Partida Rol por web

A primera hora de la mañana aparcáis el coche frente a la puerta de la mansión.. tras llamar a la puerta abre uno de los vigilantes

- Buenos días señores. ¿ Señor O´conail viene acompañado según veo ? - dice abriendo la puerta. Parece que no se ha dado cuenta nadie aún de la sustracción de los libros.

Pues si, vengo a leer los libros que saque ayer pues no me ha dado tiempo a leerlos y en la zona de mi edificio hay demasiado ruido. Además ya sabe que prefiero leer aquí. El se Lloyd ha sido tan amable de traerme en su coche así que espero que no sea inconveniente el hecho de que pase conmigo, no me gustaría ser descortés con él-le dijo al hombre con una sonrisa.

El hombre parece muy nervioso - pe... pero... ¿ dice usted  que sacó libros? ¡ eso no está permitido señor ! conoce las reglas. No tendré más remedio que informar a mis superiores. ¿ Y ahora pretende que entre este hombre ? - se acerca a un atril que hay junto a la entrada en el que parece haber una lista , tras consultarla - Herbert Lloyd, aquí veo. Es usted miembro, puede pasar con el señor O´Conail por supuesto. Entren,pero repito que debo informar de lo de los libros.

No se preocupe, informe si es necesario. De todas formas si usted ve el registro de los libros lo deje todo debidamente anotado en la biblioteca con mi nombre y mi firma-dijo relajado-en cualquier caso ya ve que aquí están. Entiendo que eso no es problema...

Le hablo tratando tranquilamente dando claramente a entender que no había habido ninguna mala intención ni fallo por su parte pues los libros estaban registrados debidamente siguiendo el proceso habitual.

Herbert había llegado puntual a su cita con el señor O´Conaill, había pasado casi toda la noche en vela leyendo el libro que le habían prestado el día anterior. Su estado era bastante nervioso, pero tras ver que su compañero se mostraba totalmente tranquilo, su ánimo fue mejorando. Durante el trayecto hablaron de temas poco trascedentales y en poco minutos se encontraron en la puerta de la casa, donde fueron recibidos por uno de los vigilantes.

Herbert saludo con la mano pero, permaneció callado mientras O´Conaill daba las pertinentes indicaciones, no quería cometer ningún error y prefiero quedarse quieto apoyado en su bastón.

Este hombre parece bastante nervioso, espero que mis nervios no me delaten a mi, como le delatan a él. Charlie por el contrario me sorprende por su aplomo, que entereza tiene.

Cuando por fín el vigilante les dió paso, Hebert con voz seca y seria dijo, Pués claro que soy miembro, porque tendría yo que estar aqui sino? Vayamos adentro Charlie, este hombre ya nos ha retrasado lo suficiente. Dice con toda la entereza que puede. Y muchas gracias por permitirnos el paso. Dice con desaire.

El hombre parece dudar ante vuestra seguridad- oh sí claro, lo comprobaré más tarde. Pasen por favor y déjenme sus abrigos los guardaré en el ropero. -dice con un tono totalmente diferente.

Os presentáis en la mansión, aparcáis vuestro coche detrás del de Herbert.

Bien, muchas gracias.

Tras decir esto se alejó de allí para que no pudiera escucharles aprovechando que no había mucha gente. Y se dirigió a su compañero.

-Lo mejor será que bajemos al sotano para ver que podemos descubrir allí... el problema es que tu no estás autorizado a entrar. Si nos ven estaremos en un problema-dejo un momento de silencio y miró a su compañero- ¿que quieres hacer?

Nigel estaba inquieto. En el asiento de atrás se movía como si fuera un pez que está a punto de salirse de una diminuta pecera... miraba por las ventanillas, se abalanzaba hacia la parte delantera como si fuera a decirle algo a sus compañeros y acto seguido volvía a su posición original repantingado en todo el espacio.

