Partida Rol por web

.-Mandare a los mejores, pero es posible que no lleguen a tiempo ya que camino es largo por allí. Si finalmente se evacua la aldea podemos preparar una buena ruta de huida por zonas de emboscada que los imperiales no se atreveran a cruzar. Aquellos montes son traicioneros-. Le contesta a Wulfrick .-Hiam. Yo no me arriesgaria a lo que vais a hacer, pero lo respeto-. Las circunstancias podrian ponerse muy dificiles para alguien en misión diplomatica dada la situación, pero probablemente era lo mejor que podia aportar el chaman a las tribus

Liliam estaba enfadada con Morgana, no veía motivos para tener que quedarse encerrada en el campamento, mucho menos para quedarse encerrada en la tienda. No obstante no quería empeorar las cosas y no trató de escapar. Se limitó a subir al piso superior para ver las estrellas y tranquilizarse.

Se quedó adormecida pensando en Mert cuando un estruendo la trajo de nuevo al mundo de los vivos. Miró alrededor y vio la fortaleza Highthunder en llamas. También vio que la hoguera seguía en su sitio y le pareció percibir que aún estaban reunidos los líderes de los clanes. Bajó corriendo y fue a por las centinelas.

-Ismira, -se dirigió a una de las mujeres- ¿Qué está ocurriendo? -preguntó asustada. ¿Serían los imperiales? ¿O una guerra interna? Cualquier cosa sería terrible.

Cuando Jener estaba preparado con los hombres armados y montados llego un jinete con el estandarte de la aldea Highthunder, se detubo frente a la comitiva y se inclino levemente, el caballo estaba exausto y echaba espuma por la boca, probablemente no sobreviviera mucho mas. El jinete desmonto y busco con la mirada al capitan de la comitiva, hasta que paro en Jener, le reconocio enseguida y se acerco a el.

- Jener de los bearmaw, la aldea Highthunder esta bajo asedio e incendiada, probablemente a estas alturas ya hayan conseguido entrar, traigo un mensaje para que reunas a tu aldea y te prepares para lo peor...

Mientras hablaba Kar llego a la aldea tambien raudo y con cara de pocos amigos, escuchando al mensajero justo en el momento que hablaba

Kar partio hacia su aldea al tiempo que cada uno de vosotros volviais a las vuestras para preparar la defensa, Morded habia permanecido en silencio y en silencio se fue sin decir nada, al igual que Mert, que antes de irse asintio a la estrategia propuesta, sus hombres no eran guerreros y se sabia en las siete tribus que era verdad, pero mandaria a todos los que pudiera para la defensa.

De vuelta a la aldea supiste que el viaje que debias emprender no era hacia el territorio imperial, algo te atormentaba señales de fuego e ira, muerte y curtidos guerreros callendo uno a uno... si, quizas la defensa funcionase, pero ahora mismo los imperiales contaban con un grueso y probablemente un campamento armado para el asedio, mientras que las tribus barbaras iban a cargar por separado y muchos moririan...

Miraste hacia las montañas blancas y viste una columna de fuego que salia de lo alto de ellas hacia el cielo, fue solo un segundo pero estabas seguro de lo que habias visto, quizas una señal de Eidolon en aquella noche oscura para guiar a sus hijos.

Justo en el momento en el que uno de los jinetes se preparaba para obedecer la orden del joven hijo del lider e ir hacia la aldea Highthunder aparecio un jinete con el estandarte de estos, su caballo estaba exausto y echaba espuma por la boca, probablemente no sobreviviera a aquella carrera, y al llegar callo rendido haciendo caer al jinete de su silla a los pies de la cabaña del lider Shadoweye.

