Partida Rol por web

Por primera vez en mucho tiempo, las cosas están calmadas. La tripulación de Libélula se acaba de marcar un trabajito bastante fructífero ( o al menos, más que de costumbre ). Las viejas habladurías del tesoro de Arizomemphis, un pueblo abandonado de New Kasmir, tenían algo de verdad detrás de todas las historias de almas en pena y maldiciones.

Contaba la leyenda de la existencia de un inmenso tocado de plumas de un animal extinto hace mucho tiempo. Este tocado, decían que perteneció a un antiguo emperador de una civilización antigua de la Tierra-que-fue. Poco se sabía de su origen en realidad, incluso de la mera existencia del mismo. Los que creen que hay algo de verdad, lo describen como una diadema con plumas enormes de colores muy brillantes, oro y piedras adornando los huecos entre ellas. Rosa, verde, azul, marrón... todos los colores del arcoiris brillan y bailan cuando alguien se pone este tocado. Un viejo coleccionista de Valentine contrató a la tripulación para ver qué había de real en toda esa historia, prometiendo una cuantiosa recompensa si le llevaban con ellos en busca del tesoro.

Una cosa llevó a la otra y, a pesar de sus esfuerzos, el viejo que no tenía nada de aventurero pereció en Arizomemphis. La parte buena es que sí que era verdad todo lo de la diadema, esto fue lo que encontraron:

Esta pieza, aunque magnífica y culturalmente de valor incalculable, era poco útil para la tripulación. Gracias a algunos... amigos... no del todo legales, consiguieron deshacerse de esta pieza (no sin la oposición de alguno de ellos), ganando a cambio una jugosa cantidad de créditos, suficientes para incluso un lujo o dos.

Tres días después, estáis tomándoos una merecida cena con carne de verdad, verdura fresca y hasta una pieza de fruta de postre. Relajados, y descansados, os sentís mejor que en mucho tiempo. Libélula surca el espacio apaciblemente, en algún lugar del sistema Kalidasa, hace tiempo que dejó atrás la luna más alejada de Delphi. Su destino todavía está muy lejos, en el Sistema Red Sun.

Sebastian, con una copa en la mano, se levanta de la mesa. Acercándose a una pequeña consola, empieza a sonar:

- ¡Salud! Por más trabajos como éste.

La música sonaba filtrándose por los entresijos de la nave a través de la megafonía. Sebastian empezó a hacer sus ridículos movimientos intentando imitar a una antigua estrella ya completamente al ritmo de la música, tarareando la canción.

-... very life to-day-

Tonteando se acercó a Melina y asiéndola por la cintura intentó hacerla dar un par de pasos con él. Luego se acerco a su asiento y tras meter rápidamente la mano en su chaqueta sacó una botella de un licor. A diferencia de lo que bebían habitualmente este parecía una botella de algo realmente peculiar. Con un golpe lo puso en la mesa y pidió con un gesto los vasos a Declan.

It's just a shot away...

Cuando todos los que se atrevían tenían un vaso pequeño con un grabado diferente Sebastian sirvió y repartió aún tarareado la canción.

-Bueno, no nos podemos quejar. Pero ya llevamos demasiado tiempo en este sistema. Un brindis por un trabajo bien hecho y por una nueva oferta en mi bandeja de entrada-

Algunos lo pillaron enseguida, otros preferían centrarse en el color cobrizo y el intenso olor del licor. Ron Viejo de Caldas ponía en la etiqueta y la garganta un sabor dulzón con una fuerte sensación de calor.

-El bueno de badger nos quiere en Harvest, Red Sun. Creo que deberíamos complacerle. ¿Me honraréis con vuetsra compañía?-

Mientras cortaba el que sin duda seria el penultimo pedazo de carne de la noche, no podia mas que pensar en lo bien que nos habian ido las cosas para variar. Ese ultimo trabajo, recuperar un puto sombrero con plumas verdes, mas propio de un payaso de algun circo ambulante que de otra cosa, nos habia reportado una cantidad mas que jugosa de creditos. Quien lo iba a decir, los ricachones siempre eran capaces de gastarse verdaderas absurdeces de dinero, por las cosas mas inutiles que podias encontrar. Sin duda ya me imaginaba al gordo de turno bailando algun tipo de musica indigena, con un atuendo a juego y con esa mierda en la cabeza como si se creyese algun tipo de pajaro con un plumaje asqueroso. El pensamiento me hizo sonreir ligeramente para mi mismo, una sonrisa de medio lado.

