Partida Rol por web

Intento respirar con tranquilidad y me abanico para darme un poco de aire.

¡Maldición! ... fíjate que intenté evitar el combate por todos los medios posibles... ahora no tenemos nada

- Bueno.. esto es un poco indecoroso - digo avanzando hacia la salida mientras intento no mancharme con nada - ¿Cual es el siguiente paso?

Lo lógico sería salir tras ellos........ ¡Ya claro! correr yo..

Miro a los hombres que me acompañan.

¡Lastima... esperaba más de ellos!

Con todos los oponentes muertos o huídos, el combate había terminado. Jin había salido del mismo con una herida que tardaría unos días en curar, pero que por lo demás no le había supuesto nada. Con dos muertos y un gravemente herido a sus espaldas, el Kakita se sentía satisfecho del resultado de su primer enfrentamiento en la ciudad. Sabía que sus compañeros no habían quitado ojo a sus acciones. De esta manera, los Escorpiones se andarían con cuidado antes de hacerle frente. Los Grulla, por su parte, le verían como un aliado poderoso en el que apoyarse.

Jin levanta la cabeza, buscando con sus ojos a Midori, asegurándose de que la hermosa dama estuviese segura. No parecía haber sufrido daño alguno. Haku, su compañero Daidoji, parecía estar también en buenas condiciones. El duelista les manda una sonrisa a ambos, como tranquilizando el ambiente tras el intercambio de ataques.

Su katana es limpiada con un suave movimiento de muñeca que la libra de toda sangre que en ella se pudiese haber depositado y la enfunda en su saya. Jin arregla su ropa que había quedado un poco arrugada por los movimientos gráciles pero veloces de sus ataques. El feo corte no podría arreglarlo por el momento. Maldita escoria, me ha estropeado mi magnífica ropa.

Mira a sus compañeros y a su alrededor, viendo el estropicio montado. Bueno, ¿y ahora qué hacemos caballeros y dama?

Limpie la sangre de mi katana antes de guardarla lentamente en la funda y cruzarme de brazos.

-"Debería de hablar quien había tomado la palabra en primer lugar...aunque bueno, esa misma persona causo todo esto...pero así son las cosas, aun hay una dama que necesita ser encontrada..."- comente mientras me apoyaba contra la pared. 

Okita enfundo su arma, molesto.

-El siguiente paso, es que volvere a decirle a Momiji-Sama que nuestro unico rastro se ha enfriado. Si no ubierais convertido esto en un festival sangriento de combate a muerte, podriamos haberlos interrogado de forma correctamente. Y antes de que querais discutir, no me interesa. Lo que deberia haber sido un simple intercambio de informacion, a acabado en una matanza de la que no podemos obtener nada. Si lo unico que sabeis hacer es blandir vuestras espadas y hablar de vuestro honor, no sois los mas adecuados para este tipo de misiones.

Tras eso, dejo la sala (y el edificio y lo que me dejen volver hacia atras.)

Nakato intentó cortarle el paso y agarrarle del brazo*:

- No sé tu, pero yo no los maté por honor, sino por respeto. Mis ancestros son Samurai, mi linaje desciende de aquellos que se arrodillaron ante Bayushi, y no permitiré que el hijo de un ratero escupa sobre su memoria al permitirles vivir tras tratarnos como basura. Soy un Samurai, lucho por el Clan Escorpión, que sirve a la Emperatriz, y aun cuando mi espada sea humilde, vale más que la vida de cien campesinos... Nuestro Kami, Bayushi, nos enseñó que un Samurai debía hacer lo que estuviese en su mano para servir al Emperador y al Clan, pero que para llamarnos Samurai debemos hacernos respetar. - Envainó su espada.- Y ahora, puedes comportarte como se espera de tí y dejar de fanfarronear, o explicarle a nuestro Señor de que no hemos sido capaces de colaborar. Yo por mi parte no voy a empañar mi reputación para con mi Señor de ese modo.

La disciplina samurai era maravillosa, la parsimonia de conversaciones y envainado de aceros una maravilla al tiempo que una luenga de fuego iba ascendía sin mucha dificultad por una pared de la casa con paso firme; la creciente hoguera da a la habitación una sesgada iluminación llena de alargadas sombras; alguna de las cuales se arrastran por el suelo buscando la puerta que se interna en la casa. Otra más agil, blandiendo un jo; apenas espera a que terminen de darse la vuelta Nakato y Okita para continuar su rastrera ofensiva.

Al menos tres cuerpos se , inmóviles,por el lado de la estancia dónde Jin, Okita, Nakato, y ahora Kyo rondaban.

