Partida Rol por web

Durante buena parte del viaje Eric tuvo tiempo para pensar... en sus compañeros dejados en África, en su misión, en lo que se jugaban, en la rusa, en las ganas que tenía de volver a casa, en la rusa desnuda, en las ganas de matar nazis, en la rusa desnuda... en fin, un viaje tranquilo como otro cualquier sin mucho que hacer salvo comer, beber algo y prepararse para la ocasión.

Y allí estaban, enfrente de esas enormes puertas que debían traspasar, con un extraño transmisor colocado en su cinturón y la máscara bien puesta. Ahora, su nuevo compañero debía hacer su magia y traspasar aquellas puertas y abrirlas. Luego les tocaría a ellos entrar en acción. 

Cuando pasó al otro lado, tres metros de sólida puerta más allá, no vió una mierda. Estaba todo oscuro como la boca de un lobo, así que encendió su linterna. Lo que vio le dejó asombrado, y no era para menos. Se trataba de una gran sala con siete pilares y un techo en forma de bóveda, realizado en la piedra caliza de la montaña. Pero eso no era lo más importante. Frente a la puerta había dos estatuas muy extrañas, de dos guerreros atlantes sosteniendo una especie de lanzas con una punta realmente curiosa, que recordaba a un tenedor o un tridente. Le recordaron a los hoplitas que había visto en películas sobre la Antigua Grecia.

El gran hall se abría al fondo en unas escaleras de bajada a los siguientes niveles, coronadas por la imagen de una especie de fénix, un ave envuelta en llamas, labrada en piedra. Eso le hizo sonreir. ¿Casualidad quizá? Se giró entonces hacia la puerta y la pared, y vio cosas interesantes. La puerta estaba llena de engranajes y por ellos fluía una especie de energía azulada muy tenue, que como comprobó se ramificaba por una especie de cableado a una pequeña estatua de una mujer justo a la derecha de la puerta. La mujer sostenía una serpiente en cada mano y tenía las tetas al aire en su vestido. Bonitas, por cierto, el artista se había esmerado haciéndolas.

Viajando en misión por todas aquellas partes del mundo comprendí qué visión tan acotada tenía de él, y no solo geográficamente, sino a nivel cultural. Todo este asunto de los atlantes me había resultado más que fascinante; durante la reunión con los altos mandos había estado asimilando en silencio todo cuanto me era informado, no quería perderme nada.
Me sorprendió que la hermana de Prue nos acompañara, de verdad que parecía algo frágil pero como había dado a entender era una chica grande y tomaba sus propias decisiones... Aunque debo decir que eso de "mami y papi lo aprueban" me dio algo de fastidio, qué gran honor y qué gran cruz debía de ser pertenecer a esa familia.
Apenas sí pude prestarle atención al Mediterráneo durante el viaje, estaba visiblemente preocupada, no solo porque la misión tenía que ser exitosa a como diera lugar, sino porque quizás algunos de nosotros no regresaríamos. Se me hizo un hueco en el pecho de solo pensarlo, después de todo les había tomado bastante afecto a todos, a Remí y su mezcla de mal humor y sarcasmo, a Rusell, con su calidez y simpleza tan reconfortantes, al nuevo, Rickard, que parecía encajar bastante bien y a pesar de lo que se podía suponer de él no parecía mal tipo; inclusive a Prue, por más que me chocaran sus formas de tanto en tanto. Si había algo que se podía decir de ella es que era una persona auténtica el 100% del tiempo, transparente y legible, como un libro abierto. Si estaba molesta lo ibas a saber de igual forma que si estaba agradecida; algo bastante lejos de lo que yo podía lograr para comunicarme... Al parecer no había sido dotada con el poder de la palabra.
En todas estas cosas había estado pensando durante el viaje e inclusive fuera de las ruinas en las que nos encontrábamos ahora, mientras preparábamos nuestros equipos, asuntos a los que mi mente les daba cuerda una y otra vez. Pero era hora de entrar en acción ya, no podía seguir deteniéndome en lucubraciones de este calibre, mi mente tenía que estar 100% en la misión.
-A la orden -dijo, colocó el suplemento en su mochila y se puso la máscara, a la espera de que la puerta se abriera.

Llamó a sus padres para ponerles al tanto de lo que se avecinaba y de paso atenuar miedos con la buena noticia, que sabía de seguro les alegraría. Sin embargo pidió que fueran discretos, incluso no permitió que se lo dijeran a Adrienne, no quería que Remí se enterara por nadie que no fuera ella, aunque no sabía como iba a hacerlo.

