Partida Rol por web

- Ya veré si puedo pasar. Pero mañana tengo que ir a recoger a mis hermanos al cole - . Normalmente era su padre el que se encargaba de recogerlos al regresar del trabajo. Pero cada vez más delegaban esa responsabilidad en William, con la excusa de que las reuniones podían alargarse. 

El joven se había quejado más de una vez de que parecía que sólo se acordaban de su existencia para cosas relacionadas con sus dos hermanos pequeños. 

- Sí, se habrá entretenido con algo, ya la conoces - . Le respondió mientras dirigía sus oscuros ojos hacia uno de los lados del centro comercial. Hannah comprobó el móvil, pero no había ningún mensaje de su amiga.  

Casi sin darse cuenta llegaron a la taquilla y Michelle todavía no había llegado. 

- Hola, buenas tardes... - Saludó con amabilidad la joven que se encontraba detrás del cristal.

- Sí, supongo. - Respondió Hannah a las palabras de Wiliam sobre Michelle. Tampoco era raro que llegase tarde, quizá se hubiera encontrado a alguien por el camino o cualquier otra cosa. 

Cuando llegaron a la taquilla, la joven sacó la cartera del bolso para sacar dinero mientras dejaba que William pidiera y eligiese los asientos y antes de que llegase el momento de pagar, le tendió un billete para pagar su parte y la de Michelle.

Le habría gustado decirle algo que lo animase sobre el tema de su familia y todo eso, pero la verdad es que no se le ocurría qué. Antes todas esas cosas eran más sencillas. Animar a otros resultaba más fácil cuando una no estaba hundida con sus propios problemas. Pero entre la amenaza constantemente latente de J. en casa, su madre convirtiéndose paso a paso en una alcohólica y la sensación de soledad que sentía cada vez que se hacía consciente de que su padre ya no estaba junto a ella... No conseguía animar a nadie. - Pronto podré irme. - Pensó mientras respiraba lentamente, haciendo un esfuerzo para apartar todos los problemas de su cabeza una vez más. Tenía ganas de entrar en la sala y que se apagaran las luces. Al menos viendo la peli estaría un rato distraída.

William escogió sentarse por el medio. Él siempre había preferido sentarse detrás, pero Michelle y Claudia eran más de sentarse por delante, así que terminaron eligiendo un término medio para poder ir todos juntos al cine. Cogió el billete que Hannah le tendía y con él pagó la entrada de ella y la de Michelle. Después sacó otro billete de su cartera y pagó la suya propia. Una vez ya las tuvieron, se alejaron unos pasos para dejar a la gente de atrás que comprara sus entradas. 

En ese momento vieron llegar a su amiga. Llevaba colgando un enorme bolso que se veía cargado de cosas. Sonrió al verles y les saludó con la mano mientras se acercaba a ellos.

- Hola chicos, ¿tenéis ya las entradas? ¿cuánto os debo? - Preguntó mientras abría el bolso y empezaba a rebuscar entre una serie de bolsas de snacks, patatas y similares. Sacó su monedero y les sonrió mientras buscaba el dinero. - Siento haber tardado, pero me entretuve un poco - . Les dijo con un ligero guiño de ojos. 

- Hola, Mitch. - Saludó Hannah dedicándole una sonrisa a la muchacha cuando llegó. Estar cerca de Michelle siempre la hacía sentir mejor, como si las cosas importasen un poco menos. Quizá fuera por la alegría inherente a la muchacha. - Cinco con veinte*. - Respondió, tendiéndole su entrada y soltando una risita al ver el contenido del bolso. - ¿Te has traído todo el kiosko encima o qué? No te preocupes por llegar tarde, pensamos que quizá te habías encontrado a alguien, pero ahora ya veo que estabas saqueando a la señora Tibbots*. Tenemos tiempo de sobra todavía antes de que empiece la peli, ¿no? - Preguntó mirando a William, que era el que había mirado los horarios y todo. - ¿Queréis ir a por bebidas o palomitas?

