Partida Rol por web

El shirren comenzó a emitir una serie de chasquidos que, al parecer, era el idioma de los shirren.

<Estaría encantado de poder hablar mi idioma durante un rato. Hace mucho tiempo que no lo uso. Cuando volváis de la exploración te estaré esperando.>

-Hola.- Dave entró al comedor sin decir nada más. Cogió una ración y se la calentó.

El androide parecía cada vez más taciturno. Su estilo personal de ropa había cambiado y su personalidad también. Antes, cuando érais una pandilla de los suburbios se inetresa más por la gente, conversaba y daba su opinión.

Es como si algo le consumiera por dentro. Incluso su parte biológica se notaba más delgada.

A la mañana siguiente y después de una ducha, me visto con toda mi indumentaria, me encajo la armadura y cuelgo mis armas en sus sitios, preparado para el peligro. Mi mirada se desvía hacia Stuart por la pinta que se ha puesto para nuestro primer día. La rata siempre ha sido rara y esta es sola otra expresión de su "singularidad", a lo que uno se acostumbra después de un tiempo. Después de un tiempo, uno simplemente aprende a ignorarle.

Cuando llegamos frente a Darbus y su grupo, estos comienzan a reírse de Stuart, por lo que niego con la cabeza y me siento a tomar algo de desayuno. Empezar el día con el estómago vacío es lo peor que podría esperar de este nuevo trabajo.

Miro a Darbus y le pregunto:

 - "¿A donde iremos primero? ¿Donde queda?"

Comienzo a llenarme la boca mientras no sé qué mierda vamos a hacer si nos sucede algo como lo que dijo Stuart, que nos ataque algún bicho terrible y no podamos defendernos porque a las mierdas de elfos eso le moleste. No pienso dejar que un monstruo me coma solo por tener contento a los orejas puntiagudas.

— Buenos días, Gendo. — Le saluda Stuart al escucharle hablar y entonces verlo por allí. — Ayer, antes de que los elfos vinieran a complicarnos las cosas, habíamos estado hablando. ¿Recuerdas que lo último que se llegó a decir fue que yo dije las opciones que teníamos y Edariel dijo que le parecía mejor ir primero a donde desapareció el segundo geólogo porque el lugar donde el otro equipo fue atacado ya ha sido registrado y ocurrió antes que lo del geólogo? Yo estuve de acuerdo con Ed porque según nos dijeron encontraron algo de sangre en el lugar del ataque al geólogo y sería bueno ver si aun queda algo interesante que podamos rescatar. Me interesa ver si aun puedo encontrar alguna muestra útil de sangre para verificar si es compatible con la del geólogo o no, eso descartaría o confirmaría que algo le atacó. — Entonces Stuart divisó a CT más allá, estaba aun más introvertido que como ya desde hacia un tiempo venía encontrandoselo; ya desde unos meses que ocurrió el primer cambio importante, justo tras la partida de Mori, por lo que uno creería que quizás eso fue lo que le afectó ¿Se sentiría solo e incomprendido sin otro androide con él? No... debía ser otra cosa, recordaba algo que había comentado él sobre sus ideales para con los derechos y percepción publica de los anddroides en la población general, tenía cierta fama en ciertos ambitos, o infamia según como se lo mirara. Stuart decidió hacer un apunte mental para procurar preguntarle como se encontraba. — Ehh... pero bueno, ahora Ed no irá con nosotros, así que ¿Que dices tu, Gen? ¿Tienes otra idea?

-La sangre era de Boris,- respondió Randower. -El segundo geólogo, está comprobado. A parte de eso, no había rastros salvo los de un Ksarik, un depredador grande y cuadrúpedo de la familia de los plantimorfos (plantas evolucionadas) bastante habitual en esta región lluviosa. 

