Partida Rol por web

La Sociedad Fénix 2

Conteniendo la marea (Capítulo V)

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31/10/2013, 21:05
Prudence Urquart

No sin trabajo, debido al agotamiento, Prue se incorporó con la ayuda de Katia y la siguió a la cocina.

Sentada tras la larga mesa observó como la rusa se desenvolvía con los pucheros asombrosamente bien. Si hubiera sido ella la cocinera el simple hecho de buscar una cacerola habría acabado en catástrofe, mas de una vez habia preparado un desayuno o merienda, con toda su buena intención, pero este había resultado incomible o directamente tóxico. Recuerdos, recuerdos...

Acertadamente Katia no permanecio en silencio, mientras el delicioso chocolate se derretía y perfumaba la estancia daba pinceladas de sus tribulaciones.

-Hombres... antes se dejan sacar una tripa que confesar sus sentimientos- Sentenció mirandose en el espejo de su polvera, el maquillaje era irrecuperable y no le iba a quedar mas remedio que lavarse la cara “Que desastre” pensó al ver su reflejo “Hombres...”. Cerró el espejo con una certera pinza de dedos y estrelló la mejilla en una mano inclinando la cabeza.

-Will... tampoco es que sea muy comunicativo. Fijate que me enteré hace poco de que había dejado a otra para estar conmigo!!- tamborileó los dedos, de nuevo los recuerdos querían arrastrarla, pero no estaba dispuesta a seguir la deriva así que se acercó a la pileta de marmol. Se quitó el jersey, abrió el grifo del agua caliente y metió la cabeza debajo, a juzgar por el vapor debía salir hirviendo pero a ella eso le daba igual

-Vaya... no me imaginaba que Russel tuviera semejante talento... sí... los calladitos son los mas sorprendentes...Ahhh, no se que decirte... Russel y yo no empezamos con buen pie, le pille... hablando con Cahun, poniendonos verdes a Remí y a mi... sin conocernos de nada, pero bueno... ignorando eso... si tuviera que elegir entre uno de los dos... yo me quedaria con Winsel... no es anglosajón y tampoco es militar...- hablaba lavandose la cara- eso es garantía de que tiene sangre en las venas, creeme... pero es un bala perdida como yo... hasta que sepa donde quiere poner el huevo... andará dando bandazos... - dejó que el agua corrierra empapandole los rizos, escurriendose desde la base del cuello arrastrando el dolor por el desagüe, cada beso, cada caricia, cada... todo cuanto había vivido con Will y que aquella conversación le estaba recordando. Al cabo de un rato cerró el grifo y al calor de sus manos se secó en un instante

-Ahhhhhh, mucho mejor- mentira -no me acostumbro a los dolores de cabeza- la sacudió como lo hacen los perros al salir de un charco y se cruzó de brazos, aún en sujetador. -Que suerte tienen los hombres de que las mujeres nos enamoremos de ellos por que si no... anda que nos íbamos a complicar la vida así- la miró de reojo suspirando, a su lado no se sentía tan vieja, puede que le doblara la edad pero tenía pinta de que , aún sin haber salido de Rusia, Katia había vivido tanto y tan intensamente como ella. -Creo que el mejor consejo que puedo darte es... habla con ellos, conóceles mejor y deja que el corazón te lleve. Los pros y los contras dan igual- suspiró rindiendose a la evidencia, tras el agua se encontraba sorprendentemente serena, por lo visto los orientales tenían razón, los demonios se agarraban al pelo.

Volvió a ponerse el jersey y se sentó junto a su amiga ansiosa por beber aquel delicioso chocolate. La vio pensativa tras nombrar a su maestro, no quiso sin embargo preguntar, la historia de ese primer amor se vislumbraba trágica cual novela rusa, como la suya propia. Dio un primer sorbo al tazón dejandole espacio para si misma -Mmmmmmm ¡Delicioso!- dijo al cabo de unos segundos para traerla de nuevo con ella -Tía Adrienne tiene que probarlo, esta buenissimo- farfulló casi sin separar los labios de la taza antes de responder a su pregunta -Solo si tu quieres. Pero mentiría si negara que la curiosidad me mata-

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31/10/2013, 21:30
Rémi Phénix Rosseau

Phénix no podía dar crédito a lo que su madre acababa de leer. Cuidadosamente, tomó la carta de entre sus manos, muy consciente de los sentimientos encontrados de esta, y la releyó en silencio. Cuando acabó, permeado ya todo el sentido de la misma, miró a su madre, ojos azules frente a ojos azules. 

