Partida Rol por web

El ala del hospital o enfermería en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería era un lugar precisamente preparado para resolver crisis como aquellas, aunque seguramente nadie esperaba que fuese tan pronto. La mayoría de lesiones mágicas, o mundanas, se solucionaban sin demasiados problemas, porque todo aquello que superara las posibilidades de sanación de Hogwarts debían ser derivados al Hospital San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas.

Pero no era ese el caso. 

Las quemaduras por pociones eran bastante frecuentes en aquel lugar y se trataban sin ninguna clase de dificultades, aunque eso no significaba que fuese sin dolor.

Conforme Colton y Úrsula fueron aproximándose a la enfermería, empezaron a oír los gritos de dolor de los compañeros, algunos más intensos, otros menos, y algún que otro llanto, además de voces amortiguadas que procedían del interior.

Cuando estaban apunto de llegar, una mano detuvo a Colton para que no siguiese avanzando.

Era Angeline.

-He... venido... corriendo.... Muchas gracias por haberme salvado antes. No me había... dado cuenta de la explosión y si no llega a ser por ti...  seguramente estaría ahora ahí dentro -le dijo a Colton, mostrando cierta falta de aire a causa de la carrera. Entonces miró rápidamente a Úrsula y después, le dio un beso en la mejilla a Colton, antes de regresar corriendo por donde había venido.

Cuando se hubo marchado, los dos continuaron hacia la estancia y nada más abrir la puerta, tuvisteis la sensación de que el caos se había adueñado del lugar. Había una buena cantidad de alumnos y alumnas sentados en las camas, sosteniéndose un brazo, una pierna, quejándose por dolorosas quemaduras en la cara... mientras una figura iba de un sitio para intentar aliviar los síntomas.

-Bueno, bueno. Tranquilizaos, chicos. No son más que unas cuantas quemaduras que desaparecerán en cuestión de segundos. Solo necesito untaros esta crema -decía la figura, un hombre que parecía bastante angustiado por el sufrimiento de vuestros compañeros, aunque al mismo tiempo se mostraba muy seguro en todo cuanto hacía.

Una de las figuras que menos se quejaba, por sorprendente que fuese, era Alondra, que estaba muy silenciosa en una cama del fondo. No tenía muchas quemaduras pero sí algunas, y como no era de las más graves, podía a que aquel hombre tratara a otros antes que a ella. No era habitual, de todas maneras, que permaneciese en silencio y sin exigir que le atendiesen como se merecía.

La profesora Protts también estaba en la enfermería, yendo de un sitio para otro, intentando tranquilizar los ánimos, pero no parecía muy convencido de que el remedio de aquel hombre fuese a servir para algo.

Ambos se acercaron a Nolan, que tenía una buena quemadura en el cuello.

-¿Seguro que eso funcionará, señor Pomfrey? -le preguntó al hombre, antes de ver con sus propios ojos como untaba la crema en la herida de Nolan y a los pocos segundos, desaparecía completamente. 

-¿Qué decía, señorita Protts? -le respondió el tal Pomfrey, con una gran sonrisa -. Ahora, joven. Quédate quieto unos momentos mientras la crema termina de hacer efecto.

Después, el señor Pomfrey se volvió hacia la profesora Protts.

-Lo que debería hacer, mi buena señora, es averiguar qué demonios ha ocurrido. Nunca me han gustado las pociones y estas son la clase de cosas que demuestran lo peligrosas que pueden ser esas clases.

Al veros entrar, se acercó a vosotros.

-Bueno, chicos. ¿Y vosotros qué tenéis? No veo... así a primera vista, que os haya caído nada encima? Ah, por cierto, soy el señor Hawthorn Cornelius Webington Pomfrey, sanador. Así que decidme, ¿tenéis alguna herida?

Ivy, Luna y Michael no tardaron mucho más en llegar a la enfermería, cuando Úrsula y Colton ya estaban dentro. No os costó localizar a Nolan, que parecía muy tranquilo y bastante más aliviado después de la crema que le había puesto Pomfrey.

Iba camino con el ánimo subterráneo camino de la enfermería, temiéndose que pudiera encontrar cualquier desastre, incluso muertos. Los podía haber matado a todos, Kyle tenía razón, era peligroso, e inconsciente, y un asesino en potencia, y la había liado, y le había prometido a su padre que no le haría daño a nadie y ya, en el primer día, en el mismísimo primer día le había fallado. Seguro que lo expulsaban, y si no lo expulsaban pediría irse, porque debía tener la magia dormida, porque no se enteraba de nada y encima....... podría haberlos matado. Sus amigos estarían mucho mejor sin él. Se sorprendió al escuchar pasos a su lado y cuando se giró allí estaba Úrsula regañándole por irse de exploración sin ella. Negó con un suspiro y le dijo

- No me voy de expedición, me voy a la enfermería si es que la encuentro.... - la dulzura de la sonrisa le hizo sentirse peor todavía, negó - No, no es nada, me he quemado pero no voy por eso - y entonces cuando le enseñó las manos y le dijo que se había quemado suspiró y bajó la vista más aun. También le había hecho daño a Úrsula. Se le hizo un nudo en la garganta, asintió flojito y con un hilo de voz le dijo - Te acompaño.

Caminaron un buen rato en silencio, algo extraño en Colton, que era muy dicharachero. Cuando Úrsula se puso delante para decirle que siempre estaría a su lado y que podía confiar en ella se detuvo. La miró y negó con gran tristeza.

- No creo que vaya a sacar buenas notas, ni siquiera creo que sea mago, debe ser que mi sangre está muy sucia y por eso no me sale nada bien. - Suspiró, la miró a los ojos, que estaban al límite de las lágrimas y le dijo - No podemos seguir siendo amigos Úrsula. He sido yo, yo tiré los peta zetas al caldero de Alondra, no sabía que iba a pasar esto, pero podría haberos matado..... es lo que me ha dicho Kyle y tiene razón, os podría haber matado. Es mejor que te alejes de mi antes de que te pase cualquier cosa mala - negó con la cabeza - No voy a que me curen, voy a ayudar a curar a los demás y después le diré a la profe que fui yo, y me expulsarán, o me sacarán la piel a tiras, o lo que sea que hagan aquí para castigar......Es mejor si no somos amigos....

Apretó el paso y se dirigió hacia la enfermería sintiéndose peor todavía, pero como quería mucho a Úrsula y era su mejor ex-amiga era lo mejor que podía hacer. Antes de abir la puerta ya se dio cuenta de los gritos de dolor de la enfermería. Se detuvo incapaz de abrir la puerta cuando una mano le impidió avanzar. Iba a decirle a Úrsula que no podían ser amigos cuando le sorprendió la melena rubia de Angeline, la miró buscando donde tendría la quemadura, pero parecía estar bien, salvo que igual estaba un poco roja y falta de resuello. Le estaba agradeciendo, agradeciendo haberla salvado, cuando él había hecho. Negó, pero no conseguía articular palabra. Tenía el pelo tan rubio y los ojos tan azules que solo atinó que decir

- No...si yo... no.... no he hecho nada....yo...en realidad - Pero entonces tras vistazo a Úrsula le dio un beso en la mejilla. Se puso rojo, rojo como un tomate y alargó la mano para que no se fuera y explicarle, que no se merecía ningún beso, pero ya se había ido. Suspiró y le dio una patada a la puerta de pura frustración - Mierda, y ahora me trata como si fuera un héroe.... mierda.....

Entró, tenía que hacer algo, ayudar a los alumnos a los que había hecho daño. Habían hasta caras quemadas....Pero entonces escucho que aquello lo arreglaba en segundos. A Colton se le abrieron mucho los ojos y esbozó una sonrisa esperanzada

- ¿En serio? ¿Se curarán en segundos? Esa crema debe ser mágica....

Alondra estaba sola, y Nolan, Nolan tenía una buena quemadura. Se acercó a su cama y gimió. Vaya quemadura fea, todo por su culpa. Le miró a los ojos y le dijo

- Lo siento tío, siento que te haya pasado eso....lo siento, de verdad....

Había que inmolarse. Lo expulsarían, pero sus amigos estarían a salvo, volvería a su insti, donde enseñaban cosas normales, y estudiaría, sería el número 1 de la clase y sus padres estarían orgullosos. Sí, era lo único que podía hacer. Se acercó al señor Pomfrey y le dijo

- Señor Pomfrey, bueno, sí, me he quemado, pero ahora no es importante. He venido a ayudar en lo que pueda... - carraspeó - Señorita Protts, creo que este desastre lo he causado yo sin querer. Las cosas no me estaban saliendo y pensé que comer un caramelo lo arreglaría, y lo tiré al aire, y ... debió caerse en un caldero. No sé si fue por eso, pero.... por favor... dejenme ayudar, aceptaré cualquier castigo....pero déjenme ayudar... por favor.

Y se quedó mirando a la profe y al profe, la viva imagen de la angustia. Realmente no había dicho toda todísima la verdad, pero si un 90%. Era un mal hábito, un reflejo adquirido para librarse de lo más gordo de las broncas.... Se arrepintió de decirlo así, pero.... es que su boca hablaba sola. Tragó saliva y bajó la vista, esperando el veredicto de la profe.

Dijimos de ir a la enfermería pero la verdad era que no teníamos ninguno ni idea de por dónde se iba, aunque no resultó demasiado difícil. No había más que seguir hacía donde se dirigían algunos con las caras desencajadas y buscar el origen de los quejidos que resonaban por buena parte de los pasillos.

Había sido la primera clase de pociones y ya había problemas; no quería ni pensar en todo lo que podía ocurrir a lo largo del año. Ciertamente, aquel colegio era bastante peligroso, más de lo que hubiera esperado.

Casi sentía haber salido prácticamente indemne de la clase. Aunque había recibido algunas salpicaduras que me escocían, no eran lo suficientemente graves como para preocuparme por ellas y sí por todos los demás. Colton no estaba, ni tampoco Úrsula, y los había visto alejarse, así que no sabía si al final habrían ido a algún otro lugar o al igual que nosotros, se habrían acercado a la enfermería para ver qué tal estaban los demás.

Cuando llegamos y entramos… aquello era un pandemónium (una palabra que había oído una vez decir a alguien pero que jamás había podido utilizar, pero que en aquellos momentos me pareció que se ajustaba muy bien a lo que veía). Llantos, algunos gritos, muchos nervios, y un adulto yendo de un lado a otro aplicando una especie de crema en las heridas, mientras la profesora Protts permanecía un poco en tierra de nadie, observando y esperando, todavía roja de ira por lo que había ocurrido.

Y allí estaban también Colton y Úrsula, que parecían haberse quedado al igual que nosotros, sorprendidos por todo lo que estaba ocurriendo.

