Partida Rol por web

El detective Tyler se dispone a interrogar a los testigos, consciente de que esta vez tiene mas pistas que nunca para poder resolver este caso.

Lentamente inspecciona a los presentes, y finalmente abre la boca para hablar.

-Buenas noches -comienza el detective-, en primer lugar quiero darles mi más sincero pésame. Créanme cuando les digo que no pienso dejar impune al que haya cometido tal atrocidad -se nota como las palabras fluyen de los labios de Robert con un sentido dolor y rabia-. Mi nombre es Robert Tyler y soy el encargado de encontrarle, para lo cual espero tener su inestimable ayuda.

Robert Tyler, tal como se había presentado, era un joven de no más de 28 años, rubio, de ojos azules, vestido con un traje muy formal para un detective de policía. Desde detrás de sus gafas se podía ver claramente la sinceridad de la que hacía gala.

-Si son tan amables, ¿podrían presentarse y decirme qué relación tenían con el señor Elías? -pregunta frunciendo los labios al fijarse un poco más en los cansados y angustiados rostros- Sé que es un momento duro, pero es mejor responder a las preguntas ahora que se tiene todo más fresco...

Releyendo tu escena me he dado cuenta de que se me ah olvidado un detalle importante.

Te transcribo todo lo que sabes hasta el momento:
Este es el noveno crimen de estas características en los últimos dos años, y las víctimas no parecían tener ninguna relación entre sí: había gente pobre, rica y de clase media, blancos y negros y de diversas partes de NY.
Todas las víctimas tenían las mismas marcas en la frente, que ha sido posible relacionar con una oscura secta de asesinos de África, de la cual los habitantes de Harlem se niegan a hablar. Las sectas vuduístas conocidas no parecen estar conectadas con el tema ni usan esas marcas.

El asesor de la policía es un tipo llamado Mordecai Lemming, que es un experto en folklore africano, un tipo excéntrico que vive en Manhattan, pero que hasta ahora no ha dado ninguna información relevante, salvo reconocer el símbolo como el de alguna secta africana.

Por supuesto todo apunta a crímenes rituales de gente que de algún modo ha llegado a saber demasiado, y que se habían mezclado con tipos raros.

Mi nombre es Lindsey... Lindsey Marrow. Elías y yo fuimos colegas en el ámbito profesional

-Me llamo Tomas Goldber. Jackson y yo nos conocimos hace unos cuantos años en Haiti, donde yo estaba de misionero y entablamos una buena amistad.

Bauberg observa por unos segundos su mano, con una servilleta se limpia lo más discretamente que puede y dice:

Soy Paul Bauberg, como ya dije y soy anticuario. Acompañaba a la Srta. Marrow cuando sucedió todo esto. Yo no conocía personalmente al difunto.

El detective asiente con la cabeza mientras os mira con gran atención.

-Señorita Lindsey, ¿o debería llamarla señora? -pregunta antes de continuar inclinando levemente la cabeza hacia adelante, en un gesto de duda- ¿Cuál es ese ámbito profesional?

Robert, al escuchar la palabra misionero en Haití volvió rápidamente la mirada hacia Tomas.

-¿Qué hacía el señor Elías en Haití para conocer a un misionero?

Vinnacci observa al detective detenidamente. Realmente, por su actitud, tiene ganas de atrapar a ese asesino. Seguramente él pueda saber algo más acerca de los símbolos que tenía el cadaver grabado en la frente.

El fotógrafo se pierde en sus cavilaciones cuando el misionero nombra Haití...Ese país misterioso donde, según cuentan los rumores, los cadáveres son capaces de levantarse de sus tumbas para servir a sus amos. Tonterías, había creido entonces pero, tras lo vivido anteriormente, ya no sabía donde establecer sus creencias.

Ante la pregunta del detective responde:

-Yo fuí de misionero a Haití hace unos trece años, tres años despues de mi llegada vino Jackson. Buscaba información de costumbres y cultura de la zona. Yo hice de intérprete y así es como entablamos una buena amistad. Cuando terminó con sus investigaciones avandonó la isla y yo me quedé allí. Hoy ibamos a vernos despues de muchos años y... No ha podido ser.