La tomó de las manos antes de abrazarla y permanecer un buen tiempo en aquella postura reconfortante para ambos. Cuando se separó, suspiró, sin saber muy bien cómo romper aquel silencio.

-Gracias mamá. Por la carta, por leerla, por aceptarla pese a todo. Creo entender lo que estás pensando. Por qué no ha pergeñado algo similar para ti. Y creo que tengo la respuesta. Y tú también. Papá te dijo todo cuanto tenía que decirte en vida y te demostró todo cuanto sentía por ti. Yo era y soy, por decirlo de algún modo, una asignatura pendiente. Lo entiendes, ¿verdad?

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03/11/2013, 19:20
Rickard Van Winsel

- Tú tranquilo, se lo que me hago.- sonriendo vagamente a Eric, mientras abría la puerta del coche, sentándose en su interior, y arrancándolo.

- Allá vamos, abrochaos los cinturones.- empezó a conducir a una velocidad moderada, puesto que hacía mucho que no cogía un coche, y no quería confiarse.-

- Bueno Coronel, y ya saben donde nos van a mandar la próxima vez?

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03/11/2013, 20:09
Eric Rusell

Eric se sentó en la parte de atrás, dejando que el coronel guiase a su compañero hacia el bar. 

Eso es una buena pregunta. Aunque espero que en el bar no tengamos que hablar de trabajo- comentó Eric. Quería relajarse y divertirse hoy, y para ello quería desconectar de todo lo que estaba relacionado con la Sociedad Fenix. 

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06/11/2013, 19:51
Katerina (Katja) Rustámovna Rustámova

