Partida Rol por web

—Bueno, ¿la cosa no ha ido tan mal, no? —dijo mirando a todos.

Ahora que la amenaza había desaparecido no podía evitar estar exultante. Se preguntó si así sería como se sentirían los guerreros que sobrevivían a una batalla. ¿Contemplarían a los enemigos destrozados y se sentirían tan afortunados de seguir vivos? Era probable que sí. Él por lo menos no podía ocultar su sonrisa.

—Esto... gracias —dijo a Magnus, esperando que lo oyese a pesar de que ya se estaba alejando. ¿Por qué tendría tan mal humor? 

Suspiro con alivio y "masco" el aire con tranquilidad mientras medito las palabras de esa criatura, a quien mis palabras no le habían causado mayor efecto. En cualquier caso, apoyo una mano en el brazo de Magnus (al hombro me cuesta llegar) y digo:

- Gracias, Magnus.

Probablemente a todos nos habría encantado poder estar a buenas con el lobo, pero no sé si era siquiera factible o si incluso lo podría haber tomado por debilidad. Personalmente, los métodos de Magnus habían atajado la situación de forma efectiva y rápida, y eso me era más que suficiente.

La frase de Angelus me hace mirarlo por un momento, dudando sobre si es una suerte de broma, pero al verlo diría que no. Me pregunto si pensará que no lo hemos visto poner pies en polvorosa.

- No, no ha ido tan mal. -respondo simplemente, echando a andar tras el gigante.

No le iba a mencionar esa escena ni a usar el término que le habríamos llamado en mi antiguo hogar, cagalindes, porque haría un flaco favor a nuestra ya inestable situación. Además de que suponía que cualquiera podía tener un momento de pánico.

No ha podido hablar mientras el lobo se encontraba delante. Tampoco se ha podido mover y poco quiere hacerlo. Quizá haber entrado ahí ha sido un error, pero poco pueden hacer ahora para remediarlo. Gracias a Magnus todo se ha resuelto rápidamente, aunque también tiene la sensación de que eso ha desatado algo más. El lobo no ha escuchado sus razones y tampoco ha reconocido que han sido sus lobos los que han atacado primero.

Se mantiene callada, mirando en la dirección por la que el lobo se ha marchado. No tiene mucho que decir.

Vuestro viaje continua durante un par de horas mas. Como prometió el lobo no habeis sido atacados por nada mas que moscas y bichos durante el trayecto. Sin embargo una vez salis del bosque os dais de bruces con una llanura casi en lo alto de la montaña. Habiais llegado, la cima de la montaña y con esto vuestra busqueda concluia. No habia ni rastro de la luz que perseguiais, solo una llanura de unas 100 varas de radio con hierba de un color verde intenso irreal. Unas nubes cubren la zona y por el lado contrario al que habeis subido veis que una cascada nace para morir en un lago unos metros mas abajo.

Todos notais un cosquilleo en la nuca confirmando algo que ya Leonor y Alejandro os habian avisado. Os hayais en un aura magica, si bien no excepcionalmente poderosa, no estaba descubierta por la Orden.

Hasta hoy.

Durante el par de horas que duró el ascenso Magnus permaneció alerta, desconfiando de las palabras del lobo. Estaba en su naturaleza. Tal vez por ello llevaba tanto tiempo vivo a pesar de haber participado en varias campañas bélicas y haber vivido en la siempre peligrosa Doissetep.

La cima de aquella montaña resultó ser, a primera vista, un remanso de paz a salvo del mundanal ruido, un lugar idílico de gran belleza donde el gigantesco mago-guerrero se retiraría felizmente a pasar el resto de sus días si tenía ocasión.

─Bonito, muy bonito. ¿Dónde creéis que encontraremos los problemas que hemos venido a buscar? ─espetó con su habitual crudeza rompiendo el silencio.