También distinguí a Nolan, que se estaba quejando y conteniendo las lágrimas, y por supuesto a Cagondra, que para mi sorpresa tampoco es como si estuviese gritando desesperada sino que parecía estar muy tranquila.

Excepcionalmente tranquila.

Colton y Úrsula se acercaron a Nolan y acto seguido también lo hice yo, justo después de que aquel hombre le aplicara una crema en la quemadura.

-Hola Nolan, ¿cómo estás? Ah, bueno, eso no es nada. Seguro que te lo curan enseguida –le dije, sonriéndole.

Colton se disculpó con bastante amargura en su voz, como si se sintiese culpable. La verdad era que yo no le había visto lanzar nada pero sí que lo había sospechado, y conociéndole, estaba segura de que Cagondra había tenido la culpa. Fijo que había dicho alguna de las suyas que al final, acabó por conseguir que tramase una venganza.

Pero al final, no era como si hubiese sido una catástrofe. La herida que tenía Nolan estaba desapareciendo, por lo que se quedaría todo en una especie de desastre sin consecuencias.

-Colton, venga. No le des tanta importancia. Como puedes ver hasta Nolan está bien –le dije.

Pero no me escuchaba. Parecía decidido a hacer algo que seguramente sería un tremendo error. Se dio la vuelta y se dirigió hacia ese hombre y la profesora… y les dijo que él había sido el causante.

Lo sabía.

Ni siquiera me quedé con el laaaarguíiiisimo nombre que ese hombre dijo que tenía, no-sé-qué Pomfrey, porque mi mente estaba intentado digerir lo que oía. Colton reconoció que había causado todo aquel embrollo sin querer, lo cual si se ajustaba a lo que yo pensaba, era una verdad a medias, pero a pesar de todo, asumía toda la responsabilidad.

Eso era grave porque podía suponerle la expulsión, o eso pensaba yo, o quizás un castigo muy severo, de esos que ni siquiera se les habría ocurrido a mis mamás.

Pero lo peor de todo, lo más difícil y duro, fue ver al verdadero Colton sufriendo y suplicando perdón y poder ayudar.

Todo ha sido por protegernos a los demás, seguro, por darle su merecido a Cagondra para cerrarle la boca, estoy convencida.

Así que tomé una decisión. Muy estúpida, desde luego, pero si alguien protestaba por ello, diría que no lo era menos que otras, y además lo hacía porque me parecía que no era justo que Colton, mi amigo, cargase con todo.

-No haga caso, profesora. Está intentando protegerme. He sido yo. Lo dice porque no quiere que me bajen la nota pero fui yo quien se comió el caramelo y lo tiré al aire. Merezco que me quite toda la nota que he conseguido, señorita Protts, pero Colton no ha hecho nada malo. ¿Ve? Hasta recibí una quemadura al intentar recogerlo antes de que cayese en un caldero –le dije, mostrándole mi herida en el brazo -. Creo que merezco suspender y además… bueno, cualquier otra cosa. Pero Colton es mi amigo y él no ha hecho nada de malo. No le haga caso.

Al final, había aprovechado la historia que Colton había usado para no meter a nadie más en aquello. Por un momento me pareció la situación ideal para hacer que cayese Alondra conmigo, pero la verdad es que tampoco era justo del todo. A Alondra Sparks le habrían estado llenado la cabeza con un montón de cosas y ahora resultaba del todo imposible quitárselas, y además, una cosa era enfrentarme a ella directamente y otra muy distinta atacarla a traición, como era lo que podía haber hecho si la nombraba.

Así que la historia del caramelo me pareció la mejor opción; salió sola y todo, como si fuese la pura verdad, y cuando dos personas decían aproximadamente lo mismo, estaba claro que existían más probabilidades de que te creyesen que si te inventabas una cosa diferente, incluso cuando fuese más cierto si cabía que todo lo anterior.

Miré entonces a la profesora Protts y después al señor Pomfrey, y cogí de la mano a Colton. No iba a cargar con las culpas él solo, eso nunca.

Ivy se sintió mal cuando Kyle le preguntó por su hermano. Miró hacia la mesa de Gryffindor y no le encontró allí. La pelirroja sabiendo cómo había terminado la clase de pociones se temió lo peor.

¿Dónde se sentó? No recuerdo haberle visto cerca de Spark...

Hizo memoria y se sintió culpable, tantas eran las ganas de estar con Luna que ni siquiera sabía qué pupitre había ocupado su mellizo. Algo se le revolvió en el estómago, dejó de comer y salió en dirección hacia la enfermería, detrás de varios de sus compañeros.

¿Cómo he podido olvidarme de él? Esto no me puede volver a pasar... Nunca, nunca más...

Jade caminó hacia la primera planta, dándose toda la prisa del mundo en salvar la distancia que le quedaba para llegar a la enfermería. Los gritos y llantos de sus compañeros hacían que la niña se contrajera angustiada, como si estuviera adentrándose en alguna cámara de los horrores.

¡Qué horrible!...

Una vez dentro vio a muchos alumnos doloridos, algunos dañados en una pierna, otros se sujetaban un brazo o bramaban mientras un hombre aplicaba ungüentos sobre la piel de los doloridos alumnos.

Los ojos de Ivy se fijaron entonces en Alondra, la niña no se quejaba y eso era particularmente raro, porque Spark se molestaba por todo. Y aunque Jade no la soportara, tampoco disfrutaba viéndola herida en una cama apartada de los demás. Lo único bueno es que no estaba grave su dolencia, tan sólo algunas quemaduras superficiales.

Los ojos de la pelirroja se posaron en su hermano - Nolan, ¿estás bien?... - Le preguntó abrazándole con fuerza, dedicándose posteriormente a examinar cada centímetro de la piel de su mellizo. Jade había llegado después de que Pomfrey aplicase la crema mágica y no vio la herida de su hermano, pues en caso contrario, quizás se hubiera puesto a llorar completamente preocupada - ¡Qué susto me has dado!... No tienes nada, menos mal... ¿Por qué no has ido a comer?... ¿Qué haces aquí?... - Preguntó curiosa tras emitir un profundo suspiro.

En ese preciso instante Colton explicó que él había sido el autor de todo el desastre y Jade contuvo la respiración, sin entender qué había llevado a su amigo a decir aquella verdad, manipulada, eso sí, pero era muy valiente por su parte haber reconocido su error. Posiblemente ella no hubiera sido capaz de hacerlo de haber estado en sus zapatos.

- Colton no ha tenido mala intencionalidad, profesora... - Comentó Ivy apoyando a su amigo, a pesar de la mentira recién dicha - Ha sido un error que no volverá a suceder... - Lo que Jade no esperaba era que Luna se culpara de la desgracia allí cometida y eso sí que le pareció mal, cuando la auténtica culpable de todo, Alondra, permanecía en el fondo de la sala callada.

- La culpa de todo la tiene Alondra Sparks, profesora... - Y ahí venía gran parte de la verdad - Ha estado durante toda la hora de la clase de pociones molestando a los compañeros de Gryffindor y Slytherin - Miró con seriedad a la docente - Mi abuela trabaja en la tienda de pociones del Callejón Diagon y siempre me ha dicho que para elaborar bebedizos hay que guardar silencio y concentrarse. La realidad de nuestra clase es que no sólo nadie ha mandado callar a Sparks, poniéndonos nerviosos a todos, sino que además nos ha dejado momentáneamente solos en el aula y sin supervisión. Era normal que algún accidente ocurriera. Somos alumnos de primer año. Los accidentes suceden y claro, si se nos castiga por no saber hacer nuestro trabajo bien, quizás es que no tuviéramos a la mejor de las guías para ello... -  Lo había dicho en voz baja para que Pomfrey no tomase nota. Si la docente se enfadaba por sus palabras y le castigaba, como mínimo el jefe de estudios iba a saber que la profesora había dejado solos a los alumnos de primero en el aula. Aquel accidente en realidad era culpa de la profesora. Un pensamiento muy Slytherin que a Jade estaba dispuesta a explotar con el fin de librar a sus amigos de un castigo seguro. 

- Supongo que podríamos dejar todo esto en una anécdota sin importancia. De lo contrario habría que avisar a todos los padres cuyos hijos han sufrido por el accidente... - Y de manera velada ahí había amenaza - Mi padre trabaja en el Ministerio de Magia, seguro que este hecho le llevaría a abrir una investigación oficial de llegar a sus oídos. Aunque creo que al final tampoco la explosión ha sido para tanto... ¿No?... - Carita inocente.

Michael se apresuró junto a Luna para seguir el paso de Ivy, que había salido disparada nada más caer en la cuenta de que su hermano no estaba allí. Él tampoco sabía exactamente dónde estaba la enfermería, pero no fue difícil encontrarla porque había una auténtica marea de alumnos de primero alrededor de ella. Cuando entraron, el chico se quedó boquiabierto. Parecía que hubiera habido una batalla cerca de allí. Miró alrededor, comprobando que era todo mucho peor de lo que había imaginado.

—Menudo caos... —murmuró para sí mismo.

Afortunadamente, Nolan no parecía haber sufrido grandes daños, y Michael se acercó junto con el resto a su cama mientras Ivy le abrazaba. No dijo nada, pero sonrió para transmitirle que él también se alegraba de ver que estaba bien.

Le preocupaba más Colton. El chico rubio, que normalmente no paraba quieto ni dejaba de sonreír y mirar a todo con picardía, parecía rodeado de una sombra que hundía su ánimo hasta cotas difíciles de imaginar. Michael tampoco podía evitar la sospecha de que todo aquello podía haberse originado con alguna travesura de Colton, pero no creía ni por asomo que el chico hubiera tenido intención de hacer daño a nadie, ni siquiera a Alondra Sparks. Asintió cuando Luna trató de reconfortarlo.

—Es verdad —dijo—. Además, los unguentos mágicos son muy potentes, no tienen nada que ver con las pomadas con las que se tratan los muggles. Verás como todo el mundo está perfecto enseguida.

Pero no parecía haber nada que pudiera animar a Colton. El chico se acercó al sanador y a la profesora Protts, y Michael se alarmó porque veía venir lo que ocurriría a continuación. Efectivamente, Colton se echó la culpa a sí mismo de todo lo que había pasado, confirmando las sospechas de Michael. ¿Qué tenía en la cabeza aquél chiquillo? Pero de todas formas, Michael no pudo evitar sentir cierta admiración por él. Después de todo, no se había escondido para intentar escapar de las consecuencias del lío que había causado, si no que había dado la cara. Michael sonrió levemente, pensando que el Sombrero Seleccionador había acertado al enviar a Colton a Gryffindor.

Estaba todavía pensando en eso, cuando Luna se adelantó también para hablar... ¡y asumió a su vez la culpa de lo que había ocurrido! Michael la miró sorprendido. ¿Qué iba a pensar la profesora Protts? Aquello se estaba volviendo confuso, lo cual era delicado teniendo en cuenta que parecía todavía muy enfadada. 