Escuché con interés sus palabras, es cierto que Winsel no era militar y eso agregaba otro punto de vista distinto a su concepción del mundo, debía ser interesante hablar con él, me figuré... Pero ya no quería figurarme nada a decir verdad, los hombres no hacían más que decepcionarme, cuando no pensaban estrategias militares o mataban a alguien no tenían nada más de interés para ofrecer ni para conversar, salvo algunas preciosas y raras joyas que yacían bien ocultas o ya estaban tomadas por mujeres más rápidas de ojo.
Había algo que me intrigaba de Prue, amaba a Remí pero no dejaba de pensar en Talbot, ¿sería culpa solamente? Debía ser desgarrador tener que dejar libre a alguien que durante tanto tiempo creíste tuyo.
Estaba prestando atención con todos mis sentidos pero enseguida mi concentración se fue al demonio cuando empezó a sacarse la ropa de la cintura para arriba delante de mí hasta quedarse en sujetador, pestañeé un par de veces, mi instinto me dijo inmediatamente que estaba coqueteando conmigo, pero mi mente me dijo que dejara de alucinar y que era algo que yo deseaba, no una realidad... ¿yo lo deseaba? Bueno, no sería la primera vez. Aún así, se me hizo difícil prestar mi atención al 100% hasta que se volvió a vestir.
-He ahí mi problema, hablar -dije en voz alta, como para romper la tensión que sin querer mis hormonas habían generado, me apoyé de caderas en la mesada de la cocina y me crucé de brazos -Es difícil para mí iniciar una conversación, muy difícil. Es un avance, tengo que admitir, antes ni siquiera hablaba, ahora por lo menos digo las cosas si se me alienta o veo que la otra persona está dispuesta a hablar conmigo. Sin embargo, me sirve lo que me has dicho, me sirve mucho ahora que lo pienso...-miré de reojo por la ventana de la cocina y suspiré; me ayudaba a evaluar si quería a alguien tan veleta en mi vida o no, y otras cosas más.
Ahogué una risa ante su comentario -Sí, menuda treta nos ha hecho el destino ¿verdad? Los hombres son un problema encantador -otra vez un impulso interior me incitaba a tomarla de la mano, de acercarla a mí. En lugar de hacer eso abrí la mano y me tomé del borde de la mesada -Sí, que el corazón me lleve... un sabio consejo, un arriesgado consejo... pero el que no arriesga no gana, ¿no? -sonreí tristemente.
Me quedé pensativa nuevamente, solo su satisfacción al probar el chocolate me trajo de nuevo al presente -Me alegro de que te guste -le guiñé un ojo y sonreí -Cuando tu tía lo desee le preparo uno a ella también -bebí uno o dos sorbos de mi taza -La historia sobre mi ojo, sí -asentí rememorando, una sombra cruzó mi rostro -Antes decía siempre algo distinto a quienes me preguntaban para divertirme -dejé salir una risa algo maligna -Pero a tí te voy a decir la verdad, aunque no sé si te gustará escucharla: yo era una mujer hermosa, la más hermosa del ejército rojo, decían. El día que me ascendieron de escalafón a capitana nos fuimos a celebrar con mi batallón a una zona de tabernas muy conocida Moscú, salimos de madrugada todos borrachos cantando y haciendo bromas. A mitad de camino me separé de ellos y fui hasta el apartamento que mi amante, el profesor japonés del que te hablé, tenía en el centro de la ciudad. En la esquina del complejo de edificios alguien me golpeó en la cabeza, antes de que pudiera darme cuenta un hombre encapotado me arrastró hacia un callejón aledaño; yo luché con todas mis fuerzas pero a este hombre parecía no hacerle mella nada, luego me dijo, con una voz que nunca olvidaré "-Sé quién era tu padre, Katerina Rustámova ¿o debería decir, Katerina Yefímovichevna Rasputina?-". Te imaginarás que se me congeló la sangre en ese mismo momento, mi padre tenía enemigos muy poderosos y yo los había heredado aunque hubiera renegado de su apellido, lo que no podía figurarme era cómo este hombre se había enterado de quién era yo, ya que todas las conexiones entre mi padre y yo habían sido borradas -hice una pausa y tomé más chocolate, luego proseguí -Ya veía que no podría escapar viva de aquel encuentro, lo único que lamentaba era no poder despedirme de Kaito antes de morir -me mordí el labio, no quería que la angustia se me notara pero era casi imposible para mí ocultarla cuando recordaba aquella noche, tragué saliva sin apartar la vista de la taza que tenía entre mis manos -El sujeto comenzó a golpearme en diversas partes de mi cuerpo, sus manos eran como bloques de cemento, cada vez que su puño se hundía en mi carne podía sentir los huesos rompiéndose bajo su presión, pero extrañamente, yo no moría. Todavía no conocía mi habilidad extraordinaria en ese momento y la descubrí aquella noche -volví a hacer una pausa y me pasé la lengua por los labios, sentía que el rostro me ardía -El hombre parecía también incrédulo de que sus golpes no hubieran logrado acabar conmigo, sacó un cuchillo, dispuesto a clavármelo; con mis dedos rotos traté de agarrar el mío que estaba en la vaina de mi cinto y entonces apareció Kaito, corriendo desde la esquina, katana en mano, dispuesto a matar al maldito. Se batieron a duelo, el encapuchado llevaba un sable con unas inscripciones que no había visto en mi vida, es raro cómo tu mente cuando está en el medio del peligro y cercana a la muerte puede fijarse en las cosas más triviales.
Este hombre no solo tenía fuerza, además era rapidísimo y por más que Kaito luchó honorablemente, como un tigre, por defenderme no pudo con él... -
alcé los ojos, sentía las lágrimas en mis ojos a punto de derramarse, tuve que desviar la mirada hacia la ventana, la imagen de la sangre en la blanca alfombra de hielo vino a mi mente y su aroma compenetrado con el olor helado de la nieve me llenó las fosas nasales -Lo atravesó con el sable, el muy maldito, no podía ver más que sus ojos, esos ojos marrones de un tinte rojizo que jamás se me borrarán de la mente, esos ojos que me miraban con placer, sabía que estaba gozando con mi sufrimiento, sabía que estaba sonriendo bajo esa capa de cobardía. "-Muéstrame tu rostro, maldito-" le dije pero el tipo se me rió en la cara. La policía venía calle abajo, de seguro alertada por los vecinos, podía oír los silbatos y las botas corriendo en la nieve. "-Nos volveremos a ver, Katia-" hizo una reverencia antes de irse, antes de esfumarse delante de mí. Tiempo después me di cuenta de que ese hombre era como nosotros, Prue y él, al igual que yo en ese entonces, ignoraba que tenía un poder con el cual hacerle frente a sus serendipias, así que el muy maldito no pudo matarme y así descubrí que soy más dura y más inmune a la muerte de lo que pensaba... Y nunca más lo volví a ver... Pero sé que sigue por ahí, lo puedo presentir, además, sería muy cruel el destino si no me dejara darle muerte con mis propias manos.
Un silencio incómodo llenaba la estancia -Lo siento, no he querido arruinar el momento, no le había contado esto nunca a nadie.

