Partida Rol por web

Lágrimas de Poder

Capítulo I - Génesis

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03/12/2013, 00:06
Narrador

Podía ver una pared de piedra, y en su centro una elegante chimenea con adornos de hierro repujado. Por su aspecto parecía digna de un noble acaudalado, y en su interior crepitaba un saludable fuego- Has tardado en quedarte a solas, Koft -le reprochó una voz. O más bien le informó, pues a pesar de su elección de palabras el tono era frío e indiferente.

El asesino ya había usado artefactos parecidos en el pasado, y no tardó en averiguar cómo funcionaba aquel. Parecía tratarse de dos cristales gemelos: mientras el propio Koft estuviese en contacto con el suyo y mantuviese los ojos cerrados, podría ver y oír lo mismo que el poseedor del otro.

Por el enfoque de la visión se diría que su interlocutor miraba fijamente al fuego, y que lo hacía mientras se sentaba en algún sitio. Así mismo, por el retumbar de la misma, se diría que estaba escuchando su propia voz, que estaba hablando en alto para que Koft pudiera escucharle a través de él.

Ya que sostienes el cristal, he de suponer que aceptas el trabajo -continuó el desconocido- Pero antes de continuar quiero saber hasta dónde estarías dispuesto a llegar para librarte de tu enfermedad... ¿Matarías a una mujer? ¿Y a un niño? ¿Degollarías a un anciano?

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03/12/2013, 00:11
Christophe Courtois

El hombre sonrió complacido ante el entusiasmo de los artífices, e incluso se rió con alegría ante el comentario de Helena- Hasta hace poco tiempo yo tampoco lo habría creído -admitió- Y... podréis darle forma dónde y cómo creáis conveniente. Mis superiores estaban empeñados en vigilaros atentamente para que no robaseis ni una pizca del precioso metal -Christophe volvió a reír, como si la sola idea le pareciese absurda- Sin embargo, al final he conseguido que aceptasen una solución menos drástica.

Posó su mano sobre el enorme bloque- Este metal ha sido hechizado con un conjuro que se mantendrá latente dentro de él. Si no lo eliminamos, dentro de tres meses empezará a emitir una potente señal mágica que nos permitirá detectarlo y rastrearlo, esté donde esté -se encogió de hombros- Sinceramente no creo que vaya a ser necesario, pero debéis comprender lo que tal cantidad nos ha costado... es el esfuerzo de muchos años concentrado en un solo bloque, y por mucho que confíe en vosotros debemos tomar ciertas precauciones.

Por supuesto, si necesitáis más tiempo no tenéis más que contactar conmigo y mandaré a alguien para que amplíe el plazo del conjuro... hasta entonces, podéis guardar y trabajar con el metal dónde deseéis -el mercader se inclinó ligeramente, pero enseguida retomó su posición original- Y aclarado el dónde, queda el qué.

Los ojos de Courtois brillaron de expectación, y el propio comerciante se acercó a una pequeña estantería llena de libros. Pasó sus dedos cuidadosamente por un par de cubiertas, y finalmente eligió un grueso volumen encuadernado en piel y lo llevó hasta el bloque de metal. Con un fluido movimiento, el mercader lo abrió por la página que estaba marcada con tela, y su contenido quedó a la vista de los dos artífices.
 

 

Necesitamos que creéis una armadura para una hermosa criatura que está por nacer -les reveló al fin, pasando sus dedos por los grabados y notas explicativas. Ni Paris ni Helena habían visto nunca uno, pero resultaba evidente que aquel libro detallaba la anatomía de un dragón... uno tan gigantesco que podría sobrepasar la más alta de las murallas con un simple brinco- ¿Os imagináis las maravillas que podríamos conseguir con un ser tan perfecto?

Christophe se perdió unos instantes en sus ensoñaciones- Queremos que la armadura sea la protección más perfecta jamás creada -les informó- Uno de mis superiores insistió especialmente en que debía de otorgarle la capacidad de regenerar cualquier herida en tan sólo un instante, otro que debía darle protección frente a la magia... pero la mayoría coincide en que lo mejor es que simplemente le haga invulnerable.