Había preferido llevar consigo su equipaje... aquel bonito maletín de doctor con las iniciales NG portaba algo más que los útiles propios de un profesional de la psiquiatría. Lew había sido muy clarificador la noche anterior... podían llevar lo que considerasen necesario; el revolver, la munición y el cuchillo... por desgracia le parecían más necesarios que el mismo aire que estaba respirando. Por supuesto los útiles de menor tamaño también le acompañaban como las linternas o la cámara fotográfica. Sin embargo había algo en aquel maletín de lo que deseaba desprenderse más que cualquier otra cosa; el libro. Efectivamente, tal  como le había advertido el detective la noche anterior le había inquietado sobremanera... y fascinado. Por un lado se sentía completamente dependiente de él y por otro deseaba desprenderse de él. Como una curiosa droga que tuviese un extraño y potente efecto adictivo y pernicioso para su consumidor. Algunos pasajes eran simplemente desconcertantes... tuvo que leerlos varias veces para tratar de abarcar su magnitud, su verdadero alcance y significado y, qué demonios, deseaba volver a hacerlo y dejar que su mente se perdiera para siempre en los pliegues de la cordura. Quizá sólo así encontrase cierta paz.

- Bueno Lew... - habló con un quiebro asomando en la voz, - ayer parecías tener las cosas bastante bien planeadas. ¿Y ahora?

Aquella mañana me había levantado despejado, los extraños pensamientos del día anterior habían quedado atrás (por el momento) y sentí que mi mente era capaz de mantener la calma y pensar con claridad. Me había olvidado un poco de aquellos dioses extraterrestres y todo aquello de los rangos secretos de la Logia, aunque no se me había olvidado en absoluto mi intención de descubrir lo que había en el sótano de la mansión. Por desgracia, el plan que había trazado comenzaba mal, pues Charlie y Herbert habían llegado antes que nosotros, aunque aún tenía un as en la manga.

- Maldita sea, han llegado antes que nosotros - dije mientras me cercioraba que efectivamente ese era el coche de Charlie - Bueno, no os preocupeis, tengo una idea.

Bajamos del coche y abrí el maletero para que todos sacaran sus cosas. Mientras tanto saqué mi libreta y garabateé un tosco plano de la primera planta de la mansión para contarles el plan.

- Veamos, yo puedo entrar sin problemas y Roy puede venir conmigo, pero no quiero arriesgarme con Nigel, entrarás por la ventana - dije señalando con el lápiz las ventanas de la parte delantera - El plan es el siguiente: entraré con normalidad diciendo que vengo a continuar mi investigación, algo que cuadra con la versión de ayer, Roy vendrá conmigo... mientras tanto Nigel se llevará mi cuerda - le alcancé la cuerda que llevaba en el maletero - y se colocará en la ventana del recibidor esperando a que la abramos... Mientras yo distraigo al tipo de la entrada, Roy irá a la ventana y ayudará a Nigel a subir, es muy importante hacer el menor ruido posible... en cuanto esteis dentro dirigios rápidamente a las escaleras del sótano - señalé con el lápiz las escaleras de bajada - Me reuniré allí con vosotros ¿alguna sugerencia?

Al igual que había hecho el día anterior, revisé rápidamente el revólver y volví a guardarlo en la pistolera, para después coger mi amada escopeta recortada y ocultarla dentro del abrigo.

Decir que tengo los pelos de punta es poco. En realidad estoy al borde de la histeria mezclado con lo que algunos colegas de la universidad llaman "la calma  de los locos". Con mi cuhillo enfundado en el tobillo y la pistola en el abrigo me remuevo incomodo en el asiento de cópiloto de Lew. Tambien llevo munición de sobra por si las cosas se compican. Solo espero que todo esto acabe para poder calmar mi atormentada mente.

-Me parece un buen plan, Lew. Espero que todo salga bien pero ¿qué hacemos si nos encontramos con Herbert o Charlie?

- Supongo que estarán ya registrando el sótano - dije convencido - pero si aún están por allí... bueno, esperemos que sepan comportarse.

Cerré la puerta del maletero con un ruido sordo una vez que todos había recogido lo que necesitaban. Por un momento reflexioné sobre lo que estaba viendo, era una escena que lo mismo podría provocar risa que llanto.

