Partida Rol por web

Gherard miró a los demás algo sonrojado al ver que Farandar había dejado en entredicho sus palabras. Sabía que había algo especial entre el elfo y la humana, pero aún así Gherard desconfiaba de aquella mujer, y además no quería ir solo así que ocultar información para que el grupo fuera al unísono le pareció buena idea.

Mientras que Farandar comentaba todo lo que habían conseguido averiguar... Gherard miraba a la humana con una sonrisa de tonto y la cara sonrojada. Cuando propuso el elfo donde ir... Gherard contestó: - Sí, vamos, creo que puede ser muy interesante saber más sobre Linda.

Parecía que Fârandar había conocido las personas mas importantes de toda la ciudad, lo cual era información valiosa, pero lo que era claramente mas importante para mi es que va ha venir el hijo del Graf a la Wursfest, eso podría explicar los cultitas y hasta su cometido aquí, íbamos a tener una fiesta movidas, "Vamos a ver al borracho, puede que esa gente no tengan nada que ver con Linda pero si con su hermano, alguna deuda o cosa así, pero lo de Herr Schiller tiene buena pinta, hay que ir cuando tengamos un momento, unas monedas nunca vienen mal" le digo a mis compañeros, al menos ellos han tenido mas suerte que yo en la búsqueda, "Aunque si esta en el calabozo, no creo que Moritz sepa si quiera quien es y este todavía de resaca".

Dicho y hecho os dirigís a los calabozos de la ciudad donde os encontráis a Roth, el orondo carcelero que, al entrar, os saluda con alegría. Ooooooh, los héroes de los que todo el mundo habla... Un gusto que me visiten. Y os hace una pequeña reverencia aunque no sabéis si el entusiasmo es real o lleva un tono de guasa oculto por detrás. Por regla general no se permiten visitas. Sin excepciones. Pero he recibido órdenes de dejaros ver a Moritz. Seguídme.

Lo cierto es que el pequeño edificio no da más de sí. Tras la sala donde está el carcelero una puerta lleva a un pasillo con cuatro celdas compuestas por barrotes dejando ver completamente el interior de las mismas que poco tiene que ofrecer. Un banco de madera anclado a la pared, el suelo cubierto por una sucia capa de paja y un cántaro. La luz es tenue ya que unos pequeños ventanucos enrejados son la única fuente de luz.

Todas las celdas están vacías excepto una donde un bulto se encuentra tirado a un lado. Al acercaros os percatáis de que está maniatado y amordazado intentando soltarse sin éxito, forcejeando contra las ligaduras. Su estado es deplorable, tiene algunos cortes y chichones en la cara y todo indica que se ha hecho sus necesidades encima. Roth saca un manojo de llaves y os abre la puerta. Cuando lo encontró la guardia estaba vociferando y soltando espuma por la boca e hicieron falta cuatro hombres para reducirle. Tiene más fuerza de lo que parece... Y cuando lo trajeron aquí empezó a golpearse la cabeza con los barrotes y tuvimos que atarlo y amordazarlo y ahí sigue. Todo vuestro.

Y volviendo a colgar el manojo de llaves en su cinturón se apoya en los barrotes de la celda de enfrente y cruza sus fuertes y gruesos brazos a la altura del pecho. No parece tener intención de marcharse.

Fârandar imitó el saludo del guardia con una tenue, muy tenue, sonrisa en su rostro, lo suficiente para ser amable sin caer en el insulto, y siguió al orondo carcelero hasta su destino. 

Sin aparentar enterarse de la molestia de Lenna o de la sonrojez del aprendiz de hechicero, Fârandar explicó cuanto sus compañeros le preguntaron o quisieron profundizar, siempre con esa amplitud de gestos tan de su raza que mostraba, sobretodo en momentos de tranquilidad, como ese. Una vez todo bien desmenuzado, salieron hacia la cárcel. 

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El lugar apestaba a orines y otras inmundicias, y juraría haber visto una rata o dos pasar fugazmente y meterse en un diminuto agujero en la pared. El estado del hermano de Linda era deplorable, y sólo el entrecejo fruncido del elfo dio pistas de lo que pensaba sobre el trato "humano" que le estaban dispensando a un simple alborotador. - ¿Qué no le harán a un violador o un asesino? - pensó, asombrado por la crueldad de la raza humana. 

