Partida Rol por web

La sombra del Norte

Capítulo 1: La Comarca

Cargando editor
29/06/2016, 10:48
Aular Robleviejo

Canciones , risas ,alegría. Cambiando esta taberna por un claro del bosque y a estos hombrecitos por su gente  podía sentirse trasladado a un  tiempo pasado mas feliz y  mucho menos oscuro.Una vez él  también cantó canciones que levantaron gritos de clemencia y oleadas de protestas por parte de la sufrida audiencia , él también disfrutó de la compañía de los suyos y fue feliz en su ignorancia.Luego cambio el sonido de la música por el de la venganza , aullidos de dolor , maldiciones , suplicas por una muerte rápida que no no llegaba y luego el silencio de la soledad del cazador.Apuro la jarra, mas por taparse la cara ocultando una furtiva lagrima que por sed ,y se retiro a dormir .Mañana seria otro día y había que estar en forma para seguir la caza , quien sabe quizás podría añadir algunas falanges mas a sus trofeos .

Cargando editor
29/06/2016, 17:34
Director

-Oh, -le dijo Harry Corralera a Aceroamargo haciendo gestos para negar sus monedas, -vuestro patrón ya me ha pagado vuestros gastos: cena, cama, comida, cerveza y tabaco. -El dúnadan quiso comprarle una bolsa de ese tabaco especial de los medianos, el cual producía un efecto tranquilizador y evocador en quien lo degustaba, pero Harry Corralera nuevamente volvió a negar. -Amigo, si me la compráis a mí os va a salir mucho más cara. Es mejor que vayáis mañana al mercado, está aquí cerca.

En el otro lado de la posada, los músicos terminaban una canción y Mithdúlin se acercaba a ellos para felicitarles por su notable actuación. Agradecieron las efusivas muestras de felicitación por parte del elfo y estuvieron a punto de sonrojarse por ello. Los elfos eran maestros de la música, que uno de ellos les mostrase tan jovial con su actuación era motivo de orgullo.

-Señor elfo, no encantaría escuchar una de sus canciones. -Dijo quien tocaba el laúd.

-¡Sí! -exclamó el que cantaba. -Toque algo de su hogar. Algo que no hayamos oído nunca.

Notas de juego

Eran 2 monedas de plata, una por día. Ya las apunté yo, de momento os voy anotando todo yo mismo. Luego cuando la partida tenga más rodaje os dejaré a vosotros.

Cargando editor
30/06/2016, 19:59
Rossuon Pairaniar

El joven se levantó en cuanto pudo. La noche comenzaba y él estaba dispuesto a disfrutarla. Una pena que muchos de sus compañeros prefirieran retirarse. Él, al menos, decidió celebrar el éxito de la misión con antelación. Así se aseguraba de poder hacerlo. Al día siguiente, y los posteriores, podría pensar que tocaba pagar con esfuerzo aquella gran noche. Como cuando te esfuerzas para lograr algo que deseas. Lastima que al revés no funcione con la misma intensidad, aunque Rossuon no quiso reparar en ello.

El noble cantó, bailó, rió. Estaba en su salsa, se abrazó a algún risueño hobbit para entonar alguna melodía, aprovechó la "barra libre" que Dimrod había concedido, aunque quizás se encontrase con alguna sorpresa al día siguiente, y se lamentó de no haber venido antes a la Comarca a conocer a los seres que la habitan. Eran excelentes compañeros de juerga. 

- Venga Mithuldin, sabemos que puede hacerlo mejor. - le animó con una sonrisa. - Disfrútalo. - concluyó, guiñándole un ojo y mezclándose entre los músicos para apoyar su petición. A uno le tiró una bocanada de humo en la cara sin querer y se disculpó con un gesto apesadumbrado. En cuanto recibiera el perdón regresaría a su alegría habitual, dejándose llevar por el animado ambiente. 

Cargando editor
30/06/2016, 23:10
Thund

Estaba ahí casi más por pereza que por otra cosa. Escuchaba demasiadas banalidades, y Thund no paraba de desear estar de nuevo en su pueblo. Y cuando vio que el ánimo se volvía más festivo decidió que ya había estado demasiado en comunidad sin ganar más que el contrato. Prefería estar más despierto al día siguiente que haber pasado la noche dándole a un elfo razones para seguir tocando y cantando.

