Partida Rol por web

La ciudad de Rohald y el clan Kjari

Esta ciudad costera dotada de un puertecito protegido por la desembocadura de un río sinuoso alberga un millar de habitantes. Se sitúa en la costa occidental de la isla de Fyn, que está expuesta a los ataques de los piratas Jutos. De hecho, su población está compuesta de gentes rudas, siempre dispuestas a coger las armas.

El jarl desciende de Kjari, un héroe local del que una gran piedra rúnica narra las proezas legendarias en la entrada de los bosques sagrados aledaños. Por tanto, esta comunidad es conocida por pertenecer al clan Kjari. Este tiene un vínculo sanguíneo, desde hace numerosas generaciones, con el señor de Odense. Además, las decisiones tomadas en este gran centro urbano también afectan a Rohald.

Hrolf Knudsson, el jarl de Rohald, es un amigo y un fiel lugarteniente de Hord Beinirsson. Como él, ha retrasado su visita a Hleidra y ha rechazado, a día de hoy, rendir homenaje al rey Frodi. Pero de todas maneras sabe que, tarde o temprano, deberá escoger, aunque siempre intentará actuar según los intereses de su clan.

El verano llega a su fin en Scandia. Muy pronto, los bosques de Dinamarca se vestirán de castaño y de fuego y un viento frío arrastrará las nubes grises desde las montañas del norte. El rey Frodi lleva en el trono menos de un año y su ejército reprime toda tentativa de rebelión, pero sabe que una cólera sorda ruge todavía en el corazón de sus súbditos. Aunque Scandia le sea fiel y Sjaelland se haya sometido humildemente, en Fyn aún se quejan del nuevo monarca. Frodi es un hombre astuto y un hábil político que ha conseguido alejar cualquier posible conflicto inmediato en sus fronteras, gracias a los obsequios que ha entregado y a ciertas negociaciones que ha sabido dirigir con diplomacia, ya que se dedica en cuerpo y alma a asegurar su posición en su país. Los scaldas a su servicio claman desde el comienzo del verano la intención del rey de unir a todos sus súbditos bajo su estandarte con el símbolo del martillo. El soberano multiplica los regalos que ofrece a sus fieles, sus nupcias con la viuda de su hermano han sido motivo de gran regocijo en todo el país y, además, muchos jarl le han rendido homenaje. Aunque no todos.

En la isla de Fyn, Hord Beinirsson es el poderoso señor de Odense que no ha ido hasta Hleidra, ya que ha dado como excusa el fallecimiento, aún reciente, de su esposa.

El monarca ha negociado la unión de la hija del rey de los Jutos, Olaf Gundersen, con uno de sus poderosos vasallos: el Jarl de Odense.

En todas las aldeas y en todas las ciudades de la isla de Fyn solo se habla de eso, o casi...

El jarl Hrol Knudsson ha decidido enviar a unos emisarios para que encuentren a la Dama de Escarcha, la que parece ser la maga más poderosa de Scandia. Ha seleccionado a su hija Jorunn Hrolfsdottir para ello, en su escolta a nombrado a Sigurdr Ivarsson y a Thorgrim Olavsson. Los demás habéis aportado vuestro apoyo a esta empresa gracias a vuestras reconocidas capacidades.

Os preparáis para el viaje, mientras en el muelle ya os espera el barco aunque antes debéis de esperar al jarl para escuchar las últimas recomendaciones de Hrolf Knudsson y zarparéis hacia vuestra misión, la angustia del pueblo se palpa en el ambiente debido a la gran responsabilidad que recae sobre vosotros.

Las nubes plomizas y rechonchas de tormenta, como gusanos hastiados de devorar carne putrefacta, se perfilan en lontananza amenazantes y aunque lejanas aun, el ligero viento que mece mis largos cabellos me susurra a los oídos advirtiéndome de que antes de que vea la luz de un nuevo día, quizás los cielos lloren sobre Midgard.

El pueblo murmura a mis espaldas, ¿no lo hacen siempre que ando cerca?, ¡claro que sí!, mas es mi nombre el que anida en sus labios cuando la necesidad toca a sus puertas.

Partimos hoy y aunque no he sido llamado por el Jarl, he decidido unir mis pasos a la marcha de quienes se marchan en busca de la Dama Escarcha de quien también yo he escuchado tantas historias.