Lo que para todos fue una semana de preparativos para Prue duró bastante más a base de usar el reloj de su padre. No hacía falta ser muy perspicaz para darse cuenta de que algo le había pasado a juzgar por el carácter risueño y la sonrisa tonta que lucía durante el día, ensimismada mirando algo que parecía esconder. Cenaba con ellos pero pronto desaparecía y no regresaba hasta el amanecer, antes de que Diana pudiera acusarla de nada. Diana... se tomó un gran esfuerzo en evitarla todo lo que pudo, finalmente se había atrevido a preguntar a Will sobre ellos y la respuesta, aunque breve (ninguno de los dos quiso ahondar en el tema) fue esclarecedora. También pasó mucho tiempo hablando con el capellán castrense, estaba decidida a dar el paso de bautizarse en la fe católica, ahora con más motivo.

La último día antes de partir sí pernoctó en el barracón, de hecho se subió a la litera de Remí y por fin sacó valor para explicarle que estaba pasando.

Siempre le gustaba volver al mediterráneo, aunque ardía en deseos de volver por placer y no, como siempre, por trabajo. Desde que partieron de Achnacarry Prue estuvo muy silenciosa , leyendo a menudo el libraco que llevaba siempre encima o comentando algún tema histórico relacionado con su hermana, tenía un mal presentimiento, un desasosiego que no sabía identificar, algo no andaba bien dentro de ella pero prefirió guardarselo y no acrecentar la preocupación general.
Se mostró particularmente atenta con Fénix, él quería abandonar todo aquello y sin embargo iba directo a la boca del lobo, no le perdería de vista...

La noche en casa de la anciana fue hermosa y muy triste, tocaba despedirse de Will, no sabían hasta cuando ni como. Éste la buscó como antaño, sorprendiendola y arrastrandola hacia las sombras, se perdieron entre los olivos y le regaló una despedida intensa bajo las estrellas.
Fue irremediable que al día siguiente se le escaparan las lágrimas cuando el jeep echó a andar y se fue alejando de él, llevaba el anillo puesto. Le hubiera gustado tener algo que regalarle a cambio.

Al llegar a las ruinas, vagos recuerdos de Cronos le hicieron atisbar como fue aquel lugar en el apogeo de su cultura, lo observó con nostalgia, como si realmente hubiera existido un tiempo pasado mejor que el hoy “Ojalá pudieras ver esto como lo veo yo Titi” pensó. Se quedó atontada mirando las pinturas a su alrededor hasta que Stark la sacó del ensimismamiento al darle la mascarilla -Em... gracias- farfulló, no sabía donde meterse cuando el ingeniero estaba cerca. Ya se había ajustado todo, creía que bien, cuando Diana le lanzó el peluchito “Pero que coj...?”, se quedó con cara de tonta cuando vio lo que era y la imagen de la zorrupia haciendo croché le dio escalofríos sin embargo le devolvió una sonrisa y asintió con la barbilla. A la pregunta de Remí solo se le ocurrió decir -Ni puta idea- jugando con el muñequito como si ella y el se encogieran de hombros y empezaran a hablar entre ellos.

El holandés se disponía a cruzar cuando tan zalameramente le tiró los trastos a su hermana y ni tiempo le dio de articular palabra, tan solo a levantar el dedo y quedarse con un palmo de narices. Arqueó las cejas, ya iba a saltar la hermana sobreprotectora, pero luego se sonrió, le caía bien el muy cabrón, así que finalmente se giró hacia Saraswatti

-Hermanita... (Titi parpadeó esperando una reprimenda) …si te invita a cenar... que sea a un sitio caro, antes de acabar aquí robaba bancos, así que que no se haga el rata.- Luego empezó a reirse sola, pensaba en lo divertido que iba a ser presentarlo en casa y empezó a escenificar los diálogos con el zorrito.

Encenciendo el walkie, Rickard miró a su alrededor, sin dar un paso, diciendo

- Aquí Winsel al habla, ya estoy dentro,.... em, siete columnas, que sujetan una bóveda hecha con la caliza de la montaña... dos estatuas, guerreros, por las armas que portan, parecen tridentes... hay un gran hall con escaleras que dan a los pisos inferiores, coronadas con lo que parecen aves en llamas, fénix.