-El pobre Boris no la vio llegar. Y no era fácil pillarlo por sorpresa, era un buen caz...- Enseguida Darbus se levantó de la mesa alzando la voz e interrumppiendo a Otlik. No os pasó desapercibido que su hermana le areó un codazo en las costillas que le dobló sobre la mesa.

-YA ES HORA, de que vayáis al campamento cinco. Kehess puede llevaros, es el explorador después de todo. Así podréis platicar esa lengua tuya.
El campamento cinco está a setenta kilómetros al este, aproximadamente unas cinco horas de viaje, tres y media si vais por el pantano. Cogeréis el viejo transporte,- Kehess emitió un siseo de desaprobación. -Necesitamos el bueno para transportar el material de ayer.- Le dijo directamente al Shirren. -El "cacharro" tiene uno de los compensadores inerciales estropeado y lo sabes, no podría con esa carga y no hay mas que hablar.- Dijo dando la sesión por concluída.- Os deseo suerte y un buen viaje. Y los demás, a trabajar. Para eso nos pagan.-

Todos salieron detrás de Darbus. Otlik evitó miraros cuando pasó por delante quedando el comedor vacío.

-Vámonos, hay mucho camino por delante.-

-Hijo, has vuelto a tu hogar, ¿como crees que me siento?.- Tu madre se acercó y te abrazó cálidamente. -Encantada de poder abrazarte de nuevo, Edariel.

Una oleada de sentimientos recorrió tu ser. El cabello de tu madre olía a una mezcla increíble de flores, jazmín, lavanda y rosas, con el frescor de la lluvia.

-Cuéntame como te ha ido. ¿Has visto otras especies?.- Intuyes que deliberadamente tu madre omite la pregunta de por qué te fuiste sin decir nada.

Edariel casi no pudo reaccionar ante el abrazo de su madre, que le cogió por sorpresa.
De forma inconsciente, sus manos también se cerraron sobre la espalda de su madre, como si fuera un niño otra vez.

Cuando se percató de lo que estaba haciendo, y el abrazo terminó, algo ruborizado contestó a Larwen.
Sí, he visto muchas otras especies. ¡El universo es tan grande! Tengo... comenzó a decirle entusiasmado, pero se detuvo antes de contarle que tenía amigos humanos, Ysoki y androides. Quizás su madre lo tolerara, pero si aquello llegaba a oídos de su padre complicaría las cosas.

...todo ha ido bien. Pero me alegro de haber vuelto.
Aunque, aún hay sitios en el universo que me gustaría ver. le confesó.

Bueno... ¿y qué tal tú? ¿Cómo van las cosas por aquí? preguntó, mirando el tan cuidado jardín.

Desgraciadamente la conversación no llegó a mucho más. Adariel apareció delante de vosotros como por arte de magia (cosas del ministro de magia) interrumpiendo la conversación.

-Larwen querida, ¿has visto a quién he traído de vuelta?.- Su tono, aunque suave, no dejaba de tener un matiz petulante al ponerse como "héroe salvador de la familia".
-Si no te importa Edariel y yo tenemos temas que discutir en privado. Nos veremos en la cena.- El cambio radical de acontecimientos hacía pensar que tu madre no sabía nada sobre el medallón. Era muy posible que la hubiera estado engañando haciéndola creer que tenía el verdadero con esa copia que te enseñó en la nave, cuando el verdadero estaba en posesión de una drow, que se lo devolvió a su legítimo dueño sin saberlo. ¿O tal vez sí lo sabía?.

Varias preguntas se agolpaban en tu mente por salir y este era el momento. Tu madre se despidió y se alejó dejandoos en el jardín, mientras la luz del día daba paso, poco a poco, a la noche.

Stuart me responde con lo que habíamos hablado ayer acerca de por donde empezar a investigar, para ver si podemos detectar el peligro y de donde vendrá, pero las palabras de Darbus son categóricas acerca de a donde iremos. Me pregunto si su decisión tajante habrá sido lo que deseaba desde el principio o si cambió en base a lo ocurrido ayer.

