Partida Rol por web

Las crónicas de Hogwarts: No me olvides

Capítulo 2. Entrando en el mundo mágico

Cargando editor
12/01/2022, 12:50
Directora

Según la carta, el Expreso de Hogwarts partía a las 11:00 desde el andén 9 3/4 de la estación de ferrocarril de King Cross, lo que significaba que para empezar, había que llegar con tiempo suficiente como para no perderlo. El tráfico a esas horas de la mañana estaba bastante concurrido y sabiendo que no seríais los únicos en coger ese tren, sin duda alguna todavía lo estaría mucho más. 

Para Úrsula y Colton, la idea de localizar ese andén en concreto se volvió un problema, pues hasta que no se encontraban allí no se dieron cuenta de que dicho lugar no existía. Había un cartel muy hermoso que indicaba el camino hacia los andenes 9,10 y 11, pero una vez dentro, no había ninguno con el número que buscaban. Ambas familias habían quedado en verse a las 10:45 para entrar juntos y se encontraron con el mismo e inesperado problema.

Sin embargo, no eran los únicos que se dirigían a Hogwarts porque no tardaron en ver a una buena cantidad de chicos y chicas, y familias enteras, cargando baúles y maletas que incluían lechuzas o bien vestidos de manera poco habitual para los muggles.

Con tanta lechuza, libros y maletas, era difícil moverse por la estación sin llamar la atención por lo que no tardó en acercarse un operario para preguntarle lo que les ocurría. Cuando les dijeron que estaban buscando el andén 9 3/4, los miró con cara de "me están gastando una broma y no estoy para tonterías". Seguramente por ese motivo, ni les respondió y se marchó gruñendo en voz baja algo sobre "hacerle perder el tiempo".

Para el resto solo era cuestión de darse prisa. Los nervios estaban a flor de piel y vuestros equipajes llenos hasta los topes.

Ivy y Luna, acompañadas de las madres de la segunda, habían llegado sin contratiempos a la estación, aunque todavía no había rastro de la familia de Ivy. Quizás estuviesen ya esperando en el andén. Ambas llevaban sus mascotas, la lechuza de Luna y el gato de Ivy, además de un buen cargamento de libros y material guardado en un baul y varias maletas que pertenecían a Luna. Los materiales de Ivy los tendrían sus padres. Ambas niñas parecían caminar muy alegres, una junto a la otra.

Michael, por su parte, también había llegado hasta allí y estaba buscando junto a su familia en andén 9 3/4 para entrar en él. Su padre no dejaba de mirar, nervioso, en todas direcciones, pues a pesar de haber estado ya allí anteriormente, para acompañar a Keira, no dejaba de sentir que era completamente absurdo tener un andén que no estuviera indicado. 

Ivy, Luna y Michael sabían bien cómo se llegaba al andén 9 3/4, la primera porque su hermano mayor se lo había explicado en muchas ocasiones, Michael porque él mismo había venido con su hermana Keira el primer año, y Luna porque sus madres se lo habían dicho. El truco estaba en colocarse en la pared que había justo entre ambos andenes y atravesarlo como si tal cosa. Los muggles eran tan despistados que nunca se daban cuenta de nada.

Pero había mucho tráfico de gente a aquellas horas y solo quedaban 15 minutos para que saliese el expreso, por lo que no había tiempo que perder.

Notas de juego

Podéis incluir en el post, por supuesto, como llegáis a la estación.

Estáis todos en el interior, aunque de camino al andén, claro, así que os veis y podéis hablar. 

 

Cargando editor
12/01/2022, 23:40
Colton Derrick

No podían llegar tarde, porque solo tenía un billete de tren y no aparecía en la web del transporte ferroviario londinense. Debía ser un charter, porque lo había buscado mil veces en internet y nada, no aparecía, aunque igual era como el callejón Diagon, que aparecía en la web si hacías unos clicks en algunos sitios de la página. Con ese pensamiento se fue a dormir Colton y con ese pensamiento se levantó a las 3 de la mañana. Saltó de la cama y empezó a gritar

- Es hora de levantarse, no hay que llegar tarde - abrió la puerta de la habitación de sus padres - Vamos mamá, que me tienes que hacer la merienda.

Colton esquivó las almohadas y la bronca. No entendía porqué, encima que lo hacía para que sus padres que eran siempre unos lentorros tuvieran tiempo.... desagradecidos. Lo mandaron a la cama de nuevo y se fue a regañadientes. Consiguió conciliar un sueño ligero pero a las 6 ya volvía a estar en pie y como sus padres lo habían amenazado de chancla, lo que venía siendo de muerte, se fue a ver los dibujos animados al salón. No sabía si habría televisién en Hogwarts así que se chupó tres capítulos de Naruto y empezó a practicar jutsus, porque si la magia existía los ninjas también y quería ser guerrero-mago como en dungeons and dragons.

A las 9 unos ojerosos señor y señora Derrick se levantaron a desayunar. Colton lo había preparado todo, revisado tres veces y, para ser él, de una manera muy pulcra, no fueran a castigarle sin ir a Hogwarts. Desayunó poca cosa, no le cabía nada en el estómago, y fue metiendo presión a sus padres hasta que silbaron como una olla express. Se pusieron en camino media hora antes solo para que se callara, porque le habían dicho que habían quedado con la familia de Úrsula a las 10:45, pero para él eso era muy tarde, porque se podían perder, o no encontrar aparcamiento o cualquier cosa.

A la llegada a la estación miró el gran panel donde salían todos los trenes entrantes y salientes buscando uno que pusiera Hogwarts. Nada. Debía haber un error, así que busco por el anden 9 y 3/4, y tampoco encontró nada. Con el 9.75 tampoco hubo mucha suerte y tampoco aparecía el andén casi 10. Aquello le puso nervioso, sus padres fueron a preguntar y el empezó a deambular de un sitio a otro intentando ver a algún revisor. Encontró a uno, esbozó su mejor sonrisa y le dijo

- Señor tengo un billete para ir a Hogwarts - Pero el revisor no había oído hablar de ese lugar, y lo peor fue cuando le habló del andén 9 y 3/4. Le regañó muy fuerte y su padre apareció para pedir disculpas y decirle al revisor que su hijo estaba enfermo. A la que se alejó el revisor le cayó una colleja de 0.5 Derricks y su padre le dijo que se estuviera tranquilo o le amordazaba.

Una lechuza ululó y se giró a ver que le pasaba a tortícolis, pero estaba durmiendo como una marahá. Entonces vio que se acercaba la señorita Mary y Úrsula y Colton corrió al encuentro de su amiga y compañera de mandrágora. Sonrió y entonces se dio cuenta que se había peinado a soplidos esa mañana y se pasó la mano disimuladamente por el pelo, aunque con nulo resultado

- ¡Buenos días Úrsula, buenos días señorita Mary! ¿Habéis visto el andén 9 y pico? Lo estamos buscando y no hay manera, para mi que el billete está mal, igual es que salen tres trenes, uno del andén 9, otro del 3 y otro del 4 y que todos los trenes llevan a Hogwarts. Hemos preguntado a la gente de la estación pero no tienen ni idea...y....oh, por cierto, ¿Que tal has dormido? Yo casi no he podido pegar ojo - Vale, estaba hablando demasiado, pero es que estaba excitado y no podía parar. Colton normalmente iba como una moto, pero ese día iba en moto gp, agresivo como Schwanz, carismático como Rossi y fino como Lorenzo. Sonrió y dejó que Úrsula hablara, que también tenía derecho, pero poco.

Estaban hablando de cosas de compañeros de mandrágoras cuando vio pasar una chica pelirroja con un carro lleno de maletas como él. Le llamó la atención porque iba con un chico, y porque vestían raro, y porque parecía tener su edad, y porque el hermano tenía esa mirada, la mirada del bromista. Se quedó mirando la chica con una sonrisilla, sabiendo que la broma estaba al caer. No sabía que sería, pero teniendo ese pelo tan bonito seguro que le pegaría un chicle, o le echaría algún líquido para decolorárselo y hacerle un mechón a lo pícara. Su madre preguntó a otro revisor y la respuesta que obtuvo tampoco fue muy amable. Colton sonrió en plan, ¿Ves joven padawan?, si ya te he dicho que estos no se enteran, pero lo dejó en mirada, su madre no estaba para bromas.

Úrsula estaba mirando hacia otro lado y de pronto le estaba tironeando de la manga. Se giró para ver que quería y entonces lo vio. Había una columna entre el anden 9 y 10, y las familias más raras y los niños de su edad se iban hacia allá, cogían carrerilla con su carrito y desaparecían. Colton abrió la boca tanto que parecía un caimán y cuando recuperó el habla dijo

- Waaaaaaaaaala. ¿Has visto eso Úrsula? ¿Has visto eso? - Pero claro, lo tenía que haber visto si ella le había avisado. Los mayores seguían en su parra, así que Colton y Úrsula fueron a decirles que tenían que irse hacia allá, que se estaba formando cola y a ver si tenían que ir en los asientos de mala calidad o separados. Colton se puso en la cola, no había muchos, 2 o 3 niños delante de él, y se fijó en la técnica. Se cogía el carrito, se cerraba los ojos, se corría a toda velocidad y ya no estabas. Aquello era teletransporte seguro, en plan star trek o stargate, el muro debía ser algún tipo de portal y aparecías en Hogwarts. Molaba un montón, pero no sabía si sus padres podrían ir con él. El momento de la separación se acercaba más y cuanto más le hacía más les echaba de menos. Se abrazó a su padre y le dijo

- Papá, te voy a echar mucho de menos. Te prometo que intentaré hacerte algo mágico para que te ayude y te lo regalaré el día del padre para que tengas más tiempo libre. - se acercó a su madre y le dijo - y a ti, te regalaré el botón de mute que tantas veces has querido ponerme...esto...sé que es una tontería, pero parece que la única manera de entrar en el anden es estamparse contra esa pared. A mi me parece muy divertido, pero es de esas cosas por las que me soléis castigar y, bueno, me gustaría pediros permiso por si algo sale mal y me rompo algo que no os enfadéis conmigo y eso....como cuando, ya sabéis, cuando salté del árbol para ver si volaba y me rompí el brazo.

Aquel día los decibelios habían estado del lado del padre de Colton. No es que no le hubieran llevado a urgencias, pero no fue solo, una colleja del 7.8 Derricks le había dado otro dolor para no centrarse demasiado en el brazo. Apelar a los recuerdos, pedir permiso y dar las gracias solían ser la llave más rápida para que sus padres no se enfadaran mucho antes de liarla muy gorda y atravesar aquella pared lo era, gordísima, y si tenía que atravesarla a cabezazos lo haría. Estaba decidido.

 

 

 

Cargando editor
14/01/2022, 07:52
Ivy Jade Connor

El Expreso de Hogwarts salía justo a las 11:00 en el andén 9 3/4, una ubicación que la niña pelirroja ya conocía, porque todos los años su familia iba hasta King Cross para despedir a Donovan. Lo emocionante de ese día era que sería especial para Jade y Nolan, pues suponía la primera vez que pisaban la estación para ser los protagonistas de su educación mágica. Y no solo eso, Ivy iba con quien hasta la fecha sería su mejor amiga, Luna, una niña con la que había conectado muy bien y con la que había compartido una velada maravillosa. Estaba radiante, feliz y disfrutaba del trayecto, a pesar de que ansiaba entrar ya en el tren y ver las vistas desde la ventanilla.

- Cuánta gente... - Dijo sin asombrarse. Todos los años era igual, un ir y venir de personas que se movían cargados de bultos, añadiendo al equipaje los trasportines de las mascotas - No veo a mis padres, seguramente ya habrán cruzado al "otro lado" - Confió a Luna y sus madres con tranquilidad.

Tracy siempre era muy puntual, sin duda estaría ya preparada y reteniendo a su mellizo como si de una mala bestia se tratase, poniendo como siempre, paciencia de santa en el proceso, mientras su padre le daría los últimos consejos a su hermano mayor, y éste pondría cara de atender mientras su mirada buscaba las de las niñas de su curso para sonreírles. Como si lo estuviera viendo, era un clásico anual.

Faltaban 15 minutos para que saliera el tren y la familia de Luna se aceleró hasta llegar al muro que tenían que cruzar. No había que pensárselo dos veces. En la mente debían tener clara la ubicación, coger el impulso adecuado y "voilá", llegar a la zona privada de la comunidad mágica, el andén 9 3/4, donde el Expreso de Hogwarts esperaba por los alumnos que estudiaban en la Escuela Mágica.

- Si queréis yo cruzo primera - Dijo Ivy con decisión, en parte porque deseaba ver a sus padres y contarles lo maravillosa que había sido su noche en casa de los Ferlet

Y así fue como Jade, se aventuró a cruzar el muro mágico, sintiendo un cosquilleo sobre su piel cuando lo traspasó, llegando al "otro lado" de la estación, donde no fue nada complicado visualizar una familia completa de pelirrojos. La niña sonrió y corrió hacia ellos, esperando que Luna y sus madres, las cuáles ya estaban apareciendo a su lado, la siguieran.

- ¡Mamá!¡Papá! - Exclamó cuando llegó hasta su altura, abrazándose a ellos con dulzura, tal y como solía hacer cuando estaba desbordada de alegría. Y como siempre, Tracy la corrigió, indicándole que una señorita no debía correr así, y mucho menos elevar la voz, provocando que Jade automáticamente suavizara el tono, pero no dejando de sonreír ni de hablar, muy dispuesta a explicarle lo que había hecho en la noche - Lo he pasado genial en casa de Luna. ¿Sabes que tiene una colección de hierbas que ella misma recoge y seca? Es genial... Además vive cerca de la playa, tiene una casa preciosa, en su habitación hay una luna que flota y sus paredes tienen una tonalidad que parece como si estuviera en el cielo... - Tomó aire, se asfixiaba - Estuvimos cenando pastel de carne y pastelitos de postre, estaban buenísimos, sabían a limón, me recordó a la receta que hace la abuela Candy cuando vamos a verla... - Tracy bien sabía que la madre de Robbert agasajaba a los niños con repostería que la mayor parte de las veces, no elaboraba ella misma, solicitando los servicios de los elfos domésticos para traerlos de algún comercio mágico. Era algo que su madre, Joanna, siempre criticaba, una entre tantas cosas - Lo he pasado muy bien y no he dado guerra. ¿Podré volver a ir algún día durante las vacaciones? - Pestañeo e imploración, con su padre no solía fallar esa técnica, con su madre, según el día.