Iré a dormir... —dijo, con una sonrisa evidentemente forzada, más bien un arrugamiento de los labios, medio escondidos bajo el bigote—. Hasta mañana.

Y recogió sus bártulos con intención de retirarse.

Cargando editor
02/07/2016, 20:17
Mithdúlin

Los hobbits parecían halagados y entusiasmados por las alabanzas del bardo y su deseo de tocar con ellos. Le pidieron una canción de su hogar, e imaginó que quizás querían oír alguna tonada propia de su pueblo. Se sentó junto a ellos mientras oía los ánimos que le lanzaba Rossuon, y respondió a su guiño con una sonrisa. Pensó rápidamente qué canción podría gustarles, y ahora que había podido anotar la canción que hacía escasos minutos le zumbaba por la cabeza, fruto de la inspiración repentina, pudo rememorar mejor su repertorio. 

Lo que acababa de componer todavía no estaba listo para ser declamado, y tampoco quería tocarles una de las canciones de los Glirdain de Lorien. Prefería, en su lugar, interpretar una canción que le tocaba su abuelo cuando Mithdúlin era apenas un infante:

Ya que me piden algo que no hayan oído nunca, algo propio de mi pueblo, permítanme que cante una canción de mi infancia. Mi abuelo solía cantármela cuando yo era pequeño, que es en quien acude a mi memoria cuando pienso en el hogar. Si quieren acompañarme, se toca en re menor.

Tras hacer las aclaraciones y presentar la canción, Mithdúlin preparó su lira y empezó a deslizar sus dedos por las cuerdas. Notó el cosquilleo ya familiar al hacer sonar el instrumento y se dejó llevar por la agradable sensación:

Esta balada se llama "La canción del peregrino",— dijo, mirando al público —y empieza así:

 

Un macilento alcornoque

Deja escapar un quejido.

Bajo sus ramas se oculta

Un cuervo de negro abrigo.

Lo miro calmo a los ojos

Y le recito con brío:

 

"Ni urracas, ni cornejas

Igualan tu manto umbrío.

¡La más funesta eres, ave,

con tu lúgubre graznido!"

 

Al acercarme me mira

Y me susurra al oído:

 

“¿Quieres que te cante, poeta,

La canción del peregrino?"

 

"Cuando la noche acecha,

¿Puedes escuchar, amigo,

Los rayos del atardecer

Sobre el regalo del trigo?

Cuando mancha el sol de sangre

A las nubes con su brillo,

Agoniza en las montañas

Tras las cumbres y los pinos.

Atiéndeme bien pues este es

El camino que camino,

No hay necesidad de mapas,

Ninguna senda es desvío.”

 

Cantó mientras acompañaba su voz con la lira, tapando algunas cuerdas con una mano mientras rasgueaba con la otra para hacer sonar los acordes, o pulsando las notas para tocar los arpegios.

 

- Tiradas (1)
Cargando editor
03/07/2016, 14:48
Hunkel Saeta de Hierro

-Si me disculpan, la misión ha empezado ya, y si Dimrod ha tomado tantas precauciones, deberiamos hacer lo mismo. Esto que hacemos aquí es solo perder el tiempo, hay mejores formas de desvelarse en situaciones como esta- Exclamó en un consejo con tono de regaño para luego levantarse y retirarse, aunque no sin antes despedirse con cierta cortesia, suficiente para un enano.

Aunque, realmente Hunkel no tenía intenciones de irse a la cama directamente, en vez de eso, busco al propietario del establecimiento o a cualquiera que le pudiese dar suficientes informes de la zona en la que se encontraban. Incluso pidio consejo sobre algun huesped o persona presente con buenos conocimientos del terrano, y si alguien tenía un mapa desente del lugar, mejor. Solo con ello hecho, se fue a la cama.

Notas de juego

Director, si se necesita alguna tirada para mi busqueda, avisame.

