Partida Rol por web

El commlink comenzó a sonar en el momento menos oportuno.
Quizás por ello, Edariel tardó más de la cuenta en cogerlo.
Vio que la llamada era de Stuart. Supuso que al salir de la ducha se habría quedado sorprendido de su ausencia y querría saber qué pasaba.
Edariel también hubiera querido darle una explicación, pero no podía. No era el momento.

Apagó el aparato sin decir nada ni responder.

Justo cuando colgaste tu padre hizo algo que nunca había hecho. Te cogió fuertemente por el brazo y te llevó a la parte trasera de la nave, a una sala de entretenimiento. Cuando la puerta se cerró y estuvísteis a solas, su rostro se volvió acusador.

-¡Soy el ministro de magia desde hace tres años y no toleraré jamás, que nadie y menos de mi familia, me evidencie delante de otros seres y menos de compatriotas elfos!.- Adariel se volvió hacia la puerta, dándote la espalda, pero sin abrila, como esperando una reacción tuya o sopesando las siguientes palabras.

-¿Dónde lo encontraste?. Dime la verdad.-

Edariel fue llevado por su padre a una sala apartada en la que le expresó su disgusto por haber contradecirlo sus palabras.
No os he engañado. Lo conseguí en una de mis aventuras; concretamente estaba en manos de Drow. respondió con calma, sin ver necesario dar más detalles.

Al oír que lo tenian los drow tu padre alzó la cabeza y se volvió hacia ti. -¿Quién te lo dió?.- Dijo con miedo en sus ojos. -¿Qué te dijo?. O acaso se lo quitaste al cadáver de un elfo oscuro.

Mientras Stuart llama viendo la nave desaparecer en la negrura de la noche, un conocido pitido intermitente comienza a sonar. Edariel a colgado.

-Debe de estar ocupado.- Dijo el jefe de prospección intentando quitarle importancia a este desenlace. -Id a descansar. Mañana os llevaremos hasta el puesto cinco y necesitáis tener los ojos bien abiertos.

Stuart, quizás por no querer resignarse a lo que estaba sucediendo, continuó intentando llamar a Edariel... pro resultaba evidente que tras la primer llamada el aparato de aquel dejó de estar operativo.
Esto no hizo más que preocupar a Stuart, ya que no podía saber si le habían sustraido el aparato a Edariel o si este fue el que lo había anulado.

— Su Comm ya no esta funcionando. — Le dijo a Gendo solo unos minutos despues, tras volver a salir y a mitad de camino encontrarse con el grupo mayoritariamente de humanos que estaba de regreso. — Funcionaba al principio, pero luego ya no. No puedo estar seguro de si lo apagó o si se lo apagaron a la fuerza. — Visiblemente apesadumbrado miraba pensativo los pies de Gendo. — Quería que al menos él nos confirmara que todo estaba bien, que realmente era él quien quería ir con ellos... pero esto... no ayuda, ¿O si? — A las palabras de Darbus que siguieron Stuart acotó a la par que ya se encaminaba a su barraca. — Si... nos vemos luego.

Edariel dudó si contarle todo, y decidió finalmente decirle la verdad, omitiendo algo de información.
Estaba en posesión de unos contrabandistas. explicó de forma escueta.

¿Qué ocurre? ¿Porqué os preocupa tanto de donde lo haya sacado? preguntó expectante.

Tu padre te miró como buscando una manera de castigarte por semejantes palabras.
-Es el emblema de nuestra familia, y nada menos que en manos de unos simples drow contrabandistas.- Dijo airado escupiendo con odio cada palabra acerca de los elfos oscuros. -No, no me lo creo.- Tu padre se dió la vuelta otra vez, intentando ocultarse de ti mientras mascullaba algo entre dientes. -Yo lo sabría si...- Un pitido interrumpió la conversación. La voz del piloto sonó a través del interfono.

-Señor, estamos llegando.-

-Enseguida voy.- Su voz transmitía de nuevo ese tono de carácter regio y autoritario. No se volvió hacia ti, si no que se limitó a hablarte mirando hacia la puerta.

-Ya hablaremos más tarde, en casa. Ahora tengo cosas que hacer. Tu madre te espera.- La puerta se deslizó con un siseo y volvió a cerrarse dejándote a solas en la sala.

El asunto parecía serio y su padre estaba alarmado por el origen del medallón, que en un principio había llamado falso, pero que ahora quedaba claro que no lo era.
Aún así seguía sin decirle qué contenía en su interior, y porqué era tan preocupante de dónde lo había sacado.

Adariel se marchó dejándolo sólo con sus cavilaciones.
Priscilla le había dado el medallón, diciéndole que no lo perdiera bajo ningún concepto. Claro que al principio era totalmente distinto.
Cuando se reencontraron en Absalom y le preguntó por éste, dijo que aún tenía que descubrirlo por él mismo. Entonces... ¿sabía la Drow qué era realmente el medallón?
A bordo de la Belussian se había comenzado a resquebrajar su carcasa y reveló su forma actual.

