Partida Rol por web

Lágrimas de Poder

Capítulo I - Génesis

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20/10/2013, 14:26
Arden Hertz

¡Alto! -les ordenó el jefe del destacamento apenas se acercaron lo suficiente. Era un hombre relativamente joven para estar en un cargo de responsabilidad, pero sus cicatrices y su dura apariencia suplían con creces la presencia que otros mandos del ejército sólo podían obtener de su avanzada edad.

¿Qué tenemos aquí? -se burló- ¿Éstos son los viajeros que han preocupado a nuestro superior? -los hombres que le acompañaban corearon su ocurrencia con bruscas carcajadas, pero no soltaron sus armas ni bajaron la guardia. Después de todo, eran profesionales.

Lo cierto es que no quisiera perder tiempo con vosotros, pero al jefe le ha parecido sospechoso que abandonarais el camino según nos veíais acercarnos -el soldado se encogió de hombros- Si fueseis traidores, espías o bandidos debería apresaros y llevaros hasta las celdas de Bendeck, pero por suerte tenéis una manera muy sencilla de demostrar vuestra inocencia.

Sonrió con cierta malicia- Un ciudadano leal de Kanon paga sus impuestos y abastece al ejército en momentos de necesidad, así que aceptaré vuestro donativo de cinco monedas de oro y después informaré de lo fieles que sois al principado.

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20/10/2013, 14:34
Sven

Por supuesto, señor -murmuró complacido el mercader. Para haberle ordenado que le sirviese la mercancía en silencio empezaba bastante mal, pero lo cierto es que no dijo nada más mientras seleccionaba los utensilios que había pedido Koft y los iba metiendo en un saquillo de tela fina.

El metódico trabajo del hombre le dio tiempo a Koft para aclarar un poco sus ideas: apenas se acordaba del nombre de la posada, pero sabía que se encontraba a apenas tres calles de distancia, y no dudaba que reconocería su cuidada puerta de roble. Era difícil encontrar detalles como esos, pues en la mayoría de locales sólo se preocupaban de que la madera fuese lo más gruesa posible, y no de la apariencia de ésta.

Será tres monedas de plata, señor, y le aseguro que lo valen -le informó de pronto el comerciante. Parecía que sólo había pasado un instante, pero su compra ya estaba preparada en la mesa que hacía de expositor. Sin necesidad de escudriñar al creciente gentío, Koft supo de inmediato que su perseguidor seguía vigilándole, como esperando el momento propicio. Por cómo le había seguido hasta ahora y la paciencia que estaba demostrando, parecía un auténtico profesional.

Notas de juego

Los jugadores podéis poner vuestros pensamientos en cursiva, sólo os comenté que yo como director usaría la cursiva para otras cosas (lo de los flashback y demás).

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20/10/2013, 15:10
Nüll

- Como no... La justicia es siempre para el que pueda pagarla, ¿hmm?

Podía cuestionarle mas cosas, como por ejemplo si de verdad fuesen espías o bandidos les estaría dejando pasar a cambio de un "donativo", lo que evidentemente sería aceptar un soborno del enemigo y traición a Kanon, o si tenía esa potestad como "recaudador de impuestos" o solo era un robo encubierto. Pero había pasado el suficiente tiempo como mercenario como para saber como tratar con soldados; si estaban enfadados o bravucones, eran inmunes a todo lo que les hiciera pensar. Además, prefería ahorrarles problemas al anciano y la muchacha (y a si mismo también), así que echó mano de la bolsa y sacó seis monedas de oro. Espoleó al caballo para que lo acercase al oficial que acababa de hablar y se las entregó

- Tomad, seis monedas para que os pagueis una ronda a la salud de Kanon; supongo que eso será suficiente para demostrar nuestra lealtad. Y ahora, si podemos continuar con nuestro camino...

 

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20/10/2013, 17:28
Alice Payne

- Estoy casada- respondió suave y remisa en su susurro juguetón, a voz forzada para darle una connotación más grave a la usual de Alice pero más propia de una nórdica Daevar. Sonrió ampliamente y reaccionó.