Ivy miró por un momento a su gato, el animal la observaba con sus ojos bicolor, como si le agradase que le prestara atención. La niña, dulce y cariñosa como era puso sus dedos en la jaula del animal para que éste se acercase y le chupara las yemitas, un reconocimiento que hacía cuando llevaba bastante tiempo sin tocarle.

- Aún no le he puesto nombre a mi mascota. Es muy difícil encontrar algo que le pegue y vaya con su carácter... - Entre otras cosas porque aún no tenía claro cómo era el animal - Pero no pasará un día sin que se lo ponga, no podemos continuar así... Estuve pensando en buscar algún nombre de constelación o incluso el de algún mago famoso... ¡Tengo una idea!... - Miró a Luna de repente, pues ella estaba cerca, cogida de su mano - El primer cromo que me salga de la rana de chocolate será la base del nombre de mi gatito... Me lo comeré en el Tren y dejaremos que la magia lo decida todo... - Aunque eso era más bien cuestión de suerte.

En esos instantes pasó por su lado un joven que se le quedó mirando, era un niño de su edad con cara de pillo y una sonrisa que... ¡Oh dioses!...¿No era como la de su hermano cuando quería liarla?

No todos los niños la lían... Donovan no la lía... Seguro que me equivoco...

Aunque el destino a veces jugaba muy malas pasadas, y lo mismo la buena de Ivy acabase estando en más problemas por culpa de los demás de lo que ella misma era capaz de provocar.

- Quiero que me escribas todas las semanas para saber cómo estás y las calificaciones que estás sacando. No te admito nada por debajo del Excelente. ¿Me has entendido?... Y cuando te pongan el Sombrero Seleccionador no dudes de dónde quieres ir, seguro que serás una estupenda Slytherin... - Le dijo su madre antes de abrazarla, cambiando de argumento cuando abrazó a Nolan - Contigo me conformo con que no te echen del colegio y saques buenas notas - Y ya era mucho pedir - Donovan, vigila a tus hermanos, si hacen algo que no deban me lo haces saber. El apellido familiar debe quedar bien alto... - Y ahí hubo un matiz en la madre de los niños Connor, y es que ella valoraba mucho la posición social.

El padre de Jade era bastante más sencillo y afectivo. Abrazó a su niña, a la cual llamaba "gatita", para recomendarle que se portase bien, que hiciera muchos amigos y que disfrutara la escuela. A Nolan le pidió que no destruyese el colegio, un gran consejo, por cierto. Y a Donovan que alejase a los moscones de la pequeña, él ya era un hombre y su principal objetivo, tras los estudios, debía ser proteger a los suyos, considerando Robbert de que no había mayor enemigo que un niño al lado de SU pequeña.

- He disfrutado mucho en vuestra casa - Le dijo a las madres de Luna, mostrando agradecimiento por la agradable estancia del día anterior - Muchas gracias... Y no se preocupen por Luna, aunque caigamos en casas distintas, yo cuidaré de ella y ella de mí - Era una clara promesa de amistad.

Miró a su amiga y le apretó la mano en un gesto cariñoso. Ivy nunca había sido alguien particularmente temerosa, pero con Luna al lado se sentía aún, mucho más segura.

- Estoy deseando abrir un cromo para ponerle nombre a mi gato... - Le confió, y es que su idea podía ser estrambótica, casi una locura, pero las risas estarían aseguradas.

Cargando editor
14/01/2022, 17:23
Úrsula Galloway

Al volver al orfanato después de las compras, tanto ella como Mary tuvieron que pasar por el tercer grado al que le sometieron Ashley, Roy y Henry que les habían estado esperando desde casi cuando se habían ido. Quien también vino a su encuentro fue Libra, como siempre, sin demostrar si estaba o no celosa de la lechuza que apareció con ellas dos dentro de la jaula y sin abrir el pico pero con los ojos muy abiertos observándolo todo.

Lo que fue más difícil de colar, con diferencia, fue exactamente a la lechuza. Los libros, el uniforme, el material escolar, colaban sin problema en una conversación normal sin que el término magia apareciera de por medio. Pero, ¿como explicaban la presencia de la lechuza?

-Es para una asignatura especial que enseñan en el colegio al que va a ir Úrsula. Les enseñan a ser responsables, a cuidar al animal y a enseñarle cosas, entre ellas a volver a casa cuando ella lo ordene y a volver siempre a donde está ella. Por eso está hoy aquí, tiene que saber que esta es su casa-miró a la pequeña Úrsula y le guiñó un ojo discretamente. Durante todo el viaje en coche habían planeado como vender a la lechuza entre sus hermanos sin tener que hablar una palabra de magia, ni de que iba a ser la cartera oficial de la familia adoptiva de la recién descubierta bruja.

-Hoy tengo que enseñarle la casa y se tiene que hacer amiga de vosotros para que os reconozca cuando venga. Y tiene que conocer muy bien la ventana de nuestro dormitorio, para que la localice desde las alturas. La pondremos en el alfeizar un rato para que se lo aprenda todo-explicó Úrsula siguiendo la trola inventada y que derivó en que sus tres hermanos se presentaran a la lechuza, le dieran de comer un poco, la pasearan en la jaula por todo el orfanato para que conociera la casa entera y después subieran los cuatro al dormitorio para dejarla en el alfeizar desde donde reconocería la casa por fuera y su ubicación en la ciudad para volver un día de estos si ella conseguía enseñarla bien y no se perdía por el camino.

Horas después, desde la cama, podía ver a la lechuza y sus enormes ojos naranjas que la miraban fijamente. Seguía sin nombre aún a pesar de que sus tres hermanos habían propuesto cantidad, cada cual más horrible a su parecer. Sintió unos pasos aproximarse a su cama y se volvió a mirar a Libra que llegó y se tumbó sus pies. Y, cuando levantó la mirada, se encontró con Ashley también a su lado. Vio brillar sus ojos a la luz tenue del dormitorio, porque la ventana la habían dejado abierta para que la lechuza pudiera ver el exterior,  y le hizo hueco en su cama. Estuvieron hablando hasta bien entrada la madrugada hasta que el sueño las venció a ambas.

Mary llegó por la mañana temprano, la despertó sin despertar a Ashley y bajaron juntas a desayunar y a preparar lo poco que quedaba ya por empaquetar. La despedida fue rápida por la obra y gracia de Mary que quería las menos lágrimas posibles, lágrimas que no pudo evitar de todas formas. Pero la promesa de volver pronto y enviar cartas para ir contando como iba en el nuevo colegio calmó un poco los ánimos e infundió expectativas de reencuentro que alejaban los fantasmas de las adopciones entre aquel grupito de niños.

Así que pusieron camino a la estación con tiempo de sobra para llegar a la hora en la que habían quedado con Colt y su familia. Ellas dos delante, en el maletero todo lo que habían comprado el día de antes y en el asiento de atrás, una lechuza en una jaula y una enorme mastín que hoy, sí o sí, Úrsula se había negado a olvidarse de nuevo en casa. Con todo eso a cuestas, entraron a la hora convenida a la estación de King Cross y localizaron sin problemas a la familia Derrick que ya habían llegado.

-¡Hola, Colt!-levantó la mano Úrsula llamando la atención de su nuevo amigo en un tono de voz que Mary detectó lleno de ilusión. La miró de reojo para ver cómo sonreía. Le había costado hasta ese momento, sabía que estaba muy preocupada por tener que dejar a Ashley, Roy y al pequeño Henry atrás. Y a Libra. Aunque al principio la pequeña pensaba que iban a adoptarla, después de las compras vio un cambio sustancial en ella y es que ya hablaba sin parar de magia, de las cosas que iba a aprender, de las cosas que podría hacer. El miedo había desaparecido casi por completo y ahora solo necesitaba llegar a ese sitio y hacer nuevos amigos, sentirse como en casa y aprender muchas cosas. Volar ella sola por primera vez.

-¿No encuentras el andén? Yo es que nunca he estado aquí así que no sé-se encogió de hombros, miró su billete y levantó la mirada para ver los números que indicaban cada una de las vías-Pues es cierto que no está este número. Pero es un número raro. ¿Dormir? Me dormí tarde, estuve hablando un buen rato con mi hermana. Ya sabes, prometiendo que ella cuidaría de nuestro hermano pequeño hasta que yo vuelva y de mi perra. Es esta-le dijo señalando al enorme animal que era casi tan grande como ella y Colt-Se llama Libra. Ya se que no puede venir, pero quería que viniera hoy a despedirnos. Le prometí que la llevaríamos con nosotras ayer para comprar y, con los nervios, nos la dejamos en casa. Así que hoy tenía que venir-le explicó mientras miraba alrededor buscando el tren que debían coger. El tiempo pasaba, tenían que localizarlo rápidamente o llegarían tarde y se iría sin ellos dos.

 

Tuvo que parpadear un par de veces y restregarse los ojos para creer lo que acababa de ver. ¿Había gente atravesando la pared que separaba dos andenes? Tiró de la manga de Colt y le señaló aquella parte de la estación. Ambos niños se miraron y sonrieron-Es ahí, seguro. Entre el 9 y el 10, el 9 3/4, como en mates-miró a Libra y le guiñó un ojo-¿Ves? ¿Ya me crees un poco más?

Tuvieron que insistir a los padres de Colt y a su madre de que habían encontrado por donde tenían que ir-Vale, ya, ya ha llegado el momento. Ahora es cuando me tengo que ir y dejaros aquí…¿verdad? -le dijo a Mary, nerviosa perdida- Vale. Vale. Creo que lo tengo todo-miró el carrito en el que estaba toda la compra y la lechuza en la alto-Van a flipar cuando aparezca la lechuza con una carta, será divertido, quiero que me lo cuentes-su sonrisa fue enorme, sentía perderse ese momento pero Mary se lo contaría con pelos y señales-Mi cama solo se la puede quedar Ashley. Si viene otra niña al dormitorio, que Ashley duerma en mi cama que le gusta porque está cerca de la ventana, ¿vale? Y recordar cuando le toca la vacuna a Libra, el mes que viene… y dile a Henry que le intentaré traer más caramelos con sabores de esos raros y… -Mary le puso un dedo en la boca para callarla y le dio un fuerte abrazo.

-Cuídate mucho, pequeña. Es una gran suerte poder ir a ese sitio al que vas. Recuerda por lo que estas allí y aprovecha todo lo que puedas aprender. Serás una gran bruja, estoy segura-le dio un enorme beso y la empujó hacia aquella pared de ladrillo. Cuando vio que la pequeña agarraba el carrito y echaba a andar hacia la pared la miró con orgullo, hasta que se percató de que tenían aun agarrada de la correa a Libra y tiraba de ella como si nada.

-¡Oye! Libra se queda…. -le dijo cogiéndole la correa de su mano y mirándola con cara de pocos amigos

Úrsula puso cara de niña buena y se encogió de hombros, resignada-Lo he intentado, Libra. Pero ya sabes lo que te he contado, que no dejan venir a perros-le dijo con voz bajita-Intentaré que vengas algún día-Alargó la mano y le tendió la correa a su madre-Vaaaaale. ¡Pero por poco!-le sonrió a Mary, que le revolvió el pelo riendo con ganas.

-Pregunta por allí a ver qué se puede hacer, lo mismo te la dejan llevar algún día para una visita rápida. ¡Quién sabe! ¡Pórtate bien y disfruta, Úrsula!

Una vez despedida de su madre y de Libra, a quien le dio un beso entre los ojos, se acercó a Colt-¿Empujamos los dos el carrito a la vez contra la pared? Puede ser divertido. ¿Contamos tres y corremos? A la de tres, no a la de y tres. ¿Sabes cómo es? Yo cuento y digo… una, dos, tres. Y cuando diga tres echamos a correr. ¿Vale?

Cargando editor
15/01/2022, 12:13
Luna Ferlet

Cuando me desperté aquella mañana, la luz del sol ya estaba entrando en mi habitación y me hizo estirarme como si fuese el mejor día de mi vida. No me extrañaba, pues el día anterior había sido genial y aunque era difícil superarlo, contaba con que estar en el expreso de Hogwarts y la selección de casas superaran aquello, si bien al pensarlo, volví a caer en mi preocupación por cómo saldrían las cosas y por supuesto, si al final estaría en la misma casa que Ivy.

Me volví hacia un lado y vi entonces a Ivy que aún dormía. Habíamos dormido en la misma cama, calentitas bajo la manta, y nos habíamos quedado despiertas un buen rato, hasta que al final, nos quedamos dormidas sin darnos cuenta. Simplemente, dejé de hablar, cerré los ojos y lo siguiente que recordaba era despertándome aquella mañana.

Estuvo un ratito mirándola, feliz de haberme encontrado con ella, y cuando vi que abría los ojos, la saludé con una sonrisa en la cara.

-Buenos días, Jade. ¿Qué tal has dormido? Espero que bien. Yo creo que mi cama es muy cómoda pero supongo que será un poco raro dormir en una distinta.

Después de levantarnos e ir al baño para asearnos, nos vestimos y bajamos a desayunar. Yo no podía dejar de sonreír, ni tampoco de mostrar lo nerviosa que estaba.

-Ay, estoy muy nerviosa. Nunca he viajado en tren, ¿lo sabías? La verdad es que solo he hecho un viaje en mi vida y…

Entonces me callé.

Aquel fue mi primer y último viaje al extranjero, pues a causa de ello era por lo que tenía mi condición. Sabía que había sido mala suerte pero eso no quitaba que desde entonces, apenas hubiese salido de casa y mucho menos pensado en alejarme de ella. Salvo mi visita a Londres, y alguna que otra ocasión en la cual habíamos ido de compras, no había vuelto a ver más allá de Cornualles.

Me quedé muy seria unos momentos, pero solo fueron eso, unos pocos segundos, y rápidamente volví a sonreír.

-Venga, vamos a desayunar –le dije a Ivy, cogiéndola de la mano y tirando de ella para salir corriendo y bajar.

Cuando llegamos abajo, mis mamás ya tenían lista la mesa, que incluía un sitio para Ivy, con un tazón y un plato. Entré dando saltos y rápidamente, les di sendos besos.

-Buenos días, mamá. Buenos días, mami –les dije, primero a Janice y después a Eloise.

-Buenos días, hija. ¿Qué tal habéis dormido? –nos preguntó Janice mientras tomaba asiento.