El hecho de que a su padre le alarmara tanto que Edariel lo hubiera obtenido de unos elfos oscuros, sólo podía significar dos cosas.
Que en el pasado él o alguien de su familia había hecho tratos con ellos, y ese medallón era un pago. O que en algún momento habían sido atacados por Drow y se llevaron el medallón.
Probablemente la carcasa había sido puesta a drede para que los elfos oscuros no supieran de su procedencia. Pero Priscilla parecía saberla...

Suspiró. Todo aquello seguía siendo un misterio demasiado grande.
La otra opción era que... ¿tuviera algún parentesco con los Drow? No... aquello era absurdo. Ya habían llegado. Esperaba poder indagar más en la ciudad.

El día siguiente apareció cubierto de nubes y lluvioso. Tras un desayuno a base de nutritivos paquetes deshidratados y aprobados por la directiva de vuestra empresa, recogísteis vuestro equipo y os pusísteis en camino con Darbus al frente.

Con unas señas os invitó a subir al vehículo deslizador, que prácticamente era una plataforma de carga y una cabina semiabierta. 

-No podemos ir con las naves gracias al padre de vuestro amigo.- dijo con tono de mofa. -Parece ser que la fauna local es sensible a los desplazamientos aéreos de la zona y una intensa actividad altera el ecosistema, asi que....-se encogió de hombros y terminó señalando el vehículo de carga.

-Es lo más rapido para llegar, aunque debemos tener los ojos bien abiertos. Un depredador astuto podría ocultarse y saltar sobre cualquiera.-

Tras dejarte en la plataforma privada de tu casa, la nave se marchó dejándote solo. El jardín de tu madre, con sus múltiples flores silvestres estaba igual que cuando te merchaste. La mansión, el camino de piedra, el estanque de agua salada y los faroles de luz mágica parecían devolverte a tu infancia con buenos y dolorosos recuerdos.

Una voz cálida y suave pronunció tu nombre. -Edariel.-
Al darte la vuelta tu madre estaba allí, tal como la recuerdas, sonriendo al ver a su hijo otra vez de vuelta. Llevaba unas tijeras de poda y un vestido blanco a juego de las gubernatias, las flores que florecían en esa época el jardín.

Bajo la cabeza, quitándole importancia al asunto pues simple y llanamente, fue su decisión libre así que no me meto en cosas personales. De hecho, cuando Stuart sigue insistiendo y dice que le habría gustado que Edariel nos dijera algo, paso por su lado diciendo en voz solo para él:

 - "No siempre tenemos lo que queremos."

Y sigo caminando hacia los barracones. Escucho a Darbus hablar pero ya no me importa, sé que nos veremos al otro día para comenzar el trabajo y ya no hay nada interesante que hacer salvo dormir.

Al día siguiente Stuart despertó en la cama que le había tocado, la inferior a la derecha mirando desde la entrada; había dormido muy bien teniendo en cuenta que se había tenido que acostumbrar a dormir en los asientos de su buggy todo terrenom pero se volteó y posó sus ojos en la cama que había sido elegida por Edariel... aquella era la primera vez que se separaban desde ya un buen tiempo viviendo juntos.

Hizo a un lado sus sabanas y se dedicó a vestirse, no la ropa que usaba siempre... justamente porque no recordaba cual era la última vez que la había lavado, probablemente no desde que abandonaron Absalom, y ya no olía muy bien además de notarse la suciedad acumulada por polvo y vaya a saber cuantas cosas más. Tomó una playera negra que tenía de repuesto y unos jeans, rematando con unas pantuflas... todas prendas de vestír que había comprado a precio regalado aunque eran tecnicamente pensadas para niños humanos, y así lo dejaban claro las pantuflas con cara de ratón. De pronto Stuart comenzó a sentirse mareado... y a eso enseguida le sucedió una sensación de nausea, por lo que corrió hacia los baños y en el primer inodoro que alcanzó vomitó. Tuvo que pasar un buen rato inclinado ante este haciendo arcadas hasta que finalmente poco a poco aquella sensación se fue difuminando.

Así, pues, se encaminó directamente al comedor a paso ligero porque no quería que se le estropeasen tan pronto las pantuflas que recién estaba estrenando con el suelo lodoso por la lluvia.
Al llegar tuvo que dejar su calzado en la entrada de la puerta por el exceso de barro y continuar descalzo. Tomo una bandeja y se sirvió lo mejor que encontró, tras lo cual se sentó en una mesa a comer tranquilo. La comida sabía un poco insipida... aunque era mejor que lo que se podía comer en Akiton normalmente, y al menos podía estar más seguro de su procedencia, pero aun se sentía un tanto delicado del estómago por lo cual no comió mucho más.