 

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09/11/2013, 12:18
Prudence Urquart

Casi echa el chocolate por la nariz al escuchar su nombre completo. Su interés en torno a la historia cambió radicalmente y escuchó atentamente cada detalle.
El relato salio de sus labios de forma mecánica, como si fuera un informe policial. Tanta asepsia no era otra cosa que un mecanismo de mantener las emociones a raya ¿Cuanto tiempo llevaría bloqueandolo? Ese era un quiste muy peligroso.
Dejó la taza y extendió el brazo para estrechale la mano, era mas pequeña y suave que la suya. La emocionó pensar que una criatura de apariencia delicada fuera capaz de resistir situaciones tan duras, pero así era la gran madre Rusia, forjadora de espíritus duros como el pedernal. No pudo evitar rememorar la pérdida de su primer amor, la muerte de su inocencia...
Se levantó y dio la vuelta a la mesa para sentarse junto a Katia y abrazarla con fuerza. Lo mismo que Tupolev hizo con ella en aquel momento.

-Kaito... así que japones... - Se separó de ella permaneciendo hombro con hombro -No me he cruzado con muchos pero... algunos muy guapos- Le dio un pequeño codazo intendando animarla

-Mi primer amor... se llamaba Mwai...- tragó saliva -era... mestizo kikuyu... también le perdí... también fue Rusia... ¡Caray! Hace 30 años que no era capaz de decir su nombre- sonrió afectada, queriendo con aquella confidencia confortar a Katia haciendola sentir comprendida en su dolor.

-Por suerte pude cobrarme mi venganza, solo me costó mi virginidad y mi primer muerto... tenia 16 años y lo hice todo sola, nadie lo sabe excepto Remí, Tupolev... y ahora tú – le palmeó la mano.

Hubo una pausa silenciosa en la que dejó reposar los datos para decantar los posos. De repente frunció el ceño

-Emmm... has dicho que ese hombre tenía los ojos marrón rojizo?- Un aluvión de datos regresó a su cabeza como piezas de tangram resolviendo una figura, aparecieron entonces los característicos surcos de preocupación de los Urquart -Katia tu... ¿No conociste a tu padre verdad?- le soltó la mano y su mirada empezaba a parecer verdaderamente desconcertada -imagino que le habras dado mil vueltas a esa noche pero... esos ojos... tu poder... veras- abrió los ojos de par en par para ordenar ideas y saber explicarse -lo común es... que las serendipias pasen de padres a hijos, he oído los extraordinarios intentos por acabar con la vida de tu padre, debiste morir tras esa paliza y te repusiste... perdoname por lo que te voy a decir pero... ¿Estas segura de que tu padre está muerto? Si realmente se borró todo rastro de vuestro parentesco... ¿Como si no pudo saber que eras tu?

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10/11/2013, 02:17
Adrienne Rosseau

Adrienne escuchó a su hijo y asintió despacio, como haciéndose a la idea. En realidad, era lo mejor. Era mejor que no volviera a verle, ya que le advertiría sobre como murió, o trataría de evitarlo. Y sabía que en los últimos años, el viejo Durand se estaba agostando lentamente, y preferíria cien veces morir así que terminar convertido en un vegetal. Lo sabía bien. Así que se terminó su pocillo de chocolate y tomó la mano de su hijo un momento, para confortarle.

-Lo se, lo se. Quiso hablar contigo antes de que fueras a Brasil, para decirte algo importante. Supongo que será eso. Últimamente, tu padre estaba muy arrepentido de la manera en la que te trató al enterarse de que... -carraspeó- De que te gustan los hombres. Ya sabes como se puso. Tu padre pensaba que te habías quedado traumatizado por eso, por su reacción violenta aquel día. La verdad es que no hablábais mucho, si...

Le miró con un gesto significativamente nostálgico.

-Anda, ve. Este es el regalo de navidad de tu padre, y será mejor no demorarlo más. Avisa a tu prima, quizá quiera hablar con él también. Creo que es algo que necesitáis ambos.

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10/11/2013, 02:25
Candance Urquart

Su conversación se vió interrumpida por la irrupción de la madre de Prudence. La vieja Candance entró sin darse cuenta de que estaban en la cocina, y al girarse se llevó un susto, llevando la mano a su pecho. Sonrió luego.

-Disculpad, no quería interrumpiros. Estoy buscando a Adrienne, hace tiempo que la mandé aquí a por el chocolate. Bueno, en realidad creo que estaba hablando con Rémi.

Parpadeó, mirándolas con cierta indiscreción. Podía notar que las había pillado hablando cosas importantes. Sobre hombres, quizá.

-Los chicos se han ido a tomarse algo al Fin del Mundo, la taberna -aclaró- Hacen una fiesta de navidad para los familiares de los soldados, y las viudas de guerra. Bueno, al menos creo que se ha ido Will, y esos dos hombres que no conozco mucho. El australiano y el otro, el del bigote.

Se acercó a llenarse un vaso con agua. Ya había bebido demasiado alcohol.

-Será mejor que vayas a hablar con tu padre -dijo a Prue- Se ha pasado un poco con el whisky.

