Partida Rol por web

La sombra del Norte

Capítulo 5: Fornost Erain

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06/11/2018, 01:59
Yulma Tarmaelen

Yulma permaneció firme, con la intención de seguir cumpliendo con su deber.

Y aunque así fuese, maese enano, sigue habiendo un asesino suelto por la ciudad. Nuestro deber es proteger a la dama Melyanna. Es posible que Galastel todavía se oculte en algún rincón de la ciudad, y no creo que a la baronesa le haga ninguna gracia saber que está acogiendo a un vil criminal.

La hechicera sintió que no se estaba prestando atención a su protegida. Comprendía la desilusión de la joven e inexperta dama, pero debía mostrarse fuerte frente a la adversidad. Dado que era la única mujer de la compañía —exceptuando a Matha—, decidió que debía decirle algo.

Me temo que lo oí con mis propios ojos, mi señora. Yo misma encontré su baraja entre las pertenencias de Zöri. Nunca debéis dejaros engañar por unos ojos bonitos. Todos escondemos algo al filo de la más cautivadora de las sonrisas.

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07/11/2018, 04:10
"Aceroamargo"

El dúnadan escuchaba incrédulo la historia. Galastel, ese tahúr charlatán que había sabido engañar a todos había sido capaz de herir, de matar, a Elacar. La idea no se le quitaba de la cabeza, un cobarde atacando a traición a toda una vida de fiel servicio, a un hombre cuyo carácter había conseguido atraer una cierta fascinación en Aceroamargo.

El difunto le había enseñado tácticas durante sus interminables charlas, había vivido con el toda una experiencia con el arma que encontraron, poco a poco se había ido forjando una amistad entre ambos. Apenado y enrabietado, trataba de sosegarse para no correr en busca de ese malnacido.

- Si bien mi corazón me empuja a buscar a Galastel - dijo el nombre con cierto reproche - Mi deber es para con Melyanna - afirmó - Iré al funeral, con mis mejores galas - dijo como si tuviera algo mejor que ponerse - No perderé ojo a la dama, mientras presento mis respetos como Elacar se merece- termino por decir apenado.

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13/11/2018, 19:52
Dimrod

-Todos tenéis razón en algún aspecto de vuestros argumentos. - Dijo Dimrod para zanjar el pequeño debate que se había formado. -Nuestro deber es con la dama, y la acompañaremos al funeral de Elacar. Además presentaremos nuestros respetos hacía él. El funeral será a las afueras de la ciudad, hay un cementerio de túmulos al estilo de los dúnedain. Pero creo que es bueno no perder de vista tal amenaza si realmente Galastel es así de peligroso. Diré a Eoden que eché un ojo a Zôri para ver si es cierto que deja la ciudad. De ser así, - le dijo a Yulma apenando el rostro - estará a su suerte. Habéis intentado ayudarle, él decidió lo que creía mejor. - A pesar de que sentía que las represalias de Galastel pudieran caer sobre Zôri, Dimrod no se mostraba muy por la labor de ampararlo bajo su ala. Hacer eso podría resultar peligroso para el grupo, pues el curandero podría atraer a Galastel hacía ellos y poner en peligro a Melyanna si en verdad era el peligro del que hablaban.

-Le diré también que informe a la guardia de la ciudad del aspecto de Galastel como posible sospechoso. Estoy de acuerdo con Aeth, ese debe ser trabajo para ellos.

Cuando el sol cayó en Fornost, el cielo se había cubierto de tonos amarillos y anaranjados en un bonito atardecer sin rastro de nubes. Mucha gente acudió al funeral de Elacar, desde los hombres de su caravana hasta mercaderes de importante renombre de la ciudad como Barkathil y Yandabar, y otros muchos a los que Elacar había brindado sus servicios a lo largo de los años salvándoles de innumerables peligros en los difíciles caminos del Norte. También había un buen número de soldados que alguna vez conocieron a Elacar e incluso había muchos que sirvieron bajo sus órdenes. Todos ellos lo recordaban con afecto y admiración y coincidían en lo terrible que era la pérdida de un hombre tan valeroso de una forma tan cruel.