El trozo de carne termino en mi boca y alli no pude mas que degustarlo a sabiendas de que se terminaba. La salsa hacia su funcion, amplificando el sabor. Delicioso. Apenas un par de minutos mas tarde el pedazo de carne ya habia desaparecido del plato, asi como todo acompañamiento. Deslice la silla hacia atras mientras jugaba con una pera, pasandomela de una mano a la otra. Sebastian volvia a hacer de las suyas, mientras la musica se escuchaba de fondo, mira que le gustaba hacer payasadas... aun asi no le interrumpi. Habia buen humor en la nave y eso siempre era bueno.

Mis ojos se clavan como dos selectores de objetivos en cuanto la botella hace acto de presencia, la mirada del capi y sus palabras hacen que asienta levemente. No es que me gusten ese tipo de ordenes, pero por probar ese mejunje no voy a quejarme. Reparto los vasos entre aquellos que quieran beber, sin moverme demasiado, usando la mesa como una pista de lanzamiento. Los vasos no tardan demasiado en salir disparas, resbalando sobre la madera, o el material que sea, a la espera de que una mano afortunada los coja antes de estrellarse sobre el suelo. Acto seguido vuelvo a mi silla, reclinado ligeramente y con una de mis botas sobre la mesa, atento a no entrar dentro del espacio vital de nadie y con el vaso delante mio a la espera de ese delicioso y cobrizo liquido.

El trago es de los buenos, sin duda por su fuerza y el aroma. Hay varias cosas en las que me considero bueno, el alcohol es una de ellas... y de lejos. Me deleito en el sabor mientras el capitan decide interrumpir ese momento con una pregunta mas. Abro los ojos, lentamente, como si fuera una verdadera pereza tras semejante trago y sonrio tranquilamente. - Debe ser la primera vez que alguien se siente honrado de tenerme al lado... - El comentario aunque pueda sonar sarcastico, tiene un toque de humor acido. Uno que Sebastian conoce muy bien mientras nuestras miradas se encuentran y mi sonrisa se vuelve mas amplia. No hace falta decir mucho mas, estoy dentro... de eso no cabe duda.

La carne es de segunda y la fruta dista mucho de estar en su punto de madurez, pero comparado con lo que hemos comido últimamente en esta nave .... bueno. Es mejor no pensar en la buena vida mientras dure mi auto impuesto destierro.

Hay que reconocer que el ultimo trabajo ha sido un golpe de suerte. Un resto arqueológico tan único y de la tierra-que-fue nada menos. Su venta no solo a aportada beneficios sino la gratitud de hombres importantes que coleccionan artículos singulares. Otro trabajo como este y podré volver a casa mucho antes de lo previsto.

Sin embargo mientras tanto necesito seguir en esta nave. Por ello, mientras cojo el vaso que ha pasado Ash, digo: Querido capitán cuente con mi ayuda

Cuando digo esto aprovecho para echar un vistazo a todas las personas sentadas en la mesa. Al menos hay gente interesantes en este viaje, espero que se unan también y que tengamos la oportunidad de estrechar lazos.

La comida rebosa en la mesa, la bebida corre. Todos parecen bastante contentos... y miro a Sebastian. - ¡Qué idiota es! - Pero no puedo evitar que se me escape una sonrisa, se lo está pasando bien, tiene esa capacidad, no se lo puedo reprochar. Y yo mientras sumergida en mis preocupaciones. Es cierto que hemos conseguido mucho dinero de esa antigüedad, pero no tiene ningún valor científico. En mi humilde opinión, sirve de más bien poco.

Al ver la cara de sorpresa de Melina cuando Sebastian la coge casi me atraganto. - ¡Qué narices, veamos el punto positivo! Al fin y al cabo con el dinero podremos comprar varias cosas y algo de material para el laboratorio... bueno, enfermería jeje. - Después de este chute de alegría no puedo evitar hacerle un gesto a Ash para que me pase uno de esos vasos. La verdad, no estoy acostumbrada a tomar este tipo de bebidas, pero un día es un día.

Miro a Sebastian y levanto el vaso para el brindis, adelantándome a los pensamientos del capitán. - Yo acabo de unirme a este maravilloso grupo... no lo voy a dejar tan pronto, ¿no? - con una sonrisa en la cara. Aun así mi pragmatismo no me deja terminar la frase ahí. - ¿Se puede saber cuál va a ser el encargo de Badger?

