Partida Rol por web

No sabía que leches era esa criatura, pero no quería quedarme y luchar contra ese ser, pero no me quedaba otra, huir era sinónimo de muerte, así que tenía que luchar pese a mi brazo, intento mover el cadáver, ya estaba acostumbrado a esta vista, pero sobre todo a causa de las aberraciones que eran los hombres bestias, "Vamos a mover esto y a matar lo que sea esa criatura"

El ser se abalanzaba sobre la tierna humana cuando, en un centelleo, una figura mucho más blindada se interpone entre él y su comida. El repentino cambio de situación hace que la criatura, al intentar frenar un poco su carga, resbale en el suelo manoteando inofensivamente em el aire hasta que topa con el escudo del asur, donde apoyando las piernas consigue incorporarse con una mueca de odio en su faz...

- ¡Aquí, bicho, aquí! - lo incitó el elfo, moviendo de nuevo su escudo para captar la atención de aquella cosa. Presta la espada, lanzó un tajo en diagonal que el ser esquivó sin muchos problemas, pero aunque el elfo quería golpear a aquella cosa y matarla, su principal objetivo era mantenerlo ocupado mientras el resto entraban para ayudarle a acabar con eso. 

Su escudo estaba preparado para detener el embite de aquel monstruo, mientras sus ojos recorrían la habitación buscando cualquier cosa que fuera útil, ya fuera una pista, una salida, una trampa...

Mientras el elfo hace frente a la criatura, ésta se lanza otra vez contra el escudo intentando arrancárselo del brazo y lanzando unas dentelladas por encima del borde de éste para desgarrar la cara de Fàrandar pero la sólida postura defensiva le permite aguantar el empuje de la bestia y, con esa frialdad suya, lanza una mirada más allá del ser para ver como de detrás de uno de los sarcófagos de piedra aparecen otros dos seres similares al primero que con un rugido se lanzan hacia vosotros.

Entretanto, Lenna, Burkhard y Ludeker apartan al pesado cadáver liberando la puerta lo cual está bien pues en caso de ser necesario, tienen una vía de escape clara.

- ¡Cuidado, se acercan otras dos de esas criaturas! ¡Atacad con todo a esta y acabemos con ella, necesitamos reducir su número! - advirtió el elfo - Intentaré detenerlas. - dijo con un tono funesto. Ya había tenido una experiencia previa muy reciente de tres contra uno, y a duras penas había salido con vida. 

Pero ahora no estaba solo, sus tres compañeros estaban con él, y eso cambiaba las cosas. 

Lanzó un golpe a la criatura y sin esperar a ver el resultado, gritó de nuevo - ¡Aquí, aquí malditas! ¡Probad el buen acero élfico! - tratando de llamar su atención. Y en ése momento empezó un baile mortal allí mismo, donde el elfo comenzó a moverse con una elegancia y gracia inconmensurables...pero sus jadeos eran demostración suficiente de que las fuerzas no le iban a durar mucho más, pues estaba sobreesforzándose para mantener a los monstruos a ralla, y eso le pasaría factura muy pronto en el estado actual en el que estaba. 

La hochlandesa se reincorporó rápidamente y ayudó al resto a apartar el cadáver y despejar la salida mientras el asur defendía la posición con su cuerpo. Aunque en un principio le pareciera una pérdida de tiempo al encontrarse todos ya en el interior de la estancia, al ver las nuevas criaturas aparecer pensó que no había sido del todo una mala idea.

¿Pero qué diantres son esas criaturas? Siempre había escuchado cuentos de viejas sobre seres que habitaban en los camposantos. Diablos sedientos de almas, espíritus que vagaban en busca de venganza, personas que se alzaban tiempo después de haber muerto... Nunca había ella visto algo así, aunque en muchas ocasiones sí había notado esos escalofríos que de alguna forma le suelen advertir de algo extraño.

De ser otro el que se encontrara en primera línea sopesaría la opción de salir por patas o pensar en otra forma de proceder para ayudar. Pero estando el caballero en peligro, su corazón no le permitiría hacer otra cosa. Con el pulso acelerado y suma premura, por tanto, Lenna embrazó su escudo y se situó a su costado.

—¡Fârandar! ¡Retrocedamos hasta la otra sala! En el marco de la puerta podremos contenerlos mejor —dijo con agitación, al tiempo que trataba de centrarse en la mas que próxima embestida.

Gherard convocó su magia mientras sostenía un pequeño dardo, un dardo mágico salió entonces de las manos del mago en dirección hacia la criatura que los atacaba.

Ante la llegada de más invitados a la fiesta los héroes se preparan para repeler la carga de los nuevos, cosa que hacen de maravilla, parando con el escudo, esquivando una garra en el último instante o interponiendo un arma entre sus fauces y sus propias carnes.

Mientras el elfo y la humana contienen a los tres seres en la primera línea, el hechicero aprovecha para lanzar un brillante proyectil de energía que impacta contra el primero de ellos mientras el cazador, horrorizado, contempla estupefacto la escena...

