Partida Rol por web

Tengo información.- Oteé por encima el interior, comprobando que era más grande de lo que parecía en un principio. Para mi suerte encontrarme a Ratko casi al entrar me ahorró posibles horas de búsqueda, aunque no me percaté de su disgusto. No era especialmente ducha en el comportamiento humano.- Demitrev era dueño de una tienda de Antigüedades, pero fue calcinada.- Caminé por los pasillos mientras le comentaba lo que había descubierto, mirando las bifurcaciones para encontrar el registro más cercano.- Según tengo entendido, ahora está reubicado en otro lado, pero el paradero es desconocido. Tal vez tengan algún dato en los registros de establecimientos.- Paré para girarme y, por primera vez desde que había llegado, mirarle.- ¿Has encontrado algo?

Ratko escuchó a Earendil con interés para tras la última pregunta que le formuló emitir un suave suspiro.

- Pues la verdad es que no... no he sido capaz de descubrir nada, demasiadas colas...- hubiera preferido no quedar como un idiota delante de la señora del agua pero la verdad es que no había sido capaz de recabar información y no por dedicación.

Había visto al demonio luchar contra cientos de enemigos, cayendo pulverizados entre sus manos y, ahora, una cola de un par de personas podían con él. No pude evitar sonreír ante la situación, colocándome en el puesto indicado para esperar la cola.

La paciencia es una virtud, demonio.- Había vivido tanto tiempo para apreciar la espera, al fin y al cabo nuestra existencia era más duradera que la humana.- Acompaña a Shany si es lo que deseas. Recordar el punto de encuentro cuando caiga el sol.

Tras esperar dos interminables horas, donde avanzar un par de pasos en la cola se convirtió casi en la sensación más maravillosa del mundo, llegó vuestro turno.

El mostrador era de madera, pero de la de calidad. Atendía un tipo con pinta de buena persona, con unos anteojos dorados que marcaban claramente su posición en la sociedad. Os atendió con una sonrisa pero no sin antes terminar de hacer algunas anotaciones en su gigantesco cuaderno.

- Muy buenas tardes ¿qué desea por parte del excelentísimo ayuntamiento de Ardan? - dijo casi de forma automática, como si dicha frase la hubiese repetido más de un millar de veces en el día.

- Recuerde que cualquier pregunta que solicite será anotada en el registro por motivos de control, órdenes directas del Reino de Frostan, espero que no les importe - sonrió y preparó la pluma.

El silencio se apoderó de la fila ya que ambos éramos espíritus silenciosos, intercambiando apenas un par de frases cortas en esas dos horas de espera. La cola avanzaba lentamente, entretenida con observar el resto de las personas que esperaban y las conversaciones que intercalaban entre todos, atenta por si escuchaba algo que realmente pudiera interesarme.

Un último paso antes de llegar al mostrador, pudiendo por fin mirar a los ojos al encargado y bajando hacia su cuaderno.

- Tienda de Antigüedades de Demitrev, cualquier tipo de registro a su nombre.

La paciencia es una virtud, demonio.

"Y un cuerno..." pensó Ratko asqueado por tener que volver a hacer cola, pero entre la idea de ir a buscar a Shany o permanecer con Earender, prefirió a la chica del agua, la guerrera le daba... respeto, aunque no sabía exactamente por qué.

Tras un escueto gruñido el demonio siguió a la lider del gremio indicándole como era el lugar, ni ella ni él eran demasiado habladores cosa que en el fondo agradeció para poder aliviar el dolor de cabeza que se le estaba empezando a formar, afortunadamente Earendil era mucho más paciente que él, por lo que consiguieron aguantar hasta que les llegó su turno.

Para no meter la pata, Ratko dejó que la dama hablara observando con atención al funcionario.

El hombre os miró detenidamente, para sus ojos erais una pareja la mar de interesante en comparación con el resto de ciudadanos que guardaban cola allí.

- Así que la tienda de antigüedades de Demitrev... - se quedó unos segundos pensando y acto seguido sacó un libro donde guardaba un registro.

- Imagino que te referirás a la nueva ¿verdad? la antigua tienda fue declarada siniestro total hace dos años tras un terrible incendio - después revisó entre líneas y líneas de información.

- Existe efectivamente una tienda situada en la zona norte de la ciudad, tras la iglesia. Parece un poco escondida pero tiene abierto el acceso al público. Sigue regentándola el mismo Sr. Demitrev - después cerró su cuaderno.

