Partida Rol por web

Os movéis rápidamente en dirección a la sala que hay al final del pasillo. Os colocáis junto a Daante que está observando todo lo que va aconteciendo en dicha sala y echáis un buen vistazo a todo vuestro alrededor...

La sala que se abre ante vuestros ojos es bastante espaciosa. El suelo es de tierra y tiene pinta de ser firme, una buena cantidad de luz entra por las rejas del techo y una agradable brisa del exterior se deja oler igualmente entrando por las mismas rejillas.

Las 4 columnas que hay son de piedra, están rasgadas, arañadas y mordisqueadas. El olor a carne medio fresca vuela en el ambiente. Las mantas deshilachadas que hay repartidas por toda la sala, están en muy mal estado, pero tienen pinta de haber sido muy calentitas en el pasado.

Justo frente a vosotros al fondo, podéis ver una puerta de madera, también con rasgaduras, arañazos y dentelladas. Cortándoos el paso hacia la puerta, podéis ver perfectamente a 4 cuadrupedos y tras ellos un quinto. Los cuatro primeros canes están gruñendo y ladrando a mandíbula partida en la dirección en la que os encontráis dejando a un lado todo lo que hay ante ellos, pero sin moverse del sitio en el que se encuentran. El can que hay más al fondo, está recostado en su manta.

Podéis ver perfectamente el pelaje de los canes. El de los cuatro primeros es de color gris ceniza y el porte que demuestran tener es de ser canes bien cuidados y ejercitados, pues se les puede observar perfectamente todos los músculos marcados. El pelaje del quinto can, que está tendido en una de las mantas, es bastante más oscuro, pero sin llegar a ser negro, sus ojos, rojos como la sangre, parece no perder detalle de todo lo que están haciendo sus 4 compañeros o subordinados.

Veis como los dos compañeros que han entrado a la sala están quietos y por ahora sin hacer movimientos bruscos. Ralflinder está bajo la protección de una de las columnas y parece que los perros no han conseguido percatarse de su presencia. Sadow por su parte está en mitad de la sala, pero al parecer tampoco le hacen demasiado caso, pues no cesan de gruñir y ladrar hacia la puerta por la que Daante y vosotros os habéis asomado.

El otro lado de la puerta se está haciendo cada vez más interesante. Tres de vosotros han llegado a ese lado y os ponéis a escudriñar todo lo que está pasando ahí dentro.

Los dos compañeros que entraron momentos antes, Ralflinder y Sadow, están ahora mismo quietos indagando cual podrá ser el mejor movimiento que hacer desde ahora. Los gruñidos y ladridos van creciendo en intensidad, pero los canes siguen inmóviles en su posición.

Sus ojos confirmaron la señal de la tiflin y como un grupo preparado, el resto de sus compañeros avanzó cautelosamente. El enano  miró de soslayo a la joven draconida que quedaba tras el. Le sonrió y asintió al tiempo que avanzó con el sigilo que un enano podía hacer gala...

Descripción de la sala:

Os movéis rápidamente en dirección a la sala que hay al final del pasillo. Os colocáis junto a vuestros compañeros que están observando todo lo que va aconteciendo en dicha sala y echáis un buen vistazo a todo vuestro alrededor...

La sala que se abre ante vuestros ojos es bastante espaciosa. El suelo es de tierra y tiene pinta de ser firme, una buena cantidad de luz entra por las rejas del techo y una agradable brisa del exterior se deja oler igualmente entrando por las mismas rejillas.

Las 4 columnas que hay son de piedra, están rasgadas, arañadas y mordisqueadas. El olor a carne medio fresca vuela en el ambiente. Las mantas deshilachadas que hay repartidas por toda la sala, están en muy mal estado, pero tienen pinta de haber sido muy calentitas en el pasado.

Justo frente a vosotros al fondo, podéis ver una puerta de madera, también con rasgaduras, arañazos y dentelladas. Cortándoos el paso hacia la puerta, podéis ver perfectamente a 4 cuadrupedos y tras ellos un quinto. Los cuatro primeros canes están gruñendo y ladrando a mandíbula partida en la dirección en la que os encontráis dejando a un lado todo lo que hay ante ellos, pero sin moverse del sitio en el que se encuentran. El can que hay más al fondo, está recostado en su manta.

Podéis ver perfectamente el pelaje de los canes. El de los cuatro primeros es de color gris ceniza y el porte que demuestran tener es de ser canes bien cuidados y ejercitados, pues se les puede observar perfectamente todos los músculos marcados. El pelaje del quinto can, que está tendido en una de las mantas, es bastante más oscuro, pero sin llegar a ser negro, sus ojos, rojos como la sangre, parece no perder detalle de todo lo que están haciendo sus 4 compañeros o subordinados.

El deva no quiere luchar contra unos animales que se acaban de encontrar pese a que todos sus compañeros se ponen en formación para empezar una dura batalla contra ellos... 

En el fondo de su corazón, Dénaerdán sabe que no podrá rehuir la lucha... además sabe que su no-intervención tendrá un efecto contraproducente en la salud de sus compañeros.

Amigos, no voy a dejar que esos perros os hagan daño. Dice el Invocador mientras se mueve hacia adelante, apunta con su báculo a un lugar entre los perros y lanza un ataque contra ellos. Veamos de qué pasta estáis hechos... 

Con una mirada me doy cuenta de la situación, una habitación llena de bestias sanguinarias nos impide el paso. Moviendome con decisión sgarro mi simbolo sagrado con una mano y con la otra agarrando mi Mordenkrand señalo a una bestia y un rayo de nergía divina sale de mi hacia el animal. Desgraciadamente mi concentración no es la adecuada y el haz de luz pasa lejos del bicho.