 Mientras los demás festejan y disfrutan de las ganancias por el último trabajo realizado con éxito, yo permanezco en completo silencio, con gesto impasible, comiendo mi cena con tranquilidad. Aparentemente estoy absorto en mis pensamientos, mientras los demás disfrutan y hablan del nuevo trabajo que Badger. Entonces miro al capitán y respondo, con tono neutro:

 - Lo que decida la mayoría, lo aceptaré...

 A continuación seguí con lo mío, mientras terminaba el contenido de mi plato. Quien sabe cuando volveríamos a disfrutar de una delicia semejante y habría que aprovecharla mientras se pudiera.

Ese último trabajo había sido realmente provechoso, aquella antigüedad les había dado mucho dinero, a ella no se le escapo el detalle de que para algunos era una excentricidad aquel objeto, pero para ella realmente no lo era, sabía que ese tipo de cosas eran realmente valiosas y no era la primera que veía así. Cuando la vendieron se dijo a si misma que eso era lo que había que hacer y que sin duda era mucho mas útil como dinero que como objeto. Antes de la cena había estado mirando los motores ya que hacían un sonido que no le terminaba de gustar y por eso mientras cenaba tenía una pequeña mancha de aceite en la cara. El sabor de la carne y la verdura fresca no le eran ajenos, sin embargo, no sabía porque le sabía mucho mejor que los manjares que había comido antes en su casa, sin darse realmente cuenta se vio con uno de esos vasos con licos delante suya, iban a brindar cuando escucha lo que dice el capitán y ella dice:

- Yo mientras nos sigamos moviendo... además alguien tiene que atender a la pequeña libélula para que sus alas estén a punto no?

Junto con los demás levanta le vaso y lo toma, era demasiado fuerte para ella que no estaba acostumbrada, comienza a toser y a ponerse colorada tras tragar la copa

La Tierra-que-fue… sonrío, pensativa, mirando los mandos ¿Qué carajo harían con esa cosa verde? ¿Dónde se lo pondrían? ¿En la cabeza? ¿En el culo? ¿Taparrabos? Quien sabe… subo los pies al sillón, encogida en la butaca de cabina. A través de los ojos de Libélula, puedo ver las estrellas que nos rodean. No hay ninguna sensación mejor que la seguir volando. Tranquila, serena, avanza despacio, lejos de radares molestos, alejándonos de nuestro último destino, que salió bien, acercándonos a uno peor, o quizás mejor. Se lo que sea yo estoy aquí tan de puta madre. Harp se fumaría un canuto ahora mismo, pero ahora no está, estoy yo sola.

Después de unos minutos pensando en lo que acabamos de vivir, termino por levantarme y acudir a la mesa. Cierros algunos interruptores, abro otros, y acaricio levemente la chapa metálica del cerebro de Libélula. Mei controla el corazón, yo soy su mente y sus ojos, no nos ha ido mal.

Un tocado de plumas… y una mierda, yo creo que esa cosa la llevaban en el culo. ¿Cómo van a llevar esa cosa horrible en la calva? ¿Qué íbamos a hacer con esa mierda? A tomar por culo, pasta, sangre para libélula, comida para nosotros y algún que otro capricho, como un consolador nuevo. ¡Y todos contentos!

El tipo que se llevó esos pelos verdes estaba flipando con que no estimáramos el valor que tenía aquello. Para mí era un montón de nada mientras no nos dieran algo de pasta por ello. Carne de animal, ¡Verduras! Hacía tiempo que no veía nada tan rico y tan verde, y plátanos, joder, había olvidado lo que era saborear aquellas cosas amarillas. Qué puta delicia.

Llego al comedor, están ya todos reunidos, yo me siento en la mesa, entre Ash y Meli, y pillo lo primero que encuentro, que viene siento un trozo de carne. Un plato impoluto de metal barato y cojo la carne con las manos, no uso ni cubiertos. Tocar aquella carne tibia me encanta, no sé cuándo podremos volver a comer nada que no sea proteína en lingotes así que como con las manos. Y sonrío divertida, porque hacer el guarro con la comida es un placer que muy pocos nos podemos echar al cuerpo. En silencio, toda feliz con mi comida, el capitán pone música, canta baila y hasta propone brindis.

No, no es algo habitual en mí hacer este tipo de guarradas, soy una persona medianamente civilizada, aunque sé que algunos disienten, pero ¡es carne de verdad! ¡Que le jodan al cuchillo y al tenedor! ¡Coño! ¿Cuándo podremos comprar otra vez? ¡Dentro de años!

