Partida Rol por web

La Sociedad Fénix

La batalla de las Pirámides (Capítulo 4)

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08/01/2012, 02:15
Adrienne Rosseau

Adrienne, en el interior de su tienda, estuvo reflexionando sobre todo lo ocurrido aquella noche. Muchas cosas y muy especilamente ciertas reveladoras verdades y mucho de sinceridad por parte de todos. O quizás de las mujeres, más proclives a comentar ciertos asuntos sin la vergüenza o timidez que parecía afectar a los hombres cuando se hallaban en presencia de la féminas. Era curioso, pero así era.

Mientras se ponía el camisón, escuchó el frufrú de la tela de la puerta de la haima y una breve mirada le confirmó que era Durand. Oyó el ruido del agua verterse en la palangana y se volvió. Le veía a través del reflejo del espejo en el que se contemplaba mientras se lavaba. Parecía cansado. Y más silencioso de lo habitual. Recorrió su ancha espalda, su cintura estrecha, le vio pasarse la mano por la mandíbula y oyó el áspero y rasposo sonido de la palma contra la crecida barba. Sí, quería a aquel hombre. Lo supo el día en que lo conoció y lo sabía ahora, mientras le miraba. Entonces se dio cuenta de que él también la miraba a través del espejo. ¿Seguiría él sintiendo lo mismo por ella?

Se acercó por detrás y le abrazó por la cintura, apoyando la cabeza contra su espalda. El calor de su cuerpo, su olor, le llegaron nítidos a través de la tela de la camisa.

-Durand, ¿estás bien? Pareces cansado y desde que empezó esta locura, no sé... ¿Va todo bien? Apenas hablamos. Siempre rodeados de gente, enfrentándonos a la muerte... Parece que ya no tenemos tiempo para nosotros dos.

Notas de juego

Dado que PoBa no se sentía cómodo, abro otra línea de roleo. Si le parece bien, puede seguirla. En caso contrario, Targul, corta por donde quieras.

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12/01/2012, 17:49
Durand Rosseau

El día parecía inacabable, sobretodo tras lo extraño de lo acontecido durante la jornada. Y culminarlo con un psicodramático espectáculo de sinceridad aplastante y sentimientos desbordados suponía la guinda a tan peculiar guión folletesco.
En el interior de la haima aguardaba Adrienne ya ataviada con el camisón. A través del espejo observé su silueta mientras me aseaba, algo que dadas las circunstancias era todo un lujo. Y cmo no podía ser de otro modo, la preocupación que revoloteaba sobre todos también se hizo patente en nosotros dos.

"-A vece creo que hemos escogido una vida errónea... - respondí mirando a través del espejo a Adrienne mientras ella me abrazaba - Jamás he apostado por el snobismo o la existencia placentera y aburrida de las clases acomodadas parisinas; pero en ocasiones me pregunto si ésta es la vida que queremos - dije mientras acariciaba las manos de mi esposa - Porque todo lo bueno que puede tener, el orgullo de servir a nuestro país, los aspectos emocionantes de todo esto, se desmoronan como un castillo de naipes ante la crudeza de la realidad.La muerte de la chiquilla... - añadí dubitativo - Todas esas capacidades inusuales que demasiadas veces no comprendemos.... Y este pintoresco grupo.... - susurré meditativo - ¿No tienes la sensación de que este estilo de vida nos arebata algo? ¿Dónde queda nuestro tiempo, nuestro matrominio y nuestro futuro? La muerte de Prue ha causado un efecto difícil de superar en cada uno de nosotros. Nos agrieta, nos separa. Nos devuelve a la realidad de lo que hacemos. Por eso ha ocurrido lo que esta noche hemos visto y sufrido con esa conversación visceral y sincera a la que nos ha abocado nuestra debilidad. Nadie, ni el Doctor Chiflado, ni Tupolev con su flemático bastón metido por el trasero están exentos de sentir la crudeza de nuestra realidad. Y por supuesto, eso parece maximizarse en el caso del resto de damas... - afirmé con sinceridad - También a nosotros nos está pasando obligada factura. Casi te pierdo en aquel maldito tren... Y me pregunto hasta cuándo será soportable exponer nuestras vidas a innumerables peligros, renunciando a la vida que otros sí pueden disfrutar..."

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15/01/2012, 14:46
Doctor Irvin Ness
Sólo para el director

Ness sale de la tienda intentando parecer sigiloso, pero sin aspavientos, camina a paso rápido entre las dunas dirigiendose a la tienda de campaña de Tupolev... el corazón no para de latirle con fuerza.

