Partida Rol por web

¿Qué parte de basta es la que no entiendes? Tal vez sea que ahora lo que no entiendes es contra quién te enfrentas.

Entre espasmos de dolor, en el límite de la consciencia, agarró con firmeza al gusano y con un grito inarticulado de furia primigénea le arrancó la sucia cabeza de un bocado.

Ahora que te he encontrado no te voy a dejar marchar...

Escupió la masa viscosa a un lado y bajó las manos al vientre. Rebuscó en su fragmentada y frágil mente. Los días de la Academia Nova UX21. Los días de la Fantasma. Tanteaba con cuidado, desde las sombras, oculta a la dura mirada de la agente de operaciones especiales. Si bien aún no era una mujer libre, técnicamente, era más libre y eso bastaba.

Encontró lo que buscaba y abandonó los fríos recuerdos y doctrinas que amenazaban con atraparla nuevamente. Se deslizó por un pequeño conducto de ventilación y se dejó llevar, arrojándose al vacio para caer en picado y sumergirse en en la helada piscina cubierta de hielo que era su mente. Allí reposó tranquila, formando ondas con los brazos, sumergida y silenciosa, concentrando su voluntad. Rozando con aprensión su abdomen perforado. Creaba pequeñas corrientes con los brazos para que cruzasen su cuerpo, dejando a su paso un pequeño rastro de cristales de hielo que se aferraban a los músculos y órganos desgarrados.

Incrustado mi cuerpo de mala manera en el destartalado Goliath, avancé a trompicones por el vasto y árido desierto bajo un sol antigano de dos pares de cojones. Por fin, llegué a la nave prototipo y pude contemplar en primer plano que si el Goliath había salido bastante perjudicado del tremendo accidente, la nave tenía pinta de no poder volver a utilizarse en mucho, mucho tiempo.

Detecté un ligero movimiento en el interior, y en un principio me dispuse a manejar los controles de armamento pesado, pero finalmente logré divisar al piloto, Jonas Marron, balbucear jadeante y, al menos, a salvo. Me acerqué lo suficiente e hice un ademán con la mano, totalmente despreocupado de cualquier herida que tenía, por grave que fuera.

- Quién va a ser sino ? - le dije gruñendo - Pues eso me gustaría a mí, pero me temo que voy a necesitar ayuda para conseguir salir de este cacharro. -

Eran perfectamente visibles los desperfectos del Goliath y los estragos que habría que hacer para intentar sacarme de ahí... al menos de una pieza. Volví la cabeza hacia Marron y grité algo casi escupiendo.

- Y los demás, hay alguien más ahí contigo ? Podéis salir o estáis atrapados ahí dentro ?

El piloto carcajeó fuertemente antes de agacharse para hacer el esfuerzo conjunto con el soldado con el fin de sacarle de la estructura.

—Estoy yo sólo y... no hay ningún sitio de donde salir, colega. Estamos bajo el jodido solo varios kilómetros al noroeste de DN-II, perdidos en medio de la nada... pero a salvo.

Miró a su alrededor buscando a alguien más y luego se acercó a Connor para decirle algo disimulando cierta discreción pero publicando sus palabras.

—Aunque sospecho que la rubia maciza nos está observando oculta como acostumbra —dijo antes de volver a soltar una socarrona carcajada.

Como cada vez que habla Coogar se tambalena mis cimientos morales, todas mis convicciones son tiradas por tierra y me lleva a plantearme otras posibilidades que quizás mi cabeza dura de soldado no haya analizado antes. Sus palabras resuenan en mi cabeza y una vorágines de sentimientos e ideas me abate: -Joder, No! no me puede pedir eso, dejar a una lado todo lo que he sido estos años para convertirme en un rebeldes más, pero... he de reconocer que la causa es justa, están ayudando a la población indefensa, protegiéndola del puño del poder.

- Amigo mio, después de todo este viaje creo que te has ganado el que te llame así, creo que poco puedo hacer por ti ahora mismo, pero si tu voluntad es que ayude a la población antigana yo continuaré tu legado.