- tra traigo un mensaje para los Shadoweye, el bastion de los Hihgthunder no resiste, la empalizada de piedra y madera esta ardiendo y nuestros tiradores tienen que disparar a ciegas desde el otro lado, estamos evacuando la aldea y creemos que lo mejor seria que os preparaseis para lo mismo....- al tiempo que pronunciaba las palabras Mick aparecia por detras de el jinete, escuchando las palabras. El lider de la tribu habia llegado de la reunion con cara de pocos amigos y apremiando a su caballo mas de lo que este podia dar de si.

Un Jinete Highthunder llego a la aldea Silverfang, con su caballo exausto y echando espuma por la boca, el estandarte de los Hightunder se habia enrrollado en el palo y a penas se podia reconocer que venia de alli. bajo del caballo y este callo rendido, no volveria a levantarse ya. Se acerco corriendo a la cabaña del lider de los Silverfang y llamo a la puerta fuertemente. Algunos hombres y mujeres de la aldea salieron a ver que ocurria y los guardias se acercaban a el con cautela, su rostro reflejaba miedo.. no, terror.

- abrid en nombre de los Highthunder! nuestra aldea a caido, el bastion esta ardiendo, nuestros tiradores no pueden subir a las murallas y disparan a ciegas, estamos evacuando! aqui deberiais hacer lo mismo... esta todo perdido- y a pesar de ser un curtido guerrero entrado en años ya, calló de rodillas llorando con la misiva en la mano arrugada.

En ese momento llegaba Morded montado en su caballo, escuchando el mensaje del jinete.

No habia respuesta posible que pudiera dar la guerrera a la joven hermana de la lider, el cuerno del centinela sono al ver como un jinete se acercaba, la primera reaccion de las guardianas de la entrada a la aldea fue cruzar las lanzas pero al ver el estandarte hondear con fiereza a la espalda de este y el caballo con los ojos fuera de sus orbitas y espuma por la boca le dejaron pasar.

El caballo callo derrotado y su jinete tubo el tiempo suficiente para rodar por el suelo y quedar de rodillas con un papel en las manos- Hay que evacuar! la fortaleza Highthunder a caido!... estamos evacuandola en direccion hacia el circulo sagrado! teneis que evacuar, los imperiales se cuentan por miles, catapultas, escorpiones, ballestas...jinetes con piel de acero... estamos perdidos...- y se llevo las manos al rostro para ocultar a las mujeres el llanto de un hombre desesperado.

En ese momento regresaba Morgana montada en su caballo para escuchar lo que el Jinete decia.

Ya preparado para iniciar el camino hacia la aldea de los Highthunder, antes si quiera de dirigirme a mi propia aldea observo por el rabillo del ojo el estandarte de la tribu apurada. Me giro hacia el jinete extrañado por como había azuzado al caballo hasta los límites de la muerte.

Al escuchar sus palabras me quedo alucinado, un asedio... justo ahora que ni siquiera habíamos decidido quien lideraría las tribus.

Si ha sido el imperio... habrán visto que estábamos divididos... esto tenía que pasar.

Pero por las palabras del mensajero ¿acaso no esperaban recibir auxilio? éramos siete tribus si nos separábamos no seríamos muy difíciles de combatir. Si la aldea Highthunder no recibía ayuda de las demás no quedarían más que cenizas.

Gruño ante sus palabras y veo otra figura acercarse -¡Padre!- Saludo exclamando de sorpresa, también debía haber visto el fuego desde la distancia, me extrañaba que en tan poco tiempo y con las sospechas sobre la muerte de Manfred se hubiera decidido el líder, pero no era momento para preguntar eso -Había preparado a la mitad de hombres para socorrer a los Highthunder...- Miro al mensajero -Íbamos a ir ahora mismo, y ha venido un mensajero de su tribu.

Necesitamos estar unidos, por mucho que hayamos perdido hay que unirse para afrontar esto.

De vuelta a la fortaleza viste un reguero de gente con antorchas que se acercaba en direccion al circulo sagrado, el fuego se habia apoderado de toda la fortaleza, y un pequeño grupo de jinetes con arco batia la retirada acribillando a una avanzada imperial que les seguia el rastro. la comitiva estaba formada por hombres a pie, lanceros, ancianos, niños y mujeres, Jinetes flanqueando carros con arqueros subidos a estos, flechas clavadas en las provisiones a sus pies por si tenian que formar para defenderse.