Sacudió el cuerpo en un movimiento circular, girando sobre si misma como una peonza, y se deslizó bajo una de las piernas del Inquisidor ante el eco de las hojas en sus oídos. Movió su cabeza bajo el brazo que sostenía la boca de Andrei y se situó sobre el joven semi-demonio, retornando a su posición original, solo que al lado del Inquisidor. Echó un vistazo en el acto a la ballesta de mano y al Legislador del mismo, tomando en mente el pomo del arma cristiana a falta de ver su filo en tono el esplendor que era capaz. Bastó un vistazo fugaz para que su conocimiento de lo Arcano intentase regalarle más que briznas de información sobre el arma sagrada.

Pese a todo, Alice estaba satisfecha. La situación era delicada, pero había salido relativamente bien. No podía arriesgarse a delatar al Inquisidor ante sus compañeros, no por ella, sino por él. Pese a que seguía siendo un Inquisidor, desconocía lo aviesas o bienaventuradas que eran sus intenciones, y si algo sabía Alice, es que en toda casa se crían cuervos que le sacan los ojos a sus dueños, y que no es oro todo lo que reluce. Menos, teniendo a León por marido.

- Y me gusta estar encima- añadió provocativa, y no de forma sexual, sino desafiante.

Tenía al joven a salvo, al menos por el momento. Consciente, y al parecer, libre de amenazas inminentes a su vida. Sólo le quedaba devolverlo al grupo y prepararse para escapar de allí definitivamente. Sí, vale, era plenamente consciente de lo que implicaban aquellas nuevas circunstancias para con el Inquisidor del Crepúsculo, y lo que podía implicar a mayores, pero no tenía tiempo para jugar a "Marido y Mujer discutiendo por el Hijo". Tenía que priorizar, y era prioridad ahorrarle a mayores problemas al Arconte y al resto de los críos semi-demoníacos.

Así pues, chispó su cerebro en pos de cuál sería su último paso. Sería rápido, eso seguro.

La reacción no se hizo esperar, y Alice, pese al silencio y la posición, descargó una célere ráfaga de tres patadas sobre el cuerpo del Inquisidor, sin plantearse cómo o a dónde iban dirigidas más allá de mantener el mutismo en los segundos. Buscó sus golpes en zonas que no revelasen un sonido sordo al aire, tratando de impactar bajo el sudario del silencio. Salvo que esquivase, en cuyo caso atinaría al aire en cada una de esas tres centellas, probablemente ni siquiera Alice fuese capaz de oír sus propios golpes.

Cuando terminó, una sonrisa satisfecha, ligeramente satírica, amaneció bajo su capa. Había disfrutado de aquello bastante, y es que la oportunidad de pegarle una pequeña ráfaga de golpes a quien te acaba de tirar al suelo y ponerse sobre ti siempre resulta de lo más gratificante, como si de una pequeña reprimenda se tratase. Como si Alice estuviese demasiado acostumbrada a llevar la iniciativa en horizontal.

Aferró al terminar en la palma de su mano el virote que amenazó la vida de Andrei, y simplemente, siguió adelante con lo que viniese a continuación. Aquello estaba más o menos hecho.

- Tiradas (2)
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20/10/2013, 17:39
Marcus Yorath

El inquisidor asintió comprensivo- Me imaginaba algo así, disculpadme si me he sobrepasado -volvió a pedir perdón mientras hacía una seña para contener a su compañero, que parecía a punto de desenvainar. No se mostraba molesto o decepcionado por no haber encontrado nada sospechoso, y su rostro mantenía la misma calma que al principio.

No será ningún problema indicarles el camino -dijo mientras señalaba una calle lateral, cuya dirección les alejaría del Puñal Alegre- Si continúan por allí no tardaran en llegar a la zona de los astilleros, y una vez en la avenida principal estoy seguro de que les será fácil volver a su residencia.

La armadura de placas resonó cuando bajó el brazo, y por un instante eterno pareció que ya no añadiría nada más, que dejaría que la pareja de artífices continuase libremente... pero no fue así- He de decir que vuestra esposa tiene un anillo completamente único -la halagó mientras desviaba su mirada hacia ella- Se podría decir que brilla casi tanto como las estrellas. De hecho, me recuerda a un antiguo poema que leí hace mucho:

Prabhu jādukarī ēra garbha śukanō
ēbaṁ beget ārō śiśudēra dēbēna nā.

Āpanāra śarīrēra abhiśapta haẏa
ēbaṁ andhakāra bēśi santāna garbhē dhāraṇa karā sambhaba naẏa.

Demonic ēbaṁ manda banśa āja
rātē śēṣa haẏa tāra...