Cargando editor
03/07/2016, 21:37
Director

Las notas salieron con fluidez de los dedos de Mithdulin y empezaron a acariciar los oídos de quienes se mantenían en aquel lugar de la posada. Los hobbits movían la cabeza rítmicamente y permanecían atentos, observando con ojos bien abiertos al bardo, esperando que de su boca salieran los primeros versos de la canción que había anunciado. Mithdúlin por su parte se sintió más confiado para interpretar esta nueva canción, y decidió no tener en cuenta su última actuación para que no le afectara. El ambiente y la audiencia eran mucho mejores, pues había cambiado las exigencias de una dama mimada por las peticiones de un grupo de músicos, el grupo de mercenarios y la susodicha dama por el pequeño grupo de parroquianos de la posada ávidos de música, y el tormentoso y frío clima del exterior por el caluroso y acogedor ambiente de la posada.

Además, tenía la tripa llena y caliente y notó como su voz salía por su garganta con mucha mejor afinación que la anterior y nefasta vez, en el camino. La audiencia quedó prendada de la voz y la actuación de Mithdúlin, tanto fue así que no dudaron en pedirle otra interpretación, y más tarde le rogaron que volviera a interpretar "La canción del Peregrino". Los músicos hobbits no se atrevieron a acompañarle hasta que no llegó la tercera o cuarta canción del bardo, y poco a poco se fueron sumando hasta lograr tocar juntos una gran versión de la conocida "Beren y Tinúviel".

El resto, a excepción de Rossuon que seguía escuchando las canciones del bardo y los hobbits, había ido a descansar temprano para estar preparados para la marcha que empezaba al día siguiente. Uno de los enanos, al que llamaban Hunkel, incluso se había asegurado de hablar previamente con el posadero Harry Corralera para preguntarle sobre los caminos que rodeaban aquellas tierras. Harry le aseguró que eran unos caminos muy seguros y que si decidían viajar por la Comarca no tendrían ningún problema. Le enseño un gran mapa de la Comarca que tenía enmarcado y colgado en una pared cercana y le enseñó cual era el mejor camino que podían seguir. Aunque cuando el enano le preguntó por los caminos más allá de aquel pequeño cacho de la Tierra Media, el enano le miró como si estuviera loco. ¿Y para qué iba a querer cualquier hobbit sensato irse de allí?

Al finalizar la jornada, unos mullidos colchones de paja les dieron reposo hasta el día siguiente. La lluvia continuó sonando en el tejado de La Perca Dorada hasta bien entrada la madrugada aunque con menor intensidad que durante el resto del día, después de dos días cayendo intensamente, al final decidió cesar de sus intentos por inundar la región. El calor de la chimenea continuó calentado toda la posada mientras duraron los leños que Harry había colocado en ella, aunque para cuando sólo quedaran ascuas les había dejado un par de gruesas mantas a cada uno.

Finalmente, la tranquilidad se adueñó del lugar cuando el último huésped se quedó dormido y las notas y melodías que habían estado sonando en las paredes de La Perca fueron sustituidas una orquesta de variados ronquidos.

Notas de juego

Mithdúlin, consigues una maniobra Muy Fácil. La anoto en tu ficha.

Cargando editor
03/07/2016, 22:05
Director

Turno 3

Dimrod, ya vestido y pertrechado con su habitual indumentaria, les despertó muy temprano, demasiado para algunos que habían trasnochado algo más de lo aconsejable pero no para quienes habían acudido temprano a dormir. Lo hizo suave pero firmemente, asegurándose de que despertaban antes de volver a dejarles solos para que se cambiaran. Habían dormido en una gran habitación con una veintena de camas, la mayoría de ellos se encontraban en camas contiguas, a excepción de Melyanna, para quien Dimrod había pagado por una habitación individual. Fueron desperezándose y bajando al salón común de la posada. En las otras camas algún hobbit continuaba roncando alegremente.

Abajo, Harry Corralera les servía el desayuno mientras hablaba con Dimrod, quien por su expresión no parecía muy contento. Al parecer alguien de su grupo que había bebido demasiado, dejó una cuenta demasiado extensa para que el eriadoriano la liquidara. Lo cual, por supuesto, no le hizo ninguna gracia pues habían abusado de su generosidad al pagar la cena y la jarra de cerveza que habían tomado en la reunión, pues evidentemente, Dimrod únicamente se había referido a esa bebida cuando dijo que había pagado todo. Tras una charla con el posadero, finalmente Dimrod sacó su saco de monedas y pagó la cuenta adeudada. Después, visiblemente malhumorado, subió a despertar a Melyanna.