Intenta aproximarse a la tienda y otear si hay moros en la costa, antes de acceder al interior donde estan Artemis y Tupolev.

Notas de juego

(disculpa lo escueto del post pero lo continuo al asegurarme si no hay nadie antes de entrar y soltar la bomba... xD)

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16/01/2012, 12:20
Adrienne Rosseau

Adrienne, abrazada a su marido, se desplazó hasta situarse frente a él, siempre cogida a Durand por su cintura. Le miró y pasó una mano por su mandíbula, acariciando la rasposa barba.

-No sé si elegimos una vida errónea o si ella nos eligió a nosotros. Pero estamos donde estamos. Y lamentarnos no nos servirá de mucho. Pero tenemos un futuro, o al menos eso espero -dijo sonriendo vagamente-. Sobre él sí podemos decidir. Y quiero que estemos juntos y... quiero tener un hijo -la declaración surgió espontánea-. Sí, Durand. Un hijo. De hecho, quiero muchos. Llevamos tiempo casados, nunca parecía ser un buen momento... pero hemos visto demasiado, hemos pasado por mucho, la muerte nos ha rondado y hemos sufrido la pérdida de Prue. Te amo. Te quise desde el primer momento en que te vi y no quiero que nos convirtamos en una pareja de viejos, refugiados en sus recuerdos, sin nada más que sus heridas y una pensión por los servicios prestados a la patria. Quiero hijos, quiero nietos, quiero ser una anciana de cabellos blancos rodeada de los suyos y contigo a mi lado. No permitamos que toda esta locura nos separe o nos distancie. Cuidemos el uno del otro y sobrevivamos para tener un futuro juntos -dijo apoyando la cabeza contra su pecho-. ¿Tupolev y su flemático bastón metido por el trasero y el doctor Chiflado?- una risa suave empejó a agitar el cuerpo de Adrienne, que pronto se convirtieron en carcajadas que pudieron ser escuchadas por todos en el campamento.

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17/01/2012, 17:29
Durand Rosseau

La charla con Adrienne había resultado balsámica. Abrazados, por unos instantes pudimos dejar a un lado la misión y hablar sobre nosotros. Por unos instantes, volviamos a sentirnos la pareja que éramos.

"-Necesitamos unas vacaciones... - le susurré al oído- Cuando termine todo esto, deberiamos concedernos un paréntesis y disfrutar de un tiempo para nosotros..."

Aun así, de las palabras de Adrienne, su firme intención de tener hijos expresada con esa determinación empezó a causarme un extraño nudo en el estómago. Un hijo.... no, varios hijos...eso había dicho... Y nietos. Y envejecer. Madre mía, creo que hasta ahora no me había planteado determinadas cosas que, de repente, eran muy serias.

"-Y si vamos a tener hijos, más vale que cuidemos el uno del otro hasta que eso ocurra... Pero la idea me parece fantástica - añadí con una cómplice sonrisa - Si la primera es una niña, podriamos llamarla Prue....y si es niño... ¡Tupolev!..."

Abracé con fuerza a Adrienne, besando su frente, rogando que ese momento no acabara y que pudiéramos volver a casa indemnes.

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18/01/2012, 14:28
Adrienne Rosseau

El abrazo de Adrienne se hizo más fuerte, más estrecho, como si Durand fuera la roca firme a la que anclar su barco en medio de aguas embravecidas. Su risa ya se había calmado. Alzó el rostro y miró con una ceja enarcada a su esposo.

-Prue me parece una idea magnífica. Prue Marie. Un gran nombre. Pero ¡Tupolev! -mostraba un gesto falsamente indignado-. Jamás pondré a un hijo mío un nombre que parece el de un barco a vapor ruso. Si es niño, se llamará Durand, Emile Durand. Por ti y por mi padre, los dos hombres de mi vida -suspiró levemente, volviendo a apoyar la cabeza en el pecho de su marido-. Je t´aime, monsieur Rosseau. Plus que ma vie.

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28/01/2012, 22:55
Tariq

El egipcio pareció contrariado por la pregunta, o más bien, inquieto. Le vió nervioso, y sacó un pañuelo sucio del pantalón, y se lo pasó por la frente. Estaba sudando, y el pelo se le apelmazaba de forma de bastante asquerosa a la vista (y al olfato).

-Is un arribista. Un treidor. Siempre istá en el bando ganiador, y juega a varias bandas. Quien tiene el pioder y el diniero, tiene sus sirvisios. Seguro que tiene triato con el Mahdi, lo tenía cuando lo conosí. Además...

