Partida Rol por web

El montañés contemplaba como Mut avanzaba por el río. Estaba bien atento por si tenía que tirar de la cuerda para sacar al mediano.

Deberías haber pasado tú primero -pensó con un punto de remordimiento-, aunque él sea el más fácil de remontar si se cae, también es el que lo tiene más difícil para pasar sin ayuda. Pero bueno, ahora ya está hecho. Vamos allá.

Visto que se habían preparado las cuerdas necesarias, acomodo mis cosas y sujeto bien la mochila para evitar cualquier problema. Miro a Samman un momento, preocupado un poco por mi poca capacidad de nado, y al escuchar las palabras de Mut sonrío pues me parece una adecuada idea.

"- Me agrada la idea de atar a la pequeña a una de las cuerdas... aunque la lleve conmigo, si no puedo mantener el equilibrio por lo menos ustedes podrán sacarla- digo y miro hacia el río-. Bien, creo que será momento de cruzar".

El primero en cruzar es Mut, es que los que tiene la tarea más complicada ya que va a ser el primero, pero también parece ser uno de los mejores nadadores del grupo. Se da cuenta de que con la cuerda de que él no tiene cuerda y tiene que aceptar la que le ofrece Angainor. Le cuesta un poco cruzar, parece haber un poco más de corriente de lo previsto. Pero lo consigue y ata los otros extremos allí en destino.

Pese a las cuerdas, y que son de ayuda, Lorgan es uno de los que tiene que transportar a su animal. Le cuesta casi el mismo tiempo que al mediado, pero lo consigue.

Wyrmir, que había presumido un poco de saber nadar bien, se topa con que la realidad no es tan fácil. Y pese a no llevar carga extra, tarda tiempo similar al de sus compañeros.

Otro cantar es la semi elfa. Que parece que la corriente del agua no vaya con ella, y cruza el afluente con facilidad pasmosa.

Angainor, que tiene el acierto de atar su Samman a una de las cuerdas, aunque vista su nefasta habilidad nadadora, lo mejor hubiese sido también atarse la otra el mismo, entre todos seguramente también lo podrían haber ayudado. Aunque si de algo se caracterizan los enanos es de su terquedad. Avanza lento, el más lento de todos, en su rostro se puede ver la cara de susto auqnue después lo niegue. Parece que de un momento a otro la corriente lo va a vencer. Al final, ya cansado por el esfuerzo logra llegar a la orilla. Habéis pasado todos.

Nos ha costado, pero por fin estamos del otro lado. Hasta a Samman y Viento les resultó toda una experiencia el enfrentarse a su primer contacto con el agua corriente.

-Henos aquí, amigos... Mojados, como suele ser en esta aventura, no nos queda otra que secarnos un poco mientras reponemos fuerzas. Buena idea la de la hoguera, Mut -comento mientras recupero mi cuerda y la enrollo para guardarla. Nunca se sabe cuándo puede volver a hacernos falta.

Me siento cerca del fuego, escurriendo mi capa y lo que pueda de mi ropa, y dejando que el calor chisporroteante de la hoguera haga efecto en el frío que siento por la humedad persistente de mi vestuario.

"Con lo que siempre cuidaron en que evitase catarros y enfermedades de pequeño, y ahora me paso el día entre lluvias y ríos. No deja de ser irónico. Si mi madre me viese ahora, me castigaría por desobediente, a pesar de mi edad" , evoqué con nostalgia mis tiempos en casa.

-Ahora nos queda el día por delante, cuando recuperemos el aliento quizás comiendo algo, podemos acercarnos un poco más al objeto de nuestra visita, ahora que estamos tan cerca. Eso sí, con cautela. 

Tras devolver las cuerdas a sus legítimos dueños y secarnos al calor de la hoguera decidimos proseguir nuestro camino rumbo a los túmulos.

- Las cuerdas han sido de gran ayuda, no hemos estado muy finos al cruzar...se ve que nuestros músculos estaban todavía entumecidos y el frío del agua no nos ha ayudado...pero al calor de esta hoguera entraremos en calor rápidamente...

En cuanto estoy seco me preparo para continuar el viaje. 

- En cuanto estéis secos y hayáis entrado en calor seguiremos, no nos queda ya mucho y puede que compense hacer un pequeño esfuerzo y llegar cuánto antes...además cruzar el río nos ha retrasado un poco...

Apenas termino de cruzar me inclino apoyando ambas manos sobre mis rodillas, tomando aire a bocanadas hasta tranquilizarme un poco. "Maldita sea la corriente... pensé que el tiempo en el mar me había quitado un poco el desagrado que me produce", pienso mientras me relajo de a poco.