-Seguramente muy bien porque estuvieron cotorreando hasta bien tarde, ¿no es así, hija? –me dijo entonces Eloise, mirándome con una sonrisa.

Yo miré a Ivy y ahogué una risa.

-Sí, es vedad. Pero hemos dormido muy bien, mami. ¿Verdad, Jade?

El desayuno se desarrolló estupendamente y yo no podía dejar de mover las piernas, nerviosa por lo que me esperaba y también a causa de lo contenta que me sentía. Todas estábamos muy alegres y fue el mejor desayuno de toda mi vida.

Eso hizo que tardásemos en marcharnos y encontrásemos algo de tráfico por el camino. No solíamos conducir porque era un tostón, pero la verdad era que tampoco estaba muy mal del todo porque así podíamos ver la ciudad y era emocionante observar a la gente andando, corriendo, enfadándose por pasar unas extrañas luces en rojo y un montón de cosas que yo no entendía pero que mis mamis sí.

Al final, llegamos a la estación justo a tiempo, y también allí había bastante gente. Jade parecía nerviosa porque deseaba ver a su familia antes de salir, incluso al pesado de Nolan y su hermano mayor. Seguramente tendríamos mucho tiempo para sentir que estuviese con nosotros, le comenté en algún momento.

-Sí, hay mucha gente. ¿Mamá, qué andén es?

-El 9 ¾, hija –me respondió Janice, comprobándolo en el billete. Entonces lo localizamos y vimos como ya había algunas familias que lo estaban atravesando, pues solo quedaban… ¡quince minutos!

-Sí, es lo más seguro. Ten en cuenta que llevan todas tus cosas y las de tus hermanos así que es mucho mejor esperar en el otro lado –le explicó Eloise, mientras terminábamos de llegar.

Cuando llegamos al muro, Ivy dijo de pasar ella primero, pero yo le corregí.

-No, hagámoslo las dos a la vez, ¿vale?

Y eso fue lo que hicimos, pasamos las dos al mismo tiempo, pensando en atravesar el andén, y en cuanto lo hicieron, en lugar de chocar con el muro, pasaron justo al otro lado, en donde ya estaba esperando el tren y por supuesto, la familia de Ivy.

Ivy se lanzó rápidamente a ellos, abrazando a su madre y a su padre, y empezó a contarle que se lo había pasado súper bien en nuestra casa. Mis madres cruzaron en ese momento y se unieron a nosotros.

-Ha sido un encanto de niña. Nos ha encantado tenerla –le dijo Janice -. Desde luego, puede volver siempre que quiera.

Ivy parecía querer volver, lo cual era maravilloso, aunque de nuevo mis pensamientos se desviaban hacia cosas más terribles que me resultaba difícil de dejar pasar. Pero mientras tuviese cuidado, no debía pasar nada, ¿verdad? Claro que seguro que antes de que acabase el año, se enteraría de lo que me pasaba, por lo que casi era mejor no pensar en ello. No sabía cuántas veces me había dicho eso a mí misma, pero no parecían suficientes porque era la única manera que tenía de no sentirme demasiado triste, aunque a la vista de lo buena que era Ivy, eso iba a ser imposible si al final dejaba de ser amiga mía.

Y mientras tanto, Ivy seguía hablando de todo, de lo que había comido, de su gato, y se le ocurrió una idea súper genial. Cogió mi mano y me miró muy sonriente mientras me la comentaba.

-¡Buena idea, Jade! ¡El primer cromo será el nombre! Ya estoy nerviosa por saber qué te saldrá –le dije, dando saltitos.

El tren estaba a punto de salir y nosotras todavía teníamos allí todas las cosas, así que miré a mi madre.

-Mamá, mami. ¿El tren no se irá sin nuestras cosas, verdad? ¿Y Edwina? ¿Dónde viajará?

Fue Eloise quien me respondió.

-Edwina puede viajar contigo e incluso puedes soltarla para que mueva un poco las alas. Ten en cuenta que ha estado encerrada mucho tiempo.

-Y… ¿no se perderá? –le pregunté, dudando.

-No, claro que no. Las lechuzas son muy inteligentes. Seguirá el tren a su ritmo y llegará a donde estés tú, tranquila. Cuando estéis en camino puedes soltarla si quieres.

La madre de Ivy abrazó a Ivy y le insistió en que le escribiera.

-Puede usar mi lechuza siempre que quiera –les sugerí, porque así podría recibir muchos mensajes. No sabía si habría lechuzas en el colegio para nosotras pero mientras estuviese Edwina no había por qué preocuparse.

Lo que sí parecía preocupante era la exigencia de su madre. Ivy iba a tener que estudiar mucho para sacar esas notas tan buenas. Yo miré a mis madres, esperando que ellas me dijesen lo mismo, pero en lugar de eso solo sonreían y me acariciaron el pelo.

Después, miró a Nolan y vi como le pedía menos. Me hizo gracia que lo más importante fuese que no le echaran. ¡A saber todas las travesuras que hacía! Donovan, el hermano mayor, iba a tener mucho trabajo si debía vigilarle.

Ivy se despidió después de mis madres y prometió cuidar de mí.

-Me alegro –dijo Janice -. Sé que lo harás, y que os cuidaréis una a la otra. Y puedes volver cuando quieras.

A continuación, Eloise sacó el termo con la bebida y me la dio.

-No te olvides de tus… vitaminas, Luna. Acuérdate de tomarlas cuando te sientas más débil y de pedirnos más siempre que te haga falta. Y hazle caso a los profesores y a la directora, que prometió cuidar de ti.

Yo asentí y cogí el termo, muy seria.

-Sí, mami. No te preocupes –les dije, dándoles a ambas un abrazo y un gran beso. En esos momentos sí que estaba preocupada, porque era todo una aventura y no sabía cómo me iría.

Lo único que me tranquilizaba era que por suerte, no estaba sola; tenía a Ivy a mi lado, al menos por el momento.

Tenía tanto miedo y estaba tan nerviosa, que empecé a llorar sin darme cuenta. No sabía si habría alguien más haciéndolo y me sentí un poco mal por ello, pero es que nunca me había alejado de casa ni de mis madres, y mucho menos desde lo que me sucedió. Ahora solo Ivy me daba confianza para seguir.

Cogí su mano y miré hacia el expreso, cuya chimenea humeante parecía estar diciendo que no nos entretuviésemos mucho porque estaba a punto de salir; era muy bonito.

Así que cogí a Edwina, mientras Ivy hacía lo mismo con el transportín en el cual llevaba a su gato sin nombre, y ambas nos dirigimos hacia el interior.

Cargando editor
16/01/2022, 10:40
Michael Cramson

La manaña en casa de los Cramson había sido frenética. Bueno... al menos, en el caso de Michael. No solía despertarse demasiado temprano, pero el día en que su hermana y él tenían que partir a Hogwarts, antes de que saliera el sol ya tenía los ojos como platos. Para distraerse, se levantó y comprobó por decimoquinta vez que tuviera todo bien preparado y no se dejara nada. Fitzens maulló de forma perezosa de un modo que sonó sospechosamente parecido a "¿otra vez?". Pero todo estaba en su sitio, bastaría con que no se olvidase alguna de las maletas allí. Suspiró y se sentó en la cama, mirando por la ventana. El sol estaba empezando a salir. Por fin había llegado el día.

Un par de horas más tarde, los Cramson estaban ya desayunando. Jane se encargaba de dejar toda la cocina en perfecto estado de revista antes de salir, y Leonard leía su periódico con evidentes muestras de no haber dormido bien. Pocas veces le habían visto bostezar tanto. Aunque no quería decirlo, todos sospechaban que en el fondo estaba un poco preocupado por que Keira y Michael fueran a marcharse al colegio. No lo habían pensado, pero... era la primera vez en mucho tiempo que sus padres iban a quedarse solos del todo.

Espero que las lechuzas no tarden en llegar —dijo Michael, para dejar claro que escribiría a casa a menudo.

El comentario no pareció tranquilizar mucho a su padre, que volvió a murmurar algo sobre que era ridículo que no pudieran enviarles un e-mail, que llegaba mucho más rápido.

Un rato después, se pusieron en marcha (una vez más con polvos flu, para disgustó de Leonard) y no tardaron mucho en aparecer en una chimenea cercana a King's Cross. Tenían tiempo antes de que saliera el tren, pero tampoco demasiado... así que fueron con paso tranquilo pero decidido hasta la barrera del andén 9 y 3/4, y una vez allí Keira sonrió y extendió un puño hacia Michael.

¿Piedra, papel, tijera para ver quién va a antes? —le preguntó—. ¿O te sientes valiente y prefieres ir primero?

Michael sonrió también, sabiendo que su hermana había detectado su nerviosismo y trataba de levantarle el ánimo. La verdad era que le apetecía ir primero, pero decidió seguirle el juego a Keira y extendió el brazo también. Keira sacó tijera y él papel, así que su hermana ensanchó su sonrisa y tras un "¡nos vemos al otro lado!" se lanzó a la carrera contra la barrera del andén en cuanto no hubo ningún muggle mirando.

Según se acercaba, Leonard se encogió como temiendo un impacto, pero la chica y su carrito atravesaron la pared de ladrillo limpiamente. Jane negó con la cabeza, con una sonrisa.

Esta chica... —dijo— Últimamente está muy lanzada. No hace falta que corras tanto como ella, Michael. Simplemente avanza con decisión hacia el muro.

El chico asintió y respiró hondo. Era la primera vez que iba a cruzar la barrera sin ir de la mano de mamá. Su expresión se volvió seria y no lo dudó un instante, empujó el carrito para avanzar. Cuando llegó hasta el muro de ladrillo, lo atravesó sin problema y se "metió" en la gruesa columna... antes de salir a un andén completamente diferente del resto de la estación. ¡Lo había conseguido!

Rápidamente, se quitó de en medio para no estorbar a la siguiente persona que cruzara el paso, y se dirigió hacia su hermana que le hacía gestos con una mano.

¡No ha estado mal! —dijo Keira, dándole una palmadita en el hombro—. Va a ser verdad que te vas haciendo mayor y todo.

Michael se rió y le sacó la lengua a su hermana, mientras Fitzens maullaba en su transportín. El Expreso de Hogwarts esperaba en las vías, con la chimenea echando ya humo. Los alumnos y sus padres se apiñaban por todo el andén, despidiéndose y deseando suerte a los chicos para el nuevo curso. Un escalofrío de nervios y emoción recorrió la espalda de Michael. ¡Ya no faltaba nada para salir hacia Hogwarts!

Cargando editor
16/01/2022, 11:26
Directora

Había sido un día muy diferente, lleno de emociones y para algunos, incluso para conocer a nuevos amigos, aunque después, cada uno de vosotros lo asimiló de manera diferente.

Para Úrsula el problema radicaba en no poder compartir todas las experiencias que había vivido. Fue fantástico volver a ver a Libra, a acariciarla y abrazarla, pero en cuanto estuvo delante de sus amigas y amigos, supo que tenía un problema.

Ashley no se lo creía, por supuesto. Aquello era demasiado extraño. Sin embargo, era solo un día, porque Mary estaba decidida a contárselo a Ashley en cuanto volviera, dándole así tiempo para que pudiera digerir lo que estaba sucediendo. Prefería que la amiga de Úrsula no supiese nada y desconfiase, a que tomase una actitud diferente. Los niños a veces podían ser envidiosos y hacer daño aun sin pretenderlo, por lo que Mary iba a gestionar aquello a su manera.

Eso facilitó las cosas a la mañana siguiente, pues Ashley deseaba despedirse pero también sabía que había muchas cosas que no le estaban contando. Se levantó y abrazó a su amiga, y aceptó la promesa de que les mandaría cartas para explicarle cómo le iba. Cuando volviese Mary, ambas hablarían de lo que ocurría en realidad.

Los Crawford, por su parte, no habían parado en toda la mañana. Había demasiado que hacer, demasiado que guardar, y muchos nervios ante lo que les esperaba, sobre todo en el caso de Michael, pues su hermana ya había pasado por todo aquello y simplemente estaba feliz de regresar a Hogwarts. Su padre no entendía que tuviesen que mandar cartas vía lechuza, al igual que él hacía con sus compañeros de trabajo. Los magos eran bastante tontos con todo aquello.

Mientras tanto, en la casa de los Derrick, el asunto era bien diferente. Colton estaba demasiado nervioso como para dormir. Su padre no tenía ningún problema en despertarse temprano. De hecho, lo había hecho durante la mayor parte de su vida, pues el trabajo en una panadería requería entre otras cosas, que te pusieras con las manos en la masa, literal, lo antes posible, para que todos tuviesen su pan recién horneado y todo cuanto necesitaran.

Por eso cuando Colton les despertó a las 3 de la mañana, su reacción no se hizo esperar. La suya y la de su madre. Era normal para Colton estar nervioso aquel día en particular, pero no tanto.

Afortunadamente, lograron que volviese a la cama y se levantó a una hora más normal. Thomas había estado trabajando la noche antes precisamente para tenerlo todo listo y que no importara perder medio día acompañando a Colton, pero estaba claro que tendría que descansar cuando volviesen, porque apenas había conseguido hacerlo gracias a su hijo.

En cualquier caso, lograron llegar a la estación a tiempo, esperando ver a la familia de aquella joven que les habían acompañado el día antes durante las compras, pero Tomas y Mía todavía tenían un buen problema y era el andén. ¿Dónde demonios estaba eso de 9 ¾? Estaban el 9 y el 10, lo normal, pero no algo así y entre ambos no existía más que un muro de ladrillos completamente vacío.

Cuando les preguntaron a uno de los trabajadores de la estación, les miró con cara rara y mucho peor fue cuando Colton le habló de Hogwarts.

Aquello no tenía ningún sentido.

Entonces vieron por fin a Úrsula y su familia. Al menos si estaban perdidos, lo harían acompañados.

-Ah, menos mal que encuentro una cara familiar. Hola, Mary. Estamos desesperados. No sabemos en dónde está ese andén 9 ¾  -le dijo Tracy, visiblemente preocupada -. Es como si nadie hubiese oído hablar nunca de él.

Colton le dijo lo mismo a Úrsula aunque también empezó a hablar de otras cosas, pues su nivel de nervios en la escala Colton estaba muy por encima del diez y eso significaba que no podía quedarse quieto ni tampoco callado.