-Paso a describir la puerta, muchos engranajes, el cableado llega a una estatua en forma de mujer que tiene una serpiente en cada mano, con los pechos al descubierto. Se parecen a los de Katja, sí. Espero ordenes. Corto y cambio. 

Estaba escuchando atentamente la descripción del holandés, tratando de hacerme una imagen mental de cómo sería ese lugar, cuando escuché el comentario de la estatua y mis tetas, a lo que tuve que contenerme para no reírme pero una especie de queja salió de entre mis labios seguida de un comentario, -Ja! El muy cabrón...-dije por lo bajo y meneé la cabeza.

La hermana de Prudence la miró un poco molesta por su insinuación acerca del holandés, al que apenas conocía. Parpadeó y se ajustó las gafas con el dedo corazón.

-Yo no soy como tu, no me gustan los ligues de aquí te pillo y aquí te mato. A mi me tienen que conquistar con caballerosidad e inteligencia.

Cuando se activó la radio escuchó lo que dijo van Winsel al otro lado, y se quedó reflexiva un momento. Sacó un cuaderno de notas y hojeó hasta encontrar una referencia en el famoso diálogo perdido de Platón. Activó la radio.

-Había contemplado esta eventualidad. Todos llevamos una cuenta de orichalcum... de plechbenda, en una funda de plomo en la tercera cartuchera del cinturón, la de atrás... -carraspeó, aclarando- La del culo. Creo que la tecnología atlante funciona con una serie de "pilas". Es pausible que tras miles de años las pilas se hagan gastado. Pruebe introducir la cuenta en la estatua. Tendrá alguna oquedad, o similar. Eso debería activar el sistema de alimentación de la puerta. Luego, supongo que se tratará con que pruebe... mmmm... a moverla, a rotarla entera, un brazo, algo así. Quizá sea una orden verbal. Puede probar a decir "avoit portas".

-"Excusatio non petita, accusatio manifesta", yo solo hablaba de cenar, no se en que estarás pensando tú, hermanita...

No movió ni un músculo, le molestaron las palabras de Saraswatti y prefirió centrarse en escuchar a Winsel que enzarzarse en una estúpida pelea, el combate había empezado en Maleme y la preocupación la había puesto susceptible.
Le sorprendió la descripción del holandés "Fénix...", internamente trataba de preguntar a la memoria de Cronos que podía decirle sobre aquello, las voces y el Asha estaban inquietantemente silenciosos y eso no le gustaba "¿Por que no me hablais?..." se quejaba mientras giraba el anillo en el dedo.

Phénix rió sonoramente ante el comentario del holandés, una risa amortiguada por la máscara que ya se había colocado y que sonó un tanto macabra. Veía a Prue, nerviosa, más allá de lo que su situación podía justificar. Aún no sabía cómo reaccionar ante lo que ella le había dicho respecto a su futuro. Se sentía... confuso en el mejor de los casos. Feliz, celoso, abandonado y a un tiempo satisfecho y consciente de que era lo mejor... Era un bambú azotado por la tormenta y se combaba ante cada embate. No se había roto ni partido, ni lo haría, pero empezaba a necesitar desesperadamente algo de estabilidad. Y por ello quería acabar cuanto antes con aquella misión, sabedor de que era el último escollo a superar antes de ganar su ansiada libertad y volver a regir su propio destino.

-¿Qué te ocurre, Prue? Como sigas haciendo girar el anillo así, te vas a amputar el dedo -comentó con un deje de preocupación-. ¿Es por lo de tu hermana? ¿O hay más? ¿Acaso te preocupa que hayan más fénix en el mundo que tu brioche? -bromeó en un intento de tranquilizar a Prue.

Apretó los ojos, en un vano intento de hacer fuerza mental, pero nada... miró a Remí con gesto verdaderamente descompuesto. Bajó la mascarilla para hablarle en voz baja

-Cuanto más me acercaba a este lugar mas callados estaban el Asha y Cronos, ahora mismo en mi cabeza hay un silencio total y tengo miedo por que, sea lo que sea que hay ahí dentro, creo que tiene que ver conmigo y me da muy mala espina...

Le agarró la mano con fuerza buscando entereza y consuelo. Seguía teniendo el corazón dividido.

-No quiero que os pase nada...

Prefirió callarse y no decir más, el resto de preocupaciones eran obvias

Frunció el ceño. Las cosas no iban bien. Nada bien. Apretó la mano de Prue que estrujaba la suya, tratando de proporcionarle el consuelo y cercanía que necesitaba.

