Partida Rol por web

Cada vida que tomamos nos aleja un poco más de poder forjar algún día una relación de convivencia pacífica entre las gentes de este lugar.

¿De verdad son tan diferentes los hombres-hiena de los hombres-tigre como Eldrid o de los Calaveras? ¿No son todos ellos nativos de estas tierras? No es de extrañar que odien a los forasteros en vista de la mortandad que hemos causado.

—No te-tenéis por qué lu...char —intento disuadir a ambas facciones enfrentadas—. Se-se-seguro que podemos llegar a un acuerdo y co... cooperar.

Por mucho que estemos en inferioridad numérica, estas criaturas no son rivales para mis compañeros y siento lástima por el modo incontestable en que están siendo masacradas.

La tigresa seguía enzarzada con la bestia gnoll, en un intercambio de golpes, zarpazos, mordiscos y lanzadas, mientras retrocedían hacia la escalera, el gnoll intentando ganar una posición ventajosa, pero Eldrid acosándolo desde todas direcciones. Propinó sendos zarpazos que destrozaron la armadura del gnoll y le clavó los dientes en el brazo, arrancándole pedazo de carne cuando tiró hacia atrás, salpicando de sangre el suelo de la caverna.

Los gnolls recuperaron la capacidad de pensar y de entender que estaban rodeados de enemigos. Y el enemigo más cercano era Vika, de modo que ambas bestias centraron sus esfuerzos en la sacerdotisa, el único blanco cercano. Con la sangre hirviendo de rabia, dejaron caer sus espadas toscas contra la guerrera de Lucifer con una violencia desmedida. Sorprendentemente, fueron heridas superficiales.

Entretanto, en el tejado estaban pasando cosas, como el arquero gnoll que había visto a Tobías asesinar a la hechicera. Se llevó las manos a la cabeza como si huibese cometido un crimen terrible, tiró el arco y sacó del cinto un hacha de mano que agitó sobre el explorador con todas sus fuerzas. Poco faltó para que le cortase la oreja, logró esquivar a tiempo. Entre tanto, abajo, el arquero dio media vuelta para esquivar a Vika y a los gnolls y corrió hacia el lateral del templo.

La maga se deslizó porel filo de su espada lenta, lentamente, sin dejar de mirarle con sus ojos muertos. Haciendo una mueca cargada de reproche hacia sí mismo, Tobías tiró del arma y le propinó una patada al cadáver, enviándolo en caída libre hasta el suelo de caverna.

¡Mayra! gritó, al ver que uno de los arqueros de la caverna corría hacia los mismos túneles a los que se dirigía el gnoll al que había asesinado antes de regresar al templo. ¡Uno escapa en busca de refuerzos!

Cuando el primero de los gnolls del tejado soltó el arco y se lanzó a por él, con un hacha en la mano, Tobías lo esquivó en el último momento, balanceando el torso de lado a lado para evitar dar un paso en falso hacia el borde del tejado. Al verse solo, y sabiendo que sus compañeros estaban librando su propia batalla abajo, se dejó llevar por el ritmo del combate y la sed de sangre que invadía a la mente en plena batalla. Giró sobre sí mismo, haciendo piruetas sobre su pie derecho, la espada siempre por delante para mantener a raya a quien se atreviera a acercarse. El vapor iridiscente de su armadura se arremolinaba en torno a él, como un torbellino de brillantes colores.

—¡Voy!

Mayra remontó el vuelo y se dirigió en la dirección en la que huía el gnoll. Cuando localizó un estrechamiento en la caverna extrajo un sedal de su bolsita de componentes y recitó las palabras de poder de un hechizo de telaraña. Por la voluntad de sus conjuros empezaron a brotar arañas de todos los rincones de la caverna. Los arácnidos corrieron en dirección a la entrada de la gruta, desplazándose por con tanta facilidad como una verdadera araña. Y empezaron a tejer su pegajosa tela con rapidez vertiginosa, llenando todo el espacio existente entre las paredes de tierra con un grueso entramado de fibras, intentando sellar el paso a la otra sección de las cavernas.

—¡Eso retrasará su avance y el de los refuerzos, cuando lleguen y si llegan! —le informó a Tobías—. ¡A menos que traigan más magos y disipen mi tela!

Vika se vio rodeada por dos de aquella hediondas criaturas. La situación empezaba a ser complicada. Habían subestimado a aquellos seres. No obstante, iba a tratar de darle el merecido castigo por su osadía al tratar de acabar con ella.