Úrsula tampoco entendía por qué no encontraban el andén, y le presentó a Libra mientras hablaba. Para Úrsula era una pena que no pudiese ir con ella, pero debía aceptarlo, al igual que otras cosas.

Mientras tanto, Mary hablaba con los padres de Colton.

-Yo tampoco lo sé, la verdad. He estado muchas veces en la estación y nunca supe de un andén que tuviese un número así –reconoció Mary, sin ocultar su extrañeza y confusión.

Y entonces, lo vieron. Una niña pelirroja y otra de pelo oscuro que se dirigían corriendo hacia el muro que había entre los andenes 9 y 10… y desaparecían.

Eso era la prueba definitiva de que había magia y ellos estaban haciendo los tontos preguntando, porque estaba claro que nadie podía verlo, salvo ellos, que para eso eran magos. Rápidamente se lo dijeron a Mary, Thomas y Mia, que hablaban algo nerviosos, sin saber muy bien qué hacer, y que terminaron por seguirles a donde decían.

Había ya varios niños esperando para entrar por lo que los adultos se convencieron de que era por ahí por donde debían entrar. Mientras esperaban, Colton tuvo aquel arranque de niño bueno en los que el mundo podía tomar un poco de aire.

Thomas le devolvió el abrazo y sonrió.

-Yo también voy a echarte de menos, aunque no te lo creas. Es verdad que podré dormir más pero no será lo mismo sin ti –te dijo, dándole un beso.

A continuación fue el turno de su madre.

Ella solo sonrió y le abrazó, sin decir nada, aunque al ver como los niños desaparecían, miró a Colton con curiosidad.

-No te preocupes, hijo. Tú procura ser… bueno, procura que el colegio siga en pie mientras estés tú allí.

Úrsula también se despidió de Mary, que estaba muy contenta por ella y no pudo evitar soltar unas cuantas lágrimas.

-Sí, no te preocupes. Solo Ashley dormirá en tu cama. Y me encargaré de Libra, tranquila –le dijo, antes de despedirse de ella y decirle que estaba muy contenta de que fuese a ir a aquel colegio.

Finalmente les llegó el turno. Colton y Úrsula tomaron carrerilla y detrás de ellos, Mary, Thomas y Mía, que se miraron con desconfianza, y cuando estaban llegando a la pared… esta desapareció, dejando paso al andén y al tren que les esperaba.

Michael y su familia llegaron justos de tiempo pero sin preocupaciones, aunque los nervios del joven eran más que evidentes. Keira aceptó jugarse a ver quién entraba primero en el andén y tras ganar, se lanzó a toda prisa a través del muro, desapareciendo en él. Leonard estuvo a punto de taparse los ojos y suspiró aliviado cuando no ocurrió lo que parecía y se temía, pues a pesar de haberlo vivido anteriormente, no había manera de que se acostumbrase.

-De verdad que no comprendo por qué motivo no se indican las cosas como hacemos nosotros. Es que os gusta llamar la atención y hacerlo todo cien veces más difícil. Vamos, Michael. Caminemos como dos personas normales.

Luna e Ivy, por su parte, ya habían atravesado la pared. Para ellas, al igual que en el caso de Michael y Keira, todo había sido todo más sencillo pues ya lo conocían y no les costó nada localizar el andén y decidirse a atravesarlo.

Así que al final, estaban todos allí, Luna y Ivy, Colton, Úrsula, Michael, Keira y sus respectivas familias... y por supuesto, el expreso que les esperaba. Las familias de todos observaron como sus hijos e hijas miraban hacia el expreso para entrar en él. Todos os dirigisteis hacia uno de los compartimentos, coincidiendo en el mismo, y desde él podíais ver a vuestras familias agitando la mano para llamar vuestra atención.

El tren estaba a punto de salir y vosotros con él, además de todos los alumnos y las alumnas que iban a ir a Hogwarts aquel año. Había nervios y excitación en todas partes, futuros compañeros y compañeras corriendo por los pasillos, de un lado para otro, y lechuzas, gatos, ratas y sapos allá donde miraseis.

Y mientras vosotros estabais más pendientes de lo que había dentro, desde fuera vuestras familias os buscaban con la mirada, pues sería la última vez que os verían en varios meses; al menos, hasta que llegasen las navidades.

Notas de juego

Estáis todos en el mismo compartimento (por fin juntos!!!!!)

Cargando editor
17/01/2022, 10:48
Ivy Jade Connor

Si algo podía decir Ivy es que la noche previa a su primer día en Hogwarts había sido maravillosa. La pelirroja había encontrado una amiga con la que poder compartir sus aficiones y que tenía un carácter tan dulce como el suyo propio. Jade no era como Nolan, a ella no le iba el hacer trastadas, ni gastar bromas a los demás. Era una joven tranquila que le gustaba hablar de mascotas, cromos, quidditch e incluso curiosidades mágicas que venían en las revistas, gustándole además de todo, los juegos de estrategia como el ajedrez, a pesar de no ser demasiado buena en ellos. El hecho de que a luna le gustasen las hierbas era algo que a la pelirroja le encantó, pues ella tenía facilidad para hacer pociones y, muchas veces, los ingredientes de las mismas eran de origen vegetal.

Luna sufría mucho por el tema de la distribución de Casas, pero Ivy apenas se lo planteaba pues, de alguna manera, no tenía pensamientos de romper su amistad con Ferlet, a pesar de que pudieran estar en sitios distintos. Aunque bien era cierto que no podrían compartir las noches estando separadas, al menos se verían por el colegio y podrían pasar un tiempo juntas a diario, y con eso ya se conformaba. Lo importante al final era que hubiesen conectado.

Había dormido muy bien en la cama con Luna, era cómoda y no extrañó descansar en una distinta a la suya. Quizás eso se debiera a que en las zonas de campo refrescaba, y estar calentita debajo del edredón junto con su amiga, lo hacía todo mucho más agradable. Parecían hermanas, se asearon, vistieron y compartieron confidencias, como que ninguna de las dos había viajado previamente el tren. La aventura del día sería para ambas.

Jade se extrañó de que Luna comenzase una conversación sobre su único viaje en la vida y no continuara narrándolo, aunque claro, debían bajar a desayunar, quizás fuera por eso por lo que había decidido parar de explicarle pues sus madres debían estar esperándolas. Así que la pelirroja no indagó más en cómo fue aquel viaje al que hacía referencia. Seguramente en otro momento se lo contase.

El desayuno estaba delicioso, y hablar con las madres de Luna se hacía agradable, pues ellas comprendían y permitían que se hubieran quedado cotorreando buena parte de la noche, entendiendo que para su hija y nueva amiga era un momento especial. El caso era de que habían descansado bien lo poco que lo hicieran.

Para Ivy la novedad fue montar en un coche que les llevara a la estación. Su familia, muy mágica ella, sólo usaba polvos Flu, trasladores, se aparecían o usaban escoba, pero conducir para ir a la estación era algo impensable en los Connor. Jade se dedicó a mirar por la ventanilla del automóvil mientras las personas de fuera se movían de un lado para otro. No lo había dicho pero aquel objeto muggle le inquietaba y provocaba más nervios incluso que ir a Hogwarts.

Ambas niñas tomaron la decisión de pasar juntas, a la vez, el muro que les separaba de la estación mágica. Ivy sonrió a su amiga con alegría. Era mejor idea hacerlo a la par, así lo recordarían para siempre y por eso asintió, realizando una cuenta atrás característica "3, 2, 1, ya".

A Jade le encantó ver a sus padres y abrazarse a ellos, mientras les contaba las novedades de la noche anterior, completamente emocionada. Además había una novedad grandiosa, ya sabía cómo se llamaría su mascota, su nombre tendría que ver con el primer cromo mágico que le saliera en la rana de chocolate, justo la primera que se comería en el Expreso de Hogwarts.

Mientras Luna preguntaba a sus madres por Edwina, preocupada de que no se perdiese, Ivy cogía bien fuerte el trasportín de "gato", dispuesta a no separarse de él, pues ya en breve debían subir al tren para encaminarse a la escuela de magia y hechicería - Gracias Luna - Dijo a su amiga cuando le ofreció la mascota para poder mandar correo a sus padres. Pero no fue el único agradecimiento, puesto que también haría ese gesto con las Ferlet.

Besos, abrazos y alguna que otra lágrima quedaba en la estación. Eloise le dio un termo a Luna, no debía olvidar sus vitaminas y la joven Luna asentía obediente - ¿Por qué tomas las vitaminas? ¿Tiendes a enfermar? No te preocupes, cuidaré de ti cuando eso suceda... - Prometió Ivy con su dulzura característica, posiblemente si parte de su familia no fuera Slytherin, ella jamás hubiera ingresado en esa casa por carácter, aunque podía llegar a ser muy astuta si se lo proponía, y es que sus planes para conseguir la escoba, estarían vigentes a lo largo del año.

- Ey no llores, Luna... Estamos juntas... Ven.... - Y con seguridad cogió su mano y tiró de ella hacia el tren - Sonríe, esta oportunidad es única en la vida, es el primer paso para ser brujas de provecho, según me dijo mi abuela una vez. Además te quiero contenta porque vamos a elegir el nombre de mi gato. ¡Va a ser todo un acontecimiento!... - Invertía bastante tiempo en animarla, no quería que bajo ninguna circunstancia estuviera triste.

Las dos jóvenes se subieron al tren y comenzaron a buscar un compartimento que estuviera vacío - Este está lleno. Sigamos caminando... - Y siguieron hasta el siguiente, el cual estaba completamente libre para su disposición - Genial, así podremos ponernos al lado de la ventanilla... - Y así hicieron, acomodándose en el lugar hasta que otros jóvenes entraron y se acomodaron justo al lado de ellas. En todo momento la pelirroja miraba a los que se acomodaban dentro del compartimento, sonriéndoles y presentándose.

- Hola, soy Ivy Jade Connor, es mi primer año... - Explicaba de forma continua - Ella es mi amiga Luna Ferlet... ¿Cómo os llamáis? ¿Tenéis alguna preferencia de Casa?... ¡Oh estoy tan nerviosa por ir a Hogwarts!... - Era muy abierta y agradable, un dulce de niña deseosa de hacer amigos nuevos.

El tren hizo la señal de que en breve partiría e Ivy se asomó a la ventana para decirle adiós a sus padres. Una última despedida hasta las vacaciones navideñas.

Cargando editor
17/01/2022, 21:11
Luna Ferlet

Ivy parecía no comprender que yo me preocupase tanto por la casa que nos tocaría, pero es que para una amiga que había encontrado, me resultaba muy duro despedirme de ella. Los nervios que sentía por empezar el colegio no eran comparables con el miedo a perderla, ya fuese porque ella estuviese en Slytherin y yo en Gryffindor, o porque descubriese lo que… era.

Pero ya me había dicho muchas veces a mí misma que tendría que dejar eso de lado hasta que llegase porque así no iba a disfrutar de mis momentos con ella y con todos los niños y las niñas que empezábamos en el colegio.

Al menos tendría aquella tarde y noche que habíamos pasado juntas, aquel desayuno que habíamos hecho todas entre risas y que había sentido como si fuese algo maravilloso. La noche parecía haber durado un montón de horas y cuando nos levantamos, lo hicimos como si hubiésemos hecho aquello muchas veces. Era todo tan divertido que hasta lavarse los dientes estaba bien. Me reía tanto que eché la mitad de la pasta de dientes en el suelo y tuve que limpiarlo con un papel, mientras Ivy se desternillaba a mi costa.

Hasta desayunar resultó mejor que nunca, y no porque tomásemos algo diferente sino porque todas hablábamos mucho, gastábamos bromas y sonreíamos con la idea de lo que nos esperaba. Notaba que Ivy estaba nerviosa pero no tanto como yo, quizás porque ya lo había vivido mientras que para mí era la primera vez.

Cuando estuvimos listas, y con todas mis cosas guardadas en el baúl, mi mamá Eloise lo hizo levitar hasta la entrada y después lo cargaron entre las dos en el coche. Yo había viajado muchas veces en él pero para Ivy eso sí que era nuevo y diferente. Ella nunca había ido en uno.

-¿De verdad? Pues a mí me parece muy divertido –le comenté  antes de subirnos. Le dije después cómo debía colocarse el cinturón y también para qué servía -. Es que los coches pueden frenar de golpe y podemos hacernos daño.

Pero eso no era lo mejor, así que empecé a explicarle por qué me gustaba tanto ir en coche y tampoco usar otros medios de transporte, como los polvos Flú.

-Ah, pues a mí me encanta porque puedes ir viendo por donde vas todo el rato y ves a la gente andando, hablando y todo eso. Mira, ahí hay uno sacándose un moco de la nariz –dije, echándome a reír sin poder evitarlo. Todo era gracioso cuando tenía a Ivy para compartirlo -. Los polvos Flú no me gustan nada porque no son seguros. Mira lo que me sucedió cuando fui al callejón Diagon. Aparecí en la tienda de tu abuelo. Aunque me pareció muy simpático; se portó súperbien.

Efectivamente, su abuelo se había ocupado de mí y gracias a él había podido llegar al callejón. Le debía al menos una caja de caramelos para agradecérselo, aunque no se lo dije a Ivy. Si volvía a verlo alguna vez, tenía que comprarle una.

El viaje fue muy tranquilo. Había mucho tráfico pero eso nos permitió no perdernos nada y ver un montón de cosas, como a gente llevando a sus perritos caminando a su lado, aunque yo siempre me había preguntado quién llevaba a quien.

Finalmente, llegamos a la estación, que como siempre estaba llena a rebosar, y no tardamos en localizar el andén. Después de todo, sabíamos el número. El andén 9 y ¾, entre el 9 y el 10. Había ya una larga fila de gente para entrar, así que nos pusimos a la cola, y cuando nos llegó el momento, entramos las dos juntas, como si fuésemos buenas hermanas, y corriendo  y riendo al mismo tiempo, y cuando estuvimos en el otro lado, ambas distinguimos rápidamente a la familia de Ivy, que estaba esperando en el andén, aunque yo estaba muy sorprendida.

¡Qué raro era todo!

De repente estábamos rodeados de gente, pero no como en el callejón Diagon, sino algo muy diferente, porque allí había muchos niños y niñas despidiéndose de sus familias, nerviosos, pendientes de no entrar demasiado tarde en el tren que parecía esperarnos mientras desprendía todo aquel humo que se extendía por todas partes.

