Partida Rol por web

Segovia, Febrero, 1520.

Los rumores se habían ido acrecentando a medida que vuestro viaje al sur os acercaba a Segovia. En una posada de Arévalo, un campesino borracho había informado a un reticente Sura Soho de que los alemanes como él tenían los días contados en Castilla. Fue inútil que Soho repusiera fríamente que él era bohemio, y no alemán, y que, de hecho, tenía más razones para odiar a los alemanes que todos los castellanos juntos.

No sirvió de nada: algunas voces tímidas hicieron callar al campesino, que por el alcohol había dicho lo que los demás pensaban pero no se atrevían a decir. Al pueblo no le había hecho ninguna gracia la coronación de Carlos. El nuevo rey, un extranjero (había nacido en Flandes) se había rodeado de consejeros alemanes, italianos y flamencos. Ni un sólo castellano. Recientemente había sido elegido, además, Emperador de Alemania. Los castellanos temían que Carlos prefiriera ser Emperador que Rey y que dejara de defender los ya mermados intereses de los castellanos en favor de los de sus nuevos súbditos imperiales.

Y sus peores temores se habían confirmado: Carlos había pedido a las ciudades de Castilla, en las Cortes de Valladolid, un impuesto especial para poder pagar los gastos de su coronación como Emperador. Además, pretendía abandonar Castilla para ir a Alemania, de donde sabe Dios cuándo regresaría...

Por eso el Reino estaba revuelto: los representantes de la ciudad de Toledo se habían negado a pagar el impuesto que pedía Carlos, declarándose en abierta rebeldía frente al Rey. Unos frailes dominicos, franciscanos y agustinos, por otra parte, se habían reunido en Salamanca y habían dado a conocer un manifiesto en el que exigían al Rey que cumpliera una serie de requisitos para ser aceptado por sus súbditos Castellanos y apoyaban a Toledo en su decisión de no pagar el impuesto. Y por último, y en lo que más os atañía a vosotros, en Segovia las cosas no estaban más tranquilas. Aunque sus representantes en las Cortes habían decidido pagar el impuesto, cuando regresaron de Valladolid fueron asaltadas por una turba furiosa que les consideraba traidores. El pueblo llano estaba en armas en la calle y las tropas reales apenas podían mantener el control del Alcázar de Segovia...

Ésta era la ciudad en la que entrastéis, una noche tibia de Febrero... una ciudad hostil y agresiva...

Antes de entrar en la ciudad y viendo sabiendo todo lo que ocurre en ella

-Creo que deberiamos dejar los caballos fuera de la ciudad,nos moveremos mejor por ella-

Estos acontecimientos pueden ayudarnos a pasar desapercibidos

- Sí, parece muy concurrida. - La voz del ventrue dejaba restos de agresividad contenida ante el anterior acoso de los ciudadanos del lugar. Confundirme con un alemán !

Nos adentramos en la ciudad y observo el creciente malestar de la gente que se agolpaba en las calles.

- No parece que a vuestras gentes les agrade su nuevo rey. - Le digo al gangrel. - Será difícil seguir alguna pista con el revuelo formado.

-Es normal que no quieran a un rey que les robe para dárselo a los Alemanes-

Mientras caminamos por la ciudad  voy atento por si veo algún vampiro

No debería sernos muy difícil ver a un vampiro si lo que cuentan del sabbat es cierto

-Deberíamos buscar un sitio donde se reúnan vampiros de la ciudad para empezar la búsqueda-

- De acuerdo pero, donde sugerís que busquemos ? -

El Ventrue observa a su alrededor sin perder detalle observando todo cuanto acontece.

-Demos una vuelta por la ciudad a ver lo que encontramos-

La noche segoviana ve su oscuridad punteada por las selectivas hogueras improvisadas que alumbran algunas calles. En circunstancias normales, no habría gente en la calle; pero éstas no son circunstancias normales. Bastantes habitantes de la ciudad controlan sus caminos con armas improvisadas al hombro. Cerca del centro, junto al acueducto romano, las hogueras se multiplican. Allí, los comuneros están reuniendo sus fuerzas para asaltar el Alcázar, algo que realmente parece imposible.

Como novatos en la ciudad, no tenéis ni idea de dónde pueden hallarse los vástagos de Segovia. Es más; siendo una ciudad del Sabbat, no sabéis hasta qué punto es bueno buscar la compañía de otros vampiros. Pero ciertamente no tenéis muchas más opciones.

La turba junto al acueducto parece estar moviéndose hacia el Alcázar...

- Sí ! - Exclama el Ventrue al observar la muchedumbre dirigirse al alcázar. - El alcázar me parece buen lugar, además podremos ocultarnos entre la muchedumbre que se congrega.