- ¡Lucifer, ayúdame a castigar a este maligno ser! - Oró mientras blandía si mandoble con ambas manos y trataba de asestar un golpe demoledor sobre el gnoll que ya había herido instantes atrás.

Tras su golpe, Vika desapareció de la visión de todos por un instante y volvió a aparecer unos diez pies hacia atrás, y e posicionó junto a Eldird y amparada por las custodias defensivas del hombre santo.

Lejos de disuadir a los combatientes, mis palabras parecen excitar a aquellos hombres-hiena que todavía no habían entrado en batalla pues ambos se lanzan contra la acorazada Vika. Y eso no es nada gentil por su parte.

Apoyándome en mi bastón, avanzo en dirección a la entrada del templo, donde mi esforzada compañerera se encuentra en decidida inferioridad numérica. Temo más por su suerte que por lo que los lugareños puedan hacerme, a fin de cuentas no soy más que un pobre e inofensivo viejo.

La lucha se trasladó hacia donde Eldrid trataba de mantener a raya al enorme gnoll al que no lograba tumbar. Era hábil y era muy duro, cuando Vika pasó por su lado aprovechó para lanzarle un tremendo golpe a la sacerdotisa que le abrió un espantoso tajo en la pierna por el que comenzó a desangrarse. Las heridas recibidas antes todavía sangraban, había perdido muchísima, estaba al borde de la muerte.

Sin embargo, sintió la calidez de Dámasor cuando éste se aproximó a ella con pasos lentos y seguros. Tocó a la mujer y las heridas de la guerrera de Lucifer comenzaron a cerrarse. El aura protectora del siervo de Rashiel se extendió sobre todos ellos.

El regocijo duró poco, los gnolls bajaron las escaleras y vieron su oportunidad para abalanzarse sobre Vika. Descargaron sus espadas, pero la armadura imbuida por el poder sagrado de Dámasor evitó que golpearan a la sacerdotisa. Eldrid siguió atacando a su adversario, pero parecía haber entendido de qué manera pegaba Eldrid, esquivó buena parte de sus golpes y la tigresa encajó una garra bajo el cuello. Parecía que era suficiente, pero la sangre furiosa del gnoll lo mantuvo en pie a pesar de las heridas. Dio un paso atrás y descargó otro tajo contra Eldrid.

En el techo del templo, las cosas no iban mucho mejor. Tobías se vio rodeado de gnolls que habían dejado de estar indispuestos y corrieron hacia el con hachas en la mano. Cegado por la furia del combate, consiguió evitar a uno y a otro, pero el tercero ya estaba preparado y le propinó un buen tajo en el costado, bajo la armadura.

Arrinconado en el tejado, Tobías se revolvió entre los ataques de los tres gnolls. Satisfecho por la solución que había invocado Mayra, apartó su mente de todo lo que sucedía más allá de sus tres oponentes. Su espada no dejaba de girar sobre su cabeza, descendiendo en cada vuelta para dar un brutal tajo a los gnolls, y Tobías rotaba sobre su pie derecho al mismo tiempo, de modo que la larga hoja de su espada siempre estaba entre los hombres bestia y su cuerpo.

—¡Vika! —gritó alarmada Mayra al ver cómo herían a la sacerdotisa de Lucifer—. ¡Cuqui, necesito tu ayuda!

El libro mecánico se asomó desde el interior de su mochila y la maga canalizó su poder para crear una cegadora lluvia de relucientes partículas sobre los gnolls que hostigaban a Vika.

Un montón de polvo de brillantes colores cayó sobre el grupo de agresivos gnolls. Las partículas chispearon ante sus ojos y los dejaron completamente cegados.

Viendo que a pesar de mis conjuros curativos la situación de Vika sigue siendo desesperada, apelo una vez más a la bondad de Rashiel para que disuada a nuestros atacantes de perseverar con su actitud.

A continuación, demando a Mayra que ponga a salvo a Tobías y me envíe a mí en su lugar. No sé cómo lo hace, pero la he visto hacerla tantas veces que no tengo dudas sobre esta portentosa habilidad suya.

- ¡Buen trabajo Mayra! - Exclamó la sacerdotisa.

De nuevo Vika blandió su arma contra el gnoll que ya había herido anteriormente. De nuevo, un golpe brutal se hundió en su piel a la altura de la clavícula. Es escuchó como se fracturaban huesos y la sangre salpicó por doquier. Esperaba que con eso bastara para eliminar a una de aquellas criaturas. 

