Partida Rol por web

La toma de la Bastilla

París (Distrito Sur)

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08/10/2007, 23:58
Camille Desauvage

Poco a poco se alejan del pequeño tumulto de gente. La cara de Camille cambia al verse lejos de las miradas, sus facciones se endurecen y su actitud seria reaparece. De reojo mira a la niña que ahora le acompaña a todas partes, y no puede evitar sentirse más airada. Esa mirada dulce y tierna contrasta con sus sentiemientos, con ese ansia que le recorría por no haber conseguido su objetivo. Cada dos pasos, un pequeño murmullo escapaba de sus labios, un vago intento por desahogarse. ¡Inoportuno!

Al notar la manita sobre su brazo no puede evitar apartarla con un gesto algo airado. Los ojos de la jovencita la interrogaban. Camille se para y le habla seria. -¿De qué conoces a esa mujer? ¿Quién es? -le pregunta, pero la niña no habla. Camille suspira desesperada y sigue andando-. Anda, vamos a casa.

Mientras camina, su mente piensa en el maravilloso abanico de la señorita. Si nos volviéramos a ver...

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09/10/2007, 13:49
Marie Jeanne de Gouze

Suspiro de nuevo, pero en esta ocasión no hay alivio ninguno en mi expresión. Paso la mirada de el niño a Elizabeth, y de vuelta otra vez.

Bien, digo al chico vamos a llevarte a que te vea un doctor pero, alzo un dedo autoritario ante sus ojos luego deberás escuchar lo que tengo que decirte.

Me vuelvo hacia Elizabeth. Mi rostro demuestra cierto cansancio a causa de la situación. No veo el momento de salir de aquí antes de que la cosa se complique aun más…

Por favor, querida, vete hasta el coche de caballos y trae al conductor. Necesitamos a alguien que cargue a nuestro pequeño enfermo hasta el carruaje.

Si esto es el famoso instinto maternal, deberían tratarlo como una enfermedad en vez de cómo un don… pienso mientras miro al chico con una sonrisa triste.

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09/10/2007, 14:28
Sophie Rougeau

¿De qué conoces a esa mujer? ¿Quién es? Anda, vamos a casa. Camille no me da tiempo siquiera a justificarme y continúa caminando...

Nuevamente la detengo cogiéndola por el brazo. Rebusco durante unos segundos en la pequeña bolsa de tela que escondo en la cesta, bajo el manojo de flores, sacando las monedas que anteriormente me había pagado aquella mujer por las rosas.

Abro mi mano con mostrando las monedas a Camille, tratando de que comprenda que yo solo estaba haciendo mi trabajo...

Notas de juego

[Camille puede ver que son muchas monedas, segun palabras de Didi, con ellas podría pagar todo el cesto de flores entero..]

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09/10/2007, 21:46

Elizabeth hace un movimiento de asentimiento con la cabeza antes de salir en busca del cochero.

Un hombre se acerca.
-Déjame ver ese pié.- Dice mientras se acuclilla frente del chaval.
-Bonjour, mademoiselle, soy Pierre Delamont. Médico cirujano.- Comenta a la vez que examinaba el tobillo del chico. -Bueno, al parecer se ha dislocado el tobillo. Habrá que retornarlo a su sitio. Aunque...- Dice hechando una mirada alrededor. -...no creo que este sea el sítio indicado.-Mientrastanto Jerome emitía fuertes gemidos de dolor que atraían las miradas de los transeúntes.

Al cabo llega Elizabeth con el coche.

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09/10/2007, 23:36
Camille Desauvage

De nuevo, la mano de la muchacha frena el airoso caminar de Camille. Ésta se para y suspira otra vez esperando impaciente a ver lo que le quiere mostrar. Ante sus ojos aparecen varias monedas, demasiadas para que la chica las hubiera conseguido. Una vaga idea aparece en su mente y se gira ligeramente para ver si aún ve a la señorita de antes.

Camille coge las monedas de la mano y las cuenta lentamente mientras reanuda su marcha, pero esta vez de forma lenta. Su mano se cierra sobre las monedas, pero los ojos de la pequeña reaparecen; ¿Pero qué haces? ¿Acaso pretendes robar a una niña? piensa.

Se para, y con un leve suspiro deposita el dinero en la mano de la muchacha. Le mira a los ojos y por primera vez, le habla de forma sincera. -No deberías mostrar esto por ahí; guárdalas, te las has ganado.