Continuo haciendo inspecciones quitando chatarra y tratando de salir de aquel inmenso armazón de hierros retorcidos.

- Jodida zorra. Ya podría echarnos un cable. - le dije mientras se acercaba a ayudarme - Qué mierda de situación, pero al menos estamos vivos, como bien dices.

- No tenemos el origen de ninguna señal en los alrededores ? Que ha sido de todas esas comunicaciones existentes antes de estrellarnos ? - pregunté algo pensativo, mientras intentaba sacar inútilmente mi pierna del amasijo de hierros reforzados.

El piloto miró a Connor arrugando el gesto, sorprendido por la absurda pregunta del soldado.

—Claro hombre, ahora recibo mucho mejor todas esas emisiones. Debe ser que la chatarra hace mejores los receptores. ¡No te jode! —dijo con una evidente ironía.

Volvió a tirar del hombre para ayudarle en su tarea de liberarse de la chatarra que lo oprimía.

—Venga, déjate de tonterías y sal de ahí, joder.

- ja ja ja ja - carcajeé de veras mientras marron lanzaba una forzuda mano por entre el amasijo de hierros con evidentes intenciones de sacarme de ahí - maldito bastardo, no es momento para bromas - contesté con gestos de dolor, la misma risa me provocaba unos dolores insoportables.

- No pretenderás sacarme a tirones de aquí verdad ? Solo conseguirías arrancarme un brazo, so bestia. venga, encuentra algo por ahí que sirva para cortar o doblar algunos de estos hierros.

- Al sur... de las montañas...habla con... con los...hijos de Kor...haaal.

Apenas se deslizan las últimas palabras fuera de su garganta, junto a su último aliento exhala controversia. Cierras sus ojos con extremo cuidado mientras meditas acerca de sus palabras. Fuiste reclutado a la fuerza tras tus actividades como contrabandista, y aunque no sea el mejor trabajo del mundo las más de las veces, tostar gente resulta liberador y la Confederación te brinda numerosas ocasiones de emplearte a fondo en la tarea.

Mientras examinas los hierros retorcidos buscando un punto por donde abandonar esta carcasa retorcida, piensas que tú también tuviste una familia en su momento, y al igual que los colonos, hiciste lo necesario por protegerla y mantenerla. Sería colaborar con terroristas, pues la propaganda confederada sobre los Hijos de Khoral está muy difundida por toda la extensión del territorio terrano, pero lo que Coogar te ha pedido con sus últimas palabras no dista nada de lo que te viste obligado a hacer para poner comida en la mesa a la que te sentabas con tu mujer cada noche.

Echando un vistazo al inmóvil montón de metal que contiene el cuerpo inconsciente del recluta Brian te decides finalmente. Vas a salir de aquí, y a sacarle afuera.

Escupiendo a un lado, te subes a los restos de un banco combado acercándote al techo. Agarras un grueso tubo que se ha interpuesto en tu camino y empleando la fuerza de tus músculos apoyados por servomotores poco a poco vas doblándola para abrir paso. Tu objetivo, abrir a puñetazos el hueco abierto por los misiles, que con una chapa de metal endeble Brian soldó durante vuestra corta aventura aérea.

Jonas sube a la cabina dispuesto a echar una mano a Teddy para que abandone el interior de la máquina, pero cambia de opinión rápidamente. Las gruesas planchas de blindaje abollado le habrían dejado sin pierna si no fuera equipado con la armadura marine. Hará falta un cortador de fusión y tiempo para sacarle de ahí dentro sin dejarle lisiado y cojo. Por el momento el Goliath tendrá que servirle como sustituto a la hora de andar.

Y en mitad del silencio del desierto pedregal, bajo un sol despiadado que no deja más sombras ante su presencia que las proyectadas por las rocas más imponentes, se oyen varios sonidos metálicos. Proceden de la nave, y parecen golpes violentos contra el casco.

Os acercáis a echar un cauto vistazo con las armas a punto para freír cualquier cosa hostil que intente amargaros más el día.