Michelle se rió por lo bajini y tras sacar su pequeño monedero empezó a rebuscar hasta sacar el dinero exacto para Hannah. - He comprado unas nuevas golosinas que le trajeron hace unos días. Dice que pican mucho y no pude contenerme - . Les explicó, sacando una bolsa que mostraba tres enormes gominolas que tenían forma de lenguas. - He cogido uno para cada uno - .

William miró la bolsa y negó con la cabeza. - No me gusta lo picante, conmigo no cuentes y sí, tenemos algo de tiempo. La peli empieza en unos 45 minutos - . Terminó diciendo, volviéndose a mirar a Hannah y esbozando una suave sonrisa.

- Vengaaaa... Puede ser divertido. Me ha explicado que saben a cereza. ¿O estas eran las que sabían a mora? Uhmmm... Sí, creo que eran de mora - . William volvió a mirarla con expresión tozuda, ni loco se comería eso. Pero Hannah sabía que Michelle podía llegar a ser muy persuasiva. 

Se volvió a mirar a su amiga y se encogió ligeramente de hombros. - No sé vosotros, pero sí que me compraré un vaso enorme de coca-cola - . Era su perdición, le encantaba ese refresco dulce y burbujeante y siempre que podía lo estaba bebiendo.

Hannah sonrió al ver a Michelle intentando convencer a William para que probase la chuchería picante y ella tomó la suya. En parte por ganas de probarla para comprobar si era cierto que picaba tanto, y en parte porque sabía perfectamente que terminaría cediendo si Michelle insistía. 

Con ella todavía en la mano siguió hablando. - Yo creo que no tomaré nada. - Dijo, tratando de no darle importancia a ese asunto. Todo el dinero que pudiera ahorrar era necesario para su fuga y ya la había cagado bastante al no pedirle dinero a su madre antes de salir de casa. Sonrió a Michelle. - Pero vamos cuando quieras, aunque igual es un poco pronto, ¿no? Se te derretirán los hielos. Podríamos ir a ver la tienda de cómics para hacer tiempo.

Mientras esperaba la respuesta de sus amigos se metió un trocito de la chuchería en la boca, tanteando un poco con la lengua antes de chuparla del todo. 

A Michelle y a William les pareció buena idea y los tres se acercaron a la tienda de cómics. El local era bastante grande. En ella se vendía de todo tipo de figuritas, merchandasing, juegos y sobre todo, cómics. La propia tienda tenía una zona de cafetería, con sus propias mesas, donde se reunían los chicos y comentaban las novedades. 

En ese momento habían unas diez personas dispersas por toda la tienda. Y en una de las mesas, Hannah vio a David. Un chico de su clase muy raro. No solía juntarse con mucha gente, normalmente se quedaba aparte y solía mirarla fijamente, cosa que la ponía de los nervios.

Estaba sentado con otro chico y en el momento en el que los tres amigos entraban, levantó la mirada y la clavó en los ojos de la joven. 

Hannah entró en la tienda con sus amigos mirando a su alrededor. Los ojos se le iban detrás de algunos de los manga que estaba viendo por allí y que ahora no podía permitirse comprar. De hecho, había estado pensando en vender la colección que tenía, para sacar más dinero para la fuga. Sabía que no le darían mucho por ellos, una vez usados, tampoco tenía ninguna pieza rara o de importación... Pero algo era algo. 

Al ver al chico solitario un pequeño escalofrío paseó por sus hombros. Hannah y sus amigos no eran precisamente intolerantes con la gente rara del instituto, más bien todo lo contrario. La gente solía considerarlos la pandilla de raritos. Pero la mirada que David le dedicaba siempre que se cruzaban le ponía los pelos de punta. No le gustaba sentirse observada tan fijamente. De alguna forma le recordaba la mirada de los retratos antiguos, que parecían seguirte por toda la habitación te pusieras donde te pusieras. Era bastante espeluznante.

