Partida Rol por web

La Vida Oculta de Vicente Puig

Capítulo 1: La Señora Puig

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11/11/2018, 20:05
Tyler Pierce

El rus-rus del lapiz al escribir sobre la libreta se detiene en el instante que veo a Joy tirar el brebaje del vaso por el desagüe.

¡Y mírala que sonriente!

Me dan ganas de descontarselo del sueldo, grrrf.

La voz de la mujer me distrae por unos momentos, mientras responde a mi pregunta:

– Tenemos dos lechoncitos de cuatro y seis años. –Una sonrisa asomó al rostro preocupado de la señora Puig al mencionar a sus hijos, pero desapareció en seguida al retomar el asunto que la había traído allí–. Vicente es un hombre muy ocupado y no es que tenga demasiado tiempo para dedicárselo a sus hijos, siempre en el trabajo o metido en su despacho en casa. Además, últimamente sus viajes a San Francisco se repetían cada vez más a menudo y tenía aún menos tiempo para nosotros. Pero, en las raras ocasiones que pasaba con ellos, siempre se portó bien. Jugaba algo con ellos, les leía algún cuento o les sacaba de paseo.

Anoto algunas cosas en la libreta, mientras Joy también pregunta la suya, y la mujer le responde:

-Señora Puig, siento ser así de directa pero entenderá que después de lo que nos ha contado de su marido, esta pregunta es muy importante. ¿Conoce usted sus finanzas familiares? Me refiero a cuánto cobraba su esposo, donde guardaba el dinero...-

– Yo… No sé… Verá. Es Vicente el que se encarga de llevar las finanzas de la casa. El resuelve todo eso de los bancos y demás y me da cierto dinero cuando lo necesito para comprar comida y las cosas del hogar. –hablaba mirándole a la mapache, quien al parecer la daba una mayor tranquilidad. Al llegar a este punto volvió a bajar la cabeza y las lagrimas y los hipidos retornaron–. Si se ha metido en problemas de algún tipo… si no vuelve a casa… ¿Qué va a ser de nosotros?

Buena observación Joy. En los momentos que no hay alcohol de por medio, puedo llegar a sentirme orgulloso de ella, es una sensación extraña pero complaciente.

La observo mientras llora, me da un poco de lástima, pero si la intento calmar con palmaditas se pensará que me la quiero comer, así que dejo que solloze como una condenada, mientras repaso mi libreta antes de seguir, cuando veo que recupera el aliento.

Siempre dejo las incongruencias para lo último, a no ser que la situación no me lo permita, porqué incluso los bienintencionados tienen tendencia a cerrarse en banda, de forma instintiva para sentirse seguros o convencerse de que no existe un problema.

Mmmm veamos pues, vayamos cerrando incógnitas:

-No me ha dicho el nombre de los niños, ¿van a alguna escuela de por aquí? -me interesa saber el tren de vida que llevan, si se permiten grandos dispendios o van a escuelas públicas (si es que van)- ¿Y usted? Cuando su marido no estaba, y los niños andaban ocupados, ¿se dedicaba a algo? ¿Alguna distracción? 

Necesito entender las ideas de Amanda, para saber por dónde ahondar mejor. Veamos que tiene que decir a eso. Sé que debe estar algo confundida, pues mis preguntas no aparentan ir directas al meollo, pero tengo mis metodos, y lo bueno de su miedo, es que me va a responder en vez de criticarme abiertamente.

Cuando responde, dejo que Joy añada algo si le resulta relevante y prosigo:

-Hablemos de su marido, dijo que era español y escapó de la guerra. ¿Vino sólo? ¿O trajo familia con él? ¿Algún hermano quizás?

A veces, es la propia familia quien puede meterte en lios, veamos hasta dónde llegan sus circulos antes de seguir el interrogatorio.

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14/11/2018, 16:02
Joyce "Joy" Reed

La observo mientras contesta a Tyler y mordisquea nueces como una especie de pulsión.

-¿Me daría un par de ellas si tiene de sobra?- pregunto con una sonrisa e intentando mirarla con gesto de petición. Soy un mapache, como de todo, pero no me interesan las nueces para comer. Sencillamente me parece increíble la de ellas que come y que no pueda parar de hacerlo. Y esa Joy que me habla de vez en cuando, diciéndome que no me fie de Tyler y que busque botellas en sus cajones, me dice ahora que quiere ver de cerca un par de esas nueces. Mi instinto se ha demostrado equivocado muchas veces antes, pero por probar no se pierde nada.

Entonces recuerdo otra cosa que ha dicho y una que no

-¿Nos dejaría ver el despacho de su marido? Necesitamos verificar en qué estaba trabajando ¿comprende? Y, por otra parte, creo que no ha llegado a comentarme si a San Francisco va en coche o en tren- No pretendo avasallarla, así que se lo pregunto de la manera más delicada posible. Pero no quiero dejar ese cabo suelto -No llore, por favor- intento consolarla -Aún no sabemos qué ha ocurrido. Si resultase que su marido está en algún problema, ya veremos entonces cómo arreglarlo. Pero lo importante ahora es encontrarlo para su tranquilidad ¿no cree?-

Mientras intento animarla, por el rabillo del ojo me parece ver al jefe haciendo un movimiento "Si no fuera imposible, creería que casi quiere animarla". Pero lo descarto yo misma. Él no hace esas cosas.

Cuando se calma, Tyler continua preguntándole. Yo me limito a asentir, como refuerzo, pues me parece que las preguntas que hace son totalmente lógicas.

