Partida Rol por web

Del carillón de la recepción del hotel llegaron hasta arriba los dos golpes de campana, lo bastante suaves para no despertar a nadie, lo bastante audibles para informar al insomne, señalando las dos de la madrugada.

Archivald escuchaba atententamente habla a la bella mina, y cuando ofreció la daga la tomo para tantear su peso y su temple. Busco un poco de espacio en la demasiado ocupada habitación para esgrimirlo contra un enemigo imaginario. ¿Tal vez el que había atacado antes a nathanian?

* A fe mía que este arma no esta pensado para ser usada de forma tradicional pues no esta equilibrada y tiene un peso bastante liviano.

Ante la insistencia de las chicas sobre lo ocurrido al gentleman británico archivald lo observa fijamente, y después vuelve la mirada hacía el resto del grupo. Demasiadas caras preocupadas, no puedes pedirle a alguien que ponga en peligro su vida si no esta dispuesto a hacerlo. Al final te encuentraras solo en el camino, ya le había ocurrido eso en el pasado.

En fin, tal vez sea más seguro para nosotros mantenernos alejados de esa hermandad del farón negro. Pero mi padre siempre me decía, allí en el rancho de tejas:

Hijo, si envías un cowboy a la ciudad, tendrás que ir a buscarlo después al bar - dice archie forzando la voz para aparentar ser más grave, como la de alguien de mayor edad.

Es decir, ¿Harán algo útil los policías? Tal vez consideren que no hay pruebas suficientes para investigarlos, o puede que la secta se esconda durante una temporada pero no llegará a desaparecer.

- O incluso que Gavigan tenga la correa de la Policía bien sujeta. Esa gente no se anda con chiquitas... - Nick se encogió de hombros. - Sí, sí... estoy paranoico. Pero en los Estados Unidos las probabilidades de toparte con un poli corrupto son altas. No sé porqué va a ser diferente aquí en Gran Bretaña. En América los irlandeses suelen llevarse la palma y, bueno... Irlanda está aquí al lado.

El detective de pronto descubrió como de racista estaba sonando todo aquello y prefirió reaccionar.

- A ver... que nadie se ofenda pero esta gente parece estar metida en todos los estratos de la sociedad. No son unos terroristas y matarifes. Son una organización. Yo desconfiaría de la Policía. ¿Acaso pensáis que en Nueva York están haciendo algo para esclarecer el asesinato de Jackson Elias?

Nick se encontraba espeso. Realmente no era capaz de expresar todo lo que su mente pergeñaba. Caminaba por la habitación sin rumbo... se acercaba al lugar sobre el que estaban diseminadas las diferentes piezas que habían encontrado y se alejaba braceando como si todo se le escapase de las manos ineludiblemente. Demasiadas piezas que encajar... o demasiado pocas.

- Mirar... propongo... er... propongo descansar un rato. Una ducha... una camisa limpia y cuatro o quizá cinco horas de sueño. Deberíamos haber abandonado Londres... pero no lo hemos hecho. Por lo menos cambiar de Hotel pero aquí estamos. No sé si somos tan localizables y vulnerables como me supongo pero espero no tener que comprobarlo. Lo que sí sé es que estamos... encallados. Durmamos un poco. Y a las siete nos vamos de aquí con viento fresco. Tenemos que ser precavidos. Podemos buscar algo en las afueras... descansar durante el día y mañana a la noche podemos volver y hacer una incursión en la tienda de Tewfik. Creo... creo que eso es a lo máximo que me puedo comprometer con el asunto de la bailarina. Por lo menos ahora mismo.

Se aferró a la propuesta de Nick como a un clavo ardiendo. Estaba cansada, y necesitaba dormir. Y seguro que también el resto, por lo menos Danielle, que seguía sentada en el suelo, callada, amodorrada por las copas que se había tomado.

-Vale. De acuerdo. Durmamos, descansemos, y mañana será otro día. Discutamos mañana lo que haya que hacerse, aunque estoy con la idea de que marcharnos sea lo mejor. Fíjate lo que has dicho, Nick, y al decirlo me has devuelto de nuevo el motivo por el que estamos aquí. Jackson. Lo siento si sueno egoísta, o cobarde. Lo siento por si el asunto de los secuestros es cierto, pero ¡no es nuestro problema! Ya tenemos uno, nuestro, y bien grande, si tenemos en cuenta las veces que nos han atacado por ello. Pero tratar ahora de resolverlo...

Negó con la cabeza.

-Yo, por lo menos, no puedo pensar con claridad. Necesito esas horas de almohada...

- Yo también las necesito... - Dijo una amodorrada Danielle. 

