Partida Rol por web

Lucy no puede evitar sonrojarse al ver a Bustine cambiarse, a la par que mira su propio cuerpo.
¿Las comparaciones son odiosas e Lucy?
S-Si, salgamos de aquí

Salís a toda velocidad de la habitación 203, dejando el cuerpo de Augustus Larkin desangrándose, postrado en su cama. Bajáis los dos pisos por las poco sigilosas escaleras de madera y, aunque la señora Cupitina se encuentra en la trastienda, conectada directamente con el vestíbulo, no es lo suficientemente rápida como para deteneros.

Una vez fuera, de nuevo en las calles de Lima, en el Jirón Azangaro, en todo el centro de la ciudad. Paráis al primer taxista que veis pasar, quien lleva una oportuna furgoneta para cargar con cinco pasajeros (o trabajadores del campo, las cosas están muy mal para la población de a pie). El taxista os deja en la puerta del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, coronando la plaza Bolívar, en el distrito del Pueblo Libre.

Allí, la zona está acordonada y un agente no os deja pasar. Cuando le preguntáis qué ha pasado, os dice que se ha hallado a una mujer en la veintena muerta en condiciones extrañas y a un varón de unos cuarenta herido de gravedad, al que han llevado al hospital de inmediato. El único sospechoso es un hombre afroamericano con chaqueta de tweed y sombrero fedora, que al parecer era amigo de ambos y la policía ya ha llevado a comisaría para interrogar debidamente.

Os invitan amablemente a dejar la escena del crimen. Por el tono, no van a invitaros una segunda vez. La furgoneta, viendo que no tenéis nada que hacer ahí, mantiene el motor en marcha.

Bueno, creo que deberíamos sacar a nuestro compañero de comisaria si es posible. Si planeamos entrar en esa cueva necesitaremos alguien que Dios nos acoja.

Lucy niega con la cabeza.
Seamos realistas, no podemos explicar nada de lo que ha pasado a la policía, por lo que no sólo no podemos ayudar al señor Elías, si no que encima nos arrestaran a nosotros.
Todo eso claro, sin incluir que acabamos de dejar apuñalar a un hombre - Lucy mira a Sinclair como queriendo decir que eso va por tí - Y no dudéis ni por un segundo que la señora del hotel va a tardar muy poco en dar nuestras descripciones a la policía.

- ¿Ir a una comisaría? No no no, en esto estoy con la señorita - Hace un gesto apuntando a Lucy, pero sin llegar a mirarla - Como mucho podríamos llamar desde una cabina y esperar que nos dejen hablar con él. - Hace otro gesto similar, pero esta vez hacia Bustine - A ella se le ha dado bien engañar a la vieja, a lo mejor lo consigue con los policias por teléfono.

El mero hecho de estar dentro de una comisaría le producia terror, sabía que todas las fuerzas del estado de todos los paises estaban conpinchadas o controladas por la OSS.

 - Tenemos que ir a la pirámide cuanto antes, tarde o temprano descubrirán todo lo que hemos hecho.

Echa una ojeada para comprobar que el taxista sigue allí y si hay alguna cabina telefónica en los alrededores.

No, ni hablar - me tapo de manera inconsciente al pensar en las violaciones que sufriría de ir a la cárcel -. Una mujer como yo es un caramelito para esos criminales. Apoyo la idea del señor Weaver de llamar por teléfono. Podríamos dar un soplo anónimo e inculpar a De Mendoza. Señor Haynes, ¿que necesitaríamos como pruebas para inculparle unívocamente? Y lo que es más importante, ¿alguno de los presentes se desenvuelve de manera decente en español?

Sin quitar la mirada del suelo.

- Bueno, yo algo he aprendido de los comics y la radio. Te puedo decir algunas palabras e ir traduciendo lo que dicen.

Le empezaron a temblar levemente las piernas por la responsabilidad.

- Lo único que tenemos para inculpar a De Mendoza son nuestros testimonios - reflexiona Alexander -. Y tampoco es que sean demasiado válidos, pues solo el capitán y yo le vimos huir de la escena del crimen. Tras lo cuál, le disparé. Cuatro veces - con un suspiro, el abogado se cruza de brazos -. Y además, somos a los últimos a quiénes han visto en compañía de Larkin, que probablemente ya esté criando malvas. Para el caso, podemos entrar ya esposados a comisaría, vaya - Alexander dirige una mirada de disculpa al capitán -. Si queréis hacer una llamada anónima culpando a De Mendoza, al menos puede que lo investiguen.