En fin, tomo el vaso cuando me lo tienden, empastando el cristal con el jugo de la carne del que tengo cubiertas las palmas de las manos. No bebo… porque ya se sabe, si bebes no conduzcas. No puedo beber ahora, y menos si vamos a pirarnos. Sonriendo, vacío el contenido de mi copa en la copa de Ash, que es el que más cerca me pilla, además sé que no se va a quejar. Lleno mi copa de agua antes de que todos brinden, y ahora sí, bebo. A la pregunta del capi no doy respuesta, la doy por sabida, él ya sabe que dónde vaya, voy yo. Mientras esta nave respire, yo seguiré aquí si el jefe me deja claro, incluso cuando deje de hacerlo…

- Sí… complacer a Badger será fácil, si le llevamos a una puta seguro que se pone de buen humor – bromeo.

Conozco a ese capullo, es un desgraciado pero siempre tiene algo que ofrecer, a cambio de algo, por supuesto. Parisa es la primera en preguntar algo útil, sonrío de medio lado al mirarla, y refuerzo su pregunta con la mía, tengo curiosidad por saber qué nos deparará el idiota del sombrero de bombín esta vez.

- ¿Te ha dicho algo ya o esperamos a ver qué carajo nos da esta vez?

Me levanto, como si tuviéramos prisa, el jefe habla y mi trabajo es ponernos en rumbo, no he terminado aún de cenar y quiero probar el plátano, las cerezas, pero si hay trabajo, hay trabajo. Luego me comeré uno.

- Pongo rumbo a Red Sun, entonces – me levanto algo más seria y me acerco al fregadero para lavarme las manos.

Sonrío mirando a la tripulación. Por una vez, las cosas habían resultado bien, para variar, pero eso ni de lejos había sido según lo planeado: primero el viejo la palma por el camino y acabamos con una diadema de la Tierra-que-fue y prácticamente sin combustible en la nave. Cuando al fin encontramos un comprador tirando de nuestros viejos contactos, estamos a punto de terminar a tiros para evitar que nos chafen la venta.

Pero al menos había carne en la mesa, teníamos los depósitos llenos y todo el mundo podía tomarse un momento para disfrutar, lo cual sí era una novedad. Cojo un cuchillo y lo clavo en una manzana para acercármela al plato antes de darle un mordisco a la fruta. ¿Cuánto hacía que no teníamos fruta fresca? ¿Meses? Aún así frunzo ligeramente el ceño al ver cómo Mirage coge la comida con la mano. ¡A saber dónde la ha metido antes de venir aquí!

Levanto una ceja cuando Sebastian hace amago de bailar con Melina, sabiendo que yo le habría hecho un quiebro para esquivarle si se llega a acercar tanto, no puedo evitar una sonrisa al ver la expresión de Ash cuando el capitán le pide que acerque los vasos para servir ese licor. "¡Será cabezota!", pienso no sin cierto cariño por el mercenario, sabiendo que es suficientemente susceptible como para tomárselo a mal. Pero ni siquiera él es capaz de protestar en esta situación y pronto los vasos circulan llenos por la mesa.

- Gan bei! - brindo alzando el vaso hacia los demás y vaciándolo de un solo trago. Saboreo el licor ligeramente dulzón durante un momento antes de dejarlo deslizar por la garganta. - Ching zai lai yi? [¿puedo tomar otro vaso?]- pregunto al capitán cogiendo la botella antes de llenar nuevamente el vaso, esta vez bebiéndolo despacio, disfrutando del licor.

En ese momento es cuando el capitán anuncia que tiene una nueva oferta de trabajo. Ciertamente va siendo hora de movernos un poco, sobre todo cuando hay bastante gente por aquí que sabe que tenemos los bolsillos llenos, aunque sea por poco tiempo. Pero cuando dice el nombre de Badger estoy a punto de atragantarme con el ron.

- Tā mā de - maldigo casi sin escuchar a los demás. - No soporto sus aires de superioridad... - comento mientras me encojo de hombros. No hace falta ninguna respuesta a su pregunta, pues el capitán sabe que estamos con él. Me vuelvo hacia Ash y le respondo con una sonrisa. - Conozco a más de dos que estarían completamente de acuerdo con esa respuesta - digo para picarle mientras le guiño un ojo con camaradería.

Escucho la pregunta de Parisa y asiento, porque se me ha adelantado al hacerla, igual que Mirage.

Melina primero abrió mucho los ojos y luego rió divertida al sentir cómo Sebastián la asía por la cintura para hacerla bailar con él. Lo complació alegremente, e incluso cuando él se separó siguió de pie, bailoteando alrededor de la mesa al son de la canción y cantando con él. No todos los días podían darse una celebración, pero además Melina no le diría que no a la oportunidad de festejar un poco... y ya hacía mucho que conocía a Sebastián como para dejarle hacer tonterías solo.

