Partida Rol por web

Con tranquilidad Stan desenvaina sus armas y con una sonrisa en su rostro dice:

- Así que hay algo o alguien cerca y parece una criatura de esas invocadas... esto puede ser muy divertido... chico informático dime donde esta

Mira a Héctor y dice:

- Jefe, hay algo por ahí?

Mierda, pienso mientras oigo a los cuatro metrosexuales decir que han detectado al perro. Me cago en sus putos muertos joder, el puto perro emite radiación o algo, fijo. Miro un momento con apuro a los demás, antes de agacharme e indicar al bicho que se acerque a mí.

Ya lo han detectado así que aunque lo desinvoque fijo siguen buscando. No tienen pinta de novatos. Así que me acerco a la orejita del perro y le susurro.-Rodéales en silencio, ponte justo al otro extremo de donde estamos nosotros, entre los árboles. Si se acercan a nosotros ladra para que vayan hacia tí y se alejen de nosotros.-entonces el bicho sale disparado, rodeando las termas por la zona de los árboles. Si al menos consigo que le persigan a él, podremos largarnos. Mientras, miro alternativamente a las gemelas, mientras tengo los oídos tapados, esperando a ver si hacen ya su truco de magia o qué.

Tenía que concentrarse. Inspiró hondo y comenzó a tararear hasta que sus labios se despegaron y dejó fluir la melodía tarareando más alto, asegurándose de que cualquiera que no se hubiese tapado los oídos pudiese oírlo. No sabía si funcionaría, quizá solo estaba haciendo el tonto canturreando y al final acabarían por pillarles pero por intentarlo no perdía nada.

De hecho perdería más si no lo intentaba.

Todos pueden ver como los hombres empiezan a sentirse adormilados, de hecho Jason tropieza y casi cae al suelo, tras esto se da una bofetada en la cara con fuerza que le espabila un poco, por su parte el chico de las gafas parece que sí que se ha quedado dormido, pero entonces Héctor el que parecía el líder dice:

- Que os pasa?.. escuchad eso, se escucha música cerca de aquí, alguien está cantando, vamos, investigadlo

El hombre se toca la oreja, al parecer tenía una radio o algo así y dice:

- Andrew, regresa al campamento, hemos oído una canción extraña... puede ser cosa de un ser de estos

Entonces algo se mueve no muy lejos del campamento, pero si en la otra punta de donde están los chicos, el perro de Criss ha hecho lo que le había ordenado su amo y empieza a hacer ruido y a moverse, los hombres observan, dos de ellos, Jason y Stan mientras que los otros dos se quedan en el pequeño campamento.

No sé que les ha cantado Nyara, pero parece que les ha dejado medio sopa, al menos a uno. Con todo, los cabrones se han puesto aún más alerta y han mandado al quinto volver. Sus muertos.

Entre lo de Nyara y el perro ahora tenemos una oportunidad de escapar. También podríamos intentar darles pal pelo, claro, aunque no tengo muy claro como acabaría eso. Estoy seguro de que un ataque coordinado de todos nosotros les pillaría por sorpresa, y no tendríamos por qué usar fuerza letal. Pero los riesgos están ahí, y además luego tendríamos el problema de qué coño hacer con ellos. Aunque claro, tampoco quiero que estos cabrones estén dando vueltas por el bosque.

Así que, cuando Nyara acaba con lo suyo, y aprovechando el escándalo del perro, me acerco agazapado a los demás y susurro.-Ahora podemos larganos si queremos. A no ser que prefiráis pelear.-paso la mirada por todos ellos rápidamente.-Si queréis esto último tenemos que atacar por sorpresa y medio coordinados.-yo en el fondo no sé que prefiero. Pero si nos largamos estos nos encontrarán eventualmente, o a la última.