-Es un buen lugar como cualquier otro-

Ante la atenta mirada de Garcés, el bohemio escruta la multitud. Parece que lo más adecuado será acompañar a la turba hasta el alcázar, donde resisten las tropas leales al rey. Si algo de este calado está sucediendo en Segovia, el Sabbat debe saberlo, y hará acto de presencia.

Pero mientras se apoya en una pared, parapetado ante el acueducto, Soho no se percata de que su capa está peligrosamente cerca de una de las hogueras que alumbran las calles... hasta que es demasiado tarde. La prenda arde con facilidad, y el bohemio se ve obligado a abandonar su parapeto y a rodar por el suelo para apagar el fuego antes de entrar en Rötschreck. Afortunadamente consigue acabar con la amenaza y mantener su voluntad intacta, pero la multitud ha clavado en él sus ojos inquisitivamente y poco a poco se van aproximando a su posición.

Entonces surge una voz de la turba:

-¡Un espía!

Pedro Garcés aún está oculto a la vista, pero ¿por cuánto tiempo?

Maldita sea

Salto de mi posición y me pongo a la vista de la gente al lado de Sura desenfundando mi espada

-Alto buenos Hombre, no somos espias de nadie y nuestras simpatias no estan con el rey aleman-  

Me mantengo quieto a la espera de lo que pueda ocurrir

El bohemio se levanta suspirando cuando encuentra al gangrel entre él y la multitud agolpada con su arma desenvainada. Sin duda la mirada del Ventrue inspira respeto hacia la lealtad mostrada por el cainita.

- Espia ? Nos dirigíamos como todos hacia el alcázar. - Miro hacia el lugar desviando la atención. - Ahí se encuentra nuestro verdadero enemigo. - Digo señalando hacia arriba.

La turba parece recular por un momento, pero pronto toma nuevos bríos y otra voz se alza sobre el grupo.

-Si tal cosa que decís es verdad, ¿qué haciáis ocultándoos tras de esa pared?

- Qué creéis que hacía ? Pretendéis, acaso, asaltar todos el alcázar, accediendo por la puerta principal ? Si queréis tener alguna posibilidad, seguidnos ! - Soho da la impresión de hablar con el corazón en un puño, si no fuera porque el suyo no latía.

Bajo el arma y sigo a Sura

Solo espero que sepa a donde vamos

La turba parece dudar ante la convicción que el misterioso encapuchado alemán -aún no han interiorizado que es bohemiano, como el resto de los malditos habitantes de este condenado reino-. Finalmente, uno de ellos da un par de pasos hacia delante, situandose junto a los dos recién llegados.

-¡Bien! Espero que sepáis lo que hacer; el alcázar es inconquistable y no tenemos armas de asedio ni escalas, ni ninguna posibilidad real. Pensábamos conquistarlos por hambre, pero eso tardaría semanas o incluso meses, y dicen que el Cardenal Adriano, regente de Carlos en España, ha mandado un ejército para someternos...

Sin más dilación, la turba se mueve, encabezada por esta improbable pareja que, sin saber muy bien cómo, se han convertido en improvisados líderes de una rebelión que, según todos los indicios, ha sido fomentada por el Sabbat mismo... Finalmente llegáis a la explanada ante la fortaleza, y la visión de ésta os sobrecoge.

Realmente, sí que parece inexpugnable...

Los campesinos, enaltecidos, os miran interrogantes.

- Qué decís, incosquistable ? - el bohemiano se muestra altivo ante al contestación de la muchedumbre, detonando seguridad en sus siseantes palabras.
- Tal vez debamos urdir una estrategia más elaborada, dónde se encuentran vuestros líderes ? - pregunta buscando con la mirada el gentío.

Lanzo una mirada a Pedro Garcés, qizá él tenga una idea mejor.

-¿Asi que estais enfrente de un castillo inexpugnable y con un ejercito que viene a por vosotros y la unica cosa que se os ocurre hacer es intentar matarlos de hambre?-

Sonrio

-Y seguro que a quien se le ocurrio esa brillante idea no esta aqui,verdad-

Los segovianos se encogen de hombros, inseguros. Es claro que están llenos de motivación y voluntad, pero la rebelión está en sus momentos iniciales y le falta el hálito dirigente.

El alcázar se recorta detrás de vuestra posición en la noche, mostrando las luces diseminadas de las antorchas en las almenas que delatan la presencia de centinelas entre las tropas realistas que están vigilando de cerca vuestros actos.

Tras las incómodas preguntas de Garcés, un hombre se dirige hacia vosotros desde las tropas que ya tenían cercado el alcázar. Viste un poco mejor que la mayor parte de los allí congregados, y su porte le hace parecer miembro de la baja nobleza o del patriciado urbano.