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14/11/2018, 22:51
Amanda Puig

– ¿Mis pequeños? –devolvió sorprendida la pregunta a Tyler, sin parecer entender el motivo por qué los niños podían ser tan importantes para el detective- El mayor se llama Jamie y su hermanito es Casey… Y aún no van a la escuela, no. Jamie empezará el año que viene.

Aquel hombre la ponía nerviosa y sus preguntas hacían que se sintiera incomoda, sin saber muy bien que pensar.

– Yo no tengo tiempo para hobbies, sabe. Cuidar de la casa y los pequeños me lleva todo el día y Vicente no es que sea de mucha ayuda en el hogar. –Se detuvo un momento. Parecía estar pensando o recordando algo–. Bueno. De vez en cuando sacó algo de tiempo para quedar con las vecinas. Tomamos café y charlamos de nuestras cosas. Pero solo eso.

En ese momento Joy le pidió que compartiera con ella algunas nueces. La amabilidad sincera de la mapache consiguió que la cobaya le devolviera la sonrisa y, aunque sus ojos estaban aún húmedos por las lágrimas derramadas, su cara irradió por un momento cierta alegría. Tomo un puñado de nueves y se los dio a la ayudante del detective, dándole además las gracias por su gentileza.

 – ¡Oh! ¡Disculpe! Me había olvidado de su pregunta. Estoy... estoy nerviosa. –comentó a Joyce cuando ésta repitió su demanda–. Vicente viajaba siempre a San Francisco con su coche.

La siguiente pregunta de la mapache pareció pillarla por sorpresa, pero no tardó en responder.

– Vera. Bueno. Me temo que entrar en el despacho de mi marido va a ser imposible. Siempre lo cierra con llave y yo no las tengo. Creo que las lleva siempre consigo y… entonces… no podré abrirles.

Tyler no la dio tiempo a reposar un instante. Apenas acababa la señora Puig de contestar a Joyce, cuando el detective retomó su interrogatorio. Quería conocer más detalles acerca de su marido. Se giró hacia el en el momento que la hablo, para bajar al instante algo la mirada.

– El vino solo. Vicente no tiene hermanos, sabe.

Amanda Puig se calló un rato. De pronto pareció recordar algo importante y volvió a abrir su bolso. Sacó de éste un papel y lo puso sobre la mesa del despacho, cerca del detective. Era una foto.

– Casi me olvido. Éste es mi marido. Vicente.

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15/11/2018, 02:15
Tyler Pierce

Sigo anotando todo cuanto dice, mientras remarco nuevos interrogantes en la libreta. En esos momentos, es cuando Joy aprovecha para hacer sus propias preguntas, y parece que nos combinamos bien.

Me gusta ver que no me equivoqué con ella.

La parte en la que la mujer nos comenta que vino solo me hace descartar, de momento, problemas familiares. Creo que si el señor Puig ha tenido problemas, se ha metido en ellos él solito sin ayuda. Aunque es pronto para concluir algo así. Habrá que seguir tirando del hilo.

Lo primero:

-El coche que usaba para esos viajes, ¿qué modélo y matrícula tiene?

Probablemente si nos cruzamos con él, este dato nos sea crucial o irrelevante, pero no está de más tenerlo. Y a unas malas, podriamos tratar de usar a la policia para dar con él. Aunque cuanto menos intrusismo mejor.

Llegados a ese punto, cojo la foto que muestra, miro al cerdo que pega a su mujer y no puedo evitar que se me escape un leve gruñido al ver su rostro ante mí, incluso uno de mis incisivos asoma amenazador. Cuando me quiero dar cuenta, de que el Lobo está asomando, trato de recuperar la compostura y fingir.

-Grrrr... necesito agua, la tengo reseca -Doy un manotazo a la mesa, dejando la foto ahí, mientras voy a por la jarra de agua de Joy, me lleno un vaso y bebo con desgana, tratando de disimular. Lo último que quiero que piense es que me voy a cargar a su marido.- Bien, mucho mejor, continuemos.

Me vuelvo a sentar frente a ella, sin darle más tregua que cuando fui a por el agua (¿de verdad Joy la prefiere a un buen whisky?).

-¿Le prohibió su marido entrar de forma explicita en su despacho? ¿O pudo entrar en él en varias ocasiones? -tras su respuesta añado- ¿le dieron un motivo en su empresa? Me refiero a la causa de despido.

No añado más de momento, para que Joy pueda decir la suya y vaya desenvolviéndose para cuando yo ya no esté.

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17/11/2018, 16:39
Joyce "Joy" Reed

Escucho como nos da los nombres de sus chicos y observo mientras Tyler los apunta. Si el jefe escribe, no lo hago yo. Sé que es meticuloso en ese aspecto y puede ser más útil lo que yo observe mientras él anota.

El resto de la información que da, no me sorprende. Un ama de casa, sin aficiones, dedicada a su familia y su hogar, con unas conocidas con las que no comparte ninguna confidencia relevante. Una vida gris. Una vida como la de casi todas las mujeres que conozco. El tipo de vida del que huyo.

-Y el color también, por favor- le pregunto cuando Tyler le solicita el modelo y matrícula del coche.

Juego con las nueces en la mano mientras ella prosigue su relato. No tengo intención de comérmelas, pero no se lo diré. Luego tendré que pensar cómo podría conseguir que alguien les eche un vistazo.

-Entiendo que el despacho está cerrado y entiendo que le produzca reparos darnos acceso. Pero lo primero no será un problema para nosotros y lo segundo debe superarlo si quiere que le ayudemos. En ese despacho puede haber claves que nos ayuden a localizar a su esposo. Nosotros abriremos esa puerta. Es necesario- le pido, intentando que entienda que no debe negarse por su propio bien.