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10/11/2013, 02:33
Director

La nieve caía sobre las highlands como en un cuento de navidad. El corto trayecto hasta el Inverness, de apenas quince minutos, se dobló debido a la precaución de conducir sobre la nieve y el hielo. El pueblo estaba desierto, aunque en las casas había luz. Todo el mundo estaba celebrando la navidad, y a excepción de uno de los borrachos habituales que deambulaba zafrado bajo bufandas y un gran abrigo, la unidad actividad destacable estaba en la taberna, o más bien pub tradicional "El Fin del Mundo". Un curioso nombre para uno de los establecimientos más antiguos de la zona, que según rezaba el cartel, había abierto sus puertas en 1754.

Dentro encontraron el calor de la chimenea, y una concurrencia inesperada. Aquello estaba lleno, no solo de hombres, sino de mujeres y algún adolescente, que estaban cantando villancicos. Unas pancartas colgaban rezando "apoyamos a nuestras tropas". William les dijo que desde la Primera Guerra Mundial el pub hacía todos los años una fiesta de navidad para aquellos que habían perdido familiares y amigos en la Gran Guerra. Una fiesta que ahora tenía mayor significado, pues se unía a los acontecimientos presentes de la guerra contra Alemania.

Había sitio en los taburetes junto a la barra, y pidieron una consumición a su gusto. A pesar de la presencia de aquellos familiares el ambiente era agradable, festivo. Alguno que otro llevaba unas copas de más. Se hizo el silencio cuando una pequeña de siete años, huérfana debido a los ataques del blitz en Londres, cantó el himno "Amazing grace" con profunda emoción.

Al término, todos aplaudieron. Y como si estuvieran en una iglesia tras la comunión y el "daos la paz", la gente comenzó a abrazarse o estrechar sus manos entre si. No estaba de más recordar por lo que estaban luchando.

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10/11/2013, 21:43
Katerina (Katja) Rustámovna Rustámova

Mis ojos se alzaron para mirar incrédulos los de Prue, es más, creo que las lágrimas que amenazaban por asomar se esfumaron instantáneamente ante sus insinuaciones, ideas que ni en mis peores pesadillas se hubieran gestado.
Creo que mi expresión fue una mezcla entre total desconcierto y un profundo terror: mi padre vivo y no solo eso, con intenciones de matarme. Mi padre asesinando al que había sido hasta ahora mi único amor... No puedo describir mi expresión facial pero estoy segura de que sería terrible.
-Nunca había pensado en eso -musité con apenas un hilo de voz, todo cuanto me había dicho antes era ahora una maraña de ideas que no lograba hilar, tan perturbada estaba con aquella idea. -¿Tú sabes cómo murió mi padre, verdad Prue? Ningún ser humano, con serendipias y todo puede resistir algo así -la miré de reojo -Y sin embargo, ¿por qué no puedo dejar de pensar en que quizás tengas razón? -hice un breve silencio -Cuando leí el reporte de su muerte comprobé que su poder había pasado a mí y así pude formarme una idea más cabal de qué podía hacer con él -le expliqué. La idea que ella había puesto en mi mente me quemaba por dentro, no podía dejar de girar en torno a ella.
Y entonces entró su madre. Apenas giró a vernos oculté mi rostro haciendo una mirada hacia la noche que se extendía del vidrio para afuera, cuando me sentí repuesta (o con fuerza para disimular) volví a la situación y escuché sus palabras.
-Prue, ve con tu padre si quieres, yo voy a por los muchachos que seguro van a acabar borrachos y dormidos por ahí, mejor los voy a buscar con algún auto, ni modo que manejen así -dije parándome del asiento. -Señora Urquart, aquí tenemos algo de chocolate todavía, si gusta.

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11/11/2013, 15:19
Eric Rusell

Lo que iba a ser un viaje cortó se alargó debido al tiempo. Pero era mejor llegar algo tarde que tener un accidente -sería irónico que, después de tanta lucha en la guerra, se dieran de baja por un estúpido accidente-. Finalmente llegaron a su destino: la taberna "fin del mundo" -un curioso nombre que levantó una ligera sonrisa al australiano-.

El bar estaba a reventar: hombres, mujeres e incluso niños llenaban la taberna. Escuchó la explicación de William y asintió en silencio. Era un bonito gesto para aquellas personas que habían perdido a alguien importante. 

Encontraron un hueco -tras algún que otro empujón- cerca de la barra y pidieron sus respectivas bebidas -Eric un vaso de buen whisky-. 