En fin -se encogió de hombros con alegre despreocupación- Vosotros sois los expertos, así que dejo los detalles en vuestras manos: me basta con que exprimáis al máximo vuestras habilidades y forjéis algo que deje su huella en la historia.

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03/12/2013, 00:55
Viorica Mysh'

El rostro de la mujer intentó mantener la horrible mueca, pero la sonrisa cada vez parecía menos siniestra y más amable- ¿Y quién iba a ser si no? -le contestó a Edrian con cierto deje de diversión en la voz, algo que intentó ocultar con un leve gruñido de desesperación.

Pero no os quedéis ahí fuera -consiguió espetarles- Después de lo de anoche la ciudad está bastante revuelta, y no quiero que ese sesos-de-oveja ponga nerviosos a los vecinos -dijo mientras señalaba sin ningún disimulo a Cassius. A pesar de sus palabras, su cara no mostraba hacia él ninguna aversión especial: era más bien como una madre riñendo a sus inconscientes hijos.

Venga -les atosigo, al tiempo que desaparecía en las profundidades de su botica. A través de la puerta -aún abierta- y el corto pasillo que la seguía, podía sentirse el calor de un hogar. No es que hiciese particular frío, pero con la noche en ciernes, aquella casa de hierbas parecía emitir un aura muy característica: aún sin parecerse nada a uno, era como una generosa hoguera de campamento... desprendía una hospitalidad que sólo un nómada Mysh' podría apreciar correctamente.

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03/12/2013, 09:22
Dorian Arganan

Dorian observó como se acercaba el hombre ladrando cual perro salvaje por la calle mientras el niño se escondía tras Cassandra, pero en un momento cambió de dirección su vista, observó alrededor, pues parecía que algo había allí, algo que le llamaba la atención al gemelo tuerto, pero ahora tenían otro problema.

-Señor -dijo mientras se ponía entre su hermana y el noble ladrador- permítame recomendarle que no grite, pues no creo que sea un espectáculo que pueda hacer bien a alguien de su posición -dijo intentando jugar con la vanidad del hombre para que, al menos, no siguiera con el escándalo.

Hizo una reverencia y se acercó al noble- mi nombre es Dorian, e íbamos a comer en este establecimiento, ¿le parece que tomemos algo mientras hablamos como nobles caballeros que somos de lo que ha ocurrido? -la sangre siempre les tiraba, y al presentarse a sí mismo como noble intentaba que se calmara y no pensara que era un plebeyo. Dio un paso a un lado mientras que con el brazo señalaba la puerta de La Codorniz y, a la vez, lo interponía entre el hombre y su hermana y el niño.

- Tiradas (1)
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03/12/2013, 11:20
Koft Vanderspeigle
Sólo para el director

Cuando supo como funcionaba el cristal volvió a abrir los ojos, llevó la montura hasta un lugar alejado del linde del camino, y en el lugar que más seguro le pareció desmontó. Dejó su caballo atado a una rama baja y colocó una manta cerca de un árbol. Se recostó contra él, sentado y dejó todo preparado para defenderse en caso de que alguien decidiera atacarlo entonces. Algo improbable pero le habían enseñado a ser cauto incluso en la situación más tranquila que pudiera encontrarse.

Una vez sentado, cerró los ojos y agudizó el resto de sentidos. Su mente enfocó la visión del cristal. Sabía que no vería a su interlocutor a menos que él lo deseara así que no se esforzó en intentarlo.

Cuando acepto un trabajo no me importa qué es necesario hacerse para cumplirlo. Puede gustarme o no, pero nunca sacrificaré el éxito de un trabajo por la vida de un niño, una mujer o un anciano. - respondió solemne. - En otra situación no me importaría no saber para quien trabajo, pero la recompensa que me ofrecéis, es sin duda extraña y difícil de conseguir, si al final resulta que vuestro médico no puede tratar la enfermedad me vería en una seria posición. Mis servicios tampoco son baratos y lo sabéis pues mi reputación me precede...supongo que no tendréis reparo en tal caso, de informarme acerca de lo que requiero, no solo la información sobre mi objetivo. - inquirió con cierta sutileza, aunque en su mente sonó tosco y abrupto.