Pero si alguien había pensado que ahí acababa la trama, estaba muy equivocado, pues faltaba todavía por llegar la intervención de Ivy. Cuando la niña pelirroja se adelantó para incriminar a Alondra, Michael se volvió hacia la susodicha, quien seguro que no se quedaría de brazos cruzados tras aquella acusación. El ambiente se tensaba... pero entonces Ivy lanzó aquella bomba. Michael la miró con los ojos como platos cuando se atrevió a acusar a la propia profesora Protts de negligencia. El chico apenas podía creer lo que estaba escuchando.

—I... Ivy... 

El nombre de su amiga en un leve susurro fue lo único que salió de su boca. Quería hablar, pero las palabras no le salían. Y tampoco sabía muy bien qué decir, de repente tenía un miedo terrible porque temía que las quemaduras no iban a ser la peor de las consecuencias de todo aquél episodio. Tras aquella sutil amenaza, quedaba claro que Ivy era toda una Slytherin... pero también era una alumna de primer curso y podía meterse en un buen lío. Michael pensó a toda prisa qué se podía hacer para que todos salieran sin más consecuencias de aquella situación.

—Por favor, profesores. Creo que todos nos hemos preocupado mucho al ver a nuestros amigos y familiares heridos, y los nervios están a flor de piel. Seguro que en cuanto se nos pase el susto, podremos pensar mejor en cómo evitar que algo así vuelva a pasar.

No se le ocurría nada mejor que decir. Él no había visto lo que había ocurrido, y lo más fácil en su caso hubiera sido callarse y mantenerse al margen. Pero estaba desesperado porque ni Colton, ni Luna, ni Ivy tuvieran que sufrir un castigo demasiado severo.

Menos mal que no era la única en haber sido herida con todas aquellas explosiones, porque así podría tener más ayuda. Tenía muy claro que mi poción no había sido la culpable. Era imposible. Había seguido las instrucciones de la profesora y aunque no hubiese cortado las malditas cosas del tamaño que decía o me hubiera pasado un poco echando otras, era del todo impensable que al final se produjese un efecto como el que había tenido lugar.

Vamos, que no había sido culpa mía.

Pero por mucho que buscase al culpable no era capaz de encontrarlo. Allí todo el mundo lloraba y se quejaba por el dolor. Eso hizo que sintiese rabia, mucha rabia, y que también decidiese contener mis lágrimas y no mostrar cuánto me molestaba, porque yo valía más que todo eso, era mejor que todos los que estaban allí en la enfermería.

Una vez dentro, el sanador ese nos recibió como si no hubiese ocurrido nada grave. ¡Nada grave! Claro, como a él no le había saltado una poción hirviendo, no le daba ninguna importancia. Le lancé una mirada asesina que consideré innecesario decir nada.

Al rato se me acercó y me puso una crema asquerosa que sin embargo, tenía que reconocer que fue efectiva, y allí me quedé esperando a que se me pasara. Y entonces llegaron... pues los de siempre, primero esos sangre sucia de Colton y su amiga Galloway, y después el resto del grupo, con la Lunática y la Ivy juntitas como si fuesen gemelas.

Claro que eso no fue ni la mitad de malo que oír lo que Colton le dijo a la profesora.

-¡ASÍ QUE HAS SIDO TÚ! ¡MALDITO ASQUEROSO SANGRE SUCIA! ¡MIRA LO QUE ME HA OCURRIDO POR TU CULPA, Y A TODOS LOS DEMÁS! ¡TIENEN QUE EXPULSARLO DEL COLEGIO, PROFESORA! ¡TIENEN QUE ECHARLE DE AQUÍ! -le grité, poniéndome en pie y acercándome a toda prisa hacia donde estaba, enfurecida y con ganas de arrancarle los ojos. 

Además, no me creía ni por un momento que hubiese sido sin querer. Lo había hecho intencionadamente para fastidiarme.

-¡LO HAS HECHO ADREDE, CONFIÉSALO! -le grité, a punto de pegarle un puñetazo.

Pero cómo era posible que dejasen entrar a gentuza así en el colegio.

En esos momentos no tenía mi varita a mano y apenas sabía hechizos, pero de haber sabido alguno, se lo habría echado sin pensármelo.

Pero para mi sorpresa, en cuestión de segundos Lunática se acercó y se echó la culpa a ella misma. ¡Eso sí que no me lo creía!

-¡JA! ¡Eso es mentira! Has hecho la mejor poción de la clase. ¿Crees que alguien iba a pensar que lo echarías todo por tierra? Lo estás diciendo para que no lo echen. Profesora, no le haga caso. Ha sido Colton.

Y como no podía ser de otra manera, los demás no tardaron mucho en intervenir, porque eran como una especie de pandilla en el que se protegían unos a otros. Los malditos...

La Ivy enseguida intentó defenderle diciendo que no había sido queriendo, pero es que encima me echó la culpa a mí. ¡A MÍ!

-Eres una embustera. Yo no he dicho nada. Si eres una fracasada es culpa solo tuya. ¡Y ahora encima estás intentando echarle la culpa a la profesora, que lo que estaba haciendo era hablar con tu amiga! ¡Y mira cómo me ha dejado el brazo! -dije, fingiendo echarme a llorar y llevándome una mano a donde antes había tenido la quemadura.

LA Ivy no sabía lo que estaba haciendo. Si algo se me daba bien era manipular a los profesores. Llevaba ensayando desde el colegio. Así que rápidamente, me eché en brazos de la profesora Protts, fingiendo sollozar.

-Profesora, están todos contra mí y fíjese, quieren hacerle responsable de lo que ellos han hecho, con lo buena profesora que me dijo mi madre que era usted.

Mientras hacía la interpretación de mi vida, su amiguito de Ravenclaw intentaba calmar los ánimos, pero yo sabía que ya tenía a la profesora en mis manos. Siempre lo había conseguido.

El señor Hawthorn Cornelius Webington Pomfrey, de profesión, sanador, parecía saber bien lo que se hacía. Las quemaduras de Nolan, así como la de unos cuantos más, no tardaron demasiado en desaparecer y si bien el dolor parecía persistir durante un tiempo, también daba la sensación de que acabaría por desaparecer en cuestión de muy poco. Pero la aproximación de Colton a él y a la profesora hizo que todas las miradas se volviesen hacia él, al principio con sorpresa y después con gesto reprobatorio.

La profesora Protts estaba enfurecida por todo lo sucedido, pero sobre todo, por no tener a alguien sobre quien aplicar un castigo que sin duda alguna debía ser ejemplar. Y cuando Colton hizo su aparición y confesó, se dibujó en su rostro una mueca de satisfacción.

-Así que fue usted. Debí haberlo sospechado. Desde que entró en la clase detecté en usted muy pocas habilidades para las pociones, como pude comprobar, y muchas ganas de divertirse, algo que como ha comprobado le ha salido muy caro.

Sin embargo, nada preparó a la gente para la reacción de la hasta ese momento silenciosa Alondra Sparks, que saltó como un resorte para encararse con Colton y dejar clara su opinión al respecto. Fue como si una tormenta se abalanzase directamente sobre él.

-Tranquilícese, señorita Sparks. Se hará justicia, no se preocupe -le dijo calmadamente la profesora Protts. En ese momento, sin embargo, Luna intervino en favor de su amigo, pero la profesora negó con la cabeza sin variar el gesto -. Señorita Ferlet, ha demostrado usted ser una gran compañera, incluso yendo más allá de lo que debía, pero no puede asumir la culpa por los demás. Si continua insistiendo en lo que dice, será usted quien salga perdiendo y el señor Derrick volverá a hacer de las suyas y se quedará sin castigo. Eso no es lo correcto.

Pero lo que lo cambió todo fue la llegada de Ivy, que intentó desviar las culpas hacia la propia profesora. Eso hizo que la profesora se enervara y que Sparks cambiase de estrategia, y a la vista de la manera en la cual interpretó su papel de pobre niña afligida y cruelmente tratada, dio toda la sensación de que al final, ella era quien iba a llevarse el gran premio.

Iba a resultarle difícil a la profesora resistirse ante sus lamentos y sollozos.

-Señorita Connor, no esperaba esto de usted, acusarme a mí de no haber hecho bien mi trabajo para desviar las culpas. Me ha decepcionado enormemente y no crea que lo olvidaré con facilidad. 

El propio Pomfrey se vió superado por aquella escena, mirando de un lado a otro sin saber muy bien qué decir, titubeando, y sobre todo dudando de todo y de todos.

-Eh... bueno, bueno, señorita. No ha sido para tanto -se esforzó en decir el señor Pomfrey, acercándose a la aparentemente desconsolada Sparks -. Como han dicho sus compañeros, la verdad es que haya ocurrido lo que haya ocurrido al final son heridas muy superficiales.

Después se volvió hacia la profesora.

-Mire, profesora. Creo que lo mejor sería considerar todo esto como un accidente, tal y como ha sugerido estaba joven señorita -dijo, refiriéndose a Ivy -. Quizás nunca sepamos en realidad lo que ha sucedido y si este joven es el responsable, ya se ha disculpado y ha dicho que fue sin querer. Eso debería bastar.

La profesora estaba intentando calmar a Sparks, a quien abrazaba mientras le daba suaves palmaditas en la espalda, pero eso no le hizo perder el hilo de lo que estaba a punto de hacer.

-No, señor Pomfrey. Se ha producido una transgresión y mucho me temo que debe ser castigada. Esta pobre niña nunca debía haber sufrido tanto; ni ella ni ninguno de los demás -le explicó la profesora.

Después de decir aquello, miró directamente a Colton.

-Señor Derrick, le descuento cincuenta puntos a su casa, y además de eso...

Justo en ese preciso instante, las puertas de la enfermería se abrieron y la directora entró de golpe, seguida del vicedirctor, el profesor de Artes Oscuras y un mago que era el jefe de la casa de Hufflepuff, justo detrás de un cuerpo que estaba levitando, el de un joven vestido con su uniforme del colegio y el escudo de Hufflepuff, alguien a quien no conocíais en absoluto.

-Profesora Protts. Señor Pomfrey. Parece que tenemos a otra víctima de ese endiablado brujo. Ha aparecido en mitad del pasillo, de camino al salón comedor, y como siempre desconocemos de quién se trata -explicó la directora, mirando a todos a su alrededor -. Pero creo que podemos dar por hecho que ese... hombre, se encuentra entre nosotros o sabe como entrar y salir del castillo, porque es la segunda víctima si contamos a la del tren. Señor Profesor Partwulf, si es tan amable, comunique a los prefectos de las casas que las clases se reanudarán mañana y que regresen todos a las salas comunes de sus casas.

Después la directora se volvió hacia la peculiar escena que estaba desarrollándose entre todos vosotros.