- Tiradas (2)
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20/10/2013, 17:40
Narrador

La grave voz del inquisidor pronunciaba palabras en un lenguaje antiguo y arcano, un idioma que para Paris era casi como su lengua materna:

Señor, seca el vientre de la bruja
y no permitas que engendre más hijos.

Que su cuerpo quede maldito
y no pueda concebir más vástagos de las tinieblas.

Líbranos de su simiente demoníaca
y que su linaje...

Tampoco le resultaba difícil notar como el zeon empezaba a acumularse en el cuerpo de aquel siervo de Dios, una energía que parecía destinaba a alimentar un poderoso sortilegio.

- Tiradas (1)
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20/10/2013, 17:41
Narrador

La grave voz del inquisidor pronunciaba palabras en un lenguaje antiguo y arcano, un idioma que Helena había escuchado bastantes veces cuando trabajaba con su maestro, y del que podía entender algunas palabras:

... seca ... la bruja,
... hijos.

... maldito,
... concebir ...

Líbranos ...,
... linaje ...

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20/10/2013, 17:41
Samuel Vitale

¡Son ellos, tienen que ser ellos! *Un hombre cubierto con una capucha* Dijo que serían una pareja bien vestida, son ellos...

*Levantando la espada y atacando a Paris con un tajo vertical, que cae herido de muerte al suelo. Helena intenta usar sus embrujos sobre él, pero su magia es demasiado lenta y no tarda en ser atravesada*

Podría acabar con ellos en un instante, si Marcus no se interpusiera *su arma acabando también con el inquisidor* No podemos fiarnos de sus palabras, ¡hay que atacar ahora!

*Una finta hacia la derecha, engañando a Paris para después descargar su espada en un movimiento oblicuo*

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20/10/2013, 17:41
Marcus Yorath

La mitad de los nobles llevan baratijas arcanas sin saberlo, no podemos precipitarnos en esto *deshonrado frente a sus iguales, siendo relegado de su cargo por acabar con dos nobles muy influyentes* Si muestran conocimiento del Puñal Alegre tendremos indicios suficientes para apresarlos.

*Varios altos señores en alta sucesión, todos mostrándose airados y arrogantes* Su reacción no parece sospechosa, y el camino más rápido hacia el centro pasa por lo muelles. Primero por esa calle, y luego a la derecha.

-Mente dudando entre dos posibilidades, cambiando de opinión a toda velocidad-

*Un importante eclesiástico furioso* He de asegurarme, no puedo dejarles ir sin más, me juego demasiado.

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20/10/2013, 21:09
Narrador

Las palabras del anciano no andaba del todo desencaminada y, tras su historia del pobre Ben, Dorian pudo mirar las intrincadas runas y Ver. Al parecer los escritos no eran más que un pequeño ritual, unas fórmulas mágicas destinadas a fijar mejor el hechizo que realmente se agazapaba en aquella puerta: si alguien la tocaba, una potente nube de ácido sería convocada sobre el incauto, derritiendo su cuerpo y pertenencias en apenas unos instantes.

Naturalmente, aquel nivel de poder no era suficiente para matar a los hermanos Arganan -ni siquiera alcanzándoles de lleno- pero se trataba de algo que podía dejarles feas y desagradables heridas, daños bastante graves que podían tardar mucho tiempo en sanarse.

Su detallado escrutinio también le reveló algo que le había pasado desapercibido la primera vez: no había ningún cerrojo, y aquella puerta permanecía sellada únicamente por obra de un hechizo menor. Si la magia desaparecía, se abriría de par en par sin necesidad de empujarla siquiera.

- Tiradas (1)
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21/10/2013, 01:41
Koft Vanderspeigle
Sólo para el director

De alguna forma empezaba a remitir el dolor en el pecho, pero el dolor del cráneo se había expandido hasta la sien y empezaba a ser insoportable. Cerró los ojos un momento e inspiró y expiró profundamente como había hecho tantas veces para recuperar la calma y permanecer concentrado. 

No podía dejarse incomodar por un estúpido dolor de cabeza. Sacó una abultada bolsa de monedas y de ella extrajo cuatro monedas de plata. Se las tendió al comerciante a cambio del saquillo de tela con lo que había pedido. Por las molestias. - agregó y volvió a guardar la bolsa bajo su abrigo.

