Partida Rol por web

-¿Y qué desea caballero? -Al entregarte el libro y rozarte la mano, Bella se sonrojó. ¿Tiene alguna preferencia?

El ruidoso tintineo de Campanilla -la cual tenías custodiada como reliquia- no paraba de cesar. Era, incluso para tus oídos, molestoso. 

Un tintineo molestoso inundó la sala. Al parecer, aquel hombre tenía el timbre roto... o puede que no. 

Si vuestros personajes quieren investigar a qué se debe, antes de que el Dr. interactúe tendréis que hacer una tirada de inteligencia.

Había permanecido todo lo cerca que podía de la muchacha que me había ayudado y de alguna manera habíamos acabado en algún pueblo, ''Gracias a dios...'' aunque no quería separarme de la muchacha tampoco deseaba llamar la atención de nadie por lo que iba lo mas ceñida posible a las fachadas de los edificios. Mientras mis manos se aferraban al borde del suéter evitando que se subiera y se mostraran todas mis partes ''nobles''. Descalza y aún algo empapada comenzaba a tener frío y buscaba un sitio donde resguardarme o incluso algún sitio que pudiera tener ropa limpia.

- ¿Vives por aquí...? - pregunté a mi compañera que me llevaba a algún sitio que desconocía y por alguna extraña sensación creía que tampoco era de allí pero no me había aportado mucha más información como para saber donde estaba o como había llegado allí.

La segunda persona que me había encontrado desde llegar era una mujer adulta, con facciones finas y tenía que admitir que era bastante hermosa. Habían personas bellas en mi reino pero aquella mujer irradiaba otro tipo de belleza que no se veía muy a menudo en mi reino, casi hipnótica. Estuve tentada de dirigirle la palabra pero aquella mujer se me adelantó. Me cubrí aún mas avergonzada por mi aspecto que no parecía ser la de una persona normal, todo lo contrario cualquiera que me viera pensaría que soy una loca que le gusta ir desnuda por el bosque...

- Yo soy Melody... y mi amiga... es...- ''vaya menuda cabeza la mía, no le había preguntado ni su nombre...'' Estaba demasiado distraída pensando en que había pasado y como es que había llegado allí, tal vez...- ¿Una fuente de poder...? - pregunté extrañada hasta que las piezas comenzaron a encajar, ''Aquella malvada de Úrsula... seguramente ella fue la que me trajo hasta aquí, con sus malditos hechizos...'' Hasta ese momento no había sentido nada pero si aquella mujer podía, ¿tal vez era una compinche de Úrsula y su hermana? Era obvio que mi mirada había cambiado en instantes de admiración a sospecha cuando hizo esa pregunta.- No sabemos de que hablas, ¿Qué eres?¿Una bruja como Úrsula?¿Te mandó ella acaso...? - mi voz no era amenazadora ni mucho menos pero si tenía un tono de advertencia. Después de todo no podía hacer mas que preguntar, allí estaba en un lugar que no conocía, con gente que no conocía y si no sacaba información de algún tipo, como iba a poder volver a Atlántida...

Me gustan las historias que acaban bien, las que enseñan algo con una cierta moraleja. Pese a la edad que tengamos podemos aprender mucho de los cuentos, nos advierten sobre los peligros que se ocultan en las sombras, sobre juntarnos con malas compañías, que nuestras decisiones tienen consecuencias... Nos preparan para la vida adulta. Miro a Bella fijamente e intento saber si en alguna parte dentro de ella me llega a reconocer.

Ando por la biblioteca y busco la sección infantil, supongo que allí tengan "La bella y la bestia" si es así lo cojo entre mis manos y lo pongo encima del que me ha entregado Bella.

La vida es un sendero sinuoso, comienza con nuestro nacimiento, se ramifica con cada decisión que tomamos a lo largo de nuestra vida y nunca deberíamos mirar atrás a ver los senderos que no tomamos, acaba con nuestra muerte claro está, pero eso es simplemente otro punto de guardado más que todos recorreremos algún día ¿No cree? 

