Partida Rol por web

Al notar la mano de Chris en su rostro la buscó con la suya, temblorosa. Era un dolor terrible, pero si le dolía es que estaba viva. La aferró mientras se obligaba a intentar imponerse un ritmo de respiración. Miraba a Chris sin querer cerrar los ojos, asustada por si los cerraba y no los volvería a abrir.

Lo escuchó gritar, pero estaba dolorida y asustada. El Spray pareció hacer efecto y el dolor se fue levemente, poco a poco. A medida que el dolor se iba conseguía normalizar su respiración, sin hiperventilar. No soltaba la mano de Chris, como si fuese su principal anclaje.

Le molestó la familiaridad que había surgido con aquellos soldados, solo quería arrancarles la cabeza por muy aliados que se proclamaran ser. Si ésa chica, Natuk, estaba con Himiko, estaba en buenas manos. Cuando les propusieron lo de montañistas perdidos deseó que una pistola de la nada le disparase en la frente a aquel tipo.

Se permitió relajar el rostro, aunque el dolor le molestaba al respirar. Notaba como las lágrimas que había llorado por el medio eran como motas heladas en la piel. Seguía asustada, pero Chris estaba allí con ella y estaba bien. En ése momento no importaba absolutamente nada más.

Habló con un hilo de voz.
-Chris...-el spray le había permitido tomar aliento y poder hablar, pero no tenía suficiente como para hacerlo en voz alta. También ella había usado sus poderes y aquel disparo había sido demasiado duro-No me...fío...-apenas había entendido a aquella gente, pero no confiaba en lo más mínimo en ellos. 

Buscó su mano y su calor, notaba la nieve fría bajo su cabeza y solo ansiaba sentirlo. Sentir la paz que existía con él, cuando nada más importaba. Lo miró con sus grandes ojos verdes, vidriosos.
-Me alegro..que estés bien-y era honesta. Pero en su mirada estaba asustada y sabía que él podría leerlo en sus ojos. TJ murió de una puñalada mal curada, aun las atenciones de Rina. ¿Terminaría ella igual? Pensamientos como ése se le cruzaban por la cabeza a toda velocidad, angustiándola.

Kurt simplemente fue tomando los aparatos.

- Está bien, le llevaré hasta Natuk.

Comentó. Natuk debía ser "la última" y según el gato, se encontraba en el castillo, así que era una tarea fácil. Había conseguido que los militares se quedaran atrás, lo cual les evitaría algún dolor de cabeza.

Tras guardarse la radio, dejó el portátil en el suelo, pues tenía que levantar a Mike. No pesaba mucho y Kurt era corpulento, así que era fácil llevarlo. Después recogió otra vez el cacharro, agarrándolo con fuerza para que no cayera.

- Nyara, Christopher, será mejor que nos vayamos. Ya hablaremos más tarde.

Estaba enfadado con la primera, por haberse tirado de cabeza a pelear. Si estaban vivos y libres era porque la casualidad había querido que ese doctor tuviera remordimientos. Pero si algo habían aprendido, es que las armas de la actualidad eran terribles y sus poderes no estaban a la altura.

Hizo un gesto a Nyara para que le siguiera, pues se imaginaba que la chica iba a ser reticente. Se acercó así a Christopher y Lia. En las expresiones de todos ellos se podía ver rabia por haber recibido los disparos, pero en estas condiciones no había más remedio que comerse ese sentimiento y dar tiempo para digerirlo.

- La enfermería nos espera.

 Kurt tenía intención de esperar a que los demás se pusieran en marcha. No se fiaba de Nyara y de lo que pudiera intentar antes de irse.

La gemela estaba cansada y se sentía mal, sin embargo, aquel spray le sentó bastante bien y se empezaba a sentir con mas fuerzas, escucha lo que dicen a su alrededor y dice:

- Si, yo quiero volver al castillo, allí descansaremos... y veremos que hacemos...

La chica trata de ponerse de pie sola, sin embargo, le cuesta, extrañamente todos podían ver como las heridas estaban prácticamente cerradas, habían sido unas heridas limpias con orificio de entrada y salida

Sonrío cuando Lia habla, contento de que esté algo mejor. Aunque por dentro me mata verla así toda mejora es bienvenida. Sin embargo, mi estómago no puede evitar revolverse cuando pienso en lo mal que podría haber acabado esto.-Tranquila.-la susurro.-No malgastes fuerzas.-digo, pero añado con una sonrisa cansada, pero sincera-Yo también me alegro de que estés bien.-tras lo que la doy un beso en la frente.

Mientras nos preparamos para marcharnos, recuerdo lo que me acaba de decir. Que no se fia. ¿Me fio yo? Claro, ¿por qué no fiarme de cinco tíos que nos han acribillado a balazos? ¿O de tipos que se dedican a clonar a la peña para usarla como fuente de energía? En realidad, me da igual si me fio o no, no lo sé, no me importa. Han disparado a Lia. No requiero nada más. Quizás trabajemos juntos un tiempo, seamos aliados o lo que sea. Pero no voy a perdonar eso. Y ya está. El fiarse o no fiarse es secundario.