Tras esto, ambas continuna caminando esta vez con paso normal de camino a casa

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09/10/2007, 23:55
Sophie Rougeau

Antes de guardar las monedas, separo la mitad y se las doy a Camille, guardando las otras nuevamente en la bolsa y volviendo a colocar ésta bajo las flores.
Continuo caminando junto a Camille de camino a casa

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10/10/2007, 03:29
Louis-Jacques Atorriet

la charla era placentera y no puede mas que contestar a la pregunta del presente:

-tiene razon compañero, no he hablado sobre mi dedicacion, gracias a Dios pude recibirme de Abogaddo y esto me llevo a mi condicion de Diputado de la casa de Leon, esperemos que en la asamblea podamos representar al pueblo como este se lo merece...-, hace un silencio donde usa el Tazon de agua para lavarse las manos, se las sacude y prosigue -Y usted, Mesie? cual es su labor?

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10/10/2007, 05:02
Phillippe Maximilien Du Rúx

oh
Otro doctor nos acompaña
tenga a bien comentarlos
usted se especializa en derecho natural o teologico buen doctor?

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10/10/2007, 10:41
Jean Cloude De Litrius

Con su habitual talante amistoso y dialogador, Jean Cloude se sumerge en la conversación...

-Yo, querido amigo, soy un simple funcionario, trabajo para la casa de contratación, encargado de los libros de contabilidades que graban las mercancías que llegan a la ciudad. Nada fuera de lo común... En mis ratos libres gusto de dejarme ver en los clubes para gozar de la charla que allí tan corrientemente se da... En eso ocupo mi tiempo...- Dice con un deje gracioso...

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10/10/2007, 10:44
Marie Jeanne de Gouze

Miro con los ojos muy abiertos al doctor, que ha llegado como caído del cielo mejor nos vamos de aquí antes de que también aparezca el padre que he inventado para Jerome y caiga muerta del susto.

Monsieur, gracias al cielo que todavía queda gente amable en este mundo digo mientras indico al cochero que ayude al niño a subir si no le es demasiada molestia, podríamos ir a su oficina, donde seguro tendrá el material necesario para ayudar al chico.

Mientras hablo, me ha dado tiempo a hacer que suban al niño, indicar a Elizabeth que le siga, y poner un pie en la escalerilla con la clara intención de unirme a ellos cuanto antes. Por muy grande que sea mi habilidad para el disimulo, en esta ocasión, mi deseo de escapar de las miradas curiosas es aun mayor.

O si lo prefiere, podríamos ir a mi residencia. Seguro que el servicio puede improvisarle una enfermería apropiada para la cura.

Le dedico una ligera sonrisa al hombre, al tiempo que le ofrezco la mano para que me ayude a subir al carruaje. Por mucha prisa que tenga, una “dama” no puede perder las formas, y menos cuando son lo que le da de comer…

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10/10/2007, 11:39

Mientras los tertulianos se dedican palabras de presentación, en la sala irrumpe una niña correteando tras haber abierto de un golpe la puerta del desván.
La niña se queda observando a Louis-Jaqces al cual se le agarra detrás de los pantalones.
-¡Ayudeme mesié!- Dice con nerviosismo, aunque manteniendo las maneras. -Estos señores me trajeron a este sítio...- Realiza una pausa mirando alrededor, como pensando qué iba a decir. -... tan extraño, y no sé donde están mis padres. ¡Ayudeme, mi padre sabrá recompensarle!-

Al cabo aparece otro personaje también desdel desván. A él sí que lo conoces.

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10/10/2007, 11:41
Maximilien Robespierre

-Eh... no se imajine cosas que no son... mesié...- Dice agarrandose la muñeca. -De haber sabido de que no se trataba de un guárdia habría salido antes.- Y dirije una mirada incriminatória hacia sus compañeros.
El hombre hablaba pausado. No se notaba nérvio en su voz. Aunque estaba un poco despeinado.

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10/10/2007, 11:45

Notas de juego

Acuerdate que compartes escena con Jean cloude, Louis-Jackes y maximilien durey

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11/10/2007, 01:03
Maximilian Durey

Todos somos hijos de la razón hermano francés... Esta pobre chiquilla, estaba en medio de una turba que se disponía a Dios sabe que y cuando... Maximilian mira muy costernado y alza sin violencia su voz un poco más...
¿Qué clase de hombres seríamos? Digame oh! señor ¿Qué clase de hombres seríamos si la hubiésemos dejado a merced de la muerte y la tragedía? Casi parece que unas lágrimas salen de sus ojos...
Tiempos revueltos recorren Francia, los hombres honestos debemos hacer lo justo y bueno... Yo mismo he sido tocado por la más dura desgracia... Desconfiar de Mesié Robespierre no sería más que desconfiar de la patria misma, porque él la representa mejor que nadie... Únase a brindar con nosotros con una copa de vino...por la buena acción que nos ha garantizado sin duda un puesto en el cielo y...sobretodo...por Francia...