Buen ambiente- dijo a sus compañeros mientras bebía con ganas de su vaso. Al poco rato se hizo en silencio en la taberna para escuchar a una niña de siete años cantar con su voz infantil una bella canción. Eric no era de los que se emocionaban con facilidad, pero no pudo negar que el canto de la niña le emocionó profundamente. Aplaudió como el que mas al finalizar la canción. E incluso fue hacia la niña para levantarla con facilidad del suelo y estamparle dos sonoros besos en ambas mejillas.

Bien cantado, muchachita- le dijo mientras volvía a dejarla en el suelo.

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11/11/2013, 23:30
Rémi Phénix Rosseau

Phénix se sonrojó levemente ante el comentario de su madre, pero obvió toda respuesta. No tenía sentido remover el pasado, más cuando este acababa de materializarse ante él con una última oportunidad.

-Sí, lo haré. Mejor no dejarlo para mañana ni para otro día. Algunas cosas en caliente mejor. Buscaré al tío Irvin y le comentaré esto -dijo doblando la carta y guardándola-. Respecto a Prue, te haré caso y la avisaré de esto. Reconozco que no es lo que más me apetece en este momento. De hecho, no me apetece nada, pero seguiré tu consejo. Siempre fuiste la más lista de la familia. Gracias, mamá -dijo inclinándose hacia ella y besándola-. Cuando regrese, te contaré cómo ha ido todo. Con pelos y señales.

Se puso en pie y se encaminó a la puerta. Se detuvo en el quicio y se volvió hacia Adrienne.

-Te quiero, mamá. Y te veo pronto.

Tras aquella escueta despedida, se encaminó por el pasillo a la búsqueda de Prue. Tenía un destino. Su padre.

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12/11/2013, 01:19
Prudence Urquart

Prue se sintió realmente mal al ver como se descomponía la expresión de Katia en un rictus de incredulidad y horror. Ella estaba tan horrorizada como ella ante la posibilidad de que semejante peste aún caminara sobre la faz de la tierra, no se lo diría a su amiga por respeto pero si el caos tenía un paladín ese era Rasputín.

-Es... es solo una teoría...- tartamudeó estrechandole las manos, hasta ella temblaba solo de pensarlo -Pero...- la brújula de su interior apuntaba firmemente hacia esa certeza

Ah! las madres y el don de la oportunidad... infalible.
Candance apareció haciendose la despistada, cosa que Prue no creyó ni por un momento, menos aún cuando puso esa pobre excusa sobre su padre. Una barrica entera se tendría que haber bebido para estar perjudicado, de casta le viene al galgo... pero entendió que era un modo elegante de decirle que le requerían en otra parte sin molestar a la invitada.
Mucha información en tan pocas frases. Le sorprendió que Winsel se hubiera animado a salir y le preocupó lo que Remí pudiera hablar con su madre y lo que Will pudiera hacer esa noche.

Le mantuvo la mirada desde el fondo de sus ojos enrojecidos y sus ojeras, ahora que se había desmaquillado se apreciaban los estragos que la noche había hecho en ella. Hizo un leve gesto con la barbilla a modo de entendimiento, luego volvio a Katia. Le acarició la mejilla mientras apretaba los labios, aunque no lo dijera en sus gestos podía leerse una sincera disculpa, le dolía volver a dejarla en medio de tan delicada conversación cuando ella había permanecido a su lado tan solícita.

-Si vas con los chicos... ya sabes, paciencia ¿Puedo pedirte un favor? Echale un ojo extra a Will, me preocupa que pueda hacer esta noche... ¿Sí?- esperó su gesto de asentimiento para abrazarla y ametrallarte 3 o 4 besos seguidos, de esos típicos de abuela -quedamos pendientes de seguir la conversación- le dio un último beso y se levantó llevando el estuche consigo.

A la altura de su madre se detuvo -Mamá... me gustaría hablar contigo y con Titi, luego... cuando podais...- parpadeó bajando la vista tristemente y se fue acariciando la piedra del dintel.

En la penumbra de las escaleras, antes de regresar a la zona noble de la casa se autoabrazó intentando recobrar el valor, el corazón le palpitaba, estaba... asustada, tenía una desagradable sensación de nervios en la garganta ¿Que le esperaba? ¿Para que la habían sacado de su escondite?
“¿Remí donde estas? ¿Que estas haciendo?” le necesitaba, como siempre. Respiró hondo, sacudió la cabeza y continuó el camino al despacho.

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12/11/2013, 02:07
Director

Prudence no tuvo que andar mucho para encontrar a Rémi. De hecho, casi se tropezaron físicamente. Rémi acababa de salir del salón del té, que estaba vecino a la cocina. Se encontraron entonces en el pasillo, y fue un momento ciertamente incómodo, algo estúpido, en el que solo pudieron mirarse durante más de tres minutos sin articular ninguna palabra.