Observo la foto con atención. Tyler gruñe de fondo pero sé que sus motivos no tienen nada que ver con lo que yo estoy pensando. Los matrimonios interespecies no son algo tan raro pero siguen si ser lo más habitual. "No hay que mezclarse" sigue siendo un mensaje presente aunque no todo el mundo lo diga en alto.

De repente Tyler pide agua y se levanta a por ella. ¡Si me pinchan, no sangro! "¿Agua? ¿En serio?" Tengo que acordarme después de preguntarle a qué viene esto. Siempre he pensado que el único agua que entra en su gaznate es el que traga en la ducha.

Cada vez me resulta más evidente que ella nos va a poder ayudar poco. "Su marido la tenía al margen de todo. Así no hay gran cosa que pueda aportar"

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18/11/2018, 22:23
Amanda Puig

Tanto el detective como su asistente mostraron interés por el coche que usaba Vicente y Amanda respondió a sus preguntas como se esperaba de ella. Era la primera vez que acudía a una agencia de detectives y todo era extraño para ella, pero no ponía en duda el procedimiento, ni el método.

– Un Buick grande y rojo. Un Roadmaster o Roadmister o algo así. La matrícula... –Se detuvo un momento a pensar y, cuando por fin volvió a hablar, le costó decirla del tirón, haciendo una parada tras pronunciar cada una de las letras, aún sin estar segura del todo–. 4YTB712… No. Espere. 4YTA612. Si, esa es la matricula.

Cuando Tyler tomó la foto de su esposo para mirarla más detenidamente, no le dio más importancia. Ese era precisamente el motivo por el que se la había dado. Pero cuando su reacción fue sacar al lobo, la cobaya no pudo contenerse y dio un pequeño salto en la silla, dejando caer algunas cascaras de nueces al suelo, y un gritito escapó de su garganta. Amanda aprovechó el tiempo que el detective necesitó para levantarse y servirse un vaso de agua, para tratar de tranquilizarse. Había sido una reacción natural, y algo a lo que Tyler estaba bastante acostumbrado, pero la mujer no pudo evitar avergonzarse y sus carrillos se tornaron rojos.

El lobo se aclaró la garganta y retomó su batería de preguntas. Amanda continuaba sin atreverse a mirarle directamente a los ojos y contestó con la vista puesta en algún punto de la oficina más allá de él.

– En su despacho solo puedo entrar a limpiar. Y únicamente cuando él está en la habitación. No me deja tocar nada si no está él presente, sabe.

Joy aprovechó aquel momento para pedirla permiso para entrar en el despacho de su marido. Aunque la intención de la mapache fue más bien hacer a su cliente entender que si continuaban con el caso tendrían que entrar si o si, sin importar el método a usar para abrirse paso al cuarto.

Amanda volvió a mostrar nerviosismo, como cuando poco antes Tyler había gruñido.

– Yo. No… No le va a hacer gracia saber que alguien a entrado en su despacho, sabe. –Su voz temblaba algo–. Yo… Bueno, supongo que tiene que ser así, ¿verdad?

Joyce creyó ver suplica en los ojos de Amanda, cuando la miro al responder.

 Si había habido un momento de vínculo entre las dos mujeres, el lobo se encargó de romperlo con una nueva pregunta.

– ¿El motivo de despido de Vicente? –Esperó un momento antes de continuar, notándose cierta incomodidad en su reacción–. Me temo que no lo sé. Cuando llamé a su empresa para preguntar por él y me dijeron que ya no trabajaba allí, la sorpresa fue tan grande que solté el teléfono y me deje caer en el sofá. Para cuando volví a recuperarme ya habían colgado.

Se notaba que la cobaya se avergonzaba de lo que les acababa de contar.

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19/11/2018, 20:31
Tyler Pierce

Bien, parece avergonzada, y debería. Entre que se deja golpear, que no repara en las cuentas, que se olvida incluso de su matricula, y que ni trata de averiguar porque le despidieron, desde luego hay para avergonzarse.

Por lo menos, tuvo el buen tino de acudir a nosotros, ¡y a tiempo! Almenos a tiempo para que podamos respirar un poco con el precio.

Del precio se encargará Joy, siempre que yo pregunto cuanto van a ofrecernos por el trabajo, algunos creen que les estoy extorsionando.

Bien, al lío, algunas cosas van cogiendo forma, mientras se forman los interrogantes, y varias cosas a comprobar. Por suerte, un buen detective, siempre ha de contar con la ineptitud de su cliente como primera barrera.

Reviso mi libreta una vez más, para ir pinchando dónde debo.

Veamos, las siguientes incógnitas, problemas del marido, las llaves, dirección de la empresa y... la charla que tuvieron por última vez.

-Señora Puig, necesito que nos haga un favor; vamos a necesitar la dirección de la empresa dónde supuestamente trabajaba su marido, y su teléfono. Eso nos ahorraría tiempo, y también si tiene una llave del despacho de su marido, la necesitaremos. Si no es así, diganos cuando le viene bien, y buscaremos un cerrajero, su factura corre a su cuenta.

Miro hacia Joy, por si quiere añadir algo. Probablemente podriamos abrir nosotros la cerradura, pero daria mala imagen ante nuestra cliente y necesitamos que confie 100% por si olvida algo y luego lo recuerda.

-¿Su marido tuvo algún tipo de problema? Me refiero a lo típico...¿faldas, juego, alcohol, deudas? ¿De que hablaron la última vez, una semana antes?

 Espero que haya olvidado al Lobo por unos instantes y se centre.