El combate prosiguió y lo que antes podía haberse convertido en una carnicería, ahora fue una sucesión estúpida de golpes y errores. El gnoll que portaba la guja seguía resistiendo y luchaba denodadamente, pero a ciegas. Retrocedió, Eldrid trató de agarrarle para que no pudiera moverse y sus zarpas golpearon al aire, porque se movió demasiado rápido. Como no sabía hacia dónde golpear, el gnoll hizo un barrido con la guja y no impactó contra nada.

Vika atacó al gnoll con todas sus fuerzas, fue un golpe brutal que debería haberle cercenado la cabeza y sin embargo, la sacerdotisa encontró resistencia. Tuvo que desembarazar el espadón y contemplar como el gnoll seguía en pie. Terriblemente malherido y muy furioso, ciego de rabia y por el conjuro de Mayra. Agitó la espada para intentar golpearla, pero la sacerdotisa ya no estaba allí y el moverse, Eldrid aprovechó para desgarrarle aún mas la herida del cuello. Dámasor vio pasar la espada enemiga por delante de él justo en el momento en que las terribles heridas del gnoll lo hicieron caer.

Eldrid se adelantó para atacar al lancero, una mezcla de torpeza y mala suerte causó que sus zarpazos volaran por todas partes, el gnoll parecía saber dónde estaba para evitar sus ataques, pero en realidad es que se movía como un loco intentando pegarle a Eldrid. La tigresa acabó impregnada por las partículas brillantes, haciendo que su pelaje naranja y negro brillase con más fuerza.

Las espadas de Tobías giraron envueltas en sombras, con letal precisión. A diferencia de Vika o de Eldrid, su estilo de lucha era algo más sofisticado y sus golpes, certeros. También había que concederle a las dos guerreras que los adversarios del explorador eran, bueno, más frágiles que las bestias contra las que ellas luchaban. El arma de Tobías golpeó al gnoll y éste ni siquiera pudo saber por dónde llegó el siguiente golpe, porque en un abrir y cerrar de ojos estaba en el suelo, muerto sin posibilidad de salvación.

Aún así, seguían siendo dos contra uno, de modo que los gnolls se posicionaron para flanquear al explorador. Pero éste no dejaba de moverse y sus hachas cortaron el aire.

Entretanto, el gnoll que había llegado hasta la telaraña se vio desbordado por la situacion. Sacó el hacha y comenzó a golpear la telaraña con todas sus fuerzas, pero fue una tarea completamente inútil.

A diferencia de lo que había sucedido en los anteriores combates, la muerte de uno de los suyos no pareció desanimar a los compañeros del cadáver. Tobías podíar haber imaginado que la razón era que esta vez estaban defendiendo algo más importante que las puertas del complejo o los túneles de entrada, y que tal vez estaban cerca del corazón de las cavernas. O, quizás, que en ese tejado no había escapatoria. Pero no lo pensó, porque toda su concentración estaba en su espada, sus oponentes y su propio cuerpo.

—¡Usted no sabe luchar, san Damásor! ¡Deje a Tobías que se ocupe, yo le apoyaré a él!

Mayra avanzó por el aire y empezó a recitar una larga letanía de conjuración:

—Ast memanggil makhluk serta gaya dari tiga...

Vika se movió rauda tras examinar la situación. Uno de los gnolls había caído al fin. Eran duros, pero no inmortales y esa era la mejor noticia en esos momentos, pues el combate ahora empezaba a decantarse a su favor. 

La sacerdotisa se movió para buscar la espalda del gnoll que estaba cerca de San Dámasor y de nuevo lanzó un espadazo contra su enemigo. Un enorme tajo se dibujó en la espalda de aquella bestia malvada que chilló de dolor. 

- ¡Estoy aquí, imbécil! - Llamó su atención con tal de desviarla del hombre santo.

Vika había estado al borde de la muerte. Gracias a San Dámasor no había caído en la obscuridad eterna, no obstante, estar tan cerca de abandonar el plano material no había sido gratis. Por fin enr entendía a Eldird, pues había visto lo que ella veía constantemente.

Cuando Vija recibió aquella brutal herida, vio la sombra de la que había estado hablado Eldrid todo el tiempo. Aquella sombra se acercó a la sacerdotisa de forma sinuosa, provocando rechazo y miedo en la imperial.  Quería algo de ella. Quería que la abrazase para llevarla con ella a la otra vida.

Vika la rechazó, pero era insistente. Insistía con determinación en llevarse a Vika con ella, pero la luciferina no estaba preparada para marcharse. Vika fue fuerte y le dijo que no y entonces se marchó. Vika había rechazado el abrazo de la muerte, pero aquella experiencia le dejó con una amplia sensación de angustia.