Después de tanto horror, la belleza del lugar lo dejó extasiado. El hecho de que probablemente fueran los primeros humanos en explorarlo lo hacía incluso más fascinante. Tenía las propiedades perfectas para instalar una Alianza tranquila: perdido en lo salvaje y con una fuerte aura mágica. Por un momento sintió que había vuelto a casa.

Una sensación que duró lo justo, tan pronto como el habitual encanto de Magnus entró en acción. Tenía razón, por supuesto. Lo idílico del paraje no podía apartar sus mentes de lo importante. Estaba allí para cumplir una misión y por eso era primordial que se centrasen.

─No acierto a imaginar desde dónde. ¿Quizás en la cascada? ─sugiere en un momento de brillantez─. Detrás de ella podría haber algún tipo de cueva.

La subida se me había hecho larga, muy larga, no estando acostumbrado a hacer tantos esfuerzos físicos. Aun así mantenía el ritmo con los demás, quizás impulsado por el miedo a quedarme solo y tener que enfrentarme sin ayuda a los lobos o cualquier otra cosa que habitase allí.
La imagen que se abrió ante nosotros al final era paradisiaca, creyese uno o no en esas cosas. Magnus fue el primero en romper la magia, siempre pragmático. Lo siguió Angelus con una idea que no se me antojaba nada descabellada.
- Bien es posible. No se me ocurre otro sitio mejor por el que empezar a buscar – comenté y esperé a que el grupo se animara para ponernos de nuevo en marcha tras el breve respiro.
>> Quizás la entrada de la cueva esté tapada con una gran piedra – añadí recordando fragmentos de mis visiones.

Observo el magnífico paisaje con una expresión algo nostálgica, pero asiento de inmediato a las palabras de Magnus, con esa idea también en mente. La idea de Angelus hace que asienta ligeramente, aunque añado:

- Pero debemos tener en cuenta todos los sitios, una roca tapando una cueva en una montaña podría pasar como parte de la misma. -añado, pensando si tendremos alguien tan hábil como para detectar el lugar.

Obviando el hecho de que están ahí para encontrar a algo que encierra bebés en cuevas, o no ya que nunca se sabe si las visiones son reales, se acerca al lago para observar el agua cristalina de la superficie. La magia brota y fluye por todo el lugar y hace que se sienta tranquila, a pesar del ataque de los lobos.

Se arrodilla junto a la orilla del lago y toca el agua.

Al tocar el agua un aura notas una sensación como electrica subiendote por el brazo, pero no dolorosa, mas bien placentera, como si te estuvieran raspando suavemente con un tenedor.

En seguida te das cuenta de que ese agua es una fuente de Vis.

─Cuanto antes empecemos, antes acabaremos ─comenzó el grandullón del grupo presto a echar a andar por la montaña en busca de posibles cuevas donde esconder un niño─ Pero tened en cuenta que esto es una montaña, haremos campamento y cuando empiece a anochecer debéis volver aquí. La gente se cae por las montañas y se muere si no ve dónde pisa. ─sentenció.

Aquel lugar, aparentemente limitado, tenía mucha más superficie a revisar de la que parecía a simple vista y Magnus ya se lo había imaginado. Acostumbrado a las montañas por su infancia como vascón, al menos era precavido y sabía que no debía arriesgar cuando no hacía falta. Si no localizaban la cueva, ya lo harían al día siguiente. Mejor intentarlo más tarde que no sobrevivir a la experiencia por querer intentarlo cuando no era buena idea.

- ¿Crees que es buena idea que nos separemos? – pregunté a Magnus con cierto temor en la voz, para después mirar a Angelus - ¿Tal vez deberíamos ir al menos en parejas? – sugerí – Aunque creo que sería mejor no separarnos. Alguno podría perderse…

Mientras se discutía mi propuesta me preparé para la labor. Sería mucho terreno a cubrir y mis habilidades en el bosque no eran tan buenas como me gustaría.