" Mírate Lew, ¿qué coño haces con estos dos Freaks con pistolas? - pensé - Estás perdiendo tu toque, amigo "

- Vamos a ello, antes de que me arrepienta - dije mientras avanzaba hacia la entrada.

- Espera, espera, espera... espera, espera... es... ¿estás loco? ¿En serio pretendes que escale por una cuerda hasta el vestíbulo... por la fachada principal del edificio?

Nigel braceaba como un verdadero loco.

- Pero... pero me verán todos. Seguro... Es... es... ¿Es que no hay ventanas laterales? O algo más... no sé... discreto... 

- Sólo hay ventanas en la fachada - le dije señalando lo evidente - pero no tendrás que escalar nada ¡es la primera planta! No pienso arriesgarme a hacer demasiado ruido derribando una puerta trasera... aunque no sería mala idea si pudieramos abrirla en silencio - enarqué las cejas buscando algún voluntario - Si no es así me temo que habrá que seguir el plan, pero no se preocupe señor Guildford, confíe en mi.

Herbert dejó el abrigo al vigilante y entro en la mansión de la Logía, recorrió con su mirada el amplio salón y en su cabeza volvieron surgir, frases, palabras y oraciones que había leido la pasada noche, un escalofrió recorrio su cuerpo y empezo a tiritar levemente. Es este el lugar de culto de los seres que he leido? Sera un lugar de maldad absoluto? No me gusta nada la sensación que tengo, lo mejor sera ayudar a O´Conaill y salir lo más rápido posible.

Herbert no paro de mirar de un lado a otro, mientras seguía a su compañero. Le hablo y en su cabeza solo oyo un murmullo de fondo, cuando por fin se dió cuenta de que Charlie le estaba hablando, volvió a ser consciente de donde se encontraba.

Cre.. creo que lo mejor es que le ayude en el sotano, fue capaz de articular Herbert, tal vez no haya mucha gente dentro de la mansión, y entre los dos podemos buscar más rapido. Siempre podremos decir si nos ven, que usted necesitó mi ayuda en la busqueda de información sobre la investigación del dr. Call. Dijo Herbert claramente nervioso.

Mmmm... será mejor que no mencionemos al doctor Call. De todas formas si vamos a entrar será mejor que vayamos ya y nos demos prisa en salir-le contesto encaminandose hacia el sótano. La verdad es que no quería pasar otra vez por lo mismo que el dia anterior pero estaba claro que no quedaba mas remedio. Y por supuesto quería terminar antes de que llegasen los demás. No quería verse envuelto en ningún tiroteo...no entendía que demonios les pasaba.

De acuerdo Charlie, vayamos rápido y busquemos algo. Si alguien nos descubre yo me disculpare, pero tu como maestro deberas dar las explicaciones.

Herbert sigue rápidamente a Charlie, agarrando fuertemente el bastón, sin parar de mirar a todos los lados, vigilando si alguien les seguía o no.

http://www.dumpt.com/img/viewer.php?file=1swfd4vqczcejm15ikp0.jpg

Frente a la puerta de la cocina hay unas escaleras que conducen directamente al sótano, allí, iluminado malamente por una bombilla, os encontráis en una sala en la que el suelo es de tierra sin recubrir y las paredes son de piedra unida con mortero. En el centro de la sala hay cuatro pilares que llegan hasta el techo y dos más que lindan con la habitación de la derecha, en la habitación de la derecha, suelo y paredes son exactamente iguales que la anterior, con una columna en el centro (que también llega hasta el techo) y en la pared del fondo hay una puerta.

Al intentar abrir la puerta os dáis cuenta de que está cerrada con un candado.

Charlie miró toda la habitación, parecía mas una cueva que un propio cuarto. En realidad Charlie no bajaba demasiado, salvo cuando se hacía alguna ceremonia allí y eso no era muy a menudo. Se acercó a la puerta cerrada sin dejar de observar la sala... y sin poder evitar mirar de reojo la escalera por donde habían bajado.

-Oye, Herbert, no tendrás por ahi un manojo de llaves no?-preguntó bromeando sin saber muy bien que podían hacer allí.