-Nadie dijo que fuera a ser fácil, pero saldremos de esta. No sé lo que es tener esas voces dentro de ti. Ni siquiera sé cómo puedes estar cuerda, pero entiendo que el silencio repentino no te resulta agradable. No sé por qué se han callado, del mismo modo que no sé por qué te hablan. Pero aunque ellos no estén aquí, yo sí lo estoy, de modo que aférrate a mí -dijo con una seridad total, tras apartar un poco la máscara-. Seré Asha y Cronos a un tiempo si es lo que necesitas y te aburriré de tanto hablar y me pedirás que me calle. Y Prue, va siendo hora de que delegues, de que confíes en nosotros, en nuestra capacidad para sobrevivir y cuidarnos por nosotros mismos. Nadie es imprescindible, por fortuna o por desgracia. Ni yo, ni Adrienne, ni el holandés... Ni siquiera tú. De modo que céntrate, preocúpate de lo que realmente debes preocuparte y libérate de tus yugos. Ya va siendo hora de que nos dejes andar, aunque tengas miedo. Es lo que hace toda madre, Prue. Sufrir sabiendo que su bebé puede caerse. Pero ya nos ves. Aquí estamos. En pie y andando. ¿Entendido? -miró a Prue, con sus ojos azules como el mar brillando bajo el sol cretense-. Y no lo olvides. Estaré a tu lado en todo momento. No estás sola en esto, así que si detrás de esas puertas hay algo que de algún modo esté relacionado contigo, también lo va a estar conmigo. Si es malo, como intuyes, ambos lucharemos juntos contra ello. Y ahora, pongámonos bien las máscaras y que empiece la función -dijo dando un fugaz beso a Prue en la mejilla, antes de recolocárse la máscara.

Rickard encontró al fin la ranura donde insertar la cuenta de orichalcum, que estaba a la espalda de la estatua. Cuando la colocó sus ojos brillaron con la misma energía azulada, pero de mayor intensidad. La energía se transmitió a la puerta acto seguido, y la sala donde estaba se iluminó de una manera incomprensible, sin que pudiera ver donde estaban los focos, bombillas o lo que demonios produjera la luminescencia.

Probó luego tocando la estatua, intentando saber como demonios se abría la puerta. Pero la estatua no tenía ninguna parte móvil. Entonces, recordó la sugerencia de Sarasvati y pronunció las palabras "avoit portas". Inmediatamente, la pesada mole de la puerta comenzó a abrirse hacia fuera con un gruñido de sus viejos engranajes. Al cabo de minuto y medio, la puerta terminó de abrirse y los que estaban fuera pudieron ver la figura del holandés saludándoles graciosamente con la mano.

Acto seguido, comenzaron a entrar en el gigantesco hall, parecido a una bóveda surcada por altas columnas, como una sala hipóstila. Unas enormes estatuas de unos guerreros empuñando una suerte de tridentes era lo primero que podían ver según entraban de frente. Aunque ahora, con la luz, pudieron ver los dibujos y relieves en columnas y paredes. Había también estelas y escrituras, que Sarasvati se puso a analizar de inmediato.

Al fondo del amplio hall estaba el arranque de unas amplias escaleras descendentes, y sobre ellas un dintel marmóreo en el que había labradas unas aves fénix renaciendo del fuego. ¿Casualidad? No parecía que nada fuera casual. Y menos cuando, en el momento en el que Prudence entró en el salón, la pequeña estatua junto a la puerta emitió un sonido parecido a una voz electrónica. El idioma era una mezcla entre latín, griego y algo francamente desconocido para todos los presentes.

La arqueóloga se quedó mirando a su hermana un momento, y trató de atar cabos. Luego se acercó a ella y carraspeó, algo nerviosa. La tomó del brazo y la llevó a un aparte.

-Prudence, tenemos un problema... bien gordo. La estatua acaba de decir: "felicidades Cronos, has capturado a Asha. Bienvenido a la colonia". No hay que ser muy astuto para saber que demonios significa eso.

Estaba visiblemente nerviosa.

-Damas y caballeros, aquí tienen su puerta abierta.-dijo sonriendo andando chulescamente hacia sus compañeros.- Y sin usar la dinamita.- después escuchó el sonido que emitió la estatua, y sacó la pistola rápidamente.- Creo que nos hará falta esto.