Sól er landa ljóme,

lúti ek helgum dóme. 

Le digo a los cielos mientras espero la llegada de los que han de partir.

Debo aprovechar esta oportunidad para disipar cualquier duda que exista sobre mis capacidades. Y esta es una de esas oportunidades. Mi padre, mi pueblo confían en mi y nos los defraudaré.

Jorunn se acerca a sus acompañantes.- ¿Están listos, o van a esperar al Ragnarok para estarlo?

Me acerco tranquilamente con mí escoltado, hacia el embarcadero donde veo a tres personas más que deben de ser parte del grupo, para completar esta misión tan delicada, a simple vista no parecen guerreros,más bien gente de campo, espero que no tengamos muchos encuentros con gente de armas, espero que sepan dialogar bien y tengan una lengua ágil y don de palabras, creo que tendremos un viaje pasado por agua, espero que estos no se mareen en el viaje por mar,y traigan todo lo necesario, para esta misión, yo me quedo detrás del noble y que sea ella la que hable y haga las presentaciones, mientras yo seguiré observándoles.

¿Quién puede dominar el frío viento polar? 
¿Cómo someter el rugiente mar? 
Noches y días sin final, 
En mi salvaje tierra ancestral 

El inmenso mundo arrodillado,
Un jardín donde cosechar. 
Almas dóciles que masacrar, 
Bajo la mirada de su ojo acerado 

Odín, que en la batalla perpetua
Con tu bramido nos animas, 
Que no llegue el día de la tregua. 
Iremos a tus salones, por toda la eternidad 

Tómame dama del Valhalla
Caí con mi acero en la mano. 
Llévame hasta el más allá 
Para estar con mi hermano. 

¡Pero que me espere bebiendo!
Porque hoy no es el día 
Que con mi arma empuñando 
Vaya a acabar mi vida

Si alguna vez Wotan me favorece pudiendo elegir yo la apariencia de la Valkiria que ha de llevarme a los salones del palacio de  Valaskjálf, quisiera que esa Dísir tuviera la apariencia de la bella Jorunn.

Escuchar su voz, a mis espaldas, me obliga a dejar de lado las contemplaciones profundas por el momento.

Giro sobre mí mismo, despacio, hasta tenerla de frente aunque a cierta distancia, pero, antes de que palabra alguna nazca de mi boca, uno se hace presente ante nosotros; Y aunque no le conozco, o al menos no le recuerdo, habla con donaire y el porte de un skáld.

Le escucho en silencio.

Atento y con los brazos cruzados sobre el pecho.

Asiento satisfecho cuando concluye regalándole una sonrisa amplia y amigable.

Sus palabras me han llenado el alma y me veo obligado a hacérselo saber.

Que el camino salga a tu encuentro yo te deseo hermano, y que el viento siempre sople a tus espaldas favoreciendo tu andar.

Que la lluvia caiga suave sobre tus campos, y siempre encuentras el calor de los amigos cuando lo precises.

Y hasta que Wotan asi lo decida, que los Aesires y Vanires te sostengan en sus manos.

Me llamo Klemet Gandalvsson y un siervos de los dioses soy.

Pero tu, puedes llamarme a partir de ahora.

Amigo.

La gente murmura, los aullidos de los lobos en las frías noches son mucho mas acogedores que estos. Será un viaje largo, sin duda alguna, todo esta ya listo.

Nora recolocó su equipaje sobre los hombros y miró al resto de sus compañeros. Tan distante como de costumbre, el poema de Sigurdr hizó que mostrara una leve sonrisa en su rostro, una sonrisa que desapareció tan pronto como llegó.

Repasó las finas trenzas de cuero que adornaban sus brazos con los dedos y volvió a dirigir la mirada a sus compañeros, escudriñandolos con la mirada uno tras otro.

Que la cólera del mar despierte el coraje en los corazones firmes...