-Creo adivinar lo que ha ocurrido aquí pero me parece que ahora mismo no es lo más importante y que podrá esperar a mañana, ¿no le parece, profesora Protts?

La profesora asintió con la cabeza, muy seria.

-Todos aquellos que estéis bien, id directamente a vuestras casas. Diré que sirvan allí la cena. Señor Pomfrey, dejemos a este pobre muchacho, sea quien sea, en un buen lugar para que descanse.

De repente, todo el asunto de Colton pareció no ser demasiado importante porque tal y como había dicho la directora, aquel mago oscuro estaba entre vosotros y ya había causado dos víctimas. El por qué lo hacía y aparecían allí era algo que aún no podíais explicar.

Caminaba junto a Colt en silencio, por primera vez desde que se conocían, y lo miraba de reojo extrañada por su actitud.

-¿Me cuentas que pasa?-le preguntó después de comentarle que siempre estaría a su lado. Y ahí fue cuando su amigo decidió confesar lo que le pesaba en aquel momento-Estoy ya cansada de eso de la sangre sucia. Lo dice Cagondra y a Ivy le sienta muy mal y, ahora veo, que a ti tampoco te ha gustado y te lo has tomado en serio. Eso es una tontería. Eres mago, como yo soy maga. ¿Tu crees que esa mujer rara que vino a por nosotros se equivocó?-negó con la cabeza, segura de lo que decía-No. Pues eso. Ainssss, peta-zetas en el caldero-Úrsula lo miró con condescendencia-debí haber imaginado que era cosa tuya... pero no lo hiciste queriendo hacer daño, solo que no sabías qué iba a ocurrir-le agarró del brazo y tiró de él hacia la enfermería-Estamos aquí para eso, para aprender lo que podemos hacer y las consecuencias de lo que hacemos. ¿De esto que sacamos?. Que hemos aprendido que los peta-zetas están prohibidos en pociones. Se lo explicaremos a la profesora. Estoy segura de que lo entenderá... y siento decirte que no me voy a separar de ti. Llegamos juntos, nos iremos juntos. Y seguiremos siendo amigos.

Llegaron a la enfermería y, antes de entrar, apareció Angeline y le dio un beso a Colt y le hizo ponerse nervioso y rojo. Se olvidó de ella por completo y entró en la enfermería. Úrsula lo miró con una sonrisa divertida entrar en la enorme sala de donde salían las quejas de varios alumnos y entró tras él.

-Claro que es mágica-dijo por encima del hombro de su amigo, cuando llegó a su altura de nuevo y cuando escuchó las explicaciones del doctor mago-¿Ves? Todo controlado-le susurró mientras se acercaban a Nolan y comprobaban que estaba bien dentro de lo que tenían que escocer sus quemaduras-¡Hola chicos!-saludó entonces al resto que aparecieron junto al pequeño Nolan-Ya le he dicho que no se preocupe por Nolan, Luna, pero... está mal, ahora os dirá por qué...-le susurró a su amiga lanzando una mirada de entendimiento a Colton. El preocupado Colt que, en ese momento, decidió abrir la boca y confesar lo que había pasado-¡Ahí tienes el problema! Uffff...

La cara de la profesora se convirtió en un poema al escuchar a Colt. Pero no mejoró cuando Luna decidió autoinculparse de lo sucedido. Úrsula sabía que ella no había tenido nada que ver en aquello. Y... abrió entonces la boca Ivy. Solo le quedó resoplar y poner los ojos en blanco. Menuda pandilla se había buscado.

-Profesora, yo tengo algo que decir también-levantó la mano cuando ya parecía que todo iba a saltar por los aires-Puede que lo que provocase las burbujas asesinas fuera el caramelo de Colt, pero si cayó el caramelo en el caldero fue accidental y, aunque hubiera sido queriendo...¡no él no sabía qué iba a pasar!. ¡Ni él ni nadie!. Podía haber causado yo lo mismo o algo parecido si hubiera mezclado mal los ingredientes. ¿Y si hubiera estornudado dentro y eso hubiera hecho que explotara la poción? -se encogió de hombros-Estamos aquí para aprender y lo de hoy no lo olvidaremos nunca y, en las próximas clases, estaremos superpendientes de que nada, nada, nada que no sean los ingredientes que nos den, caigan dentro del caldero.

En aquel momento, los gritos de Cagondra en su espalda hicieron que Úrsula diera un pequeño saltito por el susto. Se volvió hacia ella, enfadada-¡Y dale con lo de sangre sucia! A mi me da igual que nos llames así, pero nos han comentado que eso es una especie de insulto. Profesora, profesor, ¿es así?, ¿que nos llame sangre sucia es insultarnos a los que somos muggles?-preguntó con la duda realmente en su tono antes de volverse de nuevo hacia la de Slytherin-¡COLT NUNCA HARIA ALGO ASI ADREDE! ¡Es de los mejores amigos en este colegio! ¡Más quisieras tu tenerlo como amigo! ¡Quizás por eso no paras de insultarnos! ¡Por envidia de que sea amigo nuestro y no tuyo!-puestos a chinchar, chinchemos-¡Y no llames eso a Ivy, ha dicho la verdad!. Has estado insultándonos durante la clase, y deseando que la poción nos saliera mal. Y no llores tanto, con la pomada mágica del profesor Pomfrey se te pasa enseguida, solo ten un poco de paciencia y se te pasará, como a todos-miró a la profesora y puso cara de no haber roto un plato en su vida-Pues claro que es buena profesora, si no no estaría en el mejor colegio de magia del mundo ni estaría aquí con nosotros preocupada por que estemos bien-sonrisa espléndida.

¿Cincuenta puntos?. Úrsula quiso hacer cuentas pero no se acordaba de los puntos que llevaban. Se acercó más a Colt y le dijo con aire resuelto-No te preocupes por los puntos. ¡Los recuperaremos rápido!. Te enseñaré a hacer esa poción y estudiaremos juntos después de la cena.

Justo en ese momento, las puertas de la enfermería se abrieron y la directora entró de golpe acompañada por otros profesores y... ¡otro alumno flotando en el aire!, ¡como la chica del tren!. Miró a todos sus amigos con los ojos abiertos como platos por la sorpresa.

-¡Es un Hufflepuff!, la chica era Slytherin...-dijo sorprendida a Colt y a Ivy que estaban a su lado, viendo al chico flotando allí, sin más. Era increíble.

-¿Camino del comedor? He pasado por allí hace nada, y tú Colt, y no estaba en el suelo. Y seguro que han pasado muchos más alumnos, ¿nadie ha visto nada?. En el tren escuchamos todos por megafonía gritar algo raro, fue algo como pretearito amina o algo así y después un relámpago enorme y entonces apareció la chica-relató a todo correr-Yo hoy no he escuchado nada, ni he visto relámpago. ¿Y vosotros?, habéis llegado después que Colt y yo aquí. Vayamos fuera... podremos hablar mejor... ¡qué extraño! Hufflepuff...

El numerito de Alondra fue exagerado en grado sumo y estaba claro que la profesora se lo había tragado entero... pero había poco que pudieran hacer al respecto, porque en el fondo y por muy desagradable que fuera, aquella vez la chica de Slytherin tenía razón. Cualquier alumno que hubiera provocado un tumulto como ese estaba en una posición muy mala, por mucho que Colton hubiera decidido confesar y que hubiera recibido apoyo de sus compañeros y compañeras. La sanción de cincuenta puntos a Gryffindor probablemente sería la menor de las preocupaciones que el chico rubio tendría, ahora que la profesora Protts había asumido los argumentos de Alondra. Y seguro que Ivy también tendría problemas, la mirada que la profesora le había lanzado lo presagiaba sin ninguna duda. Michael buscó desesperadamente algo que poder decir... pero era tarde para eso. Las palabras no iban a sacar a sus amigos de aquél lío. Sólo podía esperar que sus castigos no fueran demasiado duros.

Entonces ocurrió. Las puertas de la enfermería se abrieron y apareció toda aquella comitiva de profesores, con la directora Crowland a la cabeza. A Michael se le heló la sangre en las venas cuando vio que otro chico, esta vez de Hufflepuff, había sido atacado como la chica desconocida del tren. Con todas aquellas emociones, habían estado a punto de olvidar el misterio de los alumnos despojados de sus almas. Mientras veía cómo el cuerpo inerte avanzaba por el aire, escuchó los susurros de Úrsula. La chica tenía razón, él no había escuchado nada extraño, ni visto cambiar la luz, ni nada parecido.

—Sí, salgamos... —dijo, con los ojos aún clavados en el desdichado alumno de Hufflepuff.

Las palabras de la directora resonaban en la cabeza de Michael. O bien Shadefian se encontraba en Hogwarts, o sabía como entrar y salir del castillo sin ser visto. Fuera como fuese, aquello era terrible para todos los que estaban allí. El peligro acababa de aumentar muchísimo, y Michael notó un sudor frío mientras se esforzaba por dominar su pánico a duras penas. En cualquier caso, la directora había sido clara. Las clases habían terminado por aquél día, y en breve todos tendrían que dirigirse a sus Salas Comunes. No tenían mucho tiempo para hablar...

—Yo tampoco he visto ni oído nada raro —susurró Michael una vez fuera mientras caminaban—. Pero... quizá deberíamos echar un vistazo al lugar en el que ha aparecido ese chico, mientras vamos hacia las Salas Comunes. Cuando la chica de Slytherin apareció en el tren, Úrsula encontró aquella fotografía. Tal vez en el sitio donde ha aparecido este alumno también haya alguna pista...

A pesar del miedo que sentía, su cabeza no paraba de buscar alguna explicación racional a todo aquello. ¿Qué podía querer Shadefian de Hogwarts? ¿Estarían relacionados la alumna desconocida de Slytherin y ese alumno de Hufflepuff? Entonces cayó en la cuenta... ¡Hufflepuff! Notó un escalofrío al acordarse de su hermana Keira, y esperó que estuviera bien. En ese momento deseó que ambos estuvieran en la misma casa, porque así podría verla en la Sala Común. Pero probablemente tendría que esperar hasta el día siguiente para saber de ella. Notó un nudo en la garganta y los ojos húmedos, pero apretó los dientes y se esforzó por mantener el tipo.

—¿Qué... qué pensáis vosotros? —su voz tembló un poco, pero no tanto como había temido.

No sabía si la profesora me iba a creer a mí o no, aunque en realidad, me conformaba con crear la suficiente confusión como para que no centrase toda su atención en Colton. Después de todo, si no sabía sobre quien asestar su castigo, lo normal sería que no castigase a nadie, ¿no?

¿No?

Bueno, tampoco estaba segura de que fuese a ser así, pero me daba lo mismo. En esos momentos solo pretendía ayudar en lo que pudiera.

