Partida Rol por web

Caminaba con paso ¿seguro? Tal vez destilando demasiada tranquilidad teniendo en cuenta que notaba mis pies resbalarse por el terreno y mi cuerpo ceder a la inclinación, notando que mis pies estaban en el aire cuando se suponía que tenía que haber piedra. Pero fue el tacto cálido y el exceso roce de la desértica compañera la que me salvó de una evidente caída, cambiando la inexpresividad de mi rostro a cierta sorpresa por su rapidez.

Como acto reflejo pasé uno de los brazos en torno a Shany para sujetarme mejor, esperando que volviera a dejarme en tierra firme.

Gracias, me has salvado.- Emití una sonrisa flash, una que tenías que estar atenta para captarla y que se perdería en mi habitual inexpresión antes de que te diera tiempo a parpadear, aunque agradecía sinceramente su ayuda. Presta más atención.

Esta vez caminaba mirando al suelo en vez al frente, con tal de fijarme dónde terminaba el suelo y empezaba el vacío, marcando los pasos con los golpes del báculo.

Y Ratko incapaz de conservar el equilibrio ante el desnivel del terreno, cayó al suelo de culo en un sonoro PLOM, acompañado por un Ssssssshhh que fue el sonido de su dolorido trasero y toda su anatomía demoníaca junta desplazándose por el resbaladizo terreno hasta ir a parar por delante de sus compañeras. Al verse de tal guisa la piel del rostro del demonio, habitualmente pálida, se puso de color carmesí, mientras Ratko se levantaba como si le hubieran pinchado sus maltratadas posaderas y se sacudía el polvo de la ropa con toda la dignidad posible.

El grupo continuó caminando.

Todo era monótono ahora. Las verdes praderas se tornaban algo más áridas, pero lo que más llamó la atención a los miembros del gremio fue que en el suelo había cada vez más rocas... rocas que a medida que avanzaban eran más amplias, hasta que...

¿Un momento, esa roca tenía forma de pilar?

Avanzasteis varios metros más hasta que casi en la entrada de un bosque percibisteis que todos los alrededores estaban repletos de piedras que formaron parte en el pasado de estructuras.

¿Habíais llegado a las ruinas que os comentó Demitrev?

Me gustaba pasear por las praderas, perderme en la naturaleza recordándome a mi verdadero hogar, pasar la yema de los dedos por la gruesa madera de los árboles y recibir el cálido tacto del sol a través de las copas de los árboles, cerrando los ojos unos segundos para disfrutar del aire puro.

Habíamos dejado atrás la zona aparentemente peligrosa de acantilados aunque seguía pendiente de mis pasos, pasando incluso el báculo como si fuera un bastón de ciego a pocos centímetros por delante para tantear el suelo que iba a pisar. Por el sonido del golpeteo constante contra el suelo me di cuenta que estábamos cambiando el terreno, dejando de lado la calidez para cruzarnos con rocas duras.

Estamos cerca.- O eso pensaba. Podía ver el bosque frente nuestra, sobre todo el cúmulo de estructuras que lo componían pero, antes de internarme, paré en lo que parecía ser la entrada para otear los alrededores.

-¿Necesitas ayuda?- le preguntó a Ratko ladeando un poco el rostro, pareciendo hasta inocente en esa propuesta pero que, teniendo en cuenta que se refería al adolorido trasero del demonio, era totalmente amoral. Por alguna razón, esas pequeñas muestras de normalidad en sus compañeros le hicieron apreciarlos más, como si hubiera logrado penetrar la armadura emocional que ambos llevaban.

El cambio del terreno y el paisaje fue muy bien recibido por la Orumita, a quien le fascinaba el bosque. La primera vez que encontró uno, se internó despreocupada en él, saliendo cinco días después por el mismo lugar y totalmente desorientada. Desde ese momento les profesó un profundo respeto a esos mares verdosos y peligrosos. Por eso sus ojos recorrieron los alrededores con atención, incluso trepando en una de las rocas para poder ver mejor.

El demonio ya no sabía que era lo que le dolía más, si sus demoniacas posaderas o su maltrecho orgullo al verse por de aquella guisa delante de las dos damas... con aquella caída tan tonta, su dignidad y misterio habían quedado... pues eso, por los suelos. Lo que generó un malestar interno que tan sólo se fue aplacando con el cambio de escenario y...

¿Necesitas ayuda?

Aquel comentario... y algo en el tono y mirada de Shany le hizo pensar mal... deliciosamente mal, haciendo que sus dorados ojos brilllaran de un modo especial y una picarona sonrisa aflorara a su labios mostrando sin pudor sus colmillos, dejando relucir la verdadera naturaleza de Ratko.