Aceroamargo y Hunkel habían sido los encargados de adelantarse al grupo para comprobar si había algún peligro, pero todo estaba tranquilo. Se percataron de que no eran los únicos en ser tan precavidos, pues los comerciantes estaban nerviosos por lo sucedido y se fiaban tan poco como ellos mismos. Habían acudido con hombres contratados para escoltarles, de hecho habían pasado el día reclutándoles. Existía el rumor de que el objetivo del asesino era en verdad uno de ellos, y había resultado en la fortuita muerte del viejo capitán. Eoden fue tras la pista de Zôri y logró ver como abandonaba la ciudad a toda prisa en dirección sur, después acudió al puesto de la Guardia de la ciudad e informó de las sospechas sobre Galastel.  

Finalmente, Elacar Brazoafilado fue enterrado en un solemne túmulo. La ceremonia se desarrolló siguiendo las tradiciones de su pueblo, y a pesar del estatus que había adquirido en los últimos años, su funeral fue digno del gran capitán que había llegado a ser.

Notas de juego

Os dejo un turno libre antes de terminar este episodio.

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14/11/2018, 03:18
"Aceroamargo"

Aceroamargo se aseguro, junto a Hunkel, que todo estuviese en orden. Había allí muchos hombres de armas, la mayoría mercenarios, asalariados que se encargaban de proteger a los muchos comerciantes que se habían dado cita en aquel sepelio.

El dunadan había asistido a varias ceremonias, de gente mas importante aun que Elacar, sin embargo aquella no tenia nada que envidiar a los entierros de nobles y militares de los "hombres del oeste". Elacar era querido, bien por devoción o por interés. Aceroamargo se centro, suplico a Mandos que lo acogiera, que lo llevase y guiase a su fin con el honor que se merecía.

Miro al cielo, a las estrellas. Su luz titilaba en la oscuridad y el dunadan las miraba con honor, sabiendo que el alma de aquel guerrero pronto estaría entre ellas. Una lagrima se le escapo, no de pena, si no de orgullo. Había convivido con Brazoafilado, no mucho tiempo, pero si el suficiente para descubrir en el una verdadera fuente de conocimiento.

Cuando todo acabó, se esforzó para sobreponerse y acompañar a Melyanna de vuelta a la hacienda.

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14/11/2018, 13:09
Yulma Tarmaelen

Yulma apenas tuvo tiempo para estar a solas con sus pensamientos. Parecía que apenas hubiesen pasado un par de días entre ambos funerales, pero ambos le pesaban como un yunque sobre el pecho. Mithdúlin había sido su amigo y confidente. Elacar, sin embargo, era la primera muestra de su fracaso en aquel viaje. Por un lado se decía a sí misma que no había sido culpa suya, que no habría podido evitarlo aunque fuese más experimentada y poderosa. Pero Zöri… Zöri estaba a punto de convertirse en una víctima involuntaria. ¿Por qué habría salido corriendo de aquel modo? ¿Por qué no podía aceptar la protección que le ofrecía la compañía?

La hechicera acompañó a Melyanna a distancia prudente, pero siempre manteniendo un ojo en la multitud. Era evidente que la noticia del asesinato se había propagado como la pólvora. Estoy segura de Galastel ha huido como la rata que es, pero no debo bajar la guardia.

No fue hasta que la conclusión de la ceremonia que Yulma se atrevió a relajarse. Mantenerse en aquel estado de tensión la había agotado tanto física como emocionalmente. Cuando se aseguró de que todo estaba en orden a su regreso, suspiró con alivio y se preparó para tomar un breve descanso antes de volver a ponerse en pie. Esa noche haría guardia, cosa que procuró anunciar a Dimrod.

Confío plenamente en la seguridad que nos brindan los guardias de la baronesa, pero creo que, dadas las circunstancias, no debemos relajarnos.