- ¿A esto lo llamas celebración? - se quejó, sonriendo de lado, cuando vio que su vaso no había quedado todo lo lleno que a ella le habría gustado.

Cuando escuchó a Sebastián comenzar a proponer un brindis se bebió el suyo rapidamente, para así tener una excusa para que le sirvieran otro con el que brindar. Le guiño un ojo alegremente al capitán mientras extendía el vaso para que se lo rellenara.

- Por muchos más mundos y más tesoros emplumados - corroboró -. Ya sabes que a mí no me sacas de la nave, capitán.

Se dejó caer de nuevo en el asiento, satisfecha con la comida, feliz por el ambiente y el alcohol, e ilusionada por el prospecto de una nueva aventura en buena compañía... o, bueno, casi del todo en buena compañía. "El mundo es un pañuelo" no pudo evitar pensar. "Para bien y para mal". A ella le daba igual tanto la diadema que había encontrado como el futuro encargo que tenían por delante: mientras la nave siguiera en movimiento, allí estaría ella. Por ello no prestó mucha atención a las preguntas sobre la siguiente misión, pero sí escuchó y rió los comentarios de Jade.

-JAJAJAJAJAJAJA...- su risa es estruendosa y gratuita, pero también clara y algo contagiosa. Nada que extrañe a los presentes. Sebastian muchas veces se ríe de sus propios chistes internos, y algo ahora le causa mucha gracia y parece que le tiene muy feliz.

 -Uoooh uooooh uoooh Mèimei- dice acercándose a Mirage como si de una barra de bar se tratase mientras ella se lavaba las manos. Hace un brindis al aire con su copa y pone una sonrisa bobalicona. -No sé, no sé... había esperado quizá dos canciones más y terminarnos la botella al menos- Le guiá un ojo y mira hacía la botella que se ha resentido bastante con la primera ronda. Tuerce el gesto y pone cara triste. Pero en seguida sospecha de que alguien ha bebido más de la cuenta.

Se divierte. Absurdamente. Como siempre lo hace. Pero en medio de aquella actitud rayando en lo infantil sabe lo que hace. 

-En fin, la señorita aguafiestas tiene razón. Debemos partir ya. Sino Badger le dará el trabajo a otros- Camina de nuevo a la consola con la botella en la mano, va sirviendo a aquellos que desean repetir. La melodía está terminando y el se acerca a la consola aún tarareándola y moviendo sus hombros al ritmo de la canción. 

-Quiere que movamos un cargamento desde Harvest. Un equipo de terraformación. nos dará mas información cuando estemos allí- dice a modo de repsuesta a las preguntas que le habían lanzado directa o indirectamente entre todos. -

Se que Badger no es precisamente del agrado de todos, pero es una buena fuente de oportunidades- dice casi como resignado, esta claro que incluso Sebastain, a pesar de su capacidad para tener buena fé en todo el mundo, también le cuesta pensar en colaborar con ese tipo. -A veces... tenemos que jugar con el diablo-

Presiona algunos botones de la consola y deja fluir otra canción mientras esboza una sonrisa. 

El buen humor era generalizado, mientras yo simplemente disfrutaba del momento. Algunos tenian preguntas sobre el proximo trabajo, algunas de las cuales eran sin duda naturales, otros permanecian en silencio ya fuera degustando el trago o la fruta. Eso me hizo recordar la pera con la que habia estado jugando, levante mi siniestra para darle un buen mordisco permitiendo que algo de su jugo se escurriera por mi barbilla, sin molestarme en limpiarlo. En cuanto a mi la verdad es que me daba igual el trabajo, si tocaba matar bien, sino tocaba matar, menos bien, pero tampoco me importaba demasiado porque eso significaba que probablemente tuviera que romper algun hueso.

Mirage acabo a mi lado, la observe sin pudor ninguno, al fin y al cabo esa chica era de las que podia romper el espinazo de mas de uno, solo moviendo sus caderas. Su forma de comer me hizo gracia, recordando viejos momentos de trincheras donde cualquier cosa era buena para comer y cualquier forma de hacerlo, aceptable. Sin duda no me iba a escandalizar por algo asi. Le sonrei cuando vi como parte de la salsa se le escurria por la barbilla, y al ver como rellenaba mi vaso con el suyo, no pude mas que afilar esa misma sonrisa. - En cuanto la nave pise suelo, la primera botella corre de mi cuenta. - El trago por supuesto no tardo mucho en desaparecer entre mis labios, relamiendome ligeramente para poder disfrutar un poco mas de ese liquido. A sabiendas de que decirle eso a nuestra piloto era jugar con fuego.