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21/11/2018, 16:02
Joyce "Joy" Reed

No apunto los datos del coche por que veo, por el rabillo del ojo, que Tyler lo hace. En lugar de eso, palmeo con suavidad el hombro de la mujer mientras intento animarla

-Bueno, no se preocupe, no es fácil aprenderse la matrícula- Estoy convencida que al jefe le ha parecido fatal que no se la sepa pero ¿a cuento de qué se la iba a saber? A veces pienso que se molesta por que los demás no nos exigimos tanto como él "¡Ya! Mira él cómo está por exigirse lo que se exige".

Tyler vuelve al ataque con las pregunta y yo me doy cuenta que ella no le mira al responder. "Se está acobardando. Es una mujer intimidada por su marido y ahora, para encontrar a quien la intimida, tiene que recurrir a un lobo que la intimida". Siento frustración por no poder hacer nada. Después de todo este tiempo me he dado cuenta que a Tyler no le gusta provocar eso en la gente. Es algo que le sale por ser quien es. Y, así, estamos en una situación en que los clientes no están a gusto y él tampoco.

Cuando la conversación vuelve sobre el tema del despacho intento convencerla sin intimidarla. Es su casa lo que nos tiene que abrir después de todo.

-Señora Puig, ya me supongo que en circunstancias normales su marido estaría molesto. Y en circunstancias normales no se lo pediríamos. Pero estas no lo son. ¿De verdad cree que si su marido pudiera volver a casa no lo habría hecho ya? Por que, si pensara que él se ha ido voluntariamente, no estaría usted aquí con nosotros. No le dé más vueltas, es lo correcto.-

Quiero decirle que seremos cuidadosos. Pero antes de que tenga tiempo de hacerlo Tyler interviene para decir algo de que ella pague un cerrajero. ¡Será cafre! Le daría una patada en la mesa si pudiera desde donde estoy. A veces creo que tiene la empatía en el culo. ¿No ve que la mujer, sin los ingresos del marido, no tiene nada y está agobiada?

-Hagamos una cosa, antes de llamar al cerrajero, déjeme intentarlo ¿sí? Tendré mucho cuidado y, si lo consigo, le saldrá gratis ¿le parece bien?-

Pero el jefe está más "brillante" de lo habitual o yo con menos paciencia por como ha empezado el día. Lo cierto es que cuando le pregunta por un lío de faldas o por el juego le miro directamente y le lanzo rayos por los ojos. Es evidente que esta mujer es una pobre bendita ¿de verdad cree que si su marido tuviera un lío de faldas o de juego ella lo iba a saber? "Tyler no entiende lo que es ser un ser anodino e ignorante". 

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21/11/2018, 22:15
Amanda Puig

Amanda Puig seguía masticando nueces. Si esta actividad debía de servir para calmarla, no parecía estar surgiendo resultados positivos. Su voz aún temblaba cuando respondía las preguntas de los detectives. No se encontraba a gusto en medio de un interrogatorio.

– ¿La empresa de mi marido? Si. Claro. Es la West Coast paper company y la dirección… Espere un momento.

Miró en su bolso a la búsqueda de una nota y, cuando la encontró, la sacó con una expresión de triunfo en su cara y se la pasó por encima de la mesa a Tyler. El lobo la recogió y la observó con detenimiento durante un instante. Era una tarjeta de visita y en ella, junto al nombre del desaparecido y su posición en la compañía, encontró el nombre de la empresa, su dirección y un número de teléfono.

El pequeño momento de alegría que había experimentado la cobaya se esfumó cuando el detective la explicó que debía de correr con la cuenta de un cerrajero. El gesto mudo entonces a preocupación, dejando evidente que este comentario la había afectado. Abrió la boca para responder, pero al principio no le salían las palabras y Joy aprovechó el momento para tranquilizarla.

– ¿De verdad lo haría? –dijo con claro alivio en la voz–. O si, por favor. Por supuesto que puede intentarlo.

Quizás había sido todo una estratagema compartida por parte del detective y su asistente para ganarse el acceso a la casa y la confianza de la cobaya. De haber sido así, el truco les había salido perfecto.

Fue la intervención de Tyler la que, con su característica dureza y falta de sentimientos, de nuevo sirvió para enfriar el ambiente y trajo otra vez lágrimas a los ojos de su cliente.

– Yo… No lo sé… ¿Usted creé…? ¿De verdad piensa que…? ¡Oh noooo!

La mujer de Vicente Puig se llevó una mano a la boca y sacudió la cabeza, como queriendo con este gesto negar la posibilidad de que el detective tuviera razón con sus conjeturas. O quizás más bien para negarse a si misma una posible y dura realidad.

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23/11/2018, 01:46
Tyler Pierce

Ya le vuelve a dar la llorera, imagino que una mujer tan pusilánime es capaz de ahuyentar a muchos maridos. Trato de reunir toda la paciencia de la que soy capaz. No quiero estar enfadado con ella, es una victima, ya sea de su marido o de las circunstancias.

Pero, me irrita sobremanera su actitud, hay que ser más fuerte en esta vida o te acabarán pisando. Mientras llora, no queriendo perder más tiempo, le recuerdo una pregunta que no me ha respondido:

-Deje de llorar por unos instantes y responda a mi pregunta: ¿De qué fue lo último que hablaron?

Hay que saber si se despidieron en buenos términos o no. Me dirijo a llenarle otro vaso de esa cosa, de agua. Y se lo pongo enfrente con un sonoro golpe, para que levante la cabeza.

-Esto le sentará bien. Beba despacio.

Miro hacia Joy por si quiere añadir alguna cosa más, y en cuanto ella tiene resuelto todo lo demás. Miro de nuevo a la cobaya, y mirándola fijamente para que no se mueva del sitio, le pido:

-Espere un momento aquí, tengo que hablar con mi ayudante.