Pensó sobre el tema, un momento. Como si considerara si decirlo o no.

-Creo que es... ispisial. Ya siabe. Ispisial como... ustedes.

Luego, miró en dirección a las tiendas, de donde había salido Candance, dirigiéndose a la vecina tienda de los Rosseau. Parecía inquieta, pero menos que su guía egipcio, que parece estar a punto de salir corriendo al menor signo de peligro.

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28/01/2012, 23:04
Director

Irving se asomó lentamente a la tienda, de donde procedía una claridad oscilante, sin duda de una lámpara. En su interior, vió el cañón de una pistola apuntándole en la cara, a unos centímetros, y eso le sorprendió. Pero más le sorprendió cuando una mano le agarró y tiró de él con fuerza, metiéndolo en la tienda. Al darse la vuelta y mirar a su agresor, vió a Tupolev con su revólver en la mano, desmontando ahora el martillo con un resoplido de alivio.

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28/01/2012, 23:07
Mijail Tupolev

El ruso estaba limpiando sus armas, o eso es lo que dedujo Ness con una rápida ojeada. Quizá tan solo vió una sombra, o es que fue excesivamente sigiloso. El caso es que, después de la sorpresa inicial, el capitán bajó la pistola. Estaba en mangas de chaleco, con la camisa abierta por arriba. La señorita Sowreston no estaba en la tienda.

-Por Dios, doctor. Casi me da un infarto. ¿A que viene tanto sigilo?

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28/01/2012, 23:09
Director

Cuando Candance se asomó a la tienda de los Rosseau, los vió de pie. Ella estaba abraza a su esposo, con la cabeza apoyada en su pecho. Estaban vestidos, no obstante, aunque ella llevaba ya camisón de dormir. No parecía estar interrumpiendo nada "serio", por así decirlo. No obstante, no dejaba de ser una interrupción a un momento romántico.

Durand fue el primero en verla, y Adrienne sintió su leve turbación, mirando en la misma dirección. Al cabo, se separó de él, apenas unos centímetros, y ambos la miraron extrañados mientras entraba con ojos de disculpa. Parecía inquieta.

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29/01/2012, 00:32
Madame Alika

No lo entendía, le decía aquellas cosas y luego la trataba con esa frialdad. No ignoraba que era totalmente nueva en las lides del amor pero sentía que el error no estaba en ella ¿O si? ¿Se habría entregado demasiado? ¿Abrumaría eso a Irving?
En cualquier caso, gracias a Ahura, el doctor la había frenado antes de cometer una autentica locura. De no haberla retenido habría seducido a Stavros llena de rabia y lo habría fulminado sin darle ni una oportunidad de réplica. Le costaba recordar que no se trataba de ella sola contra el mundo, que ahora eran un equipo...
Lo que si la preocupaba de verdad era la rapidez e intensidad con la que el Asha ultimamente tomaba el control, no paraba de pensar en los antecedentes de devastación que había dejado a lo largo de la historia, si la cosa seguía así... podría arrasarlo todo y a todos en un instante de debilidad...

Ante la tienda de los Rosseau, absorta en sus pensamientos y apremiada por la situación olvidó avisar de su presencia. Retiró la tela que hacía las veces de puerta sin darse cuenta de su impertinencia hasta encontrarse dentro.

-Oh! Ohhh, emmmm mmmmmm, em yo... perdon, perdon

Dijo nerviosa al darse cuenta de su indiscreción dandose la vuelta para no mirar.

-Disculpenme por favor, han pasado cosas importantes y he venido a hablar con ustedes sin pensar...

Espero un momento a que se adecentaran y luego se volvió timida.

-Me temo que nuestras sospechas eran ciertas. Nos han traicionado.

Su gesto se tornó severo, se adentró en la tienda y con sigilo les relato lo visto por Octopus. Como a todas luces parecía que Stavros les había vendido pactando una encerrona en Sidi-al-Rayyan.
Una vez explicado empezaron a surgirle dudas ¿Se referiría a ellos o a sus enemigos? Octopus no había alcanzado a captar la conversación al completo. La prudencia empezaba a apelar en su mente.

-Irving ha ido a hablar con el capitán y con Artemís, ¿Que proponen ustedes señores Rosseau?