Las toses de Mei me hacen mirarla. La diversion baila en mis ojos casi planteandome si deberia chincharla un poco, mas de las horas pasadas en la sala de maquinas se que igual no se lo toma a bien. No frente a tanta gente asi que espero a que nuestros ojos coincidan para guiñarle un ojo. - Ya sabes que si necesitas algo, solo tienes que decirlo. - Mis palabras dicen mucho mas, cosa que espero que ella sobreentienda, pues esta pequeña sigue en pie gracias a su habilidad.

Apenas devuelvo mi atencion a la mesa cuando Jade, hace un comentario a mi respuesta al capitan. Veo su mirada, sus ganas de pincharme y al mismo tiempo de jugar. Mi mirada al igual que la suya brilla, con ese tipo de humor que solo se consigue con el tiempo. - ¿Con que si eh? ¿Mas de dos? - Me quedo callado mientras mi cabeza asiente a nada en particular, sin quitar mi mirada de ella. - Pues diles que a la proxima ronda invito yo, asi podre hacerles cambiar de idea. Dicen que la diplomacia es lo mio. -El gesto de mi cara casi parece serio, mas mis ojos dicen mucho mas que eso, que me estoy divirtiendo de lo lindo. Quien de esta mesa no sabe lo bien que se me da la diplomacia. Con un simple movimiento de brazo le lanzo mi vaso a Jade, el cual se desliza hasta golpear el suyo suavemente. Sobran las palabras, yo tambien quiero repetir... por tercera vez.

Los comentarios de mi vieja amiga hacen que Melina se ria, no puedo sino mirar en su direccion y casi resignado, negar con la cabeza. A sabiendas de que es una pelea perdida, pero no me importa demasiado. - Ya os pillare yo a vosotras y entonces no valdran quejas. - La sonrisa vuelve a mis labios, mas agresiva en cierta forma, pero para nada hostil, sino igual que todo el rato. Siguiendo el juego y formando parte de el sin romper sus reglas.

Sebastian vuelve a la carga, ahora sus movimientos le llevan hasta Mirage mientras esta se limpia las manos. Puede no ser escrupulosa con la comida, pero si lo es con la nave. El capitan menciona a Badger de nuevo, asi como las opiniones respectivas de cada uno con respecto a ese bolsa de basura con patas. La de ninguno es especialmente buena, la mia sin duda no va a mejorar la media. He tenido bastantes broncas con ese capullo, incluso mas de un enfrentamiento con sus guardias, los cuales recordaran mi cara con toda seguridad, al menos un par de ellos seguro.

La forma de describirlo sin duda me hace mirar al capitan. Mi pasado me ha hecho conocer a muchos diablos, en todo caso Badger es uno pobre e infeliz dentro de ese escalafon, pero ahora mismo tiene en su poder lo que nos da de comer. - A mi me gusta eso... jugar con el diablo, claro esta. - Miro mi vaso esperando a que lo rellenen, sin necesidad de tener que decir mucho mas. Dejando claro que si Badger o alguno de los suyos, me toca los huevos como la ultima vez no sere ni de lejos tan... amable.

Mei observaba lo que iba sucediendo, ya se había calmado un poco la tos gracias a que había bebido agua, cuando Ash le ofrece su ayuda ella asiente y dice.

- Gracias... espero que nadie nos dispare ni haga nada raro mientras viajamos... aunque me da que no va a ser así.

Se echa un poco para atrás en la silla mientras escucha lo que dicen todos, ese tipo tampoco le gustaba demasiado, le daba muy mala espina y estaba segura que sería capaz de hacer cualquier cosa por dinero y cualquier cosa incluía sin duda el fastidiarles a ellos por asi decirlo, pero no tenían mas remedio. Mei observa como los demás van divirtiéndose y celebrando, parecía que le capitán de la nave estaba especialmente feliz lo cual era bueno, porque el ambiente de la nave era bueno, además siempre estaba bien poder relajarse todos un poco antes de un trabajo.

 Mientras los demás seguían con su charla, yo seguía concentrado en mi cena, cuyo contenido ya había casi terminado. Mientras me disponía a llevarme a la boca un bocado de carne, pregunté a nuestro líder:

 - Supongo que quieres que te acompañe a la reunión, capitán, al menos que Badger haya dicho que quiere que vayas a verle a solas...