Gherard siguió utilizando los vientos de la magia para su beneficio, manipulándolos para conjurar su mejor conjuro de ataque contra sus adversarios más cercanos.

Tras detener a las criaturas, tocaba abatirlas, pero no las tenía todas consigo. La contienda parecía igualada, pero aquella no era una lucha justa. Ellos estaban cansados tras un largo día, el elfo tenía varias heridas y apenas se tenía en pie, por lo que la pelea no podía durar demasiado. - Burkhard, mueve el culo y ayúdanos, maldito. - gruñó el Asûr, blandiendo la espada hacia una de las criaturas. La espada trazó un corte en el rostro del mismo ser que el mago estaba atacando 

El primer envite había sido favorable, más que nada por el simple hecho de no haber sufrido ningún rasguño de esas infectas garras. 

Por los movimientos del asur, Lenna comprendió que éste prefería enfrentarlos en medio de la estancia en vez de recular hacia una posición más favorable. Supuso ella que para el caballero estas criaturas no suponían mayor reto y que se sentía con fuerzas y confianza para reducirlas al instante.

Así pues, la hochlandesa mantuvo la posición, tratando con mayor ahínco continuar ilesa.

El segundo virote del hechicero impacta sobre el primer ser en una pierna, destrozándola con una pequeña, brillante y potente explosión que arroja su cuerpo hacia atrás. Cae y se mantiene inerte, parece que ha sido neutralizada...

El cazador vuelve en si y con un rápido movimiento carga el arco y dispara pero su aún tembloroso pulso le hace errar el disparo.

El elfo y la de Hochland siguen haciendo de muro de contención parando aquí y golpeando allá consiguiendo que no se abalanzen estos decrépitos seres sobre el hechicero. El elfo consigue impactar de manera superficial a su oponente y la rubia consigue salvar el tipo parando un garrazo con su escudo que queda marcado con tres grietas longitudinales. Tiene pinta de que esas garras hacen daño de verdad...

La hochlandesa celebró en silencio la actuación del hechicero al ver caer a la primera criatura. 

Apretando los dientes la rubia lanzó otro hachazo, acertando de refilón en un hombro. Masculló decepcionada, pensando que debería hacerlo mucho mejor para abatir a estos engendros reanimados.

—¡Seguid así, que ya los tenemos! —bramó, casi más para animarse a sí misma que al resto.

El elfo lanzó otro golpe, apreciando como el aprendiz de hechicero usaba su magia para derribar a una de esas criaturas. - ¡Bien hecho! - le animó. Su golpe pasó cerca de otra de esas criaturas, pero sin tocarla, sus ataques no estaban siendo certeros porque atacaba a la defensiva, pero su función en esos momentos era entretener, bloquear los ataques para que el resto pudieran acabar con ellos. 

Giró sobre sí mismo, con un movimiento grácil y sencillo, esquivando otro de los ataques y levantando el escudo ante otra de las garras. - ¡No cejéis, Lenna tiene razón! ¡Presionad! - 

Los seres que habían acompañado a la criatura, no sabía que eran esa cosas, puede que criaturas del reino de Morr o tal vez algun ser de las profundidades, poco importaba, lo importante era que tenía que había que matarlas.

Gherard convocó otra vez su mejor conjuro el dardo mágico que emanaba de su mano esta vez enfocándolo contra el ser que estaba herido con la intención de darle una muerte inminente. Focalizó sus manos hacia el ser y convocó otra vez su conjuro de ataque, intentando que esta vez el tiro fuera mortal... 

Los relampagueantes dardos del hechicero hacen estallar el pecho de la criatura que enfrentaba al elfo, arrojándolo varios metros hacia atrás, donde queda tirado desprendiéndose una hilera de humo.

El otro ser, el único que queda, sigue cejado en arrancar pedazos del cuerpo de la de Hochland, pero Lenna esquiva los golpes con gracia felina manteniéndose alejada de las crueles garras. 

Fârandar acompañó con un movimiento de su espada el brusco movimiento del enemigo al ser impactado por el proyectil mágico del hechicero. No llegó a impactar al monstruo, pues este ya había sido abatido, pero era una especie de danza mortal, donde cualquier fallo daría con los huesos de uno de ellos en el suelo. 

Viendo que sólo quedaba un enemigo, el Asûr pasó al ataque. Con un cambio de postura, se lanzó encima del ser, blandiendo la espada como un rayo, con sendos molinillos que pasaron cercanos a la ingle, su verdadero objetivo, el primero apenas rozó al ser, pero el segundo golpe impactó de lleno, cortando músculos, arterias y todo lo que pilló por delante. 

Con un esfuerzo audible, levantó el escudo para protegerse del ataque de respuesta. 

Habiendo caído dos de las criaturas Lenna se sintió más cómoda. Más atrevida incluso, pues decidió dejar de lado la fina guardia que le estaba proporcionando el escudo hasta ahora. Aprovechando además la distracción proporcionada por el asur lanzó un tajo bien atinado sobre la cerviz del último ser, con el que esperaba terminar de hacerlo caer.