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12/11/2013, 03:58
Katerina (Katja) Rustámovna Rustámova

Vi con desánimo cómo Prue se alejaba para ir con su padre, por su expresión supe que había algo más que ayudar a su progenitor con la borrachera; ante su mirada de disculpas asentí sonriendo con suavidad, aceptándolas. Recibí sus besos con una risita, apoyando mis manos en su cintura y luego le di un abrazo, fugaz pero sentido. -Por supuesto que te vigilo a Will, ve tranquila... y claro que vamos a continuar, otro día -dije tratando de calmar un poco esa ansiedad que pugnaba por perturbarla a cada instante... Era un milagro que luego de todo cuanto había vivido tuviera cordura todavía, yo en la misma situación no sé si hubiera corrido idéntica suerte.
La vi atravesar la puerta y la sonrisa permaneció en mi rostro para luego desvanecerse lentamente, sus palabras habían calado hondo en mí y no podía dejar de pensar en ellas.
Giré mi rostro hacia la señora Urquart -¿Le molesta si voy al bar con los muchachos o cree usted que interrumpiré algún "momento masculino"? -desvié mi vista hacia el exterior en busca de algún auto -¿Habrá algún vehículo que pueda llevarme?

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12/11/2013, 11:43
Rémi Phénix Rosseau

La miró, y aunque era la persona que estaba buscando, el encuentro lo incomodaba. Aún estaba muy presente su bofetada, el ardor en la mejilla, su mirada unidos a las palabras de William Talbot. Suspiró quedamente, tras un instante de incómodo silencio, algo que un mes antes hubiera creído imposible de ocurrir. 

-Te estaba buscando. Voy a hacer un viaje y debo hablar con tu padre -dijo más fríamente de lo que hubiera querido, sorprendiéndose a sí mismo. No, aquel no era el camino. Ella era Prue y fuera lo que fuera que el destino les deparara, juntos o separados, eran almas hermanas. Se frotó el ceño fruncido y finalmente se pinzó el tabique de la nariz, los ojos cerrados-. El de hoy ha sido un día largo. Demasiado. Y nunca figurará en mi lista de mejores días. Voy a ver a mi padre -soltó de golpe y porrazo-. Y alguien más inteligente que yo me ha aconsejado que te pida que me acompañes. Así que te buscaba antes de ir donde tío Irvin, que es quien me ayudará en ello. ¿Vendrás conmigo? Va a ser duro ver vivo al viejo de nuevo, no poder contarle su futuro aunque me muera por hacerlo y va a ser duro no poder llevar a mamá en este viaje aunque ella daría cuanto fuera por una oportunidad así. Voy a necesitarte a mi lado. 

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12/11/2013, 20:51
Prudence Urquart

Dicho y hecho, practicamente se dio de bruces con él.
Automaticamente comenzó una sonrisa que borró de inmediato al ver el semblante rígido de su primo. Acabó bajando la mirada y maldiciendo en su interior a las madres de ambos “Viejas intrigantes ¿Quien demonios os entiende?”.

Escuchar que pretendía hacer un viaje le dio un vuelco el corazón, creyó sus temores confirmados, que huiría a donde nadie pudiera encontrarle como tantas veces había amenazado hacer pero al poco se dio cuenta de que no era esa clase de viaje, si no el que ella le había prometido hacía ya como un año, o mas... que extraña era la percepción del tiempo, había años que duraban un suspiro y otros que parecía extenderse milenios. Desde Brasil sentía como si hubieran pasado otros 45.

“...que me acompañes” le dolió escuchar aquello, se había olvidado de su promesa, ese iba a ser su regalo y se lo habían arrebatado, es mas ni siquiera es que la quisiera allí es que al parecer era necesaria para hacerlo posible, como una tuerca en un engranaje, o ni eso. Por como se explicó no entendía por que tenía que embarcarse en aquel viaje cruel. Sus conocimientos como Cronos hacían para ella incuestionable el hecho de que los muertos muertos debían estar, volver al pasado a verles no solo ponía en riesgo el presente si no que además alteraba el proceso de luto, lo cual podía tener serias consecuencias psicológicas y... ninguno de los dos estaban en su mejor momento.

Pero al final dijo “Voy a necesitarte a mi lado”

Hubo un silencio, parpadeó retornando la cara hacia él -¿Me necesitas?...- musitó, si hubiera podido habría dejado que una lágrima rodara por ello, pero ya no tenía más, solo un mortal agotamiento y un pozo en el pecho -¿A mi? ¿Para que?... no digas tonterías- hizo un gesto pesado con el brazo, el cual cayó plomizo en el costado.