"Quizás, después del despliegue de paternalidad élfica de ayer, ya no desean que vayamos libremente."

Pues tampoco me pasó inadvertido el comentario que casi se le sale a uno de ellos y que el resto decidió ocultar y que pone muchas luces a lo que estaba pensando que sucede en realidad. De todas maneras, al igual que mi expresión y movimientos al comer no cambiaron un ápice con la confesión, tampoco lo hace con las órdenes.

Termino de comer y me pongo de pie lentamente, para luego mirar al insecto:

 - "Vamos entonces. El día nunca es largo cuando hay qué hacer."

Me despido del resto con la mano, mirando especialmente a la mujer que está muy buena, y me dirijo a abordar ese transporte que parece que no está en tan buenas condiciones. Quizás podríamos echarle un ojo a ver si le reparamos, pues con Stuart nos movemos bien con las tuercas y una mierda de transporte primitivo no debería ser mucho problema.

La charla con su madre se vio interrumpida de repente cuando Adariel apareció por arte de magia.
Edariel se sobresaltó ante la capacidad arcana de su padre, sintiendo admiración por su poder.
En todo caso, su progenitor parecía querer zanjar el tema del medallón a solas, y Edariel asintió; su padre le ocultaba algo y necesitaba saber qué.

Una vez llegaron a uno de los salones de estar, Edariel comenzó a hablar.
Ya os he dicho cómo conseguí el medallón. Por algún motivo estaba en manos de Drow. Y... iba a decir un compañero, Dave, pero prefirió ahorrárselo ...me confirmaron que contiene magia. Es decir, no puede ser una copia. Así que... ¿cómo y en qué momento cayó en manos de elfos oscuros? preguntó, pese a saber que sería su padre el que quisiera hacer las preguntas.

— ¿De verdad iremos a 14 kilómetros por hora? — Le dijo a Kehess mientras se dirigían al deslizador. — Bueno... al menos será más rápido que ir caminando. — Entonces continua hablándole pero ahora en el idioma de los shirren —

Stuart entonces deja de hablarle al insectoide para darle una buena mirada al vehículo de carga al tenerlo delante. Ciertamente no se veía como nuevo. No se le escapó el detalle de que Gendo también se lo quedó mirando con una expresión de que se le había ocurrido algo.

— ¿Estas pensando lo mismo que yo, Gendo? — Le preguntó retoricamente al humano. — Habría que ver si podemos hacerle un apaño... aunque lo más probable es que necesite cambiar algunos componentes estropeados, creo. Mmmm... dejenme un par de minutos, que le echo un vistazo. Si es algo simple, pues, sería rápido repararlo, y tan simple como desmontar y montar, pero requeriría refacciones que no sé como conseguiríamos... sospecho que Thaima en el mejor de los casos tardará varios días en enviarlas si se las pedimos. En caso contrario, quizás pueda desarmar el componente estropeado y ver si puedo aplicar algo de ingeniería o de ciencia si es que le pasa algo como que se estropeó o tiene perdidas del refrigerante... jeje, si tienen algún motor por ahí tirado, de lo que sea, quizás hasta pueda incorporarselo para aumentarle algo la velocidad; pero seguro me llevaría varias horas como minimo. — Stuart hizo una pausa en lo que se ponía a observar el deslizador, quizás por la marca de la empresa fabricante o por el modelo podría sacar algo más en claro del problema antes de siquiera tener que abordar la observación más de lleno con sus herramientas. Poco después preguntó a ambos (o a los tres, en caso de que CT se les haya unido ya). — Mientras tanto... ¿Por donde vamos a ir? Me imagino que el atajo por el pantano es bastante más peligrosa. Además del asunto del terreno, seguro que en un bioma así debe haber toda clase de fauna y flora probablemente del tipo que se esconde en las aguas turbias, quizás también venenosa. Si me preguntan a mi, el camino largo suena mucho más tranquilo. — Entonces lanza una mirada a Gendo y le dice con algo de temor en el tono de voz. — Espero que no tengas ganas de ir a por emociones fuertes. — Y luego se dirige al shirren. — Kehess, ¿Que vas a llevar? Te pregunto esecialmente en el tema del armamento.