Luego, cuando llegó el momento de prepararse para partir al primer punto de su labor encomendado, Stuart se encargó de separar las placas que había unido a su chaqueta de cuero en la parte interior de la misma, mediante algo así como tuercas y tornillos del lado interior de las placas, y enseguida las unió a su playera aunque en esta lo hizo en la parte exterior dejandolas a la vista; esto tanto en una prenda como en la otra la acababa dejando cubierta de agujeros pero mientras tuviese puestas las placas estos no se veían y la prenda quedaba tan reforzada como si fuese una verdadera armadura. Todo esto no le tomó más de unos pocos minutos, ya que solo era quitar unas pocas cosas para ponerselas a otra, colocó todos los objetos y herramientas que llevaría consigo en una mochila ya que no usaría esta vez su chaqueta repleta de bolsillos; en este momento iba aprovechando para preparar sus armas y municiones las cuales enganchaba en el cinturón de sus jeans y guardaba en alguno de los tres bolsillos que poseía. Se detuvo un momento a observar el diario de su madre y la fotografía que guardaba en su interior... pensó en llevarla de todas formas en la mochila, pero una cosa era llevar aquello en uno de sus bolsillos y otra que estuviera suelto en una mochila, así que decidió dejar sobre su cama aquello en lugar de arriesgarlo y que le estorbase.

— ¿"Depredador astuto"? — Le preguntó Stuart, repitiendo las palabras que aquel había usado. — ¿Hay muchos de esos por esta zona? Darbus, mejor dejemos claro de cuales tenemos que preocuparnos especialmente... y cómo suelen ustedes defenderse de ellos. ¿Usan o no usan armas de proyectiles? Porqué no podemos matarlos ni herirlos, ¿O si? — Entonces, recuerda una pregunta que había querido hacerle pero hasta ahora tenía la oportunidad de hacersela — ¡Ah, si! Por cierto... ¿Dónde se puede lavar la ropa? Tengo todo mi otro conjunto de ropa sucio, incluyendo mis botas, y obviamente no voy a ponerme ropa sucia justo después de haberme duchado... pero ya me ves, voy a tener que ir a esta primer exploración de pantuflas.

La aparición con ropa de calle en el comedor hizo que todos dejaran de comer y prestasen atención al Ysoki. Una mirada de arriba a abajo bastaba para saber que o estaba loco, o no tenía otra ropa que ponerse. Los hermanos hablaron entre ellos y la broma sacó unas carcajadas que resonaron por el comedor.

Kehess y Randower simplemente negaron con la cabeza y siguieron desayunando mientras Darbus, con una sonrisa irónica, le explicaba como se lavaba la ropa a Stuart.

-Pues...-comenzó a decir. -¿Como te explicaría el aspecto de una lavadora?. Tiene un agujero redondo por donde metes la ropa y le dices al ordenador como la quieres, si perfumada o de colores.- Ahora si. Todos los presentes comenzaron a reir, incluso el Shirren lanzaba ese silbido que parecía un cienpiés corriendo.  

Al ver a su madre Larwen, Edariel sintió aquella necesidad humana de abrazarse. Sin duda, lo hubiera querido.
Pero consideró apropiado no expresar demasiadas emociones, pues tarde o temprano volvería a marcharse y eso sólo lo haría todo más difícil.

Madre... se acercó y la miró de cerca. Era tan hermosa como recordaba, tal y como si no hubiera pasado un sólo día.
¿Como te encuentras? le preguntó con una alegre sonrisa.

Le gustaría ver su casa otra vez.

— "Ja, ja..." — Repuso Stuart luego de todas aquellas risas, devolviendole el tono irónico que Darbus había usado pero aun más intencionadamente evidente. Entonces, dirigiendose a todo el resto, siguió con el tono irónico y molesto pero la expreción de su rostro (con el ceño algo fruncido pero con una sonrisa de complicidad) denotaban que no se había ofendido. — Evidentemente no estaba seguro si siquiera tenían alguna de esas maquinas aquí, donde todos suelen usar solo distintos trajes de una sola pieza o armaduras... pero me alegra haber sido su pequeño "hazme reír" y ayudar a relajar a todos. Les cobraría por el numerito artistico, pero resulta que soy un artista humorístico que trabaja por amor al arte. — Dice, y finaliza con una elegante reverencia. — Como sea... ¡Hey, Kehess! ¿Descansaste bien? — Le pregunta al Shirren a modo de iniciar conversación. — Dime, ¿Estas libre más tarde? Ya sabes... podríamos hablar un poco, si quieres hasta podemos hablar en tu idioma, no me vendría mal la práctica.