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03/12/2013, 13:43
Cassandra Arganan

Bajo la capucha, a Cassandra casi se le rompió el corazón viendo así al crío y alzó levemente el rostro cuando la estridente voz del noble llegó hasta ella ladrando sus acusaciones.

-...-Ladeó el cuerpo guiando la mano hacia su espalda sin soltar al crío aprovechando el mismo movimiento que el niño había iniciado mientras su hermano se interponía entre ellos y el hombre.
Se retiró con la mano libre la capucha y el cabello plateado cayó sobre sus hombros, pecho y espalda desparramándose en una cascada de nácar.

La luz hirió la claridad de sus ojos y entornó los ojos azules con una mueca leve que no rompía la armonía del rostro de muñeca.

-Nos honraría con su presencia- musitó con su tranquilo tono de voz, no más alto que un susurro y sin embargo audible inclinando la cabeza en una leve y elegante genuflexión. Quizá su hermano consiguiera con su palabrería después de todo apaciguar los ánimos del individuo.

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03/12/2013, 14:41
Alice Payne
Sólo para el director
- Tiradas (7)
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03/12/2013, 14:43
Narrador

Señor -el joven de pelo blanco se dirigió al enfurecido noble, al tiempo que se interponía con elegancia entre él y la chica que le acompañaba- Permítame recomendarle que no grite, pues no creo que sea un espectáculo que pueda hacer bien a alguien de su posición.

Ejecutó una leve reverencia antes de continuar- Mi nombre es Dorian, e íbamos a comer en este establecimiento, ¿le parece que tomemos algo mientras hablamos como nobles caballeros que somos de lo que ha ocurrido? -sus palabras lucían unos modales impecables, envidiables para cualquier otro, pero insignificantes ante el carisma que podía desplegar la propia Alice.

El joven retrocedió unos pasos y extendió el brazo para señalar la puerta de La Codorniz, como invitando al noble a pasar. Su compañera se limitó a apartar la capucha que antes cubría parcialmente su sedoso cabello y añadir- Nos honraría con su presencia.

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03/12/2013, 15:02
Alice Payne

Una figura emergió entre la masa de damas y aristócratas que se congregaban en torno a la distinguida pareja compuesta por Dorian y Cassandra. Se trataba de una mujer ataviada con un traje negro de calidad excepcional, de cuello alto recogido con un collarín oscuro, que caía hasta los pies como una cascada.

Llevaba una moderada cruz de plata colgada del cuello, dejada caer sobre el pecho. Tres cinturones negros, de hebilla plateada, ceñían su cintura de avispa, dando al traje la sensación de dos piezas. Una diadema de ébano la recogía el pelo de la frente, echando una interminable cascada negra por la espalda, fluyendo hasta los muslos con sus reflejos plateados al sol. Un par de guantes de cuero sobre sus manos sellaban el traje, sin exponer piel ni adorno alguno. Finalmente, las puntas de plata de unas botas de viaje, también negras, con plataforma, completaban el conjunto de vestimenta visible. No portaba arma alguna.

Sólo se veía de ella el rostro, enmarcado por el cabello y el cuello alto. Un rostro inmaculado, propio de una escultura, sin pecas, ni manchas, ni imperfecciones. Cejas perfiladas. Boca pequeña. Sólo sus ojos, de un azul tormentoso y eléctrico, revelaban algún tipo de emoción. En este caso, una mezcla de templanza y firmeza.

Siendo objetivos, la mujer lucía una belleza calculada, de proporciones perfectas y simétricas, pero personalizada con una ligera palidez. El mundo parecía moverse a su alrededor. Desde el eco del viento sobre su cabello hasta la forma de la calle bajo sus pies. Había un aura pasiva de deseo y atractivo a su alrededor, como si se hubiese bañado en elixir de amor, pero no se comportaba como si ello tuviese la menor importancia o impacto en ella.

"Tranquilo"- fue lo que dijeron sus labios, mudos, mirando al sucio niño que se aferraba a una Cassandra. Tras ello, llamando la atención de los presentes, carraspeó llevándose un guante ante la boca, como aclarándose la voz con un parpadeo, y habló sin mirar a nadie y mirando a todos a la vez, barriendo al público con un lento rotar de sus pies.