Pero la cosa no iba a quedarse ahí porque Alondra apareció de pronto, como si se hubiese trasladado desde la cama en la que estaba sentada, en completo silencio, hasta donde nos encontrábamos nosotros, gritándole a Colton y también a los demás. De hecho, parecía haber perdido el control por completo, dando auténtico pánico verla.

-¡No ha sido él, he sido yo, así que déjalo ya! –le solté -. Y no te atrevas a decirnos nada porque llevas metiéndote con todos nosotros desde que entraste en nuestro compartimento en el tren. Si fueses una niña normal ahora mismo seríamos amigas y no estaríamos como ahora, que no podemos ni verte. ¡¡Eres una malcriada insufrible!!

Pero Alondra no se iba a conformar con lo que yo había dicho. Por supuesto, ella tenía claro que era el objeto de todo lo malo que le ocurría y que había una especie de conspiración contra ella. Desde luego, si no había hecho mejor las cosas en clase se debía a que no era tan lista como decía, pero claro, eso era algo imposible de reconocer en su caso. Por supuesto, siguió insistiendo en que había sido Colton y que lo había hecho adrede, pero después de decirlo, llegaron los demás para dar sus versiones.

Ivy se había quedado bastante sorprendida de que Colton reconociese su culpa pero su rostro cambió cuando yo hice lo mismo y entonces, se decidió actuar, aunque no como hubiera esperado. En lugar de echarse la culpa ella, señaló directamente a Cagondra, describiendo todas las cosas que había hecho para justificar lo que había ocurrido. En realidad, no sabía si eso era suficiente como para excusar a Colton… o excusarme a mí, si me creía, pero bueno, también añadía bastantes cosas sobre lo que pensar.

Claro que cuando dijo que parte de la culpa era de la propia profesora, entonces pensé que ahí sí que se había pasado. No había nada peor que decirle a un profesor que él tenía la culpa. ¡Y eso que yo había estado a punto de saltar en Encantamientos! Pero no era lo mismo. Allí la profesora se había comportado de manera cruel pero aquí, en realidad, no había hecho nada malo, me parecía a mí.

Sin embargo, una parte de mí también se dio cuenta de que aquella jugada podía tener como objetivo crear algo de culpa en la profesora para que abriese la mano y olvidase todo aquel asunto.

A lo mejor tenía éxito y todo quedaba en nada, como así terminó diciendo Ivy.

Desde luego, nadie podía decir que no nos defendíamos unos a otros, de todas las maneras posibles, imaginables e inimaginables.

Alondra no pensaba de todas maneras rendirse y tras hablar Ivy, volvió a intervenir acusándola de ser una mentirosa y empezando a actuar como si pudiese dar pena. Desde luego, de haber sido otra no habría sido nada complicado sentir lástima por lo que le había ocurrido, pero era una falsa.

Mientras tanto, Michael ni se atrevía a hablar; viendo cómo habíamos saltado Ivy y yo, entendía que se hubiese quedado sin palabras, aunque finalmente, intentó mediar por todos.

Ya la que quedaba por intervenir… también intervino, Úrsula, insistiendo en que había sido todo un accidente y que esas cosas ocurrían. Bueno, eso era, en esencia, totalmente cierto, aunque quedaba por ver si alguna de las cosas que habíamos soltado convencía a la profesora.

-Profesora, Alondra es una falsa. Se ha estado metiendo con nosotros desde el primer día, de verdad. Pero lo que ha ocurrido ha sido un accidente, en serio –insistí, ignorando los sollozos de Alondra y las ganas que tenía de darle un puñetazo.

Al final, todo iba a quedar en manos de la profesora y su primera reacción fue creer las palabras de Colton y proteger a Alondra. A mí no me hizo mucho caso y eso me irritó, porque en aquellos momentos solo podía pensar en lo mentirosa e insoportable que era Alondra, lo cual había causado al final todo lo que había sucedido y la mayor parte de los problemas entre nosotros. Incluso la intervención de Ivy fue vista por la profesora como algo impropio, y es que ya parecía tener tomada su decisión.

El pobre señor Pomfrey intentó también tranquilar las cosas pero era más que evidente que ya era tarde para eso y que Alondra había conseguido lo que quería.

La odiaba.

Pero nada me había preparado para escuchar como nos descontaban cincuenta puntos.

-¿QUÉEEE? –Pregunté, completamente sorprendida e indignada.

Y entonces, cuando estaba a punto de explotar… todo cambió. Las puertas se abrieron y todos nos volvimos hacia ellas para ver aquella comitiva trayendo… a una nueva víctima, un chico que iba vestido de Hufflepuff.

Me quedé completamente absorta en la imagen de aquel pobre muchacho, acordándome también de la chica que habíamos visto en el tren. Úrsula comentó precisamente que ambos eran de casas distintas, lo que significaba que aquel mago parecía no tener preferencia por ninguna de las casas.

Atacaba a todas por igual.

-Lo que no entiendo es quién es –le dije a los demás en voz baja -. En ambos casos parecían del colegio pero en realidad no lo eran. Este chico parece… como de nuestra edad, ¿no?

Úrsula le estaba dando vueltas al hecho de que nadie hubiese visto ni oído nada, aunque eso tampoco era tan llamativo. Allí dentro estábamos a gritos.

-Bueno, Úrsula, puede que haya ocurrido en un momento en el que no había nadie. Pero no, yo no he visto nada –reconocí.

Michael tampoco había visto nada raro por lo que aquello era bastante misterioso. Pero por lo pronto, las clases habían terminado y debíamos regresar a la sala común. Eso significaba separarse… y en aquellos momentos no me apetecía nada separarme de los demás.

-Pienso que es muy raro que aparezcan niños que nadie conoce aquí. Es como si fuesen de la escuela pero no lo son. Y tiene que haber una explicación. Además, supongo que un mago tan poderoso no atacará sin una razón, lo que sucede es que no se me ocurre cuál podría ser –comenté.

Pero Michael tenía razón en una cosa. Quizás en los pasillos encontrásemos alguna clase de pista, algo que nos acercase un poco más a comprender lo que estaba sucediendo y por qué, si es que eso era posible.

-Está bien, creo que será mejor que nos vayamos y hablemos fuera, como dice Úrsula. No tenemos mucho tiempo porque hay que regresar a las salas comunes –dije, mirando a los demás.

Colton negó con la cabeza a lo que decía Úrsula, no le había molestado lo de la sangre, porque no lo entendía, pero sabía cuando alguien pretendía insultarlo, era el tono, la forma de hablar, eso se aprendía en el patio del colegio. Suspiró y se encogió de hombros

- En tu caso no, que te enteras de todo, en el mío... Yo creo que igual vinieron a buscar a Connor Derrick, que es un primo mío que vive cerca de casa, y que se equivocaron de dirección.... y no sé lo que es lo de la sangre, yo pensaba que era roja, pero igual los magos tienen la sangre más brillante, ni idea.... - Y entonces se lo contó, lo peligroso que era, lo inconsciente y lo mal amigo que había sido porque casi los había matado a todo. La mirada condescendiente de Úrsula escocía más que las quemaduras. Gimió como un animal herido y dijo - Claro que no quería hacer daño, solo quería que la poción de la bocazas de Cagondra fuera la peor, porque se había metido con Luna....las consecuencias... sí... - La miró extrañado - ¿Entonces no estás enfadada por casi matarte? Yo... No, nada de peta-zetas, ya no me quedan... Sí, se lo contaré, aunque no creo que lo entienda, porque estaba súper enfadada.... - No sabía que decir, así que, saltó y le dio un abrazo mientras le decía - Gracias, gracias por querer ser mi amiga, yo creo que Kyle ya no lo va a querer ser.... ah, y gracias por no morirte.

La soltó, que los abrazos y las chicas los cargaba el diablo, y le sonrió, antes de decirle

- Me van a echar... pero... aunque sea... solo por conocerte.... ya habrá valido la pena - Le dedicó una pequeña sonrisa, la más grande que tenía, y entonces llegó Angeline y le dio un beso, pero ella no sabía que no se lo merecía. Entró en la enfermería rojo como un tomate, dejando atrás a Úrsula porque le daba vergüenza todo, el beso, el que le hubieran dado un beso por haber hecho daño a tanta gente, se sentía fatal.

Se acercó a la cama de Nolan y eso le derrumbó. Tenía una quemadura muy fea y lo pasaba mal, aunque había que reconocer que esa pomada que le estaban poniendo debía ser de Aloe Vera reforzado porque en nada había desaparecido la marca como había dicho Michael que pasaría. Úrsula decía que estaba controlado, pero no lo estaba, aun le dolía, y habían tantos que gemían y se quejaban que ese sonido se le clavaba en el corazón. No escuchaba a Úrsula, tenía que tomar responsabilidad de lo que había pasado, porque aquello había sido demasiado grave, y habían heridos, así que haría lo que decía su padre, afrontar las consecuencias como un hombrecito. Le había fallado una vez, no lo haría dos...miró a Ivy y le dijo - Perdón, soy el peor amigo del mundo....

Sus amigos habían llegado, Luna decía que no se lo tomara así, pero ella no lo entendía, ella no había estado a punto de matar a todos, porque ella no era así, ella no haría daño ni a una mosca, así que no lo entendía. Confesó, sabiendo que lo expulsarían, pero solo quería ayudar y sentirse un poquito mejor. Entonces Luna empezó a decir una ristra de excusas para autoinculparse, quería que la expulsaran a ella. Gimió, sintiéndose más miserable. Hubiera sido tan sencillo decir que había sido así, librarse, pero Luna estaba mintiendo por él, porque era su amiga, y se iba a meter en problemas por él, y eso no podía permitirlo. Aguantó con la cabeza gacha la bronca de la profesora, que le dijera que no tenía habilidad y que solo quería divertirse, y no era verdad, porque él se había esforzado mucho, mucho de verdad. Luna le cogió la mano y él se la apretó con fuerza. Era tan bonito tener buenos amigos, pero era de amigos proteger a los tuyos de tus propios errores, así que con la cabeza gacha negó y le dijo

- Profesora, Luna no ha sido, intenté comerme el caramelo mientras estaba en el despacho con ella, así que ella no fue. - La miró le sonrió dándole las gracias, pero con que echaran a uno sobraba, pero Ivy no creía que bastara y corrió a su ayuda, aunque no lo mereciera. Había esperado que dijera que había sin querer, que había sido un error, pero no esperaba que le fuera a echar las culpas a Cagondra. Lo que decía tenía parte de razón, porque si no hubiera insultado a Luna no habría hecho nada, tenía razón, pero, entonces se empezó a crecer, e intentar echar la culpa... ¿A la profesora?. Empezó a negar y a levantar las manos, ¿Como que avisar a los padres? ¡Todos le iban a demandar como en la tele!, y encima decía que su padre trabajaba en un ministerio, y que si llegaba a sus oídos....Colton dijo

- No, nada de padres ni ministerios, fue un accidente pero solo fue culpa mía, por favor profe, no le haga caso, Ivy está muy preocupada por su hermano y los nervios juegan malas pasadas.