Thorgrim llegaba rezagado pero sin prisa y con una amplia sonrisa, lo habían elegido para esa comitiva y la noche anterior lo había celebrado a lo grande, un pequeño dolor de cabeza así se lo recordaba, bebió algo más de la cuenta, y teneindo en cuenta que era duro de mollera eso era mucho, la sonrisa se ensanchó más aún cuando recordaba despertarse al lado de dos bellas y preciosas mujeres, no recordaba con total claridad lo sucedido, pero si recordaba haberlo pasado en grande, los dioses estaban de sus lado al proveerle de tales regalos de la naturaleza,

Caminaba con paso firme, y decidido desde la distancia veía como el grupo que debía partir ya casi estaba preparado, el bulto que portaba en la espalda era todo lo que necesitaba, pues también llevaba lo más preciado para el,  su arma, su gran hacha que tantos momentos habían vivido juntos, el arma que le acercaba cada día más a Odín que oía como hablaba con sus hazañas, el sabía que tenía un lugar reservado en el Valhöll, era lógico imaginar como muchos de sus adversarios se paralizaban al contemplar venir a aquella maza de músculos y agilidad con el arma...

El grupo parecía estar preparados y listos, además en el ambiente reinaba un aura de templanza y ánimos por partir...

- Perdonad mi torpeza al retrasarme, estoy listo y preparado para partir...  golpeó tres veces con la mano en el hacha como si eso fuera todo lo necesario para él.

- Señora, -  se dirigió a Jorunn,  Cuando disponga partimos...

El Jarl Hrol Knudsson ha confiado en mi para acompañar a su hija en esta misión. Es un Gran Honor.

Observo al resto de los integrantes del grupo Jorunn Hrolfsdottir, la hija del Jarl, Sigurdr y Thorgrim, dos Grandes Guerreros, Klemet, un Thurl y finalmente Nora, una Guardabosques y Letal Cazadora. No he trabajado codo con codo con ellos pero si que tengo buenas referencias de cada uno de los integrantes del grupo.

Escucho el poema recitado por Sigurdr y asiento pues sin duda levantará la moral de aquellos que lo necesiten en este momento, aunque no es mi caso.

Tras comprobar que llevo todo lo neceario miro fijamente a Jorunn Hrolfsdottir y asiento.

- Cuando gusteis. - digo simplemente.

señora creó que va siendo hora de embarcar y allí podremos hablar tranquilamente todos, para conocernos y saber más de la misión y que plan tomar, aunque también seria bueno saber las profesiones de todos, entro yo primero en el barco para comprobar de que todo esta bien y seguro, salgo del barco y espero hasta que llegue el jarl

Extrañamente mis palabras para con el compatriota “skáld” parecen caer en un saco roto.

No hay respuesta alguna de su boca y esa actitud basta para que rápidamente pierda el interés en el resto de la charla.

Vuelvo a girarme de cara al mar, dejando mis ojos vagar sin rumbo y mientras espero la llegada del Jarl.

Ya deseoso de comenzar el viaje.

El barco que os conducirá a las costas de Noruega se balancea suavemente contra el muelle de madera en el que se ha congregado una considerable multitud. Unos niños despreocupados juegan cerca de ellos, corren entre las piernas de los marineros que acaban de embarcar los víveres y las reservas de agua. El jarl, su esposa y una parte de su guardia se sitúan frente a vosotros. Escucháis las últimas recomendaciones de su soberano antes de embarcaros en este viaje que se anuncia glorioso. La voz ronca y fuerte de Hrolf Knudsson sofoca el sonido de las olas que chocan contra el pontón y todo el mundo lo escucha en silencio. Sobriamente, con la parquedad de palabras que lo caracteriza, el jarl halaga su valentía y apela al favor de los dioses en esta empresa. Luego abraza brevemente a cada uno de vosotros hasta llegar al que ha sido designado responsable de la expedición. Hrolf saca entonces de su bolsa una joya de plata y se la entrega. Es un colgante con la forma del martillo de Thorr, grabado con runas, que se supone que trae buena suerte. Es un regalo de gran valor, ya que este objeto está en su familia desde Kjari, el fundador del clan y, por tanto, este obsequio hace ver a los presentes lo importante que es para el soberano la misión que deberéis cumplir. Después de despedirse de sus parientes y amigos, los personajes suben a bordo. Pronto el navío se aleja del muelle y comienza a avanzar lentamente por la desembocadura del río, donde ha sido construida la ciudad, hasta el mar. De pie en la popa, cerca del timón, veis cómo se alejan poco a poco del lugar en el que han crecido para vivir su primera verdadera aventura. Cuando los tejados ya han desaparecido tras los árboles que bordean la orilla, los recuerdos de estos últimos días se agolpan en sus cabezas.