 

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14/11/2018, 23:00
Aular Robleviejo

Aular acudió con gesto solemne al sepelio de Eldacar. Poco hay más importante para un animista que honrar a los ancestros. No conocía mucho a Eldacar pero deseaba que todo le fuera bien y su espíritu nunca vagara por la tierra.

Al llegar al túmulo se le erizó el bello, no sabía cuantas gentes se dedicaban a cuidar de sus fallecidos, deseaba que fuera así y no anduvieran cerca.

Pronunció unas palabras en voz baja en su idioma, apenas unos susurros. Rozó un poco de tierra con las yemas de sus dedos, la tomó en su mano y la dejó caer. En su fuero interno no había descartado que los espectros del martillo no hubieran tenido algo que ver.

Después volvió acompañando a la joven en silencio. Había sido un funeral completo.

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16/11/2018, 00:53
Hunkel Saeta de Hierro

Junto a Aceroamargo, el enano Hunkel había examinado la zona del funeral con el fin de encontrar cualquier indicio de peligro, pero no lo hubo. Y no solo eso, era tal el nivel de seguridad que se había presentado allí por la paranoia de todos, que seguramente, aun cuando algún loco hubiese planeado algo, se hubiese arrepentido al instante de ver tantas espadas vigilantes.

Sin más de aquello, el enano presenció la ceremonia con respeto, brindando honores a aquel hombre con quien compartía muchas cosas y disentía en tantas otras. Y tras ello, no había más que estar alertas, tal como sugería la elfa, estar alertas y esperar; a final de cuentas, aunque no lo quisieran habrían de hacerle caso, tenían que esperar.

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16/11/2018, 23:00
Aeth Umbradacil

Tras unas horas, que a Aeth se le hicieron cortas, el grupo ya se había preparado y puesto en marcha hacia el funeral de brazoafilado. La multitud presente sorprendió al malhablado explorador, quien pensaba que solo acudirían un puñado de conocidos del mutilado guerrero, probablemente de la caravana con la que había realizado su último viaje.

La ceremonia se celebró de forma sencilla y sin interrupciones. Aeth no sobrellevó los ritos con especial reverencia, pero conocía lo suficiente su posición como para no comportarse de una forma abiertamente maleducada. A pesar de todo, la muerte de Elacar no le fue por completo indiferente; apenas habían compartido unas palabras, ni siquiera lo suficiente para conocerse, y sin embargo se sentía insatisfecho sabiendo que las circunstancias de su muerte incluían en cierta medida una traición y una emboscada.

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17/11/2018, 15:08
Director

El Corzo Blanco

Turno 1 - 27 de Noviembre del 1.974 de la Tercera edad

Durante el funeral de Elacar Brazoafilado cayeron algunas lágrimas y se dijeron bonitas palabras en honor al viejo capitán, la dama Melyanna mostró su agradecimiento y su pena por el asesinato de Elacar de tan funesta forma. Pero no sólo la pena acongojaba a los presentes, también la preocupación. Los comerciantes más adinerados se habían hecho con protección contratando a hombres de armas capaces, algunos de ellos incluso habían escuchado las ofertas durante aquel día. Pero nada impidió que el funeral de Elacar se llevase a cabo en completa paz y según lo previsto. El regreso a casa después fue tranquilo en la apacible noche, todavía fría pero sin rastro de las lluvias y el viento que les habían acompañado buena parte del camino los días anteriores. A Dimrod le pareció bien que se mantuvieran los turnos de guardias, pero les recordó que estaban bajo la protección de los gruesos muros de la baronesa y que el cansancio era también un peligroso enemigo que mermaba tus sentidos cuando más los necesitabas.