Sus amigos lo estaban defendiendo a pesar de estar a punto de matarles. Debían ser optiquistas, 50% optimistas y otro 50% masoquistas, porque sino no se explicaba, eso y además tenía la mejor suerte del mundo de haberlos conocido. y Úrsula lo defendía, aduciendo su inexperiencia, incluso Michael a su manera, más pausada y reflexiva.

Y entonces Alondra montó su numerito. Le gritaba y le había dicho aquello otra vez, maldito asqueroso sangre sucia. Miró a la profesora muy serio y le dijo
- ¿En este colegio se permite insultar a otro alumno? No sé lo que es sangre sucia, pero maldito y asqueroso sí... - Pedía que lo echaran, e igual lo merecía, así que de eso no se podía quejar, aunque le acusaba de hacerlo adrede y se estaba poniendo agresiva. Colton la miró a los ojos con enfado y le dijo

- Ya he confesado, fue accidental, y yo de ti bajaría ese puño, no me voy a dejar pegar, Alondra - y el Alondra lo dijo muy despacio, dejando claro que no le caía bien. Miró de nuevo a Luna y le dijo - Si me tienen que echar por un descuido que me echen, he sido yo, solo yo y nadie más que yo, lo que pasa es que mis amigos me conocen y saben que no haría eso intencionadamente y me intentan proteger... Por cierto Alondra ¿Donde están los tuyos? - Sonrió al mirarle el brazo y le dijo - Tu brazo está bien, hace nada estaba bien para pegarme un puñetazo, así que menos lobos, caperucita, que tienes más cuenta que uno del Real Madrid, te estás tirando a la piscina.

Finalmente se produjo el veredicto, Gryffindor fifty points, le Gryffindor 50 puas, aunque aquello no era eurovisión, y los números altos eran malos. Aparte de 50 puntos lo iban a castigar con un además de eso, que sonaba mal, pero no parecía que le fueran a expulsar. Alondra parecía ser muy manipuladora con los profes, lo que decía su padre, una niña que le faltaban un par de aozotes, pero le funcionaba, aunque Úrsula y Luna e Ivy lo defendieran lo mejor que sabían. Entonces Úrsula le dijo que recuperarían los puntos y que le ayudaría a aprender la poción, y que le ayudaría a estudiar, y bajó la cabeza de nuevo porque le estaban entrando motas de polvo en los ojos, y eso picaba, y a veces te daban ganas de llorar, pero no lloraba, porque los niños no lloraban. Apenas musitó

- Son muchos puntos, todos me van a odiar.

La tormenta pareció alejarse cuando el profe de Artes Oscuras trajo con un conjuro supér molón a otro alumno, aunque, hubiera molado más si el niño no estuviera muerto. Había pasado como en el tren pero el chico era de la casa del tejón. Había aparecido en el pasillo, de camino al comedor y era desconocido, como la chica del tren, y con todo ese lío los enviaban a las salas comunes, aunque el profe de defensa de las artes oscuras decía que aquello podía esperar a mañana. Colton asintió

- Igual este chico también jugaba a quidditch y está relacionado con la chica de alguna manera. - negó - No he visto nada tampoco de camino para aquí, pero tampoco estaba mirando mucho, la verdad.- Úrsula dijo que era buena idea salir y tenía razón, pero él podía hacer una cosa aun. Estaba triste, pero la curiosidad era poderosa, y tenía excusa para mantenerse allí unos segundos, y con suerte escuchar algo. Le dijo a Úrsula mientras sacaba algo del bolsillo

- Estos son mis walkies de spiderman, los podemos usar para hablar con Ivy - Sonrió de circunstancias a Michael y le dijo - Lo siento, pero solo hay dos, pero si funciona le diré a mi madre que rompa mi hucha y me compre otros dos. ¿Sabes como funcionan no Úrsula?. Se da al botón de on, se pulsa el botón para hablar y cuando se acaba se dice cambio y se suelta el botón, y luego habla el otro.

Se dirigió hacia el señor Pomfrey y se quitó la túnica y luego la camiseta antes de decirle - Perdone, señor, ¿le importaría ponerme un poco de esa pomada señor? Creo que la necesito...

Y se dio la vuelta y dejó ver su espalda y la parte superior de los brazos. Se había quemado de la salpicadura que había saltado sobre Úrsula, y dolía, mucho, pero, mientras le ponían la pomada podía escuchar lo que decía los mayores. Guiñó un ojo a sus amigos y les dijo

- Ahora os pillo.

De todas las cosas que podía decir a la profesora Protts, culparla de ser el motivo por el que los niños estuvieran en la enfermería fue, quizás, el pensamiento más rebuscado y arriesgado que jamás Ivy se había atrevido a hacer. Michael, al escucharla, casi se quedó petrificado y reaccionó buscando la disculpa más asertiva que fue capaz de idear.

Alondra había estado demasiado callada, al menos hasta que Colton dijo públicamente que era culpable de haber provocado las explosiones. La consecuencia no se hizo esperar, poniéndose Sparks como una energúmena, exigiendo que echaran a Derrick del colegio, algo que Jade no sabía si se podía hacer, pero tampoco deseaba comprobarlo.

La niña desagradable de Slytherin comenzó a sollozar, haciendo el teatro de su vida, lamentando que todo el mundo estaba en su contra, mientras aseguraba que tanto Luna como ella misma eran unas embusteras. La docente creía a Alondra y le aseguraba de que se haría justicia, un mal pronóstico para su amigo Colton y para Jade, pues había arriesgado mucho eligiendo sus palabras.

- No he intentado desviar las culpas, profesora. He emitido sólo mi opinión, siento si le he ofendido...  - Mantuvo la joven pelirroja sin lamentarlo un ápice, pero suavizando lo suficiente como para que el conflicto no fuese a más. Aunque ya tenía claro de que Protts no la tenía en muy alta estima. Seguro que sus notas de pociones iban a verse muy afectadas por ello y, pese a que eso le preocupaba, se había quedado bien ancha intentando exculpar a su amigo. A pesar de todo, Colton mantenía que aquella jugada la había realizado él solo, no queriendo hundir a Luna y a Ivy en el proceso.

Úrsula se esforzó mucho en explicar que las consecuencias del caramelo en el caldero había sido un accidente. Galloway además declaró que Alondra le decía sangre sucia y que no paraba de insultar a los que tenían procedencia no mágica, momento en que Ivy decidió intervenir - Puedo jurarle de que todo eso es verdad, Sparks no para de ofender a los demás y puede encontrar testigos de ello en Gryffindor e incluso Slytherin- Se cruzó de brazos indignada. Era el momento en que Luna confirmaría las palabras de sus compañeras, indicando el mal proceder de Alondra

Pomfrey tomó la determinación de mediar en el conflicto, indicando que las heridas eran superficiales, poniéndose de parte de Ivy. Aquello era interesante, lo que implicaba que el hombre era fácilmente manipulable. Jade pestañeó un par de veces y sonrió con dulzura al enfermero, un gesto de simpatía que, en otro momento, le agradecería personalmente. Quizás pudiera regalarle una rana de chocolate y darle conversación, crear vínculos con otras personas era algo que su madre siempre le recomendaba.

Ya sea bajo amistad o por coacción lo ideal es que dejes huella en otras personas. Mejor lo primero a lo segundo.

La profesora de pociones no estaba de acuerdo con Pomfrey, por lo que bajó cincuenta puntos a la casa del león, e iba a decir algo más cuando en la sala entraron varios docentes más, mostrando preocupación en su rostro. Ivy se apartó a un lado pero no perdió ni un ápice de información, escuchando con curiosidad lo que los adultos decían. Había aparecido otra víctima del brujo que buscaba el ministerio, por lo visto el joven que levitaba y portaba un escudo de Hufflepuff no era conocido por nadie, lo que podía implicar que ese asesino estuviera dentro de la escuela realizando maldades.

- En el tren fue una Slytherin. Ahora es un Hufflepuff... Esto me induce a pensar que los siguientes serán Ravenclaw y Gryffindor - No tenía seguridad pero tampoco dudas de que eso pudiera ser así - Mirad bien su rostro, por si le vemos en las fotos colgadas en la sala de los trofeos... - Sugirió la pelirroja mientras la directora cortaba las clases y mandaba a todos los alumnos a su sala común.

Ains no. Quiero irme con mis amigos...

La cara de Jade era un poema. El mayor de los castigos era regresar a las mazmorras junto con la idiota de Sparks. No obstante, Galloway les instaba a salir de la enfermería cuanto antes para hablar con tranquilidad durante unos instantes, Jade asintió con la cabeza, aprovechando el momento para deslizarse hacia el exterior de la sala. Mejor si los profesores tardaban en salir, más tiempo les daría para intercambiar opiniones.

Jade no había visto los walkies de Derrick, pero si le explicaba con detalle cómo funcionaba y lo que eran capaces de hacer, sin duda querría practicar aquella magia muggle desde las mazmorras. No obstante, su compañero se había quedado dentro de la enfermería para que le aplicasen unas cremas, lo ideal sería esperarle hasta que saliera, así todos podrían irse de allí juntos y seguir intercambiando pareceres.

Una vez fuera, Michael sugirió ir a la zona donde habían encontrado al desconocido Hufflepuff - Es una idea genial, quizás haya algo que los profesores hayan pasado por alto... - Indicó la pelirroja con la curiosidad marcada en el rostro - Yo creo que deberíamos mirar las fotos antiguas del colegio, si ese Hufflepuff no era conocido es porque podía ser alguien del pasado, como la chica del tren... - Y tuvo un ramalazo Gryffindor, en su sangre la cualidad estaba - ¿Y si nos desviamos a investigar? Podemos poner la excusa de habernos perdido, solo llevamos un día en el colegio - Luna les había instado a ser rápidos, Jade les incentivaba a mentir, y es que a veces, se podían conseguir muchos más éxitos actuando como su mellizo Nolan que con la candidez que ella solía mostrar en casa.

La irrupción en la enfermería de aquel grupo cortó toda la discusión que estabais teniendo. La profesora Protts descontó 50 puntos a Gryffindor y a saber qué más le podría hacer a Colton, pero no hubo manera de llegar a nada más en aquel momento puesto que la aparición de una nueva víctima era algo lo suficientemente grave como para desviar la atención.

Eso sí, todos los alumnos que estabais allí dentro empezasteis a hablar casi a la vez, creando un auténtico desconcierto en la sala. El propio señor Pomfrey no sabía qué hacer, así que fue echándole crema rápidamente a todos los que le quedaban por atender, para empezar, a Colton. Tras ponérsela, le sonrió al joven.

