Partida Rol por web

Lágrimas de Poder

Capítulo I - Génesis

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13/10/2013, 18:56
Halsten Ivarsson

¡...y se cayó! -un coro de risas acogió sus palabras, unas carcajadas tan falsas como estruendosas. El dinero podía alquilar muchas amistades, pero quizás a ese noble en concreto le habría ido mejor sin una sola moneda: su piel era delicada, sus rasgos finos y armoniosos, su boca... bueno, era innegable que rebosaba crueldad, pero eso era algo habitual entre los de su clase, y de todas maneras la rígida etiqueta solía disimularlo bastante bien.

O al menos, así era la mayoría del tiempo- ¡Esa estúpida se cayó del caballo en pleno galope!

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13/10/2013, 18:56
Narrador

La segunda oleada de risas retumbó con fuerza hasta donde se sentaba Alice, apenas unos metros más allá. Al dueño del café se le había ocurrido la -poco novedosa- estrategia de sacar algunas mesas a la calle, y ahora se pavoneaba como si hubiese diseñado personalmente todos los zepelines de Du'Lucart. Desde luego, y viendo su actual clientela, parecía que la idea hacía estragos entre los estamentos más indolentes, jóvenes adinerados que se limitaban a mofarse con saña de sus inferiores.

Puede que aquel rubio no estuviese tan mal, después de todo: era bien parecido, y una vez en la cama no necesitaría abrir esos bonitos labios. No para hablar, al menos.

La idea no hacía más que recordarle el motivo de su estancia allí, y eso era lo peor. Su madre sabía perfectamente que estaba con León, pero parecía empeñada en que sentara la cabeza "de verdad". No lo decía con esas palabras, claro, pero la había llamado a Du'Lucart para presentarle a un amigo, un devah de sangre ancestral. Y, aunque aún no lo había visto en persona, parecía evidente que ancestral también podría definir su edad.

La joven Payne se acomodó en su silla e intentó disfrutar del soleado día, pero aquellas pisadas se le clavaban con fuerza en los oídos. Sabía a quién pertenecían mucho antes de levantar la mirada. Apenas le había visto un par de veces, y de aquello hacía ya bastante tiempo, pero le resultaba imposible olvidarle...

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13/10/2013, 18:57
Narrador

2 años antes.

Los gritos les seguían mientras corrían entre aquellos siniestros árboles. Cada rama y raíz parecían saltar para ralentizar su huida, y no ayudaba el tener que arrastrar a media docena de chiquillos mientras las voces de los inquisidores se acercaban a marchas forzadas.

Jadear, saltar entre los retorcidos arbustos, avanzar. Alyce iba en cabeza, y a cada paso se giraba para comprobar que todos la seguían. Resultaba increíble pensar que aquello había empezado como una petición del Arconte para convencer a los Keuren. Un Arconte que ni siquiera estaba en su zona, y que sólo quería que la joven Payne utilizase un encanto que él no tenía para llevarse a los muchachos a Kanon. Allí estarían a salvo, aseguró, y sólo tenían que hacérselo ver.

Las primeras flechas empezaron a silbar en el aire. Era extremadamente raro ver a tantos inquisidores de Moth trabajando en equipo, pero la Hermandad parecía haber visto el enorme potencial de los seis hermanos y había decidido acabar con ellos a cualquier coste.

Nuevos proyectiles, y un grito que resonó con fuerza en el bosque.

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13/10/2013, 19:00
Nicole Keuren

¡Andrei! -la chica aulló el nombre de su hermano, intentando zafarse para ir en su ayuda. Era la mayor de seis huérfanos, pero sus pataleos apenas tenían efecto en el hombre que la sujetaba, y sus brazos parecían palillos golpeando una montaña. En Moth, comer todos los días resultaba un reto para la mayoría de aldeanos, y sólo había que verla para saber lo difícil que lo tenía una familia sin padres.

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13/10/2013, 19:00
Jarson Draig

¡Deja de revolverte, imbécil! -el Arconte la abofeteó con tal fuerza que sus dientes castañetearon y su cabeza cayó inerte hacia un lado. Sin perder tiempo, Jarson se cargó al hombro el cuerpo inconsciente de la joven y reemprendió la marcha- ¡Moveos! -ordenó con voz crispada. Apenas habían perdido unos instantes, pero los ruidos estaban cada vez más cerca.

Ni se te ocurra volver a buscarle -le advirtió entre dientes a Payne al pasar a su lado- Aunque consiguiésemos salvarle, sólo sería una carga en el futuro.