-Katerina, Katerina dónde te has metido... -susurré para mí misma, en voz casi inaudible. Avancé unos pasos, puse los brazos en jarra afirmando los puños en mis caderas y me quedé contemplando subyugada todo cuanto me rodeaba, sin duda hubiera sido fascinante conocer a alguien de esta cultura perdida, quién podía decir cuánto nos hubieran enseñado... Y en vez de aprender de ellos estábamos matándonos como perros por las migajas de su civilización. Creo que hice una mueca con los labios que disimulé casi inmediatamente.
De pronto, una voz metálica me sacó de mi ensoñación y volteé de inmediato hacia la fuente del sonido, permanecí alerta unos instantes hasta que vi que nada malo ocurría; sin embargo ese suceso me puso en sobre aviso: no podía confiarme de nada allí, ni siquiera de la belleza, quién sabía con qué podíamos encontrarnos.
-¿Y bien? -dije a mis compañeros -¿Investigamos el lugar?
 

Hizo caso a Remí volviendo a colocarse la máscara.
Las puertas empezaron a abrirse y, notando que el corazón se le aceleraba, respiró hondo. Algo le hizo permanecer en una posición rezagada, prudencia, temor, recelo... sí, era recelo. Tenía tantas ganas de entrar como de salir huyendo, miró a Saraswatti y sobre todo a Octopus, al que pidió que estuviera con mil ojos y fotografiara cuanto viera allí pues iba a desaparecer... al poner el primer pie allí dentro ya la recorrió una sensación devastadora, como si su pisada hubiera generado una honda expansiva de esas que anuncian una catástrofe. Dicho y hecho, la figurilla habló como una especie de piloto automático. Si ya estaba bastante escamada, cuando vio a Titi pálida como la cera apartandola para hablarle en confidencia casi no le hizo falta escuchar el significado de la frase.
Su cara compuso un gesto entre incrédulo, desconcertado y cagado de miedo, de hecho no acertó a articular palabra, así que antes de decir una estupidez como "¿Que?" o "¿Como?" prefirió tragar saliva, respirar y luego cruzó los brazos

-Mira que me lo olía...- se quejó golpeandose la cabeza con los nudillos como si quisiera despertar las voces de su cabeza, se rascó la barbilla pensativa, mirando a Remí de reojo y recorriendo con la vista la sala "capturado"... "colonia"... cuanto mas lo repetía mentalmente mas raro sonaba, finalmente resopló empañando la mascarilla y clavó los ojos en la estatuilla

-Solo se me ocurre una manera de salir de dudas ¿Eso habla como una radio, no?- Señaló en dirección a la escultura -Bien, pues... preguntemosle a ver si responde.

Dada la situación se libró muy mucho de sacar un arma, si aquello sabía quien era con solo poner un pie dentro... prefería no arriesgarse. Palmeó el hombro de su hermana y le pidió que la acompañara, intuía pero no entendía del todo aquel idioma. Decidida se posicionó, ante el objeto en cuestión, aunque por dentro temblaba como una hoja. Se acercó a Titi y le susurró

-Preguntale algo genérico... como "informe de novedades" o algo así o... pregunta por instrucciones, a ver si dice algo

La hermana de Prudence regresó junto a la estatua y le dijo algo en idioma atlante. Mientras, vieron como llegaban Rusell y la teniente-coronel Sowreston, que comenzó a dar unas ordenes.

-Doctora, si hay en esta sala alguna especie de "mapa del complejo", sea tan amable de ilustrarnos. Vamos a comenzar a bajar las escaleras en grupos de dos: Rusell y Katja, primero, detrás Sarasvati, Prudence y el holandés, seguidos por Stark y Rosseau. Yo me quedaré protegiendo su retaguardia y la entrada de los alemanes con MacDonald, pero dadnos un toque a la radio en cuanto nos necesitéis.

Sarasvati mantuvo una conversación con el aparato, tratando de averiguar como funcionaba. Luego, cuando ordenó aquello la teniente-coronel, se acercó a un mural donde estaba representada la colonia y comenzó a descifrar los símbolos con cierto interés.

-El complejo tiene catorce plantas hacia abajo. Las más grandes son los subniveles 8 y 9, lo que aquí aparece como "granero y zona de cultivo". Hay un poco de todo, las primeras plantas parece que son lugares de habitación y reunión pública. Debajo están zonas de investigación, generador de energía, "cámaras de estásis" y depósitos de material. El generador de energía parece de naturaleza geotérmica, desciende hasta el último nivel, en realidad una galería que comunica con las minas de plechbenda.