 La verdad, no me fiaba ni un pelo de esa comadreja, y no era el único, así que no pensaba permitir que el capitán fuera solo, dijera lo que dijera. Terminé de llevarme el bocado a la boca y los mastiqué con tranquilidad, mientras esperaba su respuesta, mientras mi cerebro ya estaba calculando las posibles respuestas y las acciones que tendría que realizar a partir de todas ellas.

La verdad es que la cena esta siendo divertida. - Sonrío para mi misma mientras, ¿por qué no? pido otra copa yo también.

El comentario del capitán a Mirage no me termina de convencer. Será por mi falta de relación social de los últimos años o que tienen mucha confianza, en cualquier caso decido pasarlo por alto y disfrutar del resto de conversaciones, en las que observo que no son los únicos que se pinchan, pues Jade y Ash también. Después de percatarme de todas estas relaciones no puedo evitar poner los ojos en blanco recordando ciertas cosas.

Con el segundo chupito vuelvo a las conversaciones y no hago más que oír a todos que hablan sobre Badger... - Vaya parece que soy la única que no sabe quien es este buen hombre. Hasta el hombre misterioso sabe de quién están hablando... intento hacer memoria. No, nada, no me suena.

- Y bueno chicos... si tan mala compañía es... ¿Por qué vamos a verle? ¿No tenemos más ofertas de trabajo? - Entiendo que sea una oportunidad, pero si vamos a perder más de lo que tenemos que ganar no lo veo una buena opción.

- ¿Una botella para mí sola? De puta madre… te arrepentirás… no me has visto borracha… - le murmuro a Ash, riendo en un tonto tontorrón. La última vez que me emborraché fue… Dioses… - pero ya no puedes echarte atrás…

Mi mirada va a parar a la rubia mediadora, sonrío cuando veo a Jade mirarme con el ceño fruncido cuando me meto el trozo de carne en la boca, con las manos, le guiño un ojo y le lanzo un beso silencioso. Sé que a veces no le gustan mis maneras, y por eso me gusta pincharla de vez en cuando. Joder, tengo que repartir consoladores por la nave, con el próximo sueldo extra compro varios y los regalo, que seguro que no tienen orgasmos, y me parece mal, debería existir un día semanal del orgasmo ¡qué coño! ¡Todos los días debería ser ese día1 se vive más genialosamente!

En fin, en esas ando yo pensando mientras me lavo las manos, cuando el brazo del capi se apoya en mí como si fuera la barra del bar. Sonrío ampliamente.

- No me mires así, capi, yo no puedo beber, o el jefe me echará la bronca por no pilotar bien – me encojo de hombros bromeando – yo sin una barra no bailo…

Río divertida, ecordando aquella vez en… he olvidado el planeta, el capullo de Arrow apostó, y una hora después estaba yo en la nave contando muchos billetes de cien créditos. Tan tranquila, mientras me miraba alucinado. Agito la cabeza, como si así la sensación, y el pensamiento, se marcharan rápido. Camino hasta la mesa del centro y cojo un plátano.

- Aguafiestas dice… - murmuro, mirándolo de arriba abajo, con una ceja labantada, exagerando el gesto de “nigga Yeah” – el día que pongas una barra americana en esta nave, aquíos arruináis todos… - bromeo, evidentemente, me echo a reír.

Hablan del capullo del bombín, mientras yo voy pelando el plátano, y todos van comentando, Mel ofrece un bonito brindis, Mei sus mejores deseos, a los cuales sonrió de medio lado y niego, algún disparo habrá, siempre los hay, Beowulf supongo que empieza a planear la llegada al planeta, y Parisa curiosea sobre Badger.

- Como ha dicho Sebastian, digamos que el retaco del sombrerito sabe moverse bien en los bajos fondos... Y ofrece trabajos interesantes – contesto a Parisa – además no es excesivamente peligroso, no como otros hijos de puta – me encojo de hombros, luego miro a Jade, a Ash y a Sebastian – Sí, a muchos en esta nave os gusta jugar con material peligroso, estáis todos chalados… - murmuro, como si la cosa no fuera conmigo - Mover un cargamento desde Harvest… suena bien… pero sabemos que alguien acabará con alguna bala en el cuerpo… ¿a quién le tocará ésta vez? ¿Y dónde acabará la bala?

Me encamino hacia la puerta, sin entretenerme más que hay curro y estoy aquí tocándome el chumino.

- Seguid bebiendo, cabrones. Mientras aquí la más currela del universo le da rumbo a Libélula… - Farfullo, sonriendo, como siempre, mientras me alejo por el pasillo - ¡Me debéis una puta copa cada uno! – Se me oye gritar.