Decidiendo no ir a comisaría y dejar a Jackson Elías abandonado a su suerte, volvéis al taxi. Le pedís que os lleve de vuelta a Jirón Ucayali, donde se encuentra vuestro Hotel Maury. En la esquina con Jirón Carabaya hay una cabina telefónica, desde donde, llamando a una centralita, os pasan con la comisaría de la Benemérita Guardia Civil del Perú.

Un hombre al otro lado del teléfono saluda con tono aburrido y un melódico acento peruano. ¿Cuántas veces tendrá que saludar con la misma frasecita a lo largo del día?

Haynes, el más versado en asuntos penales, cuenta de forma anónima lo ocurrido en el Museo Nacional y le dáis los nombres de Augustus Larkin y Luís De Mendoza. La policía no tardará en dar con que ambos se hospedan en el Hotel España y en encontrar el probable cadáver del empresario, a no ser que la señora Cupitina haya tenido en su buen haber llamar a una ambulancia, con lo que tendrán registrado a Larkin en el hospital.

El policía no se queda indiferente, pues sospecha de que una fuente anónima le cuente toda esta información comprometida y se niega a que alguien sin identificar salve al principal sospechoso. Podría ser cualquiera.

Lo siento, pero deberá usted identificarse en nuestra comisaría para que podamos tomarle declaración. Buenas tardes, se despide el policía, colgando el aparato.

Brian se decepcionó con el resultado de la llamada. Pero en los tebeos nunca se rendian y se les ocurrian planes cada vez mas rocambolescos, cosa que cada vez ocurria más con Brian también.

- Eh... Tengo otra idea. - Bajó la cabeza, metió las manos en lso bolsillos de la gabardina y continuó - ¿Y si entramos en la comisaría? Bueno, ¿si entra ella? - Hizo otro gesto hacia Bustine - A lo mejor disfrazada de policia y con la ayuda de Haynes podrían simular que son de alguna agencia de inteligencia y que se llevan al señor Elías a interrogarlo a otra parte.

Al terminar puso una cara como de sufrimiento a la espera de que le cayesen las críticas. En su mente le parecía un buen plan que los demás no entenderían. Los demás entendían la realidad del mundo.

Escucho el descalabrado plan de Brian obviando todas y cada una de las evidentes pegas que tiene.

Suspirito dramático.

Vale. Si no encuentro nada que me convenza, el señor Elias tendrá que sacarse las castañas del fuego él solito - aviso -. Señor Haynes, acompáñeme. Usted tendrá más idea de que atuendo es el más apropiado para este tipo de situaciones... Pero ni piense que esto va a ser un pase privado - añado sin mirarle y me dirijo a mi habitación del hotel para cambiarme de ropa.

Me lo tomaré como un reto para demostrarme a mí misma que soy una gran actriz digna de superar a mi querida Gloria Swanson...

Alexander, con los brazos cruzados, cierra los ojos y lanza un largo suspiro. Se iba a meter en la boca del lobo, ¿y para qué? Más le valía a Elías tener información útil.

- Está bien - accede a regañadientes -. Pero si la cosa se complica, nos largamos. No voy a jugar mi cuello por el suyo.

Dicho esto, Alexander sigue a Bustine, ignorando deliberadamente su comentario.

Me sigue pareciendo una mala idea pero... - Lucy se encoge de hombros - Esta bien, decirnos si os podemos apoyar en algo.

De acuerdo con el plan, Alexander Haynes y Bustine Sinclair se embarcan en una tarde de tiendeo y pases de modelos privados, aunque, por supuesto, la actriz se esfuerza en negarlo.

Sinclair se compraHaynes le compra un caro vestido a Sinclair, elegante, formal y entallado, de ejecutiva de alto poder adquisitivo. Como si las mujeres pudieran optar a altos cargos...

Decidís que es hora de volver al hotel a descansar, pues ya son muchas emociones por hoy. Elías no va a moverse del calabozo y vosotros estáis cansados después de recorrer la capital del Perú todo el día con prisas.