Camino hacia la hoguera sacudiendo mi cuerpo tanto como puedo y escurriendo la ropa, y en el trayecto tomo a Samman para que también se caliente y seque un poco. Al mirarle, me causa gracia el darme cuenta que tampoco se ha sentido a gusto con el agua. La entiendo, algunos no estamos hechos para ella.

"- Si... así es... tendríamos que haber esperado a calentar un poco el cuerpo antes de cruzar- digo sin quitar la vista del fuego ante las palabras del mediano-. Tal vez lo de la comida o bebida puede venir de la mano del descanso- digo mirando a Lorgan y continúo- pues, como dice Mut, lo mejor será intentar llegar lo antes posible a destino".

Wyrmir se acerca rápidamente al fuego con la mandíbula bien prieta para que no le castañeen los dientes.

Mientras cruzaba iba tanteando poco a poco el suelo con los pies -dice con fingida soltura-. A veces, si se ha desprendido alguna roca grande del lecho del rio, puedes zambullirte de sopetón y terminar mojado de pies a cabeza. Por eso he tardado un poco más.

Se frota las manos y da unos saltos para calentarse y para animarse.

Ahora sí que estamos bien despiertos, ¡nada como un buen baño a primera hora para empezar la jornada con fuerza! Hoy será el gran día. Ahora que cuento con vuestra ayuda y con la maravillosa Euriel, capaz de bailar sobre las aguas como una hoja de otoño, siento que pronto recuperaré esa reliquia que tanto tiempo lleva ya escondida.

¡El Espíritu del rio nos ha permitido cruzar y el camino hace como bajada para mis pies!

Hubo una pequeña charla sobre cuando sería mejor caer, peor la mayor parte del grupo parecía opinar que no mejor dejarlo para más tarde. ¿Tal vez temiendo que llegase la oscuridad de la noche? Alguno parecía tenerle bastante respeto a que se tratase de un túmulo.

Euriel que oteaba el horizonte y respiraba por la nariz como tratando de oler algo, se giró a su compañero de piel blanca y sonrió por su comentario.

En cualquier caso, el escollo del río estaba salvado, solo quedaba secarse tanto vosotros como las pertenencias para evitar enfermedades y estropicios. El cielo seguía nublado, por lo que el solo no iba a ayudar, pero al menos tampoco se había puesto a llover.

Una vez todo dispuesto quedaba retomar el camino. Aunque ahora el camino propiamente dicho no estaba nada claro, parecía haber una senda, pero... ¿Sería la correcta? Un par de lomas más allá, la senda pasaba por delante de una casa hecha de piedras. Con tejado de madera y una chimenea de la que... salía humo.  

-Fijáos en ese humo -señalé a mis compañeros- No sabría decir por qué, pero una casa habitada en medio de este lugar no me trae buena espina. Ojalá me equivoque, pero creo que debemos ser prudentes respecto a quien pueda haber dentro.

La senda era la que era, y parece que debíamos seguirla. Sin duda, al pasar ante la casa, quienquiera que la habitase notaría nuestra presencia. Por ello, estar alerta no me parecía una idea descabellada.

Quizás fuese algún anciano que añoraba tiempos pasados, pero no podía descartarse que fuese el refugio de alguna mala persona.

-Opino que no lancemos las alarmas pero estemos prevenidos ante algún ataque. Tal vez quien haya dentro nos ayude, pero por experiencia sabemos que no siempre es así.

El camino ya se hace más estrecho. O nos hemos equivocado de camino en algún sitio anterior o es que ya estamos llegando a los campos del túmulo.

El montañés cerró los ojos y olió el aire como había visto que hacía la perendhil: intentaba saber si se estaba cocinando algo en aquella casa, pero estaba demasiado lejos como para oler nada. Además, la humedad del aire en cierta manera amortajaba cualquier percepción.

Abrió los ojos y negó con la cabeza, haciendo balancear sus pendientes de hueso pulido.

Vamos a ver si vive alguien en esa casa. Quizás nos podrían terminar de orientar para llegar hasta la tumba. Ya no puede estar demasiado lejos.

Escuchó las palabras de Lorgan y luego añadió su otra opinión.

Lo más normal es que sean los habitantes de esa casa los que tengan miedo de nosotros. Somos cinco desconocidos y vamos bien armados.

Lo que quizás sería más prudente sería ver si tienen trampas puestas alrededor de la casa. Yo las pondría si viviese aquí.

Una casa habitada, normalmente no me preocuparía por ello pero viendo que Lorgan se preocupa en que estemos alerta pienso que debemos hacerle caso. Al fin y al cabo el instinto es el instinto.

- Lo mejor es que nos acerquemos a la casa con cautela, si os parece bien podríamos dividirnos en dos grupos...uno que vaya por la parte de atrás y otro que siga el camino. - miro al grupo y me ofrezco voluntario - Yo me adelantaré un poco y me esconderé desde una posición que pueda cubriros. Soy pequeño y sé esconderme, dos de vosotros que caminen por la senda y los otros que vayan por detrás. En caso de que nos ataquen yo os cubriré y tendremos la ventaja. Aunque no creo que eso suceda...

