Camille agradece la atención ofrecida por Marie Jeanne aunque lanza una mirada a esta algo amenazante por sus palabras.
-El tejado. ¡Hay que escapar por los tejados! -apremia intentando andar lo más rápido posible a pesar de la herida en el hombro-. Seguidme.
Master, tú dirás qué camino seguimos exactamente...
Al intentar ponerte de pié notas un tremendo dolor en la herida, la cual sangra abundantemente. Empiezas a sentirte mareada, a duras penas puedes andar.
-La muchacha tiene razón...- Dice Elizabeth entusiasmada. -Podemos escapar por el tejado saliendo por el desván.-
Tras decir esto se acerca a Camille y la ayuda a mantenerse en pié.
Al incorporarse Camille veo como parece marearse por un momento y me pongo inmediatamente a su lado, sosteniendola con una mano por la cintura y colocando su brazo sando al rededor de mi cuello. Con dificultad trato de ayudar a Elizabeth para llevar a Camille en dirección al desván
Fauchet intenta de nuevo tomar las riendas de la situación. Sale de la habitación para anticiparse a la llegada de los alborotadores y para dejar camino libre para la huida hacia la buhardilla del resto de gente.
- Vamos, rápido, id subiendo todos. Quien no esté en condiciones de moverse rápidamente que deje ir delante a quienes sí lo estén. No podemos perder ni un segundo, no esperaremos a quien se quede atrás...
Fauchet enfunda su florete y descuelga el mosquete de su espalda. Lo carga rápidamente y se queda esperando la aparición de los primeros asediadores con la esperanza de poder detener su avance en las escaleras, donde tiene una posición privilegiada.
No conocías ese sítio, el desván era un lugar donde se usaba a modo de almacén por la servidumbre. Sabías de su existéncia, pero no hubieses relacionado la escapatória... no sé si me explico.
Os encaminais hacia el pasillo. A unos pocos metros Elizabeth alarga la mano y hace desdender la escalera que daba acceso al desván.
Elizabeth y Sophie que ayudaban a caminar a Camille fueron las primeras en ascender, detrás suya siguieron los niños y Marie Jeanne y luego los demás.
Una vez arriba podeis ver una sala triangular iluminada por los rayos del amanecer que entraban por un gran ojo de buey situado a una de las paredes a media altura.
Se oyen griteríos que proceden de las calles.
-Tenemos que salir por la ventana.- Dice Elizabeth. -Pero ¿como podremos llevar a Camille?... ¿y los niños?-
Los primeros llegan corriendo por las escaleras y al veros allí arriba se detienen. Justo cuando los demás desaparecen pasillo arriba.
-Sabemos que esta casa pertenece a los nobles, ¿donde estan las armas?- Dice un tipo que se os acerca amenazante, aunque al ver que Jean Cloude no parecía un aristócrata se refrenó. -Sabemos que esta gentuza guarda armas en sus casas.-
François se coloca junto a Fauchet y prepara su mosquete.
- Parece que vamos a disfrutar de un poco de movimiento.- Comenta en voz baja a Fauchet.
A continuación, grita al ciudadano que se acerca por el pasillo.
- Alto, ¿por qué irrumpe de esta forma?
Que los niños se agarren a nuestros hombros -viendo que los guardias nos cubren la retirada digo- Una vez arriba con los niños intentaremos entre todos subir a Camille, no creo que haya muchas más opciones.-dice Atorriet con preocupación e ímpetu, intentando actuar de la forma más rápida posible.
- Ciudadano, las únicas armas que encontrarás aquí son las que ahora mismo te apuntan. Si aprecias algo tu vida sal de aquí y no pongas las cosas más difíciles de lo que ya están. No sé qué es lo que habéis venido a hacer aquí, pero estoy seguro que morir no está en vuestros planes..., dice Fauchet con voz seria y tajante.
-Algunos de tus compañeros nos ayudan.- Dice el hombre entre el griterío. -O estás con nosotros o contra nosotros, ¿acaso piensas matarnos a todos? no vas a poder... y morirás.- Dice con una sonrisa. -Ahora dime; ¿donde está la basura noble que se dice duaña de esta casa?-
Al incorporarse, Camille siente un ligero mareo y Sophie le ayuda a mantenerse en pie. -Cielo, tienes que salir de aquí. No te preocupes por mí y ve delante.