Contempló las ataduras y la mordaza mientras escuchaba la explicación que daba aquel gordo, y cuando acabó y se apoyó dando claras muestras de que no quería irse, el Asûr se agachó al lado de aquel pobre desgraciado, mirándole a los ojos, pero al hablar, se dirigió primero al carcelero, sin mirarle. - Carcelero, agradecemos sus esfuerzos, pero ya nos encargaremos nosotros de informar al Capitán, tal y cómo hemos acordado con él. El Capitán nos dio su palabra de que podríamos hablar en privado con Moritz. Quiero entender que no vais a hacer faltar a la palabra de vuestro Capitán, ¿correcto? Supongo que no sería de su agrado enterarse de que uno de sus hombres tiene en más alta estima su orgullo que la palabra de honor de su Capitán. ¿Me equivoco? - dijo, sin alzar la voz para nada, más bien en voz queda, una voz que hace que la gente preste más atención que un grito, e imprimiendo a ciertas de sus palabras de un tono especial, mezcla entre inquisitivo e irónico. 

Ya fuera la respuesta positiva, y se fuera con viento fresco dándoles un poco de intimidad, o negativa, y quedándose a escuchar, el elfo esperó unos segundos, durante los cuales no quitaba el ojo a Moritz, y luego le susurró - Moritz, escucha lo que tenemos que decirte, por tu bien y el de tu familia. Tu hermana está en peligro mortal y sólo nosotros nos estamos preocupando de intentar ayudarla. Aquí mi amigo Gherard está muy unido sentimentalmente a ella, y realmente es una muchacha encantadora, por lo que estábamos empezando a crear una amistad común, entre nosotros y ella. Si en algo la aprecias, y espero que así sea, te comportarás y nos darás toda la información que te sea posible. A cambio, si nos cuentas toda la verdad de todo lo que te ha pasado últimamente y lo que sepas o puedas saber acerca de ella, intentaremos convencer al Capitán para que te suelte. - 

No quería comprometerse a nada más hasta tener más información. 

- Voy a quitarte la mordaza, no grites por favor, habla con mesura. Cuéntanos si te ha pasado algo extraño últimamente, qué vociferabas, porqué estabas en el cementerio y si tienes alguna información que nos pueda dirigir a tu hermana. Mis compañeros y yo iremos haciéndote preguntas según veamos. Si estás conforme, asiente una vez. - el elfo esperó el asentimiento y bajó la mordaza con cuidado. 

Los calabozos no tenían nada de especial, pero aun así, eran muy asquerosos, otra cosa que me gustaba de la vida fuera de las ciudades es que los castigos eran instantáneos, y prefería eso a pudrirme sin libertad, hago un saludo al guardia y sigo a mis compañeros, el sitio era deplorable, mas incluso que la única persona, el hermano, le cual estaba mas atado de lo que convendría a un simple alcohólico "¿Pero no estaba aquí por estar borracho molestando a los muertos?" pregunto extrañado, pero al oír lo de la espuma por la boca, me asusto y dijo a Fârandar, que es el que mas se acerca, "Ten cuidado, creo que lo de la espuma puede ser rabia, no soy galeno, pero conozco ese síntoma" aunque mis conocimientos medicos no iban mas de los primeros auxilios, aquello no me daba buena espina.

El carcelero hace un mohín al escuchar las palabras del asur y tras unos instantes de indecisión se encoje de hombros y se dirige a la puerta. Como queráis, pero a partir de aquí todo lo que le pase es responsabilidad vuestra... Hace un ademán con la mano a modo de despedida y se va, aunque sabéis que está al alcance de un grito en la sala de al lado.

Según Fârandar se acerca a Moritz y comienza a susurrarle al oído los movimientos para intentar liberarse se hacen más frenéticos y se le hace difícil si entre ellos hay o no un gesto de asentimiento. A eso sumada la advertencia del cazador, el elfo retira la mordaza con cuidado, asegurándose que sus propios dedos se mantienen alejados de la boca del humano, el cual comienza a chillar histérico y a intentar golpearse la cabeza contra el suelo...

¡¡¡LA COSA!!! ¡¡¡LA COSA DEL PANTEÓN!!! !!!AAAAAAAAAAAAH¡¡¡ !!!AAAAAAHHHHAHAHAHAHAAAAAAAA!!!

Y empieza a echar espuma por la boca a la vez que se queda inconsciente y una brecha que ya tenía en la frente comienza a sangrar debido a los golpes sobre la misma zona tumefacta. No parece que esto tenga que ver con su afición a la bebida...

Viendo al elfo envalentonado y con ganas de llevar la iniciativa, la fémina había quedado en segundo plano, observando. Primero al rudo carcelero, y luego al prisionero. Si ya estaba asqueada por el estado de Moritz y de su jaula, el comentario del cazador no hizo más que disuadirla de acceder a la celda.

—¿P-pero qué hacéis? —dijo en un primer momento al escuchar los gritos del tipo—. ¡Agarradlo, no dejéis que se ahogue!

Desde luego no tenía pinta de que fueran a poder sacar algo del hermano de Linda. Y esos gritos no parecían tener ningún sentido.