- Distinguido público- dijo en referencia a las damas y aristócratas con una voz meliflua, musical y suave, casi vaporosa y etérea como el propio Flujo de Almas-. Temo decirles que, por favor, vuelvan a sus anteriores qué-haceres e ignoren esta escena- pidió con una ligera reverencia, servicial, pero no por ello menos elegante y respetable-. Ningún bien hace al conflicto que un círculo de personas lo contemple, y- alzó un dedo dentro del guante, como si con ello fuese a decirlo todo- no es educado prestarle mayor atención. La Codorniz- señaló el cartel- necesita su puerta despejada para trabajar, y esta gente necesita intimidad para discutir.

Hizo una señal con ambas manos, hacia el exterior, como si quisiese alejarlos con el aire que desplazaba al hacer el gesto. Les miró con gravedad, como una institutriz ante un alumno que ha cogido mal los cubiertos sobre la mesa, y sin más atención se volteó, esperando que aquella masa de espectadores de evaporase ante el peso de la razón y una mujer que, desde luego, lucía una autoridad por carisma superior incluso a la de la propia Emperatriz.

- Caballero- dijo a Godwin y sus graznidos de ego herido-, le pido que, como dice Dorian- señaló al tuerto con un ademán vago, suave, como si señalase un lienzo-, se serene- sonrió, afable, y se acercó a él un paz de pasos. Su voz irradiaba una contagiosa paz y armonía, propia de una entidad razonable y bien estructurada a nivel cerebral-. Comprendo su enojo, y sus circunstancias, pero ello no merece que pierda los estribos- una mano se deslizó en la distancia, como señalando al hombre de arriba a abajo-. Usted ha recibido una educación que muchos solo pueden soñar. Es una pena no lucirla cuando más le necesita.

Apaciguado el foco de discordia, rotó hasta encarar al pobre guardia al que le había tocado, sinceramente, comerse semejante marrón. Alice, componiendo una cara neutra pero empática, propia de quien se siente víctima de las circunstancias y no puede sino intentar que no llegue la sangre al río, habló.

- Vamos a ver, es un crío hambriento- dijo señalando al pequeño que se aferraba a Casssandra, pero sin dejar de mirar al guardia-. Asumiendo que lo haya hecho, cualquiera en su situación hubiese hecho lo mismo- ensombreció su rostro, bajando ligeramente la cabeza, reforzando aquello como una muda pregunta. ¿Me equivoco, acaso?-. Hambre aparte, es sólo un niño. Ni tiene maldad ni es plenamente consciente del impacto de sus actos. Está educándose todavía.

Alzó las manos, pacífica, y echó a andar rumbo a Cassandra, pasando por el lado de Dorian. En lo que duró el darles la espalda al guardia y el noble, la mujer guiñó un ojo a la distinguida pareja de cabello blanco. Sonrió de medio lado. Se puso a la altura giró ciento ochenta grados, encarando al guardia y el noble desde el lado de Cassandra.

- Si le importa el contenido de su bolsa, yo correré con los gastos, si es que no puede devolverle lo robado- se ofreció la recién llegada, diplomática y despreocupándose de posesiones terrenales-. Sin embargo, asumo que alguien de su condición- señaló al hombre- no se preocupa verdaderamente por algo así. Le sobrarán bolsas- y sin embargo, Alice se mordió la lengua. Los nobles podían ser los más tacaños-. Sea comprensivo. Yo me encargaré del joven- concluyó como quien se sabe mas capacitada para la tarea-. No pierda su tiempo con discusiones furibundas que no le aportan nada más que un día amargo.

Y le invito amablemente con un cabeceo a que se marchase en pos de algo más agradable. Esperó a que el hombre se deshiciese también como la niebla ante el sol y, tras ello, miró al guardia encogiéndose de hombros y pegando un cabeceo calle abajo. Como quien invita a alguien a relevarle en una tarea haciéndole un favor de forma desinteresada. Algo similar a "ya me encargo yo, hombre, no cargue usted con tonterías".

