Partida Rol por web

A Ratko se le erizó el pelo haciendo que perdiera su prácticamente perfecto peinado, a prueba de aventuras, carreras, incendios, inundaciones... Pero por lo visto ratos no... Se le acababan de encrespar... Y no quedaba bien, la verdad es que de estar Shany delante se hubiera molestado más, con ella delante le gustaba darlo todo y estar guapo... Se sorprendió a si mismo pensando en una cosa así teniendo en cuenta que se estaban jugando la vida.

Entonces pensó en el hijo que estaba por venir, intensificándose su deseo por volver a verla y conocer al bebé de ambos... ¿Sería niño o niña? Le daba igual con tal de que se pareciese a su madre... Pero para poder hacerlo primero tenían que salir de allí y terminar con la destrucción de Alleriah por parte de los dragones y eso hizo que su mente se agudizará y observase con atención ... 

- ¡Chicas... Los rayos tienen un intervalo de tres segundos... Derecha, izquierda... Luego centro, seguid ese orden!- indicó a Poli y Niella mientras esquivaba con soltura las descargas eléctricas.

Por un momento Niella bufó mentalmente. Parecía que Poli buscaba la muerte y eso la fastidiaba, dado la decisión que había tenido que tomar hacía unos minutos. Lo que para ella era tan importante, para la chamana. Casi... Los pensamientos de Niella se desvanecieron cuando sintió el vello de la nuca erizarse. Segundos después un rayo impactó a unos metros, golpeándola fuertemente. El olor a tormenta y carne quemada le asustó lo suficiente como para saltar, esquivando otro de los rayos.

—TE DIJE QUE TENÍAS QUE APRENDER A INVOCAR— exclamó mientras saltaba a un lado para esquivar con éxito otro rayo. La muchacha rodó por el suelo con agilidad, dejando accidentalmente uno de sus dobles en el camino... al que le impactó un rayo, haciéndolo explotar. Aquella tormenta, literal y metafórica no cesaba y cada golpe era más terrible que una puñalada. Niella miró a su alrededor. Temiendo lo peor y aunque quería reservarla para uno de sus amigos, la chica se puso la hemaflora en la boca, dispuesta a tragarla si no quedaba otra.

Milagrosamente, la muchacha llegó al lago y, desesperada miró a a su alrededor, buscando la salida.

Deseosa que le cayera un rayo para reunirse con sus hermanos chamanes, Poli dejó de correr para quedarse quieta en el último punto donde un rayo cayó... y en efecto, volvió a hacerlo. Sintió que le daba de lleno ¿uno? ¿dos? ¿tres? La corriente eléctrica entraba en su cuerpo, la carbonizaba y destruía, pero era tan feliz en ese momento que adoraba cada partícula de dolor.

El estruendo de los relámpagos llegaron a un punto que eran ensordecedores.

Niella y Ratko empezaron a correr, pero un mal augurio les hizo detenerse y mirar atrás.

Allí pudieron observar con horror, como su compañera chamana había abrazado (literalmente) a aquellos relámpagos que penetraron su cuerpo con súbita violencia.

A cada uno de ellos que entraba, una convulsión azotaba a Políxena, pero después hubo un segundo, y un tercero... e incluso un cuarto.

Sus compañeros no podían creer lo que veían, ya que el cuerpo carbonizado de su compañera de aventuras aún se mantenía en pie, aunque por poco tiempo. Lo que más extrañó fue su sonrisa ¿estaba esperando éste momento? el querer reunirse con aquellos con quien quería estar la motivó a que aquel cruel desenlace tuviese su punto de dulzura pero... ¿qué pasaría después? ¿qué había más allá?

Lo único que quedó en la tierra fue polvo, un polvo que se llevó el viento mientras el abatimiento ante la pérdida se hacía presa de los corazones de aquellos que iban a lamentar la pérdida de una compañera caída.

La guerra contra los dragones requería sacrificios... y aquel fue uno doloroso.

Ratko sonrió al llegar al final y aún más al ver a Niella a su lado, pero al volverse para ver a Poli el cuerpo se le descompuso.