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11/10/2007, 13:31
Louis-Jacques Atorriet

Con vos pasusada metodica se dedica a contestar la anterior pregunta:
-Vera.. disculpe Du Rux, verdad? mi disciplin...

La conversacio se interrumpe cuando una chiquilla se aferra con ansias a sus pantalones.
La cara de Louis se habia llenado de expresiva sorpresa y compasion (en ese orden).

Atonito escucho las palabras de los entrados en escena el apellido "Robespierre" sonaba conocido en su mente, de creer alguien involcrudo con el tercer estado.

-Sepan disculparme señores-, dice parandose tras la estrepita intromision, para luego ponerse a la altura de la jovencita; y tomandola entre sus brazos prosiguio, -No dudo de su buena fe, quien soy yo para juzgarla, Dios se toma esos atributos, pero esta niña luce desesperada, y la prudencia habla por mi al decir que seria mejor llevar a esta niña a los brazos de sus padres con urgencia!
Sus ojos recorria a cada uno de los presentes, la mirada de mesie Atorriet era mediadora, a veces convencia a sus oyentes con esta mas que con sus palabras. Aunque no se quedaba atras con lo segundo.

Ahora su atencion fue enfocada en la niña:
-dime jovencita ¿cual es tu nombre? ¿podrias indicarnos como llegar a tu casa?

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11/10/2007, 13:49

Las palabras de maximilien sonaban francas. Un furte sentimiento guardaban, tal que hacía pensar que ese hombre habría sufrido alguna experiéncia horrible que canalizaba hacia aquella muchacha de manera paternal.
Robespierre guardaba siléncio escuchando el discurso de Maximilien Durey y algún que otro sonido de vaso al ser limpiado por las manos de Dominique resonaban detrás de la barra, otorgando algo de sonido ambiental a la escena.
Incluso la niña se quedó inmóvil sin emitir ni un solo sonido.

Al cabo de unos instantes habló Louis Jaques

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11/10/2007, 15:05
Dr Pierre Delamont

El hombre ofrece la mano en apoyo a la dama.
-Por supuesto mademoiselle, podemos dirijirnos hacia mi consulta. No queda muy lejos.- Dice con educación.

Antes de subir al coche dirije unas palabras hacia el cochero. El cual asiente con la cabeza y empieza a hostigar los animales.

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11/10/2007, 15:08
Elizabeth Montesquieu

Una vez en el coche, Elizabeth suspira profundamente.
-Pe... Pero... mademoiselle... ¿que vamos a decir al padre de Jeremías... esto... Jerome?- Dice marcando una expresión de incredulidad que entiendes a la perfección. No entiende quién és ese crío ni que piensas hacer con él.

Mientrastanto el doctor, en el asiento de enfrente, observaba al joven herido.

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11/10/2007, 17:31
Marie Jeanne de Gouze

Más tranquila en la relativa intimidad de mi carruaje, miro a Elizabeth con una sonrisa tranquilizadora.

Cariño digo, inclinándome hacia ella para sujetar sus manos no te preocupes tanto. O acaso dudas de mi capacidad para salir de este pequeño apuro?

Aprieto suavemente sus manos antes de soltarlas, colocando un rizo de su frente al volver a reclinarme en mi asiento.

Lo que le digamos al padre de Jerome no es importante. No podíamos dejar que ese desagradable hombre moliera a palos a un niño hambriento, verdad? Por lo menos no cuando está a punto de hacerlo delante de nuestras narices.

Inclino la cabeza, mirando por la ventana del coche.

Querida, hay ciertas cosas que para no ver, no queda más remedio que evitar que ocurran.

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12/10/2007, 14:37

Andais por las calles, ya a unas cuadras del mercado. Atravesais suburbios llenos de mugre y miseria. Nada parecido a lo que acabis de dejar atrás. De esta forma os dais cuenta una vez más de lo postizo que se cocía en ese sitio. Como si fuera una máscara que cubriese la verdad, en el mercado la gente se despreocupaba de lo que sucedía.
Al cabo llegais a la puerta de vuestra vivienda habitual. Un modesto departamento cerca del río Senna, el mismo que cruzaba la ciudad sinuoso y con cauce abundante. Aunque no se trataba de uno de esos ríos de montaña de aguas cristalinas, pues corría algo turbio y desprendía olores un tanto agrias.