Partida Rol por web

El el caos resultante Jin se abalanza a grandes trancos y de un golpe seco la carne, sangre y huesos del costado del ronin crujen esparciendo un chorro de fluído contra la pared. Apenas un instante posterior le lleva  a Okita para abalanzarse para coger el arma con la que embraza la espada y tratar de contenerlo.

Otros se mueven por la habitación cogiendo la espalda de ambos y pasando velozmente por la puerta(uno de ellos atraviesa la ventana de cabeza en su huida). Entonces de un salto para no tropezar con nada en el suelo Nakato ataca salvajemente sin darse cuenta que Jin y Okita casi han cubierto por completo al objetivo. El amplio corte de su espada casi decapita a Okita y cae con fuerza en la pared a centímetros de su objetivo.

Kyo se incorpora lo más rápido que puede sacando de su saya la espada preparado para defenderse, por suerte para él el hombre sentado a su lado no lo toma como objetivo con su cuchillo sino que prefiere trinchar al grulla Jin de costado. Las fichas del suelo resultan ser un asidero inseguro y el tajo se pierde en el aire a una milla del muslo.

Hakku se protege a sí mismo y a Midori descibriendo amplios círculos con la espada por si se le acercan. Tanto el dueño de la casa, como el otro ronin desenvainan amas y dan un pso atrás protegiendo su campos de maniobra.

El combate se estaba poniendo peor de lo esperado. Ahora no era uno, sino dos los enemigos a los que se enfrentada Jin. Okita parecía haberse hecho con el arma del Ronin que parecía algo menos peligroso. Jin podría haber intentado otro corte al ronin, pero pondría a su compañero forzoso en peligro. Después de todo, Okita había demostrado ser el más honorable, o al menos había mantenido las formas, mejor que los demás, por lo que no merecía ser cortado por la mitad por Jin.

En ese caso, ¿qué opción quedaba? Sí, maldito, tú, sucio himin, ¿te atreves a atacar a un samurái? La ira de Jin se estaba manifestando sin control. Volvió a preparar a su katana para rebanar al himin traicionero.

Mientras la luz abandona aún más la estancia alguno de los hinin que persisten en el interior de la casa parecen estar a la espera de los acontecimientos.

El ronin borracho forcejeaba con sus fuerzas para desembarazarse de okita, pero la périda de sangre y la embriaguez no le permitía realizar movimientos coherentes. El resto de la habitación parecía en cierta calma por ahora aún cuando fuera había cierto jaleo y la visibilidad era practicamente nula. exc epción hecha del rincón dónde la lámpara empezaba a prender el suelo de estera.

Okita consigue mantener inmovilizado al ronin que se debate inutilmente por zafarse mientras a su lado Nakato se mantiene atento por si surje algún problema o se libera. Así mismo casi todo el mundo mira a un lado y otro en la oscuridad creciente intentando adivinar de dónde vendrá el peligro o la acción hostil. El ambiente se llena del grito de dolor de un hombre cuando de un único golpe Jin casi lo corta en dos. el hombre cae al suelo gimiendo y retorciéndose.

Midori intenta poner la zancadilla a unod e los hinin ue pasaba cerca suyo intentado a saber que. Éste sindarse cuenta simplemente salta atravesando la ventana en su escapada. la situación se halla tensa e inmóvl hasta que los hombre de afuera, manejando palos hacen acto de aparición como una jauría de perros guardianes.

- Perdón por mi torpeza - digo a mis acompañantes agitando el abanico - Sólo quería ayudar..

Miro a los hombres que entran y miro a Haku para asegurarme de que está cerca.

- Hombres - digo con autoridad - No cometamos errores de los que luego arrepentirnos, el honor es como una hoja blanca que si se mancha... no se puede borrar - digo intentando parar la pelea y que volvamos a las palabras - Estamos buscando a una compañera desaparecida.. todos tenemos que colaborar.

Midori quiere parar la pelea, intentará manipular e influir en aquellos que la escuchen.

Okita mantiene su presa, y alza la voz.

-¡Relajemonos! Ya ha avido suficiente baño de sangre por unas simples preguntas... ¡y que alguien apague ese fuego o ardera medio distrito!

El hinin sosteniendo firmemente la larga pipa se encaró con Haku sin embargo, no terminaba de decidirse en sus actos mientras la mujer grulla(y Okita) iba conminando a cesar las hostilidades.

El ronin parece retenido y el himin gravemente herido. Jin sabe que un himin no debiera de atreverse a levantarse en armas contra un samurái por lo que su destino estuvo sellado desde el momento en el que le atacó.

Dos cobardes habían levantado sus armas contra el grupo y el orden celestial reclamaba esas dos vidas inferiores.

Levantando su arma, Jin la deja caer sobre el himin que muere de otro terrible corte. Pocos sobrevivirían a dos ataques así y el himin no iba a ser una excepción.

Tras el corte, Jin, con un rápido movimiento, limpia su katana con un gesto de su muñeca y la enfunda en su saya. Se gira y mira al Ronin, al cual dice con la ira centelleando en sus ojos: Tú, escoria. Detente. Aunque seas un sucio ronin, no dejas de ser un samurái, por tanto tu destino será mejor que el de este desgraciado. Dice en referencia al himin muerto. Vas a morir igual, pero al menos te permitiremos morir con honor. Para ello, deberás rendirte. Si no lo haces, atente a las consecuencias y muere como un perro.