- ¡POLIIIIIIIIIII!- gritó en un vano intento de hacer reaccionar a la chamana que sin saber por qué se había parado a ¿Abrazar los rayos? Pero ¿Por qué? una parte de él quiso ir a socorrerla e incluso dio un paso, pero la descarga de los rayos fue tan brutal que le hizo comprender que lo único que conseguirá sería acompañarla en la muerte, entonces se abrazó a Niella, sin saber si lo hacía para protegerla o para consolar el dolor que le produjo la perdida de la muchacha... El caso es que tiro de Niella hacia la salida con lágrimas en los ojos y un nudo en la garganta, Sin dejar de abrazar a la joven de cabellos rizados como si tuviera miedo a que al soltarla pudiera perderla también.

Al ver los rayos caer sobre su compañera, quien parecía estar invocándolos para que chocasen contra ella, Niella se quedó paralizada y horrorizada. El primer impulso fue ir a intentar sacarla de allí, pero las piernas no le respondían, por lo que solo pudo ver como su compañera se convertía en polvo, tal y como había estado buscando durante toda su aventura. Las rodillas flaquearon y el único motivo por el que no se dio de bruces contra el suelo fue por el abrazo de Ratko. La muchacha se abrazó a él  con fuerza, dejándolo resbalar las lágrimas por las mejillas. Se sentía muy culpable. Quizás si les hubiese la verdad sobre como había logrado escapar, Poli podría...

La muchacha miró el montón de polvo mientras que comenzaba a mezclarse con el aire y con los espíritus que la chamana puede que viese o puede que no pero que ahora definitivamente no veía. Los rayos seguían cayendo sin parar y la dibumae se sintió arrastrada por el demonio. Aquello le hizo comprender algo terrible. Si las cosas no cambiaban, Ratko no iba a perder a una compañera, sino a dos.

—Suéltame, Ratko. Suéltame...

La muchacha se debatía inutilmente. Era escurridiza, pero Ratko era más fuerte y estaba herida.

Las lágrimas de Niella no fueron las únicas que humedecieron la flamante armadura de Ratko, sólo que este ni siquiera fue consciente de ello... Un díabal no podía mostrar sentimientos porque no los tenía... O eso decían.

- Niella... Estate quieta, tu no estas bien- le dijo cuando se percató del estado de la muchacha- Voy a curarte, no te muevas... ¿Cómo te has hecho esto... Cómo saliste de la trampa de agua?- le dijo mientras se concentraba en ayudar a la dibumae- ¿Te encuentras mejor ahora? 

Tras ayudar a Niella, Ratko dejo estar a la muchacha y se dirigió hacia las cenizas de Poli en silencio, al revisarlas vio su piedra de transporte y sin pensarlo se agachó para cogerla y la guardó.

- Debemos examinar el lago...- indicó parco en palabras mientras se dirigía a echar un vistazo.

—¡¿No apartándome de los rayos a tiempo?!— exclamó sobresaltándose por el dolor cuando el diabal la tocó una de las quemaduras. Le parecía increíble aquella pregunta, habiendo visto lo que había visto. A pesar de todo, la muchacha aún intentaba escabullirse entre las manos del diabal, como un pez sacado de un río. Su segunda pregunta en cambio la hizo quedarse paralizada. ¿Cómo lo había sabido? Ella no había dicho nada al respecto ¡y no pensaba decírselo! Bastante habían pasado como para angustiarle más con ese tema. Especialmente ahora que podía solucionarlo sin que se diese cuenta... O eso pensaba.

La dibumae tragó saliva cuando vio a Ratko adentrarse de nuevo entre la tormenta para examinar los restos de Poli. El diabal no sabía lo que ella quería hacer, pero aún así se arriesgó para acercarse. Cuando volvió, la muchacha estaba aún sentada en el suelo. A pesar de los cuidados del diabal, no estaba del todo recuperada físicamente, pero no hacía nada por reparar sus propias heridas.

—No sé por donde entraba el agua ni nadé por ningún sitio.— explicó finalmente cuando el demonio pasó a su lado de vuelta.— Usé... usé el cristal para salir de ahí. Mogan dijo que podía llevarnos donde quisiéramos y que así podríamos volver a casa. Así que lo usé para volver a la sala central cuando comprendí que no podría salir de allí por otros medios. 

Niella no creyó necesario recordar a Ratko que aquel cristal tenía un solo uso y que por tanto, lo que había hecho al usarlo y elegir seguir acompañándolos significaba quedarse allí encerrada hasta que los dragones la encontrasen. Ahora sus bromas sobre aprender invocación cobraban sentido.