La verdad es que no creo que nada malo vaya a pasar, pero mejor prevenir que curar. Desde la distancia observo la casa e intento discernir algo que pueda ayudarnos aunque no tengo mucha fe en esto ya que aunque tengo buena visión estoy demasiado lejos.

- Me voy adelantando para buscar una buena posición, decidid quiénes van por la senda.

Hay recelo por lo que pueda ocurrir. Y el mediano plantea un “engaño” haciendo como que se sigue por el camino mientras otros aguardan en posiciones estratégicas.

Se planea y se ejecuta con rapidez, el resultado es que... no ocurre nada. Así que habrá que decidir si se llama a la puerta o se pasa de largo haciendo caso omiso a la casa.

Por lo demás, solo parece una casa normal. Los que dan la vuelta ven una carretilla y lo que parece ser una casita pequeña de guardar herramientas.

Ejecutamos mi rápido plan con celeridad y eficacia aunque realmente puede que me haya puesto paranoico ya que no ocurre nada.

- Considero que la dama Eruiel, Wyrmir o Lorgan deberían llamar a la puerta. Son los más presentables y creo que ver a un hobbit o a un enano bien armado podría asustar a los habitantes de la casa. ¿Os parece? - digo mientras me relajo un poco viendo que el peligro no es inminente.

¡Por supuesto que iré a preguntar!- al montañés se le notaba muy confiado en que no había nadie peligroso en la casa, y mucho más después de comprobar que no había trampas en el camino que conducía hasta allí - Vamos a ver.
Wyrmir se acercó hasta el dintel de la puerta y golpeó con fuerza con el puño.
¿Hola?-Bom, bom, bom-¿Vive alguien aquí? -Bom, bom, bom- ¡Sólo queremos preguntar un par de cosas!

El humo de la chimenea, la soledad y tranquilidad de la zona... tal vez sea simplemente el hogar de algún campesino o campesina, o incluso de alguien que viva de la caza, y estemos sobredimensionando la situación. Miro al resto de compañeros que se ha movido de un lado a otro conforme la idea del mediano, y si bien me parecía oportunamente algo exagerado también me muevo para posicionarme.

Pasa el tiempo y no hay respuesta alguna desde la casa, por lo que es de suponer que siquiera se ha percatado nadie de nuestra llegada. Tampoco se alzan trampas en la cercanía, pues probablemente ya se hubiesen activado y dado la alarma.

"- Así es, deberíamos intentar mostrarnos amables ya que nada da a suponer que la casa puede importar algún peligro. Y, como dice Mut, no creo que un enano o hobbit armados sean la imagen más amistosa- comento acercándome a mis compañeros".

Wyrmir se mueve presto hacia la casa y golpea la puerta. Sólo toca aguardar ver a quién nos encontraremos.

Me quedo acompañando a Wymir, con el unca Viento a mi lado. Desconocía la imagen que daríamos, pero esperaba que fuese la de unos viajeros lo más corrientes posibles. Llevar armas no es extraño en tiempos inciertos. Mucha gente no se asombra por ello.

Por las dudas, a la vez que aguardaba la respuesta del interior del edificio y sin levantar sospechas gracias a la discrección que me proporcionan los poderes mágicos, comencé mi ritual de concentración previo a algún posible ataque.

Ser prevenido nunca está de más.

Se oyen unos pasos rápidos, algo acelerados y más bien ligeros. Se acercan y la puerta se abre de sopetón. Veis a una muchacha (de más de veinte años) de pelo pelirrojo y ojos vivos que os estudian.

- ¿Quién va? ¿Y qué hacéis por este lugar tan recóndito? - Apoya una mano en el marco, mientras la otra sigue en la puerta. Lo que parece centrar la atención de la muchacha es el Unca, sin duda nunca debe de haber visto nada igual en su vida.

No se ve mucho del interior, pero huele a comida, debe ser la causa del humo de la chimenea.

Desde algún lugar del interior de la casa se oye otra voz - ¿Quien es? - Suena de varón y seguramente de alguien más mayor.

Situado al lado de Angainor espero que Lorgan, el más apuesto de los presentes o Wyrmir se acerquen y hablen con la joven mujer mientras esperamos acontecimientos.

Por si acaso cojo una flecha de mi carcaj aunque no la cargo en el arco corto, aunque no creo que sea necesario.

- Angainor, si hay suerte puede que nos inviten a comer y algo de comida calentita no nos vendrá mal la verdad...

Pensar en comida calentita tras el chapuzón de la mañana me anima bastante.