Cargando editor
03/07/2016, 22:20
Eoden

En el pequeño establo de la posada, Eoden estaba comprobando que las alforjas de los burros estuvieran bien aseguradas, y ya había cargado los baúles y todo lo necesario para partir. También se había encargado de preparar su propio caballo, un magnifico ejemplar al que llamaba Hersu. Eoden lo trataba como si fuese su propio hermano, defendiéndolo con su sangre si hiciera falta. El caballo mostraba gran cariño por el joven y, además de responder con presteza a sus llamadas y órdenes, actuaba como si realmente entendiera sus palabras.

-¡Buenos días, muchachos!. -Saludó enérgicamente, como en él era costumbre. -¿Se puede saber que ocurrió anoche?. -Dijo riendo con una sonora carcajada. -Dimrod está que se sube por las paredes.

Cargando editor
04/07/2016, 12:17
Gramj Haïa

Gramj no le prestó demasiada atención a Eoden. Se había marchado pronto a dormir, y suponía que no era con él. SE encaminó, con un apetito canino hacia donde hubiera algo de comer, y con la costumbre de soldado, si podía escamotear algo para guardarlo para el camino, lo haría. Era como una flecha, volando hacia su objetivo, directo hacia llenar el estómago, ignorando el resto del universo. Atusaba ansiosamente sus bigote, por el ansia que el hambre le producía. ¿Y el desayuno? preguntó sorprendido.

Cargando editor
04/07/2016, 21:24
"Aceroamargo"

El joven estaba despierto cuanto Dimrod lo sacudió por el hombro. No acostumbraba a levantarse tarde, y tenía el hábito bien arraigado. Se levantó, sintiéndose descansado, y repasó mentalmente sus cavilaciones de la noche anterior al acostarse. Lo más seguro era que se dirigiesen hacia el Este siguiendo el Camino, había deducido, hasta llegar hasta Bree. Y una vez en aquel pueblo, torcer hacia el Norte y seguir el camino que llevaba hasta Fornost. Era lo más lógico y sencillo, pero sin duda, el camino era donde más probabilidades tenían de sufrir una emboscada de incursores de Angmar.

Se lavó la cara para despejarse del todo y acudió a tomar el desayuno. Observó la extraña escena entre Dimrod y el posadero, y haciendo caso omiso de la pregunta de Eoden, se dirigió hacia el hobbit y el eriadoriano; postponiendo su desayuno para más tarde. - Corralera.- Saludó al hobbit con una cortés inclinación de cabeza.- Buenos días, maese Dimrod, ¿ocurre algo?

El joven vio que Dimrod había entregado más dinero a Corralera; seguramente los que se habían quedado levantados habían tomado el contrato como una invitación a una barra libre a expensas de la bolsa de Lady Melyanna. ¿Quienes habían sido? El joven no recordaba bien... Rousson, Mithdulin, aquel zarrapastroso brujo de los bosques (había olvidado el nombre), y uno o dos de los enanos.... No estaba del todo seguro. Pensándolo bien, él se había retirado de los primeros, casi siguiendo a Dimrod. Bien era posible que unos cuantos lo hubiesen imitado al poco rato. Entonces pensó en Rousson, si ya le había parecido dura la caminata de los días anteriores, no quería ni imaginárselo con resaca...

Cargando editor
04/07/2016, 21:45
Hunkel Saeta de Hierro

Hunkel se despertó temprano, tal como era habitual en él, sobre todo cuando estaba por emprender largas misiones, siempre era mejor ganarle tiempo al tiempo. Astuto y sagaz como solía comportarse, no se metió en el asunto que molestaba a Dimrod pero si se entretuvo en poner atención a todo ello y sacar nota al respecto.