—No os lo conté porque no había solución— la muchacha se limpió las lágrimas y se levantó con dificultad— No quería esta solución... No quería...

El terror que había pasado desde que salió de la trampa de agua, pensando en cómo esconderse y sobrevivir en aquel entorno hasta que encontrase una salida se había convertido en dolor y de nuevo, las lágrimas afloraron en su rostro. Se sentía muy culpable por tener aquella escapatoria a costa de Poli. 

Ratko que había empezado a examinar el lago paró en seco y dirigió sus pasos hacia la dibuminae conforme ella iba hablando, cuando estuvo enfrente suyo se agachó para ponerse a su nivel, en otro momento se habría enfadado tremendamente con ella, pero lo último que necesitaba Niella era que Ratko le echara algo en cara 

- Niella... Las cosas nunca salen como lo planeamos, nadie quería que Poli muriera y yo no me perdonaría que tú te quedases aquí- le posó una mano sobre su hombro- Te necesito pequeña y sabes que Poli querría que te salvaras, esto es tuyo, hazlo por ella y por mí- le dijo mientras le daba la piedra de Polixema. Mientras se lo daba, le volvió a sostener la mano y la observó mejor- aún no te has recuperado del todo... Permíteme- le dijo mientras volvía a emplear su magia para sanarla

Al sentir la mano sobre su hombro, la muchacha sintió deseos de romper a llorar de nuevo, pero consiguió controlarlo y comenzó a recomponerse. Le dolía más poder usar esa piedra que haber tenido que usar la suya, pero en ninguna de las dos ocasiones había tenido más opción. Finalmente, cogió el diamante y lo miró con tristeza.

—A Poli le daría igual— dijo en un arrebato de sinceridad y es que desde que había emprendido aquel viaje, la chamana había manifestado siempre una atracción peculiar por la muerte y por morir. No era que se arriesgase demasiado para ayudarlos, era que parecía desearlo. Y estaba segura de que, desde su punto de vista, que ellos dos murieran era algo positivo. No era maldad, era una extraña visión del mundo. Una visión que no compartía. Tenía la obligación moral de sobrevivir —Pero a mí no...

Ratko volvió a intentar curarla, pero las heridas tan solo desaparecieron unos segundos antes de volver a abrirse. La muchacha le miró con tristeza y movió la cabeza. Era muy consciente de su debilidad física, y de que no podría aguantar mucho si se presentaba un combate, pero peor sería que, a las puertas de la salida, se desmayase por intentar coserse una herida.

—La magia tiene sus límites, Ratko... No te preocupes, de verdad... Revisemos el lago y si nada intenta comernos yo misma lo intentaré— la chica se frotó los ojos y miró al lago— Es raro que no haya aparecido el orbe. Esto no ha acabado...

Después de todo lo acontecido, tan solo quedaba algo que afrontar: el lago.

Os asomasteis para intentar discernir qué tenía de especial o qué era lo que el Santuario os iba a exigir. Fue entonces cuando una luz tenue comenzó a brillar cada vez con más intensidad bajo las profundidades de esas aguas.

A diferencia de otras veces, en esta ocasión parecía que el orbe necesitaba ser alcanzado, con lo cual solo significaba una cosa: alguien debería zambullirse y llegar hasta el orbe con la esperanza de que el contacto con él desencadenase la disipación de aquella sala y la obtención de la última "llave" del Santuario.

La pregunta era ¿quién sería?

Con cuidado, Niella se acercó al agua y la tocó con la mano, cerciorándose de que realmente era agua. No parecía haber nada en las cercanías, y aquello era bueno, pero no podía fiarse. Habían visto demasiadas cosas como para creer que no podía haber más peligros ocultos. Agachada, giró la cabeza hacia Ratko.

—Vigilaré que nada te haga daño— dijo sacando la daga. Niella se hubiese lanzado ella misma de cabeza por protegerlo, pero sabía que el diabal tendría más oportunidades. También sabía que quedarse a salvo era otra forma de protegerlo, aunque no dudaría ni un segundo en lanzarse detrás de él si no lo conseguía. La muchacha se esforzó por sonreír a pesar de las circunstancias.— Yo ya me di el chapuzón. Te toca.