Cuando Brenda se había acercado a ella, sus mejillas, ya ruborizadas de por si, habían aumentado de intensidad. Se sentía avergonzada, pero a la vez no era capaz de pensar algo coherente. Mientras el resto hablaba, ella se había mantenido en silencio, abriendo y cerrando los ojos mientras contemplaba el movimiento balanceante de los dedos de sus pies. 

No debería haberme bebido esa última copa. Se dijo mientras levantaba la mirada e intentaba enfocar a la señorita Farrow. No era la primera vez que Danielle se emborrachaba. En Egipto, muchos hallazgos los habían celebrado con alcohol. Pero allí estaba en su ambiente, con compañeros que conocía desde hacía tiempo y a los cuales unía una misma pasión. En cambio, ahora se encontraba en una situación muy distinta y con una gente que casi no conocía.

- Yo... Iré a mi dormitorio... - Dijo levantando un dedo, como si estuviera en una clase y pidiera la vez. Bajó ambas manos y las apoyó en el suelo. Intentó levantarse, como siempre hacía, de un impulso. Pero... Entre que la falda estrecha dificultaba sus movimientos y el alcohol sus reflejos, se alzó unos centímetros y volvió a caer sobre sus posaderas. Miró a ambos lados buscando algún asidero para ayudarse mientras una risa tonta reverberaba en sus labios. Tenía ganas de echarse a reír, a la vez que las miradas de aquellos hombres y mujeres la bochornaban. Si alguien se acercó a ayudarla, ella le espantó con una mano. Tenía que hacerlo sola, no podía ser tan difícil.

Finalmente, se puso de rodillas y apoyando ambas manos en el suelo, empezó a levantarse poco a poco. Primero estiró una pierna, después la otra, dejando el trasero en pompa, y finalmente consiguió enderezarse con la ayuda de la pared. Una vez estuvo de pie, dirigió su mirada turbia hacia Brenda e hizo un gesto con la mano de despedida.

- Buenas noches, señores... - Dijo mientras se dirigía hacia la puerta, olvidando los zapatos en el suelo. 

-Una cosa es cierta.... nos estamos acercando demasiado.- murmuró Nathanian con apenas un hilo de voz, más para si mismo que para que alguien lo oyese, mientras todo el mundo se preparaba para acostarse. Nathanian sabía que probablemente no dormiría esa noche, pero no perdía nada por intentarlo.

Aún esperando la respuesta de Nathan, Mina fue pasando la mirada por las reacciones de todos los demás. La mirada fija de Archivald, la caminata sin rumbo de Nick, la negación absoluta de Brenda, incluso el olvido repentino de Danielle. El silencio de Louis. Sus ojos oscuros, una superficie de cálido caoba bajo la cual habìa una colmena de dudas, de preguntas y de sospechas, evaluaron la situación por unos segundos, sobre todo los intentos torpes y aparatosos de Danielle para ponerse de pie por si la mujer requería ayuda, antes que sus oídos llegaran a escuchar lo que esperaba escuchar. Aunque no fue la respuesta que esperaba. Sin embargo, en el momento que la escuchó, supo repentinamente que era la única respuesta posible. No podía esperarse más, no luego de todo lo que había sucedido, y tampoco podía esperarse menos.

Mina suspiró, tan suave que quedó tapada por el crujir de la madera del suelo bajo los torpes pasos de Danielle, a la que no se había acercado para dejarle su espacio. Miró a Nathan, tan suave como lo había sido su susurro, y le sonrió con calidez. Lo entendía, lo entendía completamente, entendía que necesitara el silencio. También miró a Brenda, a la que dedicó la misma sonrisa, pues entendía que necesitase intentar convencerse a sí misma del modo en el que lo había hecho. Y callar. Y dirigirse a intentar descansar para que, al momento de volver a abrir los ojos y observar de nuevo hacia el abismo, estuviera quizás totalmente convencida de que aquello no era un sueño.

Lamentablemente, padre. 

- Sí, quizás sea lo mejor continuar con esto bajo el sol - convino, esbozando una sonrisa mientras todos a su alrededor caían como dominó en la paranoia y la seriedad - Es cierto que el cansancio, y la falta de luz, no contribuyen a alejar las sombras y las dudas sino que las vuelven más inmensas y profundas. También creo que tenemos que irnos lo antes posible de este hotel - agregó, mientras se inclinaba a recoger los zapatos abandonados de Danielle en la habitación.

Y quizás también de Inglaterra. A fin de cuentas, ellos aún no saben lo que ha sucedido con Nathan... y lo que eso puede significar.

- ¿Puedo dormir aquí, Brenda? - preguntó, casi con disculpa en la voz, y los zapatos en la mano. La suave sonrisa de sus labios decía muchas más cosas a Brenda de las que podía decirle a cualquiera de los otros - Y quizás, también...