Hizo un saludo rápido con la cabeza hacia el muchacho, lo justo para ser educada, al fin y al cabo iban a la misma clase, y se dio la vuelta para no seguir viendo sus ojos. Se giró hacia William y Michelle dándole la espalda y cambió el peso de una pierna a la otra un poco nerviosa. - ¿Vamos a ver si tienen el último de Zetman? - Propuso, tratando de que se alejaran un poco del ángulo de visión de David.

- Sí, creo que ya tiene que haber salido - . William era el que más estaba metido en todo aquello de los cómics. A Michelle le gustaban y leía alguna cosa que le recomendaran, pero prefería otras cosas. Como pasarse la tarde tocando su guitarra y según ella, componiendo. Aunque era muy celosa de su trabajo y desde que la conocían, sólo les había enseñado una canción compuesta por ella. 

Mientras William y Hannah se ponían a buscar en la sección donde debía estar lo último de Zetman, Michelle empezó a deambular por la tienda, como siempre, mientras iba mirando una cosa de aquí y de allá. 

Cuando encontraron la colección que estaban buscando, Hannah se dio cuenta de que se le había pasado el número anterior y eran dos los que no había leído.

Todavía podía sentir el picor que le había dejado la chuche en la lengua. Al principio, cuando probó un poco, no le pareció que picara tanto. Tenía sabor a mora, tal y como había dicho finalmente Michelle. Pero debía haber estado exagerando, ya que no era para tanto. Mientras caminaban hacia la tienda, se había terminado la chuche y ahora sí que sentía la lengua abrasada. 

William cogió el último número de Zetman y lo ojeó, con mucho cuidado de no abrirlo del todo para no estropearlo. - Sí, este es el que me falta - Comentó y levantando la mirada la dirigió hacia su amiga. - ¿Leíste el último? - Le preguntó, antes de meter la pata comentando alguna cosa.

Hannah iba doblando la lengua sobre sí misma mientras miraba los títulos de los manga con la cabeza ladeada para poder leerlos. Por su mente pasaba la idea de ir al baño del centro comercial a beber un poco de agua y refrescarse la boca después de la chuche, pero por otra parte le parecía un poco tonto hacer algo así sólo por una gominola. 

Al ver el tomo que William cogía se dio cuenta de que tampoco había leído el que estaba al lado y empezó a ojearlo. Negó con la cabeza a la pregunta de su amigo. - Qué va. Se me ha debido pasar porque este tampoco lo he leído. Tendré que buscarlo cuando llegue a casa. 

La joven era consciente de que en los últimos tiempos andaba mucho más despistada con este tipo de cosas, aunque con todo lo que le había pasado era normal. Trataba de aferrarse a los entretenimientos que había tenido antes de que su vida empezase a caer en picado, pero no le suscitaban el mismo interés que cuando era sólo una adolescente feliz con una familia normal. Una punzada en su pecho le recordó una vez más la ausencia de su padre. A él no le gustaban los manga, pero cuando era joven sí le había dado a los cómics de superhéroes, tenía varios en una estantería y a veces los habían leído juntos. Los que él prefería eran antiguos, un poco carcas para el gusto de Hannah, pero ahora lo echaba de menos una vez más. Aquellos cómics estaban en una caja escondidos en el fondo del armario de la joven que había temido que su madre o J. los tirasen. Quizá podría llevarse uno de recuerdo cuando se fuese. 

- Búscalo y léelo, no te voy a contar nada, pero... - Por la expresión de William, Hannah pudo deducir que debía pasar algo muy importante en aquel número. Cogió el nuevo y miró hacia la caja. En ese momento, se acercó Michelle con un enorme sombrero de Chopper, de One Piece, puesto en la cabeza. Varias miradas se dirigían hacia ella, pero parecía que eso no le importaba. 

- ¿A que me queda bien? - Preguntó y se echó a reír. William estaba sacando la cartera para pagar el manga. - Sí, estás muy mona, deberías comprártelo - . Le dijo con un ligero tono irónico. 