Pero sobre todo, estaba aquel tren, precioso, tan bonito con ese color rojo en la parte de abajo y el nombre esculpido en la parte anterior. Era ge-nial.

Cuando mi madre me entregó el termo, desperté la atención de Ivy, que me preguntó por él.

-Bueno, a veces. Por eso mis mamás me dan una poción que me ayuda –le expliqué, algo azorada. Su ofrecimiento de cuidarme hizo que enrojeciese hasta la coronilla, pues nadie había cuidado de mí, salvo mis madres. Solo lamentaba que en realidad ella no pudiese hacer nada y yo… no pudiera contárselo.

Miré entonces a mis madres y las abracé y besé una detrás de otra. Asentí ante la idea que me dieron de soltar a Edwina cuando estuviésemos ya en marcha, aunque no estaba completamente segura de ello, y cuando por fin nos dirigimos hacia el tren, una extraña sensación de miedo y nostalgia me invadió.

Yo no podía evitar llorar porque era todo demasiado nuevo para mí. Pensándolo mejor, no quería irme y dejar mi casa para estar en un colegio en donde sabía que tarde o temprano tendría problemas. Sí, tenía miedo, y en mi casa nunca lo había tenido, incluso en los peores momentos.

Así que cuando llegué a la puerta, me quedé allí quieta, si atreverme a entrar completamente, impidiendo el paso de Ivy y Nolan, que marchaban detrás de mí, y vuelta para mirar a Janice y Eloise como si no volviese a verlas más.

¡Qué tontería!, pensé. ¡Claro que iba a volver a verlas! En Navidad seguro que regresaba, aunque parecía estar todavía muy muy lejos.

Las saludé a ambas con la mano, sonriendo, y miré una última vez a Ivy antes de subir del todo en el tren. Ella era mi apoyo en aquel día tan difícil para mí y jamás lo olvidaría.

El pasillo se sentía extraño porque estaba semioscuro y había mucha gente moviéndose por él. Me sentía muy extraña caminando por él, pero no éramos las únicas y eso ayudaba. No sabía si habría alguien que se sentiría igual que yo, pero esperaba que sí, porque eso significaría que no era tan rara.

-Eh… Jade, ¿c-cuál es nuestro compartimento? –pregunté, sin darme cuenta de que en realidad, no había ninguno establecido. Cualquiera que escogiésemos valdría. Pero por si acaso, miré el billete. Efectivamente, no venía indicado ninguno, así que podíamos elegir el que nosotras quisiéramos.

Yo iba con Edwina y ocupaba bastante sitio, pero delante de mí había un chico que todavía ocupaba más porque llevaba varias maletas. Quizás había decidido llevar parte del equipaje con él en lugar de dejarlo con el resto.

Mientras tanto, nosotras íbamos mirando uno tras otro, hasta que por fin Ivy dio con uno que estaba vacío. Entramos y dejamos nuestras cosas sin perder tiempo.  Yo dejé a Edwina encima de un asiento y me asomé por la ventana, buscando a mis madres y también a las de Ivy.

-¡Mira, allí están todos! –dije, saludándoles con la mano, esperando a ver si me veían.

Ivy había dejado también el transportín con su gato encima de uno de los asientos, así que ya teníamos nuestros lugares escogidos.

Estaba nerviosa antes de subir y seguía estándolo en ese momento. ¿Se me pasaría alguna vez?

Nolan se dejó caer encima de uno de los asientos. Parecía aburrido; entonces volvió a saltar sobre ellos, como si creyese que era una cama elástica.

-Nolan, eso está para sentarse, no para saltar –le dije, dándome cuenta de que tenía que haberme callado. Yo no era su hermana y ella no era mi hermano. Pero es que me sentía como si lo fuese, qué raro.

Definitivamente yo y mi bocaza íbamos a tener problemas serios como no aprendiese a controlarla.

Entonces la puerta del compartimento se abrió y empezaron a entrar varios chicos, uno tras otro. Uno de ellos me recordaba un poco a Nolan mientras que el otro era un poco serio. También había una niña que parecía muy simpática.

Ivy empezó con las presentaciones, diciendo su nombre y el mío, y lanzándose rápidamente a preguntar por la casa, decir que estaba nerviosa y todo eso. Yo no sabía qué decir, pero miré a todos y me animé.

-Mis mamás son de Gryffindor, así que supongo que a mí me tocará también estar en esa casa. En cambio Jade cree que caerá en Slytherin, como su madre. ¿Vosotros dónde pensáis que os tocará?

Yo no sabía en dónde estaba cada uno, al igual que tampoco sabía cómo se escogían las casas. ¿Por las familias? ¿O tenía que ver con cada uno? Recordaba habérselo preguntado a Janice en una ocasión y me dijo que era diferente para cada persona y que a ellas no le importaban en donde cayese, mientras yo estuviese bien.

Pero yo me debatía en aquellos momentos entre estar con Ivy o estar en el mismo lugar que ellas. No estaba segura de nada.

Y al mirar a los recién llegados me pregunté si ellos lo tendrían tan claro como Ivy. ¿Sabrían exactamente a qué casa deseaban ir?

Cargando editor
18/01/2022, 22:36
Colton Derrick

Coltón abrió mucho los ojos al ver a Libra, era una pasada, era una mezcla entre elefante y perro, y parecía súpersimpático. Pidió permiso para acariciarlo y cuando se lo dieron lo acarició. Entendía por lo que Úrsula quería llevárselo, pero era muy grande y debía comer por lo menos por 20 lechuzas o 50 gatos, así que igual por eso se tenía que quedar allí. Intentó consolar a Úrsula como pudo, dándole golpecitos en el hombro e intentando que pensara en otra cosa, como en que iba a ser super mágica. Coltón ya maquinaba. Seguro que había algún hechizo de teletransportación para que Libra pudiera visitar a su amiga, o al revés, y si no harían un hechizo para llamar a los extraterrestres y que vinieran a buscarlos con un platillo volante para que nadie se enterara del encuentro.

Se despidió de sus padres y prometió que intentaría no derrumbar el colegío, aunque cuando le dijo que fuera bueno la cara de falsa inocencia que puso ya hizo reír al pobre Thomas. Era su turno, a la vez, como decía Úrsula. La miró con la loca confianza de la juventud y asintió mientras se ponía a correr. Cerró los ojos y apretó los dientes antes del impacto pero no se produjo.

Abrió la boca mucho, mucho y por una vez se quedó sin palabras. Un tren, uno de vapor, así, en plan superviejo era lo que les iba a llevar a Hogwarts. El esperaba algo en plan el AVE o el tren bala, algo que corriera mucho, que para algo era Express, pero aquella cafetera parecía que para ponerse de 0 a 10 necesitaría tres reencarnaciones. Aunque era precioso y por montarse en un tren como ese estaba dispuesto incluso a esperar. Se dio la vuelta y miró alrededor. Estaba lleno de niños, niños como él, algunos mayores, que iban a ir a su colegio. Sonrió

-WALAAAAAAAAA, WALAAAAA, Con WA mayúscula ¡Como mola todo! ¡Tenemos que darnos prisa antes de que se acaben los asientos de la locomotora! ¡Yo quiero conducir! - Se dirigía corriendo hacia el tren cuando frenó en seco. Se giró y sonrió completamente feliz a sus padres. Se acercó a ellos y le dio un abrazo grande a su madre, y aunque no era muy besucón la lleno de besos. Con su padre no fue tan delicado, saltó y se abrazó a él como si fuera un mono y también le acabó dando un beso. Se le había metido algo en el ojo, algo muy molesto, y lo peor de todo es que parecía que el termostato se le había roto a la altura del pecho porque notaba mucho calor, y un poco de presión, y estaba triste y alegre a la vez. Se secó distraídamente una lágrima y solo fue capaz de decirles una cosa antes de subir al tren

- Os prometo que os voy a escribir tanto que Tortícolis va a tener agujetas.

Esperó a que Úrsula acabara de despedirse de Mary y fueron juntos hacia el tren, ayudándose los dos a subir los equipajes de cada uno por turnos. Colton no era muy fuerte y Úrsula también agradecería la ayuda. Ya lejos del alcance de sus padres suspiró y miró a Úrsula

- ¿Estás bien? A mi se me ha metido algo en el ojo, pero ahora se me pasa... - Sonrió tratando de darle confianza - Vamos a estar bien, va a ser una pasada, no te preocupes, yo cuidaré de ti, bueno, al menos mientras no esté castigado - dijo con una sonrisa despreocupada. La verdad es que estaba nervioso y no sabía si iba a ser capaz de cuidar de si mismo, pero si él intentaba cuidar de Úrsula y luego no podía no pasaba nada, ¿no?. Sus padres siempre decían que la intención era lo que contaba, y el pensaba cuidar de su pequeña amiga, y hacer que se viera con Libra, y.... Demasiadas cosas para un niño, revoltoso, de gran corazón y muy poco consciente de donde estaban los límites de lo que él podía conseguir sin ayuda.

Con mucha resolución le cogió una manga al revisor y estiró dos veces para llamar la atención

- Perdone señor, me gustaría sentarme en la locomotora, ¿Me puede decir donde está? - El hombre parpadeó varias veces y luego sonrió informándole que los chicos solo podían ir en los compartimentos. Colton pidió dos o tres veces más a ver si se podía hacer una excepción, por su amiga Úrsula que estaba muy triste y que tenía una fijación por los trenes, pero ni por esas. En cuanto se fue Colton suspiró, se encogió de hombros y dijo

- Había que intentarlo, seguro que mola mucho más el viaje, pero si hay que ir a algún compartimento más nos vale que nos espabilemos. Venga, vamos, que sino vamos a tener que ir separados...y....no me gustaría que tuvieras que ir sola, por si te asustas y eso....

Aunque Colton estaba un poco inquieto y la presencia de Úrsula le tranquilizaba. Era muy fácil ser valiente cuando tenías amigos cerca pero cuando estas solo, eso si que era ser valiente de verdad. Sonrió mientras arrastraba su baul y fue mirando en los compartimentos uno a uno buscando uno libre

- Lleno, petado, dos mayores se están dando un beso, huele a cabra, hola mamá....¿Hola mamá? - Y es que allí estaba, mirando a través de las ventanas y agitando la mano como si fuera un helicóptero a punto de despegar. Colton la imitó y le tiró un beso mientras seguía con la búsqueda. Por fin encontró uno que no estaba lleno, había dos niñas y un niño. Abrió mucho los ojos, el detector de trastadas estaba zumbando. Aquel chico era el chico de antes, el que debía pegar un chicle en el pelo a la pelirroja, que estaba allí... y él iba a ser testigo de la broma. Sonrió, puso cara inocente y dijo

- ¿Hay sitio para dos más?. - Había sitio, las chicas estaban flaquillas, así que se acomodó y ayudó a acomodarse a Úrsula mientras se sentaba frente al chico y sonreía, como quien reconoce a un igual

- Yo soy Colton Derrick, pero mis amigos me llaman Colt porque soy el más rápido en desenfundar y también voy a ir a primer año. - Dejó que Úrsula se presentara y después prosiguió - Luna e Ivy, mola, ¿Vaya pasada de tren no? - Y entonces le preguntaron por la preferencia de una casa. La miró en plan, esta niña es tonta y contestó - ¿Pues que casa voy a preferir? La mía. Está encima de la panadería y así mi padre no tiene que levantarse antes y puede dormir un poco más, aunque, bueno, no le haría ascos a un chalet o un palacio o algo así.

Entonces Luna dijo algo de Wippyndor o algo así, y también de Swikerin, que eran casas. Debía ser el nombre del edificio donde vivirían. No tenía ni idea. Se rascó la cabeza y dijo

- A ver, yo es que soy un poco noob en magia, chocolate sí, de eso controlo, pero magia no. Por lo que decís parece que esos son nombres de casas, o edificios, pero es que no tengo ni idea.... - Miró en dirección a Úrsula por si ella sabía algo que él no supiera y les dijo - ¿Podéis hacernos un resumen megaresumido para que nos enteremos? A cambio puedo daros alguno de los bombones que preparé ayer. Están superbuenos, ya me voy acercando al chocogrial.

Cargando editor
18/01/2022, 23:40
Úrsula Galloway

Vio la admiración de Colt por Libra y sonrió, orgullosa y feliz. Esa era su perra. Se apoyó en su lomo, despidiéndose de ella-Cuida de todos, eres la única que puedes hacerlo-le susurró, levantándole la oreja.

Colt decidió seguir su idea y, los dos juntos, corrieron hacia la pared. Ella estaba segura de lo que había visto pero, aún sí, correr hacia una pared que parecía sólida y dura, tenía su miga. Pero si era bruja, era bruja, y si los demás niños pasaban, ellos dos también. Era la última prueba, lo sabía. Si pasaba por esa pared, era todo cierto. No había adopción, había magia y era una bruja de las de verdad, bueno, va, lo sería en el futuro si conseguía aprenderse todos los libros que habían comprado el día de antes. No pudo evitar cerrar los ojos justo en el instante en el que su nariz debería haberse estampado contra los ladrillos pero, en lugar de eso, no pasó nada.

Abrió los ojos lentamente y miró lo que había delante de ella, alrededor, detrás. 

-Es verdad, es verdad, es verdad... ¡ES VERDAD!-le gritó al precioso tren que tenía delante. Era una bruja-¡LIBRA! ¡ES VERDAD!-la abrazó fuertemente y le plantó un beso en la cabeza-Vale, voy a ser una bruja, conseguiré que vengas al cole y lo veas, seguro que aprendo magia para eso. ¡Deséame suerte! ¡Mary! ¡Mary!-se fue hacia ella y la abrazó fuertemente-¡Es verdad! ¿Lo has visto? ¡El tren! ¡En andén! ¡Es magia! Tenemos que irnos, no se nos puede escapar, te escribiré rápido para que sepas que he llegado bien, espero que no se pierda y que encuentre la casa-señaló a la lechuza-¡Oh! Vale, tengo que ponerle un nombre sí o sí, no podemos tener una lechuza mágica sin nombre. Lo pensaré rápido, ¡no te preocupes! ¡Aprenderé mucho! ¡Estarás orgullosa de mi! ¡Ashley lo estará! ¡Y los chicos! ¡Volveré pronto!-se abrazó de nuevo a Mary, le dio un beso enorme y echó a correr en busca de Colt, quería subir con él al tren cuanto antes, no quería perderlo.