- Quizás si que puedas... pero más adelante- había comprendido por completo el comentario de Shany y jugar con fuego era el deporte favorito del demonio.

Estamos cerca.

Intervino Earendil haciendo Ratko se fijara en el panorama, de los tres fue al que menos le impresionó las belleza del bosque, pero si que le llamó la atención la disposición de las piedras, las miró con detenimiento tratando de adivinar su primigenia estructura.

Todos os percatáis que hay un arbusto un poco extraño, sobresale junto a una roca de manera poco natural. Dicho sector de vegetación está superpuesto, cubriendo algo. No está enraizado a la tierra.

En cuanto uno de vosotros retira el arbusto se revela un agujero, un agujero de casi 2 metros de diámetro que da acceso a ¿una cueva subterránea? ¿o quizás otra cosa?

Analizasteis el fondo, el descenso es de un par de metros. Podríais bajar de manera segura pero para subir necesitaríais trabajar en equipo.

El grupo descendió tan rápido como pudo por aquel extraño agujero. No hizo falta mucho tiempo para saber que aquel lugar subterráneo escondía algo, lo notabais en el ambiente... una sensación mística acompañaba al lugar.

Pudisteis descender cómodamente por una pequeña rampa, las paredes no parecían abruptas como de roca natural, sino lisas y pulimentadas como si del interior de un palacio se tratase.

Finalmente llegasteis a una sala circular, donde dibujos de aves y plumas decoraban con pinturas antiguas aquel subterráneo complejo.

Del techo penetraban haces de luz de la superficie, aquello os aportaba la visibilidad necesaria para contemplar que de aquella sala se podía contemplar dos arcos, caminos que de manera separada llevarían a lo desconocido.

Esos colmillos blanquecinos le intrigaron muchísimo, como si Ratko fuera alguna especie de depredador, algo peligroso. Le gustaba eso. Lástima que sus siguientes palabras arruinaran el momento. No es que su avance le molestara, sino lo que conllevaba ese “más adelante”. Se acercó al demonio, bajando la voz.

-Supongo que estás acostumbrado a que las mujeres te sigan- los ojos de Shany eran afilados como navajas-. Las tomas cuando quieres y cómo quieres- sonrió. Esos dientes blancos y afilados podían no ser como los de Ratko, pero en ese rostro de marfil le daban un aspecto salvaje-. Pues yo tomo lo que quiero, cuando quiero, a quien quiero- cerró su mandíbula con un chasquido, muy cerca de la boca de Ratko. Le dio la espalda y caminó hacia un lado, con media sonrisa en los labios…

Encontraron la entrada a las ruinas que mencionó el viejo, Shany bajó primera con su espada en ristre y el cuerpo tenso, dispuesto a rebanar a cualquiera que osara atacarle. Esperaba resistencia, eso era seguro, solo que no podía imaginar que les esperaría dentro. Lo peor era esa sensación que cosquilleaba en su vientre, apenas perceptible, pero indicaba que allí había algo poderoso aguardando.

Había antorchas encendidas. Magia sin duda. Pero a primera vista nada que requiriera ser rajado de lado a lado. Miró a su compañeros con una sonrisa, los ojos brillantes de excitación y sosteniendo su espada con confianza.

-Nunca estuve bajo un bosque- no quería elevar la voz, pues podría haber monstruos pululando esas estancias. Le gustaba matar, pero también era lo suficientemente práctica para saber que a los temerarios se los entierra pronto.

La cosa parecía ponerse cada vez más interesante a cada paso que daban... tanto en lo referente a la misión, como en lo referente a Shany.

-Supongo que estás acostumbrado a que las mujeres te sigan- los ojos de Shany eran afilados como navajas-. Las tomas cuando quieres y cómo quieres- sonrió. Esos dientes blancos y afilados podían no ser como los de Ratko, pero en ese rostro de marfil le daban un aspecto salvaje-. Pues yo tomo lo que quiero, cuando quiero, a quien quiero- cerró su mandíbula con un chasquido, muy cerca de la boca de Ratko. Le dio la espalda y caminó hacia un lado, con media sonrisa en los labios…

La sonrisa lobuna de Ratko aumentó, era lógico que pensase de aquella manera, al fin y al cabo no se conocían, iba a haberlo dejado pasar pero no pudo evitar soltar un comentario antes de adentrarse en la tinieblas de la mazmorra que tenían que atravesar.

- Es una lástima que tengas ese concepto de mí... yo no tomo nada, simplemente me dejo tomar cuando quiero...