El jienete que abria la marcha se adelanto y se situo frente a ti, portaba algo envuelto en mantas entre el y el cuello del caballo, pero por su mirada llena de lagrimas sabias que no tenia buenas noticias- tu hijo esta bien.. pero... Ariadna, ha muerto... no conseguimos evacuarla a tiempo, quedo atrapada entre escombros y llamas... la aldea esta evacuada, quedan unos pocos valientes que nos estan cubriendo, disparando a ciegas catapultas y flechas desde el patio trasero, para que crean que seguimos dentro... eso son los valientes.... y aqui traigo a tu pueblo, Wulfrick... que hacemos?...- el hombre estaba a punto de ponerse a llorar a pesar de ser uno de los capitanes mas curtidos con los que contabas.. el dolor de perder a su familia, su pueblo su vida... su identidad.

Las dos mujeres se encontraban juntas, hablando en voz baja para no despertar al pequeño Mertel. Desde que Modred había partido, Kyle había procurado estar allí para su nuera y ayudarla con los quehaceres y con el niño, pues Alex debía comenzar a hacerse cargo de las cuestiones de la aldea, como esposa del nuevo líder de su tribu.

Mientras se prestaban consuelo una a la otra, analizando los últimos acontecimientos, cuando un poderoso estruendo las arrancó de la conversación. Sin perder tiempo se asomaron al exterior y una luz anaranjada, potente y que presagiaba desgracias les dio la mala nueva. Algo serio había pasado con el poblado de la que ahora era su hija.

-Alex, los Dioses tengan piedad de nosotros- exclamó con voz ahogada al ver las llamas. -Hija, tenemos que ir...- su hilo de pensamiento se vio interrumpido por la llegada de un jinete proveniente de la población Higthunder, quién les confirmó lo peor. Toda la aldea ardía abrazada por el fuego.

Kyle abrió las puertas y se acercó al hombre que se encontraba al límite de su extenuación. Sin perder el tiempo, ordenó a una muchacha de las encargadas del servicio que fuera en busca de agua mientras ella ayudaba a aquel mensajero a ponerse en pie. Ocupada como estaba en ello, recién se dio cuenta de que su hijo había regresado cuando éste desmontaba del caballo. Aunque su primer impulso fue soltar al hombre e ir a abrazar a su hijo, dejó que Alexandra tomara la iniciativa mientras ella conducía al refugiado hasta el interior. Iban a necesitar que aquel hombre se repusiera cuanto antes y les diera toda la información posible. Si los Higthunder habían sido atacados era primordial ir en su ayuda; si ya era tarde, había que poner en marcha cuanto antes las defensas de Silverfang para evitar correr la misma suerte y poder recibir tras las empalizadas de la población a los refugiados de la tribu hermana.

Liliam escuchó con horror las palabras de aquel hombre. Cuando vio a su hermana salió corriendo hacia ella.

-Hermana. ¿Te encuentras bien? ¿Lo que cuenta este mensajero es cierto? -preguntó nerviosa y asustada.

Morgana asintió con esa elegancia y poderío que la caracterizaba. No dió más explicaciones, el mensajero lo había dejado claro.

Haced lo que ha dicho. Evacuad el poblado en dirección al círculo. Ordenó a todas. Prepara a las guerreras para la batalla. Dijo a su hermana concretamente. Iba a celebrarse una de las peores batallas de la historia y aunque eso la excitaba, no podía evitar pensar que muchas caerían en el intento, pero lo harían luchando, que no había mejor muerte.

Morded llegó en su corcel como una exhalación seguido por sus hombres de confianza, que le hacían al tiempo de guardias. Comprobó que el mensajero Highthunder ya había dado la noticia. Y sin descabalgar comenzó a hablar.