- ¡Espíritus del bosque! ¡Guiad mi camino y mi senda para encontrar el mal que aquí habita! – invoqué mientras realizaba gestos exagerados para ayudarme a concentrar la magia.

Noté como el hechizo surtió efecto y mi respiración se entrecortaba. Me senté unos breves minutos para recuperar el aliento antes de ponerme en marcha para buscar la cueva.  

Mientras hablan sobre la búsqueda, parezco pensativa y miro al cielo ligeramente. Sé de sobra que si voy a buscar por mí misma, lo más probable es que no solo no vuelva cuando anochezca, sino que me parta la crisma en algún sitio por eso mismo, porque sé que no lo dejaría a medias. Demostrada de sobra queda mi cabezonería en otras tantas cosas, que si no fuese por un tema tan crucial para mí no me habría salido del camino ni por asomo (ya bastante molestia es retrasar aunque sea un día mis estudios), pienso en que por desgracia esta es una de las situaciones en las que debería emplear estas malditas artes que poseo, porque no lograré nada sin ellas. Las ideas que se me ocurrían eran bastante complicadas, pero de repente pienso que necesariamente las criaturas de la zona han de conocer las cuevas de la región. Así pues, con esta idea en mente, busco a las aves que haya por las cercanías, posadas en los árboles. Solo necesito cruzar una mirada con una de ellas para conjurar una idea en su cabeza.

"Sería muy interesante posarse en la entrada de las cuevas de la zona."

Magnus parece tener experiencia en este tipo de terreno, así que Angelus asiente a sus indicaciones y se prepara para explorar el lago y las cascada.

─Creo que lo retrasaríamos más que ayudarlo ─dijo, poniéndose al lado de Alejandro─. Se moverá mejor si no estamos nosotros. Además ha probado que puede apañárselas solo. Respecto a los demás...

Echó un vistazo en derredor. El lugar era grande, pero a menos que alguien se metiera en el bosque deberían ser capaces de verse a simple vista. De todos modos mantendría un ojo en Mía y así se lo hizo saber a Alejandro.

─También estaré pendiente de Leonor. Por arisca que sea, si algo la sorprende quiero estar allí para ayudarla.

Era todo cuanto podía hacer. Las tierras salvajes le eran desconocidas y poco podía hallar por mucho que buscase. Viendo como los demás se las apañaban lo hizo sentirse mal, pero ahogo esos sentimientos y se concentró en trazar su hechizo. Al menos así sería el primero en saber si algo iba mal...

Deja de tocar el agua.

-Es una fuente de vis...

Sin duda, ese lugar es muy interesante y se pregunta qué trato se llegó a hacer en tiempos pasados con los lobos y cómo es que nadie había descubierto ese lugar. Mira alrededor y ve como los demás comienzan a buscar algo parecido al lugar que Alejandro vio en su visión. Pero no cree que haya nada... el Lobo lo sabría y no cree que haya mentido cuando dijo que no había nada ahí de lo que buscaban. 

Lo mejor sería esperar hasta el alba y tener todo el día para buscar.

La busqueda guiada tanto por Magnus como por Alejandro no parece tener mucho resultado, habeis buscado por los lugares un poco mas obvios guiandoos sobretodo por vuestro instinto, sin embargo no parecia dar resultado.

Mia parece preferir preguntar a los animales de la zona. La suerte esta de su parte y un halcón acude a su llamado, se posa en una rama mirando fijamente a la hechicera. Con un gañido levanta el vuelo nuevamente dirigiendose hacia un lugar concreto.

Os guia a 3 cuevas distintas, pero mas bien pequeñas hasta que finalmente se posa en un risco recubierto de vegetación, gañe nuevamente y alza el vuelo ya de manera apresurada marchandose.

No habiendo obtenido resultado alguno seguir al opción parece lo más razonable, las estrellas nos salven... Mientras medito en las palabras de Leonor sobre la fuente de vis y lo relacionado con este lugar.