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La Torre de las Almas Perdidas 3: La Caída al Abismo.

Prólogo. Historia de un Plano.

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10/04/2020, 15:24
Mester Frelaand

HISTORIA DE MESTER FRELAAND

Con todos mis respetos... llevo mucho tiempo aquí y desde que nuestra misión principal fue dada por imposible y la compañía fue disuelta, decidí dedicarme a ayudar a las pocas almas buenas que había encontrado en este plano de maldad insondable. Con esto vengo a responder a dos de tus inquietudes. La primera: ¿Crees que no he intentado hacer volver a los pobres infelices que se suman en la oscuridad de la locura? ¡Lo intento con todos! También te he respondido, aunque de forma muy pobre a la segunda pregunta. ¿Qué hago aquí? Este lugar ya empezó a considerarse un problema hace décadas. Muchas de las almas que mi diosa y sus ángeles y demonios tenían que recoger para conducir a su último destino se quedaban en un limbo oscuro dirigido por una mente macabra.

No hay un único responsable. Estamos como bien os he dicho en un plano caótico. Son muchos los poderes que pugnan por el control del plano, pero el último en llegar y el que mayor relevancia a adquirido es sin duda el Gran Mago Rojo. Pertenece al plano material como todos los que estamos aquí, salvo quizás Droguil, aunque eso último no puedo asegurarlo. El Gran Mago Rojo pretende conquistar el plano entero y unificarlo. No entiende que eso es imposible, un plan demasiado ordenado, no funcionaría. No en esté lugar...  Lo cierto es que llegó siglos atrás a este plano y poco a poco fue ganando más y más poder. Para cuando llegué aquí ya había conquistado la ciudad de la Demencia.  

¿Qué que es la Ciudad de la Demencia? Es una monstruosa ciudad situada en el centro mismo del plano. Allí viven ingentes cantidades de demonios y otras pervertidas criaturas bajo el dominio del Mago Rojo. Él vive en la torre de la Aguja Negra en el centro de la ciudad, sobre la cual sobrevuela el Orbe de Oscuro. 

Te diré por qué mi orden fue enviada a este perturbado lugar. Asthar, como bien sabes es la diosa de la Muerte. Su misión es la de conducir a las almas de los difuntos, de todos ellos, ante sus dioses patrones. Sus dioses deben juzgarlos por sus comportamientos en vida y enviar sus almas al Gran Abismo, o al Vergel hasta el fin de los días. Otros que deben purgar sus pecados se convierten en ángeles o demonios. Algunos al servicio de su dios en vida otros al servicio de la diosa de la muerte… pero creo que entrar en detalles no es necesario ahora. ¿Has captado como funciona, verdad?

Las almas pertenecen a los planos del Gran Abismo, a Azrael o bien al plano del Vergel a Oweria. Eso sólo cuando sean condenadas o absueltas, mientras tanto algunas sirven a su dios en vida, pero no le pertenecen. Me estoy desviando de la respuesta. El caso es que si, el Gran Mago Rojo se adueña de almas que en todo caso no le pertenecen a él y por ello impide la función a la que la diosa a la que sirvo debe dedicarse.

Nuestro sumo sacerdote decidió enviar un nutrido grupo de clérigos, paladines y otros guerreros para combatir al Mago Rojo. Con nosotros también viajó un gran grupo de civiles, campesinos, carpinteros, albañiles… Sabíamos que combatir a nuestro enemigo no sería cosa de dos días. Trescientos veintitrés clérigos, cuarenta y siete paladines y un millar de guerreros, junto con otros mil civiles. Pero a lo largo de los años fueron muchos más, cuatro o cinco veces el número inicial. En los últimos años hubo incluso adeptos a la causa que nacieron ya en este plano fruto del enlace de algunos de los que viajaron desde el plano Material hasta aquí.