- Nombres y motivo de la petición por favor. Y acto seguido dejen pasar al siguiente - al parecer, si queríais salir de allí sin llamar la atención deberíais dejar algún dato a cambio: la ley es la ley.

El recepcionista nos observaba demasiado y, en cierta medida, entendía que nosotros dos fuéramos la novedad del momento si nos comparábamos con el resto de humanos. Éramos distintos, dispares y, aun así, atraíamos las miradas ya fuera por nuestro físico distintivo o el ambiente que creábamos al pasar. Nunca llegué a entender esa extraña fascinación que algunos tenían a lo misterioso pero, a mi favor, en ocasiones eso suponía más atención a mis palabras.

Esperé a que terminara de buscar en el amplio libro sin quitarle la mirada de sus oscuros ojos, como si quisiera captar algo más aparte de lo que estaba leyendo. Me hubiera gustado tener algo más que una localización, ya fuera el motivo del primer incendio o información sobre el dueño, pero por el momento teníamos lo suficiente para seguir avanzando.

Eärendil y Ratko.- Miré a mi compañero demoníaco cuando le mencioné, refiriéndome a que ese era su nombre.- Buscamos a Demitrev. Motivo laboral.- No vi necesario explicar todo el encargo, resumiendo lo justo y necesario sin mentir pero sin dar detalles sobre el contrato.

Esperaba que eso fuera suficiente, asintiendo cuando todo estuvo terminado y, si estaba conforme, apartarme de la fila para dejar paso al siguiente.

Shany se encontraba de brazos cruzados, apoyada en una columna y con rostro aburrido. El suelo bajo sus pies se mostraba deteriorado, como si hubiera estado golpeando con sus botas en él hasta formar un pequeño surco. Al ver llegar a sus compañeros lanzó un bufido y se les acercó.

-Tengo suerte de ser más alta que la mayoría, pero varios hombres se me acercaron con dinero en las manos- sonrió-. Pero se dieron cuenta que era mucha mujer para ellos y se marcharon sin decir nada- en realidad solo fue uno y solo le dedicó una mirada que casi le hizo orinarse. Luego tuvo la compañía de un perro sarnoso, por lo que se entretuvo arrojándole pedazos de pan hasta que el animal se fue al caer la noche-. Descubrí que nuestro contratador trabaja o tenía una tienda de antigüedades, donde siempre volaba un buitre sobre ella- miró hacia el cielo estrellado, casi esperando ver volar la figura siniestra de un buitre-. Lo curioso es que no sabía dónde estaba, pero recordaba lo del buitre.

Estaba por decir algo más, pero eso tenía que ver con todo lo que tardaron en volver, no quería sonar molesta o cansina. Lo dejó pasar pues sus compañeros eran cualquier cosa menos amistosos, le tocaba a ella aportarle algo de alegría destructiva a ese grupo.

Llegué junto con Rakto al punto de encuentro, controlando todo el rato el tiempo a base de mirar el cielo y la oscuridad que se iba tornando junto a nosotros. Me alegró ver que Shany había seguido las indicaciones, esperando tranquilamente a que todos estuviéramos reunido. Es bueno saber que cumple.

Escuché sus cortas vivencias con la tranquilidad y seriedad que me caracterizaba sin entender exactamente si estaba quedándose con nosotros. Asentí mientras me apoyaba en mi báculo, quitándome la capucha al no ser ya necesaria.

Demitrev tenía una primera tienda de antigüedades, pero fue arrasada por el fuego. Abrió otra, oculta al público, en la zona norte de la ciudad, tras una Iglesia.- Terminé de completar la información que teníamos, girándome para buscar algún indicio o indicación del camino a seguir.- Vamos.- Caminé unos pasos por delante pero, al avanzar unos pocos, miré a ambos.- Buen trabajo.

Ratko la verdad es que a pesar del éxito que habían obtenido no se sentía muy satisfecho consigo mismo, puesto que de no haber sido por Earendil no habría obtenido la información. No obstante y amparándose en su porte demoniaco de no tener la necesidad de hablar, ni expresar emociones, disimuló y se limitó a escuchar a sus compañeras diciéndose a sí mismo que debía esforzarse más si no quería quedar mal... al fin y al cabo y aunque en el futuro aquel pensamiento estuviera mal visto... ¡Él era el único macho del grupo! ¡Era obligatorio quedar bien antes las damas!