Por supuesto, tenía razón. Ella misma lo había visto, el gran Don que residía en el resto de los hermanos Keuren, un poder heredado de su sangre demoníaca. Había pasado mucho tiempo hablando con ellos de sus posibilidades para el futuro, imaginando las maravillas que podrían lograr; todos menos el débil Andrei, claro. Cuando la inquisición irrumpió en su pequeña granja, lo mejor que habían podido pensar para él era ser carne de investigación para la Gran Universidad. Y había sido idea del propio muchacho.

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14/10/2013, 19:00
Narrador

Cuenta la leyenda que un gran señor quería tener un hijo de su sangre y estirpe, más su mujer no podía concedérselo. Desesperado, viajó a los ardientes páramos del sur, dónde no crece nada y el fuego parece crepitar bajo el suelo. Allí vivía un extraño dragón, un ser errante que nunca mataba a los humanos que le buscaban.

Le llamó tres veces, y a la tercera el dragón se le apareció en forma de una bella mujer, de pelo ceniza y ojos como el sol. "¿Qué deseas?" le preguntó, y el hombre suplicó un heredero que continuara su estirpe. "Mi magia concederá aquello que más quieres, pero puede no ser lo que esperas". El noble, agradecido, le prometió al dragón que su descendiente construiría una ciudad en su honor.

Pasaron los años y el hijo de los señores creció fuerte pero extraño: las sombras parecían inclinarse a su paso, y grandes manadas de cuervos le seguían allá a donde fuera. Sus padres intentaron educarle correctamente, pero el poder de Malekith crecía y sólo la obsesión de levantar una gran metrópolis quedó arraigada en su mente.

Aterrado, el viejo noble regresó a los páramos y rogó de nuevo al dragón. "No permitas que destruya mi reino" fueron sus palabras, y éstas volvieron a ser escuchadas. Su hijo fue expulsado de sus tierras por la magia de aquella hermosa mujer, y desde entonces vaga por el mundo en busca de otro lugar donde edificar la ciudad que tanto desea.

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14/10/2013, 19:01
Narrador

             

El traqueteo del carromato les sacó de sus ensoñaciones. La espera era tan larga que algunos viajeros habían levantado improvisadas tiendas de campaña, pero por fin les tocaba el turno: los guardias de la puerta les examinarían minuciosamente, y si no les encontraban sospechosos podrían entrar en Brudge. Y no es que llevasen nada que pudiera considerarse prohibido, pero aquellos soldados se habían mostrado mucho más recelosos de lo normal al revisar a los mercaderes, casi como si esperaran hallar un arsenal oculto bajo cada cargamento.

Algo había tenido que ocurrir recientemente, y lo cierto es que en circunstancias normales quizás habrían preferido rodear una ciudad tan tensa como aquella y continuar su camino tranquilamente... pero ese día no. La tía Viorica les había llamado, y ellos acudían.

Para el observador inexperto, podría parecer desmedido que los gemelos Mysh' recorrieran miles de kilómetros -desde la lejana Alberia hasta el norte de Kanon- por la simple petición de un familiar, pero Viorica era especial. Siempre había podido ver cosas, retazos del futuro que se le mostraban claros como el día. A pesar de su extravagancia -resultaba impensable que una nómada zigeuner se instalase en una ciudad tan al sur- sus palabras siempre eran escuchadas con la más profunda atención, casi con reverencia. Si ella decía que era importante, entonces el viaje merecía la pena.

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14/10/2013, 19:06
Kornel Flech

La mirada del guardia en jefe resultaba, cuando menos, hostil. Sus ojos decían que ya conocía a los de su calaña, y que en vez de acercarse a su querida puerta debían estar alejándose de ella.

¿Que tenemos aquí? -ladró con sarcasmo, al tiempo que se adelantaba para interceptar el carromato de los Mysh'- ¿Venís a robar a Brudge? Nos sentimos honrados.

Con un gesto seco, el hombre indicó a uno de sus subalternos que revisase las pertenencias de Edrian y Randie- ¡Gustaw! -llamó a otro ayudante- Ve a avisar al capitán de lo que ocurre.

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14/10/2013, 19:07
Gustaw Adamski

¡Sí, señor! -Gustaw se cuadró de inmediato. Si él se iba sólo quedarían tres guardias al cargo de la puerta, pero parecían suficientes para controlar a los pocos que quedaban fuera de las murallas- Y, eh... ¿qué le digo exactamente, señor? -dudó antes de emprender la marcha, como queriendo asegurarse de lo que estaba pasando allí.

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14/10/2013, 19:08
Kornel Flech

¡Que la escoria zigeuner pretende entrar en su bonita ciudad, imbécil! -le gritó con rabia su superior. Desde luego no se trataba de simple disgusto, aquel hombre parecía sentir un desprecio absoluto hacia toda esa raza de maleantes de Moth. En cuanto el mensajero se hubo ido, se giró de inmediato para tenerlos controlados.