Me gusta pensar que las personas dejan en todos con los que se cruzan una huella imborrable de su presencia, una especie de recuerdo que no se pueda ir pase lo que pase, pero ahora veo que hasta los genios más maravillosos pueden cometer errores de percepción. Suspiro.

Bella, es un auténtico placer estar en su compañía, es usted la princesa más inteligente que he conocido. Jasmín me mataría si me oyera decir esto, eso hace que sonría levemente antes de continuar.

Así que voy a preguntárselo pese a que todo en mi interior me indique que no lo haga. Cojo aire profundamente y exhalo lentamente antes de continuar. ¿Me recuerda?

No se preocupe si no recuerda algo anterior a estar en esta ciudad, ni a mi, será por algo ajeno a su voluntad. Me quedo mirando el libro, abro sus tapas y busco la imagen de Bella con el vestido dorado. ¿Recuerda esto? Se lo enseño.

Finalmente, y pese a las dificultades que había parecido tener en un principio, Scar se terminó el plato de comida, lo cual hizo que recibiera un asentimiento y sonrisa conforme por parte del Hada.

El hecho de llenar el estómago debía calmar los nervios y hacer que pensaran mejor, pero lejos de todo pronóstico, Andy se volvió impulsivo después de que Maui arrancara una cortina, sin haber tenido tiempo de pararle los pies antes. Todos parecían empezar a desperdigarse y mirar por sus propios intereses, lo cual hacía que el ambiente se tensara y enrareciera.

Dos palmadas, secas pero contundentes, resonaron en la sala. El Hada Madrina miraba a todos con reprobación mientras continuaba con las manos juntas tras la última palmada. -¡Calma!- pidió. Lo último que necesitaban era ese tipo de discusión. Inspiró profundamente antes de volver a mostrar su actitud calmada y risueña. -Andy, cariño, no queremos que nadie se quede solo en la casa, ¿puedes enseñarme dónde tiene tu papá la ropa? Sé que no te hará mucha gracia, pero no queremos que Scar vaya desnudo- Maui también iba bastante ligero y le habría buscado algo, de no ser por su envergadura y porque no se le veía incómodo. Ya pensaría en algo al respecto. -Además, los niños no deben andar solos por ahí, menos todavía en lugares que no conocen.

-Yo acompañaré a los niños al ayuntamiento- anunció al grupo. Desconocía qué haría cada uno, pero ella no era partidaria de deja a Lilo o Andy a su suerte.

La hechicera enarcó una ceja en el momento en el que, tras prestar la suficiente atención, pudo descubrir que una de las féminas estaba… ligeramente cubierta. Estaba claro que, bajo aquello que apenas podía cubrirla, estaba completamente desnuda. Ante semejante revelación, no tardó mucho en esbozar una amplia sonrisa pícara. – Vaya… ¿es costumbre vuestra caminar desnuda, jovencita? – Preguntó, divertida, a medida que la mirada de la Emperatriz del Mal recorría cada detalle de la joven, tal vez por curiosidad, o tal vez por alguna otra cuestión. Sea lo que fuera, la chica en cuestión poseía cierto atractivo que era del agrado de la hechicera, incluso si parecía más joven que ella. – No creo que sea una buena idea hacer algo así. – No dudó en reírse levemente tras decir aquello, manteniendo aquella sonrisa pícara, como si se tratara de un hada que disfrutaba de jugar con las personas por medio de lo que podía llegar a decir.