Me encamino hacia la sala de al lado, normalmente la de reposo. Y en cuanto Joy entra, cierro la puerta sin perder el tiempo.

-¿Qué piensas Joy? Tal como yo lo veo, tanto el despacho como su empresa serían los siguientes puntos a investigar antes de nada. Del precio te encargarás tu, porque sabe Dios que intento ser agradable, y no hay manera de no termine llorando.

Lanzo un gruñido de frustación.

 

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23/11/2018, 19:30
Joyce "Joy" Reed

Esa pobre cobaya cada vez me da más pena. "Va a salir de aquí con un ataque de nervios mayor que el que traía cuando entró" pienso mientras veo como mastica nueces.

La mujer rebusca en el bolso y saca una tarjeta de visita

-¿Podríamos quedárnosla, por favor? Puede sernos útil- comento mientras pienso que si vamos de visita a la compañía, podemos pedirles una tarjeta y comparar para ver si esta es buena o el mentiroso Sr. Puig se la había mandado hacer él mismo.

Con el obstáculo de entrar en el despacho de su marido, salvado, intento relajarme, a ver si el resto de la entrevista discurre menos tenso... Cosa que, por supuesto, no pasa.

-No, no. No se angustie. Sólo son preguntas que debemos hacer ¿comprende?- Luego le lanzo una mirada acusadora a Tyler. Sé que tiene que preguntar pero ¿tiene que preguntar "así"?

"Paciencia, paciencia" me digo a mí misma "Intentemos ayudar a esta mujer y después me busco otro trabajo"

Quizás por su mala conciencia, quizás por mi mirada acusadora, Tyler se anima a demostrar un poco de empatía y le ofrece un vaso de agua.

"Demos gracias por los pequeños milagros. No le ha ofrecido otro vaso de whisky"

Niego con la cabeza cuando el jefe me mira a los ojos para ver si quiero continuar con más preguntas y después me levanto para acompañarle y hablar en privado.

-Estoy totalmente de acuerdo contigo. Creo que igual es mejor ir al despacho ahora, antes de que se arrepienta de habernos dado acceso. Si la dejamos pensárselo hasta mañana igual cambia de opinión. Seguro que le das pesadillas esta noche- comento con sarcasmo -Y sí, ya me encargo yo de negociar el precio antes de que piense que le vas a pedir a su primogénito en pago-

No debería decir esas cosas por que sé que le molestan "¿O le duelen? ¡A saber...!" pero es que hoy tiene un día tan tocanarices...

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24/11/2018, 00:57
Amanda Puig
Sólo para el director

El gruñido de Tyler hizo que la cobaya dejara inmediatamente de llorar y levantará la cabeza para mirarle con ojos asustados. La boca medio abierta, no consiguió que saliera palabra alguna de ella. La sorpresa y el miedo tras la reacción del detective estaban aún demasiado presentes.

De nuevo fue Joyce quien, con palabras amables, la sacó de su estupefacción.

– Lo entiendo. Si. Solo hacen su trabajo. –respondió a Joyce antes de girarse hacía Tyler, quien seguía esperando su respuesta–. Apenas hablamos. Me llamó para decirme que había llegado bien. Luego me dijo que estaba cansado y que le esperaba una semana de mucho trabajo. Que quería irse a dormir. Y eso fue todo. No hemos vuelto a hablar desde entonces.

Llegado a este punto, contuvo un nuevo ataque de lágrimas, para evitar la reacción que estas provocarían en el lobo. Tyler, sin embargo, se dio cuenta de ello y trató de consolarla con un pequeño gesto de amabilidad, que volvió a descolocar a la señora Puig, pues a estas alturas no esperaba para nada un trato cordial por parte del detective.

Mientras bebía a pequeños sorbos del agua que le acababa de ofrecer Tyler, asintió con la cabeza y sin soltar el vaso, cuando éste le indicó que quería hablar durante un momento con su asistente.

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24/11/2018, 01:32
Narrador

En la sala trasera de su oficina, una pequeña estancia a la que se retiraban cuando buscaban cierta intimidad, hablaron de cual debería ser su próximo paso. Coincidieron en que lo mejor sería visitar a la señora Puig en su casa y echar un vistazo al despacho del desaparecido.

Poco más quedaba por hablar con su cliente allí, salvo de los honorarios. Previendo que los resultados de aquella conversación no iban a agradarle, pues dudaba que la mujer pudiera cubrir apenas los gastos que llevaría la investigación, Tyler dejo que fuera Joyce quien se encargara de ello. A pesar de su fachada dura y huraña y de su aparente mal humor, el lobo era alguien de buen corazón, postura que le había llevado a la situación en la que se encontraba, y sabía que, si Joy llegaba a un acuerdo, él lo acabaría aceptando.

No se equivocaban. La situación financiera de la señora Puig era más que precaria. La cobaya dependía del dinero que su marido ponía a su disposición y, estando este desaparecido, era difícil saber que sería de ella y de los niños. La mujer sacó un pequeño fajo de billetes que llegarían para pagar los costes de electricidad y agua de la oficina del mes y poco más y miró a la mapache con ojos esperanzados.

No era mucho, pero Joy parecía decidida a querer ayudar a aquella mujer y, por otra parte, con la falta de casos que habían tenido en los últimos meses, su situación no era tampoco muy boyante y no estaban precisamente para rechazar a la primera cliente que llamaba a su puerta desde hace mucho.

Al ir a despedirse Amanda Puig sacudió efusivamente la mano de ambos con una sonrisa en la cara y agradeciéndoles lo que hacían por ella. Les prometió que no saldría de casa en las próximas horas y estaría esperándoles allí a que llegaran.