¿Y bien? -miró al encargado de la revisión, pero éste negó con la cabeza. Conteniendo su frustración, el furibundo teniente rechinó los dientes y se dirigió directamente a los gemelos- ¿Para qué habéis venido? ¿Qué se os ha perdido en Brudge?

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15/10/2013, 16:54
Narrador

La guardia nocturna apareció doblando la esquina, iluminados por los pesados faroles. Sus pisadas resonaban amenazantes en el silencio de la noche, pero pasaron a su lado sin dedicarles una mirada y no tardaron en irse por otro callejón.

La ciudad de Brudge, de día tan bulliciosa y agitada, mostraba ahora su lado más siniestro: las casas se apiñaban en la oscuridad, apenas iluminadas por las débiles estrellas, y los sonidos parecían contenidos, acechantes. Se estaban adentrando en la zona más vieja y pobre, un lugar donde podían acuchillarte por un par de cobres oxidados.

Y sin embargo, su destino estaba muy cerca. Hacía ya unos meses que su contacto Christophe se había trasladado a Brudge por motivos económicos, y desde entonces cerraban sus acuerdos en un antro llamado El Puñal Alegre. Por supuesto, ese día no sería exactamente así: Helena y Paris traían los artefactos que les había encargado el mercader, por lo que uno de los hombres de Courtois les estaría esperando en la taberna para guiarles al lugar de la transacción, un sitio mucho más discreto.

Las calles se fueron estrechando según avanzaban, como cerrándose sobre ellos. Un ruido repentino a su derecha, y luego... nada. Los edificios eran cada vez más y más ruinosos, una mera sombra de las grandes estructuras del centro, o de los sólidos astilleros que se alzaban en la parte costera. Según pasaban las intrincadas callejuelas, los pocos que se cruzaban en su camino les miraban con creciente desesperación, casi con ansia.

Pero, cuando estaban a sólo un giro de poder ver el punto de encuentro, algo cambió. Los ojos que los vigilaban ya no parecían esperar una oportunidad para asaltarles, se habían vuelto mucho más... marciales, casi disciplinados.

- Tiradas (6)
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15/10/2013, 16:58
Samuel Vitale

Un joven armado salió del callejón a su espalda, cortándoles la retirada- ¡Quietos! -gritó, mientras alzaba su espada frente a él. La voz era firme, y pese a su corta edad parecía bien entrenado en el uso de las armas: la postura, sus pies dispuestos en la desgastada piedra del suelo… aquello estaba muy lejos de cualquier ladrón callejero- En el nombre de nuestro Señor, preparaos para s…

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15/10/2013, 16:59
Marcus Yorath

Vitale -otro hombre había aparecido, esta vez delante de ellos, y su simple voz bastó para acallar al primero- Lo siento, el chico es mi guardián y está un poco tenso -se disculpó con una inquietante sonrisa. Era mucho más viejo que su compañero, y vestía una intrincada pero funcional armadura de placas; no llevaba ninguna cruz visible, ni al cuello ni cosida a la ropa, pero el Legislador de su cintura anunciaba a gritos su condición de inquisidor.

Es muy raro ver a una pareja como vosotros en esta zona de la ciudad -abrió los brazos, como para abarcar a Paris y Helena, y después miró significativamente a un harapiento mendigo que se tambaleaba al fondo de la calle- ¿Habéis venido por aquí otras veces? Si es así quizás podáis ayudarnos -el rostro mantenía la amabilidad, pero su mirada les seguía con detenimiento- Estamos buscando El Puñal Alegre.

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15/10/2013, 17:05
Narrador

El hombre mayor parecía albergar una increíble capacidad para ocultar sus energías arcanas, pero estando tan cerca era posible sentirlo: al contrario que su joven compañero -que no tenía poder alguno-, él poseía un Don realmente fuerte. Hasta podría haberle resultado un reto hace seis o siete años.

El Legislador, en cambio, era decepcionantemente débil. Como maestro artífice, a Paris le resultaba muy fácil juzgar esas cosas, y desde luego aquel arma parecía una auténtica chapuza.

- Tiradas (1)
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16/10/2013, 18:26
Narrador

El callejón les golpeó como una maza: en una ciudad de orden y tecnología como Du'Lucart, parecía un regreso a otra época, una ilusión de eras pasadas. Era una herida de color en aquella inmaculada urbe, con sus paredes forradas de puestos destartalados y sus insólitas mercancías. Hermosas vidrieras, alfombras de lugares lejanos, sospechosos grimorios, frutas de todos los colores y formas imaginables... una amalgama de tonalidades en completo caos, y en la que sólo podían fiarse de su envejecido guía.