-Armamento bueno y preciso.- Dijo mientras desenfundaba una pistola láser corona. -Para corto alcance, bastante daño y con la humedad del terreno no hay peligro de fuego debido a un láser perdido.- Luego sacó su fusil ojo de shirren avanzado. -Y para largas distancias nada mejor que algo de mi propia raza.

Tu padre se giró en redondo bajando la cabeza, como si un pesar ahogara su corazón. Finalmente la alzó mirándote a los ojos.

-Aquello que voy a contarte debe caer en el olvido cuanto antes, Edariel, por tu bien y el de tu madre. Si se divulgara supondría el final de nuestra familia.- En sus ojos no había orgullo o altivismo, solo pesar y sinceridad. -Diez años antes de tu nacimiento fui elegido como representante del consejo élfico para defender los intereses de nuestra raza en la estación Absalom. Allí se celebraba una reunión de todos los sistemas planetarios pertenecientes a los Mundos del Pacto a consecuencia de un ataque directo del imperio Azlante que se produjo contra una de nuestras colonias exteriores.- Detuvo la narración, recordando durante un momento aquellos días.- La guerra volvía a golpear nuestras vidas y el bienestar de todos nosotros. El consejo se prolongó durante semanas sin que las deliberaciones llevaran a nada. Durante ese tiempo conocí a Yenna, la representante drow de Apostae. Al principio la odiaba, era arrogante, y engreída. Creía saberlo todo y siempre se guardaba información para ella, pero poco a poco mi odio ciego no me dejaba ver el interior de Yenna, divertida, picara, maligna en sus palabras pero benébola con sus decisiones. Nunca he conocido a una embajadora como ella. Tuvimos una apasionada relacción hasta que el consejo llegó a un consenso y se disolvió. Yo volví aquí, a los brazos de tu amable madre y ella con los de su raza. En un arrebato de amor le dí el medallón familiar para que no me olvidara. Nunca más volvimos a vernos, ni a saber el uno del otro. Esa fue la condición que puso.- Tu padre volvió a mirarte como si ya no reconociera al hio que tenía delante, sino a alguien a quien había fallado.

-No debes decirselo a nadie. No por mí, sino por tu madre y por tí. Seríais repudiados mientras que yo sería condenado por traición.- Pero sus ojos se volvieron tristes, y mientras te hablaba, un deseo imperaba dentro de su corazón anhelando salir. -Entonces la viste, viste a Yenna, ¿verdad?. Te reconoció y te devolvió el medallón. Dime, como..., qué aspecto...?- la pregunta se quedó en el aire esperando que aportaras algo a su castigado corazón. Aunque aquella drow que te había dado el medallón no era tan mayor, por lo que era imposible que fuera Yenna, embajadora de Apostae. De echo, Priscilla debía de tener algunos años más que tu. ¿Entonces quién era Priscilla?¿Porqué te había devuelto el medallón sabiendo qué significaba?¿Porqué no había divulgado, con una prueba irrefutable, el secreto de uno de los elfos más reconocidos en el sistema?.

El corazón te dió un vuelco cuando, como una premonición, comprendiste en el fondo de tu ser que un hijo no desearía mal alguno a su padre. Priscilla era tu hermanastra. La hija de la unión entre tu padre y esa Drow. Lo sentías como si ella misma te lo dijera ahora mismo.