Cargando editor
04/07/2016, 22:13
Rossuon Pairaniar

Rossuon se levantó en cuanto Dimrod le despertó. Sabía, por propia experiencia, que si permanecía en la cama volvería a quedarse dormido. Se apoyó en la pared, su cuerpo tambaleó y rió por lo bajo. Se le vino a la cabeza que era probable que sus compañeros no confiasen en su capacidad para levantarse aquella mañana. Lo sentía por ellos, por su confusión, pues ahora el joven jugaba en campo propio. Ni siquiera sabía cuantas veces había tenido que acudir de doblete a eventos orquestados por su padre, a desayunos y comidas familiares, a sus clases... Era un experto. 

- Os lo perdisteis... - dijo con una sonrisa, quizás demasiado atontada. 

Con movimientos torpes, con largas pausas para estabilizarse y asentar su organismo y riéndose sólo, fue ajustándose su armadura. Aunque antes tuvo que buscar las distintas piezas, pues no recordaba bien donde había dejado cada una. Una vez preparado, posiblemente tardando más que ningún otro miembro de la compañía, agarró sus cosas y se dirigió a la planta baja para reunirse con todos. 

Avanzaba de manera irregular, amagando con desviarse cada dos pasos. Se acercó a la barra para hablar con Corralera. No había presenciado la escena de Dimrod y tampoco se lo había cruzado, aunque no tardaría en enterarse... 

- ¿Podría prepararme esto? - preguntó con voz pastosa mientras sacaba un fragmento de papel de la bolsa del dinero y lo ponía sobre la barra. 

Cargando editor
04/07/2016, 23:09
Aular Robleviejo

la luz del sol que entraba por la ventana llego hasta la cama y le golpeo en los ojos despertandole .Había sido una buena noche , la mejor que podía recordar desde hacía mucho tiempo .¿Cuando había sido la última vez que había dormido tanto y tan seguido sin levantarse lanza en mano dispuesto a destripar al enemigo al menos crujido del bosque ?.Quizás años ,pero sí  esta había sido una buena noche .Salio rodando de debajo de la cama y apoyándose en la lanza se puso de pie .Se estiro y golpeandose la tripa rufio desperezándose .Era hora de comer y eso no admitía demora así que bajo rapidamente atraido por el olor de la comida 

Cargando editor
05/07/2016, 15:54
Director

Había una pequeña risa dibujada en los labios del posadero cuando Rossuon se dirigió dando tumbos hacía él, era ese tipo de sonrisa que lograba sonrojarte porque indicaba que quien la mostraba sabía algo que tu habías olvidado y que probablemente te haría pasar mucha vergüenza. Harry Corralera leyó la nota que Rossuon le había dado y después le miró con cierta mezcla de duda y escepticismo en los ojos.

-¿De verdad quiere que le prepare eso, señor Rossuon?. - Al parecer después de la noche anterior su nombre se había hecho conocido entre los hobbits de la posada.

No obstante, Harry no se negó a preparar el potingue que el dúnedan le reclamaba, así que sacó un par de huevos y los batió en un bol de madera. Después le añadió un vaso de leche del cubo que había ordeñado aquella mañana y una rama de romero que previamente había machado en un mortero y le añadió un chorro de miel de un bote. Se lo sirvió en una jarra de madera y se quedó mirando al hombre con cierta curiosidad y repugnancia.

Cargando editor
05/07/2016, 18:51
Mithdúlin

Mithdúlin había despertado en muchos sitios diferentes a lo largo de los últimos años, y de multitud de formas. Algunas de ellas inverosímiles, otras desagradables, y otras con la melodiosa canción del camino: el mecer de las ramas de los árboles, el arrullo de los pájaros, etc. Esa mañana Dimrod no lo cogió de sorpresa, estaba acostumbrado a que los patrones despertasen de manera brusca a sus soldados o, en este caso, mercenarios. Era una forma de mantener un estatus que tenían los humanos y los enanos. El bardo nunca había visto eso en otros elfos, a menos que fuese una emergencia o en tiempos de guerra, ni a los medianos. El "buenos días" tradicional de los hobbits consistía en el embriagador olor de tostadas recién hechas, té recién hervido, panceta y huevos recién fritos, y cualquier otra cosa que enamorase hasta al estómago más exigente.