Con un último y potente golpe un enorme puño blindado en metal rojo salta una plancha de metal de la parte superior del destrozado prototipo, emergiendo poderoso desde su interior. Sujetándose al techo, Nexus sale hasta la cintura con el otro brazo apuntando a un lado y a otro con su otro lanzallamas, hasta que la intensidad de la luz solar que le impedía ver con claridad le permite ver frente a él al piloto y al sargento Connor a los mandos de un Goliath medio aplastado.

Los tres se encuentran apuntándose entre sí con sus armas.

La escena cambia, y los pensamientos también. El curso de estos se detiene, en el gélido estanque generado por la voluntad de Uriel. Nada se mueve a excepción de las heladas gotas de agua que suben hasta su herido vientre, cristalizando cual estalactitas. Poco a poco, con la lentitud de un glaciar el vacío va llenándose.

No hay dolor. No hay ruido. No hay lodo.

Una completa insensibilidad se apodera de Uriel, en un sueño controlado, disciplinado. Una calidez agradable se extiende por sus miembros inferiores, helados hasta ahora. La misma calidez que se extiende por el resto de su cuerpo con rapidez.

Una gota de sudor cae rodando por la perfecta mejilla, despertando de su inconsciencia letárgica a la fantasma. Una luz blanca e intensa la ciega momentáneamente. Intenta reaccionar apartándose mediante una voltereta que vuelva a ponerla en pie y la aparte, pero su cuerpo tullido de dolor únicamente le permite llevarse una mano a los ojos para protegerlos y otra al dolorido abdomen. Está húmedo y pegajoso. Sangre. La herida aún está fresca, pero es mucho más pequeña de lo que debería por sus recuerdos. El abundante rastro de sangre que se va filtrando por el suelo reseca hasta un cercano pico calcáreo así lo atestigua.

El calor que sentía y que cada vez percibe con mayor intensidad es el del abrasador sol de Antiga Prime. Levantándose hasta acabar de rodillas, Uriel contempla el desértico pedregal en el que se encuentra. Un yermo con apenas un o dos árboles resecos que se extiende alrededor de ella salpicado por grandes rocas. Lejos de ella, como a unos trescientos metros una nube negra y aceitosa se eleva desde una enorme piedra erosionada por los elementos. Nada más.

El rifle de francotirador pese a su buena factura, yace unos metros más atrás presentando daños estructurales, aunque todavía podría utilizarse. Lo cual podría resultar necesario, pues ya adaptada a la luminosidad reinante, Uriel cree percibir movimiento en dirección norte, si el sol está en la posición correcta. Algo está levantando mucho polvo en su camino, pero por suerte aún está muy lejos en el horizonte.

El piloto relajó las facciones e hizo un gesto despectivo con la mano.

—¿Y tú qué, descansando a la sombra? —le reprochó a Nexus.

Se dio la vuelta dando la espalda al resto del grupo y caminó unos pasos hasta estar a unos metros de la nave.

—Mira Connor, quizá Cagafuego pueda echarte una mano con tu problema. Yo mientras tanto esperaré aquí a que todos os terminéis de levantar de la siesta.

Se sentó en el suelo y posteriormente se tumbó boca arriba con las manos detrás de la cabeza.

Mira, qué bien... El equipo de rescate. Pensó con amargura e ironía.

Hay que organizarse...

1.- ¿Qué o quién se acerca?
2.- ¿Dónde estoy?
3.- Daños reales de mi arma.
4.- ¿Dónde está el resto de gente?

Palmeó, un poco torpemente al principio, por su cabeza y cadera hasta dar con la máscara de su traje Fantasma. Una vez cubrió su rostro con ella, estableció contacto con la computadora de apoyo.

Centró su mirada en aquello que se acercaba y utilizó la visión telescópica del traje para intentar descubrir qué era lo que se acercaba.

Computadora, análisis de la imagen. Si algo se podía ver entre la nube de polvo dejó que la computadora personal lo descubriese o al menos clarificase la imagen.

Computadora, coordenadas de situación actual y puntos de referencia cercanos.