El viaje empieza...

Palabras vacías y afecto sin sentido...

Tras escuchar las palabras del Jarl, Nora caminó con la mirada perdida en el infinito mar hacia el barco. Montó en este despacio, descargando al momento sus bolsas en uno de los lados del barco. Tras dejarlas se sentó apartada del resto de los viajeros y miró como la costa desaparecía ante sus ojos.

Mi tierra, mi hogar, volveremos a vernos... pronto.

Las palabras del Jarl me parecen banales, sin afecto alguno, como dichas estudiadamente con el único fin de quedar bien con aquellos que van a acompañar a su hija en la misión.

Una vez terminada la "charla" del Jarl y tras recibir un abrazo más frío si cabe que las palabras escuchadas previamente me dirijo al barco tras Nora.

Cuando nos alejamos de la costa mi mirada se pierde momentáneamente en el horizonte.

- Que Odín nos proteja y nos guíe.

Tanta espera, ¿para un discurso tan pobre? espero que lleguemos enteros a destino y sea un viaje tranquilo, pero con la suerte que tengo últimamente, nos meteremos en alguna que otra bronca,Jorunn Hrolfsdottir ¿cuáles son sus órdenes?¿A cuantos días está el objetivo?

Las voces de mis compañeros se pierden en el viento que infla la vela del Knarr en el cual navegamos.

Observo la espuma acariciar los “flancos” de este corcel de madera que cabalgamos mientras las ondas provocadas por nuestro lento navegar va deformando el tranquilo manto de agua hogar de Jörmundgander hijo de Loki.

Busco los signos que los Aesires me dejan ver, imploro silenciosamente también a los Vanires por augurio mientras recito por lo bajo la secreta letanía que me fue enseñada.

Cierro los ojos, y me sumerjo en las profundidades de mi alma/mente/corazón.

De mi a mí mismo, como hizo Wotan alguna vez.

Y espero,

Por algún mensaje.

• Pesadilla: hace una semana que en mitad de la noche Hrolf Knudsson se despertó empapado en su cama. Tuvo una pesadilla y lanzó un grito que despertó a todos. Cuando ya se había tranquilizado, os contó su horrible sueño:

"yo estaba remando en un Knörr que había sido construido con los huesos de la gente de mi pueblo. Estaba solo y, sin embargo, el barco mágico avanzaba sin que hubiera marineros que lo manejasen. El mar era de sangre, una niebla espesa me rodeaba por todas partes. Tenía tanto frío. Luego, poco a poco, la bruma se fue disipando. Yo he visto... ¡Por todos los dioses! ¡Yo he visto llamas infernales apoderarse de nuestra tierra! Las casas, los campos, los bosques de Fyn estaban ardiendo. El humo negro tapaba el cielo y arrastraba un abominable olor a carne abrasada. El barco se ha acercado a la orilla. En el mar, los cadáveres flotaban entre montones de escombros. Los gritos de dolor llegaban hasta la playa. Aquellos que esperaban escapar por ahí tenían las ropas quemadas y agonizaban sobre la arena donde los monstruos marinos remataban a los heridos y devoraban sus cuerpos. ¡Por Odhinn! ¿Qué significa todo esto?"

Así es, los dioses han hablado a los señores de Midgardr a través de sus sueños. Esto es un mal presagio...

• Adivinación: a la mañana siguiente, Hrolf Knudsson interroga a la völva​ de la comunidad sobre el significado de este sueño. En la oscuridad de su casa, entre el humo del hogar, la maga invoca el poder de las runas, pero su rostro parece dubitativo. Puede confirmar que un inmenso peligro amenaza con devastar el país entero, quizá Scandia en su conjunto. Pero cuando el jarl insiste en que sea más clara en cuanto a la naturaleza de ese peligro, ella sacude tristemente la cabeza. El mensaje de Odhinn parece difícil de interpretar, ella no sabe qué pensar. Luego, con un dedo febril, señala la extraña figura que forman los tres huesecillos que se han deslizado a un lado: "¡Aunque yo sé quién puede tener la respuesta!", susurra con un murmullo...