Partida Rol por web

Farid fue tras Joan, en busca del sobrecargo.

Joan y Farid siguen un rastro de sangre que pueden ver en el suelo y en las tuberías que recorren las paredes, con cautela llegáis hasta una puerta metálica.

Ves como Farid se mueve hacia donde está Joan.

Antes de que puedas hacer nada oyes como una mala pisada, acercándose a tu espalda, resuena en el metal. 

Adam se gira con el dedo en el gatillo preparado para disparar. En el momento en que vea que se trata de un sectario, lo apretará sin pensarlo.

Un movimiento rápido y un disparo, como te habían enseñado en el ejército. Pero, esta vez, no has logrado acertar. La bala se estrella en una red metálica situada detrás del sectario, después de pasar a escasos centímetros cerca de él. Mala suerte. El sectario aprovecha esta situación para atacarte.

Farid y Joan. Estáis en uno de los corredores frente a una puerta metálica, lugar al que os ha llevado un rastro de manchas de sangre que creéis que pertenecen al sobrecargo Malcom Pinkum.

No hay rastros de él, y dos de sus secuaces continúan por la zona con una intenciones poco amigables. Oís un disparo, Adam ha dado con uno de ellos, pensáis.

¿Qué hacéis?

Examiné la puerta en busca de una forma de abrirla, confiando en que el disparo fuera de Adam y pudiera arreglárselas solo.

Farid se mantuvo unos pasos detrás de Joan, apuntando con su escopeta hacia la puerta, a la expectativa de lo que se fueran a encontrar tras ella.

Adam hizo un vano intento por evitar el cuchillo, que notó cómo laceraba su cuerpo. Seguidamente, volvió a disparar aprovechando que el sectario estaba más cerca para poder acertarle.

Recibes un profundo y doloroso corte, afortunadamente no ha alcanzado ninguna zona vital. Pero ahora las tornas han cambiado, disparar a un objetivo tan cercano permite acertar con más facilidad, y con un colt 45, puede llegar a ser hasta mortal. Dolorido detonas tu arma produciendo en el sectario un sanguinolento agujero en su cuerpo, que cae a plomo contra el suelo, sin vida.

La puerta se puede abrir, no está cerrada con llave.

En cuanto la abrís, desde dentro sale una pequeña figura gritando, puñal en mano, listo para morder y acuchillar a quien se encuentre en su camino.

—¡¡KIAAAAAAAAAAHHH!!—

Reaccioné disparando a lo que fuera que se abalanzaba sobre mí.

Farid estaba preparado para disparar, y así lo hizo. Sin embargo, su insistencia no cambiaba su nefasta puntería, con la que era incapaz de acertar en el blanco.

Adam dio una patada al cuerpo del sectario, para cerciorarse de que estaba muerto. Dolorido por el tajo, se llevó una mano al costado. Entonces escuchó disparos cerca, y se aproximó a ellos.

El grito del sectario se ve ensordecido por el estallido de un disparo, silenciándolo para siempre. Temblorosa y asustada Joan permanece con el arma en alto apuntando a la nada. El cuerpo sin vida del malhechor está a un par de metros de ella, en el suelo.

A simple vista la habitación parece un trastero o pequeño almacén, desde fuera se ven herramientas y repuestos.

En ese momento Adam aparece desde una esquina apuntando con su arma, con un rápido vistazo analiza la situación y comprende que la amenaza ha sido eliminada, baja el arma y se reúne con Farid y Joan.

Adam se acercó al cuerpo del sobrecargo y se agachó para comprobar que estaba muerto. Aprovechó también para registrar su cuerpo.

-A ver si esconde algo este malnacido...

Farid bajó su escopeta. Se sentía frustrado por su falta de puntería, pero se resignó pensando que al menos había aportado algo de distracción a los sectarios... Por suerte, tenía unos compañeros más competentes para cuanto tocaba apretar el gatillo.

-Espero que no hayamos llegado demasiado tarde. Debemos salir rápido de aquí, antes de que nos encuentren. Creo que es mejor que no nos relacionen con esto. No sabemos si hay más implicados a bordo.