-Muchacho, lo has hecho muy bien. Puede que hoy te hayan quitado cincuenta puntos pero... tu honestidad y manera de ser te ha ganado unos buenos amigos, ¿no crees? Oh, no pienses que me parece bien lo que has hecho. Creo que deberías contenerte más, pero al mismo tiempo, no hay nada más honesto que defender a quienes creen en ti y... ellos lo hacen.

Pero en esos momentos, era todo como una especie de carrera contrarreloj para salir de allí y regresar a las salas comunes, así que tampoco un momento tranquilo para que Colton analizase sus palabras.

Úrsula llamó la atención sobre que la víctima del tren era una Slytherin y esta un Hufflepuff, lo que hizo que durante un instante a la joven le pareciera que la propia directora la miraba como para cerciorarse de si lo había dicho era o no verdad.

Pero los profesores ya estaban intentando desalojar la sala, así que no había tiempo que perder, ya fuese para volver a vuestras salas comunes... o para hacer cualquier otra cosa.

Una vez en el pasillo, mientras Colton terminaba de ser atendido por el señor Pomfrey, os encontrasteis con varias ideas entre vuestras manos. Por un lado, Michael había sugerido ir al pasillo; por el otro, las fotos del colegio en la sala de trofeos.Podíais ir todos juntos o por separado, pero el tiempo apremiaba y no era cuestión de tardar demasiado en decidiros. 

Mientras lo hacíais y hablabais, el profesor Partwulf salió de la enfermería dando grandes zancadas y al veros, se detuvo un instante.

-Qué hacéis aquí parados? -os preguntó. Entonces él mismo encontró la respuesta y volvió la cabeza hacia el interior de la enfermería -. Ah, claro. Esperando a vuestro amigo. No os demoréis. No quiero tener que ir a buscar a ninguno de vosotros por el castillo.

Y por supuesto, después de él apareció la gran triunfadora de la noche, Alondra, que tenía una sonrisa en la cara que parecía ser difícil de borrar y se movía como si fuese una diva. Parecía que al final no solo iba poder hacerse la víctima sino también alardear de que gracias a ella, Gryffindor estaría cincuenta puntos por debajo de Slytherin, ¿y quién iba a poder discutirle aquello?

Además, veros allí parados era demasiado sospechoso como para no fijarse y hacer o decir algo al respecto. Total, era una metomentodo insufrible.

La expresión en el rostro del profesor Partwulf no dejaba lugar a dudas. Los docentes no estaban para bromas. Si querían averiguar algo sobre el chico misterioso, tendrían que ir con cuidado y sobre todo, ser rápidos y tener excusas preparadas. Michael tenía mucho miedo, no sólo por el hecho de que Shadefian siguiera atacando y pudiera estar en el castillo, si no porque tampoco quería meterse en líos con los profesores de Hogwarts. Y menos después de todo lo que había pasado en el primer día de clases...

—Buena idea, Ivy —dijo cuando su amiga propuso aquella excusa si les pillaban. Podría colar perfectamente, al menos durante los primeros días—. Y hay que darse prisa, tenemos poco tiempo. Porque los profesores van a estar vigilando y no van a tener mucha paciencia con todo lo que está pasando.

Pensó un momento. Tenía muchas ganas de saber más cosas sobre el chico atacado, y por supuesto también sobre la chica del tren. Pero en una situación así, debían decidir con cautela los pasos a dar.

—Si hacemos dos grupos, podríamos ir más rápido. Que uno fuese a la sala de trofeos, y el otro al sitio donde apareció el chico de Hufflepuff —propuso—. Pero... la verdad es que no creo que sea buena idea separarse...

Por mucho que ganasen tiempo si iban a comprobar ambas cosas a la vez, a Michael le pasaba lo que a Ivy. No quería tener que separarse del resto todavía. Pero si continuaban juntos, debían aprovechar el tiempo al máximo. Y priorizar.

—Si vamos juntos, deberíamos empezar por el sitio que creamos que sea más importante —dijo—. Por si nos pilla algún profesor y nos obliga a ir a las Salas Comunes. Así al menos sólo nos perderíamos ir al otro lugar...

Decidieran lo que decidieran, tenían que moverse rápido así que Michael ya iba caminando a buen paso mientras hablaba. Entonces se dio cuenta de que Kyle llegaba por el corredor, y alzó una mano para llamarle la atención.

—¡Kyle! ¡Estamos aquí! —dijo—. ¿Te has enterado de lo que ha pasado? Ha aparecido otro chico atacado, de Hufflepuff. Estábamos decidiendo qué hacer para saber algo más...

-Chicos, menos mal que estáis bien!! - al parecer tuve suerte, llegué jadeando. Y estaban todos vivos. Y al parecer sabían ya todo sobre un chico atacado en el castillo - Están mandando a todos a sus casas, yo despisté al celador para venir, lo mandé a las cocinas diciendo que unos alumnos estaban aprovechando el caos para robar comida! me imaginaba que seguiríais aquí, no sabía si os habían atacado a uno de vosotros... - les miré a todos. Y luego a Colton y a Ivy. Apreté los labios.

-Todos en la casa de Slytherin odian a los Gryffindor. LES ODIAN. Casi me apabullan cuando intenté defender a Luna y a... - apreté los dientes, sin mirar a Colton a los ojos. - Se querrán vengar. Y harán todo lo posible para culparos de lo sucedido. Aunque visto que Alondra ha acabado tan malherida, no me extraña que quieran venganza. - ahora sí miré fugazmente a Colton, pero sólo durante unos segundos.  Por lo que yo y todos en la casa de Slytherin sabíamos, Alondra había sido tan gravemente herida que podría acabar en el hospital. - Están todos muy enfadados. - finalicé, mirando para otro lado. No aprobaba en absoluto lo que hizo Colton, y aún menos por el hecho de que le cubrí durante la clase y de que intenté no mencionarle durante el interrogatorio con los de Syltherin. Me estaba arrepintiendo por momentos de haberlo defendido. 

-Saber algo más? queréis saber más sobre el atacado? Se suponía que estábamos en el lugar más seguro del mundo y hay un mago malvado suelto por ahí!  ¿Qué queréis hacer exactamente?  ...y decís que es de Hufflepuff? eso no lo sabía... - les miré, pero al parecer no sabían mucho más que yo.

Pero por muy locos que estuvieran todos, la otra opción era volver a la casa de Slytherin con todas esas serpientes apunto de atacar y insultarme. Con el corazón acelerado y evitando pensar en que había un mago poderosísimo llamado Shadefian atacando alumnos por hogwarts, decidí que me quedaría con ellos, sin importar a dónde fueran.

-Estarán enviando a los alumnos a sus casas, como nos vean a todos juntos vamos a llamar demasiado la atención!... - aunque contando que al menos el celador estaba distraído, esperaba que tuviéramos algo de margen.

Lo peor no eran los cincuenta puntos, sino que Ivy se había enemistado con una profe, que Luna se había metido en problemas con su profe favorita y que Alondra se había erigido como una victima, como si ellos fueran unos criminales y ella una santa, y podían haber muerto todos por su culpa. Al menos Ivy parecía disculparse y que la cosa se arreglaría, o no iría a mayores. Suspiró dolido por todo aquello y miró a Alondra antes de decir en voz baja

- Se ve que si se permite insultar a otros estudiantes... sobre todo si son sangre sucia. - Y es que para Colton aquello era injusto. Él había asumido su culpa y ella se iba de rositas, ni una pequeña reprimenda ni nada. Aquel cole no era como el suyo. En el suyo si uno la liaba pillaba, no habían distinciones, pero se veía que allí sí, la familia, la casa, que sabía él, pero que había diferencias. Ni siquiera el alegato de Ivy explicando la verdad, que Alondra no había parado de insultar, pero nada, la chica era palomita blanca y podía hacer lo que quisiera.

La entrada del fallecido desvió un poco la atención y, con la intención de escuchara un poco de lo que pasara allí enseñó sus quemaduras. El señor Pomfrey se le acercó y le dijo algo muy amable. Sonrió, con una sonrisa triste, mientras miraba a sus amigos, asintiendo, pero luego negó, había dicho que él había hecho algo, y él no había hecho nada, al menos no para los profesores, así que negó y dijo

- Son buenos amigos, sí, pero yo no he hecho nada a propósito señor, ha sido un accidente...

No hubo tiempo para mucho más. Le pusieron la crema y ya le estaban diciendo que se vistiera. Suspiró de alivio. La crema estaba muy fresquita, y no quitaba el dolor pero aliviaba mucho, era como el after sun que se ponía después de ir de vacaciones a Mallorca con la familia, bueno, solo había ido una vez, pero se acordaba. Acababa de vestirse cuando vio a Lobezno hablando con sus amigos y mirando en su dirección, no sabía si era para decirles que el profesor Xavier lo había visto todo y que cantaran, pero no, se fue a hacer cosas de superheroes por el castillo. Se reunió con ellos, sintiéndose contento por una parte por tener tan buenos amigos, y terriblemente mal por haberles hecho sufrir. Parecían estar esperando, pero no, estaban tramando travesuras, investigar, se moría ganas de hacerlo. Llegó y les dijo

- ¿Hablando de lo del chico de Hufflepuff? Yo no sé si existe eso en la magia, pero los muggles pueden a matar a distancia con una cosa que se llama misil atómico, desde mucha distancia, e igual es lo que hace el mago chungo ese. Igual no está aquí ni nada.... - se rascó la barbilla - O igual es como el de death note, y si se sabe tu nombre, o ve tu foto te puede matar.... Yo creo que mejor nos vamos a las habitaciones...

No podía creerse lo que estaba diciendo, pero ya la había liado mucho, y no estaba la cosa para arrastrar a sus amigos a que la liaran más aun. Michael anunció la llegada de  Kyle, que parecía estar preocupado por ellos y feliz porque no les había pasado nada. La había liado, engañando al celador para poder venir. Las noticias no eran nuevas, los Slytherins odiaban a los gryffindors, y viceversa, podía verse, pero a él le daba igual porque Ivy era Slytherin y era maja, y hasta olía bien y todo, así que le daba igual si su túnica era verde o roja. Casi le habían apalizado por defender a Luna, decía que Alondra estaba malherida y clamaban por venganza y decían estar muy enfadados, pero por la forma que decían no era que estuvieran muy enfadados, era que ÉL estaba muy enfadado. Lo miró, bajó la mirada, carraspeó y lo volvió a mirar, estaba rabioso.

- A mi no me tienes que defender, ya he hablado con los profesores y me han castigado con 50 puntos. En cuanto a Alondra según el enfermero Pomfrey tiene quemaduras muy superficiales, de hecho yo estoy más quemado que ella, aunque a ti eso igual no te importe. Y me da igual si están enfadados, yo defiendo a mis amigos, y Alondra se metió delante de toda la clase con Luna y yo no lo iba a dejar pasar. Con decir que no viste nada lo tienes resuelto...y si viste algo y te quieres chivar, tu mismo.