En mi caso, detective, conocía a Elías a través de un editor. Ambos éramos clientes de ese editor, concretamente - le comenta Lindsey con tranquilidad. - Ah, y sí, es señorita...

-¿Editor? -pregunta con aire de sorpresa- ¿Podría decirme el nombre de ese editor? Creo que sería de gran ayuda hablar con él... Porque imagino que usted no sabrá en qué trabajaba el señor Elías en este momento, ¿verdad?

Tras hablar con la señorita Marrow, el detective se dirigió a Tomás.

-¿Culturas y costumbres? -por momentos parecía que este tal Robert Tyler necesitaba repetir las palabras importantes para poder procesarlas- ¿En qué estaba interesado el señor Elías exactamente? Y, bueno... -llegado este instante, miró a todos rápidamente y suspiró- ¿Vieron el cuerpo?

-Si, cultura y costumbres. Creo que era antropólogo o por lo menos estudiaba sobre sociedades y grupos de personas. Estaba realizando un estudio sobre sectas criminales en Centroamérica. Antes ya había hecho trabajos parecidos en la India, Centroamérica, el Amazonas e Inglaterra.

-Solo un instante, pero lo ví.

Éste es el símbolo que aparecía en la frente de Jackson.

- Y usted detective? Lo ha visto usted ya? - Interrumpe un inquisitivo Vinacci aún con la imagen del cadaver reciente en la memoria

Bauberg se distrae observando lo que comen otros clientes de la cafetería, evaluando los platos que alcanza a ver. Tiene la cabeza ladeada y se frota la nuca con una mano como si con él no fuera la cosa.

Y no es para menos, pues es la hora en el que la gente decente cena aquí, en la Gran Manzana.

Y las mesas del restaurante anexo rebosan de bistecs acompañados de paatas fritas, de ensaladas de salmón ahumado que acompañan un buen solomillo, o de un braseado de mero con ensalada juliana cuyo aroma os hace rugir los estómagos.

Mientras los estómagos de alguno de los interlocutores protesta, el interrogatorio-entrevista transcurre lentamente... muy muy lentamente. Demasiado.

Sí - responde al rato Lindsey. Con tantas preguntas lanzadas hacia un lado y hacia otro, la joven se había quedado absorta, por lo que tarda en responder y lo hace cuando queda un hueco de silencio - Kensigton se llama. Aunque de esto ya han pasado unos años.

-Sí, por supuesto, lo he visto -respondió Robert- Lo decía por el símbolo. ¿A alguno le suena? -dice mirando a Tomas- Creemos que es de alguna secta o tribu aunque estábamos enfocándonos en África, quizá Haití sea también una posibilidad.

Robert, que tenía su libretita fuera, apuntó el nombre del editor cuando Lindsey se lo dijo.

-En cualquier caso, son vías para continuar la investigación. Si sabemos que quería publicar algo, mejor empezar por su editor -le respondió a la mujer con una amplia sonrisa.

Al escuchar los estómagos, el detective no dudó apenas un instante en llamar al camarero para que les tomaran nota.

-Pidan lo que deseen comer, a fin de cuentas pagará el NYPD.

Bauberg se remueve inquieto tras las palabras del policía. Sus ojos buscan algún camarero a quien llamar para pedir algo de cena, pues el interrogatorio se hace demasiado largo.

Sr. Tyler, sólo pude ver al difunto de soslayo y creo que no me pude fijar lo suficiente en el símbolo, si se refiere a las marcas que tenía en la frente. ¿Podría representar ese símbolo en un papel?

Con la mano llama a un camarero.

Excelente, ya nos toman nota.

Ante la pregunta del detective sobre el simbolo, Tomas niega con la cabeza.

-Lo siento, pero no me suena. Y tampoco creo que tenga que ver con nada relacionado con Haiti, por lo menos que yo sepa.