Sin más preámbulos salió del establecimiento para dirigirse, sin prisa pero sin pausa a la posada. Sin lugar a dudas necesitaba descansar o la cabeza empezaría darle vueltas como la última vez, que incluso le hizo caerse del caballo. - por suerte no había nadie en los alrededores. Me podían haber rebanado el pescuezo sin ofrecer resistencia. 

Le preocupaba más su estado actual de salud que la posibilidad de que el que le siguiera intentara robarle. Solo un momento le bastó para decidir que retrasaría la decisión de qué hacer con él hasta el momento en que lo intentara, y si llegaba antes a la posada se olvidaría de él. Sin daño no hay consecuencia, se dijo.

Notas de juego

En otro momento compraré una bolsa extra, para llevar más monedas de plata, veo que llevo demasiadas... jejeje

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21/10/2013, 13:50
Kornel Flech

Las palabras de Edrian atrajeron la atención de los viajeros más cercanos, pero sólo consiguieron avivar la irritación del hombre al mando- ¿Crees que estás en posición de replicarme, zigeuner? Soy Kornel Flech, teniente al cargo de esta puerta, y soy yo el que decide cómo aplicar los impuestos.

Las voces de los que esperaban empezaron a oírse cuando se extendió la noticia de un posible impuesto adicional, un murmullo de fondo que hizo removerse con nerviosismo al guardia en jefe- ¡¿Lo entiendes?! -elevó la voz- ¡Puedo dejar entrar a todos sin cobrarles una sola moneda!

Su oratoria no estaba tan desarrollada como la de los hermanos Mysh', y resultaba evidente que estaba intentando hablar para que todos le oyeran, pero lo cierto es que la declaración calmó bastante los ánimos. No sólo eso: teniendo en cuenta que apenas quedaban treinta o cuarenta personas fuera de las murallas, seguramente podría cumplir su bravata y aun así le sobraría bastante gracias a lo recaudado con aquel Impuesto de Carretas.

Kornel esbozó una sonrisa de suficiencia y volvió a bajar la voz a un tono normal- Y del mismo modo, si sigues cuestionando mi autoridad, podría considerar aplicaros una Sanción por Desobediencia. Digamos, cuatro monedas de oro adicio...

¡Teniente! -una voz le llamó desde la puerta, cortándole a mitad de la frase. Al parecer el capitán debía estar muy cerca, pues el guardia que había enviado con el mensaje ya había vuelto. 

Muy bien -gruñó Flech- Iré a ver cuáles son las órdenes, vosotros quedaos donde se os ha indicado. Si no tenéis suficiente poneos a mendigar con ese bonito violín que tienes, pero no entorpezcáis la entrada -ordenó mientras se giraba para ir hacia las puertas.

- Tiradas (2)

Notas de juego

-10 a la Persuasión de Edrian: Kornel sigue odiando a los zigeuner, pero la presión de la gente que ha escuchado tus palabras y el hecho de estar haciendo algo no del todo legal le vuelven más fácil de convencer. Base 115 - 86 de Pifia - 10 = 19

Kornel se resiste a ser influenciado: Si tuviese (como tú) Mala Suerte pifiaría y seguramente lo conseguirías, pero no :P Te supera por 30, así que nada.

+20 a la Persuasión de Randie: El guardia Cassius está "de vuestra parte", y ese desacuerdo con su teniente le hace fácil de convencer. No se resiste a ser influenciado, así que le superas por 110 (redondeado hacia abajo).

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21/10/2013, 14:30
Cassius Reid

El guardia bajó la cabeza, al parecer avergonzado por las acciones de su superior- El capitán no es tan cerrado de mente -confesó- Pero aun así no creo que le haga demasiada gracia que, bueno... eh... que hayáis venido -se removió incómodo- Por supuesto, no todos pensamos igual; mi primo consiguió trabajo como guardia de una troupe zigeuner, y yo mismo tengo un conocido en la ciudad que lo es.

Tras unos momentos de indecisión, Cassius miró con cautela al teniente y -al ver que éste ya se empezaba a retirar hacia las puertas- se atrevió a decir- Y lo del Impuesto... no me alisté para cobrar tasas ficticias a los que menos tienen, así que por mí podéis olvidaros de eso.

Encogió los hombros intentando aparentar despreocupación, pero sus movimientos delataban la tensión de correr un riesgo tan grande- De todas maneras no lo descubrirá hasta que revise la recaudación, y estoy dispuesto a ir frente al capitán para ver si él también está al tanto de ese Impuesto.