Se ve a la legua que aquello era mala idea, pero al ver como grita y se intenta suicidar dando golpes, por lo que me meto para agarrarlo, alejando mi cabeza de la espuma que sale por su boca, "Vamos quédate quieto, solo queremos hablar" le digo, como si fuera un ser racional, pero la verdad que no se iba a sacar nada, "¿me ayudáis a evitar que se mate?" le pregunto a mis compañeros, ya luego intentaría hacer caso a las palabras que salían con la espuma.

- Creo que está muy mal, este hombre no debería de estar aquí si no en otro sitio. La cabeza la tiene ida y creo que ya ha sufrido bastante, no creo que saquemos nada en claro. Argumentó viendo que poco se podía hacer con aquel hombre de ahora tan poca cordura.

El elfo se sorprendió por la reacción del humano, y ayudó a Burkhard a que no se hiciera daño. Asintió al escuchar a sus compañeros, y como parecía claro que no le iban a sacar nada útil, le amordazó de nuevo. - Si no vas a estar tranquilo no nos queda más remedio que dejarte como estabas. ¡Queremos ayudarte, maldita sea! - dijo exasperado. 

- ¿Creéis que una hermana de Shallya le podrá ayudar? Parece aterrorizado por algo. - preguntó al resto. No estaba demasiado informado sobre lo que las monjas podían hacer, pero había escuchado que podían restañar tanto las heridas de la mente como las del cuerpo. 

Quizá valiera la pena probar. 

- De todas formas, mi pueblo tiene un dicho "Los niños inocentes, los locos y los ebrios dicen la verdad". Además, tras lo que nos ha ocurrido, no se me ocurre lugar mejor para esconder actos caóticos que el Panteón. Creo que hay algo en el cementerio, aunque no sea lo que este pobre desgraciado crea haber visto. - 

Gherard ante el comentario de su compañero elfo asintió sorprendido. - Muy buena idea Farandar ni yo le hubiera buscado una solución mejor. Como dije antes este hombre no es para que esté aquí. Y ahora que lo dices es un buen lugar para buscarle reposo. Aunque creo que necesitará mucho tiempo para curarse, si se cura. Pero haremos una buena obra por este hombre. Está así por algo que ha visto, algo que le ha trastornado hasta el extremo. Pero no es un criminal ni tampoco creo que un alborotador. Lo que hizo lo hizo debido al estado en el que se encuentra. No creo que ahora sea dueño de sus propios actos, por eso es mejor que esté maniatado y amordazado hasta que esté allí.

¿¿¿Todo bien??? Ni os habíais percatado de que el carcelero al oír los gritos había vuelto a entrar y para cuando os giráis hacia él, Lenna Y Ludeker al lado del fardo humano y el elfo y el cazador echados sobre él intentando inmovilizarlo, veis una leve sonrisa en su rostro. Ya os dije que habíamos tenido que atarlo y amordazarlo... Ahora me creéis hehehe.

Hace un ademán con la mano para espantar el mal fario. No se lo que le pasaría en el cementerio pero eso no lo hace el alcohol, no señor. Se encoje de hombros. Bueno, parece que lo tienen controlado los señores, así que les dejo solos. Por cierto, recuerden, lo que le pase al prisionero mientras estén a solas con él, es su total y absoluta responsabilidad.

Y sin más os deja solos en los calabozos cerrando tras de si.

La fémina se viró, disimulando su desagrado, a observar al carcelero mientras éste comentaba sobre lo sucedido con cierta sorna.

—No me malinterpretéis, pero según nuestras fuentes no es la primera vez que armaba escándalo en el cementerio. Quiero decir, es posible que haya algo oscuro rondando el lugar, y es posible que este tipo necesite ayuda... —dijo Lenna, tratando de poner en orden su mente antes de continuar—. Pero nuestra prioridad ahora mismo es encontrar a Linda, ¿no? Podemos informar al capitán y que haga lo que considere, y luego seguir nuestra búsqueda. De este... Moritz, no se puede sacar nada más. Al menos no ahora mismo. Las hermanas de Shallya no hacen milagros. Si no es esto causa de la borrachera, necesitará mucho tiempo para curarse. Por otro lado, ¿pensáis realmente que en el camposanto encontraremos alguna pista sobre el paradero de Linda? —terminó diciendo, con muchas dudas sobre el siguiente paso a dar.