Mantengo la posición defensiva, pegado a Midori. Me alegro de que no le haya pasado nada. Y estoy seguro de que los escorpión son perfectamente capaces de encargarse del hinin que todavía quiere combatir. Aunque es patético que se pongan a discutir así. ¿Cuestionar uno las acciones de otro abiertamente? Esa es la unidad de los escorpión. Con un poco de suerte se matarán entre ellos y dejarán de ser un estorbo para nuestra investigación.

Asiento silencioso ante la sonrisa de Jin. Supongo que demostrar que es hábil con la espada le hace sentirse útil. Ahora que la habitación va recuperando un poco de su luz, miró alrededor para asegurarme de que no hay más peligro para mi protegida.

Nakato se dió cuenta tarde de su error al dejar que un hinin intentase pillarle con la guardia baja. Por suerte el golpe no había sido certero, hacía falta un poco más de velocidad para dañar a un Bayushi. Desenvainó la espada y se puso a la defensiva, esperando el siguiente movimiento del hinin para dejarlo fuera de combate.

- Aqui tenemos al último gusano con una pizca de valor...

la situación en la casa es curiosa. En el centro de la estancia un hombre; el hinin de la pipa, ya sin ella, se arrastra hacia la otra habitación. Y otro hombre armado con un bastón corto da un par de pasos atrás con gesto conciliador al comprobar que es el único de los suyos allí.

Bueno ya ha acabado todo, que bien que nos entendamos...

A Todo ésto el hinin va desapareciendo en la habitación contigua dejando un rastro de sangre en el suelo. Nakato trata de retener a Okita para evitar que informe o quien sabe que otras razones. Los demás contemplais el estropicio, la carnicería; Midori rompe el silencio dando un par de toses con la garganta irritada; pese a la falta de movimienos Haku nota como su frente y cuello se ven perladas de sudor y su rostro se calienta como un día de verano.

La iluminación parcial de las lenguas de fuego inunda a todos de una silueta digna de una obra de teatro u otra narración...

-"Bueno, si ya esta todo arreglado lo mejor seria que se empezara con las preguntas, no es así? Yo iré afuera a ver que nadie mas intente irrumpir en este lugar..."- dije sacudiendo la espada para limpiar la sangre y enfundándola, saliendo fuera y acomodándome el cabello. 

El edificio va a quemarse. Deberíamos abandonar el lugar. Dice seco el Kakita y mira a sus compañeros indicándoles que den el primer paso.

Asiento a las palabras de Jin. Tiene toda la razón. Luego miro a Midori buscando su aprobación. Me paso la mano por la frente para asegurarme de que lo que noto es sudor y no sangre de una herida desapercibida.

No eneis problemas para salir de la casa con la puerta abierta además de sus ventanas. Una vez fuera el hinin echa a corre gritando. ¡¡Avisad a las patrullas, Fuego!!. Algún lugareño también parece haberse alertado y están saliendo a la calle curiosos. Una vez en la calle con algo de luz proveniente del firmamento comprobáis que el combate ha hecho poca mella, aunque dolorosa en vosotros.

Quietos, como estatuas confusas contempláis como el fuego asciende como una serpiente o un dragón; colándose entre las grietas y surgiéndo por el techo con virulencia y serenidad a partes iguales lanzando una lluvia de ascuas inocuas sobre los alrededores.

Pronto otros se unen a la visión cautivadora y terrible cuando una docena de hombres acuden con prisa portando cubos y palas. Son los Kanijin, los extiguidores de incendios y al instante se ecnueran combatiendo contra él, con otros ciudadanos como aliados. Apenas ha pasado el tiempo y ya hay un hervidero en las estrechas calles y el agua se baldea de lado a lado.

Es improbable que consiga salvarse la casa en la que comenzó todo, pero como si de samurais se trataran, no dejan de luchar pese a la segura derrota.

Jin observo como le detenian, y como su compañero de clan era atacado.

Sin embargo no le importaba ni iba a ayudarle, el no buscaba esta pelea. Sin embargo, se estaba pensando si dar la mision por perdida o no, cierto era que todo resultaba un fiasco... pero no era justo que una mujer secuestrada pagase por la ineptitud de los presentes.

Sin perder aun mas tiempo, se dirigio al exterior del edificio para evitar resultar sepultado cuando todo se derrumbase.

Situación: habeis salido de la casa que está en proceso de arder vigorosamente. La calle llena de gente curiosa,  gente que ayuda; y las aptrullas antiincendios trabajando. Caos, humo etcétera.

El Kakita mira a su alrededor, observando cómo todo se desarrolla, intentando no perder ningún detalle. Aunque lo suyo no es fijarse en los detalles, sus ojos, acostumbrados a mantenerse alerta parecen ver algo. Quizás no sea nada, después de todo.