— Ahh... mira que cosa, pero si este motor yo lo conozco, esta cosa con lo pesada que es y todo... puede ir a 80 kilometros por hora. — Decía Stuart al terminar de hecharle esa mirada — Ahora entiendo, el problema no es el motor. Ok entonces, no hay nada que nos sirva hacerle en este momento o que podamos hacerle ya que no tenemos refacciones. Así que mejor vamonos de una vez, no? — Dice él en general. Luego se voltea al shirren. — Me parece bien, Kehees. Yo tengo esta pequeña lindura totalmente virgen... sean gentiles que es su primera vez... — Acota al final con tono provocativo y una sontisa complice — Daño electrico, creo que esta bastante dentro de lo aceptable para esos elfos preocupados por las bestias carniboras mortales indefensas. Además de esto tengo un par de granaditas de apoyo, ya sabes... humo, cegadora. Así que bueno... ¿Nos vamos?

Con un rugido más parecido a un motor de combustión que a uno propulsado por energía, el "Cacharro" se puso en marcha. El shirren condujo el transporte saliendo del área asegurada por la valla energética mientras comprobaba ese compensador lateral en el cuadro de mandos.

La cabina abierta ofrecía el único refugio posible dentro del vehículo, siempre que el ataque no viniera desde arriba, donde se convertía en una ratonera sin escape.
Los bordes de la plataforma apenas ascendían dos plamos, donde había multitud de puntos de anclaje y amarre para la pesada carga que normalmente llevaría aquél vehículo.

Durante el viaje, Kehess iba señalándoos especies de animales, casi todas reptiloides o con base vegetal. Plantas y minerales a cada cuál le atribuía una u otra propiedad, uso o incluso precio en los mercados galácticos.

Tras pasar de la ruta más corta y peligrosa a través del pantano, escogiendo las cinco horas de viaje escuchando los sonidos salvajes de la selva y al shirren hablando en un idioma de chasquidos inteligibles con Stuart, llegáis al campamento cinco. La disposición es exactamente la misma que en el campamento tres, un campamento estándar creado mediante un modelo eficaz y de coste barato.
Tras unas semanas de inactividad y abandono puede verse como la maleza comienza a ganar terreno a la civilización. Las barracas comienzan a ser invadidas por el musgo, la hirba crece alta invadiendo los caminos y el centro de operaciones presenta la puerta abierta y desvencijada. La valla energética que protege el campamento de animales salvajes y bestias hambrientas está inactiva, hecho que desde luego no os sorprende demasiado.

-Este es el campamento cinco.- Tras un titubeo aclara, -Mas bien lo que queda de él.- Dice con cierto matiz de nostalgia.

Edariel escuchó el relato de su padre en silencio, mirando a su progenitor que parecía con la mirada perdida en el infinito.
Cuando el relato fue avanzado, Edariel notaba como la voz de Adariel tenía dificultades para salir, como si las palabras fueran demasiado pesadas.
Y una vez lo terminó de contar, supo el motivo; infidelidad.
Y no con la vecina precisamente, si no con una emisaria de Apostae... drow.

Sin saber nada más que eso, su mente ató cabos y lo comprendió. Priscilla era su hermana. De diferente madre pero mismo padre.
Sus ojos se abrieron de par en par y casi ni escuchó la última pregunta de su padre.
Priscilla... ¿su hermana?
El rostro de sonrisa afilada de la Drow se dibujó con nitidez en su mente.

Entonces, ¿ella lo había sabido todo el tiempo?
¿Había estado jugando con él? No, Priscilla era lista. Sabía que si le contaba la historia, Edariel no le creería. Había forzado las cosas para que su padre tuviera que contárselo.
Y allí estaba, preguntando por su antigua amante.
No, nunca conocí a Yenna. Más bien, fue su hija... vuestra hija debería decir... miró a su padre serio, como si fuera el miembro de un jurado observando a un acusado.

Madre no merece semejante trato. La engañasteis y lo seguís haciendo al preguntar por esa Drow; en el fondo, la seguís amando, ¿verdad? casi notaba asco, pero se limitó a seguir.