Ratko examinó el agua junto a Niella antes de hacer nada, tenía mala experiencia con el elemento acuático en especial cuando era oscuro, sin embargo de momento sólo parecía tratarse de agua común.

- Sí, me toca. No te preocupes no creo que de momento seamos atacados por algo más, a priori no parece complicado.

Le dijo a la muchacha mientras se quitaba las botas y se zambullía en el agua, mientras buceaba se dió cuenta de que aquella charca era más profunda de lo que parecía, tendría que utilizar algo de su magia para poder contener el aliento y si todo iba bien no tardaría en coger el Orbe-.

El Diabal se lanzó sin dudarlo a las profundidades de aquel profundo y desconocido lago.

A medida que iba descendiendo comenzó a notar que la luz que le servía de guía, la del orbe, se iba tornando más lejana a medida que seguía haciendo un esfuerzo para alcanzarla.

Aquellas aguas tenían algo especial, no mostraban con exactitud la distancia real que había entre aquel que se había zambullido y el orbe, generando de por sí una mala gestión del oxígeno en condiciones normales.

Ratko, en cambio, contra todo pronóstico a pesar de las dificultad consiguió hacer alarde de una gran proeza buceando a gran velocidad y de forma óptima para alcanzar la posición del orbe aún con oxígeno en sus pulmones.

Cuando estuvo en frente de aquel artefacto no tuvo más que tocarlo para sentir como todo su poder "explotaba" en forma de luz por todo el lugar.

En un abrir y cerrar de ojos todos os visteis sentados en el suelo, en una inmensa sala gris piedra como solía caracterizar al santuario.

Apareció la característica luz que recorrió la sala ahora vacía, de manera automática, hasta atravesarla y llegar a la sala central. Era la 4ª y última vez que sucedía algo así, indicando que habías completado el último desafío. Por desgracia, se perdió a una compañera y aliada, Políxena, suceso que dejará una huella imborrable a los superviviente.

Ahora tan solo podíais regresar al centro, contemplar todos vuestros progresos y observar con curiosidad como el círculo rúnico que adornaba el centro de la sala ahora brillba con gran intensidad.

¿Se trataba de un portal? ¿un teletransportador? ¿una trampa? En un principio no notabais nada raro en ella, pero problablemente si os colocabais sobre las runas ocurriría algo... ¿sería el último paso para llegar a la fuente de poder del Santuario?

La armadura de Ratko era una maravilla... Pero tras el baño ¡Olía a perro mojado! En cuanto pudo realizó un hechizo para secarse y de paso poner algo de olor a lavanda para disimular... Y funcionó, menos mal.

- La charca tenía truco, pero se ve que después de tanto baño soy ya mitad pez... Bueno, veamos esas runas... No consigo descifrar nada... ¡Maldita sea! No me gusta tocar nada que posea magia sin saber para lo que sirve, puede tratarse de cualquier cosa, el problema es que está diseñado para ser activado una vez que te colocas encima de las runas... Puede ser tanto un portal, como una prueba más, pero no queda otro remedio. ¿Estás preparada?

Le dijo a Niella tendiéndole la mano para pisar las runas junto a la muchacha después de haber dado varias vueltas y realizado una serie de conjuros infructuosos.

—Al gremio no, desde luego —contestó sin hacer mucho caso a los infructuosos intentos del diabal por descubrir qué era ese círculo.  A Niella en cambio le daba igual, no creía que fuese un fuego destructor, sino la entrada al Santuario y no tenían más opciones que seguir aquello...  Mientras el mago seguía a lo suyo la muchacha comenzó a revisar sus heridas con paciencia. Pasase lo que pasase no quería ir debilitada al otro lado. Sabía que atenderse a sí misma en aquellas condiciones era peligroso, pero la magia de Ratko tenía que centrarse en otras cosas y desde luego, no era tan habilidoso como ella para los remedios no mágicos. Tratando de no quejarse a pesar del dolor, para no distraer a su compañero, sajó con la daga las ampollas causadas por el rayo y dejó salir todo el pus. Cuando Ratko le ofreció la mano, la chica estaba terminando de limpiarse. — ¿Por qué no? ¿Qué es lo peor que puede pasar?

La muchacha sonrió con tristeza. A Ratko no le iba a pasar nada. Se encargaría de ello.