Michelle, arrugó el ceño y se quitó el sombrero. - Ya... Ya lo he captado. ¿Vosotros vais a comprar algo? - Preguntó, echando una rápida mirada a las estanterías llenas de cómics.

Los labios de Hannah dibujaron una sonrisa al ver a su amiga con el gorro rosa con cuernos de alce y no pudo evitar reírse al escuchar la respuesta de William. 

Después negó con la cabeza y dejó el manga en su sitio antes de seguir a sus amigos hacia la caja. - No, últimamente prefiero leer en el ordenador. Estoy ahorrando. - Dijo, sin dar más explicaciones al respecto y con un tono que no invitaba a preguntarle más. - ¿Habéis visto a David? - Preguntó entonces en voz baja, cambiando de tema. - Ese tío me da escalofríos.

Michelle miró a su amiga y una sonrisa se formó en sus labios. 

- Ya, no hace falta que lo digas... Estás ahorrando para mi regalo de cumple - . Le dijo con un guiño de ojos. Sabía perfectamente que no era eso y había notado el tono de voz que había empleado Hannah. Era su manera de decirle que no la atosigaría a preguntas.

Dirigió la mirada hacia el chico que Hannah había nombrado. Su ceño se arrugó suavemente y volvió a mirar a su amiga. - Sí, es muy raro. Un día intenté acercarme para hablar con él, ya que me sabía mal que estuviera sólo y pensé que tampoco le conocía tanto. Bueno, que me enrollo. Me acerqué y casi me muerde. Os lo juro, se puso super borde, como si hubiera interrumpido la cosa más importante del mundo - .

William había caminado hacia la cola en silencio. Llevaba el cómic en la mano y miró un par de veces el reloj del móvil. - Tenemos que darnos prisa, que la peli empieza en un rato - .

Ni se volvió a mirar al chico que a Hannah le ponía los pelos de punta. Casi le tocaba pagar y estaba sacando la cartera para ello. 

- Pasad de él - . Dijo y se volvió para pagar al dependiente. Éste miró hacia Michelle, que todavía llevaba el sombrero de Chopper en las manos. Ella negó con la cabeza y se apartó de la cola, dirigiéndose hacia las estanterías donde había estado colocado y volvió a dejarlo en su sitio.

William recogió la bolsa con el cómic que le tendía el dependiente y se volvió de nuevo a mirar a Hannah. - Alice conoce a su madre - Alice era el nombre de su madrastra. - Creo que tiene un hermano en la cárcel, pero no estoy del todo seguro - . Le explicó mientras se alejaban del mostrador.

Al escuchar a William, Hannah no pudo evitar echar un vistazo hacia donde había visto a David. - ¿En serio? - Preguntó en voz baja a su amigo. - No sabía nada. ¿Y no sabes qué hizo? 

De todas formas, tampoco le parecía un motivo para ser desagradable con la gente o dedicarle esas extrañas miradas intimidantes que ponían los pelos de punta. A todo el mundo le pasaban cosas y eso no era culpa de los demás. Siguió a William mientras el chico pagaba y recogía el cómic y siguió hablando mientras esperaban a que volviese Michelle. - Bueno, igualmente eso no es excusa para tratar mal a Mitch. A mí me da escalofríos cada vez que me mira. Igual está loco o algo.

La información que había compartido William producía una leve curiosidad en el estómago de la joven. Pero desde luego no era lo suficientemente fuerte como para que se acercase a David, ni mucho menos. Como mucho era un motivo más para mantenerse alejada. Si su hermano estaba en la cárcel quizá los dos podrían estar locos o algo.

Sacudió la cabeza, apartando a ese chico de sus pensamientos y miró a sus amigos. - Venga, vamos, que no me quiero perder los trailers. - Dijo, con una pequeña sonrisa, disponiéndose a volver hacia el cine.

Cuando salían de la tienda, Hannah podía sentir la mirada de David clavada en su nuca. Si miraba hacia atrás, vería como el chico se había quedado solo y la estaba mirando de nuevo fijamente.