Tras ello se giró y, simplemente, sonrió a la pareja Un sincero "El placer ha sido mío" amaneció en su rostro. Alice pecaba de saber demasiado, y lucía una confianza abrumadora en su capacidad para dirigirse a los demás, sin embargo, si bien no lo ocultaba, a sabiendas de que no era algo necesariamente malo, sí había implícito en la mueca de su rostro un profundo sentimiento de desinterés por las circunstancias. Ni le importaba el robo, ni le importaba hablar en público delante de personas que no iba a volver en su vida, ni le importaba haber cortado la situación.

- Si no tienen prisa, quisiera compensarles este mal trago- dijo sin más con una voz alegre y vital, cargada de buenas intenciones-. A los tres. Sería un honor, Dorian y compañía, ser yo quien les invite a comer. Y al pequeñín no le vendría mal, ¿eh?- terminó dedicando una encantadora sonrisa al ladrón con cien años de perdón.


Liderazgo 587 (Zen). Persuasión 471 (Zen). Estilo 387 (Inhumano).

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03/12/2013, 16:00
Narrador

La muchedumbre reunida se abrió como los pétalos de una flor, meras hierbas apartadas por la arrolladora presencia de la joven de pelo negro: hasta los aristócratas más recalcitrantes parecían sentir en ella el abrumador peso de la auténtica autoridad, algo que sólo un auténtico miembro de la realeza podría mostrar. Los nobles le abrieron camino con reverencia, y los de voluntad débil se inclinaron como si el mismísimo Lucanor hubiese aparecido ante ellos.

Bastaron las despreocupadas indicaciones de chica para que la multitud se disolviese a una velocidad pasmosa. La mayoría murmuraba lo honrados que se sentían de complacerla, como temiendo que aquella princesa se enfureciese si tardaban demasiado en obedecerla, y alguno de los más viejos y marciales ejecutaron un breve y oxidado saludo militar antes de abandonar el lugar.

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03/12/2013, 16:20
Godwin Hardford

El propio noble que tan alto había exigido la cabeza del niño pareció conmocionado: donde las palabras de Dorian apenas habían aplacado su rabia, las de la joven morena le habían aturdido y desarmado- P-Por supuesto -farfulló como un cachorro panza arriba- No será necesario que pague nada, su ilustrísima... ya ni me acuerdo de lo que llevaba en la bolsa -intentó reír con despreocupación, pero sólo consiguió un jadeo nervioso.

Sólo ha sido una chiquillada, sí... -continuó vacilante, intentando aguantar ante la majestuosa presencia de la chica. Aguantó varios segundos, como una vela que se niega a derretirse, pero finalmente se excusó con torpeza y corrió a encargarse de asuntos de extrema urgencia.

El guardia, que había pasado de ser mangoneado por el noble a estar en las implacables manos de la joven, terminó por inclinarse entre el chirriar de su pesada armadura, y no tardó en reemprender su ronda como si nada hubiese pasado.

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03/12/2013, 21:17
Iwan

Iwan sonrió a Nüll cuando mencionó que le confundían con un leproso.

- La verdad, señor Nüll yo tampoco sabría diferenciarlos.- dice observando las vendas que envolvían al hombre.

Iba a seguir hablando cuando la joven les interrumpió contándoles acerca de una leyenda. Los ojos de Iwan se abrieron algo, y en seguida se mostró interesado e ilusionado.

-Señorita Martius, -dijo asintiendo y dejando un breve segundo antes de proseguir.- yo soy Iwan. Y, sinceramente, desconozco ahora mismo si los señores nobles están interesados en las leyendas.- dijo antes de apoyarse el mentón en la mano, apoyándo el brazo encima de la mesa.- Pero yo estoy muy interesado en escuchar esas leyendas. Quizá si se de que tratan las leyendas pueda aconsejaros mejor sobre quién pudiese estar interesado en ellas. Tampoco puedo llevaros ante un noble sin saber que lo que tenéis que decir es merecedor del tiempo de un noble.

La mirada de Iwan se desvía algo hacia Nüll. Se preguntaba si el hombre había estado con ellos lo suficiente como para saber de qué se trataba. Sin duda, esa leyenda despertaba interés en Iwan, pero si era tan valiosa como para recurrir a un noble, se preguntaba si la mujer se lo contaría tan fácilmente. Pero de otra manera, tenía las manos atadas, no debería permitirles que se presentasen ante un noble, no de parte suya si no conocía el valor de esa supuesta leyenda o su reputación descendería.