Y ahora sí, tarareando la canción, me voy comiendo el platano en lo que tardo en llegar a la cabina otra vez, y ponernos de camino a Red Sun.

Necesito de todo mi entrenamiento de acompañante para no mirar asqueado a migare cuando se pone a comer con las manos. Pero uno es un profesional y mantengo una postura de total normalidad y confianza. No conozco mucho a esta chica pero borracha y en compañía de Ash, eso sí que es una mezcla explosiva.
Sin cambiar mi estudiada postura me dirijo a Parisa:

-Querida Lewis, la amable señorita Mirage es muy magnánima con Badger. Este hombre de negocios, como le gusta autodenominarse, está entre las personas menos honorables y confiables que he conocido. Sin embargo, Bagner siempre tiene un trabajo entre manos y le encanta trabajo con independientes como nuestro amigo el capitán Ley. Como bien dice la señorita Mei la nave debe seguir moviéndose, y aunque ahora la economía de la nave esta mejor que de costumbre tampoco está para rechazar trabajos. Además, siempre es recomendable estar a buenas con la gente de la calaña de Bagner.

En cuanto a que no es peligroso, es un juicio muy apresurado. Puede que la hiena no sea tan impresiónate como león, pero es igualmente letal si las condiciones son adecuadas. Por ello, recomiendo llevar al menos un hombre de acción a la reunión- con un tranquilo gesto de la mano señalo a Ash y a Beowulf- y un buen negociador- mientras, con la otra mano, nos incluyo a Jade y a mí en este segundo grupo.

Salvo que indique lo contrario y yo siempre esto grabando lo que pasa con mi brazo (que, como pedí al crearlo, es básicamente un ordenador camuflado. Cada noche descarto las conversaciones irrelevantes y descargo una copia de seguridad encriptada al ordenador de la nave. Cuando tengamos comunicaciones con el anillo (que creo que es como se llama Internet en este mundo) descargo las copias en un ordenador remoto que me sirve de almacén de información de seguridad. Así siempre tengo copias en al menos dos sitios, mi brazo y otro.

Te pongo la tirada que me pediste: uso influencia alta sociedad y mi distinción amigos en altos lugares

Levanto una ceja imaginándome a Ash invitando a una ronda a alguien que no le caiga bien, rompiéndoles la botella en la cabeza después de servirla en varios vasos para luego bebérselos el solo. A su salud y con mucha diplomacia, eso sí. La imagen mental casi me hace soltar una carcajada, sobre todo cuando se vuelve hacia Melinda y hacia mí asegurándonos que ya se vengará. Sé perfectamente que en otras circunstancias, y a otras personas, sería una amenaza a tener en cuente, pero pese a todo sigue siendo una persona con quien se puede bromear. En algunas circunstancias.

- Mei mei, eso no va a ocurrir... How w'rin bu lai, whai w'rin bu jwo [_{^{las cosas nunca salen bien}}] - comento con pesimismo, sonriendo a la joven mecánico. Salvo por el tiempo que llevamos en la nave, nunca hemos coincidido demasiado, pero las mujeres que luchan por salir adelante como ella me producen cierta simpatía. Y el hecho de que Ash se preocupe por ella es otro punto a su favor.

Escucho a Beowulf que prácticamente no ha levantado la mirada del plato. Sigo sin tener muy claro cómo Sebastian le llego a contratar, por muy hábil que sea con esos cuchillos. Salvo que le salvase la vida directamente o algo así, no consigo imaginarme al hombre solicitando un puesto en la nave. "Bueno, Sebastian sabe lo que hace...A veces", pienso al ver su gesto cuando se fija en la velocidad a la que baja la botella.

- Doy fe de que no quieres verla borracha - le digo a Ash ante la exclamación de Mirage. - Dice aún más tacos de lo habitual - añado devolviéndole la sonrisa a la piloto.

Escucho la respuesta de Winkler a Parisa y tuerzo el gesto ante la mención de "la hiena", mirando a Ash como si me recordase a alguna de nuestras batallitas juntos. - Badger no tiene los recursos de Niska, por ejemplo, pero controla bastante gente en su terreno - explico confirmando la opinión del antiguo acompañante, aunque no sé si ese nombre le dirá algo a nuestra médico. - Una de las últimas veces que le vi sus matones querían hacerme dejar la pistola fuera. Obviamente les convencí para pasar, pero tenlo en cuenta cuando elijas a quién quieres llevarte -  añado como información, sin objetar lo más mínimo con Jamin.