No obstante, asintió en silencio en respuesta a la pregunta de la joven respecto a la fuente de poder. – Sí, una fuente de poder. ¿Habéis visto una? – No se demoró en dar unos pasos hacia el frente, emocionada ante la posibilidad de que pudiera saber algo. Necesitaba recuperar su poder. Había sido como perder una extremidad, una realmente importante, debía de recuperar la magia que había perdido. – Si me ayudáis, tal vez pueda ayudaros a encontrar algo mejor con lo que… cubrir vuestro cuerpo. – Afirmó de buena manera, antes de dar otro paso hacia adelante, a la vez que Diablo se mantenía en su hombro, su mirada concentrada por completo en las dos féminas frente a la hechicera. Sin embargo, la reacción de la joven, llamada Melody, llamó la atención de Maléfica, quien ladeó su cabeza hacia la izquierda, sorprendida por semejante reaccionar por parte de la chica en cuestión.

¿Había hecho algo para molestarla? - ¿Úrsula? No conozco a ninguna Úrsula, querida. – Negó con la cabeza, lentamente, aún sorprendida por el hecho de que hubiera llegado a semejante conclusión. - ¿Debería de conocerla? Aunque sí, soy una hechicera. Bueno, lo era. He perdido mi magia. Necesito recuperarla. – Se explicó con paciencia, haciendo uso de su voz dulce, melódica, a medida que alargaba su mano con la intención de acariciar la mejilla de la joven. – Aunque os puedo asegurar que no pretendo haceros daño, ni a vos, ni a vuestra amiga. – Afirmó con tranquilidad, gentil, independientemente si la joven se dejaba acariciar o no. - ¿Ayudaríais a una pobre mujer que tan sólo desea recuperar lo que ha perdido? A cambio, yo os ayudaré en lo que necesitéis. – Otra sonrisa dulce se dibujó en su rostro, a medida que su otra mano pretendía apoyarse sobre el hombro de la joven. – Os aseguro que no soy vuestra enemiga. – Se expresó con aparente sinceridad. – Nunca le haría daño a alguien tan bella como vos. – Bueno, excepto por la Princesa Aurora. Evitó decir aquello último, ya que habría complicado la cuestión en sí.

- Yo iré contigo, Hada. - La señora parecía una mujer inteligente y le daba la impresión de que sabía lo que hacía. Y era buena idea lo de ir a ese sitio a hablar con los jefes de la aldea.

Miró al león, que parecía que se había puesto un poco agresivo. Vaya genio. Pero los animales que adoptan la forma de humanos suelen estar un poco confusos al principio. Sería eso. - Venga, hombre, quita de la puerta y no asustes al niño. - Hizo un gesto con la mano, indicándole que se apartara. Intentó mostrarse lo más amistoso posible al hacerlo.

Después, se acercó a Andy. - Seguro que puedes encontrarle algo a Scar, para que no siga enseñándonos su... buenoooo... para que no esté desnudo, ¿eh, Andy? - Maui le guiñó el ojo al pequeño y soltó una risita. A los niños era mejor hablarles de forma amistosa, y sobre todo a Andy, que parecía tener un genio bastante vivo.

Al ver la respuesta de la ¿Alcaldeza? ¡COMO NO ESTOY AL CORRIENTE DE ESO¡ Le digo con un tono muy humilde y picaro

-Lo siento mi lady pero no estoy acostumbrado a ver personas importantes en mi humilde tienda pero si me permitiera decirle.... este tabaco es mas especial de lo que usted piensa no es un simple puro no suelo fumar cuando mis amigos me dicen que hay clientes en mi tienda pero hoy es una ocasion muy muy especial ¿Por que? ¿Quien lo diria? ¡la alcaldesa de la ciudad en mi tienda¡ es algo que no se ve todos los dias mi lady ....*al ver como la mujercita empieza con los berrinches de niña chiquita le digo* Oye Mujercita no suelo ser maleducado con aquel que llegue a mi tienda pero todo lo que tengo aquí me pertenece lo e comprado ganado o cambiado por otro articulo asi que si en un pasado fueron tuyas ahora me pertenecen oiste no me hagas enojar al frente de esta hermosa mujer si las quieres te las vendo ... 