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03/12/2013, 22:09
Paris

Paris parecía de acuerdo con las preocupaciones de Cristophe. En efecto, aquel era un material muy raro y caro, al artífice tampoco le gustaría que sus inversiones fuesen robadas por cualquier truhán. 

- No se preocupe, señor Courtois. El mero hecho de poder construir esto ya es suficiente recompensa para nosotros. 

Aunque Paris no sabía si relamente Sol Negro dispondría de poder suficiente para asaltar la Forja Arcana en caso de que algo quedase allí, decidió que lo mejor era no tentar a la suerte. Ser honrado tenía sus ventajas. 

Seguía preguntándose para qué querrían tal cantidad de material, y entonces vio los dibujos que Cristophe les mostraba. 

- Un... 

Dragón. Se veían muy pocos últimamente, por no decir ninguno. Ni siquiera todos los más sabios ocultistas habían tenido oportunidad en su vida de ver uno... con vida.

Era evidente. Sol Negro tendría un nuevo juguete y quería que Paris y Helena le forjasen una armadura apropiada. Más allá de las maravillosas protecciones que ya le proporcionaría el metal estelar por sí mismo, Sol Negro deseaba proporcionarle aún más poder a su mascota. 

- Entiendo las necesidades de su organización, señor Curtois. Tenga por seguro que mi mujer y yo haremos lo posible por convertir este trozo de metal en un bastión inexpugnable para su nueva adquisición. Pero antes de retirarnos, dos consideraciones. Un artefacto de tamaño poder requerirá mucha energía de alta presencia existencial. Mi mujer y yo vamos a tener que ir en busca de materia prima apropiada para otorgar todo el poder que necesitan a la armadura. Por eso puede que tardemos un poco más que esos tres meses. Tengan en cuenta que un proyecto de estas proporciones exige un poder acorde, y no me permitiría forjar una armadura arcana con lo mejor de mi reserva personal. Sino con algo más poderoso y único.

Sí, por desgracia Paris no tenía entre sus pertenencias materia prima de alto poder existencial. Resultaba escasa. 

- Y segundo. ¿Están seguros de que van a poder controlar al dragón? Si mi mujer y yo otorgamos una protección de alto nivel a un ser, ya de por sí, increíblemente poderoso... Puede que si las cosas se vuelven en su contra no puedan derrotarle. ¿No les interesaría algún tipo de mecanismo o seguridad que les permitiese desactivar la armadura o algo parecido? Por supuesto sería un alto secreto únicamente conocido por quienes tuvieran la potestad en su organización, pero al mismo tiempo un punto débil explotable por un posible enemigo. Ustedes deberían decidir si optar por la precaución, en el caso de que el sistema que empleen para controlar al dragón no sea lo suficientemente eficiente. 

Se cruzó de brazos, pensativo. Valoraba todos y cada uno de los detalles de aquel enorme trabajo que se les echaba encima.

- Además deberían proporcionarnos toda la información que tuviesen del espécimen. Ya sea las medidas que esperan que tenga, aunque yo opino que dado que, según sus palabras, la criatura está por venir, deberíamos forjar una armadura apta para un dragón joven. O mejor, una que pueda adaptarse a su morfología a medida que crezca. Aunque eso lleva miles de años... 

Y Paris no sabía si sus artefactos podían durar tanto.

- Y el elemento al que será afín la criatura. Eso abre un punto débil en la misma que podríamos contrarrestar con la armadura. Por ejemplo, los dragones de hielo son vulnerables al fuego, no sé si me explico.

Suponía que sí, era un concepto muy básico.

- Estamos encantados de realizar este trabajo, y queremos hacerlo lo mejor posible. Por eso le pido que, por favor, no escatimen en la información que nos puedan proporcionar. Así como que sean permisivos respecto al tiempo y esfuerzo que nos va a constar encontrar componentes necesarios para otorgar los poderes a tan magnífica armadura. 