El grupo se puso en camino, el camino por el bosque no fue demasiado complicado, ya que todos sabían por donde tenían que ir ya que algunos habían visto la explosión, otros habían hablado con Himiko, pero entre todos se orientaron con facilidad en parte gracias también a que el día estaba tranquilo y despejado, el sol empezaba a calentar, pese a que era invierno y la temperatura era fría podían caminar sin resentirse por el frio, realmente fue una suerte.

Tras un par de horas caminando llegaron a un lugar, allí pudieron ver algo que les llamo la atención, la mayoría de los arboles de la zona estaban medio arrancados, con precaución pueden ver entonces que habían llegado, la aldea que les había dicho Himiko y que algunos habían visto en sus sueños o visiones. Prácticamente todo eran ruinas, salvo un edificio que estaba en un poco mejor estado y que apenas eran trozos de muro cubiertos por la nieve.

El lugar era sorprendente, sin duda había habido una gran explosión o algo había destrozado las casas, fue cuando llegaron al linde del bosque que no descubrieron algo sorprendente, en un lado había 20 tumbas, todas parecían recientes, eran apenas unos montículos con piedras por encima, en todos podía verse que había restos de flores y alguna joya sin duda de carácter personal, sin embargo, llamaba la atención que no mucho más lejos en otra zona había otras tumbas, eran al menos 10 pero en todas estas llamaba la atención que había colocadas a modo de lapidas armas de fuego prácticamente destruidas y retorcidas y de ellas colgaban las identificaciones de unos soldados y al igual que las otras tumbas eran muy recientes.

Al llegar al lugar Liz siente algo en su mente, de repente nota como si el ambiente estuviera muy cargado, lleno de un sentimiento de profunda tristeza, se concentra unos segundos y lo nota, no es realmente de tristeza, la tristeza impera en el lugar, pero es más fuerte otro sentimiento, el de soledad

Victoria al ver el lugar se siente un poco extraña, siente un escalofrió y al ver la zona puede darse cuenta de algo, era cierto había habido una explosión, eso lo suponía, pero se da cuenta pero es como si el sol brillase mas sobre las tumbas, como protegiéndolas

En apenas dos horas llegamos al lugar. Al comenzar a ver árboles en aquel lamentable estado me temí que ya estábamos cerca, y así fue, en seguida pude ver aquellas ruinas que ya había visto en aquella horrible visión. Pero esta vez, no veía cadáveres desperdigados, sino varios montículos a modo de tumbas, que parecían estar separados por soldados y aldeanos.

¿Habrá sido el otro grupo? Parece reciente…

A medida que nos aproximábamos me sentía peor. Mi mente se encontraba embotada, tratando de sobrellevar ese sentimiento que me invadía sin remedio. Podía sentirla, toda esa tristeza, invadiendo el lugar, pero… Había algo más.

Cerré los ojos un instante, y concentrándome, todo se volvió más claro. No se trataba de tristeza. Sí, esta estaba también muy presente, pero sobre ella había otro sentimiento que predominaba.

Soledad… ¿Sigue aquí?

-Entremos. – dije con rostro compungido, avanzando hacia la aldea con aquel pesar en mi mente.

El rastro de árboles rotos...

- No hay duda - dije en general - Ella ha estado aquí.

Es el mismo efecto que ocasionó a mi alrededor cuando nos encontramos.

-Larguémonos de aquí, y si puedes espiarles con el perro mejor -susurró Kyara a los presentes.

Nyara negó con la cabeza. Tenía un campamento, habría más como ellos y subirían todos a rastrearles como si les fuese la vida en ello así que hizo un gesto para que se marchasen echando leches y fue al encuentro de los capullos esos. Quizá si les influyese lo suficiente se rendirían y podría alargar lo suficiente el efecto como para que decidiesen no cumplir con su deber... o incluso aliarse.

Habría sido épico de poder transformarse en algo chungo, pero a falta de pan, su voz podía conseguir inutilizar a alguno antes de ponerse a lanzar estalactitas de hielo a diestro y siniestro.

Y ahí fue. A ganar tiempo para quien quisiese aprovecharlo.