Partida Rol por web

Penrod se apoyó sobre el quicio de la ventana y miró a Kellen con un evidente gesto relajado. No paraba de juguetear con algo en las manos.

—De ese día nada más —dijo encogiéndose de hombros—. Lo siguiente que recuerdo es levantarme a varios kilómetros del lugar con un terrible dolor de cabeza; en medio de la nada.

Se rascó el mentón forzando su memoria y pronto volvió a hablar.

—Sea como fuere, volví al lugar pero ya había sido ocupado y clausurado. Me habían dado por muerto.

Tras las últimas afirmaciones de Penrod, rápidamente se me ocurrieron dos preguntas.

Puede que, después de todo, seamos capaces de llegar a algún sitio...

Le importaría decirnos, exactamente, de qué lugar habla?-Mientras pregunto miro fijamente a Penrod, esperando que no se anduviese con rodeos- Y, por otro lado, si no recuerda nada de aquel día, ¿Qué hace aquí escondido desde entonces, como si estuviera huyendo o tuviese miedo de algo?

De nuevo Ilse parece tomar la iniciativa y yo se lo permito sin objeción alguna. Espero pacientemente a la respuesta de Penrod sin apartar mis ojos de sus manos tratando de mirar que es aquello con lo que juega constantemente, aunque supongo que será el mando con el que podría hacernos volar a todos.

—Continúo con mi investigación. Y este lugar... es todo lo que puedo permitirme —dijo relajado.

Durante unos segundos se rascó en mentón y nuevamente volvió a dirigirse a Ilse.

—No me escondo pero entienda que este lugar es peligroso. Me dieron por muerto y eso me deja mucho tiempo para mi investigación; me gusta que eso sea así. Por eso prefiero permanecer en el anonimato. Clausuraron en Bunker, como ellos lo llamaban, no se puede entrar allí así que aquí estoy bien.

-¿Qué investigación?-pregunto manteneindo completamente la calma.

Penrod parece extrañamente tranquilo y parece no poner resistencia, pero mi instinto y mis años de experiencia me incitan a que no confíe excesivamente en él.

—Física, caballero —dijo mientras desaparecía del hueco de la ventana.

Un instante después se oyó el golpe de un objeto sobre el suelo y seguidamente Penrod apareció en la puerta de la habitación bajando la escalera hacia donde estaban los investigadores.

—Yo trabajaba en el Bunker como físico y eso es lo que hago todavía. Reconozco que trabajar fuera de la opresión de los caciques me está viendo muy bien, por fin estoy avanzando en mis estudios. Supongo que no le interesará que le cuente la interpretación cuántica de la ecuación de ondas según Erwin Schrödinger, ¿verdad? Porque precisamente eso es lo que estaba estudiando antes de su interrupción; ¿cómo afecta el valor tiempo en la formulación de Dirac sobre el espacio de Hilbert?

Continuó avanzando rascándose el mentón hasta estar en la misma planta de los investigadores. Levantó las manos abiertas descubriéndose.

—¿Todavía no creen que vaya a colaborar? Por favor, bajen la guardia. ¿No creerán que un pobre viejo va a acabar con un equipo especialista como el suyo, verdad? —dijo acabando la frase con una sonrisa burlona.

—¿Puedo ayudarles en algo más?

Así que ahí está el centro del problema...No hay tiempo que perder, a ver si atamos los cabos de una vez.

Veamos, realmente sí que nos interesa. -Afirmo mientras miro enigmaticamente al físico- Podría explicarnos que querían exactamente los caciques, como usted los llama, que investigase?

Penrod arrugó la cara, como si le costase encontrar una explicación a su investigación.

—Como explicárselo... querían que relacionara ciertos parámetros con cierto panfleto al que llamaban "profecía" —acabó diciendo encogiéndose de hombros—. Sinceramente, pagaban bien y me permitían seguir con mi investigación personal.

Por un momento, tengo que reprimir una sonrisa que trata de asomar a mi cara cuando Penrod habla acerca de algo llamado "La Profecía".

La verdad es que no tengo ni idea sobre lo que nos está hablando, pero cada vez debemos estar más cerca de lo que nos interesa.

Bien, señor Steindel, ahora sí que comenzamos a entendernos-le contesto con una sonrisa-y como puede ver, no son necesarias las amenazas y hostilidades. Veamos, ¿Puede contarnos algo más acerca de, como lo llama usted, ese panfleto?

—Ven, ha sido fácil. Solo hacía falta preguntar... y yo les respondo amablemente.

Penrod sonrió y miró de arriba abajo a la mujer.

—Realmente no. Sólo oía hablar de eso pero no prestaba atención. Soy un científico querida, no un vulgar creemelotodo.

Vaya, pensaba que podríamos sacar más jugo por ese lado, aunque parece que está siendo sincero, así que probaremos por otro lado. Si después Kellen quiere hacer más preguntas relacionadas con la Profecía, adelante.