-¡A mi los hombres! -Aulló- Preparaos para enfrentarnos a los imperiales preparar las armas y armaduras, debemos actuar con presteza.

Mientras la gente comenzaba a movilizarse, desmonto acercándose donde se encontraban su mujer y su madre.

-Vamos a ver como está el frente -Añadió con preocupación, en un tono solo dirigido a ellas dos.- Retrasaremos su avance todo lo que sea posible, pero en campo abierto contra los imperiales...

Imágenes nefastas acudieron a su mente, agito la cabeza para borrarlas de allí.

-Prepararlo todo para huir, cargad solo con lo imprescindible. Si la cosa se pone fea, mandare un mensajero para que os alerte pero aun así, si observáis fuego en alguna otra aldea, no esperéis al mensajero todos los Silverfang debéis huir a las montañas, esa zona es desconocida para los imperiales y no podrán seguiros fácilmente con el equipamiento para la guerra. Yo... Voy a prepararme.

Se encamino hacia la su hogar para equiparse adecuadamente, si querían decirle algo le tendrían que seguir, no tenia tiempo que perder. Primero la muerte de su padre y ahora esto.. Acababa de adquirir el liderato de los Silverfang y ya tenia que enfrentarse a una guerra, esperaba estar a la altura de las expectativas.

Maldita sea, el imperio ha esperado al momento adecuado para atacarnos, alguien se encargo de asesinar a Manfred, y ha provocado que la tensión entre las tribus se haga casi insostenible, pero se equivocaban si pensaban que no nos íbamos a alzar en armas contra ellos y acudir en ayuda de nuestros hermanos de tribu.

Alcanzo mi hogar justo en el momento en el que el emisario de los Highthunder avisa a mi hijo de lo sucedido.

- Buen trabajo hijo mío, pero si en verdad esto es el comienzo de una guerra y tras ver como se ha comportado el resto de líderes de tribu conmigo, solo comandare una fuerza de un cuarto de mis hombres. Mi guardia personal y la elite se quedaran aquí, protegiendo a nuestro clan, a ti y a tu hermana. Y en eso no hay discusión. Jener, pide a las mujeres y a todos los hombres, que no sean guerreros, que se dediquen a recoger todas las provisiones y agua que puedan y que las escolten hombres armados. Tal vez nosotros suframos un asedio y no quiero que la comida escasee. Encárgate que se adiestren a los jóvenes aunque no lleguen a la edad minima, a las mujeres y a los ancianos. Siempre pueden ayudarnos en el combate. Y por ultimo, tu hermana es muy inteligente y una guerrea diestra, hazla caso y escucha sus ideas o consejos, y no cometas el error de infravalorarla como hice yo hace años.

Me dirijo hasta el lugar donde se encuentra mi hija, la sonrío para decirla:

- Viconia, ayuda a tu hermano y aconséjale en todo lo que puedas, ahora mismo la defensa del poblado cae sobre vuestros hombros. Estoy muy orgulloso de ti. Cuida de él – me despido dándola un beso en la mejilla.

Y por ultimo me dirijo hasta mi segundo al cargo:

- Gunhar, estarás bajo el mando de mis hijos, sus ordenes son las mías. Protégelos hasta mi regreso y si no lo hago, vengaros de esos mal nacidos del imperio.

El sacerdote se apresuró a salir de la cabaña designada para el Sumo Sacerdote, e inmediatamente hizo llamar a alguno de los más jóvenes que se encontraban aún por la zona. La desbandada había sido rápida, y había miembros de las tribus que aún no sabían bien qué hacer. Imediatamente, los reunió solemnemente y les indicó que debían coger algunos corceles y entregar un mensaje a cada líder.

Los dioses habían hablado.