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21/10/2013, 19:04
Gerhard Delacour

No importa, ya que he venido hasta aquí aceptaré tu hospitalidad -hizo un gesto con la mano, como si le estuviese concediendo un gran honor a Iwan y fuese tan generoso que no le importase- Procuraré no respirar demasiado -añadió con cierto sarcasmo mientras entraba en la habitación principal de la casa.

Por un momento se paró a observar los modestos muebles, evaluando su entorno de manera metódica y precisa. Durante un fugaz instante, su máscara de noble arrogante dejó entrever algo más, unas habilidades acordes a la brillante inteligencia que se adivinaba en sus ojos. Y sin embargo, aquella impresión se desvaneció como la nieve en verano, disolviéndose como si nunca hubiera existido.

Si te parece bien, iremos directamente al grano -anunció mientras se sentaba con remilgo en una de las sillas- Creo que mis pantalones de Shivat lo agradecerán, y tú también.

Gerhard esperó a que Iwan se acercase y le miró con suficiencia, una pose que dejaba claro lo superior que se consideraba- Sabemos quién eres, y no nos gusta que andes por aquí.

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21/10/2013, 23:11
Iwan

Iwan dejó pasar al noble, como si le fuese la vida en ello. Y cerró la puerta tras de si. Inspiró. Éste, pensó, es un buen momento para averiguar los intereses de la nobleza. Conseguir el poder de la nobleza en el lugar le sería, sin duda, un interesante salto hacia adelante para poder afianzarse en la zona. Expiró.

Se dió la vuelta y se acercó hacia la mesa que el noble ya había elegido. Como si no se atreviese a hablar ante tal excelencia, le escuchó hablar de sus refinados pantalones mientras empezaba a caminar hacia la mesa. Asintió sin mediar palabra ante la proposición de ir directamente al grano. Sin duda, ese hombre estaba versado en estas cosas. Pero no sabía con quién jugaba. Esa mirada de suficiencia y esa frase "Sabemos quién eres, y no nos gusta que andes por aquí." consiguieron desenmascarar a Iwan, pues fue él quien quiso desenmascararse ante el noble, mostrando una sonrisa de tranquilidad, control y superioridad.

- Mi buen Gerhard- le tuteó expresamente a la vez que cogía una silla- usted ha venido a hablar de negocios.- dijo mientras, con total desfachatez, movía la silla a un metro de donde estaba Gerhard, cara a cara, sin mesas por delante.- Y me niego a creer que usted tenga tan pocas miras si, sabiendo quién soy como usted promete, ha venido sin guardias y con una presentación tan pésima como la que acaba de hacer.

Iwan se sentó delante del noble, a sólo un metro, sin apartarle la vista.

-Así que espero que me ofrezca algo más de su inteligencia y me hable de verdad de negocios. Me ha dicho que no les gusta que este por aquí. Pero lo que de verdad no os gusta, es que no os ofrezca mis servicios. Así pues, Gerhard, vaya directo al grano.

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22/10/2013, 13:51
Inquisidor de Moth

Yo también -le contestó el hombre con una sonrisa sarcástica, una mueca que quedó congelada en su rostro cuando Alice se libró de él sin apenas esfuerzo, como un remolino que fluyese lejos de su alcance.

Apenas había pasado un instante, y la joven podía notar que al inquisidor le costaba seguir el vertiginoso ritmo de los acontecimientos; casi podía ver su entrenada mente eclesiástica intentando asimilar cada fugaz movimiento, esforzándose al máximo por reaccionar antes de que todo hubiera pasado.

Intento salvarte, por ...-el gruñido del inquisidor quedó interrumpido por las veloces patadas, tres ataques consecutivos que le obligaron a cubrirse con ambas manos frente al cuerpo. Los golpes apenas le quitaron algo de aliento, y ni siquiera entonces dio ninguna muestra de desenvainar su Legislador... una elegante espada que parecía vibrar con ansia en su funda. Y no era por ella, Alice podía notarlo: el arma sentía la presencia de Andrei, y suplicaba a su dueño que le dejase probar un poco de aquella sangre demoníaca.

Bien -resopló el hombre, al tiempo que intentaba recuperarse de las rápidas acometidas- Deja al chico, así podrás alcanzar al resto y encargarnos de él nos retrasará -las instrucciones apenas eran inteligibles, un susurro atropellado que incluso a Payne le costó descifrar.