Pero pasó lo que tenía que pasar. Combatíamos a diario y eso desgastaba mucho. Conseguimos levantar tres emplazamientos en el plano. La ciudad de Arcactius, la fortaleza de Peliati y el templo de Engacar. Si bien Arcactius era la ciudad más grande y próspera donde vivían casi tres mil personas, alrededor del templo también se generó una pequeña aldea de unos setecientos habitantes y trescientos vivían de forma permanente en la fortaleza. Esos números son del momento de mayor esplendor de nuestra orden en este lugar. Duró poco, muy poco. En unos pocos años todo fue destruido. Primero cayó Engacar. Nadie salió con vida. Luego Arcactius fue arrasada y por último Peliati, donde los últimos supervivientes se refugiaron.

No enviaron a nadie más desde Gea y no volvimos a tener noticias del plano Material, salvo por algún que otro viajero perdido que llegaba hasta nosotros. La guerra acabó el día en que Peliati sucumbió ante los demonios del Mago. Pocos fuimos los que sobrevivimos. Una veintena máximo. Fundamos un monasterio secreto, pero decidimos no combatir más al Mago. Era demasiado poderoso. Allí tratábamos de ayudar a las almas que encontrábamos vagando por estas tierras. No todas las almas que reclama el Mago acaban bajo su poder. Algunas simplemente se quedan vagando por estas tierras yermas hasta que son destruidas.

El mago usa las almas que reclama con dos objetivos principales. El primero es para aumentar su poder. Cuantas más almas permanezcan sumisas a él, mayor es su poder. Otras las utiliza como soldados, las más fuertes, las que no sucumben a la locura del plano se convierten en miembros de su ejército. ¿Su misión? Salir al exterior de la ciudad y seguir cosechando almas hasta que el poder de su amo sea suficiente como para atacar el equilibro del continuo espacio tiempo, rasgar la realidad y hacerse con el control total del Universo. 
¿Sabes volar? Porque si supieras volar igual podrias acercarslte lo suficiente a la ciudad como para ser fulminada por las defensas mágicas del Gran Mago.  Llegado a este punto creo que lo más interesante que te puedo contar es de que se compone este mundo… Acércame una hoja y la pluma hija.

Es un plano infinito, pero plano. Este mar muerto rodea todo el plano y la parte seca tiene una forma circular… o a esa conclusión hemos llegado. La zona más próxima a la costa está compuesta por una tundra helada e interminable, mientras que la zona que rodea a la gran ciudad está formada por unos densos pantanos brumosos y algunas zonas volcánicas y arcillosas como en la que ahora nos encontramos. Rodeando a la ciudad se encuentra una enorme cordillera de afilados riscos llenos de peligros. Aún sin sufrir caída alguna o encuentro con los horrores que allí moran, te aguarda un centenar de kilómetros en línea recta que te puede matar por el mero contacto con los cantos de la roca. Moririas desangrada antes de llegar a la ciudad. Yo nunca he estado allí. Nadie ajeno al plano ha estado allí sin la previa invitación de los seres que allí moran. 

Al exterior de la ciudad tan sólo salen los demonios dominados por el Mago Rojo. Lo hacen a lomos de ballenatos demenciales. Unos extraños seres gruesos como elefantes que sobrevuelan los cielos sin necesidad de alas y contraviniendo todas las reglas de la aerodinámica y la lógica en general. No conozco a nadie que haya traspasado el muro montañoso que rodea la ciudad. No que haya sobrevivido y haya regresado. Mi orden fracasó de forma estrepitosa... 

¿Qué hago aquí, en medio del desierto arcilloso? Es una buena pregunta... Lo cierto es que te estaba buscando. No concretamente a ti, pero si a seres convocados desde el plano Material. Últimamente son muchos los geasianos que recalan en este plano. Creo que el Mago Rojo está preparando algo, necesita una mayor cantidad de prisioneros, soldados o almas para aumentar su poder. Los límites entre el plano material y este son cada vez más difusos... Es como si se hubieran abierto gran cantidad de portales y el tránsito entre planos a través del plano astral sea más fluido que nunca... Los busco para guiarlos hasta el monasterio. Creo que es la única forma de preservar el orden cósmico. De mantener equilibriada la balanza entre ley y caos...