En otras palabras, ese francotirador no va a llegar a cobrar la jubilación.

Finalmente el viaje había comenzado, el grupo de chicos se había puesto en marcha hacia las cuevas, sabían que no tardarían demasiado, apenas un par de horas, pero también sabían que no era un viaje seguro, si lo que el doctor les dijo era cierto ya había varias partidas de soldados que estaban buscándoles y estaban preparados para darles caza, pero no solo ellos, también los soldados que en teoría eran sus aliados estarían por la zona, pero, realmente eran sus aliados? eso era algo que no podían saber con toda seguridad, aun así no les quedaba más remedio que seguir adelante.

La marcha la abría Himiko la cual no había permitido a nadie quedarse en el castillo ya que según indico eso era algo demasiado importante y tendrían que ir todos quisieran o no, la primera hora de camino fue bien y tranquila, todos esperaban que la segunda hora fuera también así, pero como siempre sucede no todo es tan sencillo.

Apenas les quedaban unos 30 minutos caminando para llegar a la cueva cuando empezaron a escucharlo, eran disparos, no muy lejos de donde estaban se escuchaban disparos, Himiko les empezó a apremiar y aumento el ritmo, el comunicador que Kurt tenía solo devolvía estática, realmente no sabían que era lo que podría pasar, el corazón de todos latía con fuerza mientras caminaban ahora a un ritmo mayor.

Fue entonces cuando sucedió, estaban a apenas 10 minutos caminando y tal vez 2corriendo de la cueva cuando los vieron, a su espalda aparecieron un grupo de hombres, realmente no podían ver cuántos eran, lo que si podían ver es que venían armados y vestían de blanco con el mismo uniforme que los hombres que habían visto muertos en el castillo, apuntaban con sus armas y corrían, no parecía que con muy buenas intenciones

Himiko observa lo que sucede y desenvaina sus dos armas mientras dice:

- Corred... id a la cueva y no miréis atrás... para poder entrar en la cueva necesitáis la esfera de Natuk

La vampiresa se gira y mira a todos para decir:

- Evitad que pase todo esto y matad a esa tipa... miles o millones de vidas dependen de vosotros, no lo olvidéis

A pesar de estar seguros de que eso iba a pasa, no era lo mismo que verlo. Iban a ser cazados como ratas si no se apuraban, Rina llevaba de la mano a Natuk y a Roxana, pero ya tan cerca de la cueva, aparecieron, habían dado con ellos, y ya no había forma de dar pie atrás. Rina se detiene de golpe, Himiko les ordena seguir adelante, la kitsune sabía que sería la muerte de la vampiresa, ella, depositaba en ellos la esperanza de evitar aquel fin. 

- ya escucharon...¡sigan adelante! - les ordena a Natuk y a Roxana, y se las entrega a Katarzyna,  arrugando su ceño, no había lugar para objeciones ni nada, ella, que antes iba más adelante, retrocedió hasta la retaguardia del grupo, Makoto, también la siguió, cerrarían el grupo, y evitarían que si Himiko no era suficiente, ellos tendrían que enfrentarlos, pero siguieron corriendo. Sólo una esperanza, sólo una salida, y el corazón de todos bramando entre el miedo, la incertidumbre y la decisión de continuar.

- ¡no miren atrás sigan! - podrían quedarse para ayudar a Himiko, Rina sin embargo comprendía lo que se estaba jugando en ese crucial momento, y aunque le dolía el corazón, las decisiones estaban tomadas incluso desde antes de salir. 

De repente se rompía la ilusión de triunfo que les había acompañado, convencidos como estaban de que era ya el final y que todo saldría bien. Los soldados los intentarían acorralar y acabar con sus vidas. Esta vez no habría oferta de rendición. Eran los momentos finales. Los últimos minutos, en los que se decidía todo.

- Hay que ir a la cueva y bloquear la entrada. ¡Vamos, corred!

Dijo a los demás. Aprovechó para coger de la mano a Nyara y tirar de ella. Temía que decidiera quedarse a luchar. Temía que Kyara lo hiciera e incitara a su hermana.

Se dió cuenta de lo mal que estaba organizado aquello, pues al final, toda la información y toda la magia estaba en manos de Ben o de Elizabeth. Ni siquiera lo tenía claro, posiblemente ella. Tenían que cubrir a ellos dos y cubrir a Natuk, fuera como fuera.

Se fijó en las otras chicas. Pensó que todas echarían a correr, pero Rina parecía dudar.

- Himiko les retendrá, nosotros sólo tenemos que impedir que accedan a la cueva...

Comentó a la chica y echó a correr. Él no iba a ser muy útil en ese lugar, así que tenía que seguir adelante. 

Mike sonríe y dice a todos:

- Chicos no entiendo muy bien lo que pasa, pero... si esos tipos nos alcanza se acabo todo, pero si Natuk y los demás entráis en la cueva todo se arreglara y esto será como si no hubiera pasado... muy bien, ya sabéis lo que tenéis que hacer...