Cuando termino mi frase suelto humo al techo y sale con forma de dolar ... *Si se negociar puedo quitarle mucha lana a esta princesita * Digo esto mientras me rio un poco

Andy se sentía seguro, como si fuera el rey de aquella casa. Además, con Lilo a su lado, el niño no se sentía tan niño. En el momento en el que Scar volvía a exhibirse, el pequeño soltó un: 

-Puag. ¿Así seré yo de mayor? 

En tono vacilante, como demostrándole a aquel villano -pues bien sabía cómo acababa en el cuento y por ello no le temía- quién era el que mandaba allí, al menos, en su casa. 

-No te tengo miedo, Scar. Al final del cuento mueres. -Le sacó la lengua.

Seguro que puedes encontrarle algo a Scar, para que no siga enseñándonos su... buenoooo... para que no esté desnudo, ¿eh, Andy?

El pequeño movió la cabeza asintiendo, aunque a decir verdad su ceño seguía fruncido, lo cual denotaba cierto enfado por su parte. Tras momentos de ausencia, finalmente, volvió con ropa de la habitación de su padre. Si bien era cierto que aquel lugar no era su pueblo, sí que lo era su casa. Mientras bajaba las escaleras y se reencontraba con el grupo, Andy miró a Mérida, quién no tenía un buen aspecto. 

Sin embargo, Úrsula parecía que estaba más pendiente de buscar ese ruido insoportable que ver cómo el dependiente fumaba en forma de O.

Así pues, cuando el Dr. iba a decir que estaba absolutamente prohibido tocar los objetos de allí, la alcaldesa dio con un pequeño cofre en el que había un... ¿hada?

Al sacudirlo e intentar abrirlo, este, por 'X' o por 'Y' accedió de forma que se rompió, dejando salir a un hada un poco enfadada.

Sin embargo, lo que allí sucedió no tuvo tiempo para digerirse. De repente, alguien entró con demasiado ímpetu en la tienda, sin importarle quién estuviera o estuviesen allí presentes. Miró al hada y esta le devolvió la mirada. En un acto de reflejo, el hada empezó a volar por la tienda.

-A veces, las malas decisiones nos llevan a lugares correctos. -Dijo antes de abalanzarse a por el hada, destrozando todos los objetos que allí había. ¡ME LAS PAGARÁS, CAMPANILLA!

Finalmente, tras una dura lucha de tamaño, el capitán Garfio, quien aún no se había presentado, capturó al hada. La escena que visualizásteis a continuación fue maquiavélica. Si bien, vuestra condición de ''villanos'' os lo permitía ver, era algo deshumanizado. Y es que, Garfio le arrebató las alas a aquella hada.

-No volverás a volar nunca más.

El hada cayó al suelo, ensangrentada. Sin comprender muy bien la situación.

Dory estaba allí como una estatua, repitiéndose a sí misma que tenía que volver a esa extraña dirección.

-Yo me tengo que ir -comentó- y no, no he visto ninguna fuente de ''poder'' más allá de la chica desnuda... Oye, ¿sabes donde queda ...? ¡Oh, no! La he vuelto a olvidar... 

-Qué bonito vestido tiene la princesa...  -comentó. La verdad es que es uno de mis cuentos favoritos a parte del que lleva... Aladino, creo que se llama. 

A Úrsula le recorrió un escalofrío cuando vio a aquel hada dentro de la caja. Sintió ganas de vomitar al verla revolotear por toda la tienda y apunto estuvo de lanzarle un conjuro que la convierta en "polvo de hada". Pero antes de que pudiera reaccionar un tipo con bigote y la mar de atractivo entró en la tienda para acabar con ella.

A pesar de arrancarle las alas y de lo desagradable que le resultó, Úrsula se sintió tremendamente contenta por todo aquello. Así que se acercó hasta él tendiéndole la mano para que se la besara y se presentó: Soy la alcaldesa Úrsula. ¡Encantada! ¿Usted quién es? Muchas gracias por deshacerse de ese diablillo brillante.