-Ellos tienen razón -dice señalando a Pierre y a Atorriet-. Subid, podré arreglármelas aquí. Una vez arriba será más fácil Rosalie, Rosalie... piensa con rabia.
- No puedo saber si estoy con vosotros o en vuestra contra si no me decís qué es lo que os proponéis, dice Fauchet para ganar tiempo para la huida del resto, pero sin dejar de apuntar a la cabeza del ciudadano que se dirige a ellos.
-¡Acaso no es obvio? ¡No se irrumpe en una casa armado y a la carga para tomar el Té! No lo habría supuesto nunca de un ciudadano de París, a quien tenía por gente de razón.- Dice Jean vanazando un paso hacia la gente, bajando el arma y gesticulando con los brazos. - Soy Jean Cloude De Litrius, y soy un habitual de los clubes en los que los Ciudadanos como vosotros discutimos sobre qué debería ser el futuro de Francia. Entiendo vuestra desesperación, pero no entiendo este acto de barbarie que no tienen ningún sentido.- Jean muestra su consternación en una palabras encendidas y que dice sin miedo, como si no se encuentrase rodeado por una turba armada... incluso hasta el punto de mostrase algo insolente. -La mujer que regenta está caso es de origen humilde nunca ha ostentado título noble alguno, hizo fortuna por sus propios medios gracias a su ingenio...- añade a pesar de no tener ni la menor idea - ¡Hermanos! ¿Acaso es hora de matarnos unos a otros? ¿O es que este dolor que compartimos todo el pueblo de Francia debe canalizarse hacia el vil saqueo? ¡No! Tenemos un objetivo mayor y un enemigo común, que desde luego no derrotaremos con crímenes. Asalta un casa hoy y comerás el resto de la semana... Pero, ayudadme a avivar la llama de la revolución y entonces conseguiréis ser libre para siempre.- Concluye alzando el tono y elevando la mano muy teatralmente...
Jean se interrumpe un segundo en el que recupera la compostura y añade antes de termiar... -Hermanos, una vez más, os digo que no encontramos en la era en que la razón empieza a vencer a la superstición, la ignorancia y el abuso. No seáis presa de tiempos pasados...-
Ehm... ¿Te tiro algo?
Por favor.
Haz un chequeo de argumento politico con dificultad 17.
¡A mi con turbas enfurecidas...! Pse...
Veis como el hombre queda quieto y observa a Jean Cloude mientras éste realiza su retórica. Esporádicamente se escuchan gritos de aprovación entre los que estaban en la escalera conforme el discurso avanza.
Ahora aquel ciudadano, una vez terminado el discurso, baja el arma y los demás lo miran espectantes.
-Mesié, tiene razón, pero necesitamos armas para llevar a cabo el asalto a la bastilla, nuestros conciudadanos están montando barricadas y cercando las inmediaciones.-Dice el hombre intentando razonar con Jean Cloude. -Sabemos que en las casas de los aristócratas se suele esconder un pequeño arsenal.-
Uno de los allí presentes se avanza y podeis comprovar que se trata de un miliciano.
-¡Mesié Fauchet!- Dice el hombre al descubrir a Pierre. -usted también está con la causa, nos acompañará en busca del arsenal de la bastilla, ¿no es así?- Apremia el miliciano. -No hay motivo para seguir protegiendo al tirano.-
Fauchet tiene visto a ese miliciano. Era uno de los que guardaban el puesto de comandáncia.
Al asomaros al ventanal podeis ver una repisa de un metro escaso pero con aspecto rígido. Parece que puede aguantar el peso de una persona.
Unos metros más al fondo, se unía el tejado con el edifício vecino el cual se alzaba en una pendiente algo pronunciada y al fondo se veía una série de ventanas una detrás de la otra que darían acceso al otro bloque y así poder escapar de la turba que ocupaba las calles.
¿Como lo haceis?
AL ver la escena suspira algo aliviada. No iba a ser fácil, pero creyó que sería más difícil.
-Vamos, vamos -continúa diciendo con prisa-. Los niños deberían salir cuanto antes. EL jovencito debería ir primero y ayudar después a Sophie y a Chacelle.