Había pensado que lloraría, que no querría irse, que tendría miedo... pero sentía todo lo contrario. El corazón le saltaba de emoción.

Colt y ella encontraron rápidamente su vagón y se dispusieron en subir todas sus cosas a bordo. Se acercó a él y le miró el ojo, inclinando su cabeza con una sonrisa-No te preocupes, esto va a ser genial. ¡Es verdad! ¿Sabes? Yo pensaba que esto era mentira, que me iban a adoptar, ¡pero no! ¡vamos a aprender magia!-se tiró al cuello de Colt y lo abrazó con fuerza. Emocionada como nunca. Atendió a los intentos de Colt por ir en primera fila con una sonrisa divertida, mientras se fijaba en todos los niños que andaban por el andén arriba y abajo, con sus respectivas mascotas, todos nerviosos y con prisas. Era emocionante, todo nuevo para ella-Es la primera vez que me monto en un tren, y este es de vapor y es precioso. Es increíble. Y sí, sentémonos juntos, quiero ir contigo.

Compartimento ocupado, compartimento lleno, compartimento de mayores... ejem... ventana con los padres de Colt y Mary despidiéndoles. Úrsula le dijo adiós de nuevo a su madre con una enorme sonrisa, pero se apresuró a seguir a Colt hasta el siguiente compartimento en el que parecía haber sitio.

Se asomó por encima del hombro de su amigo para ver quien había en el compartimento mientras el se presentaba a los que estaban dentro-¡Oye! ¿Te llamas Colton y no Colt?-le dijo, sorprendida, al escucharlo. ¡Oh! Si le había dicho que se llamaba Colton no se acordaba, ¡y ella pensando que se llamaba Colt!-¿En serio?-Colt le dejó pasar y fue su turno de presentarse a las dos chicas y al chico que ya estaban allí-Soy Úrsula, Úrsula Galloway-fue diciendo mientras entraba y lograba sentarse en el hueco libre y acomodar la jaula de la lechuza entre sus piernas. Allí no entraba ya ni un alfiler.

Escuchó con atención las preguntas que les hicieron y la respuesta de Colt a eso de la casa. Se encogió de hombros cuando le miró a ver si ella se enteraba de algo-¡Ni idea! Nosotros, en casa, tenemos un nombre para cada una de nuestras habitaciones. La mía se llamaba Isla Paraíso. Lo mismo es algo parecido, no sé-miró entonces a las dos chicas que tanto parecían saber del lugar al que se dirigían-Nosotros también somos de primer año, pero la mujer del pelo azul que vino a casa a explicar lo que era yo no me dijo nada de eso de las casas, vosotras sabéis más. Estoy con Colt, si nos lo podéis explicar estaría bien, así Colt y yo aprendemos algo del sitio al que vamos, yo no sé nada salvo que es un colegio en el que nos van a enseñar magia. ¿Cuantas casas de esas hay? ¿Para qué sirven en un colegio? Pensaba que el colegio era como un internado.

Se quedó mirando a la niña morena que parecía muy tímida-Has dicho, ¿tus madres? ¿tienes más de una? 

Eso sí que no lo había escuchado antes. Había oído que la mayoría de los niños tenían un padre y una madre, también había casos en los que solo tenían un padre o una madre, pero era la primera vez que escuchaba que una niña tenía dos madres. ¡Dos! ¿Cómo sería eso?

Cargando editor
19/01/2022, 10:44
Michael Cramson

No era la primera vez que Michael veía el Expreso de Hogwarts sobre las vías del andén 9 y 3/4, pero saber que esta vez iba a subirse en él para partir hacia el colegio era diferente. No podía quitar los ojos de la brillante locomotora y los vagones de color rojo. Se hubiera quedado allí clavado, alucinado, de no ser porque Keira le dio un golpecito.

Eh, venga —dijo—. Que vamos un poco justos de tiempo y al final nos vamos a quedar en tierra...

Michael pareció despertar de golpe al escuchar eso y empujó de nuevo el carrito. Sus padres les seguían a no mucha distancia, y cuando llegaron a la entrada de uno de los vagones, se dieron la vuelta para despedirse. No sabía muy bien si era por la emoción de marcharse o porque de repente le había entrado el miedo, pero tenía un nudo en la garganta y notaba los ojos húmedos. Jane debió de darse cuenta, porque sonrió y le abrazó.

No te preocupes, cariño —dijo—. Lo vas a pasar genial. Y Keira cuidará de ti. Escribe mucho, ¿vale? Te echaré de menos.

Mamá intentaba hacerse la fuerte, pero también tenía una lagrimita corriendo por su rostro. Leonard le puso a su hijo una mano en la cabeza y sonrió.

Pásalo muy bien, Mickey —dijo—. Y aprende mucho. Lo que estudiais son todo cosas que yo no entiendo, pero si te vas a volver tan hábil como tu madre, menuda envidia.

Michael abrazó a los dos muy fuerte y les prometió que no se metería en líos y escribiría en cuanto pudiera. Por fin la tensión pareció evadirse de su cuerpo y pudo sonreír otra vez. Cogió su equipaje y subió al tren, mientras era el turno de Keira para despedirse. El chico se abrió camino como pudo entre los alumnos que abarrotaban el pasillo del tren, estirando el cuello para asomarse a los compartimentos. Parecían estar todos atestados. ¿Habría que ir de pie si todos se llenaban...? Como si pudiera leerle el pensamiento, Keira le habló desde detrás. Ya se había despedido de sus padres y le había alcanzado.

Tranquilo, siempre hay sitio. Yo iré un poco más adelante, que seguramente mis amigas estén por allí —señaló los vagones delanteros—. Tú en cuanto encuentres un hueco, cógelo.

Siguieron buscando hasta que al pasar al lado de un compartimento escucharon una voz que decía "¿...tus madres? ¿Tienes más de una?". Michael se asomó y vio que allí quedaba un asiento libre. Miró a Keira, que asintió sonriente y le revolvió un poco el pelo, deseándole buen viaje. Michael tragó saliva y dio un par de golpecitos en la puerta del apartado.

Ho... hola —dijo asomándose—. Perdonad que interrumpa. ¿Os importa si me siento aquí? Soy Michael, Michael Cramson.

Quería esperar a ver qué le decían, pero alguien en el pasillo pasó por detrás de él y le dio un empujón sin querer que hizo que antes de darse cuenta estuviera dentro del compartimento. Volvió a tragar saliva y sonrió encogiéndose de hombros.

Eh... me sentaré aquí —dijo tras colocar sus maletas y el transportín de su gato europeo lo mejor que pudo—. Con permiso...

Una vez acomodado, se esforzó por contener sus nervios y sonreír. Aquellas chicas (y un chico), parecían conocerse entre sí y en realidad se sentía un poco como un intruso, pero esperaba que fueran buena gente. Desde luego, parecían simpáticas y no de las que daban problemas. Aunque el chico rubio tenía expresión de no parar quieto un instante.

Cargando editor
19/01/2022, 19:24
Directora

Poco a poco todo el mundo, todos los estudiantes que iban a Hogwarts, entraban en el expreso, algunos temblorosos e inseguros; otros, decididos y excitados ante la perspectiva del año que les esperaba.

Colton era del segundo tipo, aunque eso no significaba que no le afectase la separación de sus padres, y que no se emocionase, aunque además de animarse él mismo, también procuró hacerlo con Úrsula, la cual evidentemente, también sentía aquella separación. Claro que decir que se ocuparía de ella cuando no estuviese castigado…

Úrsula estaba demasiado excitada para sentir el peso de alejarse de Mary, Ashley y el resto de sus amigos, y de Libra, por supuesto, pero es que el hecho de no hacerlo sola sino al lado de Colton, otro niño que al igual que ella, acababa de descubrir que era un mago, también ayudaba.

Por supuesto, Colton no tardó en empezar a hacer de las suyas. El revisor sonrió ante su petición de ir en la locomotora… la primera vez. La cuarta decidió que ya era suficiente y soltó algo que ni Colton ni Úrsula acertaron a entender del todo pero que tenía que ver con muggles y chiflados.

Sin duda alguna, a ese revisor le faltaba más de un tornillo.

Lo importante era que ambos estaban decididos a viajar juntos y enfrentarse a todo aquello uno al lado del otro. Aunque Colton no iba a reconocerlo, para él tampoco iba a ser igual tener a una amiga al lado, aunque fuese tan pegajosa como Úrsula, que daba un montón de abrazos y todo eso.

Al mismo tiempo, Michael también había llegado al andén. No le gustaba llegar tarde e iban un poco justos de tiempo. En realidad, estaba más nervioso de lo que quería aparentar, aunque su madre no tardó en darse cuenta y le abrazó para calmarle. Los abrazos y los besos entre madres y padres e hijos, eran una constante en el andén, antes de que todos subiesen al expreso.

-Venga, muévete, remolón –le dijo Keira a su espalda, empujándole para que subiera, y después para que avanzara por el pasillo, que estaba bastante atestado. Finalmente, dejó que pasara, sobre todo porque ella tenía ya a sus amigas y no estaba muy bien que su hermano pequeño se sentara con ella. Se lo había repetido un montón de veces.

Luna, Nolan e Ivy estaban ya en el compartimento cuando empezaron a entrar Colton y Úrsula, y después Michael. Colton fue el primero en adentrarse en él, sentándose con sus cosas, presentándose como Colt, y no como Colton, aunque metió la gamba con lo de las casas. Estaba claro que aún no se había informado bien sobre todo lo que había que hacer en Hogwarts. Pero a Úrsula no le sorprendió menos que se hiciese llamar Colt, como las armas. Ella tampoco tenía ni idea, así que empezó a preguntar, claro, pero se quedó un poco parada con lo de las madres de Luna. Por lo visto, todos lo veían como una rareza, aunque no lo fuese para Luna.

Sin tiempo para responder, Michael entró, presentándose muy educadamente como le habían enseñado en su casa, y sentándose tímidamente, sin saber qué decir. ¿Qué podía decir, después de todo?

Mientras hablaba, el silbato del tren sonó y rápidamente, comenzó a moverse, haciendo que todos los que estabais de pie os cayeseis unos encima de otros, sobre los asientos.

Por la ventana, vuestras familias seguían despidiéndose de vosotros, a pesar de no veros, de no saber en qué compartimento os encontrabais, la última despedida antes de que el Expreso os llevase de camino a vuestro destino.

Así que el viaje había comenzado, aunque todavía quedaba mucho para llegar, cada vez estabais más cerca de descubrir lo que os esperaba.

Una vez quedó atrás la estación, todos pudisteis volver a hablar entre vosotros. Nolan no lo dudó y empezó a burlarse, sobre todo de Colton.

-Solo los buenos chicos van a alguna casa. A los malos les envían directamente a la Torre del Castillo para que estudien por su cuenta. Muchos alumnos han pasado años completamente solos allí arriba, mientras los demás se divertían en las clases –dijo con mucha seriedad, como si de verdad fuese cierto lo que estaba diciendo  -. Pero me caéis bien. Puede que hable en vuestro favor. Pero a cambio tendrás que darme… hummm…. por lo menos tres bombones.

Y por si no hubiese suficiente gente en el vagón, las puertas se abrieron y apareció una niña de aspecto serio.

-Ah, vaya. Este debe ser el compartimento de los perdedores. Soy Alondra Sparks. Toda mi familia es de Slytherin así que supongo que yo también lo seré. Espero no tener que acostumbrarme a ninguno de vosotros pero bueno, soy bastante compresiva. Si sois buenos estudiantes tendréis un lugar en mi casa -dijo, adoptando un gesto muy estirado y mirando con cierto desdén a cada uno de vosotros -. Por eso estoy revisando los vagones, para ver si hay algún nuevo que merezca la pena.

La muchacha parecía ser muy ambiciosa y competitiva y os recorrió con la mirada.

-Vosotros dos no parecéis ser gran cosa. Tú tienes aspecto de pobre. Tú, en cambio, podrías servir. Eres bienvenida. En cuanto a ti... eres demasiado rara. Tú también podrías venir. Pareces un chico muy trabajador -dijo, señalando respectivamente a Colton y Nolan, Úrsula, Ivy, Luna y finalmente, a Michael.

Cargando editor
19/01/2022, 19:45
Directora
- Tiradas (1)

Notas de juego

Tirada Inteligencia+Empatía para detectar la mentira. Con un 1 éxito se descubre, claro. Si es que no hay quién se lo trague jajajajajaja

Cargando editor
19/01/2022, 21:31
Luna Ferlet
Sólo para el director
- Tiradas (1)
Cargando editor
19/01/2022, 21:41
Colton Derrick

Suspiró tranquilo. No tenía nada en el ojo, ninguna enfermedad, suspiró y asintió - Claro que va a ser todo genial ¿Mentira? Que va, mis padres no tienen tanta imaginación, y luego la señora del pelo raro se transformaba en gato, así que magia tenía que haber y... - Y se le abrazó, que a ver, que no pasaba nada por ser un poco efusivo, pero que eso hay que avisarlo, que sino se te pueden subir los colores - ¿Y no quieres que te adopten? Yo creía que los huérfanos si querían, pero si eran en plan padres guays, no como cenicienta, en plan madrastra... - Se alisó la ropa  y le dijo - ¡Vamos a aprender magia!

Al llegar al vagón y presentarse Úrsula se sorprendió. Se sonrió. Si es que las chicas eran siempre igual, no podían olvidarse de un nombre si era para hablar de la amiga de la amiga, del chico que le gustaba a la chica y para rollos familiares, pero luego de los amigos ni se acordaban de su nombre - Colton, aunque solo me llaman así mis padres, especialmente cuando la lío y suena así como Coóoooóoltón Deŕricḱ, con muchos acentos en muchas sílabas. Y sí, en serio, mi abu se llamaba así, a mi me gusta más Colt pero quería mucho al abu así que Colton no está tan mal.

Sonrió al recién llegado y le saludó con la mano muy animadamente - Yo soy Colt, pasa, pasa, no nos importa, cuantos más seamos mejor. El tema de las casas le resultó raro, no tenía ni idea, seguro que no se lo habían explicado o estaba pensando en cosas más interesantes. Su tren de pensamiento se vio interrumpido por el movimiento del tren, lo que hizo que se apoyara contra la ventana para despedirse con la mano. Ya no lloraba, estaba contento, iba a ser mago e iba con una amiga, un tanto efusiva, pero le caía bien, con ella podía dejarse, que seguro que al ser huérfana necesitaba cariño.