Paris estaba convencido de que la armadura no sería un problema. Apenas un reto aceptable para la prodigiosa capacidad de su mujer de moldear la materia a su antojo. Pero otorgar a la misma propiedades místicas de tal calibre iba a requerir que él, que presumía de unos conocimientos bastos y superiores a la media, repasase la biblioteca de su maestro en busca de nuevas fórmulas y rituales avanzados. 

- Creo que no me dejo nada. ¿Algo que añadir, mi amor?

Solicitó la ayuda de su Helena, que siempre estaba ahí a su lado, apoyándole. Paris tenía muchas cosas en la cabeza, por lo que solía ponerse a divagar. Helena era más directa en sus intenciones y aportaciones a las conversaciones, lo cual ayudaba a recordar lo importante.

Se complementaban.

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03/12/2013, 23:09
Nüll

- Eso, historiador. Disculpa -respondió Nüll ante la correción de Selah. Aunque de todos modos, el contar historias era lo que el anciano había acordado con el posadero, y por lo que él sabía la profesiónd e historiador no se limitaba a eso.

Cuando Iwan dijo lo de que no sabía diferenciarlo tampoco de un leproso, Nüll hizo rodar los ojos ante aquel comentario, pero no le dio mas importancia.

- Por otra parte, el buen posadero nos ha dicho que los nobles aquí son un poco... como decirlo... "caprichosos". ¿Hay algo sobre este pueblo que sea importante saber?

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03/12/2013, 23:40
Iwan

Iwan empezó a asentir cuando la palabra caprichoso salió de la boca de Nüll. Si, la verdad es que eran un poco puntillosos y de demasiada buena vida.

-Sí, se podría decir que razón no le falta.- contestó a Nüll- Eso depende de lo que quieras de este pueblo.-dijo con una sonrisa.- Supongo... que siendo un simple escolta no debe haber mucho interesante en este sencillo pueblo. Quizá los nobles busquen algún guardia más, aunque debería asegurarme. Aunque si eres algo mas que un escolta...- le dijo con una mirada suspicaz- Puedo intentar guiarte en lo que busques.

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04/12/2013, 01:49
Nüll

- No, simplemente quería saber si hay algo con lo que tener cuidado. Alguna criatura en particular que haya por aquí cerca... o algún tipo de ley o norma a tener en cuenta.

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04/12/2013, 11:51
Helena

Conque protecciones mágicas ¿eh?, en cualquiera caso, Helena no era la clase de persona que huía con un material valioso. Quizá no fuera capaz de crear metal estelar de la nada - como hacía con casi todos los materiales existentes en Gaïa -, pero no era una ladrona... y que siquiera se les pasara por la cabeza que podrían querer apoderarse de aquel material y lo inundaran de protecciones por ello, le parecía una enorme falta de respecto, aunque no lo demostró en ningún momento. Helena siguió luciendo aquella sonrisa que mantuvo tiempo atrás, intentando hacer ver que nada le rondaba por la cabeza.

 

No se preocupe, señor Courtois. El mero hecho de poder construir esto ya es suficiente recompensa para nosotros.- Aquellas palabras de su marido le hicieron borrar momentáneamente la sonrisa de su rostro.

 

- Cariño, a mí también me hace ilusión ser quien forje lo que quiera que sea que vayamos a hacer... Pero te recuerdo que no vivimos del aire, mi amor. Espero que más adelante podamos hablar de nuestros honorarios, amigo.- Con aquella última frase, se volvió a dibujar aquella sonrisa en su rostro, y su mirada se posó en el Mercader.

Por un momento, cuando Christophe sacó los planos, Helena se sorprendió... ¿Un dragón? ¿En serio?. Nunca había visto uno, y si lo había hecho se le había olvidado - Lo cual tampoco sería una novedad -, pero... ¿Forjarle una armadura a un dragón? Sería realmente divertido, un reto como pocos. Había construido cosas grandes, entre ellas la mismísima Forja Arcana, pero una construcción no tenía ni por asomo la complejidad de aquello... En aquel momento fue cuando Helena empezó a ilusionarse.

Escuchó con atención a todas y cada una de las preguntas de su marido...

-Ay ¡que listo que es! .- Pensó para sí misma -. Menos mal que le tengo a él, si no miles de preguntas se me quedarían en el tintero... y acabaría haciendo una chapuza.- Agarró bien el brazo de Paris. Le miró mientras éste se dirigía a Christophe, y posó su cabeza en el hombro del conjurador, se la notaba enamorada.