Brenda podía intuir el final de la frase, sobre todo cuando Mina giró la cabeza y posó los ojos sobre una Danielle que buscaba alcanzar la puerta. Pero luego miró a los hombres.

- Si alguno de ustedes quieren llevarse la maleta de Gavigan a sus habitaciones, con todo su contenido, quizás sea una buena idea, ¿verdad? - señaló las cosas desperdigadas - Mañana podemos decidir qué hacemos con ellas.

Sobre todo, qué hacemos si alguien quiere venir a reclamarlas. No tardarán en notar su falta.

- Danielle... Me sentiría más cómoda y tranquila si durmieras con nosotras - Mina se había acercado a ella, aunque no para cerrarle el paso, y su tono de voz indicaba la deferencia de una intimidad - ¿Podrías concederme ese favor, sólo por esta noche? Sé que preferirías pasarla sola, y respetaré tu voluntad - agregó, con suavidad, y una sonrisa cercana.

Había sido un día largo y el cansancio le estaba pasando factura, su mente ya no pensaba con claridad-Tenéis razón en estar preocupados. Hemos empezado a ser una molestia para ellos y más cuando les hemos quitado estos objetos. No dudarán en venir a darnos pasaporte para el más allá. 

Es buena idea compartir habitaciones. Compartid vosotras esta habitación y yo me quedaré aquí con mi arma 

Henric asintió en silencio y comenzó a reunir las posesiones de Gavigan en la maleta. Cuando hubo terminado, la cogió para marcharse con ella, esperando por Nick. El humor sombrío se había contagiado al normalmente hedónico artista y se despidió de todos sin palabras. Mañana habría tiempo para hablar todas esas cosas de las que nadie quería hablar.

Danielle se detuvo al escuchar la suave voz de Mina, tenía ya la mano en el pomo de la puerta y estaba a punto de salir de la habitación. Se volvió, intentando enfocar su mirada en los oscuros ojos de la joven. 

- No creo que esté en condiciones de protegeros - . Confesó con el rubor encendiendo sus mejillas. No terminaba de entender por qué Mina le pedía aquello. Ella les acompañaba para guiarles por tierras desconocidas, pero nadie le había hablado de velar el sueño de las damas. Cogió el brazo de la señorita Mordaunt y se acercó a ella para susurrarle al oído. - Además... Creo que la última copa no me ha sentado muy bien. Si no os importa iré a dormir. Quizás el señor Stolze pueda velar mejor vuestros sueños... - Le susurró, soltando una vaharada de alcohol y confesándole lo que esperaba que no hubieran notado demasiado. 

A archie ya se le había escapado algún que otro bostezo así que la idea de poder descansar, aunque solo fuera un poco, le parecía ahora muy apetecible.

- Señoritas, recuerden cerrar con llave. El día ha sido largo, será mejor descansar y mañana marcharnos de aquí. Buenas noches.

A archivald solo le apetecía dejarse caer en la cama y dormir plácidamente pero el recuerdo de lo ocurrido al señor británico, nathan, con la niebla que había visto le había sobresaltado. La posibilidad de dormir acompañado por lo que pudiera pasar empezaba a sonar como una opción lógica. Además, había dormido en sitios peores en sus años como vaquero, por lo que pasar una noche en el suelo con lo cansado que estaba no parecía nada descabellado.

- Sí... - dijo Nick corroborando la propuesta de Archivald. - Con eso creo que será suficiente. Al fin y al cabo nuestras habitaciones están todas en la misma planta y con que todos tengamos esa precaución es raro que pase algo sin que los demás se enteren. De cualquier manera, a las seis como muy tarde deberíamos encontrarnos en la recepción con el equipaje hecho... antes de que tengamos que lamentarlo.

El detective se dirigió hacia la puerta y palmeó el hombro de su amigo Henry que le esperaba para ir a la habitación que compartían.

- Produrad descansar... - sentenció a la vez que salía por la puerta.

Mina le sonrió a Louis, cálida, cómplicemente. Sin embargo, no llegó a decir nada, antes de que Danielle girara hacia ella y le acabara por coger el brazo, casi haciéndole tirar los zapatos que traía cogidos. La expresión de sorpresa de la británica quedó diluida en una de incertidumbre, y luego una de profunda simpatía. No cambió el gesto ni cuando el alcohol se adhirió a su nariz y a parte de su piel como si fuera el amante más fogoso.