El primero en tomar la palabra fue el chico de las bromas y empezó a contarle una trola como un piano de gorda. Pobre. Aficionado. No sabía con quien se jugaba los cuartos. Colton fingió cara de terror, hizo que le temblara un poco la voz y dijo -¿Solo? ¿Y a oscuras? Me da miedo, y encima no aprenderé nada... Por favor, hable en mi favor señor, por favor, le daré sus tres bombones. Coja, coja sin miedo, estos son los mejores de la pastelería, chocolate con leche con secreto de chocolate.

Lo bueno de andar buscando el chocogrial es que al final sabías del chocolate y que no te asustaba hacer pruebas raras. ¿Chocolate con almejas? Estaba bien, ¿Chocolate con alcachofas? Perfecto, todo valía en su búsqueda del chocogrial, y en esa búsqueda había encotnrado algo perfecto para las bromas, chocolate con guindilla, guindilla ultrapicante. Había preparado chocolate para compartir, pero siempre hacía algún bombón por las bromas, y ese es el que le dio a Nolan, fingiendo la mayor de los temores.

Entonces entró una chica, Alondra, que era de un pueblo que se llamaba Slytherin. No le gustó, era mona pero tenía muchos humos y era muy posesiva, mi casa. Se sonrió, todos eran un poco como ET en aquel tren, mi casa para arriba, mi acasa para abajo. Le recorrió con la mirada, con esa mirada de los que se creen superiores. Lo peor es que dijo que no era gran cosa y que Úrsula era pobre, y que Luna, la de las dos madres, era rara. Coltón carraspeó y extendió la caja de bombones

- No soy poca cosa, sé hacer los mejores bombones de Londres y lo puedo demostrar. - Le acercó uno que estaba tapado con un bonito papel azul - Siempre es útil tener a un amigo que sabe hacer tartas y pasteles. Ese bombón es de chocolate negro y naranja, está buenísimo...y... me gustaría regalártelo - bajó la mirada - porque eres muy simpática y muy guapa y me gustaría ser un Slytherin.

Bombones azules. Esos solo eran para las emergencias. Los había rellenado de cagamucho... siempre había abusones a los que ajustarles las cuentas, al menos cuando salieran del vater después de un buen rato aligerando la mercancía. Algo tenía claro, no sabía que era la casa de Slytherin pero son con conocer a Alondra ya le caían mal todos, muy mal. La había halagado, algo que con las chicas muggles funcionaba....bastaba con hacerlas creer que eran demasiado para ti como para que te trataran mal. Ojalá cogiera todos los bombones azules.

- Tiradas (1)
Cargando editor
20/01/2022, 12:49
Ivy Jade Connor

Ivy iba a recordar con mucho cariño los días previos a su ingreso en la escuela. Por un lado, había sido la primera vez que iba a casa de una amiga a dormir, compartir confidencias de noche era algo maravilloso. Además de eso, había montado por primera vez en coche, y experimentado con la inercia de éste cuando paraba o metía acelerones, pronto comprendió lo útiles que eran aquellas cintas que las madres de Luna calificaban como "cinturones de seguridad".

Su abuela siempre criticaba a los muggles y tras lo vivido, debía decir que eran personas muy imaginativas. No era como hacer magia, pero parecía más seguro ese medio de transporte que la propia Red Flu, aunque no tan magnífica como los trasladores. Y por supuesto, ninguno podía competir con el vuelo de escoba.

Y ahora estaba allí, en el Expreso de Hogwarts, acomodada en el compartimento y con su amiga al lado, despidiéndose de sus padres con la mejor de sus sonrisas. Les echaría de menos, por supuesto, pero la aventura que estaba por vivir la tenía completamente emocionada y, por nada del mundo, le gustaría perdérsela.

- Nolan, ya has escuchado a Luna, no saltes en los asientos, eso está muy mal - Fue la primera regañina de la pelirroja hacia su hermano, y bien sabían los astros de que no sería la única - No querrás que venga el revisor y te tire de las orejas, ya las tienes bastante grandes... - Efecto hermana, nunca se daba un buen consejo sin meter un insulto de por medio, por inocente que pareciera su comentario.

La llegada de más alumnos al compartimento animó a Jade, la cual se presentó rápidamente, haciendo lo mismo con Luna, como si ya fuera una extensión de su cuerpo, y tras eso, preguntó por las casas a las que les gustaría pertenecer. En ese momento su amiga Ferlet explicó la casa que a ella le gustaba e Ivy comprendió de que ambas se complementaban muy bien, ella había dicho el nombre de Luna, y su compañera, había informado de que Jade deseaba ser Slytherin. Si no fuera porque eran completamente distintas, Ferlet podría ser más hermana suya que el propio Nolan.

- Siempre hay sitio para uno más - Dijo Ivy con la mejor de sus sonrisas, era una joven muy sociable - O para varios más - Comentó al ver a Galloway - Encantada de conocerte Colton - La joven puso un gesto extraño, no había comprendido la broma de una Colt con desenfundar, y es que su ascendencia mágica le impedía entender del todo lo que el joven comentaba - ¿Desenfundar? Sabes que está prohibido hacerlo en la escuela... ¿Verdad?... - Y eso sin mencionar que no era nada adecuado ir sacando la varita por los pasillos. A no ser que al chico le gustase... - Vale ya veo, te gustan los duelos. Mi hermano me comentó que hay un club de duelos, quizás puedas apuntarte... - Dibujó en un su rostro una dulce sonrisa - Encantada de conocerte a ti también, Úrsula - La miró con simpatía, deseando entablar conversación con las personas recién llegadas.

Cuando Colton hizo el comentario sobre su casa ya tuvo claro Ivy lo que pasaba - Eres muggle, ¿verdad? - Estaba claro de que no respondía casi nada con la lógica de un mago y, tan solo mencionar que no controlaba la magia, determinó que su pregunta quedara respondida. Pero Úrsula tampoco tenía clara la respuesta de la casa, así que sus compañeros eran de ascendencia muggle, no le quedaba otra más que de hacer de guía informativa

- No, pasa nada, yo os lo explico... Hay cuatro casas en la Escuela, son Slytherin, donde van los astutos; Gryffindor, donde van los valientes; Ravenclaw, donde van los inteligentes y Hufflepuf, donde van los... - Intentaba ser asertiva, su abuela materna siempre decía que los inútiles - Los que se esfuerzan... Mucho... - Tragó saliva, su otra abuela decía que tenía amigos tejones que tenían muchas más habilidades mágicas de las que mostraban públicamente. No quería insultar a nadie - Nos dividen en casas según nuestras habilidades, cómo somos y según nuestra forma de comportarnos pues dan puntos a las casas o no las quitan. Es muy importante luchar para que tu Casa quede la primera en el Torneo de las Casas, es todo un honor y un orgullo personal que se celebra con la fiesta de fin de curso... - Comentó de manera solemne, estaba claro de que la pelirroja se tomaba muy en serio lo de las puntuaciones - ¿Internado? ¿Qué es un internado? Aquí solo está Hogwarts....

Úrsula parecía sorprenderse porque Luna tuviera dos madres, por lo visto eso tampoco era normal entre los muggles e Ivy iba a decir algo cuando un muchacho prácticamente de su edad asomó la cabeza por el compartimento, saludando tímidamente y presentándose. Era el momento de que la pelirroja hiciera de relaciones públicas.

- Hola Michael, no nos molesta, hay sitio... - Dijo de manera amable - Nolan, hazle hueco para que se acomode, no está bien tumbarse en el asiento. ¿No ves que hay compañeros que aún no se han sentado?... - Parecía un Pepito Grillo de la conciencia.

Crawson entró más bruscamente de lo habitual, y es que alguien parecía haberle empujado, pero eso en Jade no iba a provocar risa, sino preocupación - ¿Estás bien? Vaya, la gente a veces va como loca... Michael, ¿en qué casa te gustaría entrar? - Si era otro muggle de procedencia tendría que darle la razón a su abuela materna, si se levantaba una piedra, salían como cucarachas.

Y fue en ese instante cuando el silbato del tren sonó, rompiendo el silencio e indicando su partida. Ivy se vio impulsada por la inercia de la misma manera que en el coche de las madres de Ferlet, cayendo hacia atrás y empujando con su cuerpo a Úrsula, que era quien estaba más cercana - Uys, perdona, me cuesta mucho guardar el equilibrio en este tipo de transportes. Si fuera una escoba todo sería mucho más fácil... Bueno fácil no, divertido sí... - Sonrisa amplia, la pelirroja olía con un leve aroma a vainilla, una esencia que sin duda, era regalo de su abuela.

Lo que Jade no esperaba era que su hermano comenzara a desinformar a sus compañeros, cambiándole por completo la expresión de su rostro, estupefacta antes de pasar a la indignación, pues encima pedía tres bombones a los recién conocidos, algo completamente vergonzoso.

- Nolan, no te pases... - Sus mejillas estaban tan coloradas como sus cabellos - Mi hermano está de broma. Si mandasen a los niños malos a la torre, su recuerdo se perdería al cabo de un año, dándolo por desaparecido... - Resopló la muchacha regañando con la mirada a su mellizo - Y por supuesto, nadie debería darle bombones... - Pero caló la actitud de Colton, comprendiendo que el joven estaba haciéndose el temeroso, devolviéndole la pelota a su mellizo. Ivy no pudo evitar sacar una carcajada, denotando que en el fondo y, a pesar de todo, tenía buen humor y era astuta. Derrick no la engañaba.

De repente, una bonita muchacha entró al vagón y observó a los presentes. Parecía muy seria y, desde luego, no era agradable por sus palabras, pues les había tachado a todos de perdedores. Ivy pestañeó un par de veces incrédula al escuchar que Alondra Sparks iba a ser de Slytherin, pues demostraba muy poca astucia al tratar mal a quienes serían sus compañeros de clase, pero ella, más inteligente que "Atolondrada" no dijo nada, al menos hasta que les dio un repaso a quienes le acompañaban.

- Disculpa, Alondra. Ese chico de ahí - Señaló a su hermano - Tiene sangre Slytherin por las venas. Y no es poca cosa. Es muy válido... Cuando quiere... - Comentó defendiendo lo propio, una cosa era que ella le criticase y otra muy distinta que lo hiciera una desconocida y con maldad - Por ende, debo deducir que si tienes tan mal ojo clínico seleccionando, es posible que Colton sea mucho más de lo que aparenta inicialmente.... - Importante era posicionarse y no permitir que nadie infravalorase a las personas con quienes compartiría el año escolar

Miró a Úrsula, la verdad es que no iba vestida con sus mejores galas, pero aún así, le echaría un capote para entrar a defenderla - Lo importante no es lo de fuera, sino la magia de dentro. Estarás de acuerdo conmigo ¿verdad, Spark? Tienes pinta de ser inteligente, seguro que no te fijas en las túnicas ajenas tanto como en la capacidad de servir a la Casa para ganar puntos. Y eso es lo que Slytherin busca... - Empleó su más dulce sonrisa, a pesar de que en realidad estaba defendiendo a las personas que le rodeaban.

Lo que realmente revolvió a Jade fue que le dijeran a Luna que era rara. Era curioso, pero no le dolía tanto que se metieran con ella misma a que lo hicieran con alguien con quien había compartido tan buenos momentos.

- Luna no es rara, lo raro es que tu pienses eso de ella... - Le costaba morderse la lengua y no rebajarse al insulto, pero sabía que si daba ese paso, cualquier relación posible con Alondra estaría ya perdida para siempre. 

No hizo falta defender a Michael, pues a la seria y desagradable futura Slytherin, le había caído en gracia - Oye, ¿quieres sentarte con nosotros? - Hizo de tripas corazón y fue amable, quizás así pudieran pulirse las aristas que se estaban creando en aquel ambiente

En ese instante Colton ofreció bombones a Alondra y solo faltaba que la Slytherin quisiera coger uno de ellos. Ivy suspiró despacio, esperaba que el ambiente se relajara. No le gustaban los conflictos.

- Yo también quiero ser de Slytherin - Confesó Jade, aunque quizás su dulce forma de ser chocara con la del resto de los alumnos que vestían con tono esmeralda y plata.

- Tiradas (1)
Cargando editor
20/01/2022, 12:57
Luna Ferlet

El compartimento en el que entramos estaba vacío, como si nos hubiese estado esperando, así que me sentía muy contenta de poder compartirlo con Ivy. Agité la mano una y otra vez para despedirme de mis mamás, pero no estaba segura de que ellas me pudieran ver. En realidad, era más por mí que por ellas, estaba segura, porque todo aquello seguía haciendo que me sintiese muy nerviosa.

Pero tenía que aceptarlo. Me esperaba un día lleno de cosas nuevas, aunque por suerte, tendría a Ivy a mi lado la mayor parte del tiempo.

Claro que en cuanto se abrió la puerta, pasé a concentrarme sobre todo en la gente que iba llegando.

El primero fue un chico rubio que se presentó como Colt. Me parecía simpático, pero muy nervioso. Sin embargo, parecía un buen chico. Claro que cuando dijo lo de su casa, negué con la cabeza.

Era un muggle, pero no uno cualquiera, sino de esos que no se habían leído un libro sobre cómo era nuestro mundo ni Hogwarts.

-No es eso, tonto –le dije, en tono desenfadado.

La niña que le acompañaba se presentó con un normal pero tampoco sabía lo que era. Parecía estar muy emocionada por entrar en Hogwarts, porque empezó a decirnos que eran de primer año, igual que nosotros, pero también a explicarnos cómo se había enterado de todo eso.

Era evidente que no estaban enterados, así que se lo expliqué a ambos.

-Son casas de magia y hay cuatro, cada una con un mago o una bruja famosos.: Hufflepuff, Gryffindor, Slytherin y Ravenclaw. Cuando lleguemos a Hogwarts, un sombrero mágico nos dirá a qué casa pertenecemos, según nuestras habilidades.  Así que creo que estaremos al cargo de un profesor o algo así. ¿No, Jade?

Yo no me consideraba una sabiondilla, pero dado que tanto Colt como Úrsula no parecían estar al tanto de todo aquello, me pareció acertado decírselo. Tampoco quería parecer una listilla, pero no solía tener a nadie con quien hablar así que tampoco estaba segura de si me pasaba de la raya o no.