El tercer día en Fornost amaneció igualmente despejado y sin rastro del gélido viento del Norte. Era un día invernal con sol y un ligero calor que obligaba a quitarse las capas más gruesas del abrigo. Tras el desayuno en la mansión Eketta fueron informados de que el Príncipe Aranarth les estaba esperando en el exterior para la jornada de caza. Después de reposar el banquete del primer día, el Príncipe había pasado toda la jornada anterior debatiendo cuestiones bélicas con algunos nobles y por ello no quería faltar a su cita con Melyanna para descansar de la terquedad de algunos de ellos, por ello mantenía en pie su invitación para la cacería en busca del famoso Corzo Blanco.

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17/11/2018, 15:51
Dimrod

Tras escuchar la noticia de que el Príncipe esperaba fuera Matha acudió corriendo a avisar a la dama Melyanna, quien ya se había preparado de modo acorde para la ocasión. Lejos de llevar sus habituales vestidos, la dama llevaba calzas y unas botas de caña alta para montar a caballo. Completaba su atuendo una capota verde esmeralda que la cubría por encima de una camisa y un chaleco a juego. Dimrod terminó su desayuno en un par de bocados, regándolo todo con un sorbo de su vaso de cerveza y tras limpiarse la boca con la manga se dirigió al resto.

-La baronesa ha tenido a bien dejarnos unos caballos para la ocasión. - Informó al grupo. -Acompañadme a los establos.

Matha les despidió desde la mesa, había decidido no ir a la cacería y quedarse en la ciudad para atender algunas labores, conocer la ciudad un poco y abastecerse de víveres para meterlos a escondidas y preparar algo de comer mejor que lo que la baronesa le reservaba al grupo. Mientras caminaban hacía los establos Dimrod les fue explicando algunas cuestiones.

-Nadie sabe del Corzo Blanco, debe ser algún tipo de diversión particular de la zona. Pero sí que es cierto que la caza es un ejercicio muy apreciado por la nobleza dúnadan y proporciona cierto prestigio entre ellos. Habrá una competición para ver quién es el mejor cazador. - Al llegar al establo Dimrod les indicó que podían elegir el caballo que prefirieran, también había poneys para los enanos. Dimrod recogió unas lanzas para repartirlas entre los participantes, pues así se haría la competición. -¿Quiénes participaréis activamente en la cacería?

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20/11/2018, 23:35
Aular Robleviejo

Otra vez el Corzo Blanco —pensó para sí Aular. Este hatajo de idiotas podrían ser capaces de atacar al mismísimo Oromë si se lo encontraran, —debo acompañarles y averiguar sobre este Corzo Blanco —.

Aular siguió a Dimrod hasta los establos, si bien los animales eran algo cotidiano para él, no tanto el montarlos y menos en una cacería. Aular se acercó a uno de los caballos y le pasó la mano por las crines —buen chico —. Cualquier intento de cacería a caballo acabaría en desastre para Aular, —os acompañaré, deseo volver a estar en los bosques, más no cazaré —.

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27/11/2018, 14:57
Rossuon Pairaniar

Rossuon no dejaba de dar vueltas a la cabeza. Asistir a otro entierro, enfrentarse a nuevas decisiones complicadas, acabar yendo de caza con un príncipe Dunadan... Se preguntó qué sería de Zori, si ya estaría arrepintiéndose de su decisión mientras intentaba mantener sus tripas en su sitio o había sido suficiente rápido en su huida. Tuvo la impresión de que acabarían enterándose. 

- Me apunto. - Extendió la mano para agarrar una lanza. ¿Se esperaba otra cosa de un noble dunadan? Había participado en otras cacerías, aunque siempre se había preocupado más de charlar y beber que de perseguir a las presas. Se le daba mejor. 

Rossuon contaba con que las distracciones apagaran sus pensamientos. ¿No era lo que había hecho siempre? Aunque su vida no solía estar en juego...

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27/11/2018, 18:19
Hunkel Saeta de Hierro

La tarea que se planteaba parecía fácil, no obstante cabalgar no era lo suyo y por tanto no le parecía buena idea participar, y así se lo hizo saber a Dimrod y a sus compañeros. – Cazar es algo a lo que estoy acostumbrado, cuando la idea es seguir rastros, mantenerse ocultos y perseguir a la presa. Pero usar una montura para la cacería no lo he practicado y en general me considero un mal jinete. Por ello he de declinar la oportunidad en esta ocasión –. Con ello el enano quedaba como un pleno espectador del evento, aunque, si era necesario, bien podría apoyar solo como guardaespalda.