Verá, tengo varias preguntas más. Puede que no recuerde nada de aquel día, pero al menos puede darnos alguna pista sobre ello.-Una vez más, miro a Penrod con extrañeza, ya que no es la primera vez en el día que me mira de manera peculiar-Por un lado, ¿Qué parámetros quería que estudiase?

Realmente, lo único que estoy haciendo es tirar un poco más, porque resulta evidente para cualquiera que no vamos a sacar nada más de ahí, así que cambio de tercio con una pregunta más.

Por otro lado, aunque su memoria le falle, ¿Tiene alguna explicación a porqué apareció a kilómetros del lugar donde investigaba y sin recordar nada?

Ilse parece decidida a tomar la iniciativa en el asunto y ponerle las cosas difíciles a Penrod y eso me llena de una enorme satisfacción.

Miro al hombre que permanece con una tranquilidad pasmosa y observo sus miradas a la chica. Me mantengo en silencio, pero preparado por si hace falta una reacción rápida.

Adrian asistía a la conversación como quien asiste a un partido de tenis. El viejo parecía decidido a colaborar y eso le agradaba. Cuantos menos tiros y peligros en una misión mejor. Finalmente se acercó a Kellen y en voz baja comentó una idea que acababa de pasarsele por la cabeza.

—Jefe, ya se que conviene vigilarse las espaldas y esas cosas. Pero ¿no llamará la atención que haya un tipo armado donde habitualmente no hay nadie?—preguntó refiriendose a Martin—sé que no soy la mente pensante aquí pero ¡joder! creo que será mejor que parezca que no hay nadie. Como siempre.

—Pues ahora que lo dice... creo que ocurrió algo, ¿un terremoto quizá? No se, algo sacudió la tierra y lo siguiente que recuerdo es encontrarme a varios kilómetros con la cabeza dolorida. Volví pero habían clausurado el lugar así que decidí aprovechar ese anonimato que me habían facilitado dándome por muerto.

Penrod se giró y se puso en camino hacia el sofá situado en la esquina, bajo el improvisado estudio.

—¿Quieren sentarse? —preguntó—. Les he respondido varias preguntas ya, ¿no creen que deberían responderme ustedes a la única que yo les he hecho? Les repito, ¿qué buscan? Noto cierto interés en los acontecimientos de aquel día. Cuantos más detallen me aporten acerca de lo que sea que estén buscando, mejor podré ayudarles. En serio, tengo el presentimiento que tenemos intereses comunes.

Miro a Adrian y le hago un gesto afirmativo a su idea indicándole con un leve gesto de cabeza que avisara al que se mantenía fuera.

-Ya se lo hemos dicho, Penrod, información. Queremos saber qué ocurrió ese día-afirmo sinceramente acercándome levemente al lugar donde se ha colocado Penrod-. Y no nos engañemos, que usted esté vivo después de tantos años levanta cierto interés.

Luego miro de nuevo a Ilse dejándola que continúe con su pequeño interrogatorio pues no lo está haciendo para nada mal.

Adrian se pasó la mano por la cabeza con exesperación y soltó un bufido que le hizo parecer un tigre enfadado. Aquella situación le tensaba.

—Jefe, ¿porqué no le llevamos a que le interroguen los de arriba?—sugirió—Al final vamos a tener que llevarlo, o hacer algo— dijo evitando la palabra ejecución—cuando le saquemos la información. Así que ¿porque no llevarselo directamente a ellos y que le pregunten lo que les de la gana.

Penrod sonrió fuertemente mientras miraba fijamente a Adrian.

—Pueden llevarme donde les plazca, si creen que eso va a ayudarles en algo. Les he respondido a cada pregunta que me han hecho; creo que estoy colaborando. ¿Qué más quieren que les diga? Ya ha visto como quedó el bunker. Lo han sellado. No es posible entrar. Quizá allí tengan la respuesta que buscan pero... bueno, ya lo habrán visto.

Las cosas no van del todo mal, pero tampoco bien ya que Penrod parece poner de su parte, pero no parecemos dar con las preguntas adecuadas, o simplemente él no sepa nada.

Miro a Adrian, ese chico siempre pecó de impetuoso y además de irresponsable.

-Adrian... ¿no ibas a buscar a tu compañero?-le digo con mi acostumbrado tono afable y tranquilo.

Miro a Ilse esperando que de su siguiente paso pues lo está haciendo rematadamente bien.

—Si, jefe...—respondió Adrian dirigiendose hacia la puerta y abriendola para hablar con Martin. EL chico estaba cansado, lo único que quería era un cama, un trago de vodka y un analgesico pra aliviar el dolor del brazo. Los problemas de ser el machaca es que siempre acababas con un par de magulladuras y una resaca espantosa

—Camarada, será mejor que entres. Ahí llamas mucho la atención si no ha habido antes nadie armado—

Ilse se acercó a Kellen sin apartar la vista de Penrod.

-Quizás deberíamos... llevarlo al lugar. Hay estudios que dicen que asi pueden recordar los que han olvidado las personas que sufren amnesia-dijo en voz baja sin que Penrod pudiera escucharla-si es que no nos miente...