Prefirió saltar el trercer paso de su lista, ya que sería mas laborioso, y saltó al cuarto. Frente a una posible amenaza desconocida el tiempo apremiaba y había que optimizar el tiempo de reacción, dando prioridad a pequeñas acciones de análisis visual, a penas unos segundos, y que la computadora de a bordo analizase la información. Cambió a visión térmica para buscar en el alcance de la misma rastros de calor. Obviando la enorme columna humeante, la nave, otras siluetas podrían ser, con cierto grado de seguridad, los otros tripulantes.

... Sus compañeros.

- Joder, el firebat, -dije a Marron al verlo aparecer por entre las ruinas de la nave prototipo- ya te daba por muerto, Nexus. -esta vez me dirigí a él directamente-

Me relajé y aparté los débiles brazos desde donde ahora salían las armas del Goliath para que dejasen de apuntar al firebat, pues ya no había peligro alguno, al menos por el momento. Escuché a Marron emocionarse para que Nexus fundiera el amasijo de hierros que me rodeaba, pero lo cierto es que empezaba a encontrarme hasta cómodo en mi nueva prisión de metal abollado y entrecruzado.

- Eh eh, tranquilo. hazlo pero procura apuntar bien, estamos ? -le dije a Nexus con cara de no estar muy convencido del plan para rescatarme.

Me dolía la pierna horrores, pero aguantaba bien el dolor. Tantos años y años de servicio militar me habían endurecido física y psicológicamente, aunque los últimos acontecimientos para con los xenomorfos me hizo recapacitar sobre esta última.

Después de la abrupta aparición en el exterior de la nave, reconozco al piloto y a Connor mientras escucho las irónicas palabras de bienvenida de Marron y bajo el arma. Observo la escena y se me escapa una sonora carcajada fruto de la sorpresa del reencuentro y la situación de mis dos compañeros.

-Os veo un poco atareados, ja, ja, ja por aquí dentro hemos sufrido la baja de Coogar y Brian no reacciona según los datos que aparecen en mi pantalla está inconsciente, pero con vida. - Digo asomando la cabeza por el pequeño agujero que había abierto en la chapa.

Dejo a Brian debajo del metal que le cubría, en espera de obtener ayuda para poder sacarle y tratar de que reaccione. Y salgo de la nave dirigiéndome hacia donde estaba aquél coloso arrugado de hierro.

- Por lo del amasijo de hierros que llevas encima, bueno... ehhmm... o que te lleva a ti... bueno, eso.. da igual... no te preocupes Connor que eso lo arreglamos ahora mismo. -

Me acerco arrastrando el peso de mi cuerpo y armadura hacia donde está Connor y enciendo uno de los lanzallamas a mínima potencia para probrar si sería suficiente o habría que darle más gas pero sin pasarme y churruscarle.

Bajando el polvoriento visor, y siguiendo tus ordenes verbales, el ordenador procede a enfocar la humareda que se acerca por el horizonte. Logra identificar cinco estelas de polvo que se acercan con movimiento irregular pero veloz, superior a los 200 km/h. Las delicadas lentes han sufrido desperfectos y no logran claridad de imagen suficiente para conseguir una identificación más precisa. No importa, al ritmo actual llegarán hasta tu posición en unos pocos minutos.

Escuchas al ordenador mientras te informa de los resultados parciales de búsqueda, y mientras tanto empleas el visor térmico para buscar supervivientes en la nave. Incluso tras ajustarlo manualmente para no quedar cegada compruebas que se trata de una mala idea. En mitad del calor reinante la imagen es de un rojo continuo, delimitado por los negros perfiles de las rocas. Levantándolo para volver a emplear tus propios ojos en la inspección asumes que tendrás que prescindir de él mientras te encuentres en este lugar.

Este lugar, según te indica la inteligencia auxiliar informatizada, se encuentra en 40'24 N - 3.21 W. Eso os sitúa a 84.62 km al Noroeste de DN-II en dirección a las cadenas montañosas. Al parecer habéis tenido suerte de no estamparos contra ellas, pues las cordilleras son amplias y escarpadas, letales en caso de colisión. Tu mente analítica no pasa por alto el detalle de que algo más al nordeste debe encontrarse el campamento rebelde que Huge os encomendó atacar antes de que todo este desastre comenzara.