-Tengo suerte de ser más alta que la mayoría, pero varios hombres se me acercaron con dinero en las manos- sonrió-. Pero se dieron cuenta que era mucha mujer para ellos y se marcharon sin decir nada- 

Aquel comentario consiguió sacarle una media sonrisa y una mirada pícara al recorrer el cuerpecito serrano de Shaina, de manera inconsciente se preguntó cuanta verdad habría en esa afirmación y que sería interesante comprobarlo, pero aquello se quedaría convenientemente guardado en la mente del demonio.

Demitrev tenía una primera tienda de antigüedades, pero fue arrasada por el fuego. Abrió otra, oculta al público, en la zona norte de la ciudad, tras una Iglesia.- Terminé de completar la información que teníamos, girándome para buscar algún indicio o indicación del camino a seguir.- Vamos.- Caminé unos pasos por delante pero, al avanzar unos pocos, miré a ambos.- Buen trabajo.

Las palabras de al jefa lo sacaron de su ligero ensimismamiento sobre la guerrera.

- Vamos- repitió las palabras de Earendil poniéndose en camino.

Ahora el grupo disponía de la ubicación exacta de la tienda de Demitrev, ¿qué les deparará allí? ¿Porqué ha sido tan complicado dar con su paradero cuando se suponía que sería una tarea sencilla?

La ubicación era detrás de la Iglesia, un lugar calculadamente escondido ya que no colinda con las calles principales, pero poco importaba eso ya...

De un rápido vistazo comprobáis que el lugar no es más que una choza de madera, bastante deteriorada y no excesivamente grande. Realmente creéis que si allí vive alguien, no debe ser una persona de la alta burguesía.

En el momento que tocasteis la puerta comprobasteis que no estaba cerrada, solo encajada. Se abrió con un chirriar bastante poco sigiloso.

Pronunciasteis el nombre de aquel que sería vuestro contacto, esperando finalmente poder continuar con lo que sería vuestra misión. A los pocos segundos se escuchó una voz anciana, decrépita:

 - Pasad... oh sí... pasad... ¿por qué os quedáis fuera? Sois mis invitados... mis invitados más especiales -

El lugar era oscuro, no olía demasiado bien, pero tenía a su alrededor muchos trastos viejos cuyo potencial era totalmente desconocido. De repente, un anciano aparece. Iba vestido con un abrigo de plumas, bastante envejecido. Su apariencia era la de un hombre débil, pero su nariz aguileña le dotaba de personalidad...

 - Vaya... ahora que os veo de cerca... no puedo reparar en mi sorpresa... - dijo lentamente mientras se frotaba las manos.

- Mi nombre es Demitrev, un placer conoceros... miembros de "Los Olvidados" - acto seguido os invitó a que os pusieseis cómodos. Estaba claro que aquel hombre conocía al gremio, aunque no precisamente a sus integrantes.

- Ante todo perdonadme por obligaros a realizar esta prueba, la cual era evidente que ibais a superar... a fin de cuentas quería asegurarme que  vuestro prestigio era solo un rumor pero veo que no ha sido así, algo que me satisface enormemente - siguió hablando mientras os observaba.

- Vuestro gremio fue muy reconocido en el pasado... no fue difícil localizaros... sin embargo temía que la nota no os llegase - hizo una leve pausa. - Pero para mi era más cómodo mandar a un mensajero... -

- El trabajo que vengo a ofreceros, no todo el mundo se vez capaz de completarlo... - en cuestión de segundos desapareció, era como si quisiese buscar algo en la trastienda, dejándoos solos.

A Ratko tanto secretismo y tanta prueba antes de exponerle su encargo, no le gustaron. Las personas que examinaban a otras esperando encontrar lo que buscaban, nunca le habían gustado, una cosa era ser precabido y otra ponerlos a prueba, puesto que aquello significaba que la misión o bien era complicada o bien no era legal... y no es que aquel tema de la legalidad le quitase el sueño, puesto que había que tener en cuenta que Ratko era un demonio, sin embargo los trabajos limpios solían tener mejores beneficios y menores calentamientos de cabeza y Ratko se había vuelto perezoso. No obstante estudió el entorno lo máximo posible mientras aguardaba a que el pajarraco volviera a aparecer.

- El trabajo que vengo a ofreceros, no todo el mundo se vez capaz de completarlo... - en cuestión de segundos desapareció, era como si quisiese buscar algo en la trastienda, dejándoos solos.

- Eso nos lo han dicho con anterioridad en muchos trabajos realizados finalmente con éxito- respondió calmado, con cierta ironía, incapaz de contenerse.