Cerraron la puerta de la oficina tras ella y se acercaron a mirar por la ventana como la menuda figura de aquella mujer maltratada y dependiente de su marido se alejaba por la calle hasta desaparecer de su vista.

El despacho volvía a estar en silencio y el investigador y su asistente se miraron a los ojos. Tenían tiempo para hablar acerca de la historia de la señora Puig y contrastar opiniones.

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24/11/2018, 20:05
Tyler Pierce

-Y sí, ya me encargo yo de negociar el precio antes de que piense que le vas a pedir a su primogénito en pago-

-Grrrrr...

Lo malo de que mi ayudante sea una mujer capaz, es que tiene un ingenio afilado y sabe dónde darme para que me duela. Me separo un poco y dejo que sea ella la que haga todo el trámite de los honorarios.

Como sospeché, no vamos a tener mucho para nosotros, pero lo cierto es que yo me crié sin padres, y no puedo evitar sentir lástima por los niños.

Cuando la mujer se ha ido, cojo aire y le digo a Joy, en aire solemne, mientras todas mi convicción desaparece a cada sílaba, y mi sensación de estar suicidándome aumenta:

-No quiero cobrar mi parte...de momento. Le devolveré mi parte, tu mereces un salario y tu parte te corresponde, pero... ya arreglaré cuentas con la familia Puig. Esa mujer es una bendita que ha tenido suerte de sobrevivir tantos años, y no quiero ser yo quién le remate la faena. Espero que mis sospechas iniciales sobre el señor Puig sólo sean esos, hipotésis sin valor.

Me maldigo a mi mismo por no ser más Lobo y menos persona. ¿Cómo cojones lo haré para el siguiente pago? Supogo que puedo ir a un casino y apostar lo poco que me queda... miraré de arreglarmelas. Menudo desastre, no me extraña, que haya pillado en ocasiones a Joy buscando en la sección de trabajo en el periódico.

Tratando de no pensar en eso, y ese sentimiento doloroso de que todo lo que toco lo destruyo, trato de volver al tema del trabajo en mi mente.

-Algún motivo tendría para mentir el señor Puig, y creo que deberiamos descartar la vergüenza de perder un trabajo, porque eso no justificaria los viajes. Aunque su esposa no sea muy avispada, lo más seguro es que se habría dado cuenta del consumo de viajes, si se quedara en el barrio dónde vive. Hacia algún sitio debió ir. Algo gira en torno a su persona, no creo en casualidades.

Espero su respuesta, y añado:

-Creo que deberiamos buscar, en cuanto lleguemos, su correspondencia, y su libro de contabilidad del hogar. Si la mujer pone pegas, será mejor que la entretengas y le des coba mientras registro todo a conciencia. ¿Tu que piensas de todo esto?

 

Pasado un rato, cuando terminamos de últimar detalles, le digo...

-No debe andar muy lejos, así que estiraré las patas e iré caminando para pensar en el caso... -No me lo creo ni yo. Sólo pensar en subirme a ese demonio metálico... se me va la fuerza.

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25/11/2018, 16:55
Joyce "Joy" Reed

Dejo atrás al jefe, en la habitación que usamos para las conversaciones discretas, y me acerco hasta la mujer

Me siento al lado de la cobaya y le comienzo a exponer, sólo por encima, los conceptos de gasto habituales. Observo su expresión a medida que hablo y no me sorprende ver que su cara comienza a ser de susto. Cuando me ofrece sus billetes, se me hace un nudo en el estómago.

-Le diré lo que vamos a hacer. Cogeré la mitad de ese dinero. Cuando los gastos lo hayan cubierto y a la vista de los resultados que le hayamos entregado, usted decidirá si quiere seguir pagando ¿le parece bien?-

No es la mejor opción pero nos da la posibilidad de no seguir adelante si vemos que no está siendo rentable y no dejar a la mujer sin dinero ahora.

"Veremos hasta dónde llegamos. Y, en cualquier caso, es más de lo que hemos tenido en algún tiempo"

Nos despedimos de la mujer y, desde la ventana, la seguimos con la vista mientras se aleja del edificio.

-Si alguna vez me ves así, vapuleada y dispuesta a que me den más, mátame. Como a un caballo cojo. Por compasión- Le comento a Tyler, aunque sin pretender que sea una conversación, más bien como en un mensaje dejado en una botella.

Luego me separo de la ventana. Entonces escucho lo que Tyler dice sobre su parte. Me giro y le miro a los ojos con la sensación de que nunca voy a entenderle y nunca sabré del todo qué se esconde en su cabeza.

-Tyler... espera un poco ¿vale? No tomes decisiones precipitadas. Quizás... esperemos a ver qué averiguamos. Quizás... quizás los dos tengamos que renunciar si el tema está tan mal como nos ha parecido. Pero quizás su marido sea solo un cabronazo desgraciado que está gastándose el dinero con la amante y ha pensado en no volver.- Le aprieto el brazo con fuerza intentando transmitirle esperanza -En ese caso, le sacaremos todo a él ¡con intereses!- y lo enfatizo haciendo un gesto violento con la mano, un símil de lo que haría al señor Puig ese si le pillamos.

Tyler se vuelve a centrar en el caso y en los posibles motivos del señor Puig

-Sí, creo que tienes razón. Ese tipo ha estado viajando para algo, algo que no ha querido contar.-

Y con eso, comenzamos a montar el plan sobre cómo actuar en el despacho.

-Sí, tu plan me parece bien. Además, tengo una buena excusa para distraer a la mujer. Le voy a pedir que me enseñe la ropa del marido y que me explique qué se ha llevado en la maleta. Eso la llevará hasta el dormitorio, supongo, y la alejará de ti. Tendrás tiempo para revisar lo que necesites. ¿Vamos en mi coche?-

No me sorprende ni lo más mínimo su respuesta.