Así fue su despertar, una mezcla agridulce entre Dimrod y el olor del desayuno. No tardó en prepararse y bajar, pues había notado cierta urgencia, o quizá disgusto, en el tono del hombretón. Una vez abajo se encontró con Aceroamargo, los enanos y el pintoresco Aular. Todos parecían haber dormido bien y se encontraban bastante frescos; él mismo no era una excepción, pues no solían pegársele las sábanas. Dimrod estaba pagando bastante malhumorado a Corralera. Mithdúlin se preguntó qué podría haber agriado su carácter mientras deseaba unos buenos días al dueño de la posada. 

Eoden entró risueño, saludando al resto de miembros del grupo, y preguntó por lo sucedido la noche anterior.

Lo cierto es que no lo sé, señor Eoden,— contestó el bardo, con sus habituales buenos modales —anoche estuve tocando y cantando junto a un grupo de parroquianos, pero no recuerdo que causásemos ningún problema. La velada fue de lo más deliciosa. No entiendo que pudo haber disgustado a maese Dimrod.

Entonces la respuesta llegó en forma de un ojeroso Rossuon, que arrastraba su postrada figura hasta el posadero. El elfo recordó que anoche el joven dúnadan había estado bastante más "alegre" de lo habitual y tal vez hubiese dilatado la cuenta más de los esperado. Espero que Rossuon no tenga problemas, apenas lo conozco, pero parece un buen muchacho, pensó, y desde luego no se puede decir que es un aburrido.

El olor del desayuno, sin embargo, era demasiado tentador y una buena taza de dorado y humeante té junto a unas crujientes tostadas con mermelada y mantequilla se materializaron en su mente, distrayéndolo de sus tribulaciones. Sin duda añoraba un desayuno hobbit, como los que había disfrutado la última vez que visitó la Comarca. Se preguntó si tendría tiempo de compartir una buena conversación durante el desayuno con alguno de sus compañeros, mientras miraba a Eoden y a Aceroamargo.

 

Cargando editor
05/07/2016, 21:45
Rossuon Pairaniar

La sonrisa de Corralera desorientó un instante a Rossuon, que intentó recordar que había hecho ayer para provocar aquel gesto. Pero lo desechó con rapidez ¿qué más le daba? ¿cuándo iba a volver por la Comarca? Seguro que había hecho cosas peores. Y tampoco estaba para darle muchas vueltas... a riesgo de marearse. 

- En efecto, mi buen amigo. Estas a punto de preparar un brebaje milagroso.- respondió con orgullo, dejándose caer pesadamente sobre la barra y recogiendo el papel para volver a guardarlo, con algún que otro problema, en la bolsa de las monedas que dejó sobre la mesa. - Eso - señaló el bol sobre el que trabajaba el posadero. - revive a los muertos. - concluyó con una sonrisa bobalicona. 

Tras pagar y guardar su bolsa agarró la jarra con tanta determinación que casi la vuelca. Su coordinación estaba mermada. Alzó la jarra, a modo de autobrindis, y se tragó el contenido de sopetón. Cuando la peculiar mezcla atravesó su garganta apoyó el recipiente vacío con un golpe, viéndose obligado a sujetarlo de forma apresurada para que no se cayera al suelo. Se disculpó con un gesto y se volvió hacia el resto de su grupo. La mueca de su cara transmitía el mal sabor del mejunje, aunque no tardó en difuminarse mientras avanzaba hacia ellos con los ojos muy abiertos. Su aspecto sonriente y tambaleante daban pistas sobre su estado aún ebrio. 

- Revive a los muertos. - repitió, caminando a trompicones hasta la mesa. Al llegar se dejó caer en una silla, posó los brazos sobre la madera y apoyó la cabeza en sus antebrazos. - Espero que os animéis la próxima vez. - habló con tono apagado, como si estuviera a punto de quedarse dormido. 

Notas de juego

Creo que he acaparado a Corralera, Aceroamargo XD

Cargando editor
05/07/2016, 22:47
"Aceroamargo"

El joven no necesitó de la respuesta de Dimrod; la aparición de Rousson y las miradas y risitas de Corralera eran sentencia más que suficiente. Por lo visto el otro dunadan del grupo era el único que se había tomado la letra pequeña del contrato como una invitación a la barra libre; pero a juzgar por el ceño fruncido de Dimrod, había bebido por cuatro. 