Comienza a caminar, los puños del oriental se llenan de llamas y mira hacia atrás para decir:

- No me gusta Japón, está lleno de japoneses y me dan asco, mejor seguid y terminar lo que tengáis que hacer por mi allí

Comienza a correr junto a Himiko dispuesto a dar tiempo a sus compañeros 

Finalmente salimos hacia las cuevas, esta vez bastante más alerta que la primera vez que hicimos este viaje. Parece ayer cuando vinimos con Manu a ver a Beni. Justo antes de que se presentase en el castillo y nos mandase a esta misión sin ningún tipo de información. Grandes ideas las suyas.

Cuando oigo los tiros estoy tentado de mandar el cuervo que llevo en el hombro a reconocer el terreno, pero temo que lo vean y le sigan cuando vuelva a mí, así que descarto la idea.

Y es al poco tiempo cuando aparecen un montón de hijos de puta armados hasta la polla con ganas de hacer amigos.-¡Mierda!-exclamo justo antes de que Himiko decida sacrificarse por el bien común. Disuadirla ahora nos mataría a todos, así que tomo ejemplo de mis compañeros, agarro la mano a Lia y echo a correr junto a los otros hacia las cuevas.

No recuerdo haber corrido tan rápido en mi vida. El sonido de las balas cortando el viento escamó mi piel, los pasos de mis compañeros sobre la nieve aceleraban el ritmo de mi corazón. En esos momentos no había tiempo para pensar en los demás, tu instinto de supervivencia florece, y solo buscas tu propia salvación, es aquí cuando se diferencia a una persona normal de un héroe; como los que quedaron atrás para que nosotros pudiéramos avanzar.

─¡Estamos cerca! ─exclamé casi sin aliento cuando divisaba de lejos la entrada a la cueva─ So-solo... un poco más...─

No miré atrás. Nunca lo había hecho y esta vez, por supuesto, tan poco lo haría.

Cuando la Kitsune le encarga que cuide de las chicas, Kat se queda por un momento estupefacta, en una muda protesta ante su decisión:

-  Rina ...  -  solo acertó a decir

Sin embargo, su expresión no dejaba duda a su determinación y, cuando se oyó un nuevo estruendo procedente de aquellos hombres armados, Katarzyna no pudo más que asentir rápidamente antes de dirigirse a la cueva todo lo rápido que su pequeño cuerpo pudo permitirle.

El camino había sido largo y frio, pero Natuk estaba acostumbrada a caminar por la nieve, solo se sentía un poco extraña porque no llevaba la canoa en donde dormía y descansaba por las noches, y sobretodo el ir acompañada de tanta gente, los disparos no eran algo que le fueran ajenos, pero no dijo nada siguió al resto con paso rápido. El movimiento que realizo Himiko no paso desapercibido, les habían alcanzado, estaba tal vez demasiado acostumbrada a ver morir a gente, Natuk apresura el paso para escapar, a fin de cuentas no era la primera vez que lo hacia

Nyara no se sentía segura a la hora de empezar aquel viaje, pero a fin de cuentas era lo único que podía hacer para regresar a su tiempo.  Quería dejar de sentirse en continuo peligro y otra de sus grandes preocupaciones era su hermana, porque si le pasaba algo a ella Nyara sería incapaz de recomponerse de aquello.

Al ver aparecer a aquellos soldados de blanco las piernas le temblaron durante unos segundos: la afroamericana nunca había sido una luchadora, ni mucho menos. Su vida había sido bastante más simple –en este tipo de términos- y la presión hacía mella en ella.  Sintió la mano de Kurt tirar de ella y por una vez sonrió abiertamente en medio de todo ese caos: había alguien capaz de llevarla a un lugar seguro.  Ella, por su parte, agarró a Kyara de la mano para que los tres escaparan juntos.

-Vámonos.  Si morimos esto no servirá para nada- le dijo con un tono bastante nervioso.  No pensaba abandonar a su hermana, así que tiró de ella con fuerza mientras se alejaba. 

Ben caminaba vigilante, no terminaba de fiarse de la situación, el resto le daban igual, lo único que le importaba era que Liz estuviera segura y lo haría, tenía que conseguirlo, era su deber, el era un dragón, el autentico protector de ella, porque ella era lo único que le importaba, ni Natuk, ni el futuro en el que estaban ni realmente las personas que podrían salvar, lo que realmente le importaba era Elisabeth, así que cuando aparecieron esos hombres vestidos de blanco no lo dudo, miro a Liz y le dijo:

- Liz te quiero, te amo, debes de llevar estos pergamino, adelántate, yo procurare que al menos tu llegues a la cueva... cuando yo llegue me asegurare de que nadie más pueda entrar... vamos cariño, corre, no te preocupes, no te dejare sola, no morirás aquí ni yo tampoco, ellos no me importan, solo me importas tu

Tras esto Ben usa sus habilidades y su cuerpo entero se recubre de escamas de dragón, además de que aparecen sus negras y grandes garras mientras ve como Liz corre dice a los demás:

- Vamos, no os entretengáis, tenemos que correr

Se coloca detrás de Liz, su intención era la de proteger a su novia con su cuerpo, a fin de cuentas con un poco de suerte las escamas podrían detener los disparos de las armas