-¡Venga ya! Eres un cobardica, Tyler. Pensaba que a los lobos os gustaba correr, el viento en la cara, la velocidad...- Le pico, pero no insisto mucho. No quiero hoy pinchar en hueso, no es un buen día. -Pues como tardarás un poco más, yo voy a hacer algo entre medias, quiero pedir un favor en la comisaría-

Notas de juego

Quiero llevar las nueces al laboratorio de la policía para ver si pueden echarle un vistazo y decirme si son normales. No quiero perder un turno en esto, si puede ser, sólo las tiradas para ver si me harían en favor o no. ¿Sería una tirada de persuadir?

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26/11/2018, 22:09
Narrador

Las calles de Los Angeles se tragaron por fin a la diminuta y anodina figura de la cobaya, perdiéndose ésta entre la marea del resto de anodinas figuras que la habitaban, fundiéndose con ellas. Una mujer que había sacrificado su futuro por el amor, para descubrir que los sueños están hechos de cristal y en las manos equivocadas acaban rompiéndose en añicos.

Tanto Tyler como Joy parecían compartir los mismos pensamientos respecto al caso y a su cliente. Parecía claro que los siguientes pasos debían llevarlos a la casa del desaparecido. Sobre todo la actitud de Vicente Puig en relación a su despacho, no permitiendo a su mujer entrar en este cuando él se encontraba fuera, les atraía como un imán hacia aquella habitación. Igual que la luna llena a uno de los suyos, los secretos que imaginaba encontrar en ese despacho ejercían un poderoso influjo en el lobo, haciéndole querer echarle urgentemente un vistazo más de cerca.

Pero la atracción que ejercía ese misterio en Tyler no era tan poderosa como para hacer que éste quisiera dejarse llevar por su asistente en una de esas máquinas del demonio. Así que, echo mano de la primera excusa que se le paso por la cabeza e indicó a Joyce que recorrería el camino hasta la casa de los Puig a pie. La mapache conocía a su jefe y no pudo por menos que sacudir la cabeza mentalmente sin terminar de entender esta manía suya. Pero como Joy quería pasarse antes por la comisaría de policía, no dijo nada.

Acordaron encontrarse directamente en la casa de los Puig y cada uno siguió su camino.

Joyce llegó a la jefatura de policía y buscó a un antiguo conocido de su padre. Dean Clifford era un viejo zorro que había ascendido a jefe del departamento de la policía científica, había crecido laboralmente bajo la tutela del padre de Joyce y pasado muchas noches en la casa de la familia de ésta, bebiendo cervezas y charlando hasta bien entrada la noche. Se alegró sobremanera de volver a ver a la mapache y la aseguró que comprobaría las nueces que Joy le había traído en busca de estupefacientes o cualquier otro componente sospechoso.

– ¡Pásate una noche a cenar! –La gritó desde el umbral de la puerta de su despacho cuando Joyce se disponía a abandonar la planta–. Margaret se llevará una alegría.

Para cuando Tyler quiso llegar al barrio de la familia Puig, Joyce le estaba esperando sentada tras el volante de su descapotable. El día había cambiado y el sol brillaba en el cielo proporcionando una agradable temperatura. La mapache llevaba un pañuelo blanco con puntos negros protegiendo su cabello y unas gafas de sol haciendo lo propio con sus ojos. Cuando su jefe se acercó dónde ella estaba, levantó algo las gafas y, divertida, le hizo un comentario irónico al que el lobo respondió con un gruñido.

Frente a ellos se encontraba un barrio de parcelas cuadradas con casas unifamiliares que parecían cortadas todas ellas con el mismo patrón. Era una urbanización situada en los extrarradios de la ciudad. Sin tratarse de viviendas de lujo, la gente que vivía allí disfrutaba de cierta seguridad económica. Seguridad que, ahora parecía quedarles aún más claro, Amanda Puig temía perder.

Llamaron al timbre y la cobaya salió a abrir la puerta. Cuando los vio allí, en la entrada de su casa la sorpresa se dibujó en su cara, seguida de una tímida sonrisa. Los invitó a pasar y los llevó al salón, donde dos lechones se encontraban jugando y una vaca les atendía. Al entrar el detective y su asistente en la habitación, la vaca -quien se trataba de la vecina y buena amiga de Amanda- llevó a los dos niños afuera.

Una vez solos, la señora Puig se dirigió directamente a ellos.

– ¿Y bien? ¿Por donde quieren empezar?

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27/11/2018, 14:50
Tyler Pierce

Menuda caminata, he tratado de ir a paso ligero para que Joy no tuviera que esperarme demasiado, y tengo los pies un poco molidos. Por fortuna, ya he llegado. Aunque Joy no tiene piedad, y ya me lanza la pulla de turno, que acaba con un gruñido.

Creo que le debe gustar y todo verme gruñir. Maldita sea.

El pañuelo queda bien con la fisionomía de Joy, está guapa. Pero ni muerto le voy a decir algo así. Así que frunzo el ceño y me dirijo a la puerta para llamar al timbre rápidamente.

Mientras esperamos, me fijo en la casa.

-Parece que el señor Puig tenía acceso a mucho dinero para ser alguién que despidieron hará un año, lo pudo estirar bien. O bien tuvo ingresos adicionales o está cargado de deudas. -le comento a Joy, tratando de borrar la imagen de Joy riéndose de mi cara. Necesito un trago.

Al entrar nos recibe la señora, mientras mis ojos ya están buscando alrededor detalles. No puedo evitar ser un poco inquisidor, cuando lo necesito. Veo a sus niños y a la vecina, una vaca.