Los gemelos Arganan habían viajado por todo el mundo, visto ruinas de antiguos imperios y monumentos al más innovador progreso, se habían adentrado en profundas selvas y cruzado estepas heladas, pero rincones como aquel todavía despertaban algo en su interior.

Tenían bastantes esperanzas puestas en Du'Lucart, la ciudad de la ciencia, un sitio donde quizás podrían encontrar lo que les guiaba más allá de la curiosidad, donde hallar algún sabio que pudiera traer de vuelta el alma de sus difuntos padres. Y su objetivo estaba tan cerca... aquel anciano parecía enviado por el destino, un simple mendigo que conocía los entresijos de la urbe y que podía llevarles ante aquello que buscaban.

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16/10/2013, 18:46
Klaus

No se paren -les advirtió con voz cascada- La mitad de esas brujas no saben ni qué hierbas están vendiendo. Podrían darles hierbamala para el té y no se darían ni cuenta, se lo digo yo.

El abuelo avanzó con paso renqueante por entre las tiendas que abarrotaban ambos lados del callejón- Y eso sin hablar de las alfombras... sí, las alfombras... ahora para allá.

A pesar de su andar fatigado, el viejo les guió con firmeza hasta una puerta que se agazapaba en lo más profundo del callejón. Su superficie estaba completamente cubierta de runas extrañas, símbolos que los hermanos Arganan ya habían visto antes...

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16/10/2013, 18:52
Narrador

             

La lluvia caía con fuerza sobre ellos, resbalando por la sólida piedra del monolito. Era lo que habían estado buscando en mitad del bosque, y las antiguas escrituras talladas en él resultaban aún más sobrecogedoras de lo que decían los rumores. De hecho, refulgían con un extraño poder, una energía hipnótica y misteriosa. Dorian estiró la mano para tocarlas y luego... el fuego lo inundó todo.

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16/10/2013, 18:53
Klaus

Aquel había sido un día peligroso pero productivo, y todavía podían recordarlo con la nitidez de un cielo sin nubes. Esos símbolos volvían a mostrarse ante ellos y, aunque parecían algo distintos a la vez anterior, también brillaban con una leve aura arcana.

Todo el mundo sabe quién vive ahí -aseguró el mendigo con cierto nerviosismo- Pero desde lo que le pasó al pobre Ben... bueno, ya nadie llama a su puerta -su voz bajó dos octavas al rememorar el trágico suceso, pero enseguida se recuperó lo suficiente como para tender la mano en busca de su paga- Se dice que tiene cien demonios a su servicio, y que puede maldecirte a mil leguas de distancia...

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16/10/2013, 19:00
Narrador

El poder que emanaba de la puerta era evidente, y Dorian pudo sentir que había alguna clase de hechizo o trampa arcana lista para saltar en cuanto alguien la tocase.

Sin embargo, no fue eso lo único que llamó su atención: aunque apagado, podía notar que al otro lado de la gruesa madera había un ser creado con magia, una pequeña criatura que despedía energías nigrománticas muy tenues.

- Tiradas (1)
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16/10/2013, 19:42
Narrador

Hace mucho tiempo, cuando el hombre era sólo una raza más, nació entre los elegantes Oscuros un guerrero sin parangón. Fue llamado Pesadilla por sus iguales, pues a su alrededor surgían sombras y los mismos dioses parecían temerle. En aquella época de guerra, cuando la Luz y Oscuridad luchaban sin descanso, él inclinó la balanza hacia su favor. Era un guerrero que batallaba con susurros. Un guerrero al que las propias tinieblas obedecían.

La fama de Noah -pues así se llamaba realmente- fue extendiéndose como el fuego en verano, y llegó un momento en que perdió la conciencia de sí mismo. Había matado a tantos seres, que su vida era un simple ciclo de sangre y dolor, sin principio ni final.

Pero, como suele ocurrir en las historias, un día encontró a una misteriosa joven, una mujer de pelo ceniza y ojos como el oro bruñido. Se llamaba Manah, y su sola presencia calmaba el alma herida de Noah. Ambos fueron felices durante mucho tiempo, un remanso de paz que únicamente ellos pudieron disfrutar, y que terminó en el momento en que ella quedó embarazada.

El parto fue muy difícil, y su querida hija murió a las pocas semanas de nacer. Se dice que Manah desapareció consumida por la pena, y que Noah se arrancó el corazón como ofrenda a un dios antiguo... un ente que salvó el alma de la niña a cambio del sacrificio del padre.

Y cuenta la leyenda que, desde entonces, la hija vaga por el mundo como un espíritu errante, aguardando el momento en que pueda reencarnarse y reunirse con su madre, que la espera en algún lug...