El Sumo Sacerdote me envía, dice que los dioses le han hablado para favorecernos en nuestra victoria. También dice que sólo si lleváis a las tropas Imperiales a las Montañas Blancas os alzaréis sobre vuestros enemigos. Es territorio desconocido para ellos.

Mick, en cierto modo se esperaba tal resultado de la batalla. Hasta que no se hubiesen organizado en un frente común no podrian detener a los imperiales, y eso llevaba un tiempo que podia resultar fatal. Al menos con un poco de suerte lo imperiales la tomarian con las Bloodmoon que les cogian bastante cerca.

.-¿Hacia donde se dirigen los evacuados?-. Dice el lider de los Shadoweye. No veia aconsejable huir del bosque que suponia una gran defensa natural.

Al poco llega el mensaje de Hiam. Solia creer en las profecias de los Dioses, pero no veia como podian hacer tal cosa. ¿Para que iban a seguirles los imperiales hacia una zona que no vale nada y en la que no hay nada? Seguramente se quedaran saqueando sus aldeas mientras las tribus se morian de frio esperando movimientos en la dura montaña. Contenido y por respeto religioso le responde al mensajero en tono mas neutro del que la tension del momento cabria esperar.-Preguntadle al Sumo Sacerdote si los dioses han determinado la razon por la que nos seguiran los imperiales a la montaña-.

Respuesta para el mensajero

-Preguntadle al Sumo Sacerdote si los dioses han determinado la razon por la que nos seguiran los imperiales a la montaña-.

Padre se había ido... Por fin la reunión para elegir nuevo líder se iba a celebrar y el destino y la unidad de las tribus estaba en las manos de esos hombres. Sentada al lado del fuego, intento pensar en las distintas posibilidades que se presentan y en las pocas opciones que padre tiene para liderarnos a todos. Malditos Silverfang, malditos una y mil veces. No era sólo el trato que habían dispensado a padre y, con él, a toda nuestra tribu, mi odio era mucho más profundo y su raíz casi imposible de arrancar.

El hilo de mis pensamientos se cortó al oír unos ensordecedores sonidos quebrando la tranquilidad y el silencio de la noche, y las voces de mi hermano no presagiaban nada nuevo.

- Jener ¿qué ha pasado?

Las llamas eran demasiado visibles como para no darme cuenta por mí misma de lo que estaba sucediendo. La fortaleza de los Hightunder ardía como una almenara que nos avisaba del peligro. Oí a Jener hablándome y mi rostro se enfureció.

- Y ¿por qué no puedo ir yo? No me relegues a quedarme aquí defendiendo a mujeres, viejos y enfermos. (*)

Pero mis palabras sólo encontraron la espalda de mi hermano que, montado a caballo, convocaba a parte de nuestra tribu.

Me quedé observando, con los puños apretados con rabia, como los hombres se disponían a ir en defensa de unos hombres que nos odiaban, pero no se fueron muy lejos. Un estandarte de los Hightunder apareció en manos de un jinete que había espoleado tanto a su caballo que éste estaba a punto de morir. Escucho lo que le dice a mi hermano y la imagen de los imperiales acude a mi mente. Saben que estamos desunidos y por eso han aprovechado para atacar, no quieren esperar a saber qué decisión tomarán los líderes. Cabrones... había que exterminar a todos los imperiales.

El odio que crecía en mí se suavizó ligeramente al ver a padre aparecer pero en su lugar aparecieron las dudas y los miedos. ¿Tan rápido ha ido todo para que padre ya esté aquí? ¿Qué ha pasado en la reunión?

Una sonrisa de autosuficiencia acude a mi rostro ante las palabras que padre dirige a Jener sobre mí, aunque sólo dura unos breves instantes. La amenaza de asedio no es para tomársela a la ligera y todos deberemos colaborar, el futuro del clan Bearmaw está en juego y nuestras vidas también.

- Gracias padre. Haré todo lo posible para que sigas estando orgulloso de mí. -Acepté con emoción su beso.- Estaremos esperando vuestro regreso.