– ¿Y bien? ¿Por donde quieren empezar?

-Si no le importa, Joy vino con una sed de espanto, ¿podría ofrecerle un vaso de agua?

Mi idea, es hacer que se vaya rápido para interceptar a la vaca y a los niños. Quiero hacerles algunas preguntas, sin la presencia de Amanda. Aunque sospecho que la Vaca debe estar muy contenta de hacer distancia entre ella y yo.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Te dejo una tirada de persuasión, a ver si hay suerte :P

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28/11/2018, 20:13
Joyce "Joy" Reed

Mientras visito la comisaría no puedo evitar pensar que lo hecho de menos. Podría ser el olor a desinfectante para quitar la sangre de los pandilleros, las vomitonas de los borrachos... "Tengo que preguntarles qué marca usan para empezar a usarlo en el despacho". Pero también las risas, la camaradería... Cuando Dean me pide que pase a cenar, se me encoje el estómago con un dolor casi físico

-Yo también estoy deseando verla. Intentaré ir algún día de este fin de semana pero os avisaré antes ¿ok?-

Sólo cuando salgo de allí soy capaz de recordar por qué me fui. Lejos del objeto de mi nostalgia la magia se rompe y vuelve a mi mente la doble cara de esa camaradería, aquella que lleva el lema "A un compañero no se le vende, aunque sea un grandísimo hijo de la gran puta"

Conduzco con ánimo mohíno hasta la casa de los Puig. Ni siquiera el viento en la cara consigue llevarse la desazón de saber que abandoné el hueco que tenía en el mundo y que parezco incapaz de encontrar otro.

Aparco en la puerta y me quedo rumiando ese amargor. No estoy triste, no estoy enfadada, sólo perdida. Quizás por eso, cuando llega el jefe, lo primero que hago es un comentario sarcástico

-¡Menos mal! Pensé que tendríamos que esperar a la siguiente reencarnación de la señora Puig para entrar en su casa. He visto icebergs moverse más rápido que tú-

Por suerte para mí, el jefe no replica. Y nos limitamos a dirigirnos a la puerta.

-Sí, tienes razón- respondo a su comentario sobre la casa y el barrio -Aquí no verás familias marginales. ¿Quizás compraron la casa antes de que cambiase de trabajo? Podríamos preguntárselo-

Para mi sorpresa, cuando la cobaya nos da acceso, Tyler cambia el plan. Escondo el gesto de sorpresa e intento seguirle la corriente. Supongo que sabe algo que a mí se me ha escapado

-Sí, por favor. Tendría que haberlo bebido antes de venir pero se me pasó por completo. La acompaño a la cocina, si no le importa-

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02/12/2018, 21:07
Narrador

Había esperado que lo primero que la pedirían fuera que les mostrara el despacho. Quizás, por no querer parecer descorteses, podrían pedirla primero tomar asiento y explicarla por encima como querían proceder, o continuar algo el interrogatorio que habían finalizado en el despacho del detective. Por eso Amanda se sorprendió al escuchar la petición de Tyler de ofrecer un vaso de agua a su asistenta.

– Por supuesto. Claro. –No dudó en responder. Sobre todo al haberse mostrado Joyce tan atenta con ella durante su visita a la oficina del detective–. ¡Sígame, por favor!

Tyler esperó a que las dos mujeres se perdieran en la cocina y retrocedió rápidamente sus pasos hasta llegar al recibidor de la casa, donde la vaca y los dos lechones estaban ya a punto de salir. Al ver llegar al lobo los dos niños no pudieron evitar que un pequeño gesto de temor asomara a sus caras y la vecina de los Puig, sin comprender porque el detective había salido en su busca, dedicó una mirada de asombro al detective.

No estaba claro cuánto tiempo podría ganar Joyce para él. Por lo que mejor sería que Tyler se diera prisa con aquello que se traía entre manos.

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03/12/2018, 23:35
Tyler Pierce

Por suerte, Joy, es de pensamiento rápido y sigue mi improvisación sin titubear ni dar motivos a la señora Puig para desconfiar. En cuanto giran la esquina, meneo mi cabeza con determinación en dirección a la vaca:

-¡Disculpe!

Y enfilo hacia ellos, mientras se detienen ante mi voz. Mientras me acerco, miro a los niños. Busco signos de malnutrición, ropa desgastada con descosidos o cualquier cosa que me diga que están pasando una mala racha. Quizás sea relevante o no. Pero parecerá muy raro que un lobo vea a dos cachorrillos fijamente, así que antes de que piensen mal, digo:

-Que niños más ricos -Vale, quizás no fue la mejor expresión a usar, reflexiono mientras una de mis zarpas zarandea la cabeza de uno de ellos, ante una improvisada caricia disfuncional- ¿Cómo se llama? -inquiero a la vaca- tengo entendido que lleva mucho tiempo de amistad con la familia Puig. ¿Cuanto hace que la conoce?

En cuanto me responden, les hago un gesto a los niños con el dedo en el suelo.

-Esperad aquí, chiquillos.

Rodeo con una mano a la vaca por el hombro, noto su tensión mientras la guio a unos pasos lejos de los niños, pero lo suficientemente cerca para controlarlos con la vista y añado:

-¿Que puede decirme del Señor Puig? en confianza, ¿es un buen vecino, un buen padre y marido?

La perspectiva de alguien que conoce bien a la familia, pero que no está tan implicada sentimentalmente como la señora Puig podría ser reveladora.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Tiro "instinto del lobo" para detectar cambios de humor durante la conversación, y persuadir para que se relaje un poco y me cuente chismes, a ver si hay suerte ^^