Esta conversación no saldrá de aquí, podéis estar tranquilo... pero le debéis una disculpa a madre. Algún día. añadió severo.

¿Quién lo iba a decir de vos, Padre?
Eso sólo demuestra que hay sentimientos contra los que no podemos luchar. Por mucho que sepamos que no es eso lo que deberíamos hacer.
¿Entendéis ahora porqué me marché?
No podía luchar contra mis ansias de descubrir el universo, de sentirme libre. Creo que estamos en paz, padre.
Yo seguiré mi camino, y vos con la fachada de un hombre impecable. añadió, con una ligera sonrisa.

Tu padre abrió los ojos de par en par cuando mencionaste que no había sido la diplomatica Drow quien te había dado el colgante. -¿Mi.. hija?.- En su cara se veía la estupefacción por momentos. 
Según lo conocías se debatía entre la razón y la cordura. ¡El escándalo del siglo, una hija ilegítima y drow nada menos!.

Si, podías vérselo en la cara como si pudieras leerle los pensamientos. Aquella noticia había sido la mayor venganza jamás cometida contra un político de su calibre. Tu lo sabías, disfrutaste del momento y la sonrisa lo testificaba.

Adariel no podía sino mirarte perplejo, sin saber que decir. Finalmente te dedicó tres palabras, -Tienes mi bendición.-

Ya fuera por tu propio orgullo o por tranquiliazr tu conciencia, era como si ya no tuvieras una losa sobre tu espalda. Pensaste en tu maestro y en ir a visitarle para terminar de ver a todas las personas más importantes de tu antigua vida, pero te acordaste de tus amigos. Seguramente estarían ya durmiendo dispuestos a seguir con el trabajo a la mañana siguiente. Con todos esos elfos estirados no iba a ser fácil conseguir un pasaje hasta la selva.

Aunque no había sido del modo planeado, había conseguido su objetivo principal al llegar a Castrovel; ganarse el respeto de su padre.
La revelación de su progenitor aún daba ecos en su mente, y en su corazón una extraña mezcla de sentimientos se agolpaban unos con otros.

Sea como fuera, volvió a ver a su madre y se despidió debidamente.
Ha sido breve, pero me alegro mucho de poderte haber visto de nuevo.
Mi nueva vida, no me permite quedarme más tiempo. Ha sido un reencuentro breve, pero lo recordaré durante mucho tiempo.
Ahora que he conseguido hacer las paces con Padre, espero poder regresar más a menudo.
Cuídate, madre. le dedicó un abrazo antes de marcharse, dejándose llevar por las emociones. Se sentía tentado a contarle la verdad, pero... había acordado con Adariel que no lo haría.

Así, de aquel modo, se despidió como la otra vez no había podido. Se marchaba con la cabeza alta, y sintiendo que aunque le separaba un mundo de los sentimientos xenófobos y supremacistas de su pueblo, era uno de ellos al fin y al cabo, y bajo la capa de arrogancia, se encontraba siempre un corazón... como su padre le había demostrado.

Así que, esperando el transporte que (supuso) su padre se dignaría a prepararle, regresó al campamento con sus amigos.

— Ahh... por fin llegamos. Todo el trayecto me lo pase tensionado, pero supongo que exagero un poco. Ya saben, cuanto más grande una criatura menos puede esta saltar... y si usan cercas de seguridad de solo unos pocos metros de alto, no creo que en esta zona habiten muchas de esas criaturas voladoras, ¿No? Si no usaría un domo o algo así. — Decía Stuart una vez tuvieron a la vista el campamento abandonado. — Miren nada más que mal esta. Que desastre. A ver como vamos a encontrar algo útil. — Comenta cuando pone los pies en la tierra y da unos cuantos pasos hacía el campamento. — Bueno, creo que antes de nada lo mejor será revisar si aun podemos volver a activar el perimetro de seguridad. Así estaremos más tranquilos. Echenme un ojo, ¿Ok?