El elfo negó con la cabeza viendo que el humano, lejos de tranquilizarse, parecía más excitado aún si cabe, teniendo que sujetarlo entre dos para evitar que se hiciera daño a sí mismo. Con sus gritos y balbuceos no les estaba diciendo nada coherente. Con tristeza, le puso de nuevo la mordaza y se aseguró que estuviera bien atado de pies y manos. Miró de refilón al carcelero, con desagrado en sus ojos, pero lo ignoró, porque aunque no le gustara, aquel gordo cabrón tenía razón. Aquel hombre estaba mal, algo le había dejado en ese estado y no les sería de ayuda. Sosteniendo aún al humano, susurró a sus compañeros - No sabemos nada, pero ya sea Ladrielle la que nos ha puesto sobre la pista de un alma querida para nosotros perdida, o Morai-Heg que haya visto el futuro y nos haya dirigido en el buen camino por alguna de sus oscuras razones, o incluso que la radiante Lileath nos haya tocado con su suerte...tenemos nada más y nada menos que dos pistas. Una, la carta, el Baron R. y todo lo que conlleva. Dos, algo extraño en el cementerio. Tenemos que decidir hacia dónde queremos orientar nuestros pasos. Sigo convencido que había un cuarto asaltante que se escapó. La duda más grande es ¿se llevó a la chica, o por el contrario esta consiguió escapar? Eso es lo que tenemos que adivinar o deducir de alguna forma. La respuesta nos llevará hacia un lado o hacia el otro. Si nos equivocamos, ella estará muerta. - sentenció. 

Buscó algo con lo que amortiguar la cabeza del hombre y llamó al carcelero. - ¡Carcelero! Creo que nos vamos de aquí ya. - mientras el hombre daba media vuelta y volvía, se apresuró a susurrar a Lena y al resto. - Salgamos de aquí y decidamos nuestro próximo paso, Moritz no nos va a servir de ayuda, pobre Linda. - Le dedicó una última mirada al humano y luego se dirigió al carcelero. - Este hombre no está sano de mente, y poco puede ayudarnos. Intentaremos enviarle una hermana de Shallya a que le trate, si tenéis amor a la madre, le dejaréis entrar y tratar de ayudar a este enfermo. Ojo, que los Dioses pueden ser muy vengativos si creen que una de sus ovejas se está descarriando. ¿Qué podría pensar la madre si una de sus hijas es rechazada? Ahhh...nada bueno. -  

Gherard acompañó al grupo hacia fuera... una vez fuera de allí agradeciendo respirar otra vez el aire sano y no nocivo de dentro de la cárcel... Pensó en el próximo paso: - El tabernero conocía a Linda, ella cantaba todas las noches en su bar, además fue contratada por él. Creo que mi próximo paso será más cerca... preguntar al tabernero todo lo que pueda decirme de la muchacha. ¿Qué os parece?

El carcelero asiente ante las palabras del elfo... No se preocupen vuesas mercedes que no somos salvajes sin corazón, el capitán ya está al tanto y ya mandó recado a las buenas hermanas de Shallya. Hoy mismo o mañana a lo más tardar seguro que ya pasan a por ese pobre desgraciado pues tienen un sanatorio no muy lejos de aquí en las montañas donde se encargan de curar a personas con problemas de la mollera.

Tras ello salís a la calle a decidir vuestros siguientes movimientos. El elfo indica dos grandes pistas, la carta con el nombre de baronet R. y el cementerio. Herr Ludeker añade una tercera, ofreciéndose el hechicero a sacar información del posadero, herr Taunenbaum...

Gherard una vez fuera se despidió por un momento de Farandar y Lenna comentándoles que iría a la posada, y que podían si querían después ir ellos a la posada como punto de encuentro de lo averiguado.

Dicho esto el aprendiz se alejó por las calles de la ciudad en dirección a la taberna, siempre guardando sus ahorrillos y teniendo cuidado de no meterse por callejones desolados.

Escucho las opciones, una vez que dice que va ha darle el problema a las hermanas de Shallya, pero ahora que había que elegir nuestros siguientes pasos, "Creo que lo primero es buscar al baronet R., puede que si sabe que esta en peligro haya ido buscando protección" le digo a mis compañeros.

Fârandar asintió al escuchar las opiniones y decisiones de sus compañeros, y tras una ligera inclinación de cabeza hacia Maese Ludeker, se dirigió junto con Lenna y Burkhard a visitar al noble que el Capitán de la Guardia les había recomendado. 

- A la mansión del graf Herbart, supongo. - dijo con una semi-sonrisa, admirando a Lenna de arriba a abajo. Aquella mujer empezaba a tenerlo bien atrapado en el hechizo de su hermosura, joventud y ardor. 

—Confío en que si descubre algo sea prudente y no se aventure a ir sólo a según qué lugar, herr Ludeker —le dijo Lenna antes de separarse con semblante severo.

Escuchó con interés los comentarios de los otros, aunque nada nuevo pudo alcanzar. Se encontraban en un punto algo estanco de la investigación, y eso podía llegar a desmoralizar.

—No perdamos mas tiempo. A la mansión del graf Herbart —respondió al elfo, asintiendo con otra media sonrisa algo menos luminosa que la de su pareja.

No terminaba de encontrarse a gusto con lo que estaba sucediendo. Y aunque quisiera llegar al fondo del asunto, lo que mas le preocupaba en estos momentos era ciertamente el estado físico del apuesto soldado asur.