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29/01/2012, 12:22
Adrienne Rosseau

Adrienne permanecía abrazada a Durand, sintiendo su calidez y la fuerza de sus brazos en torno a ella, una roca de seguridad en medio de un mar bravío. Aquella última hora, ambos en la soledad de su tienda, hablando de su futuro y de sus planes, de su proyecto de vida en común. Adrienne sentía que el amor que sentía por su marido y el que él le profesaba había adquirido una nueva densidad, una nueva solidez y fortaleza. Más que nunca eran solo uno.

En aquel instante sintió cómo el cuerpo de Durand se tensaba. Alzó el rostro, separándose un tanto y vio que Candence estaba allí. Sorprendida miró durante un fugaz instante a su esposo, componiendo una cara de circunstancias. Era una suerte que los hubiera sorprendido entonces y no un instante después.

-No te preocupes, Candence. Entra y siéntate. Seguro que hay una razón importante -dijo sentándose en la cama y palmeando a su lado para que su inesperada visita hiciera lo propio a su lado-. Cuéntanos.

La escuchó en silencio, cruzando breves miradas con su marido y asintiendo de vez en cuando a las palabras de su amiga.

-Entonces, si no lo he entendido mal, dices que el pequeño espía de Irvin sorprendió a Stavros en algún tipo de conversación. ¿Con quién hablaba? ¿Y sabes si Stavros sigue en el oasis?

Antes de tomar ninguna decisión, necesitaban datos, información.

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01/02/2012, 19:30
Artemis Marie Sowreston

A pesar del aspecto grotesco de Tariq, Artemis dio un paso al frente al escuchar la última revelación del egipcio, acercándose amenazadoramente a este.

- ¿Especial? - preguntó con tono cortante - ¿Cree que con eso me basta? Dígame qué le ha visto hacer para pensar eso. - sus ojos se entrecerraron, más por el olor que desprendía el hombre que por intimidarlo - ¡Vamos, no tenemos toda la noche! No me bastan palabras contundentes, quiero frases bien construídas. - exigió.

Aquella rata parecía a punto de escapar, pero a pesar de que ella también sentía cierta inquietud por el movimiento en las tiendas de sus compañeros, la información de Tariq era vital. No quería encontrarse en un trampa al día siguiente y en aquel caso el "conoce a tu enemigo" estaba todavía más justificado.

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02/02/2012, 12:43
Durand Rosseau

La interrupción de Madame Alika rompió la intimidad del momento entre Adrienne y yo. Pero al escuchar sus palabras, lógicamente, resultó ser completamente justificado. Me temía una traición, y Stavros jamás resultó de mi plena confianza.
Con un gesto, invité a Madame Anilka a ponerse cómoda, reafirmando las palabras de mi esposa al respecto.

Pero independientemente de lo que nos contara, tendriamos que reunirnos con los demás. No podiamos quedarnos con los brazos cruzados. Teniamos que tomar la iniciativa y adelantarnos a los acontecimentos. Y era necesario estar unidos.

"-Por favor Madame... ¿cuántos saben que quizá hemos descubierto a un traidor?"

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05/02/2012, 02:09
Tariq

El egipcio pareció intimidado por su presencia. En otras circunstancias, la cercanía de una mujer le habría provocado otras reacciones. Pero sabía que aquella mujer podía partirle el brazo con dos o tres movimientos. Conocía bien a los agentes de la sociedad, demasiado bien.

Se retiró unos pasos, con mirada huidiza, y se limpió el sudor de la frente. Apestaba a suciedad y polvo.

-Siempre él viajar por disierto la gente morir extriañas sircunstansias cuando llevar mal con él. La mayoría, nunca lios encuentran...

Sacó una pecata del zurrón y dió un lingotazo ansioso. Olía a alcohol de alta graduación. Algo poco islámico, la verdad. Se limpió los labios con el dorso de la mano.

-En Hamunaptra, traisionó a unos franseses. De repente, hubio una tiormenta de arena, y unos torbillinos. Que salieron... alrededor de él.

La miró con cara de circunstancias.

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08/02/2012, 18:48
Artemis Marie Sowreston

Contuvo el impulso de quitarle la petaca y darle ella misma un sorbo. Pero después de las miradas que había recibido, la promesa de comportarse y, lo más importante de todo, las babas de Tariq, se prohibió a si misma hacerlo. La información, sin embargo, bien valía algo con que celebrarlo. Su pérdida por el desierto y el encuentro fortuíto con Stavros cobraban sentido. Aunque, ¿podía fiarse de aquel hombre? Sí, estaba nervioso, y sí, parecía sincero. Pero ella no era de las que se dejaban convencer fácilmente.