Y no podía ser de otro modo, pues el resto de inquisidores avanzaba rápidamente a menos de seis metros, bañando el sombrío bosque con la luz de los faroles que algunos portaban. Un movimiento en falso, una voz más alta que otra, y la escuadra entera se les echaría encima como avispones.

- Tiradas (3)
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22/10/2013, 16:33
Arden Hertz

El capitán sopesó las monedas en su mano. Había que reconocer que apenas había pestañeado al entrever las vendas bajo la capucha de Nüll, y es que si se podía decir algo bueno de los veteranos violentos, sin duda era lo poco que les impresionaban las grandes heridas.

Quizás otro se preguntaría cómo es que unos viajeros como vosotros tienen tanto dinero -agitó los pequeños discos de oro, para después guardárselos en la bolsita que llevaba al cinto- Pero soy un hombre de palabra, así que os dejaré continuar vuestro camino.

Hizo una seña y los demás empezaron a maniobrar para regresar a la formación- Rezaré al Señor para que os libre de bandidos en vuestro viaje -añadió con cierto sarcasmo, al tiempo que espoleaba a su caballo.

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22/10/2013, 17:02
Selah Martius

Padre e hija observaron desolados la marcha de los soldados, pero mientras que la del anciano parecía una triste decepción -casi como si esperase más del comportamiento humano-, la de la joven era pura desesperación- No... no puede ser...

Selah se recolocó la gafas, como si aquello ayudase a rebajar los cálculos que parecían ocupar toda su mente- Tardaremos siete u ocho meses en poder devolverte esa cantidad, y eso suponiendo que comiésemos bayas y durmiésemos al raso... -la chica miró a Nüll con angustia; por sus ojos se diría que ser acuchillados por aquellos hombres habría resultado una muerte mucha más rápida y piadosa.

Yo... bueno, podríamos darte la carreta y los caballos como pago -sin duda, era un trato bastante ajustado: todo junto podría valer unas siete monedas en cualquier pueblo grande, pero por supuesto sería imposible sacar tanto dinero si lo que intentabas era venderlos- ¿Sería eso suficiente?

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22/10/2013, 17:11
Nüll

Nüll observó como se alejaba el soldado con el ceño fruncido, pero no era nada que no hubiese visto ya antes. Los soldados tenían tendencia a abusar de su autoridad, especialmente en tiempos complicados

- Los bandidos ya nos los hemos topado; seria mala suerte dar con dos grupos en el mismo viaje

Cuando Selah empezó a hablar, Nüll hizo caso omiso de la angustia de la chica y siguió adelante

- Eh, solo he pagado para que me dejen seguir adelante sin complicaciones; es mi dinero y lo habría pagado igual si hubiera ido solo, así que no me deben nada. Nuestro trato sigue siendo el que ya cerramos antes de salir: veinte monedas de plata por adelantado y veinte más al llegar a nuestro destino

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22/10/2013, 18:31
Narrador

Dejando atrás al agradecido mercader, Koft se internó calmadamente en el gentío que ya empezaba a abarrotar las calles. Fue un trayecto corto y soleado, un paseo por las avenidas principales que confluían hacia el centro de la ciudad; algunos puestos ya empezaban a ofrecer jugosos trozos de empanada para aquellos que querían empezar el día con el estómago lleno y, para cuando el asesino llegó a la posada, el olor se había extendido por toda la zona.

En el mismo instante en que puso un pie dentro, aquella molesta sensación de ser observado se desvaneció en el aire. Quizás su perseguidor había perdido el interés, o tal vez no se atrevía a seguirle hasta el interior del edificio, pero lo cierto es que lo único que podía asaltar ahora a Vanderspeigle eran sus continuados dolores.

Caminando sosegadamente por la cuidada posada, Koft no tardó en alcanzar las escaleras, y de ahí avanzó hasta su habitación en el piso superior. Le habían dado una gruesa llave de hierro para que pudiera mantener su puerta cerrada, una herramienta que ahora sostenía en la mano derecha.

Se había librado de aquel misterioso vigilante, pero ahora le asaltaba una sensación bastante más peligrosa: incluso a través de la madera de roble, el asesino podía oír como los postigos de su habitación chocaban levemente contra la pared. Todavía podía recordar lo molestas que habían resultado las primeras brisas del día, y cómo había cerrado cuidadosamente las ventanas para que no entrase el frío.

- Tiradas (1)