- No sé lo que hizo - . Dijo con un ligero encogimiento de hombros. - Y tampoco lo estoy justificando. Dije que pasarais de él por eso mismo. Creo que tanto él como su hermano no están bien de la cabeza - . William esperó a decirle aquellas palabras a estar fuera de la tienda. Se descolgó la mochila del hombro y guardó en ella el cómic que acababa de comprar. No le gustaba aquel chico. Pero tampoco le gustaba meterse en problemas y tenía la impresión de que si se pasaba de David, éste no haría nada. 

Tras haber guardado el cómic, volvió a colgarse la mochila e hizo un gesto brusco con la cabeza para apartarse el mechón de cabello oscuro que caía por delante de sus ojos. 

Michelle miró hacia dentro de la tienda y apartó rápidamente la mirada. - ¡Está mirando hacia aquí! Joder, qué mal rollo - Desde donde se encontraban, ella no podía ver exactamente a quién miraba, pero Hannah podía estar casi segura que sus ojos oscuros debían estar clavados en su figura. 

- Venga, vamos al cine que quiero palomitas - . No las iba a perdonar por nada del mundo. Le encantaban. Normalmente compraba un cubo enorme y solía compartirlo con ellos. Empezó a caminar en dirección al cine, mirando hacia atrás para comprobar que sus amigos la seguían. 

Hannah miró hacia atrás mientras salían sólo una vez y al darse cuenta de que David la miraba fijamente, usó toda su fuerza de voluntad para no volverse de nuevo. Sentía el vello de la nuca erizado, como si los ojos del muchacho pudieran atravesar la distancia que los separaba hasta tocarla. Un escalofrío recorrió sus hombros con la idea, sólo para aumentar cuando Michelle confirmó que el joven seguía mirándola. - ¿Pero qué coño le pasa a ese tío? - Pensó la joven, sintiéndose molesta y escrutada al mismo tiempo. Como si fuese un insecto sobre uno de esos cristales de laboratorio. 

Agradeció la iniciativa de Michelle y asintió con la cabeza. - Sí, vamos, se hace tarde. - Respondió, antes de empezar a caminar hacia el cine. Sin embargo antes de llegar a las escaleras mecánicas se dio la vuelta sin querer una vez más, como tratando de asegurarse de que David había dejado de mirarla.

Cuando Hannah se dio la vuelta no llegó a ver si David la estaba siguiendo o no con la mirada. Se habían parado un grupo de jóvenes por delante de la tienda y estaban ocultando parte del enorme cristal. 

Los tres jóvenes bajaron por las escaleras mecánicas y se dirigieron hacia la entrada del cine. Una vez allí dieron los tiquets y entraron en el enorme hall. Estaba bastante lleno y los dos bares que habían de palomitas tenían enormes colas. Pero habían varios trabajadores atendiendo a toda velocidad. 

Michelle fue directamente hacia la cola que le pareció más vacía y miró a sus dos amigos. 

- ¿Vosotros vais a comprar algo? - Preguntó mientras se ponía de puntillas y miraba por encima de las cabezas que tenía delante. William negó con la cabeza. Normalmente él prefería gastarse el dinero que tenía en cómics y mangas. Solía llevar una botella pequeña de agua en la mochila. 

La joven negó con la cabeza como respuesta en un gesto gemelo al de William, lo cual hizo que esbozase una pequeña sonrisa. Bastante fallo había tenido al no pedirle dinero para el cine a su madre en el momento adecuado. Tenía que ahorrar cada dólar, no en vano había ido caminando al centro comercial en lugar de coger el autobús. Y esto descartaba cualquier tipo de refrigerio para la película. De todas formas, había dejado de ser algo raro. Hacía mucho que no se compraba nada en las pocas ocasiones en que iba al cine con sus amigos.

Después miró hacia delante, como su amiga, y suspiró quedamente. Parecía que les iba a tocar esperar un buen rato. Sacó el móvil para ver la hora y calcular si les daría tiempo de entrar y ver los trailers.