Tras aquella aclaración dejó que la dama fuese primero y bajó tras ella por delante de Earendil a quien le gustaba observar en silencio, era una lástima que la dama del agua fuese tan reservad, además por ser la lider le guardaba cierto respeto, por eso no jugaba con ella de la forma que lo hacía con Shany aunque eso no quería decir que pudiera echarle un ojo... o dos y aquel era el momento ideal para hacerlo sin ser detectado...

Una vez abajo se puso mucho más serio, de ahí en adelante debían tener cuidado.

- Siempre hay una primera vez...- susurró muy serio mirando hacia todos lados como si esperase que cualquier bicho se les manifestara

No os separéis, no sabemos si habrá trampas.- Esperé a que Shany se adelantara al ser la espada y fuerza bruta del grupo, quedándome en medio de la fila india que habíamos formado.

Bajé con cuidado las escaleras, subiéndome el largo del vestido para no tropezar con el, notando en mis pies descalzos la fría piedra que pisábamos. Miraba a un lado a otro pendiente de todos los caminos, indicándole con golpes de cabeza que avanzaran cada vez que se giraban a mirarme.

Mientras avanzaba por el pasillo escuchaba las palabras intercambiadas entre ambos, sin añadir nada al respecto. Me sorprendía la actitud del demonio teniendo en cuenta lo que había visto en la anterior misión, pero desconocía la relación que tendrían entre ellos. Mientras siguieran las normas impuestas, podrían hacer lo que quisieran.

Paré en el centro de la sala circular, contemplando el dibujo de las paredes y alzando el rostro para ver el resquicio de luz que entraba. Pensé que podía ser una posible salida aunque hubiera que escalar, quedándome mentalmente con esa sala antes de seguir avanzando.

Mientras avanzabais por el pasillo, escuchasteis rondar a tres criaturas de aspecto extraño. A simple vista parecían humanoides pero tenían el cuerpo repleto de una materia negra viscosa que estaba adherida a su cuerpo. La imagen era totalmente siniestra... ¡sus cuerpos estaban también deformados!

Esperaba enemigos. Estaba tan segura como que el sol saldría siempre por el mismo lugar en el horizonte y Ratko en verdad querría dejarse tomar. Pero esos seres eran muy raros, Shany les observaba arrugando el ceño e intentando dilucidar que eran o porque tenían esas cosas negras pegadas. Le habría gustado tener fuego… sin duda serviría para acabar con varios enemigos al mismo tiempo.

Como no conocía el poder, habilidad o características de los monstros, fue precavida. Se colocó de tal manera que sus compañeros estuvieran protegidos a sus espaldas y los monstruos solo pudieran venir de uno en uno por el pasillo. Afianzó las mierdas, tomando su espada con ambas manos, dejándola bien quieta en el aire. En su mente calculaba el espacio entre ella y el monstruo, para dejar caer su arma sobre él en cuanto esté al alcance justo.

-Veamos si sangras- murmuró justo cuando ya podía ver a todo color las asquerosas deformaciones de los enemigos. Era casi una forma de compasión acabar con su miseria.

El demonio observó como Shany eliminaba a uno de los engendros sin apenas despeinarse, mientras lo hacía estudió la técnica de la mujer... Ruda pero efectiva, haciendo valer su principal característica, la extraordinaria fuerza física que poseía... Un mal pensamiento cruzó su mente, pero no había tiempo para esas cosas. Así pues se adelantó unos pasos mientras pronunciaba una especie de cántico en una lengua ininteligible para sus dos compañeras al tiempo que alzaba su diestra. En la palma de la mano comenzó a arder de manera casi inmediata una llama azul cuyo crepitar se fue haciendo mayor, al ritmo del recital de Ratko cuya verdadera naturaleza, dejó al descubierto con el brillo de sus ojos y la expresión que mostraba su rostro, una amplia sonrisa do de destacaban sus afilados incisivos, un cambio que ocurría en él cada vez que imbocaba su poder.

Fue entonces cuando sin mediar palabra lanzó la bola de fuego contra la criatura más cercana, esperando que esta se consumiera en el fuego fatuo.

Los monstruos no tardaron en aparecer, haciendo que todos nos preparáramos para el combate. Eché un paso hacia atrás para cargar un ataque y dejarle el frente a la guerrera, comprobando de primera mano sus habilidades. Ya me había demostrado que podía lidiar con investigaciones, estar atenta al atento y ahora hacer trizas a un enemigo prácticamente con la mirada, cumpliendo con creces las altas expectativas que tenía.

Me fijé en que Ratko se encargaba de otro de ellos, preparándome también yo para entrar en acción con el último que quedaba.

Di vueltas al báculo entre mis manos, formando una especie de remolino, antes de golpear el suelo con el y hacer que un torrente de agua rodeara el deforme cuerpo.