El otro niño que entró parecía ser más tímido que yo. Entró, se presentó y después tomó asiento, sin participar en la conversación.  Me sentí algo afín a él, puesto que de no haber sido por Ivy, seguro que yo habría hecho exactamente lo mismo. Pero ella estaba allí, era mi amiga, y eso marcaba una diferencia.

Entonces Úrsula me preguntó sobre mis madres. Era un poco el mismo gesto de sorpresa que Ivy había mostrado cuando nos conocimos.

-Sí, eso es. Tengo dos madres. Janice y Eloise. Es verdad que no es habitual, que normalmente los niños y las niñas tienen un padre y  una madre. Pero yo tengo dos madres –les expliqué, sentándome entonces al lado de Edwina. Mi lechuza ululó un poco y agitó las alas muy inquieta. Estaba claro que tenía ganas de salir. Pero siguiendo el consejo de mis mamás, esperaría a que el tren estuviese en marcha y se hubiera alejado un poco de Londres, para que pudiera volar a gusto sin preocuparse por nada ni por nadie.

Pero la pregunta de Úrsula me hizo pensar que parecían todos muy interesados por aquello, así que me decidí a decirles más cosas. No me gustaba mucho hablar de mí pero por lo visto, había demasiada curiosidad por ello. Mucho tiempo atrás, cuando yo veía a las familias formadas por un papá y una mamá, les pregunté a Janice y Eloise y ellas me lo explicaron. Las familias podían ser muy diferentes, tener dos papás, dos mamás, uno de cada o uno nada más, porque había muchas clases de personas y también muchas de ellas querían tener un hijo o una hija.

No me costó nada entenderlo, porque me parecía completamente lógico.

Así que ahora me tocaría explicárselo a los demás, sobre todo a Ivy, que también se había mostrado interesada.

-Mi mamá Eloise quería tener un hijo así que se sometió a un proceso para quedarse embarazada y nueve meses más tarde, nací yo. Así que Eloise es mi madre biológica y Janice mi madre legal. Ambas son mis madres –les dije, sonriendo muy satisfecha.

Tampoco es que hiciese una diferencia. Yo quería a mis mamás. ¿Qué más daba que fuesen dos en lugar de una madre y un padre? Lo único que importaba era que ellas me querían a mí.

A continuación, me volví hacía Edwina.

-Ah, y esta es Edwina, mi lechuza. En cuanto estemos en camino voy a soltarla para que estire un poco las alas. La pobre lleva demasiado tiempo encerrada.

El tren arrancó en ese momento, haciendo que todos se cayesen a los asientos. Por poco no quedaba aplastada por Ivy pero puse las manos para impedir que lo hiciese.

-¿Estás bien? –exclamé, mientras la sostenía y ayudaba a sentarse -. Ese conductor podría tener más cuidado.

Y en cuanto Ivy recuperó el equilibrio, miré por última vez a mis madres, a través de la ventana. Todavía estaban despidiéndose y parecían haberme localizado, porque sentía que estaban mirando en mi misma dirección, así que volví a agitar la mano y a sonreír mucho. Ojalá cuando volviese a casa en navidades, tuviese muchas cosas buenas que contar y sobre todo, que no había tenido ningún problema con mi condición.

Finalmente, el tren abandonó la estación y yo me volví hacia los demás.

-Bueno, ya queda menos para llegar. Estoy muy nerviosa. Mis madres no me han dicho mucho sobre cómo son las cosas allí. Preferían que lo descubriese yo por mí misma –expliqué, mirando a todos.

En ese momento, intervino Nolan contando aquella… ¿trola? Porque sonaba a eso, a trola para meter miedo, por lo que tuve que contener una sonrisa. Solo Nolan era capaz de inventarse algo así y aguantar serio todo el tiempo. Colt no se la había tragado, claro porque era un rollo patatero.

-Nolan, por favor. No digas tonterías. ¿Cómo van a encerrar a los alumnos en una torre? –dije finalmente, riéndome.

Pero todo  aquello estaba bien, era divertido y además, me di cuenta de que todos cuantos habían entrado eran niños y  niñas normales. Colt me caía bien; seguro que era divertido; y Úrsula parecía muy agradable. Fijo que nos íbamos a llevar bien. En cuanto a ese chico, Michael, solo parecía algo nervioso.

Pero la niña que abrió la puerta rompió con todo aquello.

En primer lugar, me pareció que tenía cara de asco, como si se hubiese tragado una grajea con sabor a vómito. Pero es que además se comportaba como si de verdad le debiésemos un favor. Toda aquella chulería y altanería, como si fuese especial, cuando además era de primer curso como todos nosotros.

Colt le ofreció unos cuantos bombones de una caja que llevaba con él, bellamente decorada y que tenían muy buena pinta. No me había parecido que aquel chico fuese así, de los que querían quedar bien con todo el mundo, y me decepcionó un poco. Había creído que se parecía a Nolan y este seguro que no iba a quedarse callado.

Pero por lo pronto, como a mí no me había hecho ninguna gracia lo que había dicho, iba a dejarlo muy claro.

-Perdona, A-lon-dra, pero aquí nos bastamos nosotros solos para escoger una casa, no necesitamos a nadie que nos in-vi-te –le dije, sintiéndolo en ese momento sobre todo por Ivy, que en teoría iba a ir a Slytherin. Yo lo tenía más difícil, pero ¿y si caía con ella? Pues sería poco menos que horrible, la verdad. Ya podía caer Ivy en Gryffindor en su lugar. Y es que además, su cara de disgusto no era lo más malo que podía ocurrirnos, porque todo lo que dijo después fue poco más o menos que indignante. ¡Decir que los que estábamos allí no valíamos nada, salvo Ivy y Michael! ¿Qué sabía ella de cómo éramos y quién se creía que era?

Ivy me defendió, pero yo estaba demasiado indignada como para callarme.

-No es muy simpática. Ha hablado mal de todo el mundo –le corregí a Colt, rabiando por dentro. Como podía considerarla simpática era algo que no entendía.

Ivy le dijo que si quería sentarse con nosotros, supuse que era porque pertenecía a la misma casa a la cual quería ir, pero a mí no me hacía ninguna gracia. Solo tenía ganas de que se fuera. Por eso salté y me volví hacia ella, roja como un tomate, pero no de vergüenza, sino enfadada, mientras me ponía en pie… y saqué la varita.

-No se merece sentarse con nosotros -dije finalmente, apuntándola directamente a la cara -así que si no te marchas ahora mismo te lanzo un hechizo para… para… ¡que te salgan un montón de granos en la cara!

Estaba tan rabiosa que le apuntaba directamente a la cara con la varita. ¡Como si supiese hacer algún hechizo y menos aún, ese en concreto! Era capaz de apuntar, e incluso podía llegar a sacarle un ojo, pero no me sabía ni un solo hechizo.

A lo mejor podía empezar a pegarle con la varita en la cabeza hasta que se fuese. Cualquier cosa me valía, con tal de que nos dejase en paz.

Miré entonces a Ivy, preocupada, porque me parecía que podía molestarle mi actitud. Pero es que alguien así, que insultara a todo el mundo y que pensara que los demás valían menos que ella, no merecía sentarse a mi lado. La razón por la cual Ivy era tan especial era porque era buena y comprensiva, y parecía necesitar una amiga tanto como yo. Pero aquella Alondra era justo lo opuesto, nada que ver con ella, ni con nadie de los que habían entrado en aquel compartimento, o al menos eso era lo que me parecía, porque ninguno de ellos se había dado esos aires de grandeza.

Nunca había tenido problemas con ninguna niña ni ningún niño hasta ese momento, pero me estaba pareciendo que allí a lo mejor me encontraba con más como aquella Alondra. ¡Qué nombre más ridículo!

Notas de juego

Cambiado un poco para adaptarme al post de Ivy.

Cargando editor
21/01/2022, 11:37
Michael Cramson

El chico rubio fue el primero en darle la bienvenida al compartimento, y la verdad es que a Michael no le sorprendió. Parecía estar siempre alerta y listo para reaccionar a cualquier cosa. Entonces fue cuando recibió aquél empujón, y justo cuando se estaba sentando, una de las niñas que había allí le preguntó si estaba bien. Era guapa y parecía educada, lo cual le sacó a Michael una sonrisa e hizo que se ruborizase un poco.

Eh... sí. Sí, estoy bien, no ha sido nada. Gracias —luego se dio cuenta de que le había preguntado también en qué casa le gustaría estar—. Pues... mi familia ha sido casi siempre de Hufflepuff. Pero no sé...

No dijo que en realidad a él le gustaría ser miembro de Ravenclaw. Era algo que no solía decir a nadie, y menos en su familia, donde no quería que se tomase como un desprecio a Hufflepuff, que también era una buena casa. Algunas veces incluso trataba de autoconvencerse de que si acababa en Hufflepuff, también sería algo bueno. Pero si era sincero consigo mismo, desde que le habían hablado de las casas de Hogwarts él sabía que Ravenclaw sería la casa en la que más feliz sería.

Estaba pensando en eso cuando el chico que le había dejado sitio a regañadientes en el asiento dijo aquello sobre los encierros y la oscuridad. Frunció un poco el ceño extrañado, pues era obviamente una mentira como una casa de grande, pero no dijo nada. Y menos cuando la chica pelirroja, su hermana por lo visto, le corrigió inmediatamente. Aunque luego se rió, y también lo hizo otra de las chicas del compartimento, Luna. Así que tal vez era todo una broma que Michael no terminaba de entender. Pero no le pareció bien que ese chico dijera aquello con un tono tan serio, sobre todo si había con ellos hijos de muggles que no sabían bien cómo funcionaban las cosas en Hogwarts. Claro que, nadie se hubiera tragado algo así... ¿verdad?

El tren se puso en marcha, y Michael notó otra oleada de excitación. ¡Ya estaban en camino! Siguió sin decir mucho, observando al resto de sus compañeros de viaje. Estaba claro que si hacían un concurso de timidez en ese compartimento, él tenía muchas papeletas para ganarlo. Pero tampoco le importaba demasiado, mientras el resto fueran agradables. Por eso a pesar de que no decía casi nada, escuchaba con atención y no dejaba de sonreír. Se sentía cómodo con ellos, al menos por el momento.

Entonces apareció Alondra, una chica que también era nueva y llegó como un vendaval. A pesar de que no les conocía, se dedicó a juzgarles y no dejó títere con cabeza, excepto un par de ellos. Curiosamente, Michael parecía haberle caído en gracia, pero no se podía decir lo mismo en sentido contrario. A Michael no podía caerle bien nadie con esas ínfulas y ese aire de superioridad. Recordó lo que le había dicho su madre muchas veces sobre la casa de Slytherin, que había gente buena entre ellos, pero la mayoría...

Una vez más, no dijo nada y solo escuchó mientras Colt, Ivy y Luna se defendían de los ataques de Alondra, atento a la reacción de la chica. Seguramente no sería de las que se quedaban calladas cuando alguien le respondía de forma tan contundente como lo habían hecho Ivy y sobre todo Luna. Le sorprendió que Ivy le ofreciera sentarse con ellos, aunque evidentemente Luna no estuvo por la labor. Pero las cosas empezaron a ponerse feas de verdad cuando Luna sacó la varita.

¡Ey! Ca... calma —musitó Michael alarmado—. No... no os peleéis, por favor.

Tragó saliva e intentó pensar con rapidez un modo de reducir la tensión. Entendía el enfado de Luna, pero por injusto que fuera el trato de Alondra, si seguían por ese camino acabaría saliendo perjudicada.

Lu... Luna, por favor, piénsalo —dijo alzando las manos, con el tono de voz más calmado que pudo—. Si viene algún prefecto y te ve apuntar a una compañera, te meterás en un lío y no sería justo para ti. Dé... déjala que diga lo que quiera, de los insultos es mejor pasar.

Luego miró muy serio a Alondra, esperando sinceramente que se marchase cuanto antes. Colt e Ivy parecían pensar que todo podía resolverse de forma pacífica, pero Michael no las tenía todas consigo. Mientras esa chica siguiese allí, el viaje no sería tan placentero como prometía ser en un principio. Y si no conseguían frenar a Luna, puede que el compartimento acabara convertido en un campo de batalla.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Creo que está bien tirada. Lo que no entiendo es que si la dificultad es 6, me diga que tengo dos éxitos cuando he sacado un 10, un 9 y un 8... xDDD

Cargando editor
21/01/2022, 17:00
Ivy Jade Connor

Alondra llegó, cual ave paseriforme, a revolucionar el vagón donde se encontraban los alumnos de primer año. La joven aspirante a Slytherin no se cortó absolutamente nada a la hora de insultar y tratar mal al resto de sus compañeros. Nadie parecía venirle bien. 

Ivy, debido a su carácter calmado, Nolan la había entrenado en ese aspecto, intentó dialogar e incluso invitarla a quedarse, con el fin de establecer algún vínculo para acabar llevándose bien con ella, y así no empezar el año escolar con conflictos con los que tendría que convivir los próximos siete años.

Pero su amiga Luna tenía una manera de ver las cosas distinta a la suya. Era simple. Alondra era idiota, y por tanto no merecía sentarse con ellos, por lo que sacó su varita y amenazó a la niña con llenarle la cara de granos.

- ¡Luna! ¡No lo hagas! - Exclamó completamente impactada, sin pensar que Ferlet no sabía hacer hechizos, pero le preocupaba que las cosas se torcieran demasiado, y es que aún no habían pisado Hogwarts, ¿podrían expulsarles aunque estuvieran fuera de la escuela? - Baja la varita Luna, por favor... No es necesario llegar tan lejos...

Michael rompió su silencio pidiendo calma, deseando al igual que Jade que no hubiera una pelea, argumentando que si algún prefecto les viera en ese preciso instante, sería ella misma quien se metiera en un lío. Algo completamente injusto, pues había sido provocada.

- Haz caso a Michael, por favor Luna. No quiero que te metas en problemas... - Rogó la pelirroja a su compañera, mientras miró a Alondra, teniendo ya claro que no habría posibilidad alguna de arreglar aquello y que por mucho que se esforzara, ya había una enemiga que no les daría tregua alguna - Y tú, Alondra, es mejor que te vayas. Porque si te hechiza, todos diremos que la provocaste y atacaste primero. Somos seis contra una. Deberías aprender a no tratar mal a las personas, es una pena que destiles tanto veneno... - Y realmente lo sentía. No le gustaban los conflictos.