No obstante, quedó sorprendido al ver Rousson bastante fresco y despabilado, aunque había bajado el último y algo tambaleante. Por lo visto, aguantaba el alcohol como un mumakil. Rousson le pidió al hobbit que le preparase un extraño potingue a base de huevos, leche y miel. Aderezado con una mata de romero. El joven le hechó un vistazo a la jarra y torció el labio asqueado - ¿Resucita a los muertos...?- "será por que tienen que salirse de la tumba a vomitar si se lo das..."- ¿Y que le hace a los vivos?.- preguntó con una sonrisa maliciosa.

Él se contentó con untar mantequilla y miel en unas rebanadas de pan blanco, y bajarlo todo con agua fría. Un desayuno estoico, para un hombre estoico. Mascando el pan estaba, con gesto ausente, cuando se dio cuenta de que el elfo lo miraba.- Ejem... maese Mithdulin, buenos días.- Saludó con corrección.- quizá os agrade acompañarme al mercado, tal vez escuchéis alguna historia y yo quiero comprar tabaco y una pipa. Si el tiempo y Dimrod lo permiten claro.

 

Cargando editor
05/07/2016, 23:39
Hunkel Saeta de Hierro

Ahora todo estaba resuelto y casi con seguridad, sin contratiempos. Hunkel se sentó a comer sin cruzar a penas palabras con los demás mientras ponía atención en sus nuevos acompañantes, sería importante conocerlos, sobre todo a fin de saber en quien podría confiar. -Nada revive a los muertos- dijo con firmeza el enano algo lejos de la conversación principal, aunque sin un tono de voz desafiante, si no mas bien cordial. -O al menos nada que se pueda considerar benigno- puntualizó tras las preguntas que formulase aquel al que llamaban Aceroamargo; ese podría caerle bien, al menos el también llevaba por nombre su arma.

Tomando una jarra de cerveza, Hunkel levantó de nuevo la voz pero sin mirar a los demás, -haría falta un gran jabalí asado para iniciar este viaje no creen?-. Claramente el enano se refería a su inconformidad con el desayuno que habría de despedirlos, y es que si bien la comida de los medianos era de los mejor, el siempre añoraba los grandes banquetes de las lejanas y profundas cavernas enanas.

-Sería mejor partir ya y aprovechar el día, no quisiera tener que ir retrasando el viaje para quedar a merced en tierras de extraños-.

Cargando editor
05/07/2016, 23:44
Dimrod

Dimrod volvió a aparecer bajando las escaleras detrás de Melyanna y Matha, su rostro todavía mantenía el ceño fruncido por el enfado que le había ocasionado su conversación con Harry Corralera, en la que había descubierto que Rossuon había abusado de su generosidad, aunque ahora parecía más apacible que en un primer momento tras ir a despertar a las chicas. Melyanna no parecía muy satisfecha con eso de madrugar, más bien parecía poco acostumbrada a ello y su gesto somnoliento así lo demostraba, Matha en cambio parecía más alegre y despejada, ambas fueron a desayunar a una de las mesas.

-Partiremos de inmediato. -Dijo secamente el eriadoriano.

Su mirada se clavó en Rossuon y se encendió como la llamarada que aviva el fuego de unas ascuas. No parecía gustarle nada lo que veía: el dúnedan aparentaba ser un gran guerrero con aquella expléndida armadura y su impresionante altura, hasta que empezaba a andar y demostraba su desgarbada habilidad para moverse. Pero peor que todo aquello era encontrarlo allí tirado, luchando por no vomitar por culpa del mejunje ingerido, o por la cantidad de alcohol que había esquilmado de las reservas de Corralera a costa de Dimrod, era difícil saberlo a ciencia cierta. De lo que no cabía duda alguna es que Dimrod iba a hacérselo pagar con mano dura, pero no todavía. El muchacho parecía ir aún bastante perjudicado y Dimrod dudaba de que se enterara de algo.