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12/11/2013, 21:10
Rémi Phénix Rosseau

-Si digo tonterías será que soy tonto. Y a la vista de lo ocurrido hoy ni siquiera me molestaré en llevarte la contraria, Prudence Urquart -dijo Phénix con cansancio-. Más bien voy a darte la razón. Pero también te diré una cosa. Serás una vieja a estas alturas de la vida pero sigues haciendo las preguntas equivocadas. No es "para qué" lo que deberías preguntarme a mí o preguntarte a ti misma, sino el porqué. Y quizás entonces llegarías a tener la respuesta adecuada. ¿Por qué se necesita a la gente? ¿Por qué crees que te necesito? Si no conoces la respuesta a eso tan sencillo... -Phénix posó las manos suavemente sobre los hombros de Prue-. Te necesito porque eres mi alma gemela, porque eres quien mejor me conoce, porque me aceptas con mis escasas virtudes y mis muchos defectos y porque eres la persona que más quiero. ¿Lo entiendes ahora? Tal vez vaya siendo hora de que ambos crezcamos un poco, que dejemos de ser los eternos adolescentes, de dejar que Peter Pan abandone su isla de Nunca Jamás. Voy a ir a ver a mi padre porque la carta que me ha sido entregada esta noche había sido escrita por él, de su puño y letra, citándome. Es mi padre quien me llama, Prue, desde su tumba, para hablar conmigo. Y aunque esté dolido y enfadado y no sé cuántas cosas más contigo y con el mundo, te quiero a mi lado en este viaje -la miró directamente a los ojos. Los iris azules de Rémi parecían arder con el fuego de su sobrenombre, capaz de fundir glaciares y abrasar la carne. Hablaba para ella y hablaba para sí. Y conforme hablaba descubría lo que realmente deseaba. Se inclinó hacia Prue, hasta que sus labios rozaron la oreja de ella-. De hecho, te quiero a mi lado en todos mis viajes. En mi vida -su aliento cálido la acarició-. Ahora ya sabes por qué. El para qué lo decidirás tú, llegado el caso.

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13/11/2013, 12:23
Prudence Urquart

Lo que le faltaba y lo último que esperaba, una reprimenda de Remí ¿Es que al volverse cuerda el resto del mundo se había vuelto loco?
No obstante estaba desarmada y el progresivo acercamiento de Feníx no hizo si no acentuar su indefensión. Cuando este la tomó por los hombros toda ella se estremeció, la sangre Rosseau había aflorado en él y la apabullaba. Inclinó la cabeza hacia un lado, rehuyendo la mirada, se veía poca cosa, como un mueble roto, y temía el duro discurso por venir, pero al final llegaron aquellas dulces palabras que se vertieron dentro de ella, refrescandola y devolviendole la vida en contraste con el abrasador tacto de su primo.
Mil millones de presentes futuros explotaron en la mente de Cronos, reproches, regaños, indignación, súplicas, gestos airados, palabras, palabras y mas palabras...

El estuche cayó al suelo. Parpadeó observando la caja rota, con las joyas desparramadas brillando preciosas con la mínima luz que les llegaba del fondo del pasillo. Entonces todas las posibilidades se redujeron a solo una. Giró la cara y le besó con todo el amor y ternura que le cabían.

-Te amo... y nada en el mundo me interesa si no es contigo- susurró acariciandole con la naríz, como solía hacer le tomó de la mano entrelazando los dedos y dijo mirandole a los ojos llena de una decisión como nunca antes había tenido -pasemos toda la vida juntos...- 

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17/11/2013, 13:18
Rickard Van Winsel

Rickard observó como la nieve se amontonaba sobre las casas y calles, formando una estampa preciosa. Aquello le alegraba enormemente, pues así podría olvidarse de la guerra.

Hasta sonrió al entrar en la taberna cuando leyó el cartel, viendo el ambiente que había dentro. Le resultaba familiar las tabernas abarrotadas, con la gente cantando.

Mientras cantaban, se dirigió a la barra y pidió un whiskey doble para empezar, yendo a reunirse con William y Eric. Entonces, empezó a cantar la niña y cuando terminó, dejó su copa en una mesa y aplaudió con ganas, pues esa actuación le llenó de esperanza. Abrazó a los dos hombres que estaban a su lado, deseándoles una Feliz Navidad, y retomando la copa. 

- Por tener éxito en nuestra siguiente misión. Feliz Navidad.- dijo alzando la copa para brindar hacia William y Eric.