cabrón" pensó para sí.

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16/09/2013, 21:08
Rémi Phénix Rosseau

Vio congelarse el tiempo. Al menos el que afectaba al resto. Bocas abiertas, ojos que no parpadeban, brazos suspendidos... En otras circunstancias le habría parecido divertido e incluso habría aplaudido aquel acto. En aquel momento, lo vio como una intromisión, una violación no solo a las reglas naturales de la física, sino de todos los presentes, él incluido. Prue, una vez más, trataba de aplicar sus reglas, sus condiciones, a su conveniencia. Su temperamento era aquel, el de la inmediatez, el de sus necesidades.

La miró largamente, desde detrás del telón de las largas y oscuras pestañas que sombreaban su mirada azul. No había en ella juicio alguno. Ella había actuado siguiendo sus porpias convicciones, en base a su comprensión de lo que había llegado a percibir, a ver en aquella habitación en la que se había reunido con William a instancias de este último. La entendía, aunque no justificaba su proceder. Como el deseo de solucionar todo aquello no justificaba su presente reacción.

-Luego, Prue, luego. Necesito unos momentos de calma. Necesito esta cena. Y necesito a Adrienne, a mi madre, antes siquiera de plantearme si seré capaz de algo más esta noche. Hazme un favor. Devuélveme al tiempo de los demás.

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17/09/2013, 00:33
Prudence Urquart

Retiró la mano y todo volvió a su curso.

Prue parpadeó -Oh! os he interrumpido- esbozó una sonrisa de disculpa típica de los saraos de "societé", inclinó la cabeza a modo de saludo -disculpadme- y se levantó directa a la mesa de los canapés