Nada más dijo, pero había una diferencia muy clara. Él la había defendido mientras Kyle había escurrido el bulto, lo había hecho más tarde, o eso decía, pero en la clase no lo había hecho. Miró a los chicos y dijo

- Creo que es mejor que me vaya. Ya me he metido en líos hoy e igual están más pendientes de lo que yo haga. Investigad y luego si acaso me contáis - Le dedicó una sonrisa a sus amigos y le dijo a Luna y a Úrsula - Os veo en la sala común.

Y tras ello se marcharía a la sala común obedientemente. Si aquello funcionaba como en el cole los ojos de los profes estarían en él, y nada mejor que una maniobra de distracción, centrar los ojos en él para que sus amigos pudieran investigar con mayor tranquilidad.

Lo había conseguido.

Una vez más había demostrado que nadie podía conmigo y que todos aquellos eran unos "loosers", simple y llanamente, hicieran lo que hicieran. Si intentaban derrotarme, lo único que harían sería encontrarse con algo peor esperándoles, y además acababa de conseguir quitarles cincuenta puntos, lo que sin duda me encumbraría a lo alto de la casa de Slytherin.

Hacía mucho tiempo que no me sentía tan bien conmigo misma.

Pero tenía que reconocer que la llegada de los profesores con aquel supuesto alumno herido me había puesto nerviosa. Era solo un pobre Hufflepuff y nada podía importarme menos pero el hecho de que hubiese caído alguien, aunque viniese de otra parte, dentro del colegio, significaba que allí dentro no estábamos nada seguros.

Así que salí en cuanto pude para dirigirme a la sala común, en donde sin duda estarían esperándome mis amigas, que me recibirían con vítores en cuanto supieran todo lo que había ocurrido.

Una vez fuera, me encontré con el grupito al completo, hablando yo-qué-sé acerca de investigar y corretear por ahí, o lo que era lo mismo, infringir las normas otra vez.

-Vaya, así que no habéis tenido suficiente y ya estáis planeando cómo saltaros las normas de nuevo. Desde luego parece que lo que estáis buscando es que os expulsen del colegio y a este paso lo vais a conseguir -les dije, colocando mis brazos en jarra.

En esos momentos me percaté por el tono de la conversación que estaban intentando descubrir algo sobre las dos víctimas, la del tren y la que acababa de producirse, y negué con la cabeza. Eran unos ingenuos.

-Desde luego, si pensáis que sois más listos que todos los profesores juntos es que sois más estúpidos de lo que yo pensaba. Pero allá vosotros -les dije, encogiéndome de hombros, porque al final no era mi problema. Claro que en esos momentos me di cuenta de que estaba sola, y eso sí que no me hacía ninguna gracia. Así que me acerqué a esa Ivy.

-Ivy, será mejor que regresemos a la sala común.... vayan a quitarnos puntos a nosotras por no hacerlo -me apresuré a decir, simulando que era por eso por lo que quería que volviésemos, y no porque tuviera miedo, aunque la verdad era que no me apetecía regresar sola. No después de lo que había sucedido.

Y entonces, todos echaron a caminar por el pasillo... encontrándose con el otro tonto de mi casa, ese Kyle, que venía corriendo.

-Pues claro que los odian, aunque me parece que podré tranquilizarlos. Ahora que Gryffindor ha perdido cincuenta puntos, seguro que se siente mejor. Y Alondra está bien, gracias por preocuparte, aunque... quizás me duela un poco más cuando llegue -comenté, llevándome una mano al brazo herido.

En cuanto estuvimos fuera de la enfermería, empezamos a discutir sobre lo que debíamos hacer. El profesor Partwulf había dejado muy claro que no debíamos estar merodeando por ahí sin permiso pero la tentación de descubrir algo era demasiado grande.

Ivy era quizás la que estaba más decidida, porque también fue quien sugirió ver las fotos antiguas del colegio e incluso sugirió una excusa que era perfectamente aceptable.

Después de todo, ninguno sabíamos movernos bien por el colegio, o no tanto como para hacerlo con rapidez.

A Michael la idea le encantó, y también a mí.

-Sí, es genial, Ivy. Creo que tienes alma traviesa –dije, sonriéndole -. Yo sé que no deberíamos hacerlo pero la verdad es que siento curiosidad y no me apetece encerrarme en la sala común sin haber intentado buscar algo, aunque después no descubramos nada.

 Por supuesto, Michael tenía razón. Había que darse prisa porque sin duda alguna los profesores iban a estar dando vueltas y pendientes de todo. Pero no solo los profesores. También los prefectos.

-Michael está en lo cierto. Hagamos lo  que hagamos, tenemos que ser muy rápidos o si no, nos pillarán antes de que podamos conseguir algo, aunque sea absolutamente nada –dije, preguntándome en esos momentos si lo que había dicho tenía algún sentido… o no.

Con todo lo que había ocurrido en pociones, el lío que se había montado y lo que al final había supuesto tanto para Colton como para Gryffindor, quizás lo más normal hubiera sido subir a la sala común para hablar sobre ello. Me parecía que Colton iba a necesitar a alguien que le defendiera porque seguramente los demás se le iban a echar encima. Pero es que un misterio era siempre algo fascinante y aquel, a pesar del peligro que suponía, pues estaba claro que ese mago tenebroso estaba en el colegio, era una invitación a saltarse algunas normas e intentar descubrir aunque fuese una sencilla pista sobre lo que estaba pasando.

Michael sugirió entonces hacer dos grupos, pero a mí eso no me parecía tan buena idea… y hasta él mismo se dio cuenta, antes de que yo lo dijese.

-Sí, creo que será mejor que permanezcamos juntos. De esa manera, siempre podremos decir que nos perdimos todos juntos porque será mucho más complicado que nos crean si vamos por separado. Además, si pasara algo… pues mejor que seamos más, ¿no? –comenté, mirando a Ivy y a Úrsula.

Y en ese momento salió Cagondra de la enfermería, con aquel aspecto arrogante pero todavía más crecida que de costumbre, porque había conseguido hacer la interpretación de su vida.

-Vaya, la que faltaba. Más te vale borrar esa sonrisa de la cara si no quieres que lo haga yo de un puñetazo. Ni magia ni porras, a la antigua –le dije, dando dos pasos para encararme con ella -. Lo que has hecho ahí dentro es rastrero incluso para ti. Puedes meterte con todos nosotros si quieres, conmigo o con los demás, pero fingir que eres una víctima cuando eres la más culpable de todos nosotros, y tú lo sabes, es patético. Debería darte vergüenza, si es que tuvieras alguna, claro.

Alondra parecía haber salido nada más para echarnos en cara todo lo que había sucedido, aunque eso era de esperar. Lo que no estaba tan claro era que nos dijese que no debíamos hacer lo que estábamos planeando.

-¿Y atí qué te importa lo que hagamos? Si nos quitan puntos mejor para ti, ¿no? –le dije, irritada.

Colton salió en ese momento y empezó a hablar con nosotros, pero tenía el ánimo por los suelos. Se notaba que le había afectado todo lo que había ocurrido y que perder tantos puntos para nuestra casa había sido más de lo que podía soportar.

-Colton, deja ya de hablar así. Lo que ha pasado, pasado está. Puede que te equivocaras pero a mí no me importa porque sé que nos has defendido siempre que has podido así que me da lo mismo los puntos que nos quiten. Como si quieren romperme la varita –le dije, lanzándome sobre él para darle un fuerte abrazo, conteniendo unas pocas lágrimas -. Estamos juntos en esto y te necesitamos, Colt, porque nadie más usa el “tiraminas” como tú.

Entonces se dirigió a Ivy para regresar a la sala común… y lo entendí. Estaba asustada. Al final, Alondra era humana y tenía miedo como todos los demás, solo que algunos íbamos a movernos para intentar mejorar las cosas y ella iba a esconder la cabeza, como seguramente hacía siempre.

-¿Qué te ocurre, Alondra? ¿Tienes miedito de que te ocurra algo si vuelves solita a la sala común? Bueno, no te preocupes. Seguro que nadie se fija en las alimañas como tú –me burlé, sacándole la lengua.

Se me ocurrían muchas cosas que decirle a Alondra, ninguna buena, pero no quería perder el control ni tampoco acabar peleándome con ella, así que tras decir aquello, me di la vuelta y la ignoré.

Michael determinó de nuevo que fuésemos juntos y así empezamos a movernos mientras terminábamos de perfilar nuestra estrategia cuando nos encontramos con Kyle que corría hacia nosotros.

Kyle había venido, asustado por la idea que nos hubiera sucedido algo malo a cualquiera de nosotros, pero también trayendo información que no me hacía ninguna gracia, sobre todo porque a mí me daba igual lo que pensaran los de Slytherin pero él y Ivy tenían que regresar con ellos.

Seguro que les daban la espalda.

Iba a responder cuando Alondra, que por lo visto nos había seguido, lo hizo antes. Cuando acabó de hablar, me volví de nuevo hacia ella.

-Está bien. Vamos a ver, Alondra. Nosotros no te hemos hecho nada. Si nos hubieses dejado en paz desde el primer momento, ni siquiera nos habríamos fijado en ti. Pero no has hecho más que fastidiarnos desde que entraste en el compartimento del tren y si sigues así, me voy a olvidar de todo y te vas a enterar de lo que es bueno.

Estaba a punto de saltar sobre ella, sobre todo si seguía hablado. Era una cuentista y muy mala persona.

Entonces Colton volvió a soltar algo que demostraba que se había rendido. No era ese el Colton que quería ver, pero parecía decidido a hacerlo. Había tenido bastante con todo lo que había pasado y el sentimiento de culpa que lo invadía era demasiado grande para poder pensar en otra cosa.

Así que se fue para dirigirse hacia la sala común, mientras yo me quedaba absorta, mirando como desaparecía.

-No le hagas caso, Kyle. Se siente muy mal por lo que ha hecho, eso es todo. Seguramente no ha sido la mejor idea del mundo pero Colt siempre está a nuestro lado y eso es lo que importa. Y no podría valer menos para mí los puntos de las casas o llegado el caso, las notas de la clase de pociones. Por mí puede quedarse con mi poción perfecta y mandársela a alguien como regalo.

En realidad, sí que me importaba, pero no estaba dispuesta a ponerlo por delante de mis amigos, porque no había tenido nunca ninguno hasta que había llegado allí y eso significaba que eran lo más importante del mundo. Ya fuese por una cosa o por otra, ellos siempre estarían por encima de todo lo demás.

-Está bien, vamos a ver esas fotos. ¿Alguien sabe por dónde se va a la sala de trofeos? Cuanto antes lleguemos, antes volveremos a las salas comunes –comenté, reanudando la marcha por el pasillo.