Pensando deprisa recoges tu rifle del suelo, limpiando la boquilla, ya que falta parte de la sofisticada mirilla. Te percatas de una desviación pequeña pero inaceptable en el puente de proyección y desperfectos en el cañón. Una escopeta de feria hasta que puedan efectuarse reparaciones y calibrados. Echando mano a la pierna desenfundas la pistola y la compruebas. Salpicada con tu sangre, se encuentra en mucho mejor estado. Sacando y volviendo a introducir su cargador te sientes mínimamente preparada para actuar.

El firebat apunta con el puño a la parte inferior de la cabina del Goliath y emplea una descarga de plasma continuada contra ella. Tras medio minuto bañando el metal en plasma ardiente lo golpea con el puño, deformando ligeramente su superficie. No servirá; el blindaje es demasiado grueso para ser dañado seriamente por armas antipersonal, e imposible de emplear desde el interior de la cabina sin convertir al sargento Connor en asado de marine. Hará falta material especializado, como el que Brian empleó durante las reparaciones de emergencia.

Marron se incorporó al oír las palabras de Nexus.

—¿Quieres decir que hay más gente ahí dentro? —dijo mientras se ponía de pie en un salto—. ¿Y a qué esperabas para sacarles?

Tras la pregunta se puso a separar el amasijo de metal en el que se había convertido la nave a partir del hueco por el que había salido el Firebat.

—Vas a tener suerte, Connor. Te ha correspondido la tarea de... —dijo alargando la última letra—...chatarrero. Y tú, Cagafuego, trata de dejar este hueco suficientemente abierto, voy a entrar.

Señalaba el hueco por el que había salido Nexus. Se disponía a entrar por él para buscar al resto y recuperar algunas herramientas útiles.

—Connor, cuando más chatarra puedas apartar de este hueco mayor margen de maniobra tendré. Ale, a currar —dijo acompañando las palabras con una palmada.

Antes incluso de que Marron terminara de pronunciar sus palabras con cierto tono jerárquico, ya me dispuse a maniobrar con aquel enlatado Goliath -o lo que quedaba de él, más bien- y lo puse lo más cerca posible del agujero que mencioaba el piloto, el cual ya parecía empezar a aproximarse hacia allí.

Instantes antes tuve que desechar la idea de intentar carbonizar la destartalada máquina ya que la seguridad con la que el firebat parecía hablar mientras se explicaba dejaba mucho que desear. Preferí, pues, no arriesgarme y esperar a obtener las herramientas necesarias para abrir un boquete lo suficientemente grande como para que finalmente pudiera escapar de ahí de una pieza y sin chamuscarme.

En silencio, moví lo que quedaba de los brazos los acerqué al agujero donde se aproximaba Jonas Marron.

- Bien, ya estoy preparado. Y no olvides tu lugar, piloto. Aquí el oficial de mayor rango soy yo.

Le hablé con cierto tono cómico. Ambos habíamos pasado por una experiencia en la que teníamos que colaborar codo con codo, dejándo aparte los típicos malentendidos de superioridad aristocrática que, en esta ocasión, dejamos olvidada en el Centro de Mando arrasado por las bestias, junto a esos cerdos Confederados.

El piloto miró altaneramente al sargento Connor.

—¿Estás seguro de eso sargento? —dijo enfatizando cada sílaba de la última palabra de su pregunta.

Marron no estaba acostumbrado a recibir órdenes. Hacía ya mucho tiempo que pasó de la disciplina militar a trabajar por libre pero todavía recordaba aquellos tiempos.

—Sargento Marron —le llamaban y eso le molestaba.

Estaba aburrido de las dichosas condecoraciones y de comentarios como el que acababa de disparar Teddy.

—Déjate de soplapolleces. Deja de comportarte como un maldito marine —dijo antes de disponerse a entrar por el agujero.