Todas, absolutamente todas las preguntas realizadas por Paris, parecían dirigidas a crear la perfecta armadura, una protección inexpugnable. El ocultista sabía de sobra lo que se hacía, aunque a veces se fuera por las ramas y se le olvidaran cosas muy concretas... aunque en aquella ocasión había acertado de pleno. Solo una duda asaltó la mente de Helena.

- Si, solo una cosa. En aras de crear la protección perfecta y con la mayor cantidad de añadidos posible... ¿No sería una mejor idea dar propiedades mágicas a cada parte de la armadura por separado? .- Preguntó haciendo bailar su mirada entre Christophe y Paris -. Me explico. Crear la armadura no será un problema, de hecho, podría hacerlo ahora mismo con los ojos cerrados si quisiera... .- Se concentró un momento y la mesa que hacía unos instantes se había roto en pedazos se volvió a reconstruir en un emplazamiento libre y cercano de la sala... Sonrió -. Pero a la hora de darle las propiedades mágicas que requiere una invulnerabilidad como la que pretenden... es mucho más complicado que eso. Si pudiéramos hacer de cada parte de la armadura un artefacto poderoso, al juntarlos todos sería, como decirlo...- Pasó su lengua por sus carnosos labios y mordió el inferior casi lascivamente -. Sublime. ¿No creéis?.

Volvió a apoyar su cabeza en el hombro de Paris y esperó con ansia la respuesta de Christophe a el bombardeo de preguntas que se le habían hecho.

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05/12/2013, 23:15
Randie Mysh'

Viorica se dio la vuelta y entró en su hogar, dejando la puerta abierta tras ella, en una clara invitación que se añadía a la específicamente dictada por ella misma, momentos atrás. Aún así la pregunta que ella había lanzado al aire seguía retumbando en la mente de Randie: ¿Y quién iba a ser si no?

- Pues, cualquiera. - le retransmitió a su hermano, mediante el enlace que este mantenía entre los dos - Alguien que se hace pasar por una tía que no hemos visto nunca, con la facilidad que le otorga ese hecho, y que nos prepara una trampa pasado ese pasillo tan acogedor.

No es que realmente lo creyera, pero dejó escapar el pensamiento con un tono sarcástico. La "respuesta" que había dado no era nada esclarecedora, del estilo que se suelen usar en las obras de teatro para acallar al héroe y que no sospeche nada, y poder aclararle más tarde, cuando la traición era patente, que jamás le mintió.

¿Por qué pensaba en obras de teatro? Demasiado tiempo estudiando las obras de Vel·lun durante el viaje, le habían llenado la cabeza de pájaros.

- Bueno, sería descortés no aceptar.

Se encogió de hombros y miró a sus dos compañeros, antes de adentrarse en la casa de "Viorica"

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06/12/2013, 23:34
Iwan

-Criaturas? Peligrosas? - se sorprendió algo Iwan.- Qué quieres decir? Este es un pueblo muy tranquilo y las criaturas más peligrosas que te puedes encontrar son las ratas de campo. De eso ya se encargan nuestros queridos guardias.- dice con media sonrisa Iwan.- En cuanto a leyes o normas... Pues creo que en todos los lugares es aproximadamente igual... Mientras seas una buena persona y no hagas nada que vaya en contra de los intereses del pueblo, nadie va decirte nada. - Iwan se recuesta sobre el respaldo y mira intrigado a Nüll-Te has encontrado muchas criaturas? Me encantan las historias y con gusto convencería a Roland de que no eres ningún leproso si me contases alguna de tus historias. Pareces ser un hombre de mundo y a mí me encanta escuchar historias.

Iwan esperó impaciente a que Nüll aceptase su invitación y le contase alguna de sus aventuras, debía de ser emocionante viajar y encontrarse diferentes criaturas. Como serían esas criaturas? Osos enormes come-hombres, lobos sacados de los mismos avernos?

 

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07/12/2013, 01:22
Nüll

- Creeme, no quieres oir hablar de las criaturas que me he encontrado... -dijo recordando su huída de Terrasanta