- Oh, no, Danielle. No era para que nos protegieras, aunque no dudo que te defiendes mejor que todos nosotros - le susurró, sin dejar de sonreír. No entendía cómo la otra había llegado a esa conclusión, pero prescindió de hablar del revólver de Brenda y de sí misma - Era para que nadie esté en soledad en una habitación. Estarás de acuerdo conmigo, dado que habrás dormido en todo tipo de lugares, que es más seguro así.

Su padre hubiera asentido, siendo lo que había sido, y Mina estaba segura de que Danielle también habría tenido las mismas experiencias. Estando en ambientes inhóspitos o peligrosos, había más probabilidades de supervivencia permaneciendo en grupo unido que en soledad... si confiabas en tu equipo. Esa era otra cosa.

- Te cedo mi cama, cuando todos se vayan - agregó Mina, en un último - Louis será el único aquí que no vaya a dormir.

Ya no podía hacer más salvo, por supuesto, irse con Danielle a su habitación si ella insistía. Y lo haría. Levantó la mirada hacia Archivald y Nick, y asintió. Se replegó y dejó que Danielle que la puerta se abriera y que salieran por ella quienes quisieran.

- A las seis, abajo. Buenas noches... y que descansen - agregó, con una suave sonrisa.

Sin disimulo Brenda lanzó un bostezo. Y añadió a lo que los demás habían dicho únicamente una apostilla:

-Bien, pues buenas noches, o lo que queda de ellas. A las seis. Como un clavo.

Se sacó los zapatos como había hecho Danielle antes, y los metió uno junto a otro, pulcramente, bajo la cama. Dormiría como un tronco, de eso estaba segura.

-Si... mejor mañana... a las seis.- fue todo lo que dijo Nathanian tratando de que no se le notasen las ganas que tenía de que esta maldita noche acabase de una vez.

Por fin el grupo de compañeros se organizó de tal manera que quedasen agrupados como les resultaba más seguro a cada cual. Ya era muy tarde cuando lograron acostarse y la excitación de la noche mantuvo muchos ojos abiertos más de lo necesario.

Miércoles, 28 de Enero de 1925. 8:30

Los primeros en despertarse pagaron el precio con el dolor de cabeza que les provocó el trasnochar, quizá el tabaco, puede que el alcohol. Los siguientes despertaron con la boca pastosa, enrrollados en las sábanas por su sueño inquieto. Poc a poco lograron vestirse y bajar al restaurante el hotel, donde lograron una mes en la que desayunar juntos poco a poco, a lo largo de toda una hora de esperarse unos a otros y repetir dosis de cafeína. La prensa comentaba que Sandler tomaba a Branting el relevo como Primer Ministro de Suecia y se sospechaba que los liberales británicos elegirían mañana a David Lloyd George como líder de su partido. Ya se acercaban las diez de la mañana y el fin del horario de servicio de desayunos cuando los temas más acuciantes volvieron a la conversación.

Archie tenía prisa por moverse pero cuando bajo al comedor y vió el espectacular desayuno inglés se sorprendió. Había visto algo parecido antes pero en este hotel era una maravilla. Un plato combinado de huevos, bacon, alubias, salchichas, unas rebanadas de pan inglés tostado...

Después de llenar el estomágo, disfrutar de un par de cafés solos, y escuchar las noticias matinales de un periódico local ya estaba en condiciones de hablar sobre temas serios.
- Damas, caballeros, señor nathaniel - dice archivald mientras pone una mano sobre el hombro del caballero con una sonrisa en el rostro. Ya va siendo hora de tomar una decisión, habíamos decidido abandonar la ciudad por temor a ser agredidos pero la pista que hemos descubierto sobre la hermandad del faron oscuro es algo que no deberíamos descartar. Por eso creo que es el momento de votar, discutir o simplemente escoger que vamos a hacer. Yo, por mi parte quiero investigar esa pista pero estoy dispuesto a respetar la decisión de la mayoría.

-Si estáis decididos a seguir esta nueva pista, no veo motivos para no hacerlo.- dijo Nathanian bastante tranquilo mientras daba sorbos a su taza de te -De hecho sería peor irnos de la ciudad para descubrir más adelante que nos hemos dejado algo por aquí.-

Era evidente que lo poco o mucho que hubiese dormido, junto con el desayuno y la claridad del nuevo día, habían afectado en buena forma al inglés.

El desayuno y un par de tazas de café consiguieron poner en marcha su cerebro

Yo también creo que no podemos dejar escapar ninguna pista[, pero entenderé que al final no se quiera hacer ya que puede resultar peligroso

A la Luz del dia las cosas se veían de otra forma, el peligro no parecía tan cercano y amenazador. Eso no quería decir que no estuviera ahí.

No es necesario que todos corramos del riesgo, podemos ir un pequeño grupo, igual que hicimos ayer