- Si eso que dice es cierto... - agarró al hombre por el brazo y lo arrastró hacia la zona de las tiendas - Hay una manera de comprobar que dice la verdad. - expuso - Le repetirá lo que me ha dicho al Capitán. - pudo sentir como el hombrecillo se agitaba, inquieto. Frenó y se encaró de nuevo a él. - No se preocupe, si dice la verdad estoy convencida que el jefe le premiará por la información. - dijo con una sonrisa ligeramente zalamera. - Si miente, me ocuparé personalmente de su castigo. - añadió cambiando de nuevo la expresión a una más fiera.

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08/02/2012, 20:30
Madame Alika

Se acercó a gatas, permaneció sentada de rodillas y comenzó un relato algo mas exacto pero igualmente en voz baja

-Emmm... bueno... Octopuss siguió el rastro de Stavros como medio kilómetro, parecía estar cerrando una especie de acuerdo, con otros dos hombres, unos bereberes. Pero solo captó la última parte de la conversación. El copto dijo que tenían un trato y que por ello les daba el pago convenido, y les entrego una bolsa con dinero. Uno de ellos se descubrio y parecía un delincuente, un ladrón de caravanas, el cual dijo exactamente "No pasarán de Sidi-al-Rayyan". Luego se despidieron y bichito vino a comunicarnoslo.

Soltó aire profundamente, su gesto era muy severo

-Es todo lo que tenemos. Se puede interpretar de mil maneras, aunque en mi interior desconfío de Stavros. Como decía, Irving ha ido a hablar con el capitán y Artemís, supongo que ahora mismo estará en ello. Sería conveniente que nos reunieramos...

Empezar a moverse de tienda en tienda quizás iba a despertar atenciones indeseadas ¿Que hacer? Esperó atentamente la opinión de los Rosseau.

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09/02/2012, 17:57
Adrienne Rosseau

-En efecto, puede interpretarse de muchas formas y no todas en un sentido que nos implique necesariamente. Es todo... demasiado vago. Propongo que dejemos que Tupolev tome la decisión acerca de cómo proceder. Irvin está informándole de lo ocurrido según dices, Candence. Estoy segura de que nos hará saber si quiere que nos reunamos, salvo que ya te hayas comprometido con Irvin a llevarnos a la tienda de Tupolev -dijo una cauta Adrienne.

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12/02/2012, 23:36
Doctor Irvin Ness
Sólo para el director

Ness continúa blanco del susto.

- ¿Donde... donde está la señorita Sowreston? Tenemos que encontrarla, señor...  - Ness intenta coger aire.- Estamos en peligro.

Irvin intenta no dejar tiempo a que Tupolev se extrañe.

- Tenemos que ser cautelosos, hacer que parezca que no nos hemos dado cuenta, y poner a todos al tanto cuanto antes. Señor Tupolev... -El tono de Irvin desciende hasta ser un susurro, por si acaso... - El copto nos ha vendido. Es una trampa. Octopus le vió hablando con dos hombres, les entregó una bolsa con dinero y les dijo que no pasaríamos de un lugar llamado Sidi-Al-Rayyan. He enviado a Candance a buscar a los Rosseau, y yo he venido para alertarle a usted y a Sowreston. Tenemos que encontrarla cuanto antes...

 

Ness intenta movilizar lo antes posible a Tupolev. Seguro que el sabía qué hacer ante esta situación...

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13/02/2012, 01:30
Director

Todos se buscaron inmediatamente de aquellas revelaciones, y mientras el compañero de Stavros, el joven egipcio, dormía a pierna suelta en su tienda, se encontraron en la entrada de la tienda del capitán, donde se hallaban el doctor y el ruso. Les invitaron a pasar, y pusieron en común lo que sabían.

Por un lado, tenían la revelación, conocida por todos, de que el curioso compañero mecánico del doctor había espiado una conversación del copto con dos siniestros beduinos, y en la que se había hablado de que "no pasarían de un lugar llamado Siddi-al-Rawan". ¿Se referirían a ellos?

Por su parte, Tariq, el ladino guía nativo de la sociedad, les dijo lo mismo que había comentado a la señorita Sowreston. A su decir, Stavros no era trigo limpio. Al parecer, era un arribista, que siempre trabaja como agente doble, y se vendía al mejor postor. También, dijo, tenía "poderes" como los suyos. Aseguraba haber visto como "creaba torbellinos de arena" en Egipto, cuando traicionó a unos exploradores franceses.

Tupolev analizó todos estos datos. Podía ser verdad, o podía ser que estuvieran pecando de prudentes. Pero no estaba de más asegurarse. Y es lo que iban a hacer.