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28/11/2018, 03:45
"Aceroamargo"

Una cacería era practica habitual entre los nobles de muchos pueblos, al dunadan no le extrañó que en la ciudad se llevase a cabo. Aunque había participado en alguno, nunca como invitado activo, si no mas bien como hombres de armas que acompañaban a los señores que si iban a por la presa. Aceroamargo era un soldado, a sus ojos la caza no era un divertimento, si no una necesidad. Aun así, comprendía que aquellos actos había servido para cerrar tratos, entablar alianzas y servir como entretenimiento a ilustres personajes.

- Si, iré - se limito a decir mientras mentalmente repasaba donde había dejado su arco, al menos hasta que Dimrod les tendió las lanzas - Me temo que no me manejo bien con la lanza, ¿acaso no podrá cazarse con arco? - quiso saber, pues en cada sitio las reglas cambiaban.

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28/11/2018, 10:17
Dimrod

-Al parecer es tradición aquí el cazar con lanza. - Respondió Dimrod que no sabía si el Príncipe permitiría el uso de otra arma.

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28/11/2018, 23:31
Aeth Umbradacil

- No tiene que ser tan complicado. Solo hay que ensartar por el extremo puntiagudo. - se adelantó Aeth cogiendo una de las lanzas que les ofrecía Dimrod y lanzando un par de estocadas al aire con bastante poca habilidad, a lo que continuó con una mueca - tampoco es como si fueramos a enfrentarnos a orcos con esto. -

Se situó junto a su montura; había escogido de entre ellas un ejemplar especialmente peludo pensando que le daba un aspecto más salvaje y peligroso. Ya lamentaba no poder quedárselo, al fin y al cabo aquel caballo estaba mejor cuidado que el escuálido jamelgo que había comprado semanas atrás, pero aquello no significaba no poder aprovecharlo mientras pudiera. - Tal vez no termine siendo el ganador, pero al menos algún noble malcriado quedará en ridículo. - guiñó un ojo de forma nada disimulada hacia Eoden, para recordarle su anterior conversación sobre aquella cacería.

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29/11/2018, 09:35
Eoden

Eoden recogió el guante sin dudarlo, el impulsivo joven pretendía aprovechar la cacería para ganarse un buen nombre entre la nobleza de Fornost allí presente y especialmente entre la dama Melyanna, a quien pretendía agasajar con sus capturas.

-No dudéis que yo saldré victorioso. -Dijo con seguridad y la cabeza alta tomando una de las lanzas que Dimrod le tendía. -Tal vez haya más de una sorpresa. - Le respondió a Aeth.

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30/11/2018, 00:42
Yulma Tarmaelen

Yulma estaba acostumbrada a cazar en los bosques de Lorien. Había aprendido a interpretar correctamente los rastros y a moverse sigilosamente para acechar a la presa. Sin embargo, no albergaba deseo alguno de intervenir en aquella cacería. Para los humanos, ese tipo de caza consistía más bien en un evento social para nobles. Una mera banalidad de la que no pensaba formar parte.

No me interesan ese tipo de esparcimientos, preferiría quedarme y buscar a Zöri y a Galastel o cualquier otra tarea que me encomendéis, maese Dimrod.

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30/11/2018, 18:05
Dimrod

-Como gustéis, Yulma. -Respondió el eriadoriano. -Pero no os obcequéis demasiado en el asunto y guardad las distancias. Galastel puede ser peligroso.

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05/12/2018, 00:33
Yulma Tarmaelen

La hechicera asintió.

Procuraré tener cuidado, con la mayor discreción posible, señor. Si puedo ayudarle en algo más, no dude en